Dinastía ayubí para niños
Datos para niños Dinastía ayubíالأيوبيون al-Ayyūbīyūn |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Estado desaparecido | |||||||||||||||||||||||||||||||||||
1171-1250 | |||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() Bandera
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() Máxima extensión del sultanato ayubí tras la muerte de Saladino en 1193
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||
Capital | El Cairo (1174-1250) | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Entidad | Estado desaparecido | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Idioma oficial | árabe arameo, kurdo, copto, bereber oriental |
||||||||||||||||||||||||||||||||||
Superficie hist. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1190 | 2 000 000 km² | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Población hist. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1190 est. | 7 200 000 hab. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Religión | Islam | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Moneda | Dinar | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Historia | |||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1171 | Establecido | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
• 1250 | Disuelto | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Forma de gobierno | Sultanato | ||||||||||||||||||||||||||||||||||
Sultán • 1174-1193
• 1331-1341 |
Saladino (primero) Al-Afdal Muhammad (último) |
||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||
La dinastía ayubí (1171-1250) fue una importante familia de gobernantes, conocidos como sultanes, que controlaron grandes territorios en Siria y Egipto. Eran de origen kurdo.
Esta dinastía comenzó con Saladino (Salah al-Din Yusuf), quien fue nombrado sultán de Siria y Egipto. Terminó con el sultán Turan Shah, quien fue depuesto y falleció a manos de los mamelucos el 2 de mayo de 1250. Algunos historiadores consideran que la dinastía empezó en 1171, cuando Saladino se declaró sultán de Egipto. Otros la sitúan en 1181, porque antes de esa fecha, Saladino dependía formalmente del sultán de Siria, aunque en la práctica ya tenía mucho poder.
Contenido
- Historia de la Dinastía Ayubí
- ¿Cómo comenzó la dinastía ayubí?
- El reinado de Saladino: Un líder poderoso
- Disputas por el Sultanato Ayubí
- La desintegración del Sultanato Ayubí
- La caída de la Dinastía Ayubí
- Los últimos restos de la dinastía
- ¿Cómo se organizaba el gobierno ayubí?
- Gobernantes ayubíes importantes
- Galería de imágenes
- Véase también
Historia de la Dinastía Ayubí
¿Cómo comenzó la dinastía ayubí?
Saladino llegó a El Cairo el 8 de enero de 1169. Los califas fatimíes de Egipto habían pedido ayuda al sultán de Siria, Nur al-Din, para luchar contra las tropas europeas de Amalarico. Estas tropas estaban sitiando El Cairo. Nur al-Din envió a su general kurdo Shirkuh para ayudar a la ciudad, y Shirkuh llevó consigo a su sobrino Saladino.
Cuando llegaron a El Cairo, el sitio ya había terminado. Shirkuh ordenó la ejecución del visir Shawar y tomó su lugar el 18 de enero. Shirkuh murió poco después, el 23 de marzo. Los consejeros del califa fatimí Al Adid, que gobernaba Egipto, le aconsejaron nombrar a Saladino como su consejero. Pensaban que Saladino era joven e inexperto, y por lo tanto, más fácil de controlar que su tío. En ese momento, a Saladino se le conocía como Yusuf. Solo adoptó el nombre de Salah Al-Din cuando fue nombrado sultán de Siria.
Esta situación causó un gran conflicto religioso. Los fatimíes seguían la rama chií del islam, mientras que el sultán de Siria era un devoto suní. Nur al-Din no aceptaba que una dinastía chií gobernara Egipto y le ordenó a Saladino que la derrocara. Saladino, que tenía la confianza del califa al-Adid, no quería cumplir la orden. Esto causó un primer desacuerdo con Nur al-Din. Sin embargo, con la grave enfermedad y posterior muerte de al-Adid, Saladino finalmente se proclamó sultán de Egipto en 1171.
El reinado de Saladino: Un líder poderoso
La expansión por África y Nubia
Después de la muerte de Al-Adid, Saladino era teóricamente un vasallo de Nur al-Din. Pero en la práctica, era el gobernante real de Egipto. Reconocía la autoridad del sultán de Siria, pero tenía total independencia en su gobierno de Egipto. Esto se debía a la gran distancia entre Damasco y El Cairo, separadas por territorios gobernados por los cruzados europeos.
En 1171-1172, Saladino mostró su independencia. Decidió enviar a su sobrino al-Muzaffar Taqi al-Din Umar a conquistar la región de Cirenaica (en la frontera del golfo de Sirte). Envió un mensaje a las tribus bereberes de la zona, pidiéndoles que devolvieran bienes robados y pagaran impuestos.
En el verano de 1172, un ejército de nubios intentó sitiar Asuán. El emir de la ciudad pidió ayuda a Saladino, quien envió a su hermano Turan-Shah. Las fuerzas egipcias ganaron, pero los nubios regresaron en 1173. Esta vez, los egipcios contraatacaron y tomaron Ibrim, conquistando el norte de Nubia. Desde Ibrim, Turan-Shah devastó la región y logró un acuerdo de paz con Dongola.
Mientras tanto, la conquista de Libia continuaba. En 1174, Sharaf al-Din Qaraqush, un lugarteniente de Taqi al-Din, tomó Trípoli. Esta ciudad había sido ocupada por los normandos.
La conquista de Arabia
En 1174, Saladino envió a Turan-Shah a conquistar Yemen y las áreas cercanas al mar Rojo. La razón oficial era que estos territorios no reconocían al califa de Bagdad. Sin embargo, algunos historiadores creen que Saladino buscaba un lugar seguro para su familia en caso de un ataque de Nur al-Din. El gobernante de Zabid fue ejecutado en 1174, y el puerto de Adén fue tomado poco después. Turan-Shah también expulsó a los hamdanidas de Saná en 1175.
Fue un momento importante para Yemen, ya que por primera vez sus ciudades independientes de Adén, Saná y Zabid se unieron. Adén se convirtió en el puerto principal para el comercio con la India. La conquista de Yemen también ayudó a Saladino a controlar el mar Rojo. Esto era importante para el comercio y para proteger las ciudades santas de La Meca y Medina.
Saladino se convierte en Sultán de Siria
La toma de Damasco y el sur de Siria
A principios del verano de 1174, Nur al-Din parecía estar preparando un ataque a Egipto. Sin embargo, el 15 de mayo, Nur al-Din murió, dejando el poder a su hijo de once años, as-Salih Ismail al-Malik. Con esto, Saladino obtuvo total independencia.
La muerte de Nur al-Din puso a Saladino en una situación difícil. Podía atacar a los cruzados desde Egipto o esperar una invitación de as-Salih en Siria. También podía ocupar Siria antes de que cayera en manos de un rival. Pero temía atacar las tierras de quien había sido su señor, lo cual era mal visto en su cultura. Necesitaba una invitación de as-Salih o una excusa, como el peligro de los cruzados.
Cuando as-Salih fue llevado a Alepo en agosto, Gumushtigin, emir de la ciudad, asumió el control. El emir de Damasco, temiendo a Gumushtigin, pidió ayuda a Saladino. Saladino cruzó el desierto con 700 jinetes y llegó a Damasco el 23 de noviembre. Fue recibido con alegría y se estableció en la Ciudadela de Damasco.
Alepo y el norte de Siria
Dejando a su hermano Tughtigin como gobernador de Damasco, Saladino avanzó hacia el norte. Tomó Hama fácilmente, pero evitó la fuerte fortaleza de Homs. Luego se dirigió a Alepo, que sitió el 30 de diciembre de 1174. As-Salih, el joven gobernante de Alepo, pidió a la gente que no se rindiera.
Gumushtigin pidió ayuda a Rashid ad-Din Sinan, líder de los asesinos, un grupo que no estaba de acuerdo con Saladino. Intentaron asesinar a Saladino en su campamento, pero fueron descubiertos. Mientras tanto, Raimundo III de Trípoli reunió sus fuerzas cerca del territorio musulmán.
Los enemigos de Saladino en Siria y Mesopotamia lo acusaron de ser "ingrato" por atacar al hijo de su antiguo señor. Saladino intentó contrarrestar esto levantando el sitio de Alepo y afirmando que estaba defendiendo el islam contra los cruzados. Regresó a Hama para enfrentar a un ejército cruzado, que se retiró. Poco después, logró entrar en Homs y tomar su ciudadela en marzo de 1175.
Los éxitos de Saladino preocuparon a Saif al-Din, líder de los zénguidas. Reunió un gran ejército y marchó a Alepo. Las fuerzas combinadas de Alepo y Mosul atacaron a Saladino en Hama. Aunque superado en número, Saladino tomó posiciones ventajosas. El 13 de abril de 1175, los zénguidas atacaron, pero fueron derrotados. Esta victoria fue decisiva para Saladino.
Después de su victoria, Saladino se proclamó rey. El Califato Abbasí lo reconoció como "Sultán de Egipto y Siria". La lucha entre ayubíes y zénguidas continuó hasta la primavera de 1176. Saladino trajo tropas de Egipto y Saif al-Din reunió más soldados. El 13 de abril de 1175, los zénguidas atacaron, pero fueron derrotados. Esta victoria fue decisiva para Saladino.
Saladino continuó hacia Alepo, que no le abrió las puertas. Tomó Buza'a y Manbiŷ. Luego sitió la fortaleza de A'zaz el 15 de mayo de 1176. Unos días después, un asesino intentó atacarlo, pero su armadura lo salvó. A'zaz se rindió el 21 de junio de 1176. Saladino firmó una tregua y una alianza con Gumushtigin y as-Salih. A cambio de mantener Alepo, reconocieron a Saladino todo lo que había conquistado.
Luchas con los cristianos
Después de dejar las montañas de al-Nusayri, Saladino regresó a Damasco y despidió a sus tropas sirias. Dejó a su hermano Turan Shah a cargo de Siria y regresó a Egipto, llegando a El Cairo el 22 de septiembre. Después de dos años de ausencia, tenía mucho que supervisar en Egipto. Reparó y amplió las murallas de la ciudad y comenzó la construcción de la Ciudadela de El Cairo.
En noviembre de 1177, Saladino lanzó un ataque sobre Palestina. Los cruzados habían entrado en el territorio de Damasco, y Saladino consideró que la tregua ya no era válida. Los cristianos habían enviado gran parte de su ejército a sitiar Harim, al norte de Alepo, descuidando su frontera sur. Saladino creyó que era el momento adecuado y marchó contra Ascalón. El ejército ayubí, según los registros, tenía 18.000 soldados y 8.000 soldados de élite. El ejército devastó el campo, saqueó Ramla y Lod, y llegó a las puertas de Jerusalén.
Saladino permitió al rey Balduino entrar en Ascalón con los Caballeros Templarios de Gaza sin tomar precauciones. Aunque los cruzados tenían pocos caballeros, Saladino dudó en emboscarlos. El 25 de noviembre de 1175, con la mayor parte de su ejército ausente, Saladino y sus tropas fueron sorprendidos en Tell Jezer, cerca de Ramala. Los templarios rompieron sus líneas. Saladino intentó organizar a sus hombres, pero ante la derrota, huyó a Egipto. Esta batalla es conocida como la batalla de Montgisard.
Saladino no se desanimó por su derrota y se preparó para luchar de nuevo. En la primavera de 1178, sus tropas en Hama ganaron una batalla y le trajeron prisioneros, a quienes Saladino ordenó ejecutar. Pasó el resto del año en Siria sin luchar.
Los espías de Saladino le informaron que los cruzados planeaban una expedición en Siria. El sultán ordenó a su general Farrukh-Shah patrullar la frontera de Damasco. En abril de 1179, los cruzados, liderados por Balduino, iniciaron la expedición. Avanzaron demasiado rápido y fueron derrotados por los ayubíes en la batalla de Maryayún.
En el verano de 1179, Balduino había construido un puesto avanzado en el camino a Damasco. Saladino ofreció cien mil piezas de oro a Balduino a cambio de abandonar el proyecto, pero no hubo acuerdo. Saladino decidió destruir la fortaleza. Sus tropas derrotaron a los cruzados en la batalla del Vado de Jacobo y tomaron la fortaleza el 30 de agosto de 1179. Esta fue una victoria clave para Saladino.
En la primavera de 1180, Balduino propuso la paz debido a sequías y malas cosechas. Saladino aceptó una tregua.
Líder del Islam
La conquista de Mesopotamia
El principal príncipe zénguida, Saif al-Din, murió en junio de 1180, y su hermano Izz al-Din lo sucedió en Mosul. El 4 de diciembre, el hijo de Nur al-Din, as-Salih, murió. Izz al-Din fue bienvenido en Alepo, pero luego cambió Alepo por Sinjar con su hermano Imad al-Din Zangi. Saladino no se opuso, respetando los tratados de paz.
El 11 de mayo de 1182, Saladino marchó de El Cairo a Siria. Cruzó el desierto del península del Sinaí hasta Eilat. Saqueó el campo de Montreal y llegó a Damasco en junio. En julio, Saladino atacó Kawkab al-Hawa, donde hubo un empate. En agosto, lanzó un ataque terrestre y marítimo sobre Beirut, pero se retiró para enfocarse en Mesopotamia.
Kukbary, que gobernaba en Harrán, invitó a Saladino a ocupar la región de Yazira, en el norte de Mesopotamia. Saladino aceptó y puso fin a la tregua con los zénguidas en septiembre de 1182. Antes de cruzar el río Éufrates, Saladino sitió Alepo durante tres días, declarando el fin de la tregua.
Una vez en Bira, se le unieron Kukbary y Nur al-Din. Sus fuerzas combinadas tomaron Edesa, luego Saruj y luego Raqqa. Raqqa era un cruce de caminos importante. Su gobernador se rindió a cambio de conservar sus propiedades. Saladino impresionó a los habitantes al eliminar varios impuestos. Sus conquistas continuaron por Karkesiya y Nusaybin. Saladino tomó Nusyabin sin resistencia.
Mientras tanto, Saladino fue informado de que los cruzados saqueaban las aldeas de Damasco. Él respondió: "Dejadles... mientras destruyen aldeas estamos tomando ciudades, cuando volvamos tendremos más fuerzas para luchar con ellos".
Problemas en el mar Rojo
El 2 de marzo de 1182, Reinaldo de Chatillon, un señor fronterizo, había enviado barcos desde el golfo de Áqaba a saquear la costa del mar Rojo. No era un intento de conquista, sino de piratería. Este ataque alarmó a los musulmanes, que no estaban acostumbrados a tales ataques en un mar que controlaban.
Se informó que dieciséis barcos musulmanes fueron quemados por los cruzados, que capturaron un barco con peregrinos. También se dijo que planeaban atacar Medina y llevarse el cuerpo del profeta Mahoma. Afortunadamente para Saladino, su hermano al-Adil había llevado su flota al mar Rojo. Los barcos de al-Adil rompieron el bloqueo cruzado, destruyendo la mayoría de sus barcos. Los supervivientes fueron ejecutados por orden de Saladino.
La lucha por Mosul
A medida que Saladino se acercaba a Mosul, se enfrentó al problema de tomar una gran ciudad. Los zénguidas de Mosul pidieron ayuda al califa abasí de Bagdad, an-Nasir. An-Nasir envió a un mediador. Saladino llegó a los muros de la ciudad el 10 de noviembre de 1182. Izz al-Din no aceptó sus términos, y Saladino sitió la ciudad.
Después de varias escaramuzas, se llegó a un punto muerto. Saladino decidió atacar Sinjar, defendida por el hermano de Izz al-Din. La ciudad cayó después de 15 días el 30 de diciembre. Las fuerzas ayubíes saquearon la ciudad. Saladino esperó la llegada de una coalición de Alepo, Mardin y Armenia. Saladino los esperó en Harrán en febrero de 1183, pero ellos pidieron la paz.
Desde el punto de vista de Saladino, la guerra iba bien. Había conquistado muchos territorios, pero no había logrado tomar Mosul. Su ejército, sin embargo, se estaba reduciendo. Esto animó a Izz al-Din y sus aliados. A finales de abril, los ayubíes capturaron Amid (Diyarbakır). La caída de Amid también convenció a Il-Ghazi de Mardin de unirse a Saladino.
Saladino intentó justificar sus campañas ante el califa an-Nasir. Le recordó que él había devuelto Egipto y Yemen a la autoridad del califato abasí, mientras que los zénguidas de Mosul se apoyaban en los selyúcidas, rivales del califato. También acusó a Izz al-Din de evitar la "guerra santa" contra los cruzados. Prometió que si Mosul le era entregado, tomaría para el islam Jerusalén, Constantinopla, Georgia y el Imperio almohade.
La guerra santa y la batalla de Hattin
La guerra que terminaría con los cristianos de ultramar fue provocada por Reinaldo de Châtillon, un señor fronterizo conocido por el bandidaje y el saqueo. Había violado treguas al atacar caravanas y peregrinos.
Reinaldo atacó en 1186, rompiendo la tregua, una gran caravana musulmana. Ante las posibles represalias de Saladino, el rey de Jerusalén, Guido de Lusignan, reunió a todas las fuerzas del reino. Se dirigió contra Saladino, quien contó con la ayuda de Raimundo III de Trípoli, quien inicialmente no se opuso al paso de Saladino por sus tierras. Sin embargo, Raimundo terminó uniéndose al ejército real. El enfrentamiento final ocurrió en 1187, cerca de unas colinas llamadas los Cuernos de Hattin. En la batalla, los ataques de la caballería ligera y los arqueros sarracenos hicieron que el ejército cruzado se retrasara. Finalmente, sedientos y sin fuerzas, fueron derrotados por Saladino.
La victoria fue total para Saladino. Había destruido casi todas las fuerzas enemigas, capturado a los principales líderes (el rey Guido de Lusignan, Reinaldo de Châtillon, el gran maestre de la Orden del Temple, Gérard de Ridefort...). También había capturado o eliminado a la mayoría de los caballeros de las órdenes religiosas y había arrebatado a los cristianos la Vera Cruz, su reliquia más valiosa.
Solo unos pocos barones lograron escapar. Los prisioneros importantes fueron bien tratados. La única excepción fue Reinaldo, quien fue ejecutado por el mismo Saladino. Se dice que Saladino había prometido matarlo por la crueldad que había mostrado contra civiles indefensos.
La conquista de Jerusalén
Después de su victoria en Hattin, Saladino ocupó el norte del Reino de Jerusalén. Conquistó Galilea y Samaria fácilmente, aprovechando la falta de un ejército cristiano organizado. Tiberíades fue sitiada y tomada. Saladino marchó hacia la costa, tomando Acre, Arsuf, Nazaret, Séforis, Cesarea y Haifa. La llegada de la flota de Egipto, que barrió la armada cruzada, redujo aún más las posibilidades de defensa cristiana.
Luego, Saladino se dirigió a la costa, tomando puertos como Sidón, Beirut, Biblos y Torón. La única excepción fue Tiro, una plaza fácil de defender, comandada por el marqués Conrado de Montferrato, quien ofreció una resistencia organizada. Saladino dejó un ejército frente a Tiro y marchó hacia el sur para conquistar Ascalón, una plaza vital para la defensa de Egipto. Saladino liberó al gran maestre del Temple y al rey Guido de Lusignan a cambio de Ascalón, pero la ciudad se negó a rendirse. A pesar de todo, fue tomada poco después por Saladino, junto a Ramla e Ibelín.
Una vez aseguradas las comunicaciones con Egipto, sitió Jerusalén. En ese momento, Balián de Ibelín, un noble, pidió a Saladino permiso para ir de Tiro a Jerusalén para sacar a su familia, a cambio de no luchar. Sin embargo, fue reconocido y se le pidió que comandara la resistencia de la ciudad. Saladino le permitió romper su promesa.
Inicialmente, se rechazó toda propuesta de rendición. Saladino decidió tomar la ciudad por la fuerza. En octubre de 1187, la situación de los defensores era desesperada. Balián intentó negociar la rendición. Saladino se negó, pues había jurado tomar la ciudad por la fuerza. Sin embargo, cuando Balián amenazó con destruir completamente la ciudad, Saladino consultó con sus emires y accedió a las negociaciones. Se perdonaría la vida a todos los habitantes a cambio de la rendición, aunque pagarían un impuesto.
Una vez en posesión de la ciudad, Saladino entregó los lugares sagrados cristianos a sacerdotes ortodoxos. Aunque convirtió iglesias en mezquitas, tomó medidas para evitar que sus soldados alteraran a los cristianos. Balián y el patriarca Heraclio pagaron por casi diez mil pobres. Muchos que no pudieron pagar el impuesto tuvieron suerte: el hermano de Saladino, Saif ed-Din (Al-Adil), pagó por muchos de ellos. El mismo Saladino perdonó a todos los ancianos de la ciudad. Finalmente, Saladino pudo entrar en la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar sagrado para los musulmanes, el 2 de octubre de 1187.
De vuelta a la costa, Saladino se enfrentó a la resistencia de Tiro. Algunas crónicas afirman que Saladino llevó prisionero al padre de Conrado, Guillermo V de Montferrato, y ofreció liberarlo a cambio de la rendición de Tiro. Pero su padre lo animó a resistir. Saladino tuvo más suerte con la toma de Tartus, Giblé y Latakia. También tomó Sahyoun, una fortaleza hospitalaria, y avanzó tomando Sarminiyah y la provincia del río Orontes. Llegó a la frontera del Principado de Antioquía, al que le arrebató Barzouyeh y cuya capital sitió antes de pactar una tregua.
Kerak, Safed, Belvoir, Kabouab y Chaubac (Montreal), fortalezas de Transjordania, fueron sometidas a largos asedios y cayeron hacia 1189. También cayó Beaufort, cerca de Trípoli.
La Tercera Cruzada
La caída de Jerusalén tuvo consecuencias inmediatas. El papa Urbano III convocó una nueva cruzada, la tercera, a la que acudieron los principales reyes cristianos. Se organizaron dos expediciones.
La primera, liderada por el emperador del Sacro Imperio, Federico I Barbarroja, atravesó los Balcanes y Anatolia. Para suerte de los musulmanes, murió ahogado al cruzar un río. Sin él, su ejército se dispersó, eliminando una gran amenaza para Saladino.
La otra, liderada por Felipe Augusto de Francia, Ricardo Corazón de León de Inglaterra y el duque Leopoldo de Austria, llegó por mar. Desembarcaron en marzo de 1191 y sitiaron San Juan de Acre. Saladino intentó ayudar, pero no logró romper el sitio, y los cristianos recuperaron la ciudad. Afortunadamente para Saladino, los cruzados pronto tuvieron desacuerdos. El rey de Francia abandonó la cruzada, y el duque de Austria también se fue.
Saladino intentó negociar la liberación de los prisioneros cristianos. Sin embargo, Ricardo los ejecutó debido a los retrasos en el pago por parte de Saladino. En el acuerdo, Saladino debía entregar la Vera Cruz a cambio de 3000 musulmanes. El acto fue un golpe para el prestigio de Saladino.
Ricardo se destacó en combate ese año, venciendo a Saladino en Arsuf y recuperando algunas posiciones en la costa (como Jaffa). Hubo contactos para un matrimonio entre el hermano de Saladino, Saif ed-Din, y la hermana de Ricardo, pero fracasaron cuando ella se negó a casarse con un musulmán.
Saladino y Ricardo enfermaron, pero ambos se recuperaron. Finalmente, Ricardo aceptó la paz y una tregua de tres años, que aseguraba a los cristianos la costa entre Tiro y Jaffa.
Saladino murió en 1193 en Damasco y fue enterrado en un mausoleo. Le sucedió su hijo Al-Afdal en el trono de Siria, dando inicio a la dinastía ayubí.
Disputas por el Sultanato Ayubí
Saladino había dividido su Sultanato entre sus parientes, creando principados semiautónomos. Después de su muerte, sus hijos comenzaron a pelear por el control. Az-Zahir tomó Alepo, Al-Aziz Utman fue coronado en El Cairo, y su hijo mayor, al-Afdal, mantuvo Damasco. Al-Adil adquirió el norte de Mesopotamia.
Pronto, los hijos de Saladino comenzaron a luchar por el Sultanato. Saladino había nombrado a al-Afdal gobernador de Damasco, esperando que la ciudad fuera el centro de la "guerra santa". Pero al-Afdal encontró que su apego a Damasco lo perjudicó. Varios emires de su padre fueron a El Cairo para presionar a al-Aziz Uthman para que lo derrocara. Así, en 1194, al-Aziz Uthman exigió el sultanato. En 1196, atacó Damasco, obligando a al-Afdal a dejar el gobierno. Al-Adil se estableció en Damasco como lugarteniente de al-Aziz Uthman, pero tenía mucha influencia.
Cuando al-Aziz Uthman murió en un accidente de caza, al-Afdal volvió a ser sultán. Pero al-Adil regresó y ocupó la ciudadela de Damasco. Las fuerzas de al-Afdal y su hermano az-Zahir se desintegraron. En 1200, al-Adil conquistó El Cairo y obligó a al-Afdal a exiliarse. Se proclamó sultán de Egipto y Siria.
Al-Afdal intentó recuperar Damasco por última vez, pero no pudo. Al-Adil entró triunfante en la ciudad en 1201. Desde entonces, la línea de al-Adil, en lugar de la de Saladino, dominaría los siguientes 50 años. El sultán ayubí redistribuyó sus posesiones entre sus hijos: al-Kamil lo sucedería en Egipto, al-Ashraf recibió al-Yazira.
Al-Adil ignoró en gran medida a los cruzados, creyendo que su ejército era invencible en una lucha directa. La tendencia bajo al-Adil fue un crecimiento constante del Sultanato. Los abasíes finalmente reconocieron a al-Adil como sultán en 1207. En 1218, la fortaleza de Damietta en el delta del Nilo, fue sitiada por los cruzados. Después de dos intentos fallidos, la fortaleza capituló el 25 de agosto; seis días después, al-Adil murió.
Al-Kamil se proclamó sultán en El Cairo, mientras que su hermano al-Mu'azzam reclamó el trono de Damasco. Al-Kamil intentó retomar la fortaleza, pero fue obligado a retroceder. Con la ayuda de al-Mu'azzam, al-Kamil reagrupó sus fuerzas. Los ayubíes ofrecieron negociar la retirada de Damietta, ofreciendo la restauración de Palestina al Reino de Jerusalén, pero fue rechazado. En 1221, los cruzados fueron expulsados del delta del Nilo después de la victoria ayubí en Mansura.
La desintegración del Sultanato Ayubí
Pérdida de territorios y la cesión de Jerusalén
En el este, los Jorezmitas capturaron la ciudad de Khilat. Los Rasulidas, leales solo de nombre, comenzaron a invadir los territorios ayubíes en Arabia. En 1222, los ayubíes nombraron al líder rasulida Ali Bin Rasul como gobernador de La Meca. El gobierno ayubí en Yemen y el Heyaz decayó. En 1224, la dinastía local al-Yamani tomó el control de Hadramaut. Tras la muerte de Mas'ud bin Kamil en 1229, Nur ad-Din Umar se declaró gobernante independiente de Yemen.
Bajo Federico II, se lanzó una Sexta Cruzada, aprovechando la lucha interna entre al-Kamil de Egipto y al-Mu'azzam de Siria. Al-Kamil ofreció Jerusalén a Federico para evitar una invasión siria de Egipto. La posición de Al-Kamil se fortaleció cuando Al-Mu'azzam murió en 1227. Al-Kamil continuó las negociaciones con Federico II en Acre en 1228, lo que llevó a un acuerdo de tregua en febrero de 1229. El acuerdo otorgó a los cruzados el control sobre una Jerusalén no fortificada durante diez años, pero garantizó el control musulmán sobre los lugares sagrados islámicos.
El acuerdo con los cruzados fue acompañado por una propuesta de redistribución de los principados ayubíes. An-Nasir Dawud se resistió al acuerdo. Las fuerzas de Al-Kamil llegaron a Damasco en mayo de 1229 para hacer cumplir el acuerdo. El asedio presionó a la ciudad, pero los habitantes se unieron a an-Nasir Dawud. Sin embargo, después de un mes, an-Nasir Dawud pidió la paz y recibió un nuevo principado centrado en Karak.
Mientras tanto, los Selyucidas avanzaban hacia al-Yazira. El conflicto entre los descendientes de Qatada ibn Idris y sus señores ayubíes por el control de La Meca fue aprovechado por los Rasulidas de Yemen. En 1238, Nur al-Din Umar capturó La Meca.
La división entre Siria y Egipto
El gobierno de Al-Ashraf en Damasco fue estable, pero él y los otros emires de Siria intentaron afirmar su independencia de El Cairo. En agosto de 1237, al-Ashraf murió y fue sucedido por su hermano como Salih Ismail. Dos meses después, el ejército egipcio de al-Kamil sitió Damasco. En 1232, al-Kamil instaló a su hijo mayor As-Sálih Ayyub para gobernar Hisn Kayfa. Tras la muerte de al-Kamil en 1238, as-Salih Ayyub desafió la proclamación de su hermano menor al-Adil II como sultán en El Cairo. As-Salih Ayyub ocupó Damasco en diciembre de 1238, pero su tío Ismail recuperó la ciudad en septiembre de 1239.
A lo largo de la década de 1240, as-Salih Ayyub tomó represalias contra quienes apoyaron a al-Adil II. Luego se enfrentó a an-Nasir Dawud, quien se había reconciliado con as-Salih Ismail de Damasco. Los sultanes rivales intentaron aliarse con los cruzados. En 1244, los ayubíes de Siria se aliaron con los cruzados y se enfrentaron a la coalición de as-Salih Ayyub y los Jorezmitas en Hirbiya, cerca de Gaza. La batalla resultó en una gran victoria para as-Salih Ayyub y el colapso del Reino de Jerusalén.
Restauración de la unidad Ayubí
En 1244-1245, as-Salih Ayyub había tomado el área de la actual Cisjordania de an-Nasir Dawud. Se apoderó de Jerusalén y luego marchó para tomar Damasco, que cayó fácilmente en octubre de 1245. La alianza entre los Jorezmitas y as-Salih Ayyub terminó con la destrucción de los primeros por al-Mansur Ibrahim, el emir ayubí de Homs, en octubre de 1246. Con la derrota de los Corasmios, As-Salih Ayyub pudo completar la conquista del sur de Siria.
En mayo de 1247, as-Salih Ayyub era dueño de Siria al sur del lago Homs. Con sus oponentes ayubíes sometidos, Asih Saly Ayyub lanzó una ofensiva limitada contra los Cruzados. Tiberias cayó el 16 de junio, seguida por el Monte Tabor y Kawkab al-Hawa. Luego, los ayubíes marcharon hacia el sur hasta Ascalon. A pesar de la resistencia, una flotilla egipcia apoyó el sitio, y el 24 de octubre, las tropas de Fakhr ad-Din asaltaron una brecha en las paredes. La ciudad fue arrasada y dejada desierta.
As-Salih Ayyub regresó a Damasco para vigilar los acontecimientos en el norte de Siria. Al-Ashraf Musa de Homs había cedido Salamiyah a As -Salih Ayyub. Esto preocupó a los ayubíes de Alepo, quienes temían que se usara como base para tomar su ciudad. An-Nasir Yusuf decidió anexar Homs en el invierno de 1248. La ciudad se rindió en agosto. As-Salih Ayyub envió a Fakhr ad-Din para recuperar Homs.
La caída de la Dinastía Ayubí
El ascenso de los mamelucos y la caída de Egipto
En 1248, una flota cruzada de 1.800 barcos llegó a Chipre con la intención de lanzar una Séptima Cruzada contra los musulmanes. Su comandante, Luis IX, intentó aliarse con los mongoles, pero no lo logró. La fuerza de los cruzados navegó a Damietta, y la población local huyó. Cuando as-Salih Ayyub, que estaba en Siria, se enteró, regresó a Egipto y se acantonó en Mansurah. Allí, organizó un ejército para hostigar a los cruzados.
As-Salih Ayyub estaba enfermo. Su esposa Shajar Al-Durr convocó a una reunión de todos los generales y se convirtió en comandante en jefe de las fuerzas egipcias. Ordenó la fortificación de Mansura y almacenó provisiones. También organizó una flota de galeras de guerra en el río Nilo. Los intentos de los cruzados por capturar Mansurah fueron inútiles. El rey Luis logró cruzar el Nilo para lanzar un ataque sorpresa. Mientras tanto, As-Salih Ayyub murió, pero Shajar al-Durr y los generales Mamelucos Bahrí de As -Salih Ayyub, incluyendo Izz al-Din Aybak, contraatacaron y causaron grandes pérdidas a los Cruzados. Las fuerzas egipcias cortaron la línea de suministros de los Cruzados en Damietta. El hijo de As Salih Ayyub y recién proclamado sultán ayubí al-Mu'azzam Turan-Shah llegó a Mansurah y la batalla se intensificó. Los cruzados fueron derrotados en la batalla de Fariskur, y el rey Luis y sus compañeros fueron tomados prisioneros.
Al-Mu'azzam Turan-Shah se enemistó con los mamelucos poco después de su victoria. Temiendo por su poder, los mamelucos bahri se rebelaron y lo mataron en abril de 1250. Aybak se casó con Shajar al-Durr y asumió el gobierno de Egipto en nombre de al-Ashraf II, quien se convirtió en sultán solo de nombre.
El dominio de Alepo
Con la intención de restaurar el poder de los descendientes directos de Saladino, an-Nasir Yusuf obtuvo el apoyo de todos los emires ayubíes de Siria contra el Egipto dominado por los Mamelucos. En 1250, tomó Damasco fácilmente. En diciembre de 1250, atacó Egipto. El ejército de An-Nasir Yusuf era mucho más grande, pero sufrió una gran derrota a manos de las fuerzas de Aybak. An-Nasir Yusuf regresó a Siria, que lentamente se le escapaba de las manos.
Los mamelucos se aliaron con los cruzados en marzo de 1252. El rey Luis llevó su ejército a Jaffa, mientras que Aybak envió sus fuerzas a Gaza. Al enterarse de la alianza, an-Nasir Yusuf envió una fuerza a Tell al-Ajjul para evitar el cruce de los ejércitos. Dándose cuenta de que una guerra entre ellos beneficiaría a los cruzados, Aybak y an-Nasir Yusuf aceptaron la mediación del Califa Abasí. En abril de 1253, se firmó un tratado: los mamelucos mantendrían el control sobre Egipto y Palestina hasta Nablus, y an-Nasir Yusuf sería confirmado como gobernante de Siria. Así, el gobierno ayubí terminó oficialmente en Egipto.
Karak afirma su independencia
Las relaciones entre an-Nasir Yusuf y los mamelucos bahri se tensaron después de que el primero se negó a invadir Egipto. En octubre de 1257, Baibars y sus compañeros mamelucos salieron de Damasco y se trasladaron al sur de Jerusalén. Cuando el gobernador Kutuk se negó a ayudarlos, Baibars lo depuso.
Poco después de ganar Jerusalén, Baibars conquistó Gaza. An-Nasir Yusuf envió su ejército a Nablus. Se produjo una batalla, y los mamelucos huyeron a través del río Jordán. Desde allí, llegaron a Zughar y se sometieron a Karak. La nueva relación de Al-Mughith Umar con Baibars consolidó su independencia de la Siria de Nasir Yusuf. Al-Mughith Umar comenzó a distribuir los territorios de Palestina y Transjordania entre los mamelucos bahri. Los nuevos aliados formaron un pequeño ejército y se dirigieron a Egipto. A pesar de los avances iniciales, se retiraron al ver que eran superados en número.
La invasión mongola y el fin del Sultanato
Los ayubíes habían estado bajo la autoridad nominal del Imperio mongol después de un ataque mongol en Anatolia en 1244. An-Nasir Yusuf envió una embajada a la capital mongola Karakorum en 1250. Sin embargo, estos acuerdos no duraron. El Gran Khan Mongol, Möngke, ordenó a su hermano Hulagu expandir el imperio hasta el río Nilo. Hulagu formó un ejército de 120.000 hombres y en 1258, destruyó Bagdad y muchos de sus habitantes perdieron la vida, incluyendo al Califa al-Musta'sim. Ese mismo año, los ayubíes perdieron Diyar Bakr ante los mongoles.
An-Nasir Yusuf envió una delegación a Hulagu, repitiendo su sumisión. Hulagu se negó a aceptar los términos, por lo que an-Nasir Yusuf pidió ayuda a El Cairo. Esta declaración coincidió con un golpe de estado de los mamelucos en El Cairo, donde Qutuz tomó el poder. Mientras tanto, un ejército ayubí se reunió en Birzeh, al norte de Damasco, para defender la ciudad de los mongoles. Alepo fue sitiada y en enero de 1260 cayó en manos de los mongoles. La Gran Mezquita y la Ciudadela de Alepo fueron destruidas, y muchos habitantes fueron asesinados o vendidos como esclavos. La destrucción de Alepo causó pánico en Siria. El emir ayubí de Homs, al-Ashraf Musa, se alió con los mongoles. Hama también se rindió sin resistencia. An-Nasir Yusuf huyó de Damasco para buscar protección en Gaza.
Hulagu partió hacia Karakorum, dejando a Kitbuqa, un general cristiano, para continuar la conquista mongola. Damasco capituló, pero no fue destruida. Sin embargo, desde Gaza, an-Nasir Yusuf logró que la pequeña guarnición de la Ciudadela de Damasco se rebelara. Los mongoles respondieron con un asalto masivo de artillería. La guarnición se rindió.
Los mongoles continuaron conquistando Samaria, y luego avanzaron hacia el sur, hasta Gaza. An-Nasir Yusuf fue capturado por los mongoles y utilizado para persuadir a la guarnición de Ajlun para que se rindiera. El 3 de septiembre de 1260, el ejército mameluco de Egipto, liderado por Qutuz y Baibars, derrotó decisivamente a las fuerzas mongolas en la batalla de Ain Jalut. Cinco días después, los mamelucos tomaron Damasco, y en un mes, la mayor parte de Siria estaba en manos de los Mamelucos bahri. Mientras tanto, an-Nasir Yusuf fue asesinado en cautiverio.
Los últimos restos de la dinastía
Muchos de los emires ayubíes de Siria fueron desaprobados por Qutuz por colaborar con los mongoles. Pero como al-Ashraf Musa desertó y luchó junto a los mamelucos en Ain Jalut, se le permitió continuar su dominio sobre Homs. Al-Mansur de Hama había luchado junto a los mamelucos desde el principio, por lo que Hama siguió siendo gobernada por los descendientes ayubíes de Al-Muzaffar Umar. Después de la muerte de Al-Ashraf Musa en 1262, el nuevo sultán mameluco, Baibars, anexó Homs. Al año siguiente, al-Mughith Umar fue engañado para que Karak se rindiera a Baibars y fue ejecutado.
El último gobernante ayubí de Hama murió en 1299, y Hama pasó brevemente al control directo de los mamelucos. Sin embargo, en 1310, bajo el patrocinio del sultán Mameluco al-Nasir Muhammad, Hama fue devuelto a los ayubíes bajo el conocido geógrafo y autor Abu al-Fida. Este último murió en 1331 y fue sucedido por su hijo al-Afdal Muhammad, quien finalmente perdió el favor de sus señores mamelucos. Fue retirado de su puesto en 1341, y Hama volvió al dominio de los mamelucos definitivamente.
En el sureste de Anatolia, los ayubíes continuaron gobernando el principado de Hisn Kayfa y lograron seguir siendo autónomos. En el siglo XIV, los ayubíes reconstruyeron el castillo de Hisn Kayfa, que les sirvió de fortaleza. Los ayubíes de Hisn Kayfa fueron vasallos de los mamelucos y más tarde de los Dulkadiridas hasta que fueron reemplazados por el Imperio otomano a principios del siglo XVI.
¿Cómo se organizaba el gobierno ayubí?
Estructura de poder
Saladino organizó su Sultanato como una especie de confederación de principados, unidos por la idea de que la familia debía gobernar junta. Había muchos "pequeños sultanes", pero un miembro de la familia, el Sultan al-Mu'azzam, era el líder supremo. Después de la muerte de Saladino, esta posición la obtenía quien fuera lo suficientemente fuerte para tomarla. La rivalidad entre los ayubíes de Siria y Egipto llegó a tal punto que a veces se aliaban con los cruzados unos contra otros.
El gobierno ayubí era diferente en estas dos regiones. En Siria, cada ciudad importante era un principado relativamente independiente bajo un miembro de la familia ayubí. En Egipto, la larga tradición de gobierno centralizado permitió a los ayubíes mantener el control directo desde El Cairo. Sin embargo, Bagdad, la sede del Califato, tenía una gran influencia cultural y política sobre los territorios ayubíes. Por ejemplo, el qadi ("jefe de justicia") de Damasco seguía siendo nombrado por los abasíes durante el gobierno ayubí.
El poder político se concentraba en la familia ayubí. No solo los parientes de sangre podían tener poder; los sirvientes y personas de confianza también podían alcanzar grandes posiciones, incluso el poder supremo. Era común que las madres de los jóvenes gobernantes ayubíes actuaran como líderes independientes. Los eunucos también tenían mucho poder, sirviendo como asistentes, tutores o como emires, gobernadores y comandantes del ejército. Uno de los partidarios más importantes de Saladino fue el eunuco Baha ad-Din ibn Shaddad, quien lo ayudó a derrocar a los fatimíes y a construir la muralla de la ciudadela de El Cairo.
Los ayubíes tenían tres formas principales de reclutar a las personas educadas que necesitaban para administrar sus ciudades. Algunos de estos líderes locales, conocidos como jeques, entraban al servicio de un gobernante ayubí. Otros eran pagados directamente con los ingresos del Diwan, un alto organismo gubernamental. El tercer método era asignar a los jeques los ingresos de donaciones benéficas, conocidas como Waqfs.
Después de su conquista de Jerusalén en 1187, los ayubíes bajo Saladino pudieron haber sido los primeros en establecer la posición de amir al-hajj (comandante de la peregrinación) para proteger las caravanas anuales del Hajj que salían de Damasco a La Meca.
¿Dónde estaba la capital del gobierno?
La capital del gobierno ayubí durante el reinado de Saladino, desde la década de 1170 hasta el reinado de al-Adil en 1218, fue Damasco. La ciudad ofrecía una ventaja estratégica en la guerra constante con los cruzados y permitía al sultán vigilar a sus vasallos en Siria y al-Yazira. El Cairo estaba demasiado lejos para ser la base de operaciones, pero siempre fue el centro económico del Sultanato.
Cuando Saladino fue proclamado sultán en El Cairo en 1171, eligió el Palacio Occidental Menor como sede del gobierno. El propio Saladino residía en el antiguo palacio del visir fatimí. Los sultanes ayubíes de Egipto vivirían en este palacio.
Después de que al-Adil tomó el trono en El Cairo, comenzó un período de rivalidad entre Damasco y El Cairo por ser la capital. Bajo al-Adil y al-Kamil, Damasco siguió siendo una provincia autónoma. Pero durante el gobierno de As-Sálih Ayyub, las campañas militares contra Siria hicieron que Damasco se convirtiera en un vasallo de El Cairo. Además, Ayyub estableció nuevas reglas para centralizar su régimen. Su esposa Shajar Al-Durr, por ejemplo, manejaba los asuntos de Egipto mientras él estaba en Siria.
Gobernantes ayubíes importantes
Anexo:Gobernantes ayubíes
En Egipto
- Saladino (Salah al-Din Yusuf) (1138-1171-1193).
- al-Aziz Utman (1171-1193-1198), hijo de Saladino, proclamado Sultán de Egipto.
- Abu Bakr Malik al-Adil I. (1145-1198-1218). Hermano de Saladino.
- Malik al-Kamil (1180-1218-1238) Hijo de al-Adil.
- Al-Adil II (1238-1240) Hijo de Al -Kamil
- al-Salih Ayyub (¿?-1240-1249). Hijo de al-Kamil.
- Turan Shah (¿?-1249-1250). Hijo de al-Ayyub.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Ayyubid dynasty Facts for Kids