Francisco Pi y Margall para niños
Datos para niños Francisco Pi y Margall |
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Fotografiado en 1901
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![]() Presidente del Poder Ejecutivo de la República Española |
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11 de junio de 1873-18 de julio de 1873 | ||
Predecesor | Estanislao Figueras | |
Sucesor | Nicolás Salmerón | |
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![]() Ministro de Gobernación de España |
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12 de febrero de 1873-18 de julio de 1873 | ||
Presidente | Estanislao Figueras | |
Predecesor | Manuel Ruiz Zorrilla | |
Sucesor | Eleuterio Maisonnave | |
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![]() Diputado en Cortes por Barcelona, Valencia, Sabadell, Madrid, Tarragona y Figueras |
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17 de junio de 1886-29 de noviembre de 1901 | ||
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![]() Diputado en Cortes por Barcelona |
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19 de febrero de 1869-8 de enero de 1874 | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 29 de abril de 1824 Barcelona (España) |
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Fallecimiento | 29 de noviembre de 1901 Madrid (España) |
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Sepultura | Cementerio Civil de Madrid | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Padres | Francisco Pi Teresa Margall |
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Cónyuge | Petra Arsuaga | |
Hijos | Francisco, Joaquín y Dolores | |
Educación | ||
Educado en | Universidad de Barcelona | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político, periodista, historiador, jurista, escritor y filósofo | |
Partido político | Partido Democrático Partido Federal |
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Firma | ||
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Francisco Pi y Margall (nacido en Barcelona el 29 de abril de 1824 y fallecido en Madrid el 29 de noviembre de 1901) fue un importante político, escritor e historiador español. Su forma de pensar se basaba en la idea de una república federal, y llegó a ser presidente de la Primera República Española.
Pi y Margall estudió Derecho y creía firmemente en un modelo de Estado donde las regiones tuvieran mucha autonomía. Se oponía a la monarquía y participó activamente en movimientos para cambiar el sistema de gobierno. Por ello, sufrió censura, estuvo en prisión y tuvo que exiliarse.
Después de la Revolución Gloriosa, fue elegido diputado y lideró el Partido Federal. También fue ministro de Gobernación con Estanislao Figueras. Cuando Figueras renunció, las Cortes lo eligieron presidente el 11 de junio de 1873. Durante su corto mandato, de poco más de un mes, intentó impulsar una nueva Constitución Federal. Tuvo que dimitir el 18 de julio de 1873 debido a los conflictos de la época, como la Tercera Guerra Carlista y la Revolución Cantonal.
Como pensador, se dedicó a la historia, la filosofía y el arte. Es considerado una figura clave del pensamiento avanzado en la segunda mitad del siglo XIX. Escribió muchas obras y fue director de varios periódicos. Su honestidad y dedicación a sus principios políticos lo convirtieron en un ejemplo de la tradición democrática española. Fue padre de Francisco Pi y Arsuaga y Joaquín Pi y Arsuaga, quienes también fueron políticos.
Contenido
Los primeros años de Francisco Pi y Margall
Infancia y estudios
Francisco Pi y Margall nació el 29 de abril de 1824 en Barcelona. Su padre era tejedor. Desde muy joven mostró una gran inteligencia y deseo de aprender. A los siete años, ingresó en un seminario. En esa misma época nació su hermano, Joaquín Pi y Margall, quien se dedicó al grabado y el dibujo.
En aquellos tiempos, una de las pocas maneras para que los hijos de familias humildes pudieran estudiar era ser aceptados en los seminarios. Allí aprendían latín y teología. Después del seminario, a los diecisiete años, Francisco Pi y Margall entró en la Universidad de Barcelona. Completó sus estudios de Filosofía y luego empezó la carrera de Leyes. Pagaba sus estudios dando clases particulares.
Desde niño le encantaba la literatura. Desarrolló esta pasión colaborando con escritores románticos catalanes, como Manuel Milá y Fontanals y Pablo Piferrer.
Entre 1842 y 1846, se publicó por partes "Cataluña", el primer volumen de España: obra pintoresca en láminas. Esta era una gran obra ilustrada con textos de Pi y Margall, que quería mostrar todas las regiones de España. En 1842, Barcelona se rebeló contra el gobierno de Espartero, lo que llevó al bombardeo de la ciudad desde la fortaleza de Montjuich.
En Madrid: un hombre de letras
En 1847, Pi y Margall se mudó a Madrid. Allí obtuvo su doctorado en Derecho a los veinticuatro años. Se mantuvo dando clases y escribiendo artículos. También hizo crítica de teatro en el diario El Correo y trabajó como publicista en un banco. Pronto dejó el diario, que cerró por la publicación de algunos artículos de Pi y Margall sobre catolicismo, historia y economía política que causaron polémica.
En 1849, ya mostraba sus ideas políticas al criticar el sistema de partidos de la España de Isabel II. Creía que los partidos de entonces (Unión Liberal, Partido Moderado y Partido Progresista) impedían la llegada de una verdadera democracia.
Cuando su amigo Piferrer falleció, Pi y Margall se encargó de Recuerdos y bellezas de España. Esta obra tenía grabados de paisajes españoles. Terminó el volumen de Cataluña y empezó el de Andalucía, viajando allí varias veces. En 1851, empezó la Historia de la pintura, pero fue prohibida por supuestos ataques al cristianismo. Los obispos y arzobispos presionaron al gobierno para que la obra fuera retirada. Pi y Margall y el editor se salvaron de los tribunales porque la denuncia fue presentada fuera de plazo. Tuvo que dejar de escribir para Recuerdos y bellezas de España y no pudo publicar el material que había preparado. Sus artículos en periódicos tuvieron que aparecer con seudónimo. Ese mismo año, sus Estudios sobre la Edad Media también fueron prohibidos por la Iglesia católica española y no se publicaron hasta 1873.
Su familia
En 1854, después de la Vicalvarada, Pi y Margall intentó evitar ser detenido refugiándose en Vergara (Guipúzcoa). Allí estudió el País Vasco, y sus ideas se publicaron en El Museo Universal con el título Historias y costumbres del pueblo vasco. En Vergara conoció a Petra Arsuaga Goicoechea, con quien se casó el 22 de junio de 1854. Tuvieron varios hijos, pero solo tres vivieron: Francisco, quien fue diputado varias veces; Joaquín, que ayudó a editar las obras de su padre; y su hija Dolores.
Su vida política
En 1848, Pi y Margall se unió al Partido Democrático. En 1854, dejó de dedicarse solo a las letras para centrarse en la política. En pocos años, se hizo conocido en el partido y ganó popularidad entre sus compañeros y otros políticos de izquierda.
Participó en la Revolución de 1854. Escribió una proclama radical que no fue aceptada por la Junta revolucionaria. También publicó el folleto El eco de la revolución, donde pedía que el pueblo se armara y que se convocaran Cortes Constituyentes por sufragio universal. Quería que se establecieran libertades como la de prensa, conciencia, enseñanza, reunión y asociación. Como estas ideas eran muy avanzadas para la época, estuvo un tiempo en prisión.

Ese mismo año, expuso sus ideas políticas en La reacción y la revolución. En esta obra, criticaba la monarquía y el cristianismo, y proponía una revolución democrática basada en el participación popular. Aunque la obra ya contenía ideas federalistas, su punto principal era la libertad y la soberanía individual, que consideraba más importantes que la soberanía popular.
Durante el Bienio Progresista, el pueblo de Barcelona propuso a Pi y Margall como candidato a diputado en las Cortes de 1854, pero no fue elegido. En la segunda vuelta, perdió por pocos votos ante el general Prim. Sus diferencias con los progresistas y con una parte de su propio partido se hicieron más grandes. A medida que su actividad política y su prestigio crecían, recibía críticas por ser "inflexible" o "doctrinario", lo que afectó su influencia política. Sus ideas eran cada vez más diferentes a las de la mayoría, ya que criticaba mucho el centralismo y la situación social.
En 1856, fundó la revista La Razón, pero el gobierno la cerró. Después, se retiró a vivir a Vergara. Regresó para trabajar en La Discusión (1857), periódico del que llegó a ser director en 1864. Allí escribió artículos importantes sobre los problemas sociales en España, como "Las clases jornaleras", "El socialismo" o "La democracia y el trabajo". Pi y Margall se relacionó con organizaciones de trabajadores, dio conferencias y redactó documentos. Empezó a dar clases de política y economía en una habitación de la calle Desengaño, donde tenía su despacho de abogado desde 1859. La cantidad de jóvenes, trabajadores e intelectuales que asistían a sus clases creció tanto que llenaban los pasillos. En estas clases y conferencias, hasta que el gobierno las prohibió, se empezaron a exponer las bases republicanas.
En esa época, tuvo una discusión con Castelar sobre si la democracia debía ser individualista o basada en la comunidad. Pi y Margall defendía la segunda opción. Esto hizo que la mayoría del partido, liderada por José María Orense, negara públicamente que los que apoyaban las ideas de comunidad fueran demócratas. Pi y Margall respondió con la Declaración de los Treinta, donde treinta firmantes del partido decían que ambas tendencias eran demócratas. Finalmente, Pi y Margall renunció a su puesto de director a los seis meses.
El exilio de Pi y Margall
Huida a Francia
Desde 1864, Pi y Margall participó en planes contra la monarquía. Los intentos fallidos de Prim para que Isabel II llamara al gobierno a los progresistas terminaron con la sublevación del cuartel de San Gil y el fusilamiento de muchos sargentos.
Narváez, desde el gobierno, inició una fuerte represión. La mayoría de los demócratas y progresistas tuvieron que huir a Francia para estar seguros. La noche del 2 de agosto, la policía asaltó la casa de Pi y Margall. Por suerte, alguien le había avisado y pudo escapar. Se escondió unos días hasta que pudo huir a Francia y llegar a París. Esto le impidió participar en la Revolución de 1868.
Un tiempo para pensar
Su estancia en París le permitió conocer mejor las ideas de Proudhon, de quien ya conocía su Filosofía de la miseria. Esto influyó mucho en su pensamiento. Tradujo al español El principio federativo y La filosofía del progreso. Esto reforzó sus ideas federalistas.
Mientras trabajaba como abogado, Pi y Margall aprovechó este tiempo para contactar con grupos de pensadores que seguían las ideas de Auguste Comte. Esto le ayudó a mejorar su forma de pensar y a desarrollar su ideología, que se basaba en eliminar la autoridad para reemplazarla por un acuerdo libre que formara una federación.
La situación en España
En septiembre de 1868, el almirante Topete inició una rebelión en Cádiz. Prim se unió desde Gibraltar, y los generales que estaban confinados en Canarias también se sumaron. Las guarniciones militares se unieron a la rebelión. Prim, en la fragata Zaragoza, iba ganando para la revolución, una tras otra, todas las capitales costeras del Mediterráneo. González Bravo dimitió, y la reina Isabel II nombró presidente del gobierno al general José Gutiérrez de la Concha. El ejército leal a la monarquía, al mando del general Pavía, fue derrotado en la batalla del puente de Alcolea por las fuerzas del general Serrano. El 30 de septiembre, Isabel II y su corte salieron de San Sebastián y cruzaron la frontera francesa. Sin embargo, Pi y Margall no regresó a España y decidió quedarse en París. Desconfiaba de los generales y pensaba que el nuevo gobierno tampoco haría los cambios importantes que el país necesitaba.
La revolución democrática
Como diputado
Con la revolución de La Gloriosa, Pi y Margall decidió volver de su exilio en París. El Gobierno provisional estableció las libertades básicas. El 18 de diciembre de 1868, por primera vez en España, se celebraron elecciones municipales con sufragio universal. Luego, en enero, se celebrarían las elecciones a Cortes.
El Partido Democrático se dividió en dos: los que apoyaban una monarquía democrática y los que querían una república federal. Pi y Margall, sin haber participado en la campaña electoral, fue uno de los 85 republicanos que consiguió ser diputado. Con la división del partido, surgió el Partido Republicano Democrático Federal, donde Pi y Margall se destacó entre la minoría republicana.
Pi y Margall nunca quiso apoyar a los monárquicos, por eso se opuso a la Constitución de 1869. Pero con 214 votos a favor y 55 en contra, la constitución, que era monárquica-democrática, fue aprobada en las Cortes. Se decidió buscar un nuevo rey para España. Los republicanos, que no querían la monarquía, viajaron por toda España hablando en contra de ella y presentando la idea de una república federal. Pi y Margall se convirtió poco a poco en el líder político e intelectual del republicanismo español.
Los republicanos empezaron a molestar al general Prim, quien buscaba un nuevo rey. Por eso, Prim ofreció a Castelar y a Pi y Margall los cargos de ministros de Hacienda y Fomento. Pero fue un intento inútil de controlar el movimiento republicano, que ya no tenía vuelta atrás. Mientras tanto, Pi y Margall había ganado mucha popularidad en su partido, lo que lo llevó a dirigirlo a partir de 1870. No era una posición fácil, ya que el republicanismo estaba muy dividido, con sectores más radicales y otros más moderados que querían colaborar con la nueva situación.
Sin embargo, el programa de Pi y Margall era claro y se resumía en estos puntos:
- La república federal como forma de gobierno, en lugar de cualquier tipo de monarquía o república unitaria.
- Un plan de cambios sociales basado en un sistema de mejoras sociales y democráticas.
- Defender la vía legal y rechazar las rebeliones, lo que lo enfrentó al cantonalismo.
- Organizar un partido republicano único para toda España, con un solo programa y disciplina política.
Después de que Pi y Margall rechazara el nombramiento de Amadeo de Saboya, su partido entró en una época difícil. Sus seguidores debían posicionarse políticamente en un punto centralista que el Partido Republicano Democrático Federal no podía ocupar por su propia definición.
Ministro de Gobernación
El 11 de febrero de 1873, después de que Amadeo de Saboya renunciara al trono de España, la Asamblea Nacional proclamó la Primera República.
Durante el primer gobierno de la República, dirigido por Estanislao Figueras, Pi y Margall fue nombrado ministro de Gobernación. Desde este puesto, evitó un intento de golpe de Estado contra el presidente. Durante su mandato, también tuvo que organizar las elecciones que Figueras convocó debido a los conflictos políticos y la falta de avances en el parlamento. Pi y Margall organizó unas elecciones muy limpias. Además, en medio de los muchos problemas de España, Pi y Margall no olvidó sus preocupaciones sociales. En un discurso a las Cortes el 13 de junio de 1873, presentó un plan de reformas que incluían: limitar el trabajo de niños y mujeres, crear jurados mixtos y vender bienes del Estado para ayudar a las clases trabajadoras.
El primer gobierno republicano fue muy débil y duró poco tiempo (del 12 de febrero al 11 de junio). Figueras, al no poder resolver los problemas de España, se exilió a Francia y renunció a su cargo.
Presidente de la República
Con la renuncia de Figueras, las Cortes Constituyentes eligieron un nuevo gobierno, y Francisco Pi y Margall fue nombrado presidente del Poder Ejecutivo.
Durante su presidencia, impulsó el proyecto de Constitución de 1873, que nunca llegó a aplicarse. Sin embargo, el nuevo presidente propuso un amplio programa de reformas. Entre ellas destacaban: repartir tierras entre agricultores, restablecer el uso del ejército para mantener el orden, separar la Iglesia del Estado, eliminar la esclavitud, hacer la educación obligatoria y gratuita, ampliar los derechos de asociación para los trabajadores y reducir la jornada laboral.
Pi y Margall defendió la Constitución federal de 1873 y su programa de reformas con gran esfuerzo. Sin embargo, prefirió impulsar el proyecto federalista desde arriba (desde el gobierno) en lugar de desde abajo (desde los pueblos), como siempre había defendido. Él mismo dijo: "La Federación de abajo arriba era entonces imposible: no cabía sino que la determinasen, en caso de adoptarla, las futuras Cortes (...) El procedimiento, no hay que ocultarlo, era abiertamente contrario al anterior: el resultado podía ser el mismo." Frente a la idea de una federación de cantones independientes, Pi y Margall defendía una república federal proclamada por las Cortes.
Su renuncia
A pesar de todas las reformas y la propuesta de Constitución, los acontecimientos superaron a Pi y Margall. En algunas comunidades, al ver que el proceso legal para las medidas federalistas era muy lento, se declararon independientes. Adoptaron sus propias políticas, policía, moneda y leyes, creando nuevas fronteras. Así surgió el cantonalismo, principalmente en el Levante y Andalucía, lo que causó un gran problema a la República. Su política desde el Gobierno le trajo críticas no solo de la derecha, que lo veía como el padre del cantonalismo, sino también de los republicanos que querían un gobierno centralizado y de parte de la izquierda, que lo consideraba demasiado apegado a la ley por no proclamar la república federal por decreto.
Ante esta situación, sumada a la guerra de independencia cubana, la guerra carlista y los intentos de sus opositores de vincularlo con el movimiento cantonal, Pi y Margall renunció a su cargo el 18 de julio de 1873. Lo hizo después de largas negociaciones y para no tener que usar la fuerza del gobierno contra los rebeldes cantonalistas.

Tiempo después, en su escrito La República de 1873, hizo una autocrítica de su gestión. Reconoció que se había dejado llevar por un apego excesivo a la ley, lo que le hizo dudar al ejercer el poder para consolidar la República. Azorín dijo de él: "En 1873 siendo ministro de Gobernación, pudo haber instaurado la república federal, con ocasión de las insurrecciones de Sevilla, Barcelona y Cartagena. Y este hombre que desde 1854 venía predicando la federación y consagrando a ella todas sus energías, ¡permaneció inerte!". Rodeado por la oposición y por los federalistas radicales que habían provocado la rebelión cantonal, Pi y Margall presentó su dimisión debido al cantón de Cartagena.
El fin de la República
Después de su renuncia, las Cortes Constituyentes nombraron presidente a Nicolás Salmerón. Sus ministros de confianza eran los mismos que tuvo Pi y Margall. Durante este gobierno, se pudo ver el gran trabajo que Pi y Margall había hecho como ministro de Gobernación. Al haber llevado una política de pocos gastos, la República tenía muchos recursos. Sin embargo, el proyecto republicano y federalista fue dejado de lado tanto por Salmerón como por su sucesor Castelar.
El presidente Nicolás Salmerón se negó a firmar ocho sentencias de muerte por motivos de conciencia, y dimitió el 5 de septiembre. En las nuevas elecciones, Emilio Castelar ganó, superando a Pi y Margall, que de nuevo era candidato a presidente. Para resolver los problemas del país, Emilio Castelar obtuvo poderes especiales temporales hasta el 2 de enero de 1874. Esto le permitió suspender las garantías constitucionales y disolver las Cortes hasta enero. Sin embargo, estas medidas excepcionales terminarían facilitando el fin de la Primera República.
En general, los gobiernos de la República se caracterizaron por tres grandes problemas: el carlismo, la guerra de independencia cubana y el cantonalismo, además de muchos conflictos internos entre los partidos.
La vuelta de la monarquía
Golpe de Estado
Después de su renuncia como presidente, Pi y Margall intentó reconstruir la alianza de centro-izquierda. Pero el golpe de Estado del general Pavía impidió esta iniciativa.

En la madrugada del 3 de enero de 1874, las Cortes estaban reunidas votando un nuevo presidente para reemplazar a Castelar. Fue entonces cuando el general Pavía dio el golpe de Estado. Al principio, ofreció la presidencia del gobierno a Castelar, quien la rechazó. El general Serrano formó un gobierno provisional hasta que la monarquía fue restaurada, nombrando como rey a Alfonso XII de la dinastía Borbón.
Después de estos hechos, Pi y Margall tuvo que dejar la política activa y volvió a trabajar como abogado. También dedicó su tiempo a escribir un libro sobre la ideología republicana y sus ideas principales durante su breve gestión en la República, titulado La República de 1873. Este libro fue prohibido por las autoridades. En mayo de 1874, sufrió un ataque en su propia casa, del que salió ileso. Poco se sabe de la represión que siguió al golpe de Pavía y de los primeros años de la restauración. El propio Pi y Margall fue detenido y llevado a una prisión en Andalucía, donde permaneció un tiempo.
Restauración borbónica
Una vez restaurada la monarquía, Pi y Margall siguió trabajando como periodista y escritor, manteniéndose fiel a sus ideas democráticas, republicanas y federales. En 1876, terminó de escribir Joyas literarias y el primer tomo de una Historia general de América. En 1877, publicó Las nacionalidades, una obra que resumía su pensamiento político y donde explicaba la idea de un acuerdo entre los pueblos como base de una federación. Cuando el Partido Federal se reorganizó en 1880, él fue su líder indiscutible hasta su muerte. Fue el autor del proyecto de constitución federal en 1883 y del Programa del Partido Federal de 1894, ambos escritos de difusión política. Aunque Pi y Margall siguió siendo muy respetado, su partido no logró recuperar muchos seguidores.
En 1881, se separó del republicano catalán Valentín Almirall y del catalanismo. En 1885, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid. En 1890, fundó el semanario El Nuevo Régimen, desde donde continuó su actividad política, periodística y literaria. Pi y Margall consideraba su propia tendencia política como federalismo diferente y la defendió en Madrid desde las Cortes. Fue elegido diputado por Figueras en 1881, 1886, 1891 (año en que se estableció el sufragio universal masculino), 1893 y 1901, el año de su muerte. Ese mismo año también presidió los Juegos Florales de Barcelona.
En esta última etapa de su vida, destaca su campaña, tanto desde las Cortes como desde El nuevo régimen, a favor de la independencia cubana y en contra de la guerra contra los Estados Unidos, país que consideraba un modelo de democracia republicana y federal.
Después de una vida política muy activa e importante en el siglo XIX, Francisco Pi y Margall, de setenta y siete años, falleció en su casa de Madrid, a las seis de la tarde del 29 de noviembre de 1901.
La importancia de Pi y Margall en la historia
Avanzada la segunda mitad del siglo XIX, las ideas del liberalismo, en sus versiones moderada y progresista, no habían logrado construir un Estado moderno en España. Las clases medias españolas eran débiles frente a las poderosas fuerzas del Antiguo Régimen. Además, el movimiento obrero era una realidad que preocupaba al desarrollo económico. En una época llena de guerras, levantamientos militares y revueltas populares, surgió una generación de pensadores que buscaron cambiar las ideas antiguas que sostenían un Estado en crisis. Reaccionaron contra un Estado que era absolutista, ligado a una religión, centralista y controlado por unos pocos. Sus ideas y acciones tuvieron un impacto que llegó hasta los inicios de la Segunda República.
Francisco Pi y Margall es el pensador político de esa generación que tuvo una influencia más profunda y duradera. Se destacó como historiador, periodista, crítico de arte, filósofo, jurista y economista. En su obra se pueden ver influencias de la tradición española, de los pensadores de finales del siglo siglo XVIII, de los enciclopedistas franceses y del Romanticismo político. Conocía muy bien la historia y la literatura de los pueblos de la península. En todos sus escritos se nota un profundo entendimiento de la forma de ser de la gente y de la realidad política y social.
Pi y Margall siempre defendió su idea de una república federal, a pesar de los problemas que esto le causaba. Cuando ocurrió el desastre de 1898, en medio de un gran sentimiento nacionalista, su voz fue clara: defendió el derecho de los pueblos a decidir su propio futuro, se opuso a las aventuras coloniales y propuso mejorar la ciudadanía a través de la educación, la cultura y el trabajo. Su pensamiento muestra la influencia de Hegel, Rousseau y Proudhon. El pensamiento de Pi y Margall fue uno de los más innovadores del siglo XIX español. Se encuentra en el punto de encuentro entre los demócratas y los que apoyaban las ideas de comunidad de la época. Su doble enfoque, que se oponía al capitalismo y apoyaba al pueblo, atrajo a los principales líderes del movimiento obrero antes de la expansión de la Primera Internacional. El propio Pi y Margall tuvo una relación directa con el movimiento obrero durante el bienio progresista.
La influencia de Pi y Margall, que en vida llegó a las clases medias republicanas y a sectores del movimiento obrero, se extendió a los grupos republicanos de izquierda en el primer tercio del siglo XX. Como político y como pensador, fue una persona de gran honestidad, incluso elogiada por sus oponentes. Su honestidad y sus ideas progresistas están confirmadas por testimonios de autores con ideas muy diferentes, como Friedrich Engels, Sabino Arana y Federica Montseny.
La complejidad y coherencia del pensamiento de Pi y Margall han hecho que diferentes corrientes políticas —federalistas, y catalanistas de izquierda— lo usaran como símbolo propio, destacando aquellos puntos de su doctrina que coincidían con sus propios principios.
Obras importantes de Pi y Margall
- España: obra pintoresca en láminas (1842-1846).
- Historia de la Pintura (1851).
- Estudios de la Edad Media (1851). Publicado por primera vez en 1873.
- El eco de la revolución (1854).
- La reacción y la revolución (1855).
- Declaración de los treinta (1864).
- El cristianismo y la monarquía (1871).
- La República de 1873 (1874).
- Joyas literarias (1876).
- Las nacionalidades (1877).
- Historia General de América (1878).
- La Federación (1880).
- Constitución federal (1883).
- Observaciones sobre el carácter de Don Juan Tenorio (1884).
- Las luchas de nuestros días (1884).
- Primeros diálogos, sin fecha.
- Amadeo de Saboya, sin fecha.
- Programa del Partido Federal (1894).
- Historia de España en el siglo XIX. Sucesos políticos, económicos, sociales y artísticos, acaecidos durante el mismo. Detallada narración de sus acontecimientos y extenso juicio crítico de sus hombres, Barcelona: Miguel Seguí, 1902, 8 vols. Con Francisco Pi y Arsuaga.
Véase también
En inglés: Francesc Pi i Margall Facts for Kids