Golpe de Estado de Pavía para niños
Datos para niños Golpe de Estado de Pavía |
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![]() Entrada de las fuerzas de Pavía en el Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874.
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Contexto del acontecimiento | ||
Fecha | 3 de enero de 1874 | |
Sitio | España | |
Impulsores | Manuel Pavía Francisco Serrano Cristino Martos |
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Motivos | Impedir la formación de un gobierno republicano federal | |
Influencias ideológicas de los impulsores | Conservadurismo, liberalismo | |
Gobierno previo | ||
Gobernante | Emilio Castelar | |
Forma de gobierno | República democrática federal | |
Gobierno resultante | ||
Gobernante | Francisco Serrano | |
Forma de gobierno | República dictatorial unitaria | |
El golpe de Pavía fue un evento importante en la historia de España que ocurrió el 3 de enero de 1874. Durante la Primera República Española, el general Manuel Pavía, que era el capitán general de Castilla la Nueva (la región que incluye Madrid), lideró a sus tropas.
Este suceso consistió en que guardias civiles y soldados ocuparon el Congreso de los Diputados, que es el lugar donde se reúnen los representantes del pueblo. Los soldados desalojaron a los diputados mientras estaban votando para elegir a un nuevo presidente. El objetivo de Pavía era evitar que Emilio Castelar fuera destituido de su cargo como presidente.
Sin embargo, Castelar no quiso seguir en el poder de forma antidemocrática. Por eso, el general Pavía reunió a los partidos que no estaban de acuerdo con la república federal. Decidieron nombrar al general Francisco Serrano y Domínguez como nuevo líder del gobierno. Así comenzó una nueva etapa de la República, conocida como la «República Unitaria» o «Dictadura de Serrano».
Contenido
¿Qué fue el Golpe de Pavía y por qué ocurrió?
El golpe de Pavía fue un acto en el que el ejército tomó el control del parlamento español. El general Pavía lo hizo para cambiar el rumbo político del país. Él mismo explicó este evento en 1875, después de que la monarquía volviera a España.
Antecedentes: La Primera República Española
La Primera República Española se proclamó el 11 de febrero de 1873, después de que el rey Amadeo I abdicara. El Congreso y el Senado, unidos como Asamblea Nacional, votaron a favor de la República. Sin embargo, no se decidió si sería una república unitaria (con un gobierno central fuerte) o federal (con más poder para las regiones). Esta decisión se dejó para más adelante. Estanislao Figueras fue nombrado el primer presidente.
En mayo de 1873 se celebraron elecciones para elegir a los diputados que redactarían la nueva Constitución. Los partidos republicanos federales ganaron por una gran mayoría. Sin embargo, estos diputados estaban divididos en varios grupos con ideas diferentes:
- Los «intransigentes»: Querían que las Cortes tuvieran todo el poder y que la República Federal se construyera desde los municipios hacia arriba. También buscaban mejoras sociales para la gente con menos recursos.
- Los «centristas»: Liderados por Francisco Pi y Margall, querían primero redactar la Constitución federal y luego formar los estados federados.
- Los «demoliberales reformistas»: Liderados por Nicolás Salmerón, también querían aprobar la Constitución, pero solo con la participación de los republicanos más antiguos.
- Los «demoliberales individualistas»: Liderados por Emilio Castelar, buscaban la unión con otros partidos liberales, incluso los más conservadores.
A pesar de estas diferencias, el 8 de junio de 1873, las Cortes proclamaron la República Federal.
La rebelión cantonal y los desafíos del gobierno

El primer presidente, Estanislao Figueras, huyó a Francia en junio de 1873. Le reemplazó Francisco Pi y Margall. Su gobierno se enfrentó a dos grandes problemas: la tercera guerra carlista (una guerra civil) y la rebelión cantonal.
Los republicanos federales «intransigentes» no estaban contentos con Pi y Margall. Querían que las Cortes se convirtieran en una "Convención" (una asamblea con todos los poderes) y que se formaran cantones (regiones con mucha autonomía) de inmediato. Cuando Pi y Margall no aceptó, los «intransigentes» abandonaron las Cortes y animaron a la gente a formar cantones por su cuenta. Así comenzó la rebelión cantonal, donde varias ciudades se declararon cantones independientes.
Pi y Margall no quería usar la fuerza contra los cantones, ya que creía en el federalismo. Sin embargo, como la rebelión no se detenía, el sector «moderado» de su partido le retiró el apoyo. Pi y Margall dimitió el 18 de julio.

Nicolás Salmerón fue el siguiente presidente. Su lema fue «el imperio de la ley». Para restaurar el orden, tomó medidas más duras. Nombró a generales como Manuel Pavía y Arsenio Martínez Campos para que dirigieran las tropas contra los cantones. Gracias a estas acciones, la mayoría de los cantones fueron sometidos, excepto el de Cartagena, que resistió hasta enero de 1874.
Salmerón renunció porque no quiso firmar sentencias de muerte. El 7 de septiembre, Emilio Castelar fue elegido presidente. Castelar pidió a las Cortes poderes especiales para luchar contra los carlistas y los cantones. También suspendió las sesiones de las Cortes hasta el 2 de enero de 1874. Esto le permitió gobernar por decreto y reorganizar el ejército.
La preparación del golpe de Pavía

Castelar intentó acercarse a partidos más conservadores, como los constitucionales y los radicales. Esto no gustó a los «centristas» de Pi y Margall ni a los seguidores de Salmerón. Ellos creían que la República debía ser construida solo por republicanos "auténticos". La oposición aumentó cuando Castelar nombró a generales que no eran muy afines a la República Federal, como Manuel Pavía.
Salmerón y Pi y Margall, a pesar de sus diferencias pasadas, se unieron para oponerse a Castelar. Creían que Castelar estaba llevando a la República por un camino equivocado. Los rumores de un posible golpe de Estado eran cada vez más fuertes.
Castelar habló con el general Pavía el 24 de diciembre. Pavía le ofreció prolongar la suspensión de las Cortes por la fuerza, pero Castelar se negó a actuar fuera de la ley. A pesar de esto, Castelar no destituyó a Pavía.

El 31 de diciembre, Castelar también escribió al general José López Domínguez, que dirigía el asedio de Cartagena. Le pidió que se mantuviera fiel al gobierno. López Domínguez respondió que temía que las Cortes tomaran un camino que deshonrara a la patria. Castelar tampoco lo destituyó.
Mientras tanto, algunos grupos de voluntarios republicanos en Madrid se preparaban para defender las decisiones de las Cortes. Algunos periódicos republicanos llamaron a la gente a actuar contra los "traidores" en el parlamento.
El golpe de Pavía: ¿Cómo se desarrolló?

Cuando las Cortes reabrieron el 2 de enero de 1874, el general Pavía tenía sus tropas listas. También había pedido a los líderes de los partidos Radical y Constitucional que esperaran sus órdenes cerca del Congreso.
La sesión de las Cortes comenzó a las cuatro de la tarde. Nicolás Salmerón anunció que retiraba su apoyo a Castelar. Acusó a Castelar de haberse alejado de la "política republicana" al intentar incluir a los conservadores en el gobierno. Salmerón terminó su discurso con una frase famosa: «Perezca la República, sálvense los principios».
Castelar defendió su postura, diciendo que era necesario construir una "República posible" con todos los liberales y evitar la "demagogia" (engañar a la gente con promesas falsas). También hizo un balance positivo de su gobierno, destacando que el orden había mejorado y los motines habían cesado.
Cerca de las cinco de la madrugada del 3 de enero, se votó la confianza al gobierno de Castelar. Perdió por 100 votos a favor y 120 en contra, lo que le obligó a dimitir. Se hizo un descanso, y Pi y Margall, Salmerón y Figueras se reunieron para elegir al nuevo presidente. Eligieron a Eduardo Palanca.

En ese momento, el general Pavía dio la orden a sus regimientos de marchar hacia el Congreso. Él mismo se colocó en la plaza frente al edificio y ordenó a dos ayudantes que comunicaran a Salmerón, presidente del Congreso, que disolviera la sesión y desalojara el edificio en cinco minutos. La Guardia Civil, que custodiaba el Congreso, se puso a las órdenes de Pavía.
Cuando Salmerón recibió la orden, respondió que Pavía estaba atacando la soberanía nacional y la República. Los diputados, al enterarse, gritaron "¡Vivas a la soberanía nacional!" y "¡Mueras a los traidores!". Propusieron que las Cortes se mantuvieran en sesión permanente hasta ser disueltas por la fuerza.

Sin embargo, cuando las fuerzas de la Guardia Civil y del regimiento de Mérida entraron en el edificio disparando al aire, los diputados lo abandonaron rápidamente. Se cuenta que algunos diputados se descolgaron por las ventanas para escapar, a lo que Pavía, sorprendido, preguntó: «Pero señores, ¿por qué saltar por las ventanas cuando pueden salir por la puerta?».
Inmediatamente después de desalojar el Congreso, Pavía envió un telegrama a los jefes militares de toda España pidiendo su apoyo. Justificó su acción diciendo que el gobierno que iba a reemplazar a Castelar llevaría a la desorganización del ejército y a la destrucción de la patria.
Poca resistencia al golpe
La resistencia al golpe de Pavía fue muy limitada. Hubo algunos intentos aislados de oposición en lugares como Asturias, Ciudad Real y Tarragona, pero fueron rápidamente controlados. Los incidentes más serios ocurrieron en Zaragoza y Barcelona, donde se levantaron barricadas y hubo enfrentamientos, pero el orden fue restablecido en pocos días.
La facilidad con la que Pavía disolvió la República Federal muestra lo frágil que era el gobierno en ese momento. La política de Castelar de reprimir a los federalistas y desarmar a las milicias populares había debilitado cualquier posible resistencia.
Consecuencias: El fin de la República Federal y la dictadura de Serrano
Como Castelar se negó a presidir el nuevo gobierno propuesto por Pavía, la presidencia del Poder Ejecutivo de la República la asumió el general Francisco Serrano y Domínguez. Su principal objetivo era acabar con la rebelión cantonal y la tercera guerra carlista. Su gobierno estuvo formado por constitucionalistas, radicales y un republicano unitario.
El gobierno de Serrano justificó el golpe de Pavía diciendo que el gobierno anterior habría llevado a la desintegración de España. Anunció que se convocarían Cortes para decidir la forma de gobierno (República o Monarquía). Poco después, el general Pavía dimitió de su cargo, mostrando su desacuerdo con el nuevo gobierno.
Bajo el gobierno de Serrano, las Cortes fueron disueltas y la Constitución de 1869 fue suspendida. También se suspendieron las garantías constitucionales, como los derechos de reunión y asociación. El gobierno decretó la disolución de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), un grupo de trabajadores, y ocupó sus locales.
Estos eventos marcaron el final de la Primera República Española, aunque oficialmente continuó casi un año más bajo el gobierno de Serrano. La República, aunque seguía existiendo en nombre, había cambiado mucho. Los líderes que querían el regreso de la monarquía, como Antonio Cánovas del Castillo, vieron en esto una oportunidad para restaurar la Monarquía borbónica.
Galería de imágenes
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Caricatura de Tomás Padró publicada el 24 de enero de 1874 en La Madeja Política con el irónico título de "Memorable batalla de Pavía". Aparece un general Pavía gigante tomando la sede de las Cortes sobre la que ondea la bandera de España con el rótulo "Asamblea". En primer plano se llevan detenido al presidente del Poder Ejecutivo de la República Emilio Castelar (lo que no sucedió exactamente así: fue destituido pero pudo marcharse libremente a su casa).