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Jura de la princesa Isabel para niños

Enciclopedia para niños

La jura de la infanta Isabel como princesa heredera fue una ceremonia muy importante que se realizó el 20 de junio de 1833. Su objetivo principal era asegurar que todos en el reino aceptaran y apoyaran a la pequeña Isabel, quien sería la futura reina Isabel II. Este acto era parecido a las juras que se hacían antes para los príncipes herederos.

¿Por qué fue importante esta jura?

La ley de sucesión y el cambio en el trono

En 1830, durante el reinado de Fernando VII de España, se publicó una ley llamada la Pragmática Sanción de 1830. Esta ley permitía que una hija pudiera heredar el trono de España si el rey no tenía hijos varones. Antes, solo los hombres podían ser reyes. Gracias a esta ley, la hija de Fernando VII, María Isabel Luisa, pudo convertirse en la siguiente en la línea de sucesión.

Un conflicto por el trono

Este cambio en la ley causó un desacuerdo sobre quién debía ser el próximo rey o reina. Por un lado, estaban los que apoyaban a Fernando VII y a su hija Isabel. Por otro lado, estaba el hermano menor del rey, Carlos María Isidro de Borbón, quien pensaba que él debía ser el heredero.

En 1832, cuando el rey Fernando VII estaba muy enfermo, los partidarios de Carlos María Isidro lograron que el rey firmara un documento para anular la ley que permitía a Isabel heredar. Sin embargo, este documento nunca se hizo público. Después, el rey se recuperó y, para asegurarse de que su hija fuera la heredera, anuló ese documento el 31 de diciembre de 1832.

¿Cómo se desarrolló la ceremonia?

Preparativos para la jura

A finales de mayo de 1833, para fortalecer el apoyo a su hija Isabel, el rey Fernando VII decidió que se realizara la jura. La ceremonia se programó para el 20 de junio de 1833. Se eligió el mismo lugar donde tradicionalmente se hacían estas juras: la Iglesia de San Jerónimo el Real en Madrid.

El día de la ceremonia

Archivo:Detail from Jura de Isabel II como princesa heredera (cropped)
Boceto de la ceremonia de la jura por Leonardo Alenza (c. 1833)

La ceremonia fue muy solemne y se siguió un plan especial aprobado por el rey.

El día anterior, el 19 de junio, el rey Fernando VII, su esposa María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y sus hijas Isabel y Luisa Fernanda se trasladaron a la Casa de San Juan, cerca del Parque del Buen Retiro.

En la mañana del 20 de junio, los reyes y la infanta Isabel entraron en procesión a la Iglesia de San Jerónimo el Real. La princesa Isabel vestía un hermoso traje de raso blanco.

El acto comenzó con una misa especial. Después, se cantó un himno. Luego vino la parte más importante: la jura. En este momento, personas importantes del reino juraron su lealtad a Isabel como la legítima heredera. Después, le hicieron un "pleito-homenaje" al rey, que era una promesa de fidelidad.

Los miembros de la familia real juraron ante el líder religioso y le hicieron el "pleito-homenaje" al rey. Otras personas importantes, como arzobispos, obispos, grandes de España (títulos de nobleza muy importantes) y representantes de las Cortes, también juraron y prometieron su lealtad.

La ceremonia terminó con el canto de otro himno.

Un asistente a la ceremonia, el nuncio (representante del Papa), describió cómo se comportó la princesa Isabel:

La ceremonia fue digna y tranquila. La niña, aunque duró tres horas, se mantuvo serena; se divertía desparramando algunas perlas de su collar; al final lloró y se calmó.

Festejos y celebraciones

Después de la ceremonia, los reyes comieron en la Casa de San Juan. Por la tarde, regresaron al Palacio Real de Madrid después de un paseo por varias calles importantes de la ciudad.

La jura se celebró con mucha alegría en muchas ciudades de España y también en los territorios de ultramar. En Madrid, las celebraciones duraron varios días e incluyeron:

  • Una exhibición de toros (la tarde del 22 de junio, en la Plaza Mayor).
  • Un desfile de carrozas decoradas (la noche del 24 de junio, por las calles principales).
  • Un simulacro militar (el 26 de junio, cerca de la Puerta de Alcalá).

También se construyeron muchas estructuras decorativas temporales en la capital y en otras ciudades para celebrar este gran evento.

Galería de imágenes

¿Qué dejó esta jura?

Para recordar este importante evento, se creó una condecoración para los militares, llamada la Cruz de María Isabel Luisa.

La jura también fue la razón por la que se construyó un monumento en Madrid, conocido hoy como el obelisco de la Arganzuela. Este obelisco fue diseñado por el arquitecto Francisco Javier de Marietegui y el escultor fue José de Tomás.

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