Gallaecia para niños
Gallaecia fue el nombre que los romanos dieron a una región en el noroeste de la península ibérica. Esta provincia romana incluía lo que hoy es Galicia, el norte de Portugal, y partes de León, Zamora y Asturias. En esta zona vivían pueblos como los galaicos y los astures, que hablaban lenguas celtas.
Después de que los romanos conquistaran la región, el emperador Diocleciano hizo una nueva división administrativa. Gallaecia quedó formada por tres grandes distritos llamados conventus: el Lucensis, el Bracarensis y el Asturicensis. Con el tiempo, en el siglo IV, Gallaecia creció y llegó a incluir también el conventus Cluniensis, abarcando así casi todo el norte de Hispania.
En el siglo V, el pueblo suevo fundó el Reino suevo en esta provincia. Los suevos llegaron a la península ibérica en el año 409 junto con otros pueblos. Aunque el territorio de Gallaecia cambió con el tiempo, su nombre dio origen a la palabra "Galicia", que usamos hoy para referirnos a la comunidad autónoma.
Contenido
Gallaecia bajo el dominio romano
Cuando terminaron las guerras cántabras y los romanos controlaron todo el norte de la península, Gallaecia se unió primero a la provincia de Lusitania Ulterior. Más tarde, pasó a formar parte de la Tarraconense. En ese momento, Gallaecia tenía dos distritos principales: el Lucensis (con capital en Lucus Augusti) y el Bracarensis (con capital en Bracara Augusta).
En el año 214, el emperador Antonino Caracalla creó una nueva provincia llamada Hispania nova citerior Antoniniana. Esto significó que a los dos distritos de Gallaecia se añadió un tercero, el Asturicensis, con capital en Asturica Augusta. Hacia mediados del siglo IV, la provincia de Gallaecia creció de nuevo con un cuarto distrito, el Cluniacensis, cuya capital era Clunia Sulpicia.
La llegada de los suevos y alanos
A principios del siglo V, los suevos y los alanos ocuparon Gallaecia, a pesar de la resistencia de sus habitantes. Estos pueblos llegaron a acuerdos con el Imperio Romano para establecer sus propios reinos dentro del territorio romano.
El rey suevo Hermerico firmó un tratado (llamado foedus) con el Imperio. Con este acuerdo, los suevos se convirtieron en aliados de Roma y ocuparon la provincia de Gallaecia, reconociendo al emperador como su superior en el año 411. La parte occidental de Gallaecia fue para los suevos, mientras que la parte oriental fue para los alanos, liderados por su rey Gunderico. Sin embargo, suevos y alanos se enfrentaron, y Hermerico fue derrotado por los alanos en los montes Nervasos, en la actual provincia de León.
Después de estos eventos, la antigua Gallaecia romana dejó de existir como tal. En pocos años, el reino suevo se limitó a la actual Galicia, el norte de Portugal y el extremo occidental de León. El resto del territorio quedó bajo el control de los visigodos o de las élites hispanorromanas.
Gobernantes de la provincia de Gallaecia
A lo largo de su historia, Gallaecia tuvo diferentes gobernantes.
Gobernantes antes de la provincia de Gallaecia
- Provincia Transduriana: Esta provincia abarcaba los territorios al norte del río Duero.
* Entre 16 a.C.' y 13 a.C.: Lucio Sestio Quirinal Albiniano (representante del emperador Augusto).
- Provincia de Hispania Superior (o Callaecia): Incluía los distritos de Braga y Lugo. Fue separada de la Hispania Citerior por Caracalla (211-235), pero luego se unió de nuevo a ella.
* 227-?: Cayo Servilio Diodoro (posible gobernador).
Gobernantes de la provincia de Gallaecia
- (mencionado en 298): Astasio Fortunato (su cargo es incierto).
- (en tiempos de Constantino I, entre 312 y 324): Emilio Máximo.
- Hacia 348: Aconio Catulino Filomacio.
La sociedad en la antigua Gallaecia
La forma de vida de los galaicos, basada en los castros (poblados fortificados), les permitió resistir mucho tiempo la dominación romana. Esta resistencia duró más de un siglo, incluso cuando los romanos ya controlaban el resto de Hispania.
Crónicas antiguas, como las de Orosio, cuentan que en el año 137 a.C., el general romano Décimo Junio Bruto Galaico inició una campaña para castigar las incursiones de los celtas en la zona romana de Lusitania. En esta campaña, se enfrentó a 60.000 galaicos en el río Duero y regresó a Roma como un héroe, ganándose el apodo de Gallaicus. Ese mismo año, las legiones romanas llegaron al río Limia. Los romanos creían que este río era el mítico río Lethes (del olvido), y solo pudieron cruzarlo cuando el general llamó a sus soldados por sus nombres para demostrar que no había perdido la memoria. El avance hacia el norte se detuvo al año siguiente al llegar al río Miño, donde los galaicos hicieron que los romanos se retiraran.
La situación se mantuvo así durante cien años, con pocas expediciones romanas que lograran adentrarse en territorio galaico. Una de las más importantes fue la de Publio Licinio Craso entre el 96 y el 94 a.C. Sin embargo, en el 73 a.C., Quinto Sertorio fue derrotado, y la región al norte del río Tajo recuperó su independencia.
La resistencia continuó hasta que diez años después, Julio César fue nombrado gobernador de la Hispania Ulterior. En el año 61 a.C., César avanzó hacia el norte, entrando en la región lusitana entre los ríos Tajo y Duero, y realizó una incursión por mar que llegó a Brigantium. A pesar de esto, el interior de Gallaecia siguió resistiendo. La resistencia fue muy fuerte durante la campaña de César Augusto entre los años 39 y 24 a.C., destacando la batalla del Monte Medulio. Esto impidió que se declarara la Pax Romana hasta el año 23 a.C., aunque la resistencia continuó en las zonas fronterizas de Asturias y Cantabria hasta el 19 a.C.
La romanización de Gallaecia
Una vez que terminaron los conflictos, comenzó un largo periodo de romanización que duró cuatro siglos. Oficialmente, entre los años 64 y 70, el emperador Vespasiano otorgó la ciudadanía romana a 451.000 galaicos.
Los antiguos castros se transformaron en villas (casas de campo romanas), y la población adoptó nuevas tecnologías. Esto incluyó la arquitectura, la agricultura con el uso del arado, el Derecho romano y la minería. En la minería, destacaba un sistema llamado ruina montium, que consistía en excavar túneles en las montañas y luego soltar de golpe el agua de embalses. Esto hacía que la montaña se derrumbara, y los minerales valiosos (especialmente el oro) se recogían río abajo. Los restos de este tipo de minería aún se pueden ver en Las Médulas (León).

La organización social y territorial que los celtas habían establecido en Gallaecia se mantuvo durante toda la romanización. Una contribución importante de los romanos fue la construcción de una red de caminos y puentes (calzadas) para mover tropas y transportar mercancías. A lo largo de estas vías había paradas y lugares de descanso que dieron origen a muchas villas que existen hoy.
Las calzadas principales eran cuatro (numeradas del XVII al XX en el itinerario de Caracalla) y conectaban las ciudades fundadas por Augusto con el resto del Imperio Romano. Estas tres ciudades, Lucus Augusti (Lugo), Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga), se convirtieron en las capitales de los tres distritos (Lucensis, Bracarensis y Asturicensis). Con la reforma de Diocleciano en el año 298, estos distritos se unieron en una sola provincia separada de la Tarraconensis: Gallaecia. Fue en esta época cuando Gallaecia alcanzó su mayor extensión, llegando por el este hasta el nacimiento del río Ebro.
La romanización también afectó la lengua y la religión. Aunque el latín reemplazó al celta, se mantuvieron muchas raíces celtas en los nombres de lugares y personas. En la religión, sin embargo, ocurrió lo contrario: algunas creencias locales se mantuvieron junto a las romanas.
Gallaecia en la Alta Edad Media
Después de la caída del Imperio Romano, el nombre de Gallaecia siguió usándose para referirse al noroeste de la península ibérica durante los primeros siglos de la Alta Edad Media. Esto se ve claramente en los escritos de los historiadores del Califato de Córdoba y en las crónicas de los pueblos escandinavos y del Imperio carolingio. En gran parte, este territorio estaba gobernado por el Reino de Asturias y, más tarde, por el Reino de León.
Del nombre de Gallaecia surgió el nombre de Galicia para una parte de este territorio. Aunque están relacionados, el Reino de Galicia es una entidad diferente a la antigua Gallaecia romana.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Gallaecia Facts for Kids