Sexta cruzada para niños

La Sexta Cruzada (1228-1229), también conocida como la Cruzada de Federico II, fue una expedición militar especial. A diferencia de otras cruzadas, esta no tuvo grandes batallas. En cambio, el emperador Federico II usó la diplomacia para lograr que la ciudad de Jerusalén y otras áreas importantes de Tierra Santa, como Nazaret, Sidón, Jaffa y Belén, volvieran a estar bajo control cristiano por un tiempo. Esto duró gran parte de los siguientes quince años.
La Sexta Cruzada: Una Misión Diplomática
Esta cruzada comenzó en 1228, solo siete años después de que la Quinta cruzada no lograra sus objetivos. Lo más sorprendente es que casi no hubo combates. Federico II, quien era emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de Sicilia, prefirió negociar en lugar de luchar.
¿Quién fue Federico II y por qué lideró esta Cruzada?
Federico II ya había participado en la Quinta Cruzada enviando soldados, pero no fue en persona. Necesitaba organizar bien su poder en Alemania e Italia antes de ir a una cruzada. Sin embargo, había prometido al papa Honorio III que iría después de ser coronado emperador en 1220.
El matrimonio de Federico y su interés en Jerusalén
En 1225, Federico se casó con Yolanda de Jerusalén, quien era hija de Juan de Brienne, el rey del Reino de Jerusalén. Gracias a este matrimonio, Federico tenía un fuerte motivo para querer recuperar Jerusalén: aspiraba a ser el rey de ese reino.
El viaje de Federico y un desacuerdo con el Papa
En 1227, cuando Gregorio IX era el nuevo papa, Federico y su ejército salieron de Brindisi con destino a Siria. Pero una enfermedad los obligó a regresar a Italia. Esto le dio al papa Gregorio una razón para quitarle a Federico su derecho a participar en la cruzada (lo que se conoce como excomulgarlo), porque no había cumplido su promesa. Federico había estado tratando de aumentar su poder en Italia, lo que no le gustaba al Papa.
Después de intentar negociar con el Papa varias veces, Federico decidió ir de nuevo a Siria en 1228, a pesar de que el Papa no estaba de acuerdo. Llegó a Acre en septiembre.
Negociaciones en Tierra Santa: Un Acuerdo Inesperado
Una vez en Tierra Santa, Federico se encontró con una situación política muy compleja. Muchos cristianos no veían con buenos ojos esta nueva cruzada, pues pensaban que Federico solo quería aumentar su propio poder.
Por otro lado, los líderes musulmanes también tenían sus propios problemas internos. Esto llevó a que el sultán de la región firmara un acuerdo con Federico para unirse contra un enemigo común. A cambio, Federico obtendría varios territorios, incluyendo Jerusalén. Sin embargo, la Cúpula de la Roca, un lugar sagrado para el islam, no sería entregada. También se acordó una tregua de diez años.
A pesar de que el papa Gregorio IX se opuso a este acuerdo, Federico se coronó a sí mismo rey de Jerusalén. Legalmente, él actuaba como el encargado de su hijo Conrado IV de Alemania, quien era nieto de Juan de Brienne.
El regreso de Federico a Europa y el futuro de Jerusalén
Federico tuvo que regresar de Jerusalén porque tenía problemas importantes en Europa. Cuando la tregua de diez años terminó en 1239, la breve recuperación de Jerusalén por parte de los cruzados llegó a su fin. La Ciudad Santa fue recuperada por los musulmanes en 1244 y no volvió a estar en manos cristianas hasta 1917.
Aun así, Federico había demostrado algo importante: una cruzada podía tener éxito incluso sin el apoyo del Papa. A partir de ese momento, otros reyes europeos pudieron decidir por sí mismos ir a una cruzada, como hicieron Luis IX de Francia (en la Séptima Cruzada y la Octava Cruzada) y Eduardo I de Inglaterra (en la Novena Cruzada).
Véase también
En inglés: Sixth Crusade Facts for Kids