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Prisciliano para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Prisciliano
Información personal
Nombre en latín Priscilianus
Nacimiento c. 340
Hispania (Imperio romano)
Fallecimiento 385
Tréveris (Imperio romano)
Religión Cristianismo y priscilianismo
Información profesional
Ocupación Sacerdote y escritor
Cargos ocupados Obispo de Ávila (hasta 385)

Prisciliano de Ávila (nacido en Gallaecia, alrededor del año 340, y fallecido en Civitas Treverorum, hoy Tréveris, en 385) fue un obispo hispanorromano. Fue acusado de practicar la brujería y de seguir ideas religiosas diferentes a las oficiales, por lo que fue ejecutado junto a algunos de sus seguidores. Prisciliano inició un movimiento religioso llamado priscilianismo, que promovía una forma de vida muy estricta y dedicada a la fe.

Su ejecución fue ordenada por el gobierno del emperador Magno Clemente Máximo. Sin embargo, muchos líderes religiosos importantes de la época, como Martín de Tours en Occidente y Juan Crisóstomo en Oriente, protestaron enérgicamente contra esta decisión. Incluso el papa Siricio criticó duramente el proceso. La condena y ejecución de Prisciliano causaron gran asombro, ya que era la primera vez que un gobierno civil intervenía con una pena de muerte en un asunto puramente religioso.

¿Quién fue Prisciliano?

Sus primeros años y formación

Se cree que Prisciliano nació en la provincia romana de Gallaecia (una región que hoy forma parte de España y Portugal) alrededor del año 340. Su familia era de clase alta, posiblemente con conexiones en el Senado romano. Algunos historiadores sugieren que su familia podría haber tenido propiedades importantes en otras regiones como la Bética o Lusitania.

Alrededor del año 370, Prisciliano viajó a Burdigala (Burdeos) para estudiar con un maestro de oratoria llamado Delfidio. Cerca de esta ciudad, fundó una comunidad que seguía reglas muy estrictas. En esta comunidad, su maestro y la esposa de este, Eucrocia, lo acompañaron. Se sabe que Prisciliano tuvo una relación cercana con Prócula, la hija de Delfidio y Eucrocia. Además, San Jerónimo menciona a una mujer llamada Gala como una de sus compañeras. Sus oponentes decían que Prisciliano aprendió sobre astronomía y magia de un predicador de Menfis llamado Marcos, quien seguía ideas religiosas como el Gnosticismo o el Maniqueísmo.

Hacia el año 379, Prisciliano regresó al noroeste de la península ibérica y comenzó a predicar sus ideas. Sus enseñanzas tuvieron mucho éxito, especialmente entre las mujeres y las personas de clases más humildes. Esto se debía a que Prisciliano rechazaba la unión de la Iglesia con el Estado y criticaba la corrupción y el enriquecimiento de los líderes religiosos.

El inicio del conflicto religioso

Debido a la rápida expansión de las ideas de Prisciliano, dos obispos, Higinio de Córdoba e Hidacio de Mérida, convocaron un concilio (una reunión de obispos) en Caesaraugusta (actual Zaragoza) en el año 380. El objetivo era condenar las ideas de Prisciliano. A esta reunión asistieron dos obispos de Aquitania y diez de Hispania, lo que mostraba lo rápido que se había extendido el movimiento de Prisciliano.

Sin embargo, los dos obispos principales acusados de seguir las ideas de Prisciliano, Instancio y Salviano, no asistieron al concilio, lo que impidió una condena definitiva. Poco después, Instancio y Salviano nombraron a Prisciliano obispo de Abula (Ávila).

En un intento de resolver las diferencias, Instancio y Salviano viajaron a Augusta Emerita (Mérida) para hablar con Hidacio, pero tuvieron que huir de una multitud enojada.

Hubo un intenso intercambio de cartas entre los seguidores de Prisciliano y los obispos que defendían las ideas oficiales. Las enseñanzas de Prisciliano se habían extendido por todas las clases sociales, incluyendo a muchas familias influyentes. Finalmente, una carta de Hidacio al obispo Ambrosio de Mediolanum (Milán), donde estaba la corte imperial, convenció al emperador Graciano de desterrar a Prisciliano y a sus seguidores de sus cargos.

El viaje de Prisciliano y su regreso

En el año 382, Prisciliano decidió viajar a Roma para defenderse. Sin embargo, el papa San Dámaso I se negó a recibirlo, ya que no se consideraba con autoridad para anular una orden del emperador. Prisciliano fue entonces a Milán y, aprovechando la ausencia del emperador Graciano, logró convencer a un alto funcionario llamado Macedonio para que anulara el decreto imperial.

Así, Prisciliano regresó a Hispania, fortaleciendo la posición de su grupo. Además, consiguió que su principal oponente, Itacio, fuera acusado de causar problemas en la Iglesia. Itacio tuvo que huir a Civitas Treverorum (Tréveris), buscando la protección del obispo Britto.

En el año 383, Magno Clemente Máximo, un gobernador de Britania también de origen hispano, cruzó a las Galias con un gran ejército. El emperador Graciano huyó y fue asesinado en una emboscada. Las legiones de Máximo lo nombraron nuevo emperador de Occidente. Esta situación era delicada, y Máximo buscó el apoyo de la Iglesia católica, que a su vez necesitaba protección para enfrentar a muchos movimientos religiosos diferentes.

La condena y ejecución de Prisciliano

En este contexto de alianzas, la Iglesia oficial se enfrentaba a un movimiento popular muy extendido, y el emperador Máximo quería mostrar su apoyo a la Iglesia condenando el priscilianismo. Sin embargo, una condena por herejía implicaba que el Estado confiscaría los templos del grupo, lo cual no interesaba a la Iglesia ni al emperador. Por ello, se ideó un juicio especial para acusar a los obispos hispanos de maleficium (brujería). Esta condena era más conveniente para el nuevo emperador, ya que le permitía confiscar las propiedades personales de los acusados, que eran de familias ricas, sin afectar los bienes de la Iglesia.

Se convocó un nuevo concilio en Burdeos, al que asistieron Prisciliano y varios de sus seguidores. Allí se volvió a condenar el priscilianismo, pero solo se logró la destitución de Instancio de su cargo. Durante este concilio, una multitud enardecida atacó y mató a Urbica, una seguidora de Prisciliano. Prisciliano abandonó el concilio y se dirigió a Tréveris, donde Máximo había establecido su corte, esperando que el emperador lo ayudara. Sin embargo, Itacio ya había preparado el terreno para su caída.

En el año 385, Prisciliano llegó a Tréveris. Allí fue acusado, a través del prefecto del emperador, Evodio, de practicar rituales mágicos que incluían bailes nocturnos y el uso de la astrología.

Después de obtener una confesión de Prisciliano mediante tratos crueles e inhumanos, él y sus seguidores Felicísimo, Armenio, Eucrocia, Latroniano, Aurelio y Asarino fueron ejecutados. Se convirtieron en los primeros seguidores de una doctrina religiosa diferente en ser ejecutados por una autoridad civil a petición de algunos obispos católicos. La mayoría de los obispos católicos de Occidente, liderados por Martín de Tours, protestaron contra esta decisión, y el papa Siricio también criticó duramente el proceso.

Después de su muerte

A pesar de la ejecución de Prisciliano, su movimiento continuó activo durante al menos dos siglos, especialmente en su región natal de Gallaecia. Esto se demuestra por los concilios que se convocaron para tratar el tema.

Inmediatamente después del juicio en Tréveris, Máximo envió dos funcionarios a Hispania para eliminar cualquier rastro de priscilianismo. Esto llevó a una serie de ejecuciones y deportaciones que molestaron a algunos sectores de la Iglesia oficial. Líderes como Martín de Tours, Jerónimo y Ambrosio de Milán se oponían a la intervención del emperador en asuntos de la Iglesia y a la ejecución de personas por sus creencias. Ellos detuvieron el movimiento excesivo impulsado por Itacio. En Oriente, Juan Crisóstomo advirtió que condenar a muerte a alguien por sus creencias desataría una guerra sin fin.

Archivo:Saint Augustine of Hippo
San Agustín de Hipona, uno de los líderes de la Iglesia que más se opuso al priscilianismo.

En el año 388, Máximo fue derrotado y ejecutado por Teodosio. La situación cambió, e Itacio fue excomulgado en 389 por su participación directa en el juicio contra Prisciliano. En este año, según el historiador Sulpicio Severo, varios discípulos de Prisciliano viajaron a Tréveris con permiso de Roma para desenterrar los restos de su líder y llevarlos a Gallaecia. Al frente de esta delegación estaba Dictinio, autor de un libro sobre el priscilianismo que no se conserva, pero del que se tienen referencias en la obra de San Agustín de Hipona Contra mendacium. San Agustín menciona que los priscilianistas consideraban lícito mentir para protegerse y que tenían una frase secreta para reconocerse: Iura, periura, secretum prodere noli (jura, perjura, no reveles el secreto).

En el año 396, se celebró un Concilio en Toledo, donde los seguidores de Prisciliano declararon haber abandonado sus ideas. Sin embargo, la persistencia de algunas costumbres priscilianistas (como usar leche y uvas en la eucaristía, el ayuno y la presencia de clérigos con el pelo largo) llevó a un nuevo concilio en Toledo en el año 400. En este concilio se afirmó que once de los doce obispos de Gallaecia eran priscilianistas. Las actas de ese concilio registran que Simposio, su hijo Dictinio y el sacerdote Comasio renunciaron a sus ideas. Sin embargo, los obispos Herenas, Donato, Acurio, Emilio y varios sacerdotes se negaron a someterse, afirmando que Prisciliano había sido un católico y un mártir. El concilio los excomulgó y los destituyó.

Tras la muerte de Máximo, Teodosio se convirtió en emperador de Oriente y Occidente. Pero su muerte en 395 dividió el imperio entre sus dos hijos. El movimiento priscilianista se había convertido en una sociedad secreta debido a la persecución. En el año 404, el papa Inocencio I emitió una regla de fe contra todas las ideas diferentes, especialmente contra los priscilianistas. Algunos historiadores creen que figuras como Baquiario, un monje viajero, y Egeria, la primera mujer en escribir una crónica de viajes a tierra santa, pudieron haber estado relacionados con el movimiento priscilianista.

En el año 409, el emperador Honorio decidió perseguir activamente a los priscilianistas, condenándolos a perder sus bienes y derechos. Incluso impuso multas a los funcionarios que no los perseguían.

En ese mismo año, los pueblos bárbaros comenzaron a invadir el imperio. El priscilianismo logró sobrevivir en el noroeste de la península ibérica, especialmente en las zonas rurales, gracias a la independencia política de la región respecto a Roma. A mediados del siglo V, Santo Toribio, obispo de Astorga, se dedicó a confiscar todos los libros priscilianistas. Al ver que esto no era suficiente, envió al papa San León el Magno un informe sobre los errores de los libros priscilianistas. San León aconsejó celebrar un concilio en Toledo o un sínodo de obispos de Gallaecia. Se convocó un sínodo en Aquis Caelenis (actual Caldas de Reyes), donde los priscilianistas, aunque fingieron aceptar la fe oficial, continuaron con sus doctrinas hasta mediados del siglo VI. Finalmente, el primer Concilio de Braga (561) volvió a referirse al problema, condenando las ideas priscilianistas en siete de sus diecisiete cánones. El segundo concilio de Braga, celebrado años después, también menciona al grupo, e incluso hay una alusión en el IV concilio de Toledo (683), donde se condena la costumbre de los clérigos gallegos de no cortarse el pelo, considerándola una práctica priscilianista.

Las ideas del priscilianismo

Prisciliano fundó una escuela que promovía una vida ascética y muy estricta, con un espíritu de libertad. Fue un precursor del movimiento monacal (vida en comunidad de monjes) y se oponía a la creciente riqueza de los líderes de la Iglesia en el siglo IV. Algunos aspectos que generaron controversia fueron el nombramiento de personas sin cargo religioso oficial como "maestros", la presencia de mujeres en las reuniones de lectura de textos y su fuerte énfasis en la vida austera.

Los Códices de Wurzburgo

Durante muchos años, las verdaderas ideas de Prisciliano no se conocieron directamente, solo a través de las críticas y condenas de sus enemigos. Sin embargo, en 1885, el experto Georg Schepss encontró en la biblioteca de la Universidad de Wurzburgo un códice (un libro antiguo manuscrito) del siglo V que contenía once textos de Prisciliano o de sus seguidores:

  • Liber Apologeticus: Refuta las acusaciones de que Prisciliano defendía ideas gnósticas (creencias que enfatizan el conocimiento espiritual secreto), maniqueas (una antigua religión dualista) o de otras ideas consideradas diferentes.
  • Liber ad Damasum episcopum: Ofrece una versión diferente de lo ocurrido en los concilios hispanos y contradice las acusaciones de ideas diferentes.
  • Benedictio super fideles: Una exhortación moral a los creyentes, con un estilo oratorio, basada en los escritos de Hilario de Poitiers.
  • Tractus at populum I y Tractus at populum II: Sermones dirigidos a la gente.
  • Tractus Genesis: Defiende que Dios creó el universo y rechaza la idea de que el mundo sea eterno o que los astros sean divinos. Interpreta de forma simbólica el relato de la creación y el pecado.
  • Tractus Exodus: Explica su ideal de vida estricta y cómo la Pascua anticipa a Cristo.
  • Tractus Paschae: Una exhortación espiritual para el tiempo de Pascua.
  • Lyber de fide et apocryphis: Defiende que los cristianos deben leer los apócrifos (textos religiosos no incluidos en la Biblia oficial) del Antiguo Testamento.
  • Comentario al Salmo 1 y Comentario al Salmo 3: Estos comentarios se centran en el significado simbólico y en la propuesta de una renovación interna para que la persona se convierta en un "templo digno de Cristo".

Cuando Schepss estudió estos escritos, descubrió que muchas de las ideas de Prisciliano se basaban en Hilario de Poitiers. Schepss pensó que Prisciliano fue la primera víctima de la Inquisición española.

El teólogo Friedrich Paret, profesor del Seminario Evangélico de Tübingen, publicó un libro donde considera que Prisciliano fue un precursor de la reforma protestante.

La visión de la Iglesia de Prisciliano

Prisciliano buscó reformar a los líderes religiosos a través del celibato (no casarse) y la pobreza voluntaria. Luego extendió esta reforma a todos los creyentes. Defendió la interpretación directa de los textos evangélicos, promoviendo el principio del libre examen (que cada persona pueda interpretar los textos por sí misma). Exigió que la Iglesia volviera a unirse a los pobres. También puso énfasis en el estudio de los símbolos y en ir más allá de la interpretación literal de la Biblia.

Sus reuniones, a menudo nocturnas, se realizaban en bosques, cuevas o en casas de campo alejadas de las ciudades. El baile era una parte importante de su forma de celebrar. A estas reuniones asistían tanto hombres como mujeres. En lugar de usar pan y vino para la consagración oficial, usaban leche y uvas. También permitían que mujeres y esclavos participaran en las sesiones de lectura de textos bíblicos, incluyendo los apócrifos.

Las principales fuentes que describen las prácticas religiosas de los priscilianistas son los cánones (reglas) de los concilios. Por ejemplo, en el concilio de Caesaraugusta de 380, se mencionan costumbres como "mujeres que asisten a lecturas de la Biblia en casas de hombres con quienes no tienen parentesco; el ayuno dominical y la ausencia de las iglesias durante la cuaresma; la recepción de las especies eucarísticas en la iglesia sin consumirlas de inmediato; el apartamiento en celdas y retiros en las montañas; andar descalzos".

Menéndez y Pelayo dijo de Prisciliano que "se presenta como un teólogo protestante que no acata más autoridad que la de la Biblia y se guía al interpretarla por los dictámenes de la propia razón".

Cánones de Peregrino

Además de los textos descubiertos por Schepps, existe un libro de Prisciliano conocido desde hace mucho tiempo, publicado por Schepps como Priscilliani in Pauli Apostoli Epistulas (Canones a Peregrino Episcopo emendati. Es una recopilación que se encuentra en muchas Biblias antiguas españolas, lo que muestra la importancia que las obras de Prisciliano tuvieron durante siglos, incluso después de que sus ideas fueran condenadas. Los Cánones que se conservan no son los originales de Prisciliano, sino una versión editada por un obispo llamado Peregrino para que se ajustaran a las ideas oficiales. Este texto es un tratado que critica las ideas maniqueas y rechaza el dualismo oriental (la idea de que existen dos principios opuestos, uno bueno y otro malo). Los argumentos se basan en las enseñanzas de San Pablo y explican la doctrina de la justificación a través de Cristo.

Una característica de estos Cánones es el énfasis en la pobreza y la pureza de la Iglesia de los primeros apóstoles, que el autor compara críticamente con la Iglesia de su tiempo.

¿Ideas gnósticas en el priscilianismo?

Archivo:Lion-faced deity
Representación de una figura gnóstica, a veces llamada Saklas.

Aunque los oponentes de Prisciliano llamaban a su movimiento "priscilianismo", muchos también lo consideraban una forma de Gnosticismo (una corriente religiosa que creía en un conocimiento espiritual secreto). Algunos lo comparaban con los basilideanos, una de las primeras ramas del gnosticismo, mientras que otros lo acusaban de seguir el maniqueísmo, una religión asiática con ideas similares. Según estos críticos, Prisciliano habría aprendido estas doctrinas de Ágape y Elpidio, quienes fueron alumnos de un predicador llamado Marcos de Menfis.

Sin embargo, la verdad es más compleja. Es difícil saber qué ideas eran realmente de Prisciliano y cuáles le fueron atribuidas por sus enemigos, o por grupos posteriores que fueron llamados priscilianistas. Aunque el propio Prisciliano, en los textos que se conservan, siempre condenó estos movimientos y afirmó ser un verdadero cristiano, parece que había elementos comunes entre sus creencias y las ideas gnósticas, lo que generaba confusión.

Algunos estudiosos han señalado que para Prisciliano, además de la Biblia, había una revelación continua de la palabra de Dios en el mundo. Creía que la plenitud de la fe era conocer la divinidad de Cristo. Estas ideas tienen un parecido con el gnosticismo cristiano.

Las ideas de Prisciliano incluían una vida muy estricta, un interés en los demonios, una visión del mundo que a veces parecía dualista (con dos fuerzas opuestas) y un sorprendente interés en incluir a las mujeres en su movimiento. Todas estas características eran propias de los maestros gnósticos, o al menos así las describían los autores cristianos para condenarlos. En sus textos, Prisciliano advierte sobre la influencia de siete demonios cósmicos, como "...Saclas, Nebroel, Samael, Belzebuth, Nasbodeo y Belial", nombres que se parecen a los de los siete arcontes malignos del gnosticismo. Su visión del mundo, que decía que solo una vida estricta podía liberar al hombre de la existencia terrenal dominada por los demonios y devolverlo a Dios, profundiza estas similitudes.

Sin embargo, Prisciliano condenaba el docetismo (la idea de que Cristo no tenía un cuerpo real) y el sincretismo (la mezcla de diferentes creencias), que eran ideas populares entre los gnósticos. Además, no condenaba completamente la creación del mundo material, lo que lo diferenciaba de ellos. También pedía la muerte y la condena para todos los maniqueos, paganos, idólatras y hechiceros, lo cual contrasta con las acusaciones de magia (un delito castigado por la ley romana) que se le hicieron a él mismo. Por otro lado, aunque quizás no de forma intencional, la idea de Dios de Prisciliano tenía algunos tonos monarquianistas (que enfatizan la unidad de Dios de una manera que puede parecer contraria a la Santísima Trinidad).

En resumen, es difícil saber con certeza cuánto de gnóstico había en el priscilianismo en comparación con su carácter cristiano. Lo que los expertos modernos sí han logrado determinar es que los enemigos de Prisciliano tenían un claro interés en exagerar sus ideas menos convencionales para presentarlo como un enemigo de la fe cristiana. Menéndez y Pelayo comentó al respecto:

"Quizás algún teólogo muy sabio y atento podrá descubrir en estos opúsculos alguna proposición que tenga que ver con las doctrina imputadas de antiguo a Prisciliano; yo no he acertado a encontrar sino el ascetismo más rígido, un gran desdén hacia la sabiduría profana y cierto singular estudio en evitar la acusación de maniqueísmo, acaso por ser la que con más frecuencia se fulminaba contra él.

Un poema atribuido a Prisciliano

Un himno tomado de un texto antiguo, posiblemente gnóstico, era cantado por los priscilianistas y se atribuyó posteriormente al propio Prisciliano:

Quiero desatar y quiero ser desatado.

Quiero salvar y quiero ser salvado.
Quiero ser engendrado.
Quiero cantar; cantad todos.
Quiero llorar: golpead vuestros pechos.
Quiero adornar y quiero ser adornado.
Soy lámpara para ti, que me ves.
Soy puerta para ti, que llamas a ella.
Tú ves lo que hago. No lo menciones
La palabra engañó a todos, pero yo no fui
completamente engañado.

—Himno a Jesucristo, atribuido a Prisciliano.

¿Dónde está la tumba de Prisciliano?

Archivo:Santiago.de.Compostela.Catedral.Noche
Se cree que la Catedral de Santiago de Compostela es el lugar de sepultura de Prisciliano o del Apóstol Santiago.

Existe una historia que dice que en el año 813, un ermitaño llamado Pelagio le comunicó al obispo Teodomiro de Iria Flavia que veía luces extrañas en el bosque de su diócesis, llamado Libredón. El obispo le dijo al rey Alfonso II el Casto que, al buscar el origen de las luces, encontró un sepulcro que atribuyó de inmediato al apóstol Santiago. La noticia se hizo oficial con el papa León III.

En el año 1900, el historiador Louis Duchesne publicó un artículo en una revista francesa donde "sugería" que la persona realmente enterrada en Compostela era Prisciliano. Su argumento se basaba en el viaje que sus discípulos hicieron con los restos de Prisciliano hasta su tierra natal. Más tarde, historiadores como Sánchez-Albornoz y Unamuno apoyaron esta hipótesis, que se ha vuelto muy popular como una alternativa a la tradición católica.

En contra de esta teoría, Monseñor Guerra Campos sugiere que el lugar de enterramiento de Prisciliano podría ser Los Martores (en gallego, Os Martores), en la parroquia de San Miguel de Valga, en la provincia de Pontevedra. Allí hay una ermita dedicada a San Mamede, y en su interior se han encontrado sarcófagos de piedra con forma humana que podrían ser del siglo IV. La teoría de Guerra Campos se basa en el nombre popular con el que se conoció a los discípulos ejecutados en Tréveris: Los mártires (en gallego: Os mártires, dialectalmente Os mártores). Este es el único topónimo (nombre de lugar) con estas características en toda Galicia. Una última teoría, propuesta por Celestino Fernández de la Vega, sugiere que el posible lugar de enterramiento de Prisciliano podría ser Santa Eulalia de Bóveda, cerca de Lugo.

Prisciliano en la cultura popular

  • El director de cine Luis Buñuel incluyó parte de la vida de Prisciliano en su película La voie lactée (La Vía Láctea), una producción de 1969. El guionista Jean-Claude Carrière interpretó al obispo.
  • La historia de Prisciliano también aparece en la novela El alma de las piedras de Paloma Sánchez-Garnica.

Véase también

Enlaces externos

  • Contra mendacium, en Wikisource en latín


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