Historia de las ciudades para niños
Una ciudad es un lugar donde muchas personas viven y trabajan juntas. Es un tema muy interesante que estudian varias ciencias, como la historia, la geografía, la sociología y la arquitectura. Desde hace mucho tiempo, los seres humanos se han organizado en grupos estables, y para que estos grupos funcionen bien, necesitan acuerdos sociales. La forma en que se organizan estos acuerdos es clave para que la convivencia sea estable.
Por eso, podemos ver la ciudad como algo que siempre está cambiando y creciendo, muy conectado con la cultura de las personas que la habitan. Se han dado muchas definiciones de ciudad, algunas se enfocan en lo físico (como los edificios o las calles) y otras en las relaciones entre las personas.
En general, los expertos distinguen las ciudades según dos criterios: la época en que se formaron (criterio histórico) y el tipo de cultura en que se desarrollaron (criterio antropológico). Así, hablamos de la ciudad antigua, la ciudad medieval, la ciudad barroca, o la ciudad precolombina, la ciudad islámica, etc.
Comúnmente, la palabra "ciudad" se usa para referirse a grandes grupos de personas que no se dedican principalmente a la agricultura. La diferencia entre la ciudad y el campo se basa en las actividades: en el campo, la gente trabaja en la agricultura, mientras que en la ciudad, se dedican a la industria, los servicios y otras actividades. En las ciudades, las relaciones humanas suelen ser más complejas y los servicios públicos están más cerca de los ciudadanos.
La Geografía humana estudia cómo se organizan las ciudades, cuánta gente vive en ellas, su cultura y sus funciones. La Sociología, por su parte, se enfoca en las razones de los cambios sociales que ocurren en las ciudades.
Contenido
La Ciudad en la Historia
Edad Antigua: Los Orígenes de la Vida Urbana
Sumerias, Babilonias y Asirias |
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Ur, Uruk, Babilonia, Assur, Isin, Larsa, Nínive |
Mesopotamia |
Ur, Lagaš, Mari, Ešnunna, Eriduh, Nippur, Umma, Uruk |
Egipto |
Menfis, Tebas, Heracleópolis, Tanisol, Hieracómpolis, Alejandría |
Grecia |
Atenas, Esparta, Corinto, Tebas, Mileto, Éfeso, Argos, Siracusa, Massalia, Cirene |
Romanas |
Roma, Tarraco, Augusta Emerita, Cartago Nova, Vindobona, Sarmizegetusa, Londinium, Mediolanum, Constantinopla, Narbona |
Las ciudades antiguas se diseñaban siguiendo ideas simbólicas y religiosas. La forma en que se organizaba el espacio debía coincidir con las creencias sobre el origen del universo y la posición de las estrellas de cada cultura.
En Sumeria, existían "ciudades-estado" que se regían por valores religiosos y militares. Tenían un diseño geométrico, con grandes templos y palacios orientados hacia la salida del sol. En Mesopotamia, las ciudades eran pequeñas y amuralladas, con un trazado que al principio era irregular y luego se volvió más organizado, como una cuadrícula. Se construían alrededor del templo, y las casas tenían un patio central.
En el Egipto Antiguo, las ciudades se organizaban según los puntos cardinales, con dos ejes principales: Norte-Sur (paralelo al Nilo) y Este-Oeste (siguiendo el recorrido del sol). Los templos y palacios se ubicaban en el centro, y las calles y barrios formaban una red ordenada. El agua era muy importante en el diseño urbano. Los egipcios creían que el este del Nilo representaba la vida y el oeste, la muerte, por eso las pirámides y las tumbas estaban al oeste.
En la antigua Grecia, el pensamiento se volvió más racional. Filósofos como Protágoras decían que "el hombre es la medida de todas las cosas", lo que significaba que las ciudades debían estar hechas a la medida de las personas. Platón y Aristóteles imaginaron ciudades ideales, donde la vida social y espiritual ayudara a las personas a ser mejores. Las ciudades griegas destacaban por sus ágoras (plazas públicas), templos, palacios, museos, gimnasios y teatros.
Las ciudades romanas tomaron muchas ideas del urbanismo griego, como la racionalidad, la funcionalidad y la armonía. Lo más importante en una ciudad romana era el foro, seguido de los templos, palacios, termas (baños públicos), anfiteatros y circos. La contribución más original de los romanos fueron sus campamentos militares, que se convirtieron en el modelo para muchas ciudades nuevas. Estas ciudades tenían dos calles principales que se cruzaban en el centro: el decumano (este-oeste) y el cardo (norte-sur), donde se ubicaba el foro. Las ciudades estaban amuralladas y tenían cuatro puertas de entrada. Los acueductos eran obras de ingeniería impresionantes que llevaban agua a la ciudad.
Antigüedad Tardía: El Declive de la Ciudad Clásica
A partir del siglo III, las ciudades romanas en la parte occidental del Imperio comenzaron a decaer. Las invasiones y los problemas internos hicieron que las ciudades se amurallaran para defenderse. Las personas ricas se mudaron al campo para evitar los altos impuestos, y las grandes construcciones urbanas como anfiteatros y templos perdieron su función. Con la llegada del cristianismo, los obispos se convirtieron en las principales autoridades de las ciudades.
Edad Media: Ciudades Amuralladas y Mercados

La ciudad medieval era un lugar cerrado, rodeado de campos y bosques. Funcionaba como una fortaleza para defender a sus habitantes y a los campesinos de los alrededores, y también como un mercado para la región. Estas ciudades crecieron mucho a partir del siglo XII gracias a la mejora de la agricultura, que trajo prosperidad y favoreció el comercio. Los intercambios se hacían en ciudades que ya existían, aunque estaban poco pobladas desde la caída del Imperio Romano, o en los castillos y monasterios, especialmente si estaban en rutas comerciales o tenían puerto.
Los campesinos iban a estos centros a vender lo que les sobraba (como cereales, frutas o carne) y a comprar cosas hechas por artesanos (como herramientas o ropa). Por eso, el comercio fue la función principal de estas ciudades, y necesitaban plazas o espacios públicos para los mercados. Poco a poco, los artesanos y comerciantes se fueron quedando a vivir allí, creando nuevos barrios llenos de talleres y tiendas. A estos barrios se les llamaba burgos, y a sus habitantes, burgueses. Con el tiempo, la burguesía se convirtió en una nueva clase social, cuya riqueza no dependía de la tierra. Algunos burgueses se hicieron muy ricos y poderosos.
Las ciudades medievales estaban protegidas por altas murallas, y algunas tenían una fortaleza dentro, llamada ciudadela. En las puertas de la ciudad se cobraban impuestos por las mercancías que entraban. Las puertas se cerraban por la noche, pero de día estaban abiertas. Los edificios más importantes eran la catedral, la casa consistorial (ayuntamiento), la universidad, la lonja (edificio de comercio), las Iglesias y conventos, las hospederías, los hospitales y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia iglesia. Había una gran plaza del mercado donde los comerciantes y campesinos ponían sus puestos, y donde se celebraban los eventos más importantes de la ciudad. El resto del espacio estaba lleno de casas, lo que hacía que las calles fueran estrechas y con muchas curvas. Detrás de las casas, a menudo había pequeños huertos y corrales.
El ambiente en las ciudades no era muy saludable. Algunas calles estaban empedradas, pero muchas no tenían pavimento y se llenaban de barro. Los desechos se tiraban fuera de las murallas. El sistema de alcantarillado eran canales que llevaban las aguas residuales y de lluvia fuera de la ciudad, a ríos o lagos. En algunas ciudades se seguían usando las cloacas y acueductos romanos. También había animales domésticos sueltos por las calles, lo que contribuía a la suciedad. Por todo esto, las enfermedades eran comunes. Muchas casas tenían partes de madera, y el uso de velas para iluminar causaba muchos incendios.
Un ejemplo de ciudad medieval es Angers, en Francia, cuya muralla se construyó entre los siglos III y IV, rodeando la catedral y la residencia del obispo.
Edad Moderna: La Ciudad como Obra de Arte y Poder
Renacentistas |
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Venecia, Florencia, Roma, Génova, Siena, Pisa, Milán, Nápoles, Úbeda, Baeza |
Barrocas |
Madrid, Roma, París, Viena, Valladolid, Ciudad de México, Cartagena de Indias, Puebla de los Ángeles, Lima, Quito, Ronda |
Renacimiento: La Ciudad Ideal
El urbanismo renacentista se refiere a cómo se planificaban las ciudades durante el Renacimiento. En esta época, el pensamiento racional volvió a ser muy importante, y con él, las ideas de Aristóteles y Platón sobre la ciudad. Ahora se pensaba en una ciudad donde las personas se dedicaban a las artes y las letras, y donde el ágora (plaza pública) volvía a ser un lugar para compartir conocimientos. El arte urbano era muy importante, y las calles invitaban a pasear y conversar. Los mejores ejemplos de estas ciudades son Florencia y Venecia en Italia. El urbanismo del Renacimiento se caracterizó más por expandir o remodelar ciudades ya existentes que por crear nuevas. Esto se debió al aumento de la población en Europa y a que no había mucha necesidad de nuevos centros comerciales. Solo al final del Renacimiento la industria empezó a crear nuevos asentamientos urbanos.
Estas ideas influyeron mucho en el urbanismo de los nuevos territorios en América. La conquista de América, que comenzó en el siglo XVI, permitió a los urbanistas aplicar en un territorio nuevo las ideas de las ciudades ideales griegas. Construyeron ciudades con una plaza mayor central, donde la iglesia y el ayuntamiento ocupaban los lugares principales, y a los lados estaban las casas de la gente importante.
El Renacimiento nació en la República de Florencia. Los grupos sociales con más poder empezaron a vivir dentro de las ciudades, formando la nobleza urbana. Así, a partir del siglo XV, aparecieron los nuevos edificios llamados palacios. También surgió la figura del arquitecto y el proyecto arquitectónico, con grandes nombres como Brunelleschi, Alberti y Scamozzi, quienes escribieron tratados sobre ciudades ideales.
Barroco: La Ciudad como Símbolo del Poder
En el barroco (siglos XVII y XVIII) cambió por completo la forma de entender la ciudad. La idea de la "ciudad-estado" cerrada en sí misma, que había existido en la Edad Media y el Renacimiento, desapareció. Ahora, la ciudad se convirtió en la capital de un Estado. En ella, el espacio se diseñaba para mostrar el poder político, destacando la arquitectura urbana con nuevas perspectivas y distribución de espacios. La ciudad barroca era la imagen de su gobernante, y su importancia se medía por su tamaño y el número de habitantes.
A diferencia de la planificación centralizada de la ciudad ideal renacentista, la "ciudad capital" barroca era más dinámica y abierta a sus propios límites, y al mismo tiempo, un punto de referencia para todo el territorio.
Durante el Renacimiento, la ciudad estaba cerrada en sí misma, tanto física como socialmente, ya que la vida se limitaba casi exclusivamente a lo que ocurría dentro de las murallas. Los espacios públicos eran pocos y los privados muy comunes. El proceso de urbanización del Barroco fue clave para que la ciudad se configurara como un todo.
Así, la ciudad empezó a formar parte del paisaje y a dominarlo. El exterior se integró al interior como un elemento más del espacio. Lo que antes era un diseño cerrado, ahora se "abrió" para conectar lo artificial con lo natural, creando puntos de encuentro entre la ciudad y el mundo natural de los jardines y el paisaje.
Edad Contemporánea: La Ciudad Industrial y las Nuevas Ideas
Industriales |
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Essen, Mánchester, Londres, Nueva York, Wolfsburgo, Chicago, Lieja, Erfurt, Monterrey, Dresde |
Utopistas |
Letchworth, Weimar, Ciudad Lineal |
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la Revolución industrial y la apertura de nuevos mercados, surgió una nueva forma de entender la producción. Se necesitaron nuevas tecnologías, mejores accesos y una nueva distribución del espacio. La llegada de la energía eléctrica permitió que las ciudades crecieran hacia las afueras, donde se instalaron nuevas fábricas y viviendas para los trabajadores. Esto creó una separación entre los lugares de producción y los de gestión.
La población urbana se extendió en grandes arcos alrededor del centro de la ciudad. En las zonas exteriores, se ubicaron los "barrios obreros", densamente poblados, con pocos servicios y condiciones de vida difíciles. En estos barrios vivían los trabajadores que llegaban a la ciudad para trabajar en las grandes fábricas.
Antes de la Revolución industrial, los gobiernos intervenían poco en el urbanismo, solo en temas de salud o para regular edificios importantes. Pero con el crecimiento industrial, el urbanismo se convirtió en un tema social y político complejo. Los gobiernos tuvieron que intervenir para resolver los problemas que surgían.
Estos cambios llevaron a una transformación profunda en la forma de las ciudades. Se buscaron soluciones para organizar mejor el espacio urbano. Así nacieron elementos esenciales en las ciudades industriales: sistemas para eliminar las aguas negras, para distribuir agua potable y para el transporte dentro de la ciudad.
En 1898, Ebenezer Howard publicó sus ideas sobre la ciudad jardín, que influyeron mucho en el urbanismo de los Estados Unidos. Howard proponía una ciudad que combinara las ventajas del campo y la ciudad, evitando sus problemas. Era una ciudad equilibrada, donde se mezclaban actividades agrícolas e industriales en un ambiente cuidado, que favorecía el estudio y la vida saludable.
En el Reino Unido, ya en la segunda mitad del siglo XIX, habían surgido movimientos a favor de los parques urbanos. Se habían creado barrios públicos y existía mucha legislación sobre salud y vivienda. También se establecieron normas para controlar el crecimiento de las ciudades industriales, la calidad de los edificios y su estética. La ciudad jardín se planteó no solo como una buena inversión social, sino también como un proyecto rentable.
En España, Arturo Soria propuso su idea de ciudad lineal, que tuvo una gran influencia en Europa. Soria decía que la ciudad lineal podía crecer todo lo que se quisiera a lo largo, "desde Cádiz a San Petersburgo", pero su anchura era limitada para asegurar una distancia constante al eje central de comunicaciones.
En resumen, en el siglo XIX, el urbanismo se convirtió en una ciencia y una técnica para organizar los espacios públicos y privados, y las actividades que se realizan en ellos. Estas técnicas tuvieron que convertirse en leyes para poder aplicarse, dando origen al Derecho urbanístico, que regula cómo se usa la propiedad y cómo se construyen los edificios en las ciudades.
Véase también
En inglés: Urban history Facts for Kids
- Lista de ciudades más grandes del mundo
- Población estimada de ciudades históricas