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Bienio Progresista para niños

Enciclopedia para niños

El Bienio Progresista fue un periodo corto en la historia de España, que duró desde julio de 1854 hasta julio de 1856. Durante estos dos años, el Partido Progresista intentó cambiar el sistema político del reinado de Isabel II. Este sistema había estado dominado por el Partido Moderado desde 1843. Los progresistas buscaban hacer el gobierno más liberal, después de que los gobiernos moderados anteriores no lograran sus objetivos.

Este periodo comenzó con la Revolución española de 1854, liderada por el general Leopoldo O'Donnell. Terminó cuando el general progresista Baldomero Espartero dejó el gobierno.

¿Cómo empezó el Bienio Progresista? La Revolución de 1854

Después de que Juan Bravo Murillo renunciara a finales de 1852, los siguientes tres gobiernos gobernaron por decreto. Esto significaba que tomaban decisiones sin seguir la Constitución de 1845. Muchas figuras importantes del Partido Moderado no estaban contentas con esto. La madre de la reina, María Cristina de Borbón, controlaba a los moderados y había apartado a líderes como Francisco Martínez de la Rosa, Alejandro Mon y Menéndez y Leopoldo O'Donnell. Estos hombres querían formar un gobierno que devolviera la confianza en la Corona, sin depender del Partido Progresista.

En febrero de 1854, comenzaron las protestas en las calles de Zaragoza. Estas protestas se extendieron por toda España hasta julio. El 28 de junio de 1854, el general Leopoldo O'Donnell, que se había escondido en Madrid, se unió a varias fuerzas y se enfrentó a las tropas del gobierno en Vicálvaro. Este levantamiento militar, que pedía un nuevo gobierno y el fin de la corrupción, se llamó «La Vicalvarada». Para llevarlo a cabo, O'Donnell tuvo el apoyo de Francia y Gran Bretaña a través de sus embajadas.

El levantamiento de O'Donnell surgió porque no se respetaban las reglas del parlamento. Esto hizo que los moderados y los progresistas se unieran para proteger el sistema representativo que veían en peligro.

Archivo:Jose Luis Sartorius
Luis José Sartorius, conde de San Luis.

El levantamiento comenzó el 28 de junio de 1854. El enfrentamiento en Vicálvaro no tuvo un ganador claro, así que las fuerzas de O'Donnell se retiraron hacia el sur, esperando que otras unidades militares se unieran. Como esto no ocurría, los rebeldes decidieron hacer público su plan. Así nació el Manifiesto de Manzanares, escrito por Antonio Cánovas del Castillo, que se publicó el 7 de julio. En este manifiesto se prometía una «regeneración liberal» con nuevas leyes de prensa y electorales, la convocatoria de Cortes (parlamento), la descentralización del gobierno y el regreso de la milicia nacional. Todas estas eran ideas del Partido Progresista.

En su retirada, O'Donnell y sus tropas se unieron al general Serrano. Juntos lanzaron el Manifiesto de Manzanares para movilizar a la gente. El manifiesto decía:

Nosotros queremos que el Trono se mantenga, pero sin las personas que lo deshonran. Queremos que se cumplan las leyes principales, mejorando especialmente las de elecciones y de prensa. Queremos que se respete la experiencia y el mérito en los puestos militares y civiles. Queremos que los pueblos tengan la libertad necesaria para manejar sus propios asuntos, y para garantizar todo esto, queremos establecer la Milicia Nacional sobre bases sólidas. Estos son nuestros objetivos, que expresamos con sinceridad, sin imponerlos a la Nación. Las Juntas de gobierno que se formen en las Provincias libres, las Cortes generales que se reúnan después, y la propia Nación, decidirán las bases definitivas de la mejora liberal que buscamos. Hemos dedicado nuestras espadas a la voluntad nacional y no las guardaremos hasta que se cumpla.

Entonces comenzó la segunda parte de la «revolución de 1854». Los progresistas y los demócratas tomaron el protagonismo, iniciando levantamientos el 14 de julio en Barcelona y el 17 de julio en Madrid. La revuelta se extendió a otras ciudades. En Madrid, la vida de María Cristina, la madre de la reina, estuvo en peligro y tuvo que buscar refugio.

Ante la grave situación, Isabel II destituyó al conde de San Luis el 17 de julio y nombró al general Fernando Fernández de Córdova. Este formó un gobierno con moderados y progresistas, pero a los dos días cedió la presidencia al duque de Rivas, quien solo duró dos días más. La revuelta popular en Madrid, con barricadas el 18 de julio, hizo imposible un acuerdo.

Finalmente, la reina decidió llamar al general Baldomero Espartero, que estaba retirado en Logroño, para que formara gobierno. También pidió a O'Donnell que regresara a la Corte. Espartero aceptó con varias condiciones: que se convocaran Cortes Constituyentes, que la reina madre María Cristina respondiera por acusaciones de corrupción y que Isabel publicara un manifiesto reconociendo sus errores. La reina aceptó todo y el 26 de julio publicó un manifiesto al país.

El 28 de julio, Espartero entró triunfalmente en Madrid, recibido con alegría por la gente, y se abrazó con su antiguo rival, el general O'Donnell. Así comenzó el Bienio Progresista.

¿Qué pasó durante el Bienio Progresista?

El nuevo Gobierno y sus primeras decisiones

Dos días después de llegar a Madrid, el general Espartero formó su gobierno. El general O'Donnell pidió ser el Ministro de la Guerra. El resto de los ministerios fueron ocupados por figuras menos conocidas de los moderados y progresistas.

La primera medida del nuevo gobierno fue una decepción para quienes habían participado en la revuelta. Las juntas revolucionarias provinciales se convirtieron en órganos consultivos y sus decisiones fueron suspendidas. Esto incluyó la abolición de los impuestos de consumo, que fueron restablecidos porque no había otra forma de recaudar dinero. La segunda decepción ocurrió el 14 de agosto, cuando una manifestación de obreros que pedían mejores salarios fue reprimida por la milicia nacional. La tercera decepción llegó el 25 de agosto, cuando el gobierno no juzgó a la reina madre María Cristina de Borbón y la dejó ir a Portugal. Cuando los demócratas intentaron protestar, la milicia nacional los desarmó y los encarceló.

Las Cortes Constituyentes y la nueva Constitución

El gobierno cumplió su promesa de convocar elecciones para unas Cortes Constituyentes. Se usó la ley electoral de 1837, que aumentó el número de votantes de 100.000 a casi 500.000. Las elecciones fueron en octubre, y ganaron los candidatos del gobierno, que formaban una «unión liberal». Esta unión incluía a moderados y progresistas. Los grupos de oposición eran los moderados a la derecha y los demócratas a la izquierda. En el centro-izquierda estaban los progresistas puros.

Las Cortes Constituyentes comenzaron sus sesiones el 8 de noviembre de 1854. Pronto se empezó a debatir una nueva Constitución para reemplazar la de 1845. Se aprobó una pequeña tolerancia religiosa, lo que causó protestas de los obispos y la ruptura de relaciones con el Vaticano. La situación empeoró cuando se aprobó la ley de desamortización general, conocida como la «desamortización de Madoz», que ponía en venta bienes de la Iglesia y municipios para obtener fondos para el Estado. A pesar de las presiones, la reina Isabel II promulgó la ley el 1 de mayo de 1855. Esto llevó a la aparición de algunos grupos carlistas.

La huelga general en Cataluña de 1855

Uno de los desafíos del gobierno de Espartero fue el aumento de conflictos laborales en Cataluña, especialmente en Barcelona. La Revolución de 1854 había tenido una gran participación obrera allí. Gracias a las nuevas libertades, surgieron muchas asociaciones obreras. Sin embargo, el nuevo capitán general de Cataluña, Juan Zapatero y Navas, conocido como «General Cuatro Tiros», comenzó a reprimir el movimiento obrero. Prohibió las asociaciones obreras y anuló los acuerdos entre trabajadores y dueños de fábricas. También encarceló a muchos líderes obreros.

La respuesta de los obreros fue una huelga general que comenzó el 2 de julio de 1855, la primera en la historia de España. La huelga general de 1855 se extendió por todas las zonas industriales de Cataluña. Los huelguistas solo regresaron al trabajo cuando el general Espartero envió a un representante personal que les pidió confiar en él. Entonces, las asociaciones obreras enviaron un escrito a Madrid pidiendo una ley de asociaciones obreras.

La crisis de alimentos

Otro problema fue la crisis de subsistencias (falta de alimentos), que fue una de las razones de las protestas en 1854. El gobierno la agravó al permitir la exportación de trigo a Europa, donde la demanda era alta por la guerra de Crimea. A esto se sumó una epidemia de cólera en 1854 y los años siguientes. Esta situación provocó revueltas, como la de Burgos en 1854, donde se impidió la salida de carros con trigo. El gobierno bajó los impuestos de consumo temporalmente y usó la milicia para reprimir las protestas. A principios de 1856, al restablecer los impuestos, los motines de subsistencias aumentaron.

La región más afectada por las revueltas de alimentos en 1856 fue Castilla. Los sublevados protestaban por el alto precio del pan. En algunos lugares quemaron fábricas de harina y almacenes de grano. El gobierno atribuyó los motines a instigadores desconocidos.

La economía durante el bienio

A pesar de la inestabilidad, el gobierno realizó importantes reformas económicas. La desamortización de Madoz permitió vender bienes de municipios, órdenes militares y otras instituciones para obtener fondos para el Estado. Esto afectó negativamente a los aldeanos de bajos recursos que usaban las tierras comunales. Por otro lado, se aprobó una ley de ferrocarriles que ofrecía grandes beneficios a quienes invirtieran en su construcción. Esto atrajo inversores extranjeros, especialmente franceses y británicos, que impulsaron la actividad bancaria. También se regularon leyes para las Sociedades Anónimas y los bancos, lo que ayudó al desarrollo industrial.

¿Cómo terminó el Bienio Progresista?

La inestabilidad social de 1856 (revueltas por alimentos, huelgas, protestas militares) fue aprovechada por el general O'Donnell. Él dio un discurso en las Cortes diciendo que los movimientos de protesta estaban inspirados en ideas que atacaban a la familia y la propiedad.

Como miembros de la Milicia Nacional habían participado en los desórdenes, O'Donnell propuso desarmarlos y que el Ejército se encargara de la represión. A principios de julio de 1856, el ministro de la Gobernación, Patricio de la Escosura, informó a Espartero que los militares estaban usando medidas extremas en la represión. Le propuso destituir a O'Donnell. Escosura también advirtió a Espartero que O'Donnell y Serrano conspiraban contra él, pero Espartero no le hizo caso.

Entonces, O'Donnell forzó la situación en el gobierno al enfrentarse con Escosura. La reina apoyó a O'Donnell y aceptó la dimisión de Escosura y de Espartero. La reina nombró a O'Donnell como nuevo presidente del gobierno, logrando así su objetivo de terminar con el bienio progresista. Su nombramiento, el 14 de julio de 1856, fue acompañado de la declaración del estado de guerra en toda España. Esto se hizo para prevenir revueltas de progresistas y demócratas, y la reacción del propio Baldomero Espartero. Además, este "golpe" ocurrió cuando las Cortes estaban de vacaciones y la nueva Constitución española de 1856 aún no había sido aprobada.

La primera reacción ocurrió el mismo 14 de julio por la tarde, cuando un grupo de diputados se reunió en el Congreso para votar en contra del nuevo gobierno. Al no ser recibidos por la reina, se encerraron en el Congreso. O'Donnell ordenó bombardear el edificio. Los milicianos que defendían el palacio se retiraron, y los diputados que resistieron abandonaron el edificio.

Todos esperaban la reacción del general Espartero, de quien dependía el éxito o fracaso del plan de O'Donnell. La milicia nacional de Madrid estaba dispuesta a resistir bajo su liderazgo. Pero Espartero se negó a dirigir el movimiento de oposición, diciendo que pondría en peligro a la monarquía. Se retiró de la política. Esto facilitó la victoria del ejército, que tomó las calles de Madrid y usó artillería para aplastar a la milicia. El 16 de julio, la resistencia había terminado. Espartero se despidió de la reina el 3 de agosto y se fue a su casa en Logroño.

La resistencia más fuerte la ofrecieron las clases populares de Barcelona, sin saber que Espartero no intervendría. El 18 de julio, una manifestación fue atacada. Al día siguiente se levantaron barricadas y el 20 de julio hubo combates calle por calle. La ciudad fue bombardeada desde el castillo de Montjuïc. El 22 de julio, los soldados asaltaron las barricadas, poniendo fin a la rebelión. Hubo muchos muertos y heridos. El 31 de julio, el último foco de resistencia en Zaragoza se rindió.

Una vez reprimidos todos los movimientos de resistencia y retirado Espartero, el gobierno de O'Donnell disolvió la Milicia Nacional, destituyó ayuntamientos y diputaciones, y reprimió la prensa. El 2 de septiembre de 1856, las Cortes Constituyentes fueron cerradas definitivamente por decreto real, sin que la Constitución se hubiera proclamado. Finalmente, se restableció la Constitución de 1845 con algunas modificaciones. Fue el fin del Bienio Progresista.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Bienio progresista Facts for Kids

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