Historia colonial del Cuzco para niños

El 14 de noviembre de 1533, tres meses después de la muerte de Atahualpa, los conquistadores españoles y Manco Inca, hijo de Huayna Cápac, hicieron un acuerdo cerca del Cuzco. Manco Inca, de 20 años, quería ayudar a expulsar de la ciudad a las tropas del general inca Quizquiz, quien era leal a Atahualpa y defendía a un grupo rival. Para lograrlo, Manco Inca dio provisiones a los españoles y reunió un gran grupo de cuzqueños, cañaris y chancas para rodear la capital del imperio. En noviembre de 1533, las tropas de Quizquiz, para evitar ser rodeadas, dejaron la ciudad. Fueron perseguidas y vencidas en Anta, y su líder huyó hacia Paruro.
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Historia de Cusco: Un Viaje en el Tiempo

Según Cristóbal de Molina (1553), Francisco Pizarro tomó posesión del Cuzco el 15 de noviembre de 1533. Al principio, los cuzqueños celebraron la derrota de Atahualpa, a quien consideraban un usurpador. Sin embargo, la alegría pronto se convirtió en descontento. Los conquistadores entraron en los monumentos y lugares sagrados de los incas y se llevaron un gran tesoro. Según Francisco de Jerez (1534), el escribano de Pizarro, el tesoro sumó una enorme cantidad de oro y plata.
En Navidad, Manco Inca, ya reconocido como soberano, aceptó un documento que exigía el rey de España, reconociéndolo como el gobernante supremo. También ordenó que su ejército, de unos 10.000 soldados, saliera de la ciudad para acompañar las expediciones de Hernando Pizarro hacia Huamanga.
El Gran Asedio de Cusco en 1536
Cuando el Cuzco estaba bajo el control de Juan y Gonzalo Pizarro, hermanos de Francisco, Manco Inca planeó escapar y reunir un nuevo ejército. Su primer intento de huida no funcionó, pero el segundo, el 18 de abril de 1536, le permitió refugiarse en Yucay. Allí, según los cronistas, logró reunir unos 100.000 hombres. Con ellos, el 3 de mayo de 1536, rodeó el Cuzco y envió una fuerza similar hacia Lima, bajo el mando de su hermano Quizu Yupanqui.
Dentro de la ciudad, unos 200 conquistadores liderados por Hernando, Juan y Gonzalo Pizarro, junto con algunos aliados y no más de 1.000 cañaris y chachas a su servicio, se encontraron en una situación muy difícil en la plaza Aucaypata. El 14 de mayo, hubo una batalla intensa por la fortaleza de Sacsayhuamán. En esta batalla, el capitán inca Cullash, también conocido como Cahuide, se sacrificó desde lo alto de una de sus torres. Manco Inca dirigió cuatro ataques para tomar el Cuzco. El último, en agosto de 1536, lo obligó a detenerse porque era tiempo de siembra en los campos cercanos, y era importante evitar la escasez de alimentos si las tierras se abandonaban.

En septiembre, Tiso Yupanqui, el principal general de Manco Inca, preparó un segundo asedio al Cuzco y tuvo éxito en varios enfrentamientos contra los españoles. El más importante ocurrió frente a Ollantaytambo en enero de 1537.
Después de que la expedición a Chile fracasara, Diego de Almagro regresó al Cuzco el 8 de mayo de 1537. Tomó el control y apresó a los hermanos de Francisco Pizarro por varias semanas. Luego, Almagro inició una campaña contra Manco Inca, derrotándolo en Vitcos, un lugar misterioso que algunos investigadores creen que pudo ser Machu Picchu. Después de esto, el inca Manco Inca huyó a Vilcabamba, donde fue asesinado en 1542 por unos españoles que él había ayudado.
Conflictos entre los Conquistadores
Almagro, decidido a defender los territorios que consideraba suyos, salió del Cuzco para enfrentarse a las tropas de Hernando Pizarro, que venían de Lima. Fue derrotado en Las Salinas el 6 de abril de 1538. Regresó encadenado y prisionero a la antigua capital inca, y fue condenado a muerte en su propia celda. Su ejecución ocurrió el 8 de julio de 1538, y su cuerpo y cabeza fueron exhibidos en la plaza mayor.
Solo entonces pudo establecerse el primer obispado en el Cuzco, según una orden real del 8 de enero de 1537. El obispo fray Vicente de Valverde comenzó su misión el 8 de septiembre de 1538. El 19 de junio de 1540, una orden real le dio al Cuzco el título de ciudad, un escudo de armas y el nombre de «cabeza de los reynos del Perú» y «muy noble, leal y fidelísima gran ciudad del Cuzco». El estandarte de la conquista, entregado por Carlos V en Toledo en 1529, se guardó en la iglesia de Santo Domingo, en el Cuzco.
Hubo otros conflictos importantes en la región. En 1554, se levantó Francisco Hernández Girón. En 1542, Diego de Almagro el Mozo fue capturado y ejecutado en el Cuzco después de ser derrotado en Chupas. En 1548, hubo una rebelión de los encomenderos liderada por Gonzalo Pizarro, quien también fue ejecutado en la ciudad. En 1572, el último de los incas rebeldes, Túpac Amaru I, fue ejecutado en la plaza mayor cuzqueña. Su muerte dio origen al mito de Inkarri.
Una vez que la paz se estableció, el Cuzco se volvió muy importante económicamente en toda la región andina. Era el punto central de los caminos más importantes, como el que iba desde Lima hasta Buenos Aires, cruzando los Andes. La minería creció mucho en los Andes gracias a que un cuzqueño de apellido Hualca descubrió las minas de Potosí en el Alto Perú. Ese mismo año se descubrieron las minas de azogue (mercurio) de Huancavelica, lo cual fue tan importante como lo anterior, ya que la plata se obtenía mezclando sus minerales con el mercurio. Así, Potosí y Huancavelica eran dos riquezas que se complementaban, y Cuzco era un puente necesario entre ambas. Para abastecer a la población minera, crecieron en toda la región cuzqueña los talleres textiles, la agricultura para alimentar a la gente y el transporte de mercancías con animales.
El primer virrey, Blasco Núñez Vela (1544-1546), que gobernó el Perú durante el reinado de Carlos I de España (1516-1556), trajo leyes que reducían el poder de los encomenderos, pero estos no las aceptaron. En el Cuzco, Gonzalo Pizarro se rebeló contra el Virrey y obtuvo el apoyo de la Real Audiencia de Lima y de los cabildos. Por eso, gobernó el Virreinato del Perú entre 1544 y 1548. Un hombre llamado Hernando de Contreras, desde Panamá, se proclamó «príncipe del Cuzco» apoyando a Pizarro. El enviado del rey para pacificar la situación, Pedro de la Gasca (1546-1551), venció a los encomenderos en la batalla de Jaquijahuana el 9 de abril de 1548.
El Esplendor del Virreinato en Cusco
En 1560, cuando el virreinato finalmente encontró la paz, el joven escritor mestizo Gómez Suárez de Figueroa, más tarde conocido como Inca Garcilaso de la Vega, viajó a España en busca de nuevas oportunidades. En 1609, publicó en Madrid sus recuerdos e investigaciones sobre la historia de los incas y la conquista, en su obra: los Comentarios reales.
También en 1560, el virrey Francisco de Toledo implementó cambios importantes en la administración de la economía rural. Creó las "reducciones de indios", que eran áreas especiales donde las comunidades nativas cultivaban para su propio beneficio. También puso en marcha las "cajas de comunidad" de los repartimientos, que eran fondos de ahorro para los propios indígenas, administrados por el corregidor, el doctrinero y el cacique. En 1576, una orden real obligó a los dueños de haciendas a dar tierras a los indígenas para cultivar alimentos y pagarles por el trabajo en las haciendas. También promovió talleres y actividades comerciales dentro de los corregimientos. El objetivo de estas medidas era fomentar el consumo y el uso de dinero entre los indígenas, y el Cuzco fue el lugar principal donde se aplicaron estas normas.
Uno de los primeros obispos "nacidos en Indias" fue el canónigo fray Luis de Quesada (1553-1594), un criollo cuzqueño nombrado obispo de su ciudad natal en 1593. Sin embargo, no llegó a ejercer su cargo porque falleció en el viaje de regreso después de su consagración en Madrid.
En 1598, se fundó en la ciudad del Cuzco el Real Colegio Seminario de San Antonio el Magno, por el obispo Antonio de la Raya. En 1619, los jesuitas establecieron el colegio de San Bernardo. La Universidad de San Antonio Abad, fundada por orden real en 1692, comenzó a funcionar en 1696.
La construcción de los hospitales coloniales comenzó en 1546. Ese año se inauguró el primer hospital de Nuestra Señora de la Piedad, que luego se llamó hospital de San Bartolomé y, a partir del siglo XVII, hospital de San Juan de Dios con la llegada de la Orden Hospitalaria. En 1558 se fundó el Hospital de Naturales. Ambos fueron los hospitales más importantes de la ciudad. A finales del siglo XVII, se estableció el Hospital de la Almudena, administrado por la orden de los hermanos Betlemitas.
La reforma del sistema de encomiendas tuvo algunas excepciones notables en el Cuzco. A algunas se les permitió mantener el derecho de mayorazgo (heredar propiedades sin dividirlas) y cobrar impuestos a las poblaciones bajo su control. Este fue el caso del convento de Santa Clara en el Cuzco, que poseía la encomienda de Juliaca y la mantuvo hasta el siglo XVIII. Otro caso importante fue la encomienda de los Marqueses de Oropesa (Urubamba), cedida por Felipe II de España en 1618 a Ana María García Coya de Loyola, hija de Martín García Óñez de Loyola y de Beatriz Clara Coya, hija de Sayri Túpac, un inca "rebelde" que aceptó las ofertas de paz del Virrey. Este privilegio afectaba a los pueblos de San Benito de Alcántara, San Bernardo, Santiago de Oropesa (Urubamba), Yucay y Huayllabamba. El transporte de mercancías y el floreciente comercio permitieron el surgimiento de ricos terratenientes criollos, como don Diego de Esquivel y Jaraba, nativo del Cuzco, quien gracias a su fortuna pudo convertirse en Marqués del Valleumbroso a mediados del siglo XVII.

Un devastador terremoto ocurrido en el Cuzco el 31 de marzo de 1650, permitió hacer planes audaces para renovar la ciudad. El obispo Manuel de Mollinedo y Angulo fue un gran impulsor y protector de muchas obras de arte y edificios importantes. Hizo construir la iglesia de Nuestra Señora de La Almudena, que incluyó una hermosa imagen de la Virgen hecha por Juan Tomás Tuyro Túpac. También facilitó la construcción de la iglesia de San Pedro, de la sede de la Universidad San Antonio Abad en 1669, y el templo de San Sebastián (1678). Protegió el desarrollo de la escuela de pintura cuzqueña, cuyo representante destacado fue Diego Quispe Tito. El famoso púlpito de San Blas lleva, como homenaje, el escudo de este obispo. El obispo Mollinedo también construyó iglesias en Maras, Juliaca, Paucartambo, Ayaviri, Lampa y Mañaz.
La catedral del Cuzco comenzó a construirse en 1538, pero debido al terremoto de 1650, las obras se detuvieron y fue terminada y consagrada en 1735. La iglesia y convento de Santo Domingo, construidos sobre lo que fue el templo incaico del Coricancha, se levantaron en los primeros años de la conquista, pero tuvieron que reconstruirse después del terremoto de 1650. Lo mismo ocurrió con el convento y capilla de Las Nazarenas, edificados sobre el yachaywasi (escuela) de los incas. Esta misma situación obligó a reconstruir la iglesia de la Compañía de Jesús, una de las más hermosas de América (los jesuitas hicieron una importante labor social y educativa, pero fueron expulsados del Perú y de todo el imperio español en 1767). También se reconstruyó la iglesia de La Merced, la iglesia de San Sebastián y el convento de Santa Catalina. La iglesia de Santa Clara es una de las pocas que se mantuvo intacta después de aquel terremoto. La experiencia del sismo de 1650 permitió mejorar las técnicas de construcción monumental, dando lugar a impresionantes edificios religiosos y civiles de estilo barroco mestizo, tan fuertes como admirables.
Epidemias en la Época Virreinal
Durante la época virreinal, el Cuzco también sufrió muchas epidemias. Entre abril y noviembre de 1720, una terrible ola de fiebre causó 80.000 muertes en la región. En la misma ciudad, algunos días, como el 10 de agosto de ese año, hubo hasta 700 fallecimientos. Aún hoy no se ha podido saber qué enfermedad fue aquella. Las crónicas de la época hablan de una fiebre llamada tabardillo. Debido a tantos muertos, se habilitó un cementerio en una quebrada que luego se llamó Ayahuayco. La tragedia inspiró un mural anónimo en la iglesia de Catca, en Quispicanchi.
El crecimiento de la actividad minera en Huancavelica y Potosí generó una importante migración de trabajadores para las minas, los talleres y el transporte de mercancías, cuyo centro de operaciones era el Cuzco. Alonso Carrió de la Bandera dice en su obra «Lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires hasta Lima» (1773) que el Cuzco, durante todo el siglo XVIII, era «una ciudad muy poblada, de gran movimiento humano y sostenido arrieraje».

La Rebelión Indígena de Túpac Amaru II
La dureza del sistema de la mita (trabajos obligatorios sin pago) y los abusos de los corregidores y jueces, hicieron que en 1780 se levantara contra el poder español José Gabriel Condorcanqui, conocido como Túpac Amaru II. Su rebelión indígena se extendió por gran parte del continente. El Inca comenzó sus acciones en Tungasuca el 4 de noviembre de 1780 y logró imponerse en gran parte de la región cuzqueña y puneña, llegando incluso a territorios del Virreinato del Río de la Plata. Fue derrotado en Tinta el 6 de abril de 1781. El 16 de noviembre de 1780, Túpac Amaru II emitió en Tungasuca su famoso «Bando de la Libertad», proclamando por primera vez en América la abolición de la esclavitud. El líder cuzqueño buscaba un «reyno libre» de la «tirana dominación» de las autoridades españolas.
El Camino Hacia la Independencia
La derrota de Túpac Amaru II no detuvo los deseos de libertad en el Cuzco. En 1805, Gabriel Aguilar, Manuel Ubalde y otros líderes conspiraron para debilitar el poder español. El 9 de octubre y el 5 de noviembre de 1813, José y Vicente Angulo, Gabriel Béjar, Pedro Tudela y Juan Carvajal intentaron levantarse en armas en el Cuzco (Rebelión del Cuzco). Fueron apoyados por oficiales peruanos del ejército realista que estaban conectados con el ejército independentista argentino de Manuel Belgrano, que luchaba en el Alto Perú.
El 3 de agosto de 1814, lograron su objetivo, haciendo la primera proclamación de la independencia del Perú y gobernando la región hasta marzo de 1815. Por primera vez, unieron a criollos e indígenas contra el poder español y organizaron una campaña militar en tres frentes: Huamanga, Arequipa y Alto Perú, con el brigadier Mateo Pumacahua como jefe militar revolucionario. Después de varios meses de avance exitoso, el esfuerzo por la libertad fue frustrado por la habilidad militar de los realistas, quienes derrotaron a los independentistas en Umachiri el 12 de febrero de 1815. El 21 de abril, en el Cuzco, Pumacahua y los principales líderes independentistas fueron ejecutados.
Justo antes de la independencia, la intendencia del Cuzco, creada en 1872, incluía los partidos o provincias de Cuzco, Abancay, Aymaraes, Calca-Lares, Urubamba, Cotabambas, Paruro, Chumbivilcas, Tinta (originalmente Canas-Canchis), Quispicanchi y Paucartambo. Su población no cambió mucho en 25 años, pasando de 216.282 habitantes (según el censo del virrey Francisco Gil de Taboada, que gobernó el Virreinato del Perú durante el reinado de Carlos IV de España (1788-1808) en 1796, a 216.382 en mayo de 1822, para las elecciones al primer Congreso republicano.
Véase también
- Historia prehispánica del Cuzco
- Historia republicana del Cuzco
- Departamento del Cuzco