Pronunciamiento de Riego para niños
Datos para niños Pronunciamiento de Riego |
||
---|---|---|
Parte de Revolución de 1820 y Guerras de Independencia Hispanoamericanas | ||
![]() Retrato de Rafael de Riego, jefe del regimiento Asturias del ejército expedicionario.
|
||
Localización | ||
País | España | |
Localidad | Las Cabezas de San Juan | |
Lugar | Las Cabezas de San Juan | |
Datos generales | ||
Tipo | Rebelión o motín militar | |
Suceso | Sublevación de 22.000 efectivos militares expedicionarios (16 regimientos de infantería) y desarticulación de la fuerza naval compuesta por 6.000 marinos y una docena de buques mayores, los navíos de guerra Fernando 7º (74 cañones), Numancia (74 cañones), España (74 cañones) y Guerrero (68 cañones); fragatas Perla (34 cañones), Diana (44 cañones), Mercurio (44 cañones), Pronta (44 cañones), Viva (44 cañones), Ligera (44 cañones); las corbetas Aretusa (20 cañones) y Fama (24 cañones); otros buques menores, 10 bergantines, 6 goletas, 30 cañoneras y los buques de transporte. | |
Causa | Pronunciamiento del coronel Rafael del Riego y Antonio Quiroga | |
Objetivo | Por parte de los liberales: restaurar la constitución de 1812 y establecer el gobierno del Trienio Liberal y por parte de los independentistas: evitar el desembarco de la Grande Expedición en el Río de la Plata. | |
Participantes | Antonio Alcalá Galiano, Juan Álvarez Mendizábal y Francisco Javier de Istúriz, entre otros destacados Exaltados, junto con las sociedades secretas de los liberales españoles; en concurrencia con Andrés Arguibel, Tomás Antonio de Lezica y otros agentes independentistas americanos, bajo la autoridad de Juan Martín de Pueyrredón, director de las Provincias Unidas del Río de la Plata. | |
Histórico | ||
Fecha | 1 de enero de 1820 | |
Desenlace | ||
Resultado | Victoria de los veinteañistas españoles y los independentistas rioplatenses. | |
El pronunciamiento de Riego fue un levantamiento militar liderado por el teniente coronel Rafael del Riego en España en 1820. Ocurrió durante el reinado de Fernando VII. Este evento fue el inicio de la Revolución de 1820, también conocida como la Revolución de Cabezas de San Juan.
El levantamiento comenzó el 1 de enero en Las Cabezas de San Juan, una localidad de Sevilla. Allí estaban acampadas algunas tropas de la Gran Expedición de Ultramar. Estas tropas estaban destinadas a detener las rebeliones en América. El objetivo de Riego era evitar que estas tropas fueran enviadas y restaurar la Constitución de 1812. Esta Constitución había sido aprobada por las Cortes de Cádiz ocho años antes, pero Fernando VII la había eliminado en 1814. Al eliminarla, el rey había vuelto a establecer una monarquía absoluta, donde él tenía todo el poder.
Al principio, el levantamiento de Riego no tuvo éxito. Sus tropas recorrieron Andalucía durante casi dos meses sin que otras unidades militares se unieran a ellos. Sin embargo, a principios de marzo, cuando ya pensaban que todo estaba perdido, llegó la noticia de que Fernando VII había aceptado la Constitución. Esto ocurrió porque el gobierno del rey no pudo detener otros levantamientos que surgieron en diferentes lugares, siguiendo el ejemplo de Riego. Así comenzó el Trienio Liberal, un periodo en el que España fue gobernada por una monarquía constitucional, con leyes que limitaban el poder del rey. Rafael del Riego fue ascendido a general y se convirtió en un héroe para los liberales en España.
El pronunciamiento de Riego fue impulsado por personas como Antonio Alcalá Galiano y Juan Álvarez Mendizábal. Este levantamiento se relaciona con otros cinco intentos anteriores de los liberales para acabar con el gobierno absoluto de Fernando VII desde 1814. También tuvieron un papel importante algunos grupos secretos. El descontento del ejército y de los comerciantes de Cádiz contribuyó al éxito de este levantamiento.
La rebelión también fue apoyada por Juan Martín de Pueyrredón, quien temía la "terrible expedición" que amenazaba a los rebeldes en Sudamérica. El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual Argentina) financió parte de esto a través de sus enviados Andrés Arguibel y Tomás Antonio de Lezica. Otro factor clave para el éxito fue que el gobierno del rey no pudo o no supo detener el levantamiento de Riego y Quiroga.
Según el historiador Juan Francisco Fuentes, el levantamiento de Riego fue el más importante de su tipo. Cumplió con tres características de estos levantamientos en la España del siglo XIX:
- Ocurrió lejos de la capital.
- Se leyó un documento o manifiesto público.
- Tuvo un líder claro.
Contenido
¿Qué pasó antes del levantamiento de Riego?
El regreso del rey y los problemas de España
Cuando el rey Fernando VII regresó a España en mayo de 1814, después de estar prisionero en Francia, eliminó la Constitución de 1812. Esta Constitución había sido creada por las Cortes de Cádiz y limitaba el poder del rey. Fernando VII restauró la monarquía absoluta, lo que significaba que él tenía todo el poder. Los liberales, que defendían un gobierno con leyes y una Constitución, fueron encarcelados, expulsados o tuvieron que irse del país.
Durante los seis años siguientes (conocidos como el Sexenio Absolutista), el rey y sus ministros no lograron solucionar los graves problemas que tenía España. La Guerra de la Independencia española (1808-1814) había empeorado mucho la situación. La economía estaba muy mal, y el comercio con América había disminuido debido a los movimientos de independencia de las colonias. Esto causó una fuerte crisis económica y el gobierno se quedó sin dinero. Los ingresos de América ya no llegaban, y no se podían usar más los "vales reales" (un tipo de papel moneda) porque habían perdido su valor. Hubo un intento de mejorar la economía, pero no funcionó por la oposición de la nobleza, el clero y los campesinos.
Los intentos de los liberales y el descontento del ejército
Ante la incapacidad del gobierno para resolver la crisis, los liberales, muchos de ellos organizados en grupos secretos como la masonería, intentaron restaurar la monarquía constitucional. Para lograrlo, buscaron el apoyo de militares que estuvieran a favor de la Constitución o que simplemente estuvieran descontentos. La idea era que estos militares lideraran un regimiento para que su levantamiento provocara la rebelión de otras unidades y así obligar al rey a aceptar la Constitución de 1812.
Durante el Sexenio Absolutista (1814-1820), se intentó volver a un ejército donde los puestos importantes eran para la nobleza, y los soldados comunes eran reclutados a la fuerza. Se eliminaron las reformas de las Cortes de Cádiz que permitían a cualquier ciudadano acceder a los puestos militares. Esto causó mucho descontento entre los oficiales, especialmente los que no eran nobles. Además, los pagos de sus salarios se retrasaban y no tenían muchas oportunidades de ascenso. Muchos oficiales se hicieron liberales debido a la política del rey y a sus problemas económicos.
Entre 1814 y 1820, hubo seis intentos de levantamientos militares. Los primeros cinco fracasaron, y sus líderes fueron ejecutados o tuvieron que huir.
- En 1814, Francisco Espoz y Mina intentó tomar Pamplona.
- En 1815, el general Juan Díaz Porlier se levantó en La Coruña y fue ejecutado.
- En 1815, se descubrió la "Conspiración del Triángulo" liderada por Vicente Richart, quien fue ejecutado.
- En 1817, el general Luis Lacy lideró un intento en Barcelona y fue ejecutado.
- En 1819, el coronel Joaquín Vidal se levantó en Valencia y también fue ejecutado.
Estos levantamientos buscaban acabar con el gobierno absoluto, aunque no todos querían restaurar exactamente la Constitución de 1812. El de Riego, sin embargo, sí tenía como objetivo claro la Constitución.
La Gran Expedición de Ultramar: ¿Qué era?
Orden de batalla | |||
---|---|---|---|
Armada expedicionaria | Ejército expedicionario | ||
Comandante en Jefe Fuerza 6.000 marinos (I) Buques de Guerra Una docena de buques mayores:
Otros buques menores: (II) Buques de transporte |
Comandante en Jefe Fuerza 22.000 efectivos militares expedicionarios (16 regimientos de infantería)
|
||
El levantamiento de Rafael de Riego el 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de San Juan buscaba restaurar la Constitución de 1812. Contó con el apoyo de tropas del ejército que estaban destinadas a detener las rebeliones en las colonias españolas de América. Esta fuerza militar era conocida como la Gran Expedición de Ultramar.
Desde 1816, España había intentado organizar una segunda gran fuerza militar para enviar a América, después de una primera expedición en 1815. La idea era recuperar el control de los territorios americanos que buscaban su independencia. Se discutió mucho sobre el destino de esta expedición. Algunos pensaban que debía ir a Buenos Aires, otros a Venezuela o México.
La compra de barcos a Rusia en 1817 fue muy criticada. Los barcos estaban en malas condiciones y eran anticuados. El proyecto de una gran expedición resurgió cuando llegaron noticias de que España había perdido Chile en 1818. Esto significaba que la costa del Pacífico estaba desprotegida y el virreinato de Perú estaba en peligro.
La Gran Expedición fue organizada por Félix María Calleja del Rey. A finales de 1819, en Cádiz y San Fernando, se habían reunido unos 20.200 soldados de infantería, 2.800 jinetes y 1.370 artilleros. También había una flota naval con 6.000 marinos. El comandante de la expedición era Enrique José O'Donnell.
Los historiadores han debatido el papel de los agentes americanos en el fracaso de esta expedición. Se sabe que Andrés Arguibel, un comerciante de Buenos Aires que apoyaba la independencia, contactó con el conde de La Bisbal. Arguibel, junto con otro comerciante, Tomás Antonio de Lezica, contribuyeron al levantamiento de Riego con dinero y suministros. Nueve años después, en 1829, Juan Martin de Pueyrredón, líder de las Provincias Unidas del Río de la Plata, afirmó que él había sido uno de los principales impulsores del levantamiento de Riego para evitar que la Gran Expedición llegara a América.
Algunos historiadores españoles, como Demetrio Ramos Pérez, también mencionan la tesis de que agentes americanos financiaron a grupos secretos en Cádiz y a los líderes militares. Sin embargo, Ramos Pérez destaca que la causa principal del levantamiento de Riego fue el gran descontento del ejército, que no recibía sus salarios. También influyó el apoyo de los comerciantes de Cádiz, que estaban afectados por la interrupción del comercio con América.
Se cree que el plan de la expedición era desembarcar cerca de Montevideo para establecer una base y luego avanzar hacia Buenos Aires. Después, la expedición iría a Chile y Perú. La amenaza de esta expedición pudo ser una de las razones por las que el general San Martín retrasó su viaje a Perú desde Chile.
Otros historiadores, sin embargo, creen que la "Gran Expedición" en realidad iba dirigida a México, que era la parte más valiosa de la monarquía española.
¿Cómo ocurrió el levantamiento de Riego?

Los liberales de Cádiz, organizados en grupos secretos, buscaron a un oficial del ejército que estaba acampado entre Sevilla y Cádiz para que liderara un levantamiento y restaurara la Constitución de 1812. Las tropas estaban descontentas por la idea de una larga campaña en América, el reclutamiento forzado y las malas condiciones de vida, que empeoraron por una epidemia.
Los conspiradores contactaron con el comandante de caballería Pedro Sarsfield, pero este los delató. Esto llevó a la detención de varios militares el 15 de julio en El Palmar de El Puerto de Santa María. Algunos creen que fue el propio conde de La Bisbal, jefe del ejército, quien traicionó a los conspiradores.
Sin embargo, no todos los conspiradores fueron arrestados, y la trama continuó. El teniente coronel Rafael del Riego, que no había sido detenido, fue contactado por Alcalá Galiano y Juan Álvarez de Mendizábal. La noche del 27 al 28 de diciembre, los tres prepararon el levantamiento y redactaron los primeros manifiestos. El plan era que tres fuerzas militares se unieran para tomar la ciudad de Cádiz y proclamar allí la Constitución.
Rafael del Riego cumplió con el plan. Salió el 1 de enero de 1820 de Las Cabezas de San Juan bajo una fuerte lluvia. Llegó a Arcos de la Frontera, detuvo al capitán general y estableció su cuartel. Pero el coronel Antonio Quiroga se retrasó y no avanzó rápidamente hacia Cádiz, lo que dio tiempo al gobernador de la ciudad para organizar su defensa. Mientras tanto, Riego llegó a Puerto de Santa María el 5 de enero, donde se le unieron otros oficiales que habían escapado.
El levantamiento en Cádiz, planeado para el 6 de enero, fracasó. El historiador Alberto Gil Novales señala que Riego no era el líder más importante de la conspiración, pero tuvo el valor de ser el primero en actuar con éxito en Las Cabezas de San Juan, mientras otros esperaban.
En Las Cabezas de San Juan, Riego se dirigió a sus tropas con un discurso a favor de la Constitución de 1812. En este discurso, Riego se "pronunció", dando origen al término "pronunciamiento". Les dijo a sus soldados que no podía permitir que los enviaran en "buques podridos" a una guerra injusta en América. Explicó que España vivía bajo un poder absoluto y que el rey no había jurado la Constitución, que era el acuerdo entre el rey y el pueblo. Riego les dijo: "¡Sí, sí, soldados, la Constitución. ¡Viva la Constitución!".
Un oficial que estuvo presente transcribió lo que Riego les dijo: "Yo, aunque joven, cuento con más años que ustedes. Conozco el precio de la libertad, pero no olvido el de la sangre humana. [...] A nosotros sólo nos toca reponer a la nación en sus antiguos derechos; y tan sólo con ese objeto debemos usar la fuerza que tenemos en las manos."
Riego también creía que la guerra en América no era la solución, sino la Constitución de Cádiz. Les dijo a sus hombres que la Constitución bastaría para "apaciguar a nuestros hermanos de América".

Por su parte, el coronel Quiroga publicó el 7 de enero en San Fernando un mensaje a favor de la Constitución y en contra del gobierno absoluto.
Mientras Quiroga resistía en La Carraca, Riego lideró una expedición por Andalucía con unos 1.500 hombres. Recorrió varias localidades, perseguido por tropas del rey. Hubo enfrentamientos que causaron bajas en las tropas de Riego. A pesar de todo, continuó su marcha. El 11 de marzo, con solo unos cincuenta soldados, Riego decidió disolver su unidad y pensó en ir a Portugal, creyendo que la causa estaba perdida.
Lo que Riego y sus hombres no sabían era que dos días antes, el 9 de marzo, el rey Fernando VII había jurado la Constitución. El levantamiento de Riego, en realidad, había triunfado. Esto ocurrió porque el gobierno del rey no pudo detener los levantamientos de otras guarniciones que habían seguido el ejemplo de Riego.
Durante su difícil marcha de casi dos meses por Andalucía, Riego y sus hombres proclamaron la Constitución de 1812, destituyeron a las autoridades del rey y pidieron contribuciones económicas en las localidades que atravesaban. Para mantener la moral alta, uno de los oficiales, Evaristo Fernández de San Miguel, compuso un himno patriótico que pronto sería conocido como el Himno de Riego. El estribillo decía:
Soldados, la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.
El rey Fernando VII acepta la Constitución
Cuando las autoridades del rey se enteraron del levantamiento de Riego, al principio pensaron que lo detendrían rápidamente. Pero la situación cambió cuando el 21 de febrero, la guarnición de La Coruña se levantó y juró la Constitución. Días después, le siguieron Ferrol, Vigo y Murcia. El levantamiento de La Coruña fue liderado por civiles y militares, y formaron una Junta (un tipo de gobierno provisional). El 29 de febrero, Oviedo también se unió, formando una Junta Revolucionaria que tomó el poder en Asturias.
La respuesta de Fernando VII fue convocar una junta, pero sus propuestas llegaron tarde. El 4 de marzo, el conde de la Bisbal, que había sido nombrado jefe del ejército para detener a Riego, también se "pronunció" a favor de la Constitución en Ocaña (Toledo). El 5 de marzo, ocurrió algo similar en Zaragoza. En los días siguientes, se unieron Tarragona, Segovia, Barcelona y Pamplona.
Estas noticias causaron gran preocupación en la corte del rey. El 6 de marzo, el rey convocó a las Cortes estamentales (una asamblea con representantes de la nobleza, el clero y el pueblo). Pero al día siguiente, 7 de marzo, ante la agitación en las calles de Madrid a favor de la Constitución, Fernando VII cambió de opinión. Mediante un decreto, mostró su disposición a jurar la Constitución: "siendo la voluntad del pueblo, me he decidido a jurar la Constitución promulgada por las Cortes generales y extraordinarias en el año 1812".
El historiador Emilio La Parra López señala que con esto "volvían aquella Constitución y aquellas Cortes que el 4 de mayo de 1814 había ordenado el rey quitar de en medio del tiempo". También regresaba el lenguaje de la revolución. Fernando VII justificó su decisión diciendo que era "la voluntad del pueblo". Así, comenzó la segunda etapa liberal en España. Una de las razones por las que el rey dio este paso fue que las tropas de Madrid, e incluso la Guardia Real, estaban a favor de la Constitución.
El 8 de marzo, la Gaceta de Madrid publicó el decreto del rey. Se anunció que los presos por "opiniones políticas" serían liberados y que los exiliados podrían regresar. Un grupo de ciudadanos cambió el nombre de la Plaza Mayor por el de la Constitución y organizó una procesión con el texto constitucional. Casi al mismo tiempo, la cárcel de la Inquisición fue asaltada y sus presos liberados.
Al día siguiente, 9 de marzo, el rey, presionado por los rebeldes, aceptó la restauración del Ayuntamiento constitucional. Sus miembros, junto con seis representantes de los ciudadanos, se presentaron en el Palacio Real. Esto obligó a Fernando VII a jurar la Constitución en el salón del trono. Ese mismo día, el rey eliminó la Inquisición y nombró una Junta Provisional Consultiva para gobernar.
El 10 de marzo, el rey publicó un Manifiesto a la Nación en el que anunciaba que había jurado la Constitución y que sería "siempre su más firme apoyo". El manifiesto terminaba con una frase famosa: "Marchemos francamente, y YO EL PRIMERO, POR LA SENDA CONSTITUCIONAL". Sin embargo, Fernando VII no cumplió esta promesa y, poco después de jurar la Constitución, comenzó a actuar para eliminarla de nuevo.
Ese mismo 10 de marzo, la gente asaltó los palacios de la Inquisición en Valencia, Sevilla, Barcelona y Palma de Mallorca. En muchos lugares, estos asaltos fueron seguidos de celebraciones y representaciones satíricas de la Inquisición. Los obispos no se opusieron a la disolución de la Inquisición, ya que la orden venía del rey y esto les daba más poder en sus diócesis.
España libre
¡Oh ventura! ¡Oh placer! España libre suena do quier contento derramando ¡Viva la libertad! claman do quiera, ¡Viva con el ella el inmortal Fernando! Se oye el grito feliz de España libre del Océano en los yermos azulados, antes tan solamente consagrados a ruido fiero o a silencio mudo España libre con clamor divino del africano al simple filipino se escucha resonar. España libre del aire vago los espacios llena, y del ártico polo al otro polo, y en cuanto alumbra el rutilante Apolo España libre con placer resuena. (Poesía de José María Heredia publicada en Indicador Constitucional, La Habana, 16 de agosto de 1820) |
En todas partes se celebró el regreso al gobierno constitucional con fiestas y la colocación de placas conmemorativas de la Constitución. Estas celebraciones a menudo incluían ceremonias religiosas.

También se realizaron desfiles y representaciones humorísticas en varias ciudades. En Málaga, un muñeco que representaba el gobierno absoluto fue quemado. En Cádiz, se hizo una procesión en honor a la Constitución, y un carro de limpieza llevaba una estatua que simbolizaba el gobierno absoluto, que finalmente fue arrojada a un basurero.
Rafael del Riego: Un héroe de la revolución
Después del levantamiento que inició el Trienio Liberal, Rafael del Riego pasó de ser un teniente coronel poco conocido a convertirse en un símbolo de la revolución liberal española. El 13 de marzo, al enterarse de que el rey Fernando VII había aceptado la Constitución, Riego, aún recuperándose de sus heridas, se trasladó a Sevilla. Allí fue recibido como un héroe el 20 de marzo, junto con unos 2.500 hombres. Su retrato fue paseado en procesión por las calles.
Al día siguiente, Riego envió una carta al rey, celebrando que hubiera aceptado la Constitución. Fue nombrado jefe del Ejército de la Isla y luego Capitán General de Galicia. Sin embargo, el gobierno lo acusó de participar en un acto donde se cantó el Himno de Riego y otra canción "subversiva", y lo desterró a Oviedo. Riego intentó defenderse, pero fue acusado de ser "republicano". Así, al mito del "héroe de las Cabezas" se añadió la imagen de mártir de la libertad. Finalmente, el gobierno lo nombró Capitán general de Aragón.
Los historiadores Ángel Bahamonde y Jesús Antonio Martínez señalan que Riego "se convirtió en el primer gran héroe de la revolución y quedó asociado con el ideal liberal". Su figura, junto con el himno, pasó a formar parte de la cultura liberal y de las revoluciones posteriores. Juan Francisco Fuentes destaca que Riego ha sido una inspiración para diferentes movimientos políticos en España, desde el liberalismo progresista hasta el republicanismo y el comunismo.
El mito de Riego también se extendió fuera de España. Después de su muerte, se publicaron libros y poemas en su honor. En 1824, el poeta ruso Alexander Pushkin le dedicó un poema, y en Moscú se exhibían retratos de Riego. En Londres, se estrenó una obra de teatro sobre su vida. Incluso en 1825, un tambor mayor del ejército español fue juzgado por hacer tocar el Himno de Riego, y un hombre fue condenado a muerte por gritar "viva Riego". Victor Hugo también lo mencionó en su famosa obra Les Misérables.
¿Cómo se vio el levantamiento de Riego desde otro punto de vista?
Manuel Moreno Alonso explica que, mientras los republicanos españoles veían a Riego como un héroe, sus oponentes, los absolutistas y tradicionalistas, tenían una visión muy diferente. Incluso en el siglo XX, se seguía criticando a Riego. Por ejemplo, cuando se proclamó la Segunda República Española, algunos intelectuales de derecha criticaron que se comparara a Riego con "los grandes hombres de nuestra historia".
Desde el siglo XIX, hubo fuertes críticas al levantamiento de Riego. Se le culpaba de la pérdida de la mayor parte de los territorios americanos de España y de los excesos de la revolución durante el Trienio Liberal. También se decía que el levantamiento fue resultado de la acción de grupos secretos aliados con los independentistas de América. Durante la primera guerra carlista, los seguidores del infante Carlos María Isidro se asombraban de que los liberales consideraran a Riego un héroe.
El historiador ultramontano Vicente de la Fuente afirmó que era "una verdad innegable" que Riego había recibido pagos de los independentistas de América. Aunque no tenía pruebas, señalaba como indicios que el diplomático José Presas había vivido en América y que los soldados tenían miedo de embarcarse. Según Vicente de la Fuente, el levantamiento de Cádiz fue un acto de "cobardía, traición, inmoralidad y soborno", pagado por los americanos para apoyar su rebelión.
La Fuente también destacó que ningún civil se unió a los rebeldes, lo que, según él, demostraba que no fue una rebelión popular. Afirmó que el "verdadero pueblo" no deseaba el levantamiento, sino que lo odiaba.
Marcelino Menéndez Pelayo también criticó duramente el levantamiento de Riego. Para él, Riego formaba parte de los oficiales que habían sido prisioneros en la Guerra de la Independencia Española y que habían regresado de Francia influenciados por grupos secretos. Describió el levantamiento como un "motín militar vergonzoso e incalificable", que dio el triunfo a los revolucionarios gracias al dinero de los rebeldes americanos y de los ingleses.
Gonzalo de Reparaz también afirmó que el levantamiento fue pagado por los rebeldes americanos. Dijo que Riego y Quiroga eran "inútiles" como líderes militares. Según Reparaz, lo que los salvó fue que en La Coruña, Ferrol y otros lugares, las tropas se levantaron con "dinero americano", y que el conde de La Bisbal también se rebeló.
En 1896, en un artículo, Reparaz pidió que los nombres de Riego y Quiroga fueran retirados del lugar de honor que tenían en el Congreso de los Diputados. Mencionó lo escrito por el historiador argentino Bartolomé Mitre sobre la participación argentina en el levantamiento de Riego.
De manera similar, el escritor Mariano Tirado y Rojas calificó el levantamiento de Riego como "inicuo". Opinó que los jefes de las tropas del rey en Córdoba, que podrían haber derrotado a los rebeldes, también estaban afiliados a grupos secretos y por eso no actuaron. Tirado también afirmó que Rafael del Riego había sido presidente de una rama de grupos secretos conocida como Comuneros de Castilla, que se caracterizaba por su "radicalismo revolucionario".