Suelo para niños
El suelo es la capa más superficial de la Tierra, donde hay vida. Se forma a partir de rocas que se rompen y de los restos de plantas y animales que viven en él. Es como una mezcla de materiales de la Tierra y de seres vivos.
Muchos procesos ayudan a crear un suelo. Algunos son el viento que deposita partículas, el agua que arrastra sedimentos, el desgaste de las rocas y la acumulación de materia orgánica.
De forma sencilla, la formación del suelo ocurre así:
Primero, los seres vivos como microorganismos, líquenes y musgos se instalan en la roca. Ellos continúan rompiendo los minerales de la roca. Además, cuando las plantas y los animales mueren, sus restos se descomponen. Esto enriquece el suelo con nutrientes.
Luego, todos estos elementos se mezclan con agua y aire. Al principio, la roca se altera por el agua y otros elementos naturales. Después, los seres vivos ayudan mucho en este proceso. Así se forma una estructura con capas, llamada perfil del suelo. También se crea una composición química y biológica única. Las características del lugar, como el tipo de roca, el relieve, el clima y los seres vivos, dan lugar a diferentes tipos de suelo.
Cuando las rocas se rompen, forman una capa de material suelto. Si este material se mueve de su lugar original, se llama coluvión. El suelo que conocemos se desarrolla sobre este coluvión. El suelo es el resultado de cómo interactúan los materiales rotos con la física, la química y la biología. Esto crea capas horizontales llamadas horizontes. Los procesos biológicos, como la descomposición de plantas y la acción de microorganismos y animales, son muy importantes aquí.
Las ciencias que estudian el suelo se llaman Ciencias del suelo. La edafología es una de las más importantes. Estudiar el suelo implica analizar sus minerales, su física, su química y su biología.
Contenido
- ¿Qué tipos de suelos existen?
- El suelo como un sistema vivo
- ¿Qué es la fertilidad del suelo?
- Suelo orgánico
- ¿Cómo se forma el suelo?
- ¿Qué causa la destrucción de los suelos?
- La tala de bosques y la erosión
- ¿Cómo podemos conservar el suelo?
- ¿De qué está compuesto el suelo?
- ¿Cómo es la estructura del suelo?
- ¿Qué es la textura del suelo?
- ¿Qué nos dice el color del suelo?
- ¿Cómo se clasifican los suelos?
- ¿Qué es el suelo vegetal?
- ¿Por qué es importante el suelo?
- Año Internacional de los Suelos
- Véase también
¿Qué tipos de suelos existen?
Podemos clasificar los suelos de dos maneras: por su estructura y por sus características físicas.
Clasificación de suelos por su estructura
- Suelos arenosos: No guardan bien el agua y tienen poca materia orgánica. No son buenos para la agricultura.
- Suelos calizos: Tienen muchas sales de calcio. Son de color blanco o pardo. En lugares secos, no son buenos para cultivar.
- Suelos humíferos (también llamados tierra negra): Tienen mucha materia orgánica en descomposición. Son de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para cultivar.
- Suelos arcillosos: Están hechos de granos finos de color amarillento o rojizo. Retienen el agua y forman charcos. Si se mezclan con humus, pueden ser buenos para cultivar.
- Suelos pedregosos: Están formados por rocas de todos los tamaños. No retienen el agua y no son buenos para cultivar.
- Suelos mixtos: Tienen características entre los suelos arenosos y los arcillosos.
Clasificación de suelos por sus características físicas
- Litosoles: Son suelos muy delgados, de menos de 10 cm de grosor. Se encuentran en laderas rocosas y tienen vegetación baja.
- Cambisoles: Son suelos jóvenes que están empezando a acumular arcilla.
- Luvisoles: Tienen una capa donde se acumula arcilla.
- Acrisoles: También tienen una capa de acumulación de arcilla, pero con menos nutrientes.
- Gleysoles: Siempre tienen agua o casi siempre, con el nivel de agua subterránea cerca de la superficie.
- Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos de ríos. La mayoría son ricos en calcio.
- Rendzina: Tienen una capa de unos 50 cm de profundidad. Son ricos en materia orgánica y se forman sobre roca caliza.
- Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro que se hinchan y se encogen. Se encuentran en lugares planos cerca de donde corre el agua.
¿Cómo se clasifican los suelos en general?
El suelo se puede clasificar por su textura (fina o gruesa) y por su estructura (cómo se agrupan sus partículas). Esto afecta su porosidad, que es la capacidad de dejar pasar el agua. La porosidad determina qué especies de vegetales pueden crecer allí.
También se puede clasificar por sus características químicas, como su capacidad de absorber sustancias y su nivel de acidez (pH). Esto también influye en el tipo de vegetación que puede vivir en él.
Los suelos que no han evolucionado mucho son muy parecidos a la roca de la que provienen. Tienen poca materia orgánica. Esto ocurre por la erosión o por la acumulación reciente de materiales. Ejemplos son los suelos polares, los desiertos y las playas.
Los suelos poco evolucionados dependen mucho del tipo de roca madre. Hay tres tipos principales: ránker, rendzina y suelos de estepa.
- Los suelos ránker son más o menos ácidos, como los de la tundra y las montañas.
- Los suelos rendzina se forman sobre rocas con carbonato, como la caliza. Suelen ser básicos.
- Los suelos de estepa se desarrollan en climas continentales y mediterráneos secos. Tienen mucha materia orgánica. Su color varía de castaño a rojo según lo seco que sea el clima.
En los suelos evolucionados encontramos todo tipo de humus y son menos dependientes de la roca madre. Hay mucha variedad, incluyendo los suelos de bosques templados, los de zonas con muchas lluvias y el suelo rojo mediterráneo. Si el clima es bueno y el lugar es accesible, la mayoría de estos suelos se usan para la agricultura.
El suelo como un sistema vivo
El suelo es un conjunto complejo de elementos físicos, químicos y biológicos. Es el lugar natural donde se desarrolla la vida en la superficie de los continentes. Es el hábitat de muchos microorganismos y pequeños animales que forman el edafón. El suelo es propio de la tierra firme; no hay algo similar en los ecosistemas acuáticos. Es importante saber que no todo el terreno es suelo; a veces pisamos roca pura o roca solo alterada por el clima.
Desde el punto de vista biológico, lo más importante del suelo es su permeabilidad (cuánto deja pasar el agua), su estructura y su composición química. Los suelos guardan los minerales que las plantas necesitan para crecer. Estos minerales se liberan cuando los restos orgánicos se descomponen. Un buen suelo es clave para que la agricultura sea productiva.
En la naturaleza, los suelos más complejos y gruesos se encuentran en ecosistemas con mucha vida y variedad. El suelo es tanto un producto como una condición para estos ecosistemas. Es decir, el suelo es un ecosistema en sí mismo y parte de un sistema ecológico más grande.
¿Qué es la fertilidad del suelo?
La fertilidad del suelo se refiere a su capacidad para nutrir a las plantas. No solo se trata de cuántos nutrientes tiene, sino también de cómo los factores químicos, físicos y biológicos influyen en que las plantas puedan usar esos nutrientes. A menudo olvidamos que el secreto para que un suelo sea productivo es que todas sus partes trabajen juntas. Hay que conocer cada componente del suelo y cómo interactúan para poder manejarlo y obtener lo mejor de él.
Para que los cultivos crezcan mucho, se necesitan varios factores. Todo empieza con un buen análisis de la fertilidad del suelo y de la calidad del agua de riego. Es importante tomar muestras correctamente, analizarlas bien y controlar la calidad en el laboratorio. Luego, hay que interpretar los resultados y dar una buena recomendación de fertilización para alcanzar una meta de producción. Otros factores importantes son el manejo adecuado de la tierra, la elección de las semillas, la forma de sembrar para que las plantas reciban mucha luz, la fertilización correcta, el cuidado de la salud del cultivo, el suministro de agua y la buena aireación del suelo.
Suelo orgánico
El suelo se forma y evoluciona en un proceso largo, como una sucesión ecológica. Para que un suelo sea profundo y complejo, necesita mucho tiempo y pocas interrupciones. En condiciones favorables, un suelo tarda cientos o miles de años en formarse a partir de una roca.
El proceso de formación del suelo comienza con el desgaste físico y químico de la roca. Luego, se establecen los primeros seres vivos, como los líquenes, y empieza a crecer la vegetación. La materia orgánica que se añade ayuda a formar el edafón. Este está compuesto por organismos que descomponen la materia, como bacterias, hongos y animales pequeños (por ejemplo, colémbolos o diplópodos), e incluye también las raíces de las plantas. Este sistema recicla los nutrientes en la cadena trófica. Los suelos bien desarrollados, profundos, húmedos y permeables suelen tener lombrices de tierra. Estos anélidos ayudan a mezclar la materia orgánica y mineral, mejorando la fertilidad del suelo.
¿Cómo se forma el suelo?
La principal razón de la formación de los suelos es la meteorización. Esto es el cambio que sufren las rocas al estar en contacto con el agua, el aire y los seres vivos. Hay dos tipos:
- Meteorización física o meteorización mecánica: Ocurre cuando el agua en las grietas de las rocas se congela. Al congelarse, el agua aumenta de volumen y rompe las rocas.
- Meteorización química: Sucede cuando los materiales de las rocas reaccionan con el agua o con sustancias disueltas en ella.
La actividad de los seres vivos puede ayudar tanto a la meteorización física como a la química.
El suelo puede formarse a partir de la mayoría de los tipos de rocas, siempre que permanezcan en un lugar el tiempo suficiente. Podemos diferenciar:
- Suelos autóctonos: Se forman a partir de la roca que tienen debajo.
- Suelos alóctonos: Se forman con materiales que vienen de otros lugares. Son comunes en los valles, donde el material mineral proviene de la erosión de las laderas.
La formación del suelo es un proceso donde las rocas se dividen en partículas más pequeñas y se mezclan con materia orgánica en descomposición. La roca madre empieza a romperse por los cambios de temperatura, la lluvia y otras fuerzas naturales:
- La roca madre se descompone en partículas cada vez más pequeñas.
- Los organismos de la zona ayudan a formar el suelo al vivir en él y al añadir materia orgánica cuando mueren. A medida que el suelo se desarrolla, se forman capas llamadas horizontes.
- El horizonte A, que está más cerca de la superficie, suele tener más materia orgánica. El horizonte C tiene más minerales y se parece más a la roca madre. Con el tiempo, el suelo puede mantener mucha vegetación, reciclando sus recursos de forma eficiente.
- Cuando el suelo está maduro, suele tener un horizonte B, donde se acumulan los minerales que el agua ha arrastrado (lixiviados).
¿Qué causa la destrucción de los suelos?
La principal causa de la destrucción de los suelos es la erosión. Esto es el desgaste y la fragmentación de los materiales de la superficie terrestre por la acción del agua, el viento, etc. Los pedazos que se desprenden se llaman detritos.
Las lluvias también pueden destruir los suelos. El agua lava el suelo (lixiviado), quitándole los nutrientes que necesita para ser fértil. Entonces, los árboles no pueden crecer y se produce la deforestación, lo que lleva a la desertificación.
La tala de bosques y la erosión
La destrucción de los bosques es un problema grave. Se estima que cada año se pierden cientos de miles de hectáreas de bosques.
Si esta situación continúa, en pocos años podríamos quedarnos sin árboles y necesitaríamos importar toda la madera.
Con la pérdida de selvas y montes, también se extinguen muchas especies de animales y plantas. Estas son una parte muy importante de nuestro patrimonio natural.
La destrucción de la vegetación también agota el agua y los suelos. Cada año, millones de toneladas de tierra fértil son arrastradas al mar por los torrentes. Esto ocurre porque las laderas ya no tienen la protección de la vegetación.
Los ríos, al perder el equilibrio de sus cuencas y llenarse de sedimentos, ya no pueden navegarse ni contener el agua. Como resultado, cada año aumentan las hectáreas inundadas, causando grandes pérdidas de vidas y bienes.
¿Cómo podemos conservar el suelo?
La conservación de los suelos se logra educando a las personas. Debemos recordar que un suelo tarda miles de años en formarse. Esto sucede gracias al viento, la temperatura y el agua, que lentamente rompen las rocas. Esas pequeñas partículas se unen con restos de plantas y animales para formar el suelo.
Una vez formado, el suelo es protegido por la vegetación que crece sobre él. Cuando las personas cortan los árboles y dejan el suelo expuesto al sol, el viento y el agua, se produce la erosión. La capa vegetal es arrastrada hacia los océanos, y los terrenos fértiles se convierten en desiertos. El suelo también se empobrece por quitar las malas hierbas con azadón, por las quemas y por el uso excesivo de herbicidas y fertilizantes.
Para detener la destrucción de este recurso, es urgente plantar árboles y proteger los bosques nativos. Los agricultores deben acostumbrarse a rotar los cultivos, a trazar los surcos en dirección contraria a la pendiente del terreno y a plantar barreras vivas para evitar que las partículas de tierra se muevan. Es responsabilidad de todos proteger las fuentes de agua, como ríos y quebradas, conservando toda la vegetación de la zona.
¿De qué está compuesto el suelo?
Los componentes del suelo se dividen en sólidos, líquidos y gaseosos.
Componentes sólidos del suelo
Estos componentes forman la parte mineral del suelo. Entre ellos destacan:
- Silicatos: Son minerales como las micas, los feldespatos y el cuarzo, que no se han desgastado por completo.
- También hay minerales de arcilla, como la caolinita y la illita.
- Óxidos e hidróxidos de hierro (hematites, limonita, goethita) y de aluminio (gibbsita, boehmita): Se liberan de la misma manera que las arcillas.
- Fragmentos de roca: Son materiales que quedan de la alteración incompleta de la roca original.
- Otros compuestos minerales que influyen en el tipo de suelo:
- Sólidos orgánicos o complejos de materia orgánica y minerales: Es la materia orgánica muerta en la superficie, el humus o mantillo:
- Humus joven: Formado por restos de hojas, ramas y animales que aún se pueden distinguir.
- Humus elaborado: Sustancias orgánicas que resultan de la descomposición total del humus joven. Es de color negro y contiene derivados de nitrógeno (amoníaco, nitratos), hidrocarburos, celulosa, etc. Según si el suelo es ácido, neutro o alcalino, lo que depende de la roca madre, esto afectará a las plantas que pueden vivir en él.
Componentes líquidos del suelo
Esta parte está formada por agua con sales e iones disueltos, como sodio (Na+), potasio (K+), calcio (Ca2+), cloro (Cl-), nitrato (NO3-), y muchas sustancias orgánicas. La importancia de esta fase líquida es que transporta las sustancias químicas dentro del suelo.
El agua en el suelo puede estar unida a las partículas sólidas de tres maneras:
- Una parte muy delgada de agua está fuertemente unida a las partículas sólidas por fuerzas moleculares. Esta agua solo se puede quitar con mucho calor y las raíces de las plantas no la pueden usar.
- Otra parte del agua se retiene entre las partículas por fuerzas capilares. Dependiendo de la textura del suelo, estas fuerzas pueden ser mayores que la gravedad. Esta agua no se filtra hacia abajo, pero las plantas sí la pueden usar.
- Finalmente, el agua que excede la capacidad capilar puede llenar todos los espacios en las capas superiores del suelo. Con el tiempo, esta agua se filtra y alimenta los acuíferos más profundos. Cuando todos los espacios están llenos de agua, se dice que el suelo está saturado.
Componentes gaseosos del suelo
La parte de gases está formada principalmente por los gases del aire. Su composición varía mucho porque se consume O2 y se produce CO2. El oxígeno siempre es menos abundante que en el aire libre, y el dióxido de carbono es más abundante. Esto se debe al metabolismo de los seres vivos del suelo, incluyendo las raíces de las plantas y los hongos. Otros gases comunes en suelos con mal drenaje son el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O).
¿Cómo es la estructura del suelo?
La estructura de un suelo se refiere a cómo se distribuyen y en qué proporciones están los diferentes tamaños de las partículas sólidas que lo forman:
- Materiales finos (arcillas y limos): Son muy abundantes en relación a su volumen. Esto les da propiedades especiales como:
- Cohesión (se pegan entre sí).
- Adherencia (se pegan a otras cosas).
- Absorción de agua.
- Retención de agua.
- Materiales medios: Formados por partículas de tamaño de arena.
- Materiales gruesos: Incluyen fragmentos de la roca madre que aún no se han descompuesto, de tamaño variable.
Los componentes sólidos no están sueltos, sino que se agrupan por el humus y los complejos de materia orgánica y minerales. Esto crea divisiones horizontales llamadas horizontes del suelo.
La evolución natural del suelo produce una estructura vertical en capas, conocida como perfil. Las capas que se ven se llaman horizontes. Su diferencia se debe a su dinámica interna y al movimiento vertical de sustancias.
El movimiento vertical tiene dos direcciones. La lixiviación, o lavado, es causada por el agua que se filtra desde la superficie, arrastrando sustancias que se depositan más abajo. La otra dirección es el ascenso vertical por capilaridad, que es importante en climas donde se alternan estaciones húmedas y secas.
La roca madre es la que proporciona la parte mineral al suelo. Hay suelos autóctonos, que se asientan sobre su propia roca madre (lo más común), y suelos alóctonos, formados con material mineral traído de otro lugar por procesos geológicos.
Horizontes del suelo
Los horizontes del suelo son capas horizontales que se desarrollan dentro del suelo. Tienen diferentes características de composición, textura y adherencia. El perfil del suelo es la forma en que se organizan todos estos horizontes verticalmente.
En los suelos completos o evolucionados, se distinguen tres horizontes principales de arriba hacia abajo:
- Horizonte O: Es la capa más superficial, formada por hojas y ramas que caen de los árboles.
- Horizonte A o zona de lavado vertical: Es la capa superior donde crecen las raíces de las plantas. Suele ser de color oscuro por la abundancia de materia orgánica descompuesta (humus). El agua pasa por aquí, arrastrando fragmentos finos y compuestos solubles hacia abajo. Tiene mucha actividad de microorganismos.
- Horizonte B o zona de precipitado: También se llama zona de acumulación. Esta capa casi no tiene humus, por lo que su color es más claro (pardo o rojo). Aquí se depositan los materiales arrastrados desde arriba, como arcillas, óxidos e hidróxidos metálicos.
- Horizonte C o subsuelo: Está formado por la parte superior de la roca in situ (en su lugar original) sobre la que se asienta el suelo. Está más o menos fragmentada por el desgaste físico y químico. Aún se pueden reconocer las características originales de la roca.
- Horizonte D u horizonte R (roca madre o material rocoso): Es el material rocoso que está debajo y que no ha sufrido cambios químicos o físicos importantes. A veces se distingue entre D (si el suelo se formó de esa roca madre) y R (si la roca es solo una base física sin relación con la composición mineral del suelo de arriba).
Las características, textura y estructura de los horizontes pueden variar mucho, desde centímetros hasta metros de grosor. En resumen:
La profundidad del suelo depende de factores como la inclinación del terreno, que permite que el agua arrastre la tierra, y el tipo de roca que está debajo. Por ejemplo, la piedra caliza se desgasta más que la arenisca, produciendo más material para el suelo. Pero el factor más importante es el clima y el efecto del viento y el agua.
¿Qué es la textura del suelo?
La textura del suelo se define por la proporción de los diferentes tamaños de partículas que lo forman. Para suelos con partículas de tamaño similar, se usan varias clasificaciones internacionales. En orden creciente de tamaño, los tipos de suelos pueden ser: arcilla, limo, arena, grava, guijarros y bloques.
Dependiendo de cómo se mezclen los materiales de diferentes tamaños y de su grado de compactación, el suelo tendrá distintas características. Por ejemplo, su permeabilidad (cuánto deja pasar el agua), su capacidad de retener agua y su capacidad de usar desechos como abono para las plantas.
¿Qué nos dice el color del suelo?

El color del suelo no afecta cómo se comporta o usa el suelo. Sin embargo, puede indicar de qué está compuesto y dar pistas sobre las condiciones a las que está sometido. El suelo puede tener muchos colores: grises, negros, blancos, rojos, marrones, amarillos y verdes. Varias bandas horizontales de color en el suelo a menudo identifican una capa específica. El color del suelo se desarrolla y distribuye por el desgaste químico y biológico, especialmente por reacciones de reducción-oxidación. A medida que los minerales primarios de la roca madre se desgastan, los elementos se combinan en compuestos nuevos y coloridos. Las condiciones del suelo producen cambios de color uniformes o graduales. Los ambientes con menos oxígeno dan como resultado un flujo de color interrumpido con patrones complejos y manchas de color concentrado.
¿Cómo se clasifican los suelos?
Para nombrar los diferentes tipos de suelo que hay en el mundo, se han creado varias clasificaciones. Estas usan distintos criterios para agrupar los suelos. Las más usadas son:
- Clasificación climática o zonal: Se basa en las características de la zona climática donde se desarrolló el suelo. Considera factores como el clima y los seres vivos, especialmente la vegetación. Esta clasificación fue usada tradicionalmente por la Escuela Rusa.
- Clasificación genética: Toma en cuenta cómo y bajo qué condiciones se formó el suelo. Considera muchas más variables para la clasificación.
- Clasificación analítica (conocida como soil taxonomy): Define capas de diagnóstico y características de referencia. Es la establecida por la Escuela Americana.
Hoy en día, las clasificaciones más usadas se basan principalmente en el perfil del suelo, influenciado por el clima. Se dividen en dos partes: la zona climática y, dentro de cada zona, el grado de evolución. Dentro de esta, se pueden mencionar tres modelos principales de suelo:
- Podzol: Es un suelo típico de climas húmedos y fríos.
- Chernozem: Es un suelo característico de regiones con climas húmedos y veranos cálidos.
- Latosol o suelo laterítico: Es común en regiones tropicales con climas cálidos y húmedos, como Venezuela y en Argentina (Noreste, Provincia de Misiones, frontera con Brasil).
¿Qué es el suelo vegetal?

El suelo vegetal es aquel que tiene una cantidad de materia orgánica producida por los organismos autótrofos (como las plantas). Proporciona los elementos químicos necesarios para que crezcan las plantas, los animales y los seres humanos. Las plantas y algunos microorganismos autótrofos son los únicos seres vivos capaces de producir materia orgánica. Ellos toman dióxido de carbono del aire y del suelo, agua y sales minerales disueltas. Gracias a la luz solar y a la clorofila, transforman estas sustancias en materia orgánica. Esta materia es aprovechada por el resto de los seres vivos a través de las cadenas tróficas.
Cuando las plantas y los animales mueren, la materia orgánica regresa al suelo. Allí, los organismos descomponedores la transforman en sustancias simples que las plantas pueden usar de nuevo. Todo este proceso forma el suelo vegetal, que es la base de la actividad agrícola.
El suelo vegetal puede desgastarse si las plantas que crecen en él usan muchos de sus minerales.
Según su composición, el suelo vegetal puede ser arenoso, arcilloso, rocoso y orgánico.
Es la base de la alimentación de muchos animales del suelo, y con sus restos se forma el humus.
¿Por qué es importante el suelo?
El suelo es muy importante porque participa en el ciclo del agua y en los ciclos de los elementos. En él ocurren muchas de las transformaciones de energía y materia de todos los ecosistemas.
Además, como su regeneración es muy lenta, el suelo debe considerarse un recurso no renovable y cada vez más escaso. Esto se debe a que está sometido a constantes procesos de desgaste y destrucción, ya sea por causas naturales o por la acción de los seres humanos.
Año Internacional de los Suelos
La Asamblea General de la ONU declaró el 2015 como el Año Internacional de los Suelos. El objetivo fue aumentar la conciencia y la comprensión sobre la importancia del suelo para la seguridad alimentaria y para las funciones esenciales de los ecosistemas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) fue la encargada de llevar a cabo el Año Internacional de los Suelos 2015. Lo hizo en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo y en colaboración con los gobiernos.
Véase también
- Ciencia del suelo
- Edafología
- Pedología
- Suelo sulfatado ácido
- Suelo alcalino
- Suelo salino
- Expansividad de suelos
- Salud del suelo