Fernando VII de España para niños
Datos para niños Fernando VII de España |
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Rey de España | ||||||||||||
![]() Retrato con uniforme de capitán general, por Vicente López Portaña (c. 1814-1815). Óleo sobre lienzo, 107,5 × 82,5 cm. Museo del Prado (Madrid).
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Rey de España | ||||||||||||
19 de marzo de 1808-6 de mayo de 1808 | ||||||||||||
Predecesor | Carlos IV | |||||||||||
Sucesor | José I | |||||||||||
4 de mayo de 1814-29 de septiembre de 1833 | ||||||||||||
Predecesor | José I | |||||||||||
Sucesor | Isabel II | |||||||||||
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Información personal | ||||||||||||
Nombre completo | Fernando María Francisco de Paula Domingo Vicente Ferrer Antonio José Joaquín Pascual Diego Juan Nepomuceno Genaro Francisco Javier Rafael Miguel Gabriel Calixto Cayetano Fausto Luis Ramón Gregorio Lorenzo Jerónimo | |||||||||||
Tratamiento | Su Católica Majestad | |||||||||||
Abdicación | Abdicaciones de Bayona | |||||||||||
Nacimiento | 14 de octubre de 1784 Monasterio de El Escorial, San Lorenzo de El Escorial, España |
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Fallecimiento | 29 de septiembre de 1833 Palacio Real, Madrid, España |
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Sepultura | Cripta Real del Monasterio de El Escorial | |||||||||||
Familia | ||||||||||||
Casa real | Borbón | |||||||||||
Padre | Carlos IV de España | |||||||||||
Madre | María Luisa de Parma | |||||||||||
Consorte |
María Antonia de Nápoles (matr. 1802; viu. 1806) María Isabel de Portugal (matr. 1816; viu. 1818) María Josefa Amalia de Sajonia (matr. 1819; viu. 1829) |
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Hijos |
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Información profesional | ||||||||||||
Conflictos |
Ver lista
Guerra de la Independencia Española (1808-1813)
Guerras de independencia hispanoamericanas (1808-1833) Intervención francesa en España (1823) |
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Firma | ![]() |
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Fernando VII de España, conocido como «el Deseado» y también como «el rey Felón», fue rey de España en dos periodos: primero en 1808, y luego desde 1813 hasta su muerte en 1833. Nació en San Lorenzo de El Escorial el 14 de octubre de 1784 y falleció en Madrid el 29 de septiembre de 1833.
Su reinado estuvo marcado por la invasión francesa, que llevó a José I Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte, a ocupar el trono español entre mayo de 1808 y diciembre de 1813. Durante este tiempo, la Junta Suprema Central y luego el Consejo de Regencia de España e Indias gobernaron en nombre de Fernando VII en las zonas de España que no estaban bajo control francés.
Fernando VII era hijo de Carlos IV de España y María Luisa de Parma. Subió al trono en marzo de 1808, después de que sus seguidores organizaran el motín de Aranjuez, que obligó a su padre a dejar el poder. Sin embargo, dos meses después, presionado por Napoleón, Fernando renunció a sus derechos al trono en Bayona. Napoleón entonces nombró a su hermano José como nuevo rey de España. Fernando VII fue retenido en el castillo de Valençay durante toda la Guerra de la Independencia Española. A pesar de esto, las Juntas de Gobierno, la Junta Suprema Central y las Cortes de Cádiz lo siguieron reconociendo como el rey legítimo. Las Cortes de Cádiz proclamaron que el poder residía en la nación y crearon la Constitución española de 1812. En este contexto, también comenzaron las Guerras de independencia hispanoamericanas.
Después de la derrota de los ejércitos de Napoleón y la salida de José I de España, Napoleón reconoció a Fernando VII como rey en el Tratado de Valençay en diciembre de 1813. Aunque este tratado no fue aprobado por la Regencia ni por las Cortes, Napoleón permitió que Fernando VII regresara a España. Fernando VII entró en España el 22 de marzo de 1814. Al llegar a Valencia, planeó un golpe de Estado de mayo de 1814 que se llevó a cabo en Madrid el 11 de mayo. Con el Manifiesto del 4 de mayo, también conocido como Decreto de Valencia, Fernando VII eliminó la Constitución de 1812 y todas las leyes de las Cortes de Cádiz, restaurando el absolutismo y el Antiguo Régimen de España. Entró en Madrid el 13 de mayo.
Fernando VII se mostró como un rey absolutista. Muchos lo consideraban una persona sin escrúpulos y vengativa. Su gobierno tuvo dificultades para mejorar la situación del país, que estaba muy afectado por seis años de guerra. En 1820, un levantamiento militar dio inicio al Trienio Liberal, durante el cual se restablecieron la Constitución y las leyes de Cádiz. Durante este tiempo, el rey, aunque parecía aceptar el nuevo sistema, conspiró para recuperar el poder absoluto. Esto se logró en 1823 con la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército francés.
La última etapa de su reinado, conocida como la Década Ominosa, se caracterizó por una fuerte persecución de los liberales. También hubo reformas moderadas que no gustaron a los absolutistas más extremos, quienes apoyaron al hermano del rey, el infante Carlos María Isidro de Borbón. Este descontento, junto con un problema sobre quién heredaría el trono, llevó a una guerra civil después de la muerte de Fernando VII. Su hija Isabel II, de tres años, subió al trono, pero no fue reconocida por los carlistas. La regencia fue asumida por la viuda del rey, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
Los historiadores suelen tener una opinión negativa sobre Fernando VII. Se le describe como un rey con poca capacidad para enfrentar los desafíos de su tiempo.
Contenido
Biografía del Rey Fernando VII
Infancia y educación

Fernando de Borbón nació el 14 de octubre de 1784 en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Fue el noveno de catorce hijos de Carlos, el futuro Carlos IV, y María Luisa de Parma. Ocho de sus hermanos fallecieron antes del año 1800. Se convirtió en príncipe de Asturias (heredero al trono) cuando su hermano mayor, Carlos, murió a los catorce meses de edad. Fernando tuvo una salud delicada y de niño era callado y reservado. Cuando su padre subió al trono en 1788, Fernando fue jurado como heredero por las Cortes el 23 de septiembre de 1789.
Su primer maestro fue el padre Felipe Scío de San Miguel, un religioso culto que le enseñó a leer, escribir y gramática latina. En 1795, el padre Scio fue nombrado obispo y su lugar lo ocupó Francisco Javier Cabrera, obispo de Orihuela. El plan de estudios de Cabrera incluía latín, historia de España, geografía y cronología, pero lo más importante era la educación religiosa. También se consideraba fundamental que el príncipe practicara "virtudes heroicas" que hicieran a los reyes queridos por Dios y sus súbditos. Otros maestros importantes fueron Fernando Rodríguez de Ledesma para geografía e historia, y Juan Escóiquiz y Cristóbal Bencomo y Rodríguez para latín y filosofía. Escoiquiz y Bencomo fueron los profesores más influyentes para el príncipe.
Oposición a Godoy
En 1799, el obispo Cabrera falleció y Escoiquiz se convirtió en el maestro principal del príncipe. Escoiquiz, junto con el duque de San Carlos, influyeron en Fernando para que se opusiera a Manuel Godoy, el favorito del rey. Escoiquiz incluso escribió un texto criticando a Godoy. Sin embargo, poco después, Carlos IV destituyó a Escoiquiz y al duque de San Carlos de sus cargos.
Animado por su primera esposa, María Antonia de Nápoles, con quien se casó en 1802, Fernando se enfrentó a Manuel Godoy y a su madre, la reina María Luisa. María Antonia no se llevaba bien con la reina. Así surgió en la corte el "partido napolitano", que apoyaba a los príncipes de Asturias y criticaba a Godoy y a la reina. Godoy reaccionó expulsando a varios nobles de la corte y, finalmente, al embajador de Nápoles.
En 1806, la princesa María Antonia falleció, pero Fernando continuó su actividad política en secreto, apoyándose en Escoiquiz y el duque de San Carlos. El "partido napolitano" se convirtió en el "partido fernandino", que buscaba la caída de Godoy y que Fernando subiera al trono. Con el consentimiento de Fernando, se difundieron críticas contra Godoy y la reina María Luisa.
Fernando buscó el apoyo de Napoleón, incluso ofreciéndose a casarse con una pariente del emperador. En 1807, la salud de Carlos IV empeoró. Fernando quería asegurar su sucesión y eliminar la influencia de Godoy. Un complot fue descubierto, y Fernando fue juzgado en el proceso de El Escorial. El príncipe delató a sus colaboradores y pidió perdón a sus padres. Aunque el tribunal absolvió a los acusados, el rey los desterró.
La primera vez en el trono: del Motín de Aranjuez a las Abdicaciones de Bayona
En marzo de 1808, con tropas francesas en España, la corte se trasladó a Aranjuez. El 17 de marzo, el pueblo, impulsado por los seguidores de Fernando, atacó el palacio de Godoy. Carlos IV logró salvar a Godoy, pero abdicó en favor de su hijo el 19 de marzo. Estos eventos se conocen como el motín de Aranjuez. Fue la primera vez que un rey español fue depuesto por su propio hijo con ayuda de una revuelta popular.
Fernando regresó a Madrid y fue recibido con entusiasmo. Formó un nuevo gobierno con sus partidarios. Sin embargo, las tropas francesas ya habían ocupado la capital el 23 de marzo.

Museo Nacional de la Marina, París.
Carlos IV y su esposa buscaron la protección de Napoleón. Napoleón, que tenía sus propios planes para España, envió a su general Savary para llevar a la familia real a Francia. Savary convenció a Fernando de ir a Bayona para encontrarse con Napoleón, con la esperanza de que este lo reconociera como rey. Fernando nombró una Junta de Gobierno para que se encargara de los asuntos de Estado en su ausencia. El 20 de abril, Fernando cruzó la frontera hacia Bayona, sin saber que sería prisionero.
Mientras tanto, en Bayona, Napoleón impidió que Godoy llegara para evitar que aconsejara a la familia real. Napoleón le dijo a Fernando que la renuncia de su padre era inválida y le exigió que le devolviera el trono. Su propia madre, María Luisa, le pidió a Napoleón que lo castigara por lo que le había hecho a Godoy. Napoleón obligó a Carlos IV a cederle sus derechos al trono a cambio de asilo en Francia y una pensión. Cuando llegaron las noticias del levantamiento de Madrid, Napoleón y Carlos IV presionaron a Fernando para que reconociera a su padre como rey legítimo. Fernando aceptó el 6 de mayo de 1808, sin saber que su padre ya había renunciado a favor del emperador. Finalmente, Napoleón entregó la corona de España a su hermano mayor, José I Bonaparte. Esta serie de traspasos de la corona se conoce como las «abdicaciones de Bayona».
Los españoles "patriotas" no reconocieron las abdicaciones. El 11 de agosto de 1808, el Consejo de Castilla las declaró inválidas, y el 24 de agosto, Fernando VII fue proclamado rey in absentia en Madrid. Las Cortes de Cádiz lo declararon el único rey legítimo. En América, se formaron Juntas de Gobierno que también reconocían a Fernando VII, pero luego declararon su independencia, dando lugar a las guerras de independencia hispanoamericanas.
El tiempo en Valençay

Fernando, su hermano don Carlos y su tío don Antonio fueron llevados al castillo de Valençay, propiedad de Charles Maurice de Talleyrand, ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón. Allí permanecieron hasta el final de la Guerra de la Independencia Española. Sus condiciones de vida no fueron muy duras; recibían clases, salían a pasear y tenían una buena biblioteca. Fernando no intentó escapar y llegó a denunciar a un barón irlandés enviado por el gobierno británico para ayudarlo a fugarse.
Fernando buscó ganarse el favor de Napoleón, enviándole cartas muy sumisas. Incluso organizó una gran fiesta para celebrar la boda de Napoleón con María Luisa de Austria en 1810. Cuando Napoleón publicó estas cartas para que todos vieran la actitud de Fernando, este le agradeció que hiciera público su afecto. En una carta, Fernando expresó su deseo de ser hijo adoptivo de Bonaparte. Sin embargo, el hecho de que Fernando fuera prisionero de Napoleón creó el mito del Deseado, una víctima inocente de la "tiranía napoleónica".
El regreso de «el Deseado»
En 1812, el duque de Wellington derrotó a los franceses en Arapiles, expulsándolos de Andalucía. Tras la derrota de Napoleón en Rusia, las tropas aliadas expulsaron a José I de Madrid y derrotaron a los franceses en Vitoria y San Marcial.
Por el Tratado de Valençay del 11 de diciembre de 1813, Napoleón reconoció a Fernando VII como rey. Fernando recuperó el trono y todos los territorios españoles. A cambio, se acordó la paz con Francia y el perdón para los partidarios de José I.
Aunque el tratado no fue aprobado por la Regencia, Fernando VII fue liberado y regresó a España el 24 de marzo de 1814. No tenía un plan político claro, pero se oponía a las reformas de la Constitución de 1812.


Las Cortes habían establecido que el rey no sería reconocido hasta que jurara la Constitución. Fernando VII se negó a seguir este camino y se dirigió a Valencia. Allí lo esperaban diputados absolutistas que le entregaron el Manifiesto de los Persas, que pedía la eliminación de las Cortes y la restauración del Antiguo Régimen. El 17 de abril, el general Elío puso sus tropas a disposición del rey.
El 4 de mayo de 1814, Fernando VII firmó un decreto que restablecía la monarquía absoluta y declaraba nula la Constitución de 1812. Este decreto, conocido como el Manifiesto del 4 de mayo, fue el primer paso del golpe de Estado de mayo de 1814 que le devolvió sus poderes absolutos.

El 11 de mayo, el general Francisco de Eguía organizó la represión en Madrid, arrestando a los diputados de las Cortes. El 13 de mayo, Fernando VII entró triunfalmente en Madrid.
Reinado de Fernando VII
Primer periodo absolutista (1814-1820)


En esta primera etapa, Fernando VII restauró el absolutismo. El país estaba devastado por la guerra y la economía sufría mucho. España había perdido un millón de habitantes y su importancia internacional. La pérdida de los territorios americanos empeoró la crisis económica. A pesar de haber ayudado a derrotar a Napoleón, España tuvo un papel secundario en el Congreso de Viena. Fernando VII no tuvo ministros muy capaces y él mismo no demostró estar a la altura de los problemas. Hubo muchos cambios de ministros.
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La protección de la industria nacional llevó a un aumento del contrabando. La agricultura y la industria también estaban en mala situación. La estructura de la propiedad agraria no cambió, y los métodos de cultivo no mejoraron. La producción se recuperó, pero los precios agrícolas no, lo que afectó a los campesinos. La ganadería también sufrió por la guerra. Económicamente, el reinado de Fernando VII se caracterizó por la crisis.
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A pesar de la economía, la población creció, aunque de forma desigual. La sociedad mantuvo la estructura del Antiguo Régimen, con nobleza, clero y una gran mayoría de campesinos.
Este periodo fue de persecución para los liberales, quienes intentaron varias veces levantarse para restaurar la Constitución, pero fracasaron. Contaron con el apoyo de algunos militares y la burguesía, que buscaba reformas económicas. Fernando VII había prometido respetar a los afrancesados (partidarios de José I), pero los desterró. España se unió a la Santa Alianza.
Durante este tiempo, desaparecieron la prensa libre y los ayuntamientos constitucionales. Se restablecieron los gremios y se devolvieron propiedades a la Iglesia.
Triunfo de los liberales y gobierno constitucional (1820-1823)
En enero de 1820, hubo una sublevación entre las tropas que iban a América para sofocar las revueltas en las colonias. Aunque este levantamiento, liderado por Rafael de Riego, no tuvo éxito inmediato, el gobierno no pudo controlarlo, y pronto se extendieron más sublevaciones por España. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución en Madrid el 9 de marzo de 1820. Al día siguiente, dijo la famosa frase: "Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional."
Así comenzó el Trienio Liberal o Constitucional. El régimen absolutista cayó más por su propia debilidad que por la fuerza de los liberales. Fernando VII no había logrado modernizar el Estado. Aunque el rey parecía aceptar la Constitución, en secreto conspiraba para recuperar el poder absoluto.
Durante el Trienio, se eliminó la Inquisición. El rey usó sus poderes constitucionales para dificultar las reformas liberales. Los liberales se dividieron en moderados y exaltados, lo que complicó el gobierno. Gran parte del pueblo, especialmente los campesinos, se oponía a los liberales y apoyaba el absolutismo. Los absolutistas organizaron grupos guerrilleros, las partidas realistas, que se multiplicaron en 1822.
Intervención extranjera y restauración absolutista

Fernando VII pidió a las potencias europeas, especialmente a Francia y Rusia, que intervinieran en España contra los liberales. Después del Congreso de Verona, las potencias pidieron al gobierno español que cambiara la Constitución, pero la petición fue rechazada. Esto llevó a Francia a invadir España con el ejército de los «Cien Mil Hijos de San Luis», que restauró la monarquía absoluta en octubre de 1823. La campaña francesa fue rápida. El rey fue llevado por los liberales en su retirada hacia el sur. En agosto, los franceses sitiaron Cádiz, que se rindió el 30 de septiembre. Fernando VII no cumplió su promesa de seguridad para los defensores de la Constitución y comenzó una dura represión contra los liberales, muchos de los cuales tuvieron que exiliarse. Fernando VII abolió todos los cambios del Trienio liberal, excepto la supresión de la Inquisición.
Absolutismo y reformas moderadas (1823-1833)
Esta última etapa de su reinado se conoce como la «Década Ominosa». Hubo una fuerte represión contra los liberales, con el cierre de periódicos y universidades. Juan Martín Díez, conocido como "el Empecinado", que había luchado por Fernando VII, fue ejecutado en 1825 por sus ideas liberales. Se prohibieron las sociedades secretas como la masonería. Sin embargo, también se hicieron algunas reformas moderadas, como la creación del Consejo de Ministros y la publicación del primer presupuesto estatal.
Las universidades reabrieron en noviembre de 1824 y se reguló la enseñanza primaria. La actitud moderada de los franceses y de algunos ministros desilusionó a los monárquicos más extremos, quienes comenzaron a oponerse al gobierno y apoyaron al hermano del rey, el infante Carlos María Isidro de Borbón.
Durante este periodo, España perdió casi todos sus territorios americanos, que declararon su independencia. Solo Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, las Marianas y las Islas Carolinas permanecieron bajo dominio español. En 1829, una expedición para reconquistar México fracasó.
En 1827, Fernando VII tuvo que sofocar una revuelta en Cataluña, causada por el descontento de los monárquicos y los campesinos. El levantamiento fracasó. El gobierno emprendió reformas como la aprobación del código de comercio y la creación de un cuerpo de carabineros para frenar el contrabando. También se concedió a Cádiz la condición de puerto franco.
En 1830 y 1831, nuevos intentos de invasión liberal desde Francia y Gibraltar fracasaron. Durante su reinado, Fernando VII otorgó muchos títulos nobiliarios.
Fallecimiento y sucesión

La muerte de la reina María Amalia en 1829 y la mala salud del rey favorecieron las aspiraciones de su hermano, don Carlos, al trono. Fernando, sin embargo, se casó por cuarta vez con su sobrina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias el 9 de diciembre de 1829. El 10 de octubre del año siguiente nació su hija, Isabel. Tuvo otra hija, Luisa Fernanda, en 1832.

El 31 de marzo de 1830, Fernando promulgó la Pragmática Sanción, una ley de 1789 que establecía que si el rey no tenía heredero varón, la hija mayor heredaría el trono. Esto excluía a don Carlos de la sucesión. Así, su hija Isabel (la futura Isabel II) fue reconocida como heredera.
En 1832, estando el rey gravemente enfermo, algunos cortesanos partidarios de don Carlos lograron que Fernando VII firmara un decreto anulando la Pragmática Sanción, en lo que se conoce como los sucesos de La Granja. Pero cuando el rey mejoró, el gobierno de Francisco Cea Bermúdez la volvió a poner en vigor. Para asegurar la sucesión de Isabel, Fernando delegó su autoridad en su esposa el 6 de octubre. Don Carlos se marchó a Portugal. María Cristina, nombrada regente, se acercó a los liberales y concedió una amnistía a los exiliados.
El 20 de junio de 1833, el monarca mandó jurar como heredera de la corona a su hija Isabel. Fernando murió el 29 de septiembre de 1833 sin hijos varones. Fue enterrado el 3 de octubre en el monasterio de El Escorial. El infante don Carlos y otros realistas se sublevaron, dando inicio a la primera guerra carlista y al carlismo.
Legado
España cambió mucho durante el reinado de Fernando VII. El Antiguo Régimen, con el poder casi absoluto del rey, estaba dando paso a la monarquía liberal, donde el poder del rey era limitado y la soberanía residía en la nación. La burguesía comenzó a ser un grupo social importante.
El país perdió casi todos sus territorios americanos y su papel como potencia principal. La actitud del rey fue de oposición a las reformas de la época. Su falta de cambios en la economía, política y sociedad empeoró las crisis del país. No logró unir a los partidarios de los cambios con los que querían mantener las antiguas costumbres.
Matrimonios y familia

Fernando VII se casó cuatro veces:
- En 1802, con su prima María Antonia de Nápoles (1784-1806). No tuvieron hijos. Ella falleció en 1806.
- En 1816, con su sobrina María Isabel de Braganza, infanta de Portugal (1797-1818). Tuvieron una hija, María Luisa Isabel, que vivió solo unos meses. La reina falleció en 1818.
- En 1819, con María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829). No tuvieron hijos.
- Finalmente, en 1829, con otra de sus sobrinas, María Cristina de las Dos Sicilias (1806-1878). Tuvieron dos hijas:
- Isabel II (1830-1904), quien fue reina de España.
- Luisa Fernanda (1832-1897), infanta de España.
Personalidad del Rey
Apariencia y salud

Fernando VII no era considerado atractivo físicamente. Los retratos de Goya y otros artistas lo muestran como un hombre con sobrepeso, con una frente prominente, nariz grande y ojos pequeños. Medía alrededor de 165 cm. Sufría de gota, posiblemente por su dieta. Su primera esposa, María Antonia de Nápoles, se sorprendió por su apariencia. Fernando también era un fumador empedernido.
Su biógrafo, Emilio La Parra López, lo describe como un hombre de estatura media, corpulento (pesaba 103 kilos en 1821). Su obesidad aumentó con el tiempo. Tenía una mandíbula inferior prominente y una nariz grande. Un periodista extranjero lo describió con una "mezcla de inteligencia, altanería y debilidad en su mirada".
Carácter
La mayoría de los historiadores y cronistas tienen una opinión muy desfavorable sobre el carácter de Fernando VII. Se le describe como inteligente, pero también cobarde, engañoso y egoísta. El diplomático marqués de Villaurrutia afirmó que desde niño fue insensible, cruel y astuto. Como rey, lo describió como cobarde, vengativo, despiadado, ingrato, desleal y mentiroso.
Existen testimonios de su carácter rencoroso. El marino Cayetano Valdés, que lo acompañó en un viaje, sintió una mirada amenazante del rey. Poco después, Fernando VII anuló sus promesas de clemencia y desató la represión contra los liberales, condenando a muerte a Valdés y a otros. Cuando el duque de Angulema le pidió una amnistía, Fernando VII se negó, diciendo que el pueblo quería un rey absoluto.

Autores como Comellas y Marañón lo describen como una persona común, sin grandes ideas. Comellas señala que era sencillo, de buen humor y hogareño, y que podía conmoverse ante las necesidades de los más humildes. Sin embargo, estas cualidades no eran suficientes para las necesidades del país. Su virtud más reconocida era su sencillez, aunque a veces era vulgar. Prefería el trato popular a la rigidez de la corte. No tenía una formación sólida ni curiosidad intelectual, pero le gustaban las manualidades, la música, la pintura, la lectura y las corridas de toros.
A pesar de su aparente generosidad, se le acusa de falta de interés en los asuntos de Estado, prefiriendo dejarlo en manos de sus ministros. Se dice que tenía una gran fortuna personal mientras la deuda nacional aumentaba.
La historiadora Isabel Burdiel señala que su forma de reinar consistía en dividir a quienes lo rodeaban, fomentando el servilismo. Lo describe como astuto, desconfiado y cruel.
Emilio La Parra López destaca su lenguaje vulgar, usando expresiones fuertes incluso con ministros. También señala su disimulo, desconfianza, crueldad y espíritu vengativo. Sin embargo, su sencillez y capacidad de disimulo le permitieron parecer un rey cercano y amable. La Parra considera que era "débil de carácter y de espíritu", lo que lo hacía influenciable. Napoleón lo describió como "muy estúpido y muy mezquino", aunque La Parra cree que Fernando usaba el silencio como defensa.
En cuanto a sus aficiones, no era buen jinete ni le interesaba la caza. Se convirtió en un buen jugador de billar y le gustaba leer y coleccionar libros. También escribía diarios de sus viajes.
La imagen del rey Fernando ante sus súbditos

Según el historiador Emilio La Parra López, Fernando VII siempre fue querido por la mayoría de sus súbditos. Lo veían como un "príncipe inocente y virtuoso", una imagen creada durante la Guerra de la Independencia por los "patriotas" que luchaban en su nombre contra Napoleón. De ahí su apodo de «el Deseado». Se le presentó como lo opuesto a Godoy y Napoleón, encarnando el bien. Esta imagen perduró incluso después de su regreso de Valençay, aunque su popularidad disminuyó con el tiempo.
La Guerra de la Independencia creó el mito del "rey deseado" que regresaría para gobernar su reino. Este mito le dio a Fernando VII una popularidad mayor que la de sus antepasados, que se mantuvo hasta su muerte, a pesar de los problemas y la represión política.
Fernando VII en las artes y las ciencias
Fernando VII apoyó a artistas como Francisco de Goya, Vicente López Portaña y José Madrazo. Fomentó las actividades artísticas e intelectuales y mejoró la enseñanza primaria y secundaria. Sin embargo, las universidades fueron vigiladas por el gobierno.
Con el apoyo de su segunda esposa, Isabel de Braganza, Fernando VII impulsó la creación del Museo del Prado, inaugurado el 19 de noviembre de 1819. También le gustaba la música.
A pesar de un supuesto declive de la ciencia española, Fernando VII impulsó varias iniciativas importantes. En 1815, ordenó la restauración del Observatorio Astronómico y se reestructuró el Real Gabinete de Máquinas en el Conservatorio de Artes. También se creó el Museo de Ciencias Naturales y el Jardín Botánico de Madrid.
Fernando VII es protagonista de algunas novelas históricas, como Memoria secreta del hermano Leviatán y El rey felón.
Títulos y honores
De España
- Gran maestre de la Orden del Toisón de Oro.
- Gran maestre de la Orden de Carlos III.
- Gran maestre de la Orden de Isabel la Católica.
- Gran maestre de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.
- Gran Maestre de la Real y Militar Orden de San Fernando.
- Gran Maestre de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Extranjeras
- 1814: Caballero de la Orden del Espíritu Santo (Francia).
- 1814: Caballero de la Orden de San Miguel (Francia).
- 1815: Caballero de la Orden de los Serafines (Suecia).
- 1815: Caballero de la Orden de la Jarretera (Reino Unido).
- Caballero de la Orden de San Jenaro (Reino de las Dos Sicilias).
- Caballero gran cruz de la Real Orden de San Fernando y del Mérito (Reino de las Dos Sicilias).
- Caballero gran cruz de la Orden de la Legión de Honor (Francia).
- Caballero gran cruz de la Orden de San Esteban de Hungría (Imperio austríaco).
- Caballero de la Orden del Elefante (Dinamarca).
Anécdotas
Fernando VII protagonizó varias anécdotas populares:
- Se dice que, cuando Napoleón escapó de la isla de Elba, Fernando VII, con prisa por vestirse para una reunión, dijo: "Vísteme despacio, que tengo prisa".
- Mesonero Romanos cuenta que en 1818, al visitar una exposición de industria, cuando los fabricantes catalanes le pidieron medidas de protección, el rey exclamó: "¡Bah! Todas estas son cosas de mujeres", y se fue a pasear.
- Era muy aficionado al billar y solía jugar con sus colaboradores. Estos, para complacerlo, fallaban sus golpes para que el rey pudiera hacer carambolas fácilmente. De ahí viene la frase "Así se las ponían a Fernando VII", que significa que a alguien le ponen las cosas muy fáciles.
- Fernando VII tuvo una gran relación con su confesor, Cristóbal Bencomo y Rodríguez. El rey le otorgó muchos títulos y honores.
Galería de imágenes
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Ocho escudos de Fernando VII acuñados en Bogotá en 1809.
Véase también
En inglés: Ferdinand VII Facts for Kids