Segunda cruzada para niños
Datos para niños Segunda Cruzada |
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Parte de las Cruzadas | |||||
![]() La caída del condado de Edesa, que aparece a la derecha de este mapa (c. 1140), fue la causa de la Segunda Cruzada.
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Fecha | 1147-1149 | ||||
Lugar | Península ibérica, Oriente Próximo, Egipto | ||||
Casus belli | Llamado del Papa Eugenio III tras la Caída de Edesa | ||||
Resultado |
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Consecuencias |
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La Segunda Cruzada fue una gran campaña militar que ocurrió entre 1147 y 1149. Fue la segunda de varias expediciones conocidas como Cruzadas. Estas campañas partieron de Europa occidental (especialmente Francia) hacia Oriente Medio. Su objetivo principal era recuperar Tierra Santa, incluyendo la ciudad de Jerusalén, que estaba bajo control musulmán desde el siglo VII.
Esta cruzada se inició en 1145. La razón fue la pérdida del condado de Edesa un año antes. Edesa fue uno de los primeros estados fundados por los cruzados en la Primera Cruzada (1096-1099). También fue el primero en ser reconquistado. El Papa Eugenio III convocó la Segunda Cruzada. Por primera vez, varios reyes europeos lideraron la expedición. Entre ellos estaban Luis VII de Francia y el emperador Conrado III.
Los ejércitos de estos reyes viajaron por separado a través de Europa. El emperador bizantino Manuel I Comneno los retrasó un poco. Después de cruzar el territorio bizantino, en Anatolia, ambos ejércitos fueron derrotados por separado. Sus oponentes fueron los turcos selyúcidas. Luis, Conrado y los restos de sus ejércitos llegaron a Jerusalén. En 1148, participaron en un ataque fallido contra Damasco. La cruzada en Oriente fue un fracaso para los cruzados y una gran victoria para los musulmanes. Este fracaso llevó a la caída de Jerusalén en 1187. Esto, a su vez, provocó la Tercera Cruzada a finales del siglo XII.
Sin embargo, hubo un éxito importante fuera de Oriente Medio. Esto ocurrió en la Península ibérica. Cruzados de Inglaterra, Escocia, Flandes, Frisia, Normandía y Alemania viajaban por mar hacia Tierra Santa. Se detuvieron en las costas portuguesas. Allí, ayudaron a conquistar Lisboa, Almería y Tarragona en 1147. Al mismo tiempo, en Europa oriental, comenzó la primera de las cruzadas del norte. Su objetivo era convertir a las tribus no cristianas del Báltico. Este proceso duraría varios siglos.
Contenido
- ¿Por qué comenzó la Segunda Cruzada? La caída de Edesa
- ¿Cómo reaccionó Europa a la caída de Edesa?
- Bernardo de Claraval y la predicación de la cruzada
- Preparativos para la expedición
- La cruzada en España y Portugal
- El viaje de los cruzados alemanes
- El viaje de los cruzados franceses
- El camino a Jerusalén
- El consejo de Acre
- El asedio de Damasco
- ¿Qué pasó después de la cruzada?
- Galería de imágenes
- Véase también
¿Por qué comenzó la Segunda Cruzada? La caída de Edesa
Después de la Primera Cruzada y la Cruzada menor de 1101, se crearon tres reinos cruzados en Oriente. Estos fueron el reino de Jerusalén, el principado de Antioquía y el condado de Edesa. En 1109, se añadió un cuarto estado, el condado de Trípoli. Edesa estaba en el norte y era el estado más pequeño y con menos gente. Por eso, sufría ataques frecuentes de los estados musulmanes vecinos. Estos estados eran gobernados por los ortóquidas, danisméndidas y turcos selyúcidas.
El conde Balduino II y Joscelino de Courtenay fueron capturados en la batalla de Harrán en 1104. Volvieron a ser capturados en 1122. Aunque Edesa se recuperó un poco después de la batalla de Azaz en 1125, Joscelino murió en batalla en 1131. Su sucesor, Joscelino II, tuvo que aliarse con el Imperio bizantino. Pero en 1143, murieron tanto el emperador Juan II Comneno como el rey de Jerusalén Fulco de Anjou. Joscelino también tuvo problemas con el conde de Trípoli y el príncipe de Antioquía. Así, Edesa se quedó sin aliados fuertes.
Mientras tanto, Zengi, un líder selyúcida de Mosul, había conquistado Alepo en 1128. Alepo era muy importante para Siria. Zengi y el rey Balduino II se interesaron luego en Damasco. Balduino fue derrotado cerca de Damasco en 1129. Pero Damasco, gobernada por los búridas, se alió con el rey Fulco cuando Zengi la atacó en 1139 y 1140.
A finales de 1144, Joscelino II se alió con los Ortóquidas. Salió de Edesa con casi todo su ejército para ayudar al príncipe ortóquida Kara Aslan. Zengi, aprovechando la muerte de Fulco en 1143, se dirigió rápidamente al norte para atacar Edesa. La ciudad cayó en sus manos un mes después, el 24 de diciembre de 1144. Joscelino II siguió gobernando lo que quedaba de Edesa desde Turbessel. Pero poco a poco, el resto del territorio fue tomado o vendido a los bizantinos. Zengi fue elogiado en el mundo islámico como "defensor de la fe". Sin embargo, no siguió atacando Edesa o Antioquía. Tuvo que regresar a Mosul y luego se interesó de nuevo en Damasco. Un esclavo lo asesinó en 1146. Su hijo Nur al-Din lo sucedió en Alepo. Joscelino intentó recuperar Edesa tras la muerte de Zengi, pero Nur al-Din lo derrotó en noviembre de 1146.
¿Cómo reaccionó Europa a la caída de Edesa?
Las noticias de la caída de Edesa llegaron a Europa a principios de 1145. Primero, a través de peregrinos que regresaban. Luego, por embajadas de Antioquía, Jerusalén y Armenia. El obispo Hugo de Jabala le dio la noticia al Papa Eugenio III. El Papa emitió la bula Quantum praedecessores el 1 de diciembre de 1145. Con ella, convocó la Segunda Cruzada. Hugo también habló de un rey cristiano de Oriente que se esperaba que ayudara a los cruzados. Esta es la primera vez que se menciona al Preste Juan.
El Papa Eugenio quería que esta cruzada fuera más organizada que la Primera. Los predicadores debían tener su aprobación. Los ejércitos debían ser liderados por los reyes más poderosos. La ruta debía decidirse de antemano. Al principio, la gente no mostró mucho interés. Pero la situación cambió cuando se supo que Luis VII de Francia participaría. Luis ya había pensado en una nueva cruzada por su cuenta. También quería cumplir un juramento que su hermano Felipe había hecho sobre ir a Tierra Santa.
Luis consultó a Bernardo de Claraval, quien lo envió al Papa. El Papa Eugenio apoyó con entusiasmo la cruzada de Luis. El 1 de marzo de 1146, la bula se publicó de nuevo. Eugenio autorizó a Bernardo a predicar la cruzada por toda Francia.
Bernardo de Claraval y la predicación de la cruzada
Al principio, no había tanto entusiasmo popular como en la Primera Cruzada. Pero el Papa le encargó a Bernardo, un hombre muy respetado, que predicara la cruzada. Le prometió las mismas recompensas espirituales que se dieron en la Primera Cruzada. Bernardo destacó que unirse a la cruzada era una forma de obtener el perdón de los pecados.
El 31 de marzo, Bernardo predicó ante una gran multitud en Vézelay, con el rey Luis presente. Bernardo, con su gran habilidad para hablar, inspiró a la gente. Gritaban: "¡Cruces, dadnos cruces!". Se agotaron las telas para hacer cruces. Se dice que Bernardo incluso dio su propia ropa para este fin. A diferencia de la Primera Cruzada, esta nueva aventura atrajo a miembros de la realeza. Entre ellos estaban Leonor de Aquitania, reina de Francia, y muchos otros nobles y obispos.
Bernardo también predicó en Alemania. Se dice que realizó milagros que aumentaron el número de personas que se unieron. En noviembre de 1146, Bernardo predicó a Conrado III. Conrado no parecía interesado al principio. Pero en diciembre, en Espira, Bernardo dio un sermón muy emotivo. Conrado no pudo resistirse y se unió a la cruzada con muchos de sus nobles. Mucha gente común también se unió en Alemania.
Se decidió que los cruzados partirían un año después. Mientras tanto, se harían los preparativos y se planearía la ruta. Luis y Eugenio contaron con el apoyo de los gobernantes de las tierras por las que pasarían. Estos incluían a Geza de Hungría, Roger II de Sicilia y el emperador bizantino Manuel I Comneno. Manuel pidió que los cruzados le juraran lealtad, como había hecho su abuelo Alejo I Comneno.
Bernardo siguió predicando en otras regiones. Como en la Primera Cruzada, la idea de una guerra santa contra los no cristianos llevó a ataques contra comunidades judías. Un monje alemán llamado Rudolf incitó a la violencia contra los judíos en varias ciudades. Los acusaba de no querer contribuir con dinero para Tierra Santa. San Bernardo y los arzobispos de Colonia y Maguncia se opusieron firmemente a estas acciones. Bernardo viajó a Alemania para detener el problema. Logró que gran parte de la gente que seguía a Rudolf lo siguiera a él. Luego, se encontró con Rudolf en Maguncia y lo convenció de regresar a su monasterio.
El Papa también autorizó una cruzada en España. En esta región, ya había guerras contra los musulmanes desde hacía mucho tiempo. El Papa concedió a Alfonso VII de Castilla las mismas recompensas espirituales que a los cruzados franceses. Les pidió a los españoles que lucharan en su propio territorio en lugar de ir a Oriente.
Preparativos para la expedición
El 16 de febrero de 1147, los cruzados franceses se reunieron en Étampes para decidir su ruta. Los alemanes ya habían decidido viajar por tierra, a través de Hungría. Esto se debía a que Roger II era enemigo de Conrado, lo que hacía la ruta marítima difícil. Muchos nobles franceses desconfiaban de la ruta terrestre, que pasaba por el Imperio Bizantino. A pesar de esto, decidieron seguir a Conrado y partieron el 15 de junio.
En Alemania, Adam de Ebrach y Otto de Freising también se unieron a la cruzada. El 13 de marzo, en Fráncfort, el hijo de Conrado, Federico, fue elegido rey. Los alemanes planeaban partir en mayo y encontrarse con los franceses en Constantinopla. Otros príncipes alemanes extendieron la idea de la cruzada a las tribus eslavas del noreste. Bernardo los autorizó a emprender una cruzada contra ellas. El 13 de abril, el Papa Eugenio confirmó esta cruzada. Así, en 1147, nacieron las cruzadas bálticas.
La cruzada en España y Portugal
A mediados de mayo, los primeros grupos de cruzados salieron de Inglaterra. Eran de Flandes, Frisia, Normandía, Inglaterra, Escocia y algunos alemanes. Ningún rey o príncipe los lideraba. Inglaterra estaba en un período de desorden. Hicieron una parada en las costas gallegas y peregrinaron a Santiago de Compostela. Llegaron a Oporto el 26 de junio. Allí, el obispo los convenció de ir a Lisboa. El rey Alfonso I ya sabía de la llegada de la flota cruzada. Como el Papa había aprobado la cruzada en España y Portugal, los cruzados aceptaron luchar contra los musulmanes en la península.
El asedio de Lisboa comenzó el 1 de julio y duró hasta el 24 de octubre. La ciudad cayó en manos de los cruzados, quienes la saquearon antes de entregarla al rey de Portugal. Casi al mismo tiempo, los ejércitos españoles, liderados por Alfonso VII de Castilla y Ramón Berenguer IV de Barcelona, conquistaron Almería y Tarragona. Contaron con la ayuda del mismo ejército cruzado. Algunos cruzados se quedaron en las ciudades recién conquistadas. La mayoría de la flota siguió su viaje hacia el este en febrero de 1148. Poco después, en 1148 y 1149, las tropas de Castilla y Aragón también reconquistaron Tortosa, Fraga y Lérida.
El viaje de los cruzados alemanes
Los cruzados alemanes, de Franconia, Baviera y Suabia, partieron por tierra en mayo de 1147. Ottokar III de Estiria se unió a Conrado en Viena. El rey Geza II de Hungría, enemigo de Conrado, les permitió pasar por su reino sin problemas. Cuando el ejército llegó a territorio bizantino, el emperador Manuel I temió un ataque. Envió tropas para evitar problemas. Hubo pequeños enfrentamientos con algunos alemanes cerca de Filipópolis y en Adrianópolis. El 10 de septiembre, los alemanes llegaron a Constantinopla. El emperador los recibió fríamente y los convenció de cruzar a Asia Menor lo antes posible. Manuel quería que Conrado dejara parte de su ejército en Constantinopla para defenderse de los ataques de Roger II. Conrado no aceptó.
En Asia Menor, Conrado decidió no esperar a los franceses. Marchó hacia Iconio, capital del selyúcida sultanato de Rüm. Dividió su ejército en dos partes. La primera fue destruida por los selyúcidas el 25 de octubre de 1147 en la segunda batalla de Dorileo. Los turcos usaron su táctica de fingir una retirada y luego atacar. Conrado comenzó una lenta retirada hacia Constantinopla. Su ejército fue atacado diariamente por los turcos. Conrado fue herido en un enfrentamiento. La otra parte del ejército, liderada por Otto de Freising, fue masacrada a principios de 1148.
El viaje de los cruzados franceses

Los cruzados franceses partieron de Metz en junio, liderados por Luis. Una parte del ejército, de Provenza, decidió esperar hasta agosto y viajar por mar. En Worms, Luis se unió a los cruzados de Normandía e Inglaterra. Siguieron la ruta de Conrado en paz.
Las relaciones en territorio bizantino no fueron buenas. Los loreneses, que iban delante, tuvieron problemas con los alemanes. El emperador Manuel I había detenido las hostilidades con el Sultanato de Rüm y se había aliado con su sultán Mas'ud. Sin embargo, las relaciones de Manuel con el ejército francés fueron mejores. Luis fue recibido muy bien en Constantinopla. Algunos franceses se molestaron por la alianza de Manuel con los selyúcidas. Querían atacar Constantinopla, pero los representantes del Papa los detuvieron.
Cuando las tropas de Saboya, Auvernia y Monferrato se unieron a las de Luis en Constantinopla, todo el ejército fue trasladado a través del Bósforo a Asia Menor. Se animaron por rumores de que los alemanes habían tomado Iconio. Pero Manuel se negó a dar tropas bizantinas a Luis. Hizo jurar a los franceses que devolverían al Imperio cualquier territorio que reconquistaran. Tanto alemanes como franceses entraron en Asia sin ayuda bizantina.
Los franceses se encontraron con los restos del ejército de Conrado en Nicea. Conrado se unió a las fuerzas de Luis. Siguieron la ruta de Otto de Freising por la costa mediterránea. Llegaron a Éfeso en diciembre. Allí, se enteraron de que los turcos se preparaban para atacarlos. Manuel envió embajadores quejándose de los saqueos de las tropas de Luis. Quedaba claro que los bizantinos no los ayudarían. Conrado enfermó y tuvo que regresar a Constantinopla. Luis, sin hacer caso a las amenazas turcas, partió de Éfeso.
Los turcos estaban esperando para atacar. En una pequeña batalla cerca de Éfeso, los franceses ganaron. Llegaron a Laodicea a principios de enero de 1148. Pocos días antes, el ejército de Otto de Freising había sido destruido allí. Al seguir la marcha, la vanguardia se separó. Las tropas de Luis fueron desviadas por los turcos. El propio Luis, según Odón de Deuil, se subió a un árbol y los turcos no lo vieron. Los turcos no siguieron atacando. Los franceses continuaron hasta Adalia, bajo constante presión turca. Los turcos quemaban la tierra para que los franceses no encontraran comida. Luis quería seguir por tierra. Se decidió reunir una flota en Adalia para llevarlos a Antioquía. Después de un mes de retraso por tormentas, la mayoría de los barcos prometidos no llegaron. Luis y algunos más embarcaron. El resto del ejército tuvo que seguir la larga marcha por tierra hasta Antioquía. Casi todo el ejército murió, ya sea por los turcos o por enfermedades.
El camino a Jerusalén
Luis llegó a Antioquía el 19 de marzo, después de una tormenta. Amadeo de Saboya había muerto en el camino en Chipre. Luis fue recibido por el tío de Leonor, Raimundo de Poitiers. Raimundo esperaba que Luis lo ayudara a defenderse de los turcos y a atacar Alepo. Pero Luis tenía otros planes. Prefería ir primero a Jerusalén para cumplir su peregrinaje, más que centrarse en la guerra. Leonor disfrutó su estancia. Su tío quería que ella se quedara con él y se divorciara de Luis si este no lo ayudaba. Luis dejó rápidamente Antioquía hacia Trípoli. Mientras tanto, Otto de Freising y el resto de sus tropas llegaron a Jerusalén a principios de abril. Conrado llegó poco después. El patriarca Fulco de Jerusalén invitó a Luis a reunirse con ellos. La flota que se había detenido en Lisboa también llegó. Los provenzales de Alfonso de Toulouse también, aunque Alfonso había muerto en el camino a Jerusalén.
El consejo de Acre
En Jerusalén, el objetivo de la cruzada cambió rápidamente hacia Damasco. Esta era la ciudad que el rey Balduino III de Jerusalén y los caballeros templarios querían. Conrado ya estaba convencido de la necesidad de esta expedición. Cuando Luis llegó, la Haute Cour (el consejo de nobles) se reunió en Acre el 24 de junio. Fue una reunión muy importante. Conrado, Otón, Enrique II de Austria, el futuro emperador Federico I Barbarroja y Guillermo III de Montferrato representaban al Sacro Imperio. Luis, Bertrand, Teodorico de Alsacia y otros señores representaban a Francia. Por parte de Jerusalén, estaban el rey Balduino, la reina Melisenda, el patriarca Fulco, y los líderes de los caballeros hospitalarios y templarios. Sorprendentemente, nadie de Antioquía, Trípoli o Edesa asistió.
Algunos franceses pensaron que ya habían cumplido su peregrinaje y querían volver a casa. Algunos nobles del reino señalaron que no sería bueno atacar Damasco, que era su aliado contra los zéngidas. Pero Conrado, Luis y Balduino insistieron. En julio, un ejército se reunió en Tiberíades.
El asedio de Damasco
Los cruzados decidieron atacar Damasco desde el oeste. Allí, las huertas les daban comida. Llegaron el 23 de julio. El ejército de Jerusalén iba delante, seguido por Luis y luego Conrado. Los musulmanes estaban listos para el ataque y molestaron constantemente al ejército. Los cruzados lograron avanzar y expulsar a los defensores al otro lado del río Barada y a Damasco. Al llegar a las murallas, comenzaron el asedio.
Damasco había pedido ayuda a Saif ad-Din Ghazi I de Alepo y Nur ad-Din de Mosul. El visir Mu'in ad-Din Unur dirigió un ataque fallido contra los cruzados. Había conflictos en ambos lados. Unur sospechaba que Saif ad-Din y Nur ad-Din querían apoderarse de la ciudad. Por su parte, los cruzados no se ponían de acuerdo sobre quién se quedaría con la ciudad si la conquistaban. El 27 de julio, los cruzados decidieron moverse al lado este de la ciudad. Sus defensas eran más débiles, pero había menos comida y agua. Para entonces, Nur ad-Din ya había llegado. Los cruzados no pudieron regresar a su posición anterior. Primero Conrado, y luego el resto de los cruzados, decidieron levantar el asedio y regresar a Jerusalén.
¿Qué pasó después de la cruzada?
Todos los grupos se sintieron traicionados. Se hizo un nuevo plan para conquistar Ascalón. Conrado llevó sus tropas allí, pero no llegaron más refuerzos. Esto se debió a la desconfianza que surgió durante el asedio fallido de Damasco. La idea de la expedición a Ascalón se abandonó. Conrado regresó a Constantinopla para renovar su alianza con Manuel. Luis se quedó en Jerusalén hasta 1149. En Europa, Bernardo de Claraval se sintió humillado. Cuando su intento de promover una nueva cruzada fracasó, trató de distanciarse del desastre de la Segunda Cruzada. Murió en 1153.
El asedio de Damasco tuvo consecuencias muy negativas a largo plazo. Damasco ya no confió en el reino cruzado. La ciudad fue entregada a Nur ad-Din en 1154. Balduino III finalmente asedió Ascalón en 1153. Esto llevó a Egipto al conflicto. Jerusalén logró algunas conquistas en territorio egipcio, ocupando brevemente El Cairo en la década de 1160. Sin embargo, las relaciones con el Imperio Bizantino eran difíciles. La ayuda de Occidente disminuyó después del desastre de la Segunda Cruzada. En 1171, Saladino, sobrino de uno de los generales de Nur ad-Din, fue nombrado sultán de Egipto. Logró unir Egipto y Siria bajo su mando, rodeando por completo al reino cruzado. En 1187, Jerusalén cayó en su poder. Saladino se dirigió al norte y tomó todo el territorio de los estados cruzados, excepto sus capitales. Esto llevó al inicio de la Tercera Cruzada.
Galería de imágenes
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El papa Eugenio III convocó la Segunda Cruzada a través de su bula Quantum praedecessores.
Véase también
En inglés: Second Crusade Facts for Kids