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Futuro de la Tierra para niños

Enciclopedia para niños

El futuro del planeta Tierra estará determinado por varios factores. Entre ellos, el aumento de la luz que recibimos del Sol, la pérdida de calor del centro de la Tierra, los efectos de otros cuerpos en el sistema solar y los cambios en la vida de la superficie terrestre.

La teoría de Milankovitch nos dice que la Tierra seguirá teniendo glaciaciones (períodos de mucho hielo). Esto se debe a cómo cambia la forma de su órbita, la inclinación de su eje y el movimiento de precesión del planeta. Además, la tectónica de placas (el movimiento de las grandes piezas de la corteza terrestre) podría formar un supercontinente en unos 250 a 350 millones de años. En algún momento de los próximos 3000 millones de años, la inclinación de la Tierra podría cambiar mucho, incluso más de 90 grados.

Dentro de 1000 a 2500 millones de años, la radiación solar aumentará porque el helio se acumula en el núcleo del Sol. Esto hará que los océanos desaparezcan y que los continentes dejen de moverse. Este proceso se hará más fuerte en 2000 millones de años, cuando el aumento de temperatura en la Tierra cause un efecto invernadero descontrolado. En ese punto, casi toda la vida en la Tierra habrá desaparecido. Finalmente, lo más probable es que el Sol absorba la Tierra en unos 5500 millones de años. Esto ocurrirá cuando el Sol se convierta en una gigante roja y se expanda más allá de la órbita terrestre. Aunque la Tierra podría seguir existiendo, ya no tendría vida.

¿Cómo influye el ser humano en el futuro de la Tierra?

Los seres humanos tenemos un papel muy importante en cómo se mantiene la vida en la Tierra hoy en día. Esto se debe a que nuestra población ha crecido mucho y hemos ocupado y cambiado muchos ecosistemas. Este crecimiento ha causado la extinción de muchas otras especies en la era geológica actual, conocida como la extinción masiva del Holoceno.

Desde 1950, muchas especies han desaparecido por la actividad humana. Se calcula que en 2007, el 10% de todas las especies de la Tierra ya se habían perdido. Si seguimos así, cerca del 30% de las especies podrían estar en peligro de extinción en los próximos cien años. Esta extinción se debe a la destrucción de hábitats, la llegada de especies nuevas a ecosistemas donde no pertenecen, la caza y el cambio climático.

La actividad humana ha cambiado mucho la superficie del planeta. Más de un tercio de la tierra ha sido modificada por nosotros, y usamos cerca del 20% de lo que produce la Tierra. La cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha subido casi un 30% desde que empezó la Revolución Industrial.

Si esta crisis de la vida continúa, la biodiversidad (la variedad de seres vivos) podría disminuir poco a poco. Las especies que se adaptan bien a los ambientes cambiados por el hombre, como las plagas o las malas hierbas, podrían crecer mucho. También podrían aparecer nuevas especies, especialmente aquellas que viven bien en ecosistemas dominados por los humanos. Los microbios probablemente se beneficiarían, ya que tendrían más nutrientes disponibles. Sin embargo, es poco probable que aparezcan nuevas especies de vertebrados grandes, lo que haría que las cadenas alimentarias fueran más cortas.

Si los humanos desapareciéramos, las construcciones que hemos hecho empezarían a deteriorarse. Las estructuras más grandes durarían unos 1000 años. Las últimas en quedar serían minas a cielo abierto, grandes canales, carreteras y vertederos. Algunos monumentos de piedra muy grandes, como las Pirámides de Guiza o las esculturas del Monte Rushmore, podrían durar millones de años.

¿Cómo afectan la órbita y la rotación de la Tierra?

Las fuerzas de gravedad de otros planetas en el sistema solar pueden cambiar la órbita de la Tierra y la inclinación de su eje. Estos cambios pueden influir en el clima de todo el planeta.

Glaciaciones y el clima

A lo largo de la historia, la Tierra ha tenido períodos de glaciaciones donde grandes capas de hielo cubrían las zonas más altas de los continentes. La teoría de Milankovitch explica que estas glaciaciones ocurren por factores astronómicos, junto con otros procesos del clima y la tectónica de placas. Los factores astronómicos principales son: una órbita más ovalada de lo normal, una inclinación pequeña del eje de la Tierra y la alineación del solsticio de verano con el punto más lejano de la órbita (afelio). Cada uno de estos efectos ocurre en ciclos. Por ejemplo, la forma de la órbita cambia en ciclos de 100.000 a 400.000 años.

Actualmente, la Tierra está en un período entre glaciaciones, que se espera que termine en unos 25.000 años. Sin embargo, el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera por la actividad humana podría retrasar la próxima glaciación hasta dentro de 50.000 a 130.000 años. Un período corto de calentamiento global (si el uso de combustibles fósiles terminara alrededor del año 2200) solo retrasaría la glaciación unos 5000 años. Por lo tanto, un calentamiento global breve tendría un impacto limitado a largo plazo.

La inclinación del eje de la Tierra

La fuerza de la Luna hace que la rotación de la Tierra se haga más lenta y que la distancia entre la Tierra y la Luna aumente. Otros factores que pueden quitar energía de rotación a la Tierra son la fricción entre el núcleo y el manto, las corrientes de aire, las corrientes de calor dentro del manto y los cambios climáticos que aumentan o disminuyen el hielo en los polos. Todos estos efectos combinados podrían hacer que el día dure 1.5 horas más y que la inclinación del eje cambie medio grado en los próximos 250 millones de años. La distancia a la Luna también aumentaría.

Según modelos de computadora, la Luna ayuda a que la inclinación de la Tierra sea estable, evitando cambios climáticos muy drásticos. Esto se debe a que la Luna acelera el movimiento de precesión del eje terrestre. Sin embargo, como la órbita de la Luna sigue creciendo, este efecto estabilizador disminuirá en el futuro. En algún momento, las fuerzas de otros cuerpos celestes podrían causar cambios muy grandes en la inclinación de la Tierra, hasta 90 grados. Esto podría ocurrir entre 1500 y 4500 millones de años, aunque no se puede calcular una fecha exacta.

Una inclinación tan grande causaría cambios climáticos extremos que podrían hacer que el planeta no fuera apto para la vida. Si la inclinación de la Tierra llegara a 54 grados, el ecuador recibiría menos luz del Sol que los polos. La inclinación del planeta podría mantenerse entre 60 y 90 grados por períodos de 10 millones de años.

¿Qué pasa si chocamos con cuerpos celestes?

Archivo:Barringer Meteor Crater, Arizona
Cráter del Meteorito Barringer, una evidencia de impacto en la Tierra de cuerpos celestes, Flagstaff, Arizona.

Como hay muchos objetos moviéndose por el espacio, es posible que en el futuro la Tierra sea golpeada por meteoritos, cometas u otros trozos de materia. A esto se le llama impacto astronómico. De hecho, hay pruebas de que, en varios momentos de su historia, la Tierra ha sido golpeada por objetos que causaron grandes cambios en el clima y la atmósfera, afectando la vida en la Tierra.

La magnitud de estos cambios depende del tamaño y composición del objeto, su velocidad, la dirección en la que viene y si cae en el mar o en tierra.

Por ejemplo, se cree que el choque entre la Tierra y un objeto de unos 10 km de diámetro hace 65 millones de años causó un cráter en Chicxulub, Yucatán. Este impacto también provocó la extinción masiva de muchas especies al final del período Cretácico.

¿Cómo se mueven las placas tectónicas?

Archivo:Pangaea continents
Pangea fue el último supercontinente formado en la historia de la Tierra.

La teoría de la tectónica de placas explica que los continentes de la Tierra se mueven sobre su superficie a una velocidad de unos pocos centímetros por año. Se espera que este movimiento continúe, lo que hará que las placas se reubiquen y choquen. Este movimiento, llamado deriva continental, es posible gracias a dos cosas: la energía que se genera dentro de la Tierra y la presencia de agua (la hidrosfera). Si cualquiera de estos dos factores desapareciera, la deriva continental se detendría. La producción de calor dentro del planeta es suficiente para mantener el movimiento del manto y la subducción (cuando una placa se mete debajo de otra) durante al menos los próximos 1100 millones de años.

Actualmente, América se está moviendo hacia el oeste, alejándose de África y Europa. Los científicos han propuesto diferentes ideas sobre cómo continuará este proceso. En un modelo, el océano Atlántico se cerraría y América se movería hacia el este. En otro modelo, el océano Pacífico se cerraría y América se movería hacia Asia. Se cree que el continente africano se dividirá en dos por una gran fractura llamada Gran Valle del Rift.

Estos modelos se revisan constantemente a medida que entendemos mejor cómo funciona la Tierra. Por ejemplo, en 2008, una simulación por computadora predijo que se formaría un supercontinente alrededor de la Antártida.

El proceso de subducción también lleva agua de los océanos al manto. A la velocidad actual, se calcula que en 1000 millones de años, el 27% del agua de los océanos habrá sido absorbida. Si este proceso no cambia, se alcanzaría un equilibrio cuando el 65% del agua de los océanos hubiera sido absorbida.

¿Cómo se formaría un nuevo supercontinente?

Archivo:PangeaUltimaRoughEstimation
Una posible muestra de como sería Pangea Última.

El geólogo Christopher Scotese ha estudiado cómo se moverá la corteza terrestre en los próximos millones de años. En su escenario, en 50 millones de años, el mar Mediterráneo podría desaparecer. La colisión entre Europa y África crearía una cordillera muy larga que llegaría hasta el actual golfo Pérsico. Australia se uniría con Indonesia, y Baja California se movería hacia el norte a lo largo de la costa. Podrían aparecer nuevas zonas donde las placas se meten una debajo de otra en la costa este de toda América, formando cadenas montañosas. En el sur, el movimiento de la Antártida hacia el norte haría que sus capas de hielo se derritieran. Esto, junto con el derretimiento del hielo de Groenlandia, aumentaría el nivel del mar unos 90 metros. Esto causaría inundaciones en todos los continentes y favorecería el cambio climático.

Si este escenario continúa, en 100 millones de años, los continentes habrán alcanzado su máxima separación y luego comenzarán a unirse de nuevo. En 250 millones de años, Norteamérica chocará con África, mientras que Sudamérica se unirá al extremo sur de África. El resultado será la formación de un nuevo supercontinente llamado Pangea Última, con el océano Pacífico extendiéndose por la mitad del planeta. El continente antártico regresaría al Polo Sur y se cubriría de hielo otra vez.

Otro científico, Paul F. Hoffman, predijo que los continentes de Norteamérica y Sudamérica seguirían avanzando por el océano Pacífico, girando sobre Siberia hasta unirse con Asia. Hoffman llamó a este supercontinente Amasia. Más tarde, el geólogo Roy Livermore calculó un escenario similar, donde la Antártida se movería hacia el norte, mientras que el este de África (que se habría separado por la fractura de Rift) y Madagascar se moverían por el océano Índico para chocar con Asia.

En este modelo, el océano Pacífico se cerraría por completo en 350 millones de años. Esto marcaría el final del ciclo actual de supercontinentes, donde los continentes se separan y se vuelven a unir cada 400 a 500 millones de años. Una vez que se forme el supercontinente, el movimiento de las placas tectónicas podría volverse más lento. Esto podría causar un aumento de la temperatura del manto y un incremento de la actividad volcánica.

¿Cómo afecta un supercontinente al medio ambiente?

La formación de un supercontinente puede cambiar drásticamente el medio ambiente. El choque de las placas continentales crearía montañas que modificarían los patrones climáticos. El nivel del mar podría bajar debido a las glaciaciones. La velocidad de erosión de la superficie terrestre podría aumentar, enterrando más material orgánico. Los supercontinentes pueden causar una caída de la temperatura global y un aumento del oxígeno en la atmósfera. Estos cambios pueden acelerar procesos como la evolución biológica cuando diferentes nichos se unen.

La formación de un supercontinente también aísla el manto. El calor se concentraría, causando una intensa actividad volcánica y cubriendo grandes áreas con basalto. Se formarían grietas y el supercontinente se separaría de nuevo, comenzando un nuevo ciclo. El planeta podría entonces experimentar una época cálida, como la que ocurrió durante el período Cretácico.

¿Cómo evolucionará el Sol?

El Sol produce energía fusionando hidrógeno en helio en su núcleo. Como no hay un movimiento que renueve el hidrógeno en el núcleo solar, el helio se acumula. La temperatura en el núcleo del Sol es demasiado baja para que el helio se fusione, por lo que este no contribuye a la energía que mantiene al Sol en equilibrio.

Actualmente, cerca de la mitad del hidrógeno del núcleo solar ya se ha usado. Para compensar esta disminución de hidrógeno, la temperatura del núcleo aumenta gradualmente, lo que incrementa la presión. Así, el hidrógeno restante se fusiona más rápido, generando la energía necesaria. El resultado es un aumento de la energía que emite el Sol.

Archivo:Solar evolution (Spanish) Evolucion del Sol
Evolución de la luminosidad (en rojo), el radio (en violeta), y la temperatura superficial (en verde) del Sol respecto a los valores actuales. Adaptado de Ribas (2010).

Cuando el Sol era joven, solo brillaba con el 70% de su luz actual. Su brillo ha aumentado casi de forma constante hasta ahora, un 1% cada 110 millones de años. Se espera que en 3000 millones de años, el Sol sea un 33% más brillante. El hidrógeno del núcleo se agotará en unos 4800 millones de años, momento en el que el Sol será un 67% más brillante que ahora. Después, el Sol seguirá quemando hidrógeno en una capa alrededor del núcleo, hasta que su brillo sea un 121% mayor que el actual. Esto marcará el final de la vida principal del Sol, y entonces se convertirá en una gigante roja.

¿Cómo afectará el Sol al clima de la Tierra?

Cuando la temperatura de la Tierra suba por el aumento de brillo del Sol, también aumentará la velocidad a la que se desgastan los minerales de silicato. Esto reducirá poco a poco los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. En 600 millones de años, la concentración de CO2 habrá bajado tanto que las plantas C3 (la mayoría de los árboles y bosques actuales) no podrán sobrevivir. Sin embargo, las plantas C4 (como muchas hierbas) podrán seguir viviendo hasta que las concentraciones de CO2 sean mucho más bajas, por debajo de 10 partes por millón. Por lo tanto, las plantas C4 podrían sobrevivir hasta dentro de 1000 millones de años.

Cuando el nivel de CO2 baje al mínimo para la fotosíntesis, se espera que la cantidad de este gas en la atmósfera varíe. Esto permitiría que la vegetación creciera de nuevo si el CO2 aumentara por la actividad tectónica o la vida animal. Sin embargo, al final, todas las plantas desaparecerán por la falta de CO2. Esto también llevaría a la desaparición del oxígeno en la atmósfera terrestre y, con ello, del ozono. Esto significaría que más radiación ultravioleta dañina para el ADN llegaría a la superficie. Algunos microbios pueden hacer fotosíntesis con muy poco CO2, por lo que estas formas de vida probablemente desaparecerían solo por el aumento de temperatura y la pérdida de la biosfera. Las plantas podrían desarrollar formas de sobrevivir más tiempo, como necesitar menos dióxido de carbono, resistir la sequedad, volverse carnívoras o asociarse con hongos.

Sin plantas y con el oxígeno disminuyendo, los primeros animales en desaparecer serían los grandes mamíferos, seguidos por las aves y los mamíferos pequeños, los anfibios, reptiles y, finalmente, los invertebrados. Se espera que la vida que quede se concentre en lugares altos, donde las temperaturas sean más bajas. Esto reduciría las poblaciones por la falta de espacio. Los animales pequeños podrían resistir mejor al necesitar menos oxígeno, y las aves, al poder migrar buscando climas más agradables, podrían adaptarse mejor que los mamíferos.

En su libro The Life and Death of Planet Earth, Peter D. Ward y Donald Brownlee sugirieron que algunas formas de vida animal podrían continuar incluso después de que las plantas desaparecieran. Al principio, pensaron que algunos insectos, reptiles, aves y pequeños mamíferos podrían resistir, junto con la vida marina. Sin el oxígeno de las plantas, los animales morirían por asfixia en unos pocos millones de años. Incluso si quedara suficiente oxígeno por alguna fotosíntesis persistente, el aumento constante de la temperatura global reduciría gradualmente la biodiversidad. Los animales restantes se concentrarían en los polos, las cadenas alimentarias se basarían en hongos en lugar de plantas, y estos animales tendrían una estructura más simple pero serían más resistentes. Gran parte de la tierra se convertiría en un desierto estéril, y la vida se concentraría principalmente en los océanos. Sin embargo, la vida marina también desaparecería al disminuir los nutrientes de la tierra y el oxígeno disuelto en el agua, siguiendo un patrón similar al de la tierra, empezando por las especies de agua dulce y siendo los invertebrados los últimos supervivientes. Tanto en tierra como en el mar, los últimos animales en desaparecer serían aquellos que no se alimentan de plantas vivas, como las termitas o los gusanos del género Ryftia, que viven cerca de fuentes hidrotermales en las profundidades de los océanos.

Como resultado de estos procesos, se calcula que las formas de vida multicelulares se extinguirían en unos 800 millones de años, y los eucariotas en 1300 millones de años. Solo quedarían los procariotas, que se extinguirían en unos 1600 a 2500 millones de años.

¿Qué pasará con los océanos?

Cuando el brillo del Sol supere el 10% de su valor actual, la temperatura promedio de la Tierra alcanzará los 320 K (47 °C). La atmósfera se convertirá en un invernadero húmedo que causará la rápida evaporación de los océanos. En este punto, los modelos que predicen el futuro de la Tierra muestran que la estratosfera contendría altos niveles de agua. Estas moléculas de agua se separarían en átomos de hidrógeno y oxígeno por la radiación ultravioleta del Sol, permitiendo que el hidrógeno escape de la atmósfera. El resultado neto sería la pérdida del agua del mar en unos 1100 millones de años.

Archivo:Venuspioneeruv
La atmósfera del planeta Venus se encuentra en un estado de efecto «superinvernadero».

Sin embargo, todavía existirían algunas reservas de agua, como la que se libera gradualmente de la corteza terrestre y, especialmente, del manto. Se estima que el manto contiene una cantidad de agua equivalente a varias veces la de los océanos actuales de la Tierra. Esto permitiría que la vida microbiana y quizás multicelular continuara existiendo en el subsuelo, en la superficie e incluso en la atmósfera, de manera similar a lo que se ha propuesto para Venus. Sin embargo, estudios posteriores indican que los organismos microbianos (procariotas) también se extinguirían entre 1600 y 2800 millones de años, debido a condiciones cada vez más difíciles. La Tierra alcanzaría temperaturas de alrededor de 150°C incluso en los polos, desapareciendo así las últimas formas de vida en la superficie terrestre, que se encontrarían principalmente en latitudes altas, lagos de alta montaña o cavernas con hielo. La vida en el subsuelo podría sobrevivir mucho más tiempo. Parte del agua podría quedar en los polos y generar tormentas de lluvia ocasionales, pero la mayor parte del planeta sería un desierto seco con volcanes de escudo sobre puntos calientes del manto, ya que la tectónica de placas posiblemente se detendría al perderse el agua de los océanos y, con ella, la lubricación de las placas. Lo que suceda entonces dependerá del nivel de actividad tectónica. La liberación de dióxido de carbono por las erupciones volcánicas podría finalmente llevar a la atmósfera a un estado de efecto superinvernadero (efecto invernadero descontrolado), como el de Venus. Sin embargo, sin agua superficial, es muy probable que al detenerse la tectónica de placas, la mayoría de los carbonatos (y por lo tanto el dióxido de carbono) quedarían enterrados, hasta que mucho después el aumento de brillo causado por la conversión del Sol en una gigante roja los calentara y liberara el CO2 de nuevo.

También se ha sugerido que para entonces nuestro planeta se parecerá a Titán, la luna más grande de Saturno, con una región ecuatorial cubierta de dunas, fuertes tormentas ocasionales que crean depósitos de ríos, y la poca agua líquida concentrada en los polos.

La pérdida de los océanos podría retrasarse hasta dentro de 2000 millones de años si la presión atmosférica total se redujera. Una disminución de la presión atmosférica reduciría el efecto invernadero y, por lo tanto, la temperatura de la superficie terrestre. Esto podría ocurrir si procesos naturales eliminaran el nitrógeno de la atmósfera. Estudios de sedimentos orgánicos han demostrado que al menos 100 kilopascales (1 bar) de nitrógeno atmosférico han sido eliminados en los últimos 4000 millones de años. Esta velocidad de eliminación sería suficiente para contrarrestar los efectos del aumento de brillo solar durante los próximos 2000 millones de años. Sin embargo, después de este tiempo, la cantidad de agua en la atmósfera baja habrá aumentado al 40%, lo que iniciaría rápidamente un efecto invernadero húmedo.

En 4000 millones de años, el brillo del Sol alcanzará entre el 35% y el 40% de su valor actual. Si ya se ha perdido gran parte del agua de la atmósfera de la Tierra, como parece más probable, se evitaría el efecto invernadero desbocado y nuestro planeta continuaría en las mismas condiciones. Así, la vida, si hubiera logrado mantenerse, podría seguir existiendo incluso hasta el inicio de la fase de gigante roja.

Si, por el contrario, todavía existen cantidades significativas de agua en la atmósfera terrestre para entonces, sí comenzará el efecto invernadero desbocado. La atmósfera se calentará y la temperatura de la superficie aumentará hasta quizás 1500 kelvins (por encima del punto de fusión de las rocas), extinguiendo cualquier forma de vida que pudiera quedar. Sin embargo, al igual que en el caso anterior, la mayor parte de la atmósfera se mantendrá hasta que el Sol haya entrado en su fase de gigante roja.

La fase de gigante roja del Sol

Archivo:Sun red giant-es Sol gigante roja
El tamaño actual del Sol (ahora en su secuencia principal) comparado con su tamaño estimado durante su fase de gigante roja.

Una vez que el Sol deje de fusionar hidrógeno en su núcleo para hacerlo en una capa alrededor de este, el núcleo (compuesto principalmente de helio) comenzará a encogerse y la capa exterior empezará a expandirse. La luminosidad total aumentará de forma constante durante los próximos 1000 millones de años, hasta alcanzar 2730 veces su valor actual cuando tenga 10.000 millones de años. Durante esta fase, el Sol perderá aproximadamente el 33% de su masa a través del viento solar. Esta pérdida de masa hará que las órbitas de los planetas se expandan. La distancia orbital de la Tierra aumentará a más del 150% de su valor actual.

La parte más rápida de la expansión del Sol para convertirse en una gigante roja ocurrirá en su fase final, cuando el Sol tenga unos 10.000 millones de años. Probablemente se expandirá absorbiendo a Mercurio y a Venus, alcanzando un radio máximo de 1.2 unidades astronómicas (180 millones de km). La Tierra interactuará con la atmósfera exterior del Sol, lo que reduciría su radio orbital. A esto también contribuiría el arrastre de la cromosfera del Sol y las interacciones gravitatorias. Estos efectos contrarrestarán la pérdida de masa del Sol, y la Tierra será entonces absorbida. Se estima que esto ocurrirá en 7590 millones de años, poco antes de que la gigante roja solar alcance su tamaño y brillo máximos. Se calcula que la ablación y la vaporización causadas por la caída en espiral de la Tierra hacia el centro del Sol eliminarán la corteza y el manto, destruyéndola por completo en apenas 200 años. El único rastro de nuestro planeta será un ligerísimo aumento (0.01%) de la cantidad de metales en el Sol.

Si la órbita terrestre hubiera sido al menos un 15% mayor de lo que es hoy, la Tierra lograría escapar de ese destino. Sin embargo, quedaría reducida a un planeta sin agua, atmósfera ni vida, y cubierto por un océano de roca fundida.

Durante esta época, casi toda la atmósfera se habrá perdido en el espacio debido a un potente viento solar. La temperatura de la superficie terrestre, que se cree que estará cubierta por un océano de magma con continentes de metales y óxidos metálicos, y "icebergs" de materiales resistentes al calor, podrá superar en algunos momentos los 2000 °C, ya que la Tierra siempre mostrará la misma cara al Sol.

También es posible que durante esta fase, el roce con la materia expulsada por el Sol haga que la órbita de la Luna empiece a encogerse hasta alcanzar el límite de Roche. En ese momento, las fuerzas de marea de la Tierra la destruirían y la convertirían en anillos similares a los de Saturno. Sin embargo, este escenario es incierto y depende de la cantidad de masa que pierda el Sol durante su evolución, algo que no se sabe con exactitud.

Otro escenario sugerido fue que, aunque la pérdida de masa del Sol haría que la órbita de la Tierra se abriera, el roce causado por la materia expulsada por el Sol cerraría su órbita, especialmente en los últimos estadios evolutivos. Así, aunque el planeta lo soportaría, el roce con las capas exteriores del Sol dejaría solo su núcleo, despojándolo de corteza y manto.

Después de la fase de gigante roja

Después de fusionar el helio en carbono en su núcleo, el Sol comenzará a encogerse de nuevo, evolucionando a una estrella enana blanca compacta. Esto ocurrirá después de que expulse su atmósfera exterior en una nebulosa planetaria similar a las nebulosas del Anillo o de la Hélice. En 50.000 millones de años, si la Tierra y la Luna no son absorbidas por el Sol, se convertirán en un acoplamiento de marea, donde cada una mostrará solo una cara a la otra. A partir de entonces, la acción de la marea del Sol quitará momento angular al sistema, lo que hará que la órbita lunar se reduzca y la rotación de la Tierra se acelere.

Para saber más

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Future of Earth Facts for Kids

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Futuro de la Tierra para Niños. Enciclopedia Kiddle.