Diablo para niños
El diablo es la forma en que se representa el mal en muchas culturas y religiones. Se le ve como una fuerza que busca causar problemas y destruir.
La idea del diablo ha evolucionado a lo largo de la historia, influenciada por la teología (el estudio de la religión), la mitología (historias antiguas), el arte y la literatura. En diferentes lugares y épocas, se le han dado muchos nombres, como Satanás, Lucifer, Belcebú o Mefistófeles. También se le ha representado de distintas maneras. Lo que significa "diablo" depende mucho de cada cultura.
Contenido
¿De dónde viene la palabra "diablo"?

La palabra "diablo" viene del latín Diabolus. Esta, a su vez, viene del griego diábolos, que significa "calumniador". La palabra griega diabállein significa "calumniar" y se forma de diá ("a través de") y bállein ("arrojar").
Algunos expertos creen que la palabra "diablo" podría venir de una palabra muy antigua, *deiwos, que significaba "celestial" o "brillante".
¿Cómo se usó en español?
La primera vez que la palabra diabolo apareció en español fue en el siglo X, en unas notas llamadas Glosas Emilianenses. En los siglos siguientes, durante la Edad Media, diabolo o diablo se usó más que su sinónimo "demonio".
Por ejemplo, el escritor Gonzalo de Berceo usaba "diablo" para referirse a un espíritu travieso o una divinidad menor. Él también contó la leyenda de Teófilo el Penitente, un clérigo que hizo un acuerdo con el diablo para conseguir un puesto importante. Sin embargo, la Virgen María intervino y recuperó el documento que Teófilo había firmado. La palabra "diablo" también aparece en otras obras importantes de la Edad Media, como el Libro de Apolonio y el Libro de buen amor.
Nombres y cómo se representa

En la Biblia, los nombres más conocidos para el diablo son Lucifer, Satanás, Belial y Samael. También se le llama "antigua serpiente", "gran dragón", "el dios de este siglo" y "el padre de la mentira". En algunos lugares de América Latina, se usan sinónimos como Diale, Diantre o Mandinga. En México, se le conoce popularmente como "chamuco".
A veces se le asocia con un número, el seiscientos sesenta y seis (666), aunque para otros es el seiscientos dieciséis (616).
¿Cómo se ve en otras religiones?
En otras culturas y creencias, también existen conceptos de seres o fuerzas malignas. A diferencia del cristianismo, el judaísmo y el islam, donde el diablo es un ángel caído o un demonio, en otras culturas se le ve como dioses del mal que fueron expulsados del cielo. Algunas leyendas cuentan que estos dioses del mal se rebelaron contra un dios creador o varios dioses.
Por ejemplo, en el budismo, existe Mara, quien intentó impedir que Buda Siddharta Gautama alcanzara la iluminación.
En el zoroastrismo, se le conoce como Angra Mainyu, que representa el mal, pero no es necesariamente un dios.
En el hinduismo, a veces se le compara con Iama o Yama, el dios de la muerte y guardián del inframundo. Sin embargo, Yama no es una entidad maligna, sino que los demonios hindúes son los Asuras.
En las culturas precolombinas, como la incaica, el Supay es una figura compleja. Se le ha comparado con el diablo cristiano, pero también se le adora como señor de las profundidades. A diferencia del diablo cristiano, los incas no rechazaban al Supay, sino que le temían y le ofrecían culto para evitar que les hiciera daño.
Existe una leyenda sobre el lago Titicaca que tiene algunas similitudes con el relato bíblico del Génesis sobre la tentación de Adán y Eva.
La leyenda cuenta que el lago Titicaca era un valle fértil donde la gente vivía feliz y en paz. Tenían todo lo que necesitaban y no conocían la muerte, el odio ni la ambición. Los Apus, dioses de las montañas, los protegían. Solo les prohibieron una cosa: nadie debía subir a la cima de las montañas donde ardía el Fuego Sagrado.
Por mucho tiempo, la gente del valle respetó esta orden. Pero el Supay, un espíritu maligno que vivía en la oscuridad, no soportaba verlos tan tranquilos. Así que ideó un plan para dividirlos, sembrando la discordia. Les pidió que demostraran su valentía y desafiaran al dios creador, Viracocha, buscando el Fuego Sagrado en la cima de las montañas.
Un día, al amanecer, la gente desobedeció y comenzó a escalar las montañas. A medio camino, fueron sorprendidos por los Apus. Los dioses comprendieron que habían desobedecido y decidieron exterminarlos. Miles de pumas salieron de sus cuevas y devoraron a las personas, que suplicaban ayuda al Supay. Pero él no les hizo caso.
Al ver esto, Inti, el dios del Sol o Viracocha, comenzó a llorar. Sus lágrimas fueron tantas que causaron un gran diluvio que inundó el valle durante cuarenta días.
Solo un hombre y una mujer lograron salvarse en una balsa de juncos. Cuando el sol volvió a brillar, no podían creer lo que veían: bajo el cielo azul, estaban en medio de un lago inmenso. En el agua flotaban los pumas ahogados, convertidos en estatuas de piedra.
En las culturas andinas, como en los Departamentos de Oruro y Potosí en Bolivia, los mineros conocen al Tío de la mina. Se le representa con la imagen del diablo, debido a la influencia de la época colonial y el cristianismo. Según sus creencias, es el guardián de las minas y los mineros lo veneran con ofrendas, similar a los santos, pero sin relación con rituales negativos. Los mineros creen en el Tío para que no les falten las riquezas.
En la llanura amazónica del Perú, la chicua es un pájaro que, según la mitología, es un "diablo" enviado por un brujo para vengarse. Cuando canta cerca de una casa, la gente se pregunta a quién habrá venido a buscar.
En la cultura maya, destacan los Ajawab o los "señores del inframundo", quienes gobiernan el Xibalbá. El Popol Vuh, un libro sagrado maya, describe el Xibalbá de forma similar al infierno cristiano, debido a la traducción de un fraile católico.
Sin embargo, el concepto de "mal" en la mitología maya se representa más en las características de otros seres o en los defectos de los primeros humanos. Xibalbá no es el infierno, sino que representa la muerte y la enfermedad como parte de la vida, no como un castigo. Es más preciso llamarlo el inframundo.
En la cultura azteca, destaca Kisín. Según su cosmología, el inframundo gobernado por Kisín es como un lugar de purificación para la mayoría de las personas que mueren. Sin embargo, las mujeres que mueren al dar a luz o los soldados que mueren en batalla no pasan por allí.
Los antiguos mayas imaginaban a Kisín como un esqueleto con ojos colgantes. Su oponente era el dios del maíz y la vegetación, llamado Ah Mun o Hun-Hunahpu, a menudo representado con una mazorca de maíz en la cabeza.
Para los lacandones, Kisín es un personaje enojado que patea la base de la gran ceiba cuando está de mal humor, causando terremotos. En la cultura popular actual, Kisín sigue siendo un personaje que vive bajo tierra y a quien se le atribuyen los terremotos.
Los guanches, antiguos habitantes de la isla de Tenerife en Canarias, España, tenían a Guayota o Guaiota como la principal entidad maligna de su mitología.
Una leyenda moderna cuenta un enfrentamiento entre Guayota y el dios supremo Achamán. Guayota había encerrado al dios del sol Magec dentro del Teide, dejando al mundo en la oscuridad. Los guanches pidieron ayuda a Achamán, quien, después de una gran lucha, derrotó a Guayota, liberó a Magec y selló el cráter con Guayota dentro.
¿Cómo se ve en dibujos y arte?
La imagen del Diablo se ha representado de muchas maneras. El símbolo más conocido es una criatura con cola, cuernos y patas de cabra, que lleva un tridente. Otros lo han dibujado con la forma de una cabra, como el macho cabrío, aunque esta imagen fue cambiada. El macho cabrío representaba al dios griego Pan, que tenía un aspecto divino. Después de la Inquisición, la cultura cristiana lo relacionó con Satanás.
También se le ha asociado con diferentes animales, como el carnero, el cerdo, el cuervo, el sapo, el lobo, la rata, el dragón, la serpiente y hasta con un tiburón blanco. Estas imágenes a menudo se deformaron por supersticiones.
El carnero tiene dos significados en la cultura cristiana: por sus cuernos, se asocia con el Diablo, pero también es el cordero de Dios que simboliza la paz.
El cerdo se considera un animal impuro y representa uno de los siete pecados capitales: la gula (comer en exceso).
El cuervo es un ave de mal augurio (que predice mala suerte) por su plumaje negro, su grito y porque se alimenta de animales muertos. Algunas supersticiones dicen que cuando alguien moría, el cuervo se llevaba su alma a un mundo oscuro. Sin embargo, en la Biblia, los cuervos tienen un papel positivo: en una historia, Noé suelta un cuervo para ver si las aguas del diluvio habían bajado. En otra, Dios envía cuervos para alimentar al profeta Elías. Para las culturas mayas y los esquimales, el cuervo era un animal sagrado.
En la cultura cristiana, el sapo representaba el pecado y la muerte, y se creía que un demonio podía tomar su forma. Sin embargo, en la cultura aymara de los Andes, el sapo sigue siendo considerado sagrado y de buena fortuna.
El lobo en la época medieval simbolizaba el mal y la oscuridad. Pero en la tradición grecorromana, era una de las formas de representar al dios Zeus, y se consideraba un animal sagrado para otros dioses como Marte y Apolo. Un ejemplo famoso es la loba que amamantó y protegió a Rómulo y Remo.
El mono se asoció con los deseos básicos y los comportamientos negativos. En contraste, en la cultura india, era una de las formas del famoso dios Shiva, considerado sagrado.
A partir de la Edad Media, se empezó a creer que el Diablo podía tomar la forma de un gato negro. Era la mascota favorita de las brujas, por lo que representaba la brujería. Hoy en día, existe la superstición de que si un gato negro se cruza en tu camino, tendrás mala suerte. Sin embargo, en el antiguo Egipto, los gatos, sin importar su color, eran considerados sagrados y divinos, además de protectores contra los malos espíritus.
El perro de raza Rottweiler, originario de Alemania, fue asociado con el Diablo por su color negro y amarillo fuego durante la Edad Media, y por eso eran asesinados. Se hicieron populares en 1976 con la película de terror La profecía, donde era el compañero de un personaje malvado. La Iglesia católica declaró a San Roque el Santo patrón de todos los perros.
En los sueños, la rata a veces se asocia con el mal. Por el contrario, en la India, es un animal sagrado que representa el vehículo del dios Ganesh.
Los cristianos tomaron la idea hebrea del dragón. Aparece en el libro del Apocalipsis del apóstol Juan y en otras tradiciones. Desde la Edad Media, en el arte, el dragón representa el pecado. Cuando aparece bajo los pies de los santos y mártires, simboliza el triunfo de la fe sobre el diablo. La leyenda de San Jorge y el dragón muestra este significado. En el simbolismo medieval, la lucha contra los dragones ayudó a motivar a los reinos cristianos. Representaban la traición y la envidia, y presagiaban grandes problemas. A veces significaban decadencia y opresión, pero también se usaron como símbolos de independencia, liderazgo y fuerza. Se puede ver en algunas pinturas al Arcángel San Miguel luchando con el Dragón. Para algunas tribus antiguas de Europa y el Lejano Oriente, el dragón era y es considerado un animal sagrado, guardián de tesoros, y asociado con la sabiduría y la fortuna.
La serpiente está inspirada en el Génesis (el primer libro de la Biblia). Representa el engaño y la tentación, basándose en la historia de Adán y Eva. Se ha pintado a la Virgen María pisando una serpiente. Sin embargo, en la cultura judeocristiana, también hay otras ideas. La serpiente se ha asociado con el bastón de Moisés, que era sagrado y milagroso. En el Lejano Oriente, la serpiente es un signo de sabiduría y energía, un animal sagrado y protector contra las malas energías. Por ejemplo, el dios Shiva en la cultura india también se representa con forma de serpiente, especialmente una cobra.
El tiburón blanco, para algunos, representa el mal y el terror en el mar, incluso se le ha llamado el demonio del mar. Por ejemplo, en la película Tiburón, se hizo popular como película de terror para causar miedo a los espectadores, considerándolo un pez maligno. Por otro lado, los nativos de la Polinesia los consideran animales sagrados y la encarnación de dioses y almas de seres queridos. Creen que cuando aparecen cerca de la orilla, su visita es una protección contra las malas energías.
En otros casos, la imagen del Diablo en la cultura cristiana se ha representado simplemente como un ángel caído del cielo. Un ejemplo es el monumento de la fuente del Ángel Caído en Madrid. También se le representa como un hombre con diferentes rasgos físicos y una actitud cruel o malvada.
El diablo en distintas religiones
Judaísmo
En el judaísmo, no hay una idea tan clara de este personaje como en el cristianismo o el islam. En hebreo, la palabra bíblica ha-Satán significa "el adversario" o "el obstáculo", o también "el acusador".
El concepto de diablo se menciona en el Libro de Job. En este relato, ha-Satán no es un nombre propio, sino el título de un ángel que trabaja para Dios; es como el fiscal principal en la corte divina. En el judaísmo, ha-Satán no causa el mal por sí mismo, sino que le señala a Dios las malas inclinaciones y acciones de la humanidad. En esencia, ha-Satán no tiene poder a menos que los humanos hagan cosas malas y Dios se lo permita. El libro de Job cuenta que después de que Dios elogia la bondad de Job, ha-Satán pide permiso para poner a prueba la fe de Job. Job, siendo un hombre justo, sufre la pérdida de su familia, sus bienes y su salud, pero sigue siendo fiel a Dios. Al final del libro, Dios aparece y explica que la justicia divina es difícil de entender. Las posesiones de Job le son devueltas y tiene una nueva familia.
En la Torá, este "perseguidor" se menciona varias veces. Un momento importante es el incidente del becerro de oro. El "perseguidor" es responsable de la inclinación al mal en los humanos. En la Torá, él es quien hace que los hebreos construyan un ídolo (el becerro de oro) mientras Moisés está en el monte Sinaí recibiendo la Torá de Dios. En el Libro de las Crónicas, el "perseguidor" incita a David a hacer un censo que no debía. De hecho, los libros de Isaías, Job, Eclesiastés y Deuteronomio tienen pasajes donde Dios es mostrado como el creador del bien y del mal en el mundo.
Cristianismo
Según el cristianismo, el Diablo, también conocido como Lucifer o Luzbel, es un ser maligno que tienta a los humanos (un demonio). En el Nuevo Testamento se le identifica con el Satán hebreo del Libro de Job (1:6-8), con el Diablo del Evangelio de Mateo (4:8-10), con la serpiente del Génesis (3:1-5) y con el gran dragón del Apocalipsis (12:9), todos como un mismo personaje.
Debido a la mezcla de tradiciones, su significado puede ser un poco complejo. En el Libro de Job (1:6), el Diablo forma parte de los "hijos de Dios", una expresión que viene de la mitología antigua. Esta palabra se usó en el Antiguo Testamento para referirse a los ángeles o mensajeros divinos, que tienen su origen en el contacto con otras religiones como el zoroastrismo y con creencias paganas de culturas antiguas. Solo en los escritos judíos más recientes (los dos últimos siglos antes de la era común) se presenta a Dios y a Satán como opuestos, porque se consideraba que Dios no podía causar los problemas humanos. En este sentido, algunos teólogos consideran que la creencia en el diablo como causante del mal es una superstición, aunque cumple una función: "El ser humano ha inventado al diablo para no culparse a sí mismo".
La enseñanza cristiana dice que Dios es el creador y señor de todo, mientras que Satán es una criatura, un ángel caído que está bajo el poder de Dios y solo puede actuar con su permiso.
Bahaísmo
En la fe bahaí, no se cree que exista una entidad maligna sobrenatural como un diablo o satanás. Sin embargo, estos términos aparecen en sus escritos sagrados, donde se usan como metáforas de la parte menos buena de la naturaleza humana. Se cree que los seres humanos tienen libre albedrío y, por lo tanto, pueden acercarse a Dios y desarrollar cualidades espirituales, o alejarse de Dios y dejarse llevar por sus deseos egoístas. Las personas que siguen las tentaciones del ego y no desarrollan virtudes espirituales a menudo se describen con la palabra "satánicos". Los escritos bahaís también afirman que el diablo es una metáfora del "yo insistente" o "yo inferior", que es una inclinación egoísta dentro de cada persona. Aquellos que siguen su naturaleza menos buena también son descritos como seguidores del "Maligno".
Zoroastrismo
En el zoroastrismo, Angra Mainyu (también Ahriman o Arimán) es el líder de todo lo malo. Su nombre significa "espíritu que atormenta". Se dice que él "ha traído limitaciones, manchas y enfermedades a la hermosa creación de Ahura Mazda".
El diablo en la Biblia

¿Qué significa la palabra?
Para referirse a este ser, la Biblia hebrea usa el término Satan ("fiscal en un juicio" y, de ahí, "adversario"), que se refiere al acusador de los humanos ante Dios y a quien incita al mal. Con este significado aparece, por ejemplo, en Job 1:8-12.
En el siglo III a. C., cuando se escribió la Biblia de los Setenta, los traductores griegos del Antiguo Testamento cambiaron la palabra hebrea Satan por la griega Diabolos (Διάβολος), que significa "acusador" o "calumniador". Esta palabra viene del verbo diaballein ("calumniar, difamar"), que a su vez viene de las raíces dia ("a través") y ballein ("arrojar").
¿Cómo se describe?
El texto de Isaías (Is. 14:12-15) parece hablar de esta historia. El último versículo de este texto indica que se aplica a un hombre (proverbios contra el rey de Babilonia), aunque indirectamente se refiere a Satanás (ver Isaías 14:4). El relato habla de su deseo de ir más allá de las estrellas de Dios. En la Biblia, "estrellas" a menudo se refiere a los reyes de Israel (y luego de Jerusalén) del linaje de David (Números 24:17).
Otro texto que habla de este tema se encuentra en Ezequiel 28:12-19, donde se advierte al rey de Tiro. Este pasaje describe muy bien el origen del Diablo o "Lucifer" (que significa "portador de luz"). También dice que en algún momento de la historia, "para siempre dejará de ser", lo que sugiere la victoria de Dios sobre el Diablo (Jeremías 51:44; Hageo 2:6,7).
Un tercer mensaje similar se encuentra en Ezequiel 31:1-18. Allí se dirige un mensaje al rey de Egipto (de nuevo, con un doble significado: para el rey humano y al mismo tiempo para Satanás).
El apóstol Pedro dijo que el Diablo es como un león que ruge y trata de devorar a quienes no saben (Primera de Pedro 5:8). El libro del Apocalipsis también describe al diablo como un ser muy enojado que sabe que le queda poco tiempo, y que fue arrojado a la tierra, según Apocalipsis 12:12.
¿Dios como el Diablo?
Algunos autores religiosos a lo largo de la historia han sugerido que el Dios descrito en la Biblia es en realidad el Diablo. Su argumento se basa en que el Dios bíblico es una fuerza divina que causa sufrimiento, muerte y destrucción, y que incita a la humanidad a cometer actos violentos.
Estos escritos se refieren a este Dios de varias maneras, como "un ser creador", "un ángel malvado", "el dios diablo", "el Príncipe de la Oscuridad", "la fuente de todo el mal", "el Diablo", "un ser cruel, enojado y guerrero", "Satanás" y "la primera criatura del libro del Apocalipsis".
Muchos de estos autores critican solo al Dios descrito en el Tanaj (Antiguo Testamento), en contraste con el "verdadero dios" que, según ellos, se ve en el Nuevo Testamento. Sin embargo, otros autores extienden su crítica al dios abrahámico que une al Judaísmo, el Cristianismo y el Islam.
Los autores apoyan sus críticas haciendo referencia a ciertos pasajes bíblicos que describen acciones divinas que, según ellos, son malignas. Muchos de estos autores fueron castigados severamente por sus escritos, y sus seguidores fueron perseguidos.
El filósofo anglo-estadounidense del siglo XVIII Thomas Paine escribió en The Age of Reason que "cada vez que leemos las historias de crueldad y venganza implacable con las que más de la mitad de la Biblia está llena, sería más lógico llamarla la palabra de un ser maligno, antes que la Palabra de Dios."
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Véase también
En inglés: Devil Facts for Kids