Historia de San Vicente de Tagua Tagua para niños
San Vicente de Tagua Tagua es una localidad en Chile. Es muy conocida por los importantes descubrimientos de restos antiguos que se han hecho allí, que nos cuentan sobre la vida de los primeros habitantes de la región.
Contenido
- ¿Cómo llegaron los primeros humanos a América?
- El Período Paleoindio: Los primeros habitantes de Chile
- La Laguna de Tagua Tagua: Un tesoro prehistórico
- El Mastodonte de Humboldt: Un gigante del pasado
- El Período Arcaico en Chile Central: Cazadores especializados
- Período Agroalfarero Temprano: Los primeros agricultores y alfareros
- Período Agroalfarero Intermedio Tardío: La Cultura Aconcagua
- Período Agroalfarero Tardío: El Imperio Inca en Chile Central
- = El Camino del Inca: Una red de comunicación
- Los Promaucaes: Un pueblo resistente
- La Conquista Española: Cambios en la tierra y la vida
- La Bula “Intercaetera”: Un documento clave
- Los Pueblos de Indios: Una nueva organización
- La Encomienda: Un sistema de trabajo y tributo
- La Encomienda de Tagua Tagua: Un caso particular
- Abusos en las Encomiendas: Un problema creciente
- Los Taguataguas son reubicados
- Las primeras viñas y cítricos
- La resistencia mapuche
- El salario a fines del siglo XVII
- Artesanía en cuero
- La familia Elzo y los cambios en Tagua Tagua
- El Monstruo de Tagua Tagua: Una leyenda local
- La resistencia continúa
- La Guerra de Independencia: Un tiempo de cambios
- La Independencia de Chile: Nuevas libertades
- Segunda mitad del Siglo XIX
- El Siglo XX
- Galería de imágenes
¿Cómo llegaron los primeros humanos a América?
Existen varias ideas sobre cómo los primeros seres humanos llegaron al continente americano. La teoría más aceptada es la de Paul Rivet, quien sugiere que llegaron desde diferentes lugares:
- Desde Asia, cruzando el Estrecho de Bering.
- Desde Australia, viajando por el sur del Océano Pacífico a través de un puente de hielo en la Antártida, hasta llegar a Sudamérica.
- Desde la Polinesia y Melanesia, cruzando el Pacífico en balsas y poblando Centroamérica.
Con el tiempo, algunos de estos grupos de personas llegaron al territorio que hoy conocemos como Chile, formando los pueblos originarios chilenos que vivieron de norte a sur.
El Período Paleoindio: Los primeros habitantes de Chile
Los estudios de polen en la zona de la Laguna de Tagua Tagua muestran que, hace mucho tiempo, el clima era más frío que el actual. Había muchos árboles como coigües, robles y lengas, típicos del bosque valdiviano. Alrededor del año 10.000 a.C., el clima se volvió más cálido.
Se cree que los primeros grupos humanos se establecieron en esta zona hace unos 12.000 años a.C.
Antes se pensaba que estos eran los pobladores más antiguos de Chile. Sin embargo, las investigaciones de Tom Dillehay en el sitio de Monteverde, cerca de Puerto Montt, han demostrado que allí hubo asentamientos humanos hace unos 13.000 años. Esto convierte a Monteverde en el asentamiento humano más antiguo de Chile y uno de los más antiguos de América. Los restos de Tagua Tagua datan de unos 11.000 años a.C.
Estos primeros cazadores, llamados paleoindios, se ubicaron en Tagua Tagua para cazar animales grandes que quedaban atrapados en los pantanos. Usaban herramientas sencillas pero efectivas, como grandes piedras y lanzas con puntas de cuarzo afiladas.
Hacia el 12.500 a.C., los primeros cazadores-recolectores llegaron al Valle de Tagua Tagua, siguiendo a grandes animales como mastodontes, caballos americanos y ciervos de los pantanos. El cambio climático al final de la última Glaciación, junto con el desarrollo de técnicas de cultivo y la domesticación de animales, permitió que estos pueblos se quedaran en un solo lugar. Se asentaron cerca de ríos y en valles para cultivar maíz, quínoa, zapallo y porotos. También aprovechaban los peces y mariscos del mar, y las maderas de los bosques costeros.
La Laguna de Tagua Tagua: Un tesoro prehistórico
La Laguna de Tagua Tagua estaba a unos 4,73 km al sur de San Vicente. Fue drenada en el siglo XIX, y al hacerlo, se encontraron restos de animales prehistóricos como mastodontes, caballos americanos y sapos gigantes. Se pensó que era el lugar con la ocupación humana más antigua de Chile (9.500 a.C.), pero luego se descubrió Monteverde, que es 1.500 años más antiguo (11.000 a.C.). Arqueólogos y paleontólogos de todo el mundo han visitado la laguna para hacer importantes hallazgos.
Cuando se drenó la laguna, se encontraron restos de mastodontes que hoy están en el Museo de Londres. También se hallaron restos de la antigua población humana.
Naturalistas como Claudio Gay visitaron la laguna para hacer estudios arqueológicos. Alrededor de 1833, Francisco Javier Errazuriz Sotomayor planeó drenar parte de la laguna, ya que no tenía salida natural y causaba inundaciones en años muy lluviosos. Los trabajos duraron unos 10 años. Es posible que un aumento repentino del agua destruyera el túnel que se estaba construyendo, lo que llevó a que la laguna se secara por completo.
El Mastodonte de Humboldt: Un gigante del pasado
Un equipo de arqueólogos encontró restos de huesos de un Cuvieronius humboldti, una especie de mastodonte. Estos huesos fueron enviados al Museo de Historia Natural de París y aparecen en el Atlas de la historia física y política de Chile de Claudio Gay (1854). En 1868, Ignacio Domeyko describió la geología del lugar, señalando que la antigua Laguna de Tagua Tagua era el sitio donde se habían encontrado más huesos de mastodonte en Chile.
El Mastodonte de Humboldt era un animal primitivo, pariente de los elefantes actuales. En Chile, se han encontrado dos especies de estos animales, el Cuvieronius humboldti y el Cordillerion hyodon, principalmente en la zona central. Los restos más recientes se han enviado al Museo Nacional de Historia Natural de Chile.
El Período Arcaico en Chile Central: Cazadores especializados
Este período, entre el 8.000 y el 600 a.C., se caracteriza por la presencia de cazadores y recolectores avanzados (6.000 a.C. - 2.500 a.C.).
El cementerio más antiguo de Chile
En 1948, mientras se construía un camino en un cerro, se encontraron muchos restos funerarios en Cuchipuy, a unos 7 km al noroeste de la Laguna de Tagua Tagua.
En 1976, investigaciones de la Universidad de Chile descubrieron el cementerio más antiguo del país en este lugar. Fue usado intensamente por estos grupos entre el 6.000 a.C. y el 3.700 a.C. Se encontraron restos de más de 100 personas en cuatro capas, siendo la más profunda una de las más antiguas de América, con una fecha del 11.000 a.C.
Período Agroalfarero Temprano: Los primeros agricultores y alfareros
Los primeros horticultores (personas que cultivan huertos) y ceramistas (personas que hacen objetos de cerámica) de Chile Central vivieron entre el 800 a.C. y el 900 d.C. En la localidad de El Salvador, en San Vicente de Tagua Tagua, se encontraron cerámicas de la Cultura Llolleo que datan del 770 d.C.
Período Agroalfarero Intermedio Tardío: La Cultura Aconcagua
El Complejo Aconcagua en Chile Central existió entre el 900 y el 1470 d.C. La zona de Angostura era un límite geográfico y cultural entre el territorio Aconcagua y las poblaciones al sur del río Cachapoal. Hacia el norte, el límite era más claro, no yendo más allá del valle de Aconcagua.
La cerámica del Valle de Tagua Tagua muestra una clara influencia de la Cultura Aconcagua. Se han encontrado muchos objetos de cerámica decorada de este período en lugares como Codegua, Coinco, Pelequén, Guaico, Palmilla, Ligüeimo y Peralillo.
En esta época, la gente vivía en pequeños grupos de casas hechas de quincha (barro y cañas) con techos de paja. Cerca de las casas había acequias para regar cultivos como porotos, maíz, quínoa, calabazas y zapallo. Las casas de quincha todavía se construyen hoy en día en algunos lugares.
Período Agroalfarero Tardío: El Imperio Inca en Chile Central
El pucará del Cerro La Muralla es la fortaleza más al sur construida por el Imperio inca. Cuando los incas llegaron al valle de Aconcagua (importante por sus recursos y ubicación), organizaron a la población bajo un sistema de gobierno dual, similar al que tenían en otras partes de los Andes. Seguramente, aprovecharon las estructuras sociales y políticas que ya existían en los pueblos del Complejo Aconcagua.
La influencia inca se extendió hasta más allá del Río Maule. Se establecieron varios tambos (posadas) y al menos un pucará en la cima estratégica del Cerro La Muralla. Esta fortaleza, que tenía la laguna de Santa Inés (la Laguna de Tagua Tagua) a su lado sur, probablemente se usó como punto de observación o defensa, ya que desde allí se podía ver tanto el valle norte como la cuenca sur.
En la cima del cerro, las murallas tienen forma de águila en vuelo. Hay tres murallas defensivas y dos zonas con viviendas. Se han encontrado mucha cerámica y piedras tacitas. A 100 metros de la primera muralla hay una zona plana que pudo haber sido usada para cultivos. Las pruebas sugieren que los incas construyeron esta fortaleza, por la forma en que trabajaron la piedra y las estructuras en forma de terraza.
Claudio Gay describió su ascenso al Cerro La Muralla, que entonces se llamaba Cerro del Inca, y la fortaleza. Otros hallazgos incas entre Angostura y el norte del Maule, como en Rengo, Coinco, Doñihue y el Pucará de Cerro La Muralla, junto con la Huaca de Chena y el Pucará de La Compañía, sugieren un sistema administrativo y defensivo regional.
= El Camino del Inca: Una red de comunicación
El Camino del Inca o Qhapaq Ñan era la red principal del Imperio Inca. A través de él, controlaban y administraban su gran imperio. Por este camino viajaban noticias, ejércitos y recursos. Se han encontrado restos de estas rutas, especialmente al norte del río Mapocho y en el valle superior del Aconcagua.
Las crónicas españolas mencionan que el Camino del Inca llegaba a las afueras de Santiago, por Huechuraba. Hacia el sur, desde el Maipo hasta el Cachapoal, su recorrido se ha deducido conectando restos de centros administrativos y fortalezas incas con antiguos caminos coloniales. También se han encontrado restos de algunos tambos o posadas al borde de los caminos, que eran pequeños edificios rectangulares con muros de piedra. El más cercano a San Vicente es la localidad de El Tambo, cerca del Tambo de Malloa.
Los Promaucaes: Un pueblo resistente
El nombre Promaucaes viene del quechua y significa "gente salvaje" o "gente de tierra virgen".
La relación entre los incas y los promaucaes se ve en algunos avances tecnológicos que adoptaron, como herramientas agrícolas, técnicas textiles y metalúrgicas. También se nota en la decoración de algunas cerámicas y en su organización del trabajo, como el mingaco (llamado minga en quechua), que todavía practican los mapuches. Usaban el quipu, un instrumento inca de contabilidad con cuerdas y nudos, para registrar información numérica sencilla en sus estrategias militares. Además, muchas palabras de origen quechua se encuentran hoy en el idioma mapudungún.
La aparente contradicción entre lo que decían los españoles y la información actual sobre el desarrollo de los promaucaes podría explicarse como una estrategia de supervivencia. Frente a los incas, cuando había peligro, abandonaban sus asentamientos y se refugiaban en los montes y pucarás, viviendo de la recolección de frutos y semillas silvestres.
Durante el siglo XVII, el término promaucae y provincia de promaucaes se usó menos, y las referencias se asociaban más a la delimitación de un territorio o caminos.
Alonso de Ercilla y Zúñiga en su poema «La Araucana» (Canto I) los describió como "gente brava, soberbia, próspera y valiente".
La Conquista Española: Cambios en la tierra y la vida
Las tierras mapuches del Pikunmapu (que significa "Tierra del Norte" en Mapudungún) comenzaron a ser tomadas por los españoles a partir de 1540. Primero, los españoles se apropiaron de todo el territorio basándose en la “bula intercaetera”, que les permitía disponer de las tierras y entregarlas a los españoles para formar haciendas. Muchas de estas haciendas se establecieron sobre las tierras de los Lof (comunidades) mapuche.
Al principio, los españoles no tenían una política clara para asentar a los mapuches. Antes de 1580, respetaban parcialmente las posesiones indígenas para asegurar que la población mapuche se recuperara después de la guerra de resistencia (1541-1550).
El reconocimiento legal de que los mapuches podían disponer de sus bienes favoreció la venta y remate de tierras durante todo el siglo XVI. A finales de este siglo, debido a la reducción de las tierras mapuches (por el traslado de la población a las encomiendas y la presión por ocupar sus tierras), se nombró un Protector de Naturales. Este protector administraba los pueblos de indios y autorizaba la venta de tierras. A principios del siglo XVII, se dictaron leyes para proteger las tierras mapuches y establecer la propiedad indígena mediante la medición de los pueblos de indios.
Ya en 1545, se mencionaba a los Taguataguas como un grupo diferente dentro de los habitantes de la provincia de los promaucaes.
Estos pueblos tenían una organización social y política compleja. Había caciques y líderes que tenían personas bajo su autoridad, poseían pueblos y cultivaban la tierra desde antes de la llegada de los españoles.
Fray Diego de Ocaña describió el territorio promaucae en 1600, mencionando que era una tierra muy fértil y poblada de indígenas, con grandes ríos como el Maipo, Cachapoal, Claro, Tinguiririca, Peteroa y Maule.
La Bula “Intercaetera”: Un documento clave
El reparto de tierras indígenas se hizo gracias a la bula “Intercaetera”, un documento emitido por el Papa Alejandro VI el 3 de mayo de 1493. Este documento, invocando creencias religiosas, otorgaba a los reyes de Castilla y León el derecho a disponer de las tierras bajo ocupación militar.
El texto de la bula decía que, por la autoridad de Dios y de Jesucristo, se donaban, concedían y asignaban las tierras indígenas a los reyes de Castilla y León y a sus herederos, dándoles pleno poder y autoridad sobre ellas.
Los Pueblos de Indios: Una nueva organización
Hasta 1580, las tierras mapuches de un Lof o Ayjarewe (tipos de comunidades) eran reconocidas. Sin embargo, el avance de los hacendados que tomaban tierras, el traslado de trabajadores a las encomiendas, la disminución de la población y el abandono de cultivos (porque los indígenas eran obligados a trabajar en las haciendas) hicieron necesario delimitar las tierras indígenas.
Para esto, se dictó la Tasa de Gamboa, en Santiago el 8 de mayo de 1580. Esta ley buscaba reducir a los indígenas a pueblos para que vivieran juntos y organizados. Se ordenaba elegir lugares saludables, fértiles y con abundancia de recursos para cultivar, criar ganado y tener agua. Una vez elegido el sitio, se construían las casas y se repartían tierras para que los pobladores cultivaran para sí mismos y para pagar sus tributos.
La Encomienda: Un sistema de trabajo y tributo
El sistema de encomiendas fue una iniciativa para proteger a los nativos. En teoría, los indígenas debían pagar un tributo al encomendero (la persona a cargo) o al rey con el producto de su trabajo libre en sus tierras. En la práctica, los indígenas no podían cumplir con esto y debían pagar el tributo con su servicio personal, lo que implicaba su traslado a la propiedad del encomendero. Por esta razón, casi no existieron pueblos de indios. El encomendero, a su vez, debía ser leal al rey, defender el reino y cuidar de los indígenas.
En resumen, fue una forma de aplicar el sistema Feudal europeo en las tierras conquistadas por España.
Un censo de población en Colchagua y Maule en 1641 mostró que la mayoría de los indígenas estaban concentrados en las haciendas españolas, y muy pocos permanecían en los Pueblos de Indios.
La Encomienda de Tagua Tagua: Un caso particular
En 1546, Pedro de Valdivia nombró a Juan Bautista Pastene como Encomenderode Tagua Tagua, dándole responsabilidad sobre los Taguataguas.
Documentos de la época mencionan a los caciques Maluenpangue y Juan Darongo, líderes de los Taguataguas. El término promaucae dejó de usarse en el siglo XVIII y fue reemplazado por «picunche», que los mapuches usaban para referirse a los pueblos al norte de su territorio.
El hijo de Juan Bautista Pastene, Tomás Pastene y Seixas, se convirtió en encomendero en 1597. La hija de Pastene, María de Pastene, se casó con Francisco Rodríguez del Manzano y Ovalle, el primer miembro de la familia Ovalle en Chile. Su hijo fue Alonso de Ovalle y Pastene, un sacerdote jesuita y autor de la "Histórica relación del Reyno de Chile".
Abusos en las Encomiendas: Un problema creciente
Los abusos de los encomenderos hacia los indígenas llevaron a la creación de los corregimientos (territorios bajo la autoridad de un corregidor) y al nombramiento de administradores de pueblos de indios. Estos funcionarios debían proteger y mejorar las condiciones de vida de los indígenas. El primer administrador fue Jerónimo de Pando.
En 1593, Martín García Oñez de Loyola emitió un decreto para nombrar corregidores en varios pueblos, incluyendo Tagua Tagua, debido a los "muchos agravios" que sufrían los indígenas.
Los Taguataguas son reubicados
Los indígenas encomendados fueron trasladados al Pueblo de Peñalolén en algún momento de los siglos siglo XVI o siglo XVII. En 1643, fueron establecidos como "Pueblo" en la Estancia de Puangue.
Documentos de la época describen que los indígenas de Taguataguas eran tratados muy mal por su encomendero, Juan Próspero de Elzo y Araníbal. Los azotaba y no les daba tiempo para cosechar sus cultivos, lo que causaba que sus familias pasaran hambre. Este trato cruel los obligó a huir de sus tierras y trasladarse al lugar donde hoy se encuentra la ciudad de San Vicente.
En sus inicios, vivían en casas de paja y barro. Cambiaron sus apellidos por Molina y Cuevas, por lo que estas familias son descendientes directos de los Taguataguas.
En 1793, nace San Vicente de Tagua Tagua como Pueblo de indios. Otros grupos indígenas se encontraban en poblados como Codegua, Rancagua, Copequén, Pichidegua, Codao, Peumo, Malloa, Talcarehue, Nancagua y Ligüeimo.
Los pueblos de indios debían ubicarse en tierras llanas y accesibles, lo que llevó a la reubicación de muchas comunidades que originalmente estaban cerca de fuentes de agua en quebradas y montañas.
Las primeras viñas y cítricos
La comunidad de Requelemo se originó con la herencia del capitán Juan de Zúñiga-Arista. Su propiedad tenía ganado ovino, un molino, viñas, destilería de aguardiente y una arboleda importante. Los árboles de olivos, naranjos y un limonero valían mucho, y son los antepasados de las plantaciones actuales en Peumo, San Vicente de Tagua Tagua y Panquehue de Rengo.
La resistencia mapuche
En 1698, los mapuches de Rapel lograron que se reconocieran sus derechos sobre las tierras que les habían sido quitadas. Se ordenó que se les devolvieran sus tierras según las leyes. En Tagua Tagua, los mapuches también se defendían de los intentos de los españoles de tomar sus propiedades.
En 1710, en Malloa, los mapuches iniciaron un juicio contra Santiago de Larraín y Vicuña, quien había comprado tierras que habían sido usurpadas. Los mapuches habían sido trasladados a Aculeo y al regresar encontraron sus tierras ocupadas. Lograron que se les restituyeran en 1719.
En 1746, en Codegua, los mapuches llevaron un largo juicio contra la Hacienda de Rancagua, propiedad de los Jesuitas. El conflicto comenzó en 1628 cuando Catalina de los Ríos y Lísperguer obtuvo las tierras indígenas de Codegua mientras los mapuches estaban en encomiendas en La Ligua. Las tierras pasaron a los Jesuitas, pero el Protector de Indios dijo que debían estar disponibles para cuando los mapuches regresaran. Al no poder recuperarlas, iniciaron el juicio en 1746 y lograron que se les restituyeran.
El salario a fines del siglo XVII
En esta época, el salario en la zona central era de un real y medio al día, por 207 días de trabajo. Esto sumaba 38 pesos y 6 reales al año. De esta cantidad, se descontaba el tributo, que era de 8 pesos y 4 reales. Además, cada tercio de los indígenas activos debía pagar el tributo de los otros dos tercios que descansaban. Por lo tanto, solo quedaban 13 pesos y un real de salario. También había descuentos por enfermedad y multas.
Con 12 pesos en el siglo XVII se podían comprar 176 kg de pan, o 3 arrobas de vino, o 12 kg de azúcar, o 4 almudes de maíz al mes, o 5 de papas.
Artesanía en cuero
Entre los objetos hechos de cuero, se mencionan los ranchos, que cuando se construían con este material se llamaban «tumbados» o «tumbaos». Documentos coloniales de 1744 mencionan que a los indígenas TaguaTagua se les permitía extraer paja de la laguna para techar sus ranchos.
La familia Elzo y los cambios en Tagua Tagua
Pedro Gregorio de Elzo, un importante militar y alcalde de Santiago en 1739, compró la Estancia de Tagua-Tagua. Su hijo, Juan Próspero de Elzo y Araníbar, también alcalde de Santiago, heredó la Encomienda de Tagua Tagua.
La familia de Juan Próspero de Elzo
Sus hijos fueron:
- María de la Concepción de Elzo Ureta.
- Juana de Dios de Elzo Ureta, quien se convirtió en dueña de la estancia de Tagua Tagua.
- María de la Gracia de Elzo Ureta.
- Andrés de Elzo Ureta, dueño de la Hacienda Pumanque.
El trato a los habitantes y su huida
En 1783, el último encomendero de San Vicente, Juan Próspero de Elzo y Araníbal, trataba muy mal a los indígenas. Los gobernaba como si fueran esclavos y no les daba tiempo para sus cosechas. Este trato tan difícil obligó a los indígenas a huir de sus tierras y trasladarse al lugar donde hoy se encuentra la ciudad de San Vicente.
Documentos de la época describen que los indígenas del Pueblo de Taguataguas, que pertenecían a la encomienda de Juan Próspero de Elzo, eran maltratados, azotados sin razón y no se les permitía el tiempo necesario para cosechar. Esto causaba que sus familias sufrieran hambre. Por esta razón, muchos indígenas intentaron abandonar el pueblo.
El trato cruel de Elzo obligó a estos indígenas a huir de sus posesiones y trasladarse al sitio donde ahora está la ciudad de San Vicente.
En sus primeros tiempos, habitaban viviendas de paja y barro. Cambiaron sus apellidos por Molina y Cuevas, por lo que estas familias son descendientes directos de los Taguataguas.
En 1793, nace San Vicente de Tagua Tagua como Pueblo de indios.
El Monstruo de Tagua Tagua: Una leyenda local
Existe una leyenda poco conocida sobre un monstruo de la Laguna de Tagua Tagua. Un grabado anónimo hecho en Chile en 1784 fue descubierto en la Biblioteca Nacional de Madrid y se convirtió en la portada de una exposición llamada "Monstruos y otros seres imaginarios".
La descripción del monstruo
Se dice que apareció a principios de 1784 en la estancia de Próspero Elzo. Causaba mucho daño comiéndose a los animales que se acercaban a la laguna. Cien hombres lo esperaron en silencio y lo capturaron vivo.
La descripción es muy detallada: medía tres varas y media de largo, con una cola mucho más larga que su cuerpo. Sus patas eran cortas, pero sus uñas muy grandes. La melena de su cabeza llegaba hasta el suelo. La cola superior la movía con mucha agilidad, usándola como mano para atrapar a sus presas. Sus dientes medían 30 centímetros de largo y su boca era tan ancha como su cara. Tenía astas de una vara y media, muy bien formadas, y orejas de tres cuartos de largo. Incluso se daba una dirección para ir a verlo: calle de las Carretas N.º 8.
El origen de la leyenda
En San Vicente de Tagua Tagua, se recuerda que en la Laguna de Tagua Tagua (ya seca) había unos "chivines" (islotes flotantes de vegetación) tan resistentes que podían soportar el peso de un caballo. A veces, el ganado se subía a ellos para pastar y se daba cuenta de que el islote se había movido, quedando atrapado. Así nació la leyenda de un monstruo que arrastraba a los animales hacia el interior de la laguna.
Después de que se encontrara el grabado en España, el monstruo comenzó a ser comparado con otros seres fantásticos de la mitología chilena.
La resistencia continúa
En Peumo, la resistencia mapuche para defender sus pocas tierras se manifestó durante el siglo XVIII. El párroco de apellido Zúñiga intentó establecer una villa en tierras indígenas.
A pesar de que el pueblo estaba casi desaparecido, el cacique Catrileo se opuso firmemente y logró que no se cambiara la naturaleza de su parroquia. La insistencia en fundar la villa para evangelizar y crear nuevas parroquias llevó a discutir sobre la población mapuche de Peumo.
El Cacique de Peumo, Cipriano Catileu, se opuso al cura y defendió sus tierras. En 1763, se nombró un defensor de indígenas. Años más tarde, en 1793, Ambrosio O’Higgins pidió un informe sobre la oposición del cacique Nicolás Catrileu. Peumo y otros pueblos de indios lograron sobrevivir, y a finales del período colonial aún conservaban las tierras de la primera medición.
La Guerra de Independencia: Un tiempo de cambios
Durante la reconquista española, la guerra de guerrillas liderada por Manuel Rodríguez desde Colchagua hacia el sur provocó que las tropas del gobernador Casimiro Marcó del Pont buscaran intensamente a los rebeldes en esta región. Manuel Rodríguez usó los bosques de Naicura y la Hacienda de Rastrojos, cerca de San Vicente de Tagua Tagua, como bases secretas.
El plan de José de San Martín era hacer creer a los realistas que su ataque a Chile sería por el sur, lo que distrajo muchas tropas de Santiago.
Colchagua era un lugar de muchos conflictos y ataques a los realistas. Manuel Rodríguez se movía por los campos y se escondía en diferentes lugares. Llegó hasta Teno y se disfrazaba de arriero en San Fernando, mientras los soldados españoles lo buscaban lejos.
El ataque a San Fernando: La valentía del guerrillero
Una de las partidas de armas enviadas por San Martín estuvo escondida desde septiembre en la propiedad de Los Rastrojos. Rodríguez estaba oculto en Quilamuta y los españoles lo buscaban con mucho empeño. San Fernando, mientras tanto, estaba tranquila bajo el control de don Manuel López de Parga, un hacendado español muy leal al rey, que contaba con ochenta carabineros. Era la noche del domingo 12 de enero de 1817.
La Independencia de Chile: Nuevas libertades
Bernardo O'Higgins logró la abolición definitiva de las encomiendas. Los indígenas liberados fueron agrupados en pueblos o asentamientos, como ocurrió en Tagua Tagua. En estos lugares, cultivaban sus tierras y trabajaban como asalariados.
El Mulato Taguada contra don Javier de la Rosa: Un duelo de payadores
Este es uno de los enfrentamientos más famosos entre las clases sociales del campo chileno: el Patrón contra el Peón. Don Javier de la Rosa, un cantor adinerado, y Taguada (o Tahuada), quien representaba al pueblo sencillo.
Los payadores son muy importantes en el folclore americano. Sus competencias de versos, con rimas improvisadas, eran duelos de ingenio y habilidad. La tradición chilena recuerda una paya épica, un desafío sin igual en el que dos hombres cantaron durante ochenta horas, hasta que uno no pudo continuar y, abrumado por la tristeza y la vergüenza, falleció. Según Antonio Acevedo Hernández, esto ocurrió en San Vicente de Tagua Tagua hacia 1830.
Los protagonistas eran el mulato Taguada, de la región del Maule, apodado El Invencible; y don Javier de la Rosa, un caballero dueño de grandes tierras de Copequén, experto en el guitarrón, filósofo y astrónomo. ¡Ochenta horas cantando sin parar!
Había una mujer de por medio, la prometida de Taguada, a quien el caballero cortejaba y esperaba conquistar si vencía a su rival.
Javier de la Rosa comenzó el duelo con estos versos: -¿Quién es ese payador que paya tan a lo obscuro? Tráiganmelo para acá y lo pondré en lugar seguro.
Sin dudar, Taguada respondió: -Y ese payaor, ¿quién es, que paya tan desde lejos? Si se allega pa'acá le plantaré el aparejo.
Javier de la Rosa ganó el duelo. Le cortó el sombrero al Mulato con una tijera, y este, triste, se fue con su amada hacia la muerte. Se puso a meditar bajo las estrellas a orillas del Río Zamorano. Su amante le tomó la mano y supo que el Mulato había fallecido.
Fundación de la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua
En 1845, doña Carmen Gallegos del Campo y Jiménez de León de Robles de Toro y Zambrano trasladó a la comunidad indígena del lugar original al sector donde hoy se encuentra el poblado de Pueblo de Indios.
El acta de fundación se firmó el 6 de octubre de 1845. Doña Carmen Gallegos cedió su hacienda a la diócesis de Santiago para establecer una parroquia y una villa. Ella y su segundo esposo querían que la nueva población se llamara "San Vicente Ferrer". Sin embargo, se descubrió que ya antes de 1704 existía un pequeño caserío llamado "Tagua Tagua". Por eso, las autoridades decidieron llamarla "Villa de San Vicente de Tagua Tagua", para combinar el deseo de los fundadores con la historia del lugar. El proyecto inicial abarcaba dos cuadras de tierra, pero hoy el área es de casi 500 kilómetros cuadrados.
En ese entonces, este lugar pertenecía a la parroquia de Pencahue.
El cura párroco Manuel José Pizarro Carbajal fue nombrado primer cura fundador de San Vicente. Los padres Benítez, especialmente Fray Antonio, fueron quienes construyeron y equiparon la iglesia parroquial de Tagua Tagua.
Los caminos en el siglo XIX
En general, la mayoría de los pueblos de esta región se originaron en caseríos ubicados a lo largo de los tres caminos principales que cruzaban el país de norte a sur durante el período colonial.
El Camino Real o del centro
El Camino Real pasaba por los cerros de la costa, desde Santiago a Melipilla, luego entraba a Colchagua por Peumo, seguía por Pichidegua y el pueblo de Colchagua (hoy Santa Cruz). Continuaba hacia Lolol, Nilahue, Las Palmas y Los Coipos, llegando a Peralillo y, junto al río Mataquito, entraba a la región del Maule. Fue el camino más usado en los siglos XVI y XVII. Hoy se usan varios tramos de esta ruta.
Camino de la Frontera
El Camino de la Frontera cruzaba el Valle Central y es muy similar a la actual Carretera Longitudinal. Pasaba por las villas de Rancagua, Rengo y San Fernando. Era la vía principal de comunicación del reino, usada por hacendados para transportar sus productos, lo que obligó a su constante mantenimiento.
La ley del siglo XVIII sobre la fundación de nuevas villas también regulaba la construcción de puentes. El cobro por estas obras públicas, llamado «pontazgo», se convirtió en una de las fuentes de ingresos del cabildo (gobierno local).
El Camino de la Costa
El tercer camino, "el costino o de la sal", partía de Valparaíso, pasaba por Casablanca, Llolleo y Santo Domingo. Entraba a Colchagua por Navidad y Rapel, hasta llegar a la laguna de Cáhuil, Boyeruca y Bucalemu. Desde las salinas de esta zona se llevaba la sal a la capital, de ahí su nombre. Seguía la Ruta del Camino del Inca Costero o de los Polleros.
Visitas importantes en el Siglo XIX
Claudio Gay: Un explorador de la naturaleza
El médico y naturalista francés Claudio Gay fue contratado por Diego Portales en 1830 para recorrer Chile durante tres años. Su misión era estudiar y recopilar información sobre la flora, fauna, geografía y geología del país. Los resultados debían publicarse en una Historia Natural y una Geografía Física y Descriptiva, con ilustraciones y mapas. También se le pidió un estudio geológico, otro sobre aguas minerales y estadísticas de producción, comercio y población. Con las especies vegetales y minerales y la información zoológica, debía formar un gabinete de historia natural.
Para cumplir su contrato, Gay eligió la provincia de Colchagua para iniciar sus investigaciones. La recorrió de mar a cordillera y en 1831 visitó la antigua Laguna de Tagua Tagua, de la cual hizo una descripción detallada:
«TaguaTagua, grande y bella laguna, en la cual vi por primera vez aquel grande y singular espectáculo tan maravillosamente cantado por los bardos escoceses y cuyas causas han desconocido los físicos durante mucho tiempo. Consiste en islas flotantes que cubren casi la mitad de la laguna y que, según la dirección de los vientos, la recorren de norte a sur o de oriente a poniente...».
Charles Darwin: El naturalista del Beagle
Charles Darwin visitó Chile como naturalista entre 1832 y 1834, durante el viaje de exploración del capitán Roberto Fitz-Roy en el bergantín Beagle. A su paso por el valle central, conoció Rancagua y las Termas de Cauquenes, famosas por sus aguas curativas. Viajó más al sur, hasta San Fernando, y de allí a las minas de oro de Yáquil, para luego seguir hacia la Laguna de Tagua Tagua. Poco después de su visita en septiembre de 1834, comenzaron los trabajos para drenar sus aguas.
Ignacio Domeyko: Un científico al servicio de Chile
Contratado por el gobierno de Chile, Ignacio Domeyko realizó una misión científica. Exploró la cordillera y sus riquezas. Entre 1841 y 1842, hizo una expedición a las cordilleras de Cachapoal, lo que le permitió conocer esta parte de los Andes e identificar la gran riqueza del cerro de El Teniente. Exploró la geología del valle del Tinguiririca hasta los Baños de las Termas del Flaco, el río del Azufre y las fumarolas del volcán Tinguiririca. En sus escritos, describió formaciones rocosas únicas en la parte más alta del valle del Tinguiririca y restos de fósiles.
En el valle, registró la presencia de restos óseos de mastodonte en la localidad de Tagua-Tagua.
Segunda mitad del Siglo XIX
Rosa Araneda: Una poetisa popular
Rosa Araneda Orellana fue una poetisa popular chilena del siglo XIX nacida en San Vicente de Tagua Tagua en 1861. Fue una de las pocas mujeres que escribían versos populares a finales del siglo XIX. Se cree que falleció en Santiago el 4 de junio de 1894, a los 33 años.
Hay pocos datos históricos sobre Rosa Araneda, algunos se conocen a través de sus propios versos. Sobre su origen, ella misma escribió: "Araneda por mi padre,/en Tagua Tagua nací,/y también les digo aquí:/Orellanas, por mi madre;/aunque a ninguno le cuadre/pregunto y noticias doy;..."
De origen campesino, no se sabe con certeza las fechas exactas de su nacimiento y muerte, aunque se estima que nació en 1850 y murió en la última década del siglo XIX. Sus poesías se difundieron mucho, junto con las de otros poetas populares de su época. Se vendían en plazas, mercados y estaciones de tren, desde donde viajaban a otros pueblos. Por la información impresa en sus publicaciones, se sabe que vivió en barrios populares de Santiago, cerca del Mapocho.
Geografía descriptiva de la República de Chile (1895)
En 1895, Enrique Espinoza Gárate describió la Villa de San Vicente de Tagua Tagua como una población con futuro, con casas y comercio activo, y alrededores fértiles. Mencionó que la pintoresca Laguna de Tagua-Tagua, ya seca, se había convertido en terrenos fértiles.
El Siglo XX
Erupción del volcán Quizapú en 1932
En 1932, el Volcán Quizapú entró en erupción. Al mediodía, la oscuridad era total. Los huasos (campesinos chilenos) al preguntar decían Quizapuh, de donde viene el nombre del famoso volcán.
Ubicado en la actual provincia de Talca, en la región del Maule, el domingo 10 de abril de 1932, este volcán tuvo la mayor erupción volcánica de Chile en el siglo XX. La explosión duró entre 18 y 25 horas y formó una columna de ceniza de entre 28 y 32 kilómetros de altura. La tefra (ceniza y otros materiales volcánicos) cubrió más de dos millones de kilómetros cuadrados, desde Valparaíso hasta Buenos Aires. En la zona cercana al volcán, los campos quedaron cubiertos de una capa blanca y el ganado se llenó de ceniza. Esto puso en riesgo la ganadería y la agricultura, pero afortunadamente los campos se recuperaron y volvieron a ser la principal fuente de ingresos de la región. También se informó que las cenizas llegaron hasta Brasil y Sudáfrica.