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Exorcismo para niños

Enciclopedia para niños

El exorcismo es una práctica religiosa que busca ayudar a personas o lugares que se cree están bajo la influencia de espíritus malignos. Esta práctica se ha realizado desde la Antigüedad en diversas culturas y religiones, como en la antigua Mesopotamia y Egipto, y también en creencias tribales como el chamanismo, así como en grandes religiones como el cristianismo y el islam.

En el catolicismo, se considera que un espíritu maligno puede influir en una persona o un lugar. El exorcismo, en estos casos, solo puede ser llevado a cabo por un sacerdote que tenga un permiso especial de su obispo.

¿Qué significa la palabra exorcismo?

La palabra "exorcismo" viene del griego exorkismos, que significa "obligar mediante un juramento" o "conjurar".

El exorcismo en la Antigüedad

Desde hace miles de años, diferentes culturas han tenido sus propias formas de ayudar a las personas que creían afectadas por espíritus.

Prácticas en Mesopotamia

En la antigua Mesopotamia, los sacerdotes llamados mašmāšu o ašīpu eran muy sabios y se presentaban como enviados de los dioses. Usaban diálogos especiales, palabras, gestos y amuletos para ayudar a las personas. Estas ceremonias se hacían al aire libre, ya que los templos estaban reservados para adorar a los dioses. Incluso se usaban exorcistas en juicios si los testigos sentían que estaban bajo algún tipo de "hechizo". Se han encontrado muchas tablillas con textos usados para estos fines, como la serie "Cuando el exorcista va a la casa de un enfermo".

Creencias en el Imperio Sasánida

En el Imperio Sasánida, los seguidores del zoroastrismo pensaban que algunas enfermedades podían ser causadas por espíritus malignos. Por eso, los sanadores también realizaban conjuros para ayudar a los enfermos.

Rituales en el Antiguo Egipto

En el Antiguo Egipto, se creía que algunas enfermedades eran causadas por un espíritu maligno que entraba en una persona. Un sacerdote muy culto realizaba el ritual de exorcismo, a veces pidiendo ayuda a un dios más poderoso para que el espíritu obedeciera. Una antigua piedra, la estela Bentresch, describe cómo un sacerdote ayudó a la hermana de la reina con la ayuda del dios Jonsu.

El exorcismo en la Antigua Grecia

En la Antigua Grecia también existían personas que realizaban exorcismos. Uno de los más conocidos fue Apolonio de Tiana. También hay escritos antiguos, llamados papiros mágicos griegos, que mencionan estas prácticas.

Tradiciones Mandeas

Los sacerdotes mandeos también realizaban exorcismos. Además, las personas de esta religión hacían ritos y conjuros para protegerse de seres sobrenaturales que consideraban dañinos.

El exorcismo en el budismo

En el budismo, la práctica de recitar o escuchar la Paritta (que significa "protección" o "salvaguarda") comenzó hace mucho tiempo. Consiste en recitar ciertos versos y escrituras sagradas para alejar la mala suerte o el peligro. Se cree que el poder espiritual de la Sacca-kiriyā (afirmar algo verdadero) puede curar o proteger. Varias escrituras de la Paritta, como el Metta Sutta o el Ratana Sutta, se pueden recitar para ayudar en casos de exorcismo. El Āṭānāṭiya Sutta se considera especialmente efectivo.

Budismo cingalés en Sri Lanka

En Sri Lanka, los budistas cingaleses invocan la protección de Buda y de la deidad Suniyam en un ritual llamado yaktovil. Este ritual busca controlar y dispersar fuerzas sobrenaturales que consideran peligrosas.

Budismo tibetano

El Rey Gesar de Ling es un héroe de relatos orales en Asia. Se cuenta que los dioses lo enviaron a la Tierra para acabar con el poder de los espíritus malignos. Se cree que esta historia refleja la llegada del budismo al Tíbet entre los siglos VII y VIII y cómo se encontró con las creencias locales.

La ceremonia religiosa tibetana 'Gutor', que significa "ofrenda del 29", se celebra el día 29 del duodécimo mes tibetano. Su objetivo es expulsar toda la negatividad y las desgracias del año anterior para empezar el nuevo año de forma pacífica. Los templos y monasterios de todo el Tíbet realizan grandes danzas religiosas. Las familias limpian sus casas, las decoran y comen una sopa especial llamada «Guthuk». Por la noche, la gente lleva antorchas y pronuncia palabras para alejar lo negativo.

El exorcismo en el judaísmo

En el judaísmo, hay textos antiguos que hablan sobre la lucha contra los espíritus malignos.

Textos antiguos y figuras importantes

Según el Libro de los Jubileos, Dios permitió que una parte de los espíritus malignos estuviera en la Tierra bajo el mando de Mastema. Los ángeles habrían enseñado a Noé cómo luchar contra estos espíritus.

El Génesis apócrifo menciona que Abraham impuso las manos sobre una persona y oró para expulsar a un espíritu maligno.

En el primer libro de Samuel, se dice que David tocaba la cítara para que un espíritu maligno se alejara del rey Saúl y dejara de atormentarlo. Otro libro, el Libro de las antigüedades bíblicas, añade que una vez la música no fue suficiente y David improvisó un salmo para que el espíritu abandonara a Saúl.

El Testamento de Salomón es un manual que trata sobre espíritus malignos y exorcismos. El Talmud de Babilonia cuenta que Salomón sometió a un espíritu llamado Asmodeo usando un anillo mágico. Se sabe que el sello de Salomón se usaba contra los espíritus malignos, como lo demuestran un amuleto antiguo y algunos papiros mágicos griegos.

Flavio Josefo, un historiador judío, relata en su obra Antigüedades judías que un judío llamado Eleazar expulsó un espíritu maligno de un hombre usando un anillo con el sello de Salomón y una raíz especial.

Un texto antiguo de Qumrán habla de un "gazer" de la tribu de Judá que curó al rey babilónico Nabonido de una úlcera. Algunos creen que este sanador era el Daniel bíblico y que "gazer" significaba exorcista.

En el Libro de Tobit, se narra que un espíritu llamado Asmodeo mataba a los esposos de Sara. El arcángel Rafael le dice a Tobías que el humo de quemar el corazón y el hígado de un pez puede alejar a este espíritu. Después del ritual, el espíritu huye a Egipto, donde es atado por Rafael.

También se mencionan exorcismos en pasajes del primer libro de Enoc.

El rabino Hanina ben Dosa, que vivió en el siglo I, se decía que tenía una protección divina especial que le permitía detener ataques de espíritus malignos.

El rabino Simon bar Yochai, que vivió entre finales del siglo I y el siglo II, según el Talmud, fue a Roma para hablar con el emperador sobre decretos que afectaban el culto judío. Se cuenta que un espíritu lo ayudó entrando en el cuerpo de la hija del emperador, y cuando el rabino susurró en los oídos de la joven, el espíritu salió. En agradecimiento, el emperador habría anulado los decretos.

Una crónica familiar cuenta que el rabino Shephatiah realizó un exorcismo a la hija del emperador bizantino Basilio I. Gracias a este acto, el emperador anuló un decreto que obligaba a los judíos de Oria a convertirse al cristianismo.

Historiadores como Orígenes, Justino Mártir y Luciano de Samosata también mencionaron la existencia de judíos que realizaban exorcismos.

El exorcismo en el cristianismo

En los evangelios, se relatan siete casos de exorcismos realizados por Jesucristo. Estos incluyen la ayuda a personas en Gerasa, la curación de un mudo, la curación de un ciego y mudo, la ayuda a la hija de una mujer sirofenicia, la curación de un niño, la curación de un paralítico en Cafarnaún y la curación de María Magdalena y otras mujeres.

Jesús fue acusado de expulsar espíritus malignos con el poder de Belcebú, pero él explicó que si un espíritu maligno expulsaba a otros, su propio reino estaría dividido y no podría mantenerse. Los expertos creen que esta explicación de Jesús proviene de una fuente antigua.

En el Evangelio de Mateo, Jesús menciona que algunos tipos de espíritus malignos solo pueden ser expulsados con ayuno y oración.

En un texto antiguo llamado Evangelio árabe de la infancia, se dice que Jesús, siendo niño, curó a una mujer que estaba muda y sorda por la influencia de un espíritu maligno. También se cuenta la historia de una mujer que fue afectada por un espíritu maligno en forma de serpiente, y que el niño Jesús la liberó.

El Evangelio de Nicodemo describe el descenso de Cristo a los infiernos para liberar a todas las almas. De alguna manera, esto se compara con la liberación de las almas del poder de un espíritu maligno.

El poder de expulsar espíritus malignos fue lo primero que Jesús concedió a sus apóstoles. En los evangelios de Marcos y Mateo, Jesús les encarga esta tarea. En Lucas, los apóstoles le dicen a Jesús que podían controlar a los espíritus malignos en su nombre.

Entre los siglos II y III, líderes cristianos como Tertuliano y Cipriano de Cartago mencionaron la existencia de exorcistas en sus comunidades. Atanasio de Alejandría cuenta que Antonio Abad, un ermitaño de los siglos III y IV, se enfrentó a espíritus malignos y realizó muchos exorcismos.

En los primeros siglos, no había fórmulas exactas para los exorcismos, pero sí un don especial para expulsar espíritus malignos. Los primeros cristianos usaban este don para mostrar la divinidad de su fe.

En el siglo V, en el sur de Galia, ya había registros de exorcistas que eran nombrados por los obispos y seguían reglas escritas para sus prácticas.

En general, las personas que se cree están bajo la influencia de espíritus malignos no son consideradas malas ni totalmente responsables de sus acciones. Se ve la influencia como una manipulación involuntaria que causa daño. Por lo tanto, los exorcistas lo consideran más una forma de curación que un castigo. Los rituales suelen tener esto en cuenta, evitando la violencia hacia la persona, y solo se les ata si hay riesgo de que se hagan daño.

Las solicitudes y los rituales de exorcismos disminuyeron en Estados Unidos en el siglo XVIII y fueron poco comunes hasta la segunda mitad del siglo XX. En ese momento, hubo un aumento significativo debido a la atención que recibían los exorcismos en los medios de comunicación. Se observó un "aumento del 50% en el número de exorcismos realizados entre principios de los años 60 y mediados de los 70".

Un estudio de 2012 con 170 exorcistas de Estados Unidos y Canadá, incluyendo protestantes y solo 4 católicos, encontró que la respuesta más común sobre la fuerza para expulsar espíritus malignos era la Trinidad (Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). La siguiente respuesta más común fue que antes de un exorcismo, se debía buscar la razón por la cual un espíritu maligno había llegado y buscar el arrepentimiento o la confesión de los pecados. La tercera respuesta más frecuente fue que cualquier cristiano maduro podía expulsar espíritus malignos en el nombre de Jesús. La respuesta menos común fue la que ponía énfasis en el bautismo, la comunión y la liturgia para expulsar espíritus malignos, en lugar de la Biblia o el Espíritu Santo.

Catolicismo

Un argumento católico del siglo XVII, usado contra que personas sin preparación realizaran exorcismos, se basa en un pasaje de la Biblia. Este pasaje cuenta que los primeros cristianos usaban objetos que habían tocado a Pablo de Tarso para curar enfermedades y expulsar espíritus malignos. También narra que siete hijos de un judío intentaron expulsar un espíritu maligno en nombre de Jesús, pero el espíritu les dijo que conocía a Pablo y a Jesús, pero no a ellos, y la persona afectada los atacó.

Un manual de exorcistas del siglo XVII, escrito por un sacerdote católico, explica que muchas señales de las personas afectadas por espíritus malignos se parecen a enfermedades naturales. Por eso, el espíritu maligno a menudo se aprovecha de esto para esconderse mejor. El manual aconseja al exorcista no creer de inmediato lo que piensa o lo que dice el enfermo, sino investigar bien y consultar con médicos y teólogos. Si se descubre que la enfermedad es natural, se debe remitir a la medicina.

Existe una serie de libros sobre exorcismos, como el Malleus Maleficarum de 1494 o el Flagellum Dæmonum de 1606.

Tradicionalmente, la Iglesia católica tenía "órdenes menores" como el Ostiariado, Lectorado, Exorcistado y Acolitado. En 1972, el papa Pablo VI eliminó estas órdenes menores, y el exorcista dejó de ser una de ellas.

El Código de Derecho Canónico de 1983 establece que se necesita permiso del obispo para realizar un exorcismo. También dice que el obispo solo puede nombrar exorcistas a sacerdotes que sean "piadosos, sabios, prudentes y con una vida íntegra".

La Congregación para la Doctrina de la Fe envió una carta a los obispos en 1985, aclarando que solo quienes tuvieran permiso del obispo podían realizar exorcismos. También se prohibió a los fieles usar una oración específica a San Miguel Arcángel para exorcismos si no tenían permiso. Además, se indicó que quienes no tuvieran permiso no debían dirigir reuniones donde se orara para liberar a personas afectadas o donde se hablara directamente con espíritus malignos.

El Ritual de Exorcismos de 1998 incluye varias normas. El punto 19 prohíbe hablar del exorcismo en los medios de comunicación y que los presentes divulguen lo sucedido. El punto 37 permite que las conferencias de obispos adapten los signos y gestos del ritual a las costumbres locales. El punto 38 dice que las conferencias de obispos pueden añadir al ritual una guía pastoral para el exorcismo mayor. El punto 17 indica que, si es necesario, se debe consultar a médicos y psiquiatras que tengan "sentido de las cosas espirituales".

El Catecismo de la Iglesia Católica de 1997 habla del exorcismo y de la importancia de distinguirlo de una enfermedad, que debe ser tratada por la medicina. Dice que cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona u objeto sea protegido de la influencia maligna, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó, y la Iglesia tiene el poder de exorcizar. Un exorcismo simple ocurre en el Bautismo. El exorcismo solemne solo puede ser practicado por un obispo o un sacerdote con su permiso. Es importante actuar con prudencia y seguir las reglas de la Iglesia. El exorcismo busca expulsar espíritus malignos o liberar de su influencia gracias a la autoridad espiritual que Jesús dio a su Iglesia. Es muy diferente de las enfermedades, especialmente las mentales, que son tratadas por la ciencia médica. Por lo tanto, es crucial asegurarse de que se trata de una presencia maligna y no de una enfermedad antes de realizar un exorcismo.

El exorcismo en la Iglesia católica puede ser menor, como cuando se dicen oraciones contra un espíritu maligno en el bautismo, o mayor, cuando se busca expulsar un espíritu de una persona.

El rito católico para un "exorcismo mayor" se encuentra en el Ritual Romano. Este documento da las guías para realizar un exorcismo y para saber cuándo es necesario.

En el exorcismo mayor se pueden usar la señal de la cruz, la imposición de manos, el soplo, el agua bendita, oraciones (como letanías, salmos o el Padre Nuestro), la recitación del credo o la lectura del Evangelio. También se puede rociar agua bendita y mostrar un crucifijo. Se recomienda que se haga en un lugar adecuado, lejos de multitudes y con una imagen de la Virgen María.

También se pueden usar oraciones propias que ruegan a Dios o que se dirigen directamente al espíritu maligno en nombre de Dios para que se vaya. La oración de ruego en el ritual de exorcismos pide a Dios que mire a la persona afectada, suplica evocando a Israel y a Jesús, y pide la ayuda de la Virgen María, San Miguel Arcángel, San Pedro y San Pablo, y "todos los santos" que "derrotaron al Maligno" para que la persona recupere la paz espiritual.

Archivo:Ottava di San Filippo d'Agira a Limina - Province of Messina, Sicily, Italy - Sunday 19 May 2013
La estatua de San Felipe de Agira con el Evangelio en la mano izquierda, un símbolo de los exorcistas, en las celebraciones en mayo en Limina, Sicilia.
Archivo:San Ignacio exorcizando a un endemoniado, Juan de Valdés Leal
San Ignacio exorcizando a un endemoniado, Juan de Valdés Leal

Según el exorcista Gabriele Amorth, los espíritus malignos actúan de dos maneras: ordinaria y extraordinaria. La forma ordinaria son las tentaciones, que suelen ser repetitivas y a las que los humanos suelen ceder. Las acciones extraordinarias, que son menos comunes, Amorth las dividió en seis tipos y tres causas. Los tipos son:

  • Influencia interna: el espíritu maligno está dentro de la persona.
  • Molestia: el espíritu maligno ataca a la persona causándole problemas graves en sus sentimientos, bienes o salud.
  • Pensamientos persistentes: el espíritu maligno provoca en la persona pensamientos de los que no puede librarse y que la desesperan.
  • Influencia en lugares u objetos: el espíritu maligno actúa en lugares, objetos y animales.
  • Molestias físicas: son dolores que no tienen que ver con la salud y que el espíritu maligno causa en el cuerpo de la persona, a veces permitidos por Dios para su crecimiento espiritual.
  • Dependencia: la persona se somete al espíritu maligno porque hizo un acuerdo con él para obtener algún favor o éxito.

Las tres causas, según Amorth, son:

  • El acuerdo con el espíritu maligno: relacionado con la dependencia. El exorcista José Antonio Fortea señala que el espíritu maligno no es Dios y no puede dar todo lo que se desea, y que un acto de voluntad y arrepentimiento puede anular el acuerdo.
  • Permiso divino sin intervención humana: como en el caso de Job o Pablo de Tarso.
  • Un maleficio (hechizo) hecho contra alguien: la víctima está protegida si vive en armonía con Dios.

Los exorcistas católicos consideran que algunas prácticas ocultistas, especialmente el uso de la güija, pueden dar acceso a los espíritus malignos. El caso más conocido de una persona que se creyó afectada por un espíritu maligno después de usar una güija es el de "Roland Doe", un joven que fue objeto de un exorcismo católico en Estados Unidos en 1949.

Según el exorcista Cipriano de Meo, se habla de influencia interna cuando el espíritu maligno se instala en el cerebro y controla todo el cuerpo, y de influencia parcial si se instala en otro órgano.

Según la visión católica, a veces se necesitan varios exorcismos semanales durante muchos años para expulsar un espíritu maligno que está muy arraigado.

En 1994, los exorcistas Gabriele Amorth y René Chenesseau fundaron en Roma la Asociación Internacional de Exorcistas. Fue aprobada por la Santa Sede en 2014. En 2025, contaba con más de 900 exorcistas asociados.

La diferencia entre la pastoral de liberación y el exorcismo es que el exorcismo lo realizan sacerdotes con permiso especial de la Iglesia católica, mientras que la pastoral de la liberación consiste en orar por las personas que están angustiadas y desean sanar heridas emocionales, incluidas las que se cree son causadas por espíritus malignos.

Ortodoxa Oriental

La Iglesia Ortodoxa tiene una tradición rica y compleja de exorcismo, que se cree que se remonta a los tiempos de Jesús. La Iglesia considera que la influencia de espíritus malignos es el principal medio por el cual un espíritu maligno busca controlar a la humanidad y rebelarse contra Dios. Los cristianos ortodoxos creen que tanto los objetos como las personas pueden ser influenciados.

Al igual que en otras iglesias cristianas, los exorcistas ortodoxos expulsan a los espíritus malignos invocando a Dios a través del nombre de Jesucristo. A diferencia de la Iglesia católica, que tiene un grupo de exorcistas especialmente formados, todos los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa están capacitados para realizar exorcismos, especialmente para el sacramento del bautismo. Al igual que sus colegas católicos, los sacerdotes ortodoxos aprenden a distinguir la influencia de espíritus malignos de las enfermedades mentales, observando si la persona reacciona negativamente a objetos o lugares sagrados. Todos los libros litúrgicos ortodoxos incluyen oraciones de exorcismo, especialmente las escritas por San Basilio y San Juan Crisóstomo.

La teología ortodoxa tiene una visión muy amplia del exorcismo, ya que considera que todo cristiano realiza un exorcismo a través de su lucha contra el pecado y el mal: "Toda la Iglesia, pasada, presente y futura, tiene la tarea de un exorcista para desterrar el pecado, el mal, la injusticia, la muerte espiritual, el espíritu maligno de la vida de la humanidad... Tanto la curación como el exorcismo se realizan a través de la oración, que surge de la fe en Dios y del amor al hombre... Todas las oraciones de curación y exorcismo, compuestas por los Padres de la Iglesia y en uso desde el siglo III, comienzan con la declaración solemne En tu nombre, Señor." Además, muchos cristianos ortodoxos creen en la superstición de la Vaskania, o el «mal de ojo», según la cual quienes sienten celos y envidia intensos hacia otros pueden causarles daño (algo parecido a una maldición) y están, en efecto, influenciados por estas emociones negativas. Esta creencia probablemente tiene sus raíces en el paganismo anterior al cristianismo. Aunque la Iglesia rechaza la idea de que el mal de ojo pueda tener tal poder, reconoce que el fenómeno es moral y espiritualmente indeseable y, por lo tanto, es objeto de exorcismo.

Iglesias luteranas

A partir del siglo XVI, los manuales pastorales luteranos describen que los principales signos de influencia de espíritus malignos son conocer cosas secretas, hablar idiomas que nunca se han aprendido y tener una fuerza sobrenatural. Antes de realizar un exorcismo importante, los textos luteranos indican que se debe consultar a un médico para descartar cualquier enfermedad física o mental. El rito del exorcismo se centra principalmente en expulsar a los espíritus malignos "con oraciones y desprecio" e incluye el Credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro.

Las ceremonias de bautismo en las iglesias luteranas incluyen un exorcismo menor.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Aunque es una práctica muy poco común en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, hay dos métodos para realizar un exorcismo. El primero es mediante la unción con aceite especial y la imposición de manos, seguida de una bendición sobre una persona específica y ordenando al espíritu que se vaya. El segundo y más común método se realiza "levantando la mano al cielo" y luego "ordenando al espíritu que se vaya en el nombre de Jesucristo y con el poder o autoridad del sacerdocio de Melquisedec". Los exorcismos solo pueden ser realizados por alguien que posea el sacerdocio de Melquisedec, el más alto de los dos sacerdocios de la Iglesia. Pueden ser realizados por cualquier persona que tenga ese sacerdocio, pero generalmente los realizan obispos, misioneros o presidentes de estaca. La Iglesia no lleva un registro de los exorcismos, por lo que se desconoce el número exacto.

En la Iglesia rara vez se habla de la influencia de espíritus malignos. El fundador de la religión, Joseph Smith, mencionó la influencia de espíritus malignos dos veces. La primera vez se refiere a su experiencia durante la Primera Visión, donde sintió una fuerza que le impedía hablar y una oscuridad que lo rodeaba, pero logró invocar a Dios para liberarse. Su segunda experiencia proviene de un diario donde habla de la vez que realizó un exorcismo a un amigo.

Críticas

Cuando alguien se enferma, a veces los pastores (personas que realizan exorcismos) visitan la casa del enfermo, especialmente en zonas rurales. Luego, con la ayuda de otras personas que creen en la curación por la fe, intentan curarlos sin usar medicamentos. A veces, este grupo de exorcistas interfiere con las autoridades locales o los funcionarios de salud pública que intentan curar a un enfermo. En ocasiones, ni siquiera piden el permiso del enfermo —un niño o una persona que no puede responder conscientemente— y continúan el proceso. Esto ha generado críticas de científicos, funcionarios de salud y el público en general, quienes expresan su preocupación y desaprobación, ya que la persona enferma a menudo muere cuando podría haberse salvado si hubiera recibido atención médica.

El exorcismo en el hinduismo

Archivo:Kashtbhanjan
Se dice que la imagen de Hánuman en el templo de Sarangpur es tan poderosa que su mirada expulsa a los espíritus malignos de las víctimas.

En muchas tradiciones hindúes, las personas pueden ser influenciadas por bhuts o prets, que son seres inquietos y a menudo malignos, similares a fantasmas.

De los cuatro Vedas, o libros sagrados del hinduismo, el Atharva Veda es el que más se enfoca en conocimientos como el exorcismo, la magia y la alquimia. Los métodos básicos de exorcismo son el mantra (una pronunciación sagrada de ciertos sonidos o frases, a menudo relacionada con una deidad) y el yajña (un sacrificio, ofrenda o ritual realizado ante un fuego sagrado). Estos se realizan según las tradiciones védicas y también el Tantra, que son enseñanzas y prácticas más esotéricas del hinduismo.

En la secta hindú dominante, la Vaishnava, que adora a Vishnu como ser supremo, los exorcismos se realizan recitando los nombres de Narasinja, una forma poderosa de Vishnu que busca destruir el mal, o leyendo el Bhagavata Purana, un texto muy respetado que cuenta la historia del bien que vence al mal. Otro recurso para los exorcismos es el Garuda Purana, una gran colección de textos que trata temas relacionados con la muerte, la enfermedad, el bien contra el mal y la salud espiritual.

El himno devocional conocido como Hanuman Chalisa aconseja realizar exorcismos orando al Señor Hánuman, el seguidor más devoto de Rama, una de las principales deidades hindúes. Algunos devotos creen que solo con pronunciar el nombre de Hánuman, los espíritus malignos se asustan y abandonan a la persona afectada. En algunos templos hindúes, especialmente en el templo Mehandipur Balayi en Rayastán, se realizan rituales de exorcismo que invocan a Hánuman.

El exorcismo en el islam

En el islam, las prácticas de exorcismo se conocen con términos como ṭard (o dafʿ) al-shayṭān/al-yinn (expulsión del espíritu maligno), ʿilāch (tratamiento) e ibrāʾ al-maṣrūʿ (curar al afectado). También se usa ruḳya (encantamiento) para ayudar a expulsar diversos espíritus.

Se recitan versos específicos del Corán que alaban a Dios (por ejemplo, el verso del Trono, Ayatul Kursi), y se pide la ayuda de Dios. En algunos casos, también se lee el adhan (la llamada a la oración diaria), ya que se cree que esto repele a los seres invisibles no angélicos o a los jinn (genios).

El profeta islámico Mahoma enseñó a sus seguidores a leer las tres últimas suras del Corán: Surat al-Ijlas (La fidelidad), Surat al-Falaq (El amanecer) y Surat an-Nas (La humanidad). Los hadices (relatos sobre Mahoma) que informan que Mahoma, y también Jesús, realizaron ritos de exorcismo sirven como ejemplo y permiso para estos ritos.

Los exorcismos islámicos pueden incluir que la persona tratada se acueste, mientras un jeque (líder religioso) le pone una mano en la cabeza y recita versos del Corán, aunque esto no es obligatorio. También se puede beber o rociar agua bendita (agua del pozo de Zamzam) y aplicar perfumes limpios, llamados ittar.

Según un estudio, el proceso de curación coránica para expulsar espíritus se puede dividir en tres etapas:

  1. Eliminar cualquier distracción, como instrumentos de música y joyas de oro. Se retiran todos los cuadros de la habitación que (se cree) permitirían la entrada de los ángeles. Luego, el sanador dice al cliente y a la familia que todo sucede por voluntad de Dios y que él es solo un mediador, mencionando también que otras formas de curación, como la brujería, no son aceptables en el islam.
  2. El sanador determina si el cliente está influenciado o no e intenta hablar con el espíritu. El sanador puede preguntar al espíritu sobre su tipo (como Zar, Arwah, jinn, shayatin, div), su religión, su género o el motivo de la influencia. También pregunta al cliente, no al espíritu, sobre sus sueños y sentimientos. Después, el sanador se limpia a sí mismo, la habitación y pide a los presentes que hagan lo mismo.
  3. El exorcismo propiamente dicho comienza recitando versos coránicos como Al-Fatiha, Al-Baqara, Al-Baqara 255, Al-Jinn y tres Qul (Al-Ikhlas, An-Nas y Al-Falaq), según el tipo de espíritu. Otros tratamientos incluyen el uso de miel y agua, como un ritual de purificación para limpiar el alma y el cuerpo.

El exorcismo en la cultura popular

En la literatura, el exorcismo ha sido un tema de interés, con obras que exploran posturas científicas y religiosas. Destacan publicaciones como "Cómo enfrentar el demonio y cómo vencerlo", del arzobispo Andrés Tirado Pérez, un conocido exorcista colombiano, y "El exorcista", del estadounidense William Peter Blatty.

También se ha llevado al cine, en películas como El exorcista, que muestra un caso de influencia de espíritus malignos en el siglo XX. La película presenta las características que se cree que tiene una persona bajo esta influencia: hablar un idioma desconocido, rechazar símbolos sagrados cristianos, decir cosas ofensivas, mover objetos con la mente y demostrar una fuerza superior a la normal. Es importante mencionar que el sacerdote de la película, que también es psiquiatra, es el personaje más escéptico y racional, y durante gran parte de la historia se niega a aceptar la posibilidad de una influencia maligna.

El exorcismo de Emily Rose, dirigida por Scott Derrickson en 2005, se basó en el caso real de una joven alemana que falleció en 1976 después de haber sido sometida a varios exorcismos. Sus padres y los sacerdotes que participaron fueron juzgados y condenados por negligencia.

El rito, película estrenada a principios de 2011, se basa en hechos reales de un exorcismo que ocurrió en Roma.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Exorcism Facts for Kids

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Exorcismo para Niños. Enciclopedia Kiddle.