Historia de Bulgaria para niños
La historia de Bulgaria es un viaje fascinante que comenzó en el siglo VII. Fue entonces cuando llegaron los protobúlgaros y fundaron el Primer Imperio búlgaro (681-1018). Este nuevo país fue reconocido en el año 681 por el Imperio bizantino.
Contenido
- Bulgaria antes de su fundación
- El Primer Imperio búlgaro
- El Segundo Imperio búlgaro
- Bajo el control otomano
- El despertar nacional de Bulgaria
- De la autonomía a la independencia
- Guerras y conflictos mundiales
- El período entre guerras mundiales
- Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial
- El período socialista
- Años recientes en Bulgaria
- Véase también
Bulgaria antes de su fundación
¿Quiénes vivieron en Bulgaria en la Prehistoria?
Mucho antes de que Bulgaria existiera como país, su territorio fue hogar de varias culturas antiguas. Durante el Neolítico (entre el 6000 y el 3000 a.C.), se desarrollaron culturas como la de Hamangia y la de Vinča. En la Edad del Cobre (5000 a.C.), floreció la cultura de Varna, y en la Edad del Bronce, la cultura de Ezero. La cronología de Karanovo es muy importante para entender la prehistoria de toda la región de los Balcanes.
Los primeros habitantes: Los tracios
El primer pueblo del que tenemos registros históricos en el territorio de la actual Bulgaria fueron los tracios. Eran un pueblo indoeuropeo que llegó a la zona alrededor del año 3500 a.C., procedentes de las estepas de Eurasia.
Influencias externas: Griegos y Romanos
Desde el siglo VII a.C., los griegos comenzaron a establecer colonias en la costa del mar Negro. Fundaron muchas ciudades que aún existen hoy, como Odeso (Varna), Mesembria (Nesebar), Anquíalo (Pomorie), Apolonia (Sozopol) y Agathopolis (Akhtopol). A mediados del siglo V a.C., se formó el primer estado tracio conocido, el reino odrisio, que luego se dividió en estados más pequeños.
Más tarde, Filipo II, rey de Macedonia (359-336 a.C.), conquistó los territorios tracios y la ciudad más grande de la región, Filipópolis (hoy Plovdiv). En el siglo siguiente, los celtas invadieron Bulgaria y mantuvieron un estado por unos setenta años, fundando asentamientos como Bononia (actual Vidin).
En el siglo I d.C., el territorio de Bulgaria fue parte del Imperio romano, dividido en las provincias de Tracia y Moesia. Los romanos fundaron ciudades importantes como Serdica (la actual capital, Sofía), Nicopolis (Nikopol) y Durostorum (Silistra). Cuando el Imperio romano se dividió, estas provincias pasaron a formar parte del Imperio romano de Oriente.
Desde el siglo III, estos territorios sufrieron invasiones de varios pueblos. Primero llegaron los godos y los hunos. Más tarde, los ávaros y los eslavos cruzaron el Danubio a principios del siglo VII. Finalmente, los protobúlgaros llegaron y, junto con los eslavos, formaron el primer estado búlgaro a finales del siglo VII. El nombre de Bulgaria proviene de este pueblo.
El Primer Imperio búlgaro
El Primer Imperio búlgaro (en búlgaro: българьско цѣсарьствиѥ, bŭlgarлsko cěsarĭstvije) se refiere a dos estados medievales sucesivos: el kanato búlgaro del Danubio (681-864) y el zarato búlgaro (864-1018). Estos estados fueron gobernados por una aristocracia protobúlgara de boyardos que inicialmente seguían el tengrismo. Reinaron a ambos lados del Bajo Danubio, sobre poblaciones eslavas, valacas, griegas, albanesas y otras que ya eran cristianas.
Los protobúlgaros eran un pueblo nómada y guerrero de Asia Central, relacionados con los hunos. De hecho, los primeros janes protobúlgaros decían ser descendientes del huno Atila. En la primera mitad del siglo VII, bajo el gobierno del kan Kubrat (632-665), formaron un reino al norte del mar Negro, conocido por los bizantinos como Magna Bulgaria. Después de la muerte de Kubrat, el kanato se dividió entre sus hijos. Ante la presión de los jázaros y sin seguir el consejo de su padre de permanecer unidos, se dispersaron. Batbayan, el mayor, se quedó a cargo del estado con una tercera parte de la población. Otra parte se movió hacia el este, a la unión de los ríos Volga y Kama, donde formarían el estado de la Bulgaria del Volga. Otro grupo, de entre 500.000 y 800.000 personas, bajo el mando del jan Asparukh, tercer hijo de Kubrat, se estableció en las tierras bajas de los ríos Danubio, Dniéster y Dniéper. Esto ocurrió mientras Constantinopla estaba siendo atacada por las tropas de Muawiya I, califa omeya de Damasco (674-678). Desde allí, los protobúlgaros atacaron las guarniciones bizantinas y realizaron frecuentes expediciones para obtener recursos.
Cuando el ataque a Constantinopla terminó en 680, el emperador bizantino Constantino IV (668-685) lanzó una expedición contra los protobúlgaros y sus aliados eslavos, forzándolos a refugiarse en un campamento fortificado. El emperador tuvo que dejar la campaña por problemas de salud, lo que desanimó a sus tropas y provocó deserciones. Los hombres de Asparukh rompieron el bloqueo y derrotaron a las tropas enemigas en la batalla de Ongala en 681. Después de la victoria, Asparukh avanzó rápidamente hacia el interior, conquistando las provincias bizantinas de Mesia y Escitia Menor (Dobruja), expandiendo su reino hasta el interior de la península balcánica. Constantino IV se vio obligado a pedir la paz y aceptar la existencia del nuevo estado búlgaro, pagándole un tributo anual para evitar más ataques. Por esta razón, el año 681 es considerado la fecha de nacimiento de la moderna Bulgaria.
El sucesor de Asparukh, Tervel (gobernó 700/701-718/721), estableció las fronteras y fortaleció la posición de Bulgaria en los Balcanes, convirtiéndola en una gran potencia militar. Bulgaria entró en un período de siglos de relaciones, a veces amistosas, pero en su mayoría hostiles, con el Imperio bizantino. Aunque se convirtió en el principal rival del Imperio bizantino en el norte, los búlgaros ayudaron a salvar Constantinopla, especialmente durante el segundo asedio árabe de la capital imperial (717-718). Rompieron el asedio y, tras derrotar a un ejército de 26.000 hombres, dispersaron a los atacantes, eliminando así la amenaza de una gran invasión árabe hacia Europa Central y Oriental. Constantinopla, por su parte, tuvo una fuerte influencia cultural, arquitectónica, religiosa y literaria en Bulgaria.
Krum (gobernó 802-814), después de la caída del kanato ávaro, comenzó en 804 a expandir su territorio hacia el noroeste, hacia la llanura panónica. Más tarde, los búlgaros detuvieron el avance de los pechenegos y los cumanos por el Danubio y lograron una victoria decisiva sobre los magiares en Budjak. Esto obligó a los magiares a establecerse permanentemente en la llanura de Panonia. Después de derrotar y matar al emperador bizantino Nicéforo I en la batalla de Pliska (811), Krum duplicó el tamaño del país. También creó el primer código civil escrito, válido para eslavos y protobúlgaros.
A finales del siglo IX y principios del X, el zar Simeón I (gobernó 893-927) logró varias victorias sobre los bizantinos. Su imperio alcanzó su máximo poder político y cultural. Su capital era Preslav, y su imperio se extendía desde el recodo del Danubio hasta el río Dniéper (en la actual Ucrania) y desde el mar Adriático hasta el mar Negro. A los bizantinos solo les quedaban las costas de las actuales Albania, Grecia y Tracia. Su plan, que estuvo a punto de lograr, era unir bajo su poder las monarquías búlgara y bizantina. Los bizantinos reconocieron a Simeón el título de «César» (en búlgaro: Tzar, es decir, 'emperador', de ahí el nombre de Primer «Imperio» búlgaro dado a su estado por los historiadores modernos). Después de la destrucción del ejército bizantino en la batalla de Anquialo en 917, una de las batallas más sangrientas de la Edad Media, los búlgaros sitiaron Constantinopla en 923 y 924.
Después de la muerte del zar Simeón I, el poder real se debilitó. Las luchas internas y los ataques de pueblos como croatas, magiares, pechenegos y serbios, junto con la expansión de la religión de los bogomilos, debilitaron al estado búlgaro. Esto llevó a invasiones consecutivas por parte del Rus de Kiev y Bizancio, que terminaron con la toma de la capital, Preslav, por el ejército bizantino. Bajo el mandato de Samuel (gobernó 997-1014), Bulgaria se recuperó un poco de estos ataques y logró vencer a Serbia, Bosnia y Doclea. Pero los bizantinos finalmente se recuperaron y en 1014, el emperador Basilio II, conocido como Bulgaróctonos («matador de búlgaros»), infligió una derrota aplastante a los búlgaros en la batalla del paso de Clidio. Samuel murió poco después de la batalla. En 1018, las últimas fortalezas de Bulgaria se habían rendido y el Primer Imperio búlgaro dejó de existir, siendo anexado al Imperio romano de Oriente. Bulgaria permanecería bajo el control de Constantinopla durante casi dos siglos, entre 1018 y 1185, cuando se fundaría el Segundo Imperio búlgaro.
Después de la adopción del cristianismo ortodoxo oriental en 864, tras la conversión del rey Boris I (gobernó 852-889), Bulgaria se convirtió, por un tiempo, en el centro cultural eslavo de Europa. Logró una mezcla brillante entre sus diferentes partes, adoptando el nombre de su nobleza fundadora (en búlgaro: България y en griego: Βουλγαρία, Bulgaria, nombre oficial del estado desde su fundación), la lengua de la mayoría eslava de sus súbditos y la fe cristiana del rito griego. Esta fue una mezcla del tengrianismo y la mitología eslava que dio origen a un cristianismo nacional. La adopción de la nueva fe también implicó el uso del eslavo como lengua litúrgica y luego en la administración. La invención de dos nuevos alfabetos derivados del alfabeto griego adaptados a las lenguas eslavas, el glagolítico y el cirílico —desarrollado en las escuelas literarias de Preslav y Ohrid— ayudó a que el antiguo búlgaro se convirtiera en la lingua franca de Europa oriental y a que la literatura búlgara pronto se extendiera por el norte. La cristianización y la eslavización dieron al Imperio búlgaro una mayor influencia. En 927, el Patriarcado de Bulgaria, totalmente independiente, fue reconocido oficialmente. Más tarde, como una reacción contra las influencias bizantinas en la iglesia, la influyente secta de los bogomilos surgió en Bulgaria a mediados del siglo X.
El Segundo Imperio búlgaro
Aunque los búlgaros se rebelaron varias veces contra el control de Bizancio en el siglo XI, ninguna de estas revueltas tuvo éxito. Sin embargo, en el siglo XII, aprovechando que el Imperio bizantino estaba debilitado por sus conflictos con serbios y húngaros, estalló una rebelión liderada por los hermanos Petar y Asen. Petar fue proclamado zar "de los búlgaros, los griegos y los valacos". Así nació el Segundo Imperio búlgaro (1185-1396). Su dominio se extendió por todos los territorios entre el Danubio, el mar Negro y la cordillera de Stara Planina, incluyendo parte de Macedonia oriental y el valle del Morava.
Bajo Iván Asen II (1218-1241), el estado búlgaro se expandió hasta los mares Adriático y Egeo. Controlaba directamente Valaquia (en la actual Rumania), Moldavia, Macedonia, las Ródope y Tracia. La fuerza de los estados de Hungría y Serbia impidió un mayor crecimiento del imperio.
Con Iván Asen II como zar, el Imperio ocupó Albania y Belgrado. Bulgaria se separó de la Iglesia de Constantinopla y creó el Patriarcado Ortodoxo de Bulgaria. Iván Asen II fue un gobernante justo y amable. A pesar de la ruptura con Roma, estableció buenas relaciones, especialmente comerciales, con Venecia y Génova.
Durante el siglo XIV, Bulgaria se debilitó y se dividió en pequeños feudos. Esto la convirtió en una presa fácil para los nuevos invasores, los turcos otomanos, que habían llegado a Europa en 1354. En 1362, conquistaron Plovdiv, y en 1382, Sofía. En 1396, los otomanos pusieron fin al Segundo Imperio búlgaro y sometieron completamente el país.
Bajo el control otomano
Desde finales del siglo XIV hasta finales del siglo XVIII, Bulgaria no existió como un estado independiente. En 1393, el patriarcado de la Iglesia de Bulgaria fue suprimido y quedó bajo el control directo del Patriarca de Constantinopla. Esto hizo que la Iglesia búlgara adoptara costumbres griegas y dejara de usar el eslavón en sus ceremonias. La nobleza búlgara que sobrevivió a la conquista fue enviada a Anatolia o se convirtió al islam. Sin embargo, la mayoría de los campesinos búlgaros mantuvieron su religión cristiana ortodoxa, excepto en el suroeste del país, donde se concentró una minoría de conversos musulmanes, conocidos como pomacos.
Los turcos establecieron su administración en las principales ciudades de todo el país. Los otomanos convirtieron a Bulgaria en el beylicato de Rumili, gobernado por un beylerbey que vivía en Sofía. Este territorio, que incluía Moesia, Tracia y Macedonia, se dividió en varios sanjacados, cada uno gobernado por un sanjaco que dependía del beylerbey. Una parte importante de la tierra conquistada fue entregada a los seguidores del sultán, quienes crearon feudos que dependían directamente del gobernante.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, Rusia comenzó a intervenir activamente en los Balcanes, presionando al Imperio otomano en sus fronteras y rompiendo el aislamiento de los búlgaros. Durante la guerra de 1768, los rusos cruzaron Moldavia y Valaquia y entraron en Bulgaria, donde lograron una victoria militar en Chumla, obligando a los turcos a firmar la paz. El tratado de Küçük-Kaynarca permitió a Rusia proteger a los cristianos ortodoxos del Imperio otomano, lo que se convirtió en una excusa para futuras intervenciones rusas en los Balcanes. En 1829, la rebelión de los griegos llevó a los rusos a ocupar gran parte de Bulgaria y conquistar Adrianópolis. El tratado de paz permitió a los rusos establecer un protectorado sobre Moldavia y Valaquia. Sin embargo, los búlgaros permanecieron bajo control otomano, aunque la invasión rusa impulsó el despertar nacionalista en los Balcanes.
Durante esta época, la clase media búlgara, formada principalmente por comerciantes y artesanos, abrió las primeras escuelas y publicó los primeros libros en lengua búlgara. Debido a la presión popular, la Iglesia recuperó la liturgia en eslavón. Contra la voluntad del Patriarca de Constantinopla, el sultán otomano aceptó en 1870 la creación de un patriarcado búlgaro independiente. A pesar de estas concesiones, la tensión nacionalista siguió aumentando. La llegada de muchos refugiados musulmanes de territorios conquistados por Rusia (tártaros de Crimea y circasianos del Cáucaso) causó un creciente descontento, mientras los nacionalistas búlgaros empezaban a organizarse en Bucarest.
El despertar nacional de Bulgaria
Bajo la influencia de ideas como el liberalismo y el nacionalismo, a principios del siglo XIX, el nacionalismo búlgaro comenzó a despertar. La rebelión griega contra los otomanos en 1821 tuvo una gran influencia en la difusión de estas nuevas ideas entre los búlgaros educados. Sin embargo, también había un fuerte descontento por el control griego de la Iglesia Búlgara. De hecho, los primeros sentimientos nacionalistas búlgaros se enfocaron en crear una iglesia búlgara independiente. Esta lucha finalmente tuvo éxito en 1870, cuando, por un decreto del sultán otomano, se estableció el exarcado ortodoxo búlgaro. Antim I, el primer exarca, se convirtió en el líder natural de la nación que estaba naciendo. El Patriarca de Constantinopla respondió a la creación del exarcado con un decreto de excomunión, lo que fortaleció aún más el sentimiento nacionalista búlgaro.
En abril de 1876, el Comité Revolucionario Secreto Búlgaro, con sede en Bucarest, organizó un levantamiento, conocido como Sublevación de abril. La revuelta fue reprimida con crueldad por las autoridades otomanas, tanto por el ejército regular como por las tropas irregulares de los basi-bozuk. Muchas aldeas fueron saqueadas y las víctimas de la represión se contaron por decenas de miles, especialmente en las ciudades rebeldes de Batak, Perushtitsa y Bratsigovo, en la región de Plovdiv. Las masacres provocaron la reacción de la opinión pública y la diplomacia europeas. Por ejemplo, el británico William Gladstone inició una campaña contra los "horrores búlgaros". También fue la causa de la intervención de Rusia, que usó las matanzas de eslavos como pretexto para declarar la guerra ruso-turca (1877-1878) en abril de 1877. En la guerra también participaron el Ejército rumano y tropas de voluntarios búlgaros. La guerra terminó con la completa derrota de Turquía.
De la autonomía a la independencia

La rebelión contra el Imperio otomano que comenzó en Bosnia en 1875 se extendió a Bulgaria al año siguiente. Los turcos respondieron con una represión brutal, en la que participaron los bashibozuks, quienes realizaron muchas masacres y devastaron el país. Otros países europeos se indignaron y denunciaron la brutalidad y los “horrores búlgaros”. Como el sultán se negó a dar autonomía a Bulgaria, Rusia declaró la guerra en 1877 e invadió el país con el apoyo de los rumanos y una legión búlgara. En enero de 1878, los ejércitos rusos llegaron a las puertas de Constantinopla.
El Tratado de San Stefano (3 de marzo de 1878) estableció la creación de un gran principado autónomo de Bulgaria y la desintegración de los territorios europeos del Imperio otomano. Austria y Gran Bretaña temían que se rompiera el equilibrio en los Balcanes. En el Congreso de Berlín (julio de 1878), impusieron a Rusia un tratado que mantuvo el equilibrio a costa de las aspiraciones nacionales búlgaras: el principado autónomo de Bulgaria se mantuvo, pero muy reducido.
Aunque el Tratado de San Stefano nunca se hizo realidad más allá del papel, se convirtió en un símbolo para los nacionalistas búlgaros, porque recordaba al antiguo reino de Simeón I. En las décadas siguientes, Bulgaria logró nombrar obispos búlgaros en Macedonia (que estaba bajo control otomano en esa época).
En 1879, una asamblea constituyente reunida en la ciudad de Tarnovo adoptó una constitución para Bulgaria (muy democrática para la época, pero que apenas se aplicó) y eligió como príncipe a Alejandro de Battenberg, sobrino de la zarina de Rusia. En la provincia de Rumelia Oriental, las potencias europeas redactaron los estatutos orgánicos del Congreso de Berlín y se nombró un gobernador en representación del sultán otomano, que fue aceptado por la asamblea.
Las ambiciones nacionalistas no se conformaron con la autonomía y se extendieron a los territorios búlgaros que aún estaban bajo el Imperio otomano. En 1885, el Ejército de Bulgaria ocupó la provincia de Rumelia Oriental. Al mismo tiempo, estalló la guerra contra Serbia, de la que los búlgaros salieron victoriosos. Poco después, el rey Alejandro I destituyó a sus ministros rusos, lo que provocó la intervención de Rusia en defensa de su influencia. Los rusos organizaron un complot militar contra el rey búlgaro. A pesar del apoyo de los nacionalistas, Alejandro I fue obligado a renunciar debido a una conspiración organizada por el Gobierno de Rusia. Stefan Stambolov tomó el poder y la asamblea búlgara eligió en 1887 un nuevo príncipe: Fernando de Sajonia-Coburgo, quien en 1894 logró la caída de Stambolov, que había establecido una dictadura (y que fue asesinado en 1895). El 22 de septiembre de 1908, con el apoyo del emperador de Austria-Hungría, Fernando I proclamó en Tarnovo la independencia de Bulgaria y tomó el título de zar.
Guerras y conflictos mundiales
Las Guerras de los Balcanes
Bulgaria se alió con Serbia en febrero de 1912 y con Grecia en marzo, declarando la guerra al Imperio otomano en octubre. La ciudad de Adrianópolis cayó en marzo de 1913 y el Imperio otomano se rindió. Por el Tratado de Londres (30 de mayo de 1913), los turcos abandonaron casi todos los territorios europeos al oeste de Adrianópolis. El reparto de los territorios entre las tres naciones vencedoras terminó en un desacuerdo que provocó una nueva guerra. Los búlgaros, que se habían expandido hacia el este, reclamaron el territorio de Macedonia, que había sido conquistada por los serbios durante la guerra.
El 23 de junio de 1913, Fernando I atacó a serbios y griegos sin una declaración de guerra. Sin embargo, la segunda Guerra de los Balcanes fue un desastre para Bulgaria porque Rumania y el Imperio otomano también participaron contra los búlgaros. Por el Tratado de Bucarest (10 de agosto de 1913), Bulgaria obtuvo una parte de Tracia al sur que le dio acceso al mar Egeo, pero tuvo que ceder Dobrudja del sur a Rumania, mientras que Serbia mantuvo el territorio disputado de Macedonia. Por el Tratado de Constantinopla, Bulgaria también tuvo que devolver Adrianópolis y Tracia Oriental al Imperio otomano.
Bulgaria en la Primera Guerra Mundial
El asesinato del archiduque Fernando en Sarajevo en 1914 provocó la ruptura de relaciones entre Austria-Hungría y Serbia. Esto puso en marcha las alianzas diplomáticas y militares que se habían formado en las décadas anteriores entre los Imperios Centrales (Austria-Hungría y Alemania) y sus aliados, contra la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia) y sus aliados.
Después de algunas dudas, Bulgaria se alió en septiembre de 1915 con el Imperio de Austria-Hungría y declaró la guerra a Serbia el 14 de octubre. Atrapado por austriacos, húngaros y búlgaros, el Ejército serbio se retiró hacia el mar a través de Albania. Los ejércitos de Bulgaria ocuparon el territorio de Macedonia y se enfrentaron a los ejércitos Aliados que habían desembarcado en Salónica el 5 de octubre. Así se formó el frente de oriente, establecido en la frontera norte de Grecia. Cuando Rumania entró en guerra a favor de la Triple Entente en agosto de 1916, Bulgaria y los Imperios Centrales contraatacaron y ocuparon el reino rumano en pocos meses. Bulgaria se apoderó del territorio de Dobruja meridional, cedido en 1913.
Sin embargo, poco a poco, y especialmente después de la intervención de Estados Unidos, la Primera Guerra Mundial se inclinó a favor de los Aliados occidentales. La ruptura del frente de oriente el 18 de septiembre de 1918 obligó a Bulgaria a firmar un armisticio el 29. El 3 de octubre, el rey Fernando I renunció a su cargo en favor de su hijo Boris III.
El período entre guerras mundiales
Por el Tratado de Neuilly (27 de noviembre de 1919), Bulgaria tuvo que devolver el territorio de la Dobrudja del sur a Rumania. Serbia recuperó Macedonia y se anexó varios territorios búlgaros en la frontera occidental del país. Grecia conquistó la Tracia Occidental y dejó a Bulgaria sin acceso al mar Egeo. En 1923, Grecia expulsó de los territorios conquistados a unos 250.000 búlgaros y los reemplazó con refugiados griegos que llegaron de Asia Menor después de la desintegración del Imperio Otomano.
Durante el período entre las dos guerras mundiales, Bulgaria vivió un tiempo político muy agitado. Alejandro Stamboliski estableció un gobierno campesino, pero fue destituido y asesinado en 1923. Poco después, estalló una rebelión comunista, que fue duramente reprimida por el Gobierno. En los años siguientes, el terrorismo político y la inestabilidad marcaron el período. Surgieron los komitadjis, liderados por Mijailov, que venían de la ORIM (Organización Revolucionaria Interior de Macedonia, creada a finales del siglo XIX). Estos grupos imitaban a otros movimientos nacionalistas. En 1934, un agente de la ORIM, al servicio de grupos croatas, asesinó al rey Alejandro I de Yugoslavia en Marsella. El mismo año, oficiales búlgaros organizaron un golpe de estado, proclamando una dictadura personal en 1935 bajo la figura del rey Boris III, quien mostró simpatía por el gobierno de Adolf Hitler en Alemania.
Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial

Después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1940, Alemania y la Unión Soviética presionaron al gobierno de Rumania, que tuvo que ceder territorios a Hungría y la URSS. Bulgaria se unió a la presión diplomática y reclamó la devolución de Dobrudja del Sur, que obtuvo por los Acuerdos de Craiova el 7 de septiembre. En marzo de 1941, Bulgaria se unió a los aliados de Alemania y participó en el reparto de Yugoslavia y Grecia. Gracias a sus alianzas, Bulgaria obtuvo una gran parte de Macedonia, territorios serbios y Tracia. El gobierno búlgaro se esforzó por ganarse la simpatía de los macedonios e integrarlos. En cambio, cerca de cien mil griegos fueron expulsados de Tracia y reemplazados por búlgaros (en respuesta a las expulsiones realizadas por los griegos en 1923). Sin embargo, a pesar de sus alianzas, Boris III se resistía a participar junto a los alemanes en la guerra contra la URSS y a entregar a los judíos de Bulgaria a las autoridades nazis. En agosto de 1943, murió repentinamente, con sospechas de haber sido asesinado. Su sucesor, Simeón II, solo tenía seis años y quedó bajo la tutela de políticos al servicio de los alemanes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las operaciones de la guerrilla antifascista del Frente de la Patria (del cual formaba parte el Partido Comunista de Bulgaria) aumentaron, al igual que la represión política del gobierno.
El período socialista
A medida que la guerra se volvía en contra de Alemania y sus aliados, los líderes búlgaros en 1944 buscaron acuerdos con los Aliados occidentales ante el avance de los ejércitos soviéticos. Sin embargo, era demasiado tarde. El 5 de septiembre, la Unión Soviética, cuyas tropas ya habían llegado a Rumania, declaró la guerra a Bulgaria y la anexó a su territorio. El gobierno búlgaro se rindió a los pocos días, y el nuevo gobierno apoyado por los soviéticos declaró la guerra a Alemania y evacuó sus tropas de Grecia y Yugoslavia. El 16 de septiembre, los ejércitos soviéticos entraron en Sofía (y permanecerían en el país hasta finales de 1947). El 28 de octubre se firmó la paz con Moscú. El 9 de septiembre, una revolución llevó al gobierno al Frente de la Patria. Tras la abolición de la monarquía por un referéndum (en el cual el 93% de los votantes se opuso), se proclamó la República Popular de Bulgaria el 15 de septiembre de 1946. Con el apoyo soviético y por el Tratado de París de 1947, Bulgaria tuvo que devolver Macedonia y los territorios serbios a Yugoslavia y Tracia a Grecia, aunque logró retener Dobrudja del Sur.
A partir de 1947, los comunistas iniciaron varios juicios para eliminar a los líderes políticos anticomunistas, entre ellos Nikolái Petkov, líder del partido campesino. Valko Chervenkov, líder de la facción estalinista, tomó el poder y el liderazgo, y en los años siguientes delegaría sus responsabilidades en su sucesor Todor Zhivkov.
Años recientes en Bulgaria
Con el inicio de la política de reformas (perestroika) de Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética, los gobiernos de Europa del Este se fueron debilitando y cayendo uno tras otro, y Bulgaria no fue una excepción. Pronto comenzaron las primeras manifestaciones contra el Gobierno de Sofía.
En noviembre de 1989, Todor Zhivkov fue destituido de todos sus cargos y acusado de corrupción (tres años más tarde sería condenado a siete años de prisión). Ante la desintegración de la URSS y la crisis del socialismo real en toda su área de influencia, su sucesor, Petar Mladenov, transformó el Partido Comunista de Bulgaria en un Partido Socialista. Con la colaboración y el acuerdo de otras facciones políticas, reformó el país para que fuera multipartidista. En las elecciones de junio de 1990, los socialistas obtuvieron 211 escaños de los 400 de la nueva asamblea nacional. Sin embargo, debido a la presión popular, los antiguos comunistas compartieron el poder con la oposición, liderada por la Unión de las Fuerzas Democráticas (UFD). En julio de 1991, el Parlamento elegido adoptó una nueva Constitución. Las elecciones legislativas de 1991 dieron 110 escaños a la UFD, 106 al Partido Socialista y 24 al Movimiento de los derechos y libertades de turcos y pomacos (búlgaros musulmanes). Jeliou Gelev, líder de la UFD, fue elegido presidente de la República de Bulgaria por voto popular en enero de 1992.
Como otros antiguos países socialistas de Europa Oriental, Bulgaria encontró que la transición al capitalismo fue más difícil de lo esperado. El gobierno de la UFD privatizó la tierra y las empresas estatales, pero las medidas económicas provocaron un aumento del desempleo y falta de competitividad. Los socialistas aprovecharon el descontento y en 1995 el socialista Zhan Videnov ganó las elecciones. Sin embargo, el nuevo gobierno no pudo frenar la crisis económica y la inflación se disparó. La incompetencia gubernamental provocó la quiebra de la mayoría de los bancos búlgaros.
En 1996 fue elegido presidente Pétar Stoyanov, de la UFD, aunque el gobierno siguió en manos de los socialistas durante un tiempo, hasta que finalmente colapsó en 1997. Se formó un nuevo gobierno de la UFD dirigido por Ivan Kostov, que contaba con un fuerte apoyo de la población. Sin embargo, este apoyo se desvaneció ante los sucesivos escándalos y su incapacidad para hacer frente a los problemas del país. Los búlgaros estaban insatisfechos con la ineficacia de sus políticos.
Esta crisis económica y política fue aprovechada por el último zar, Simeón II, que había regresado en 1996 al país, después de haberlo abandonado en 1946 con solo nueve años. Con 59 años, era un exitoso empresario que adoptó el nombre civil de Simeón Saxkoburggotski (la pronunciación búlgara de su apellido real Sajonia-Coburgo-Gotha) y formó su propio partido, el Movimiento Nacional Simeón II (MNS), que ganaría las elecciones de 2001.
En las elecciones celebradas en junio de 2005, se impuso Sergei Stanishev, del Partido Socialista, al obtener el 31% de los votos. Su principal opositor, Simeón Saxkoburggotski (anterior primer ministro), obtuvo el 20% de los votos, mientras que el Movimiento de la Minoría Turca obtuvo el 12%. No obstante, estas tres fuerzas políticas formaron un gobierno de coalición.
Bulgaria se convirtió en miembro de la OTAN en 2004 y de la Unión Europea en 2007. En las elecciones parlamentarias de 2009, el partido de centroderecha de Bojko Borisov, Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria, obtuvo aproximadamente el 40% de los votos.
En 2010, Bulgaria ocupó el puesto 32 (entre Grecia y Lituania) entre 181 países en el Índice de Globalización. El gobierno respeta la libertad de expresión y de prensa (a partir de 2015), pero muchos medios de comunicación dependen de grandes anunciantes y propietarios con intereses políticos. Encuestas realizadas siete años después de la adhesión del país a la UE encontraron que solo el 15% de los búlgaros sentían que se habían beneficiado personalmente de la membresía.
Véase también
En inglés: History of Bulgaria Facts for Kids