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Hildegarda de Bingen para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Hildegarda de Bingen
Hildegard von Bingen.jpg
Protestificatio de Scivias, Fol. 1, Facsímil de Eibingen del códice de Ruperstberg.

Doctora de la Iglesia
proclamada el 7 de octubre de 2012 por el papa Benedicto XVI

Información personal
Nombre de nacimiento Hildegard von Bingen
Nacimiento 1098
Bermersheim vor der Höhe,
Banner of the Holy Roman Emperor with haloes (1400-1806).svg Sacro Imperio Romano Germánico
Fallecimiento 17 de septiembre de 1179 (81 años)
Bingen, Banner of the Holy Roman Emperor with haloes (1400-1806).svg Sacro Imperio Romano Germánico
Sepultura Parroquia de Santa Hildegarda en Eibingen
Nacionalidad Alemana
Religión Iglesia católica
Educación
Educada en Disibodenberg
Información profesional
Ocupación Naturalista, escritora, compositora, filósofa, iluminadora, médica, monja (desde 1114), poeta, teóloga y abadesa
Información religiosa
Canonización Por extensión de su culto litúrgico a la Iglesia universal, el 10 de mayo de 2012 (canonización equivalente) por parte de Benedicto XVI
Festividad 17 de septiembre
Atributos Hábito benedictino
cruz pectoral
pluma
libro
Venerada en Iglesia católica
Comunión anglicana
Patronazgo de los esperantistas
Santuario Abadía de Eibingen, Alemania
Obras notables
Orden religiosa Orden de San Benito

Santa Hildegarda de Bingen, perteneciente a la Orden de San Benito (en alemán: Hildegard von Bingen; Bermersheim vor der Höhe, Sacro Imperio Romano Germánico, 16 de septiembre de 1098-Monasterio de Rupertsberg, 17 de septiembre de 1179) fue una santa, compositora, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, polímata, abadesa, mística, líder monacal y profetisa alemana. Conocida también como la sibila del Rin y la profetisa teutónica.

Considerada una de las personalidades más influyentes, polifacéticas y fascinantes de la Baja Edad Media y de la historia de Occidente, es también de las figuras más ilustres del monacato femenino y quizás quien mejor ejemplificó el ideal benedictino, al estar dotada de una inteligencia y cultura fuera de lo común, comprometida con la reforma gregoriana y al ser una de las escritoras de mayor producción de su tiempo. Además es considerada por muchos expertos como la madre de la historia natural.

Aunque la historia de su canonización es compleja, diversas ramas de la Iglesia la han reconocido como santa durante siglos; el 7 de octubre de 2012, durante la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos, el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a san Juan de Ávila. En palabras de la filóloga Victoria Cirlot:

«[...] atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de sus visiones».

Vida

Hildegard nació en Bermersheim, en el valle del Rin (actualmente Renania-Palatinado, Alemania), durante el verano del año 1098, en el seno de una familia noble alemana acomodada. Fue la menor de los diez hijos de Hildeberto de Bermersheim, caballero al servicio de Meginhard, conde de Spanheim, y de su esposa, Matilde de Merxheim-Nahet, y por eso fue considerada como el diezmo para Dios, entregada como oblata y consagrada desde su nacimiento a la actividad religiosa, según la mentalidad medieval. De esta manera, fue dedicada por sus padres a la vida religiosa y entregada para su educación a la condesa Judith de Spanheim (Jutta), hija del conde Esteban II de Spanheim y, por tanto, noble como ella, quien la instruyó en el rezo del salterio, en la lectura del latín —aunque no le enseñó a escribirlo o, cuando menos, no con pericia—, en la lectura de la Sagrada Escritura y en el canto gregoriano.

Durante algunos años maestra y discípula vivieron en el castillo de Spanheim. Cuando Hildegarda cumplió catorce años, ambas se enclaustraron en el monasterio de Disibodenberg. Este monasterio era masculino, pero acogió a un pequeño grupo de enclaustradas en una celda anexa, bajo la dirección de Judith. La ceremonia de clausura solemne fue celebrada el 1 de noviembre de 1112 y en ella participaron Hildegarda, Judith y otra enclaustrada más, también infante. En 1114, la celda se transformó en un pequeño monasterio, a fin de poder albergar el creciente número de vocaciones. En ese mismo año, Hildegarda emitió la profesión religiosa bajo la regla benedictina, recibiendo el velo de manos del obispo Otón de Bamberg. De esta manera continuó su educación monástica rudimentaria dirigida por Judith.

Judith murió en 1136, con fama de santidad tras haber llevado una vida de mucha austeridad y ascesis, que incluía largos ayunos y penitencias corporales. Hildegarda, a pesar de su juventud, fue elegida abadesa (magistra) de manera unánime por la comunidad de monjas.

Desde que era una niña, Hildegarda fue una persona frágil y enfermiza. Experimentaba visiones desde los tres años, que describía como ver una luz intensa y escuchar una voz que le mostraba imágenes y colores. Aunque estas visiones eran intensas, no perdía el conocimiento ni entraba en éxtasis.

Cuando tenía 42 años, tuvo una visión aún más poderosa y recibió un mensaje sobrenatural para escribir sus visiones. Empezó a escribir un libro llamado "Scivias" (que significa "Conoce los caminos") y lo terminó en 1151. Para ayudarla, tuvo un secretario llamado Volmar y la colaboración de una monja llamada Ricardis de Stade.

A pesar de sus dudas sobre compartir sus visiones con el público, Hildegarda buscó consejo de Bernardo de Claraval, una figura espiritual muy respetada en su tiempo. Le escribió una carta pidiendo su consejo sobre si debía compartir sus visiones con otras personas. En dicha misiva, enviada hacia 1146, confesaba al ilustre monje cisterciense que lo había visto en una visión «como un hombre que veía directo al sol audaz y sin miedo», y, al mismo tiempo que se atribuía a sí misma «debilidad», solicitaba su consejo:

[...]

Padre, estoy profundamente perturbada por una visión que se me ha aparecido por medio de una revelación divina y que no he visto con mis ojos carnales, sino solamente en mi espíritu. Desdichada, y aún más desdichada en mi condición mujeril, desde mi infancia he visto grandes maravillas que mi lengua no puede expresar, pero que el Espíritu de Dios me ha enseñado que debo creer. [...]

Por medio de esta visión, que tocó mi corazón y mi alma como una llama quemante, me fueron mostradas cosas profundísimas. Sin embargo, no recibí estas enseñanzas en alemán, en el cual nunca he tenido instrucción. Sé leer en el nivel más elemental, pero no comprenderlo plenamente. Por favor, dame tu opinión sobre estas cosas, porque soy ignorante y sin experiencia en las cosas materiales y solamente se me ha instruido interiormente en mí espíritu. De ahí mi habla vacilante. [...]
Hildegarda a Bernardo, abad de Claraval.

Bernardo de Claraval, en su respuesta a Hildegarda, la alentó a ver sus visiones como un don divino y a responder a ellos con humildad y devoción. Además, Bernardo tenía buenas conexiones en la Iglesia y pudo haber hablado con el Papa Eugenio III en favor de Hildegarda, ya que compartían la misma orden religiosa, los cistercienses.

El arzobispo Enrique de Maguncia, que tenía autoridad sobre el monasterio de Disibodenberg donde vivía Hildegarda, se enteró de sus visiones y profecías. En 1148, envió una comisión al Papa Eugenio durante un sínodo en Tréveris para investigar y obtener una opinión oficial sobre las visiones de Hildegarda.

El Papa Eugenio III, después de estudiar parte de "Scivias" con la ayuda de un comité de teólogos dirigido por el obispo Albero de Chiny-Namur, aprobó públicamente las visiones de Hildegarda y declaró que eran inspiradas por el Espíritu Santo. El Papa le pidió a Hildegarda que continuara escribiendo sus visiones. Esto marcó el comienzo de su reconocimiento y su correspondencia con importantes figuras políticas y religiosas de la época, como Federico I Barbarroja, Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania. Hildegarda llegó a ser conocida como la "Sibila del Rin" debido a su reconocimiento y sabiduría.

Archivo:Hildegard of bingen and nuns
Santa Hildegarda y su comunidad de monjas en una miniatura del siglo XIII.

Hildegarda von Bingen tuvo visiones desde que era una niña y estas visiones la llevaron a escribir un libro llamado "Scivias". En 1148, tuvo una visión que la inspiró a fundar un monasterio en un lugar desolado cerca de Bingen, Alemania. Sin embargo, el abad de su monasterio original se opuso a que se fuera, lo que la hizo enfermar gravemente.

La marquesa Ricardis de Stade, madre de la monja que ayudaba a Hildegarda, intervino y obtuvo el permiso del arzobispo de Maguncia para que Hildegarda y algunas monjas se mudaran y fundaran el monasterio de Rupertsberg en 1150.

Hildegarda escribió varios libros sobre ciencias naturales, medicina y música. También predicó sobre la redención y la reforma del clero en sus viajes por la región. Incluso escribió cartas a figuras importantes de la época, como el emperador Federico I Barbarroja, para expresar su opinión sobre asuntos religiosos y políticos.

A lo largo de su vida, Hildegarda tuvo varios secretarios que la ayudaron a escribir sus obras, ya que ella seguía teniendo visiones y escribía extensamente sobre temas espirituales y científicos. Su vida y contribuciones la hicieron famosa como una santa y profetisa, y su trabajo perdura hasta hoy.

En 1178, Hildegarda se enfrentó a una situación crítica cuando su comunidad enterró a un noble que se decía que estaba excomulgado, lo que significaba que no debía ser enterrado en un lugar sagrado según las leyes de la Iglesia. Le pidieron a Hildegarda que desenterrara el cuerpo, pero ella se negó y eliminó cualquier evidencia del entierro. Argumentó que el noble había sido reconciliado con la Iglesia antes de morir. Los líderes de Maguncia cuestionaron al monasterio y prohibieron el uso de campanas, instrumentos y cantos en Rupertsberg como castigo. Hildegarda defendió su posición escribiendo una carta con argumentos teológicos sobre la importancia de la música en la liturgia. Cuando el arzobispo regresó en 1179, testigos respaldaron la versión de Hildegarda y se levantó el castigo.

Hildegarda murió el 17 de septiembre de 1179 a los 81 años. Según las crónicas, en el momento de su muerte, aparecieron dos arcos brillantes y coloridos en el cielo que formaban una cruz.

Entre 1180 y 1190 el monje Teoderico de Echternach escribió la Vita (Vida) de Hildegarda, recogiendo pasajes autobiográficos que la monja había dejado y contado. Gregorio IX abrió el proceso de canonización en 1227, aunque no se concluyó. Fue reabierto por Inocencio IV en 1244, sin que tampoco en esta ocasión se llegase a concluir. Sin embargo, debido a la difusión de su culto se la inscribió en el Martirologio romano, incluyéndose además su nombre en algunas letanías; se extrajeron reliquias de su sepulcro; se celebró su fiesta litúrgica; se le atribuyeron milagros y sus representaciones pictóricas y escultóricas comenzaron a ser objeto de veneración.

Sus reliquias fueron conservadas en el convento de Rupertsberg hasta la destrucción de este en 1632 durante la Guerra de los Treinta Años. Entonces fueron llevadas a Colonia y después a Ebingen, donde se depositaron en la iglesia parroquial donde aún reposan.

En 1940 se aprobó oficialmente su celebración para las iglesias locales. Con motivo del 800 aniversario de su muerte, Juan Pablo II se refirió a ella como profetisa y santa. De la misma manera, en 2006, el papa Benedicto XVI también se refirió a Hildegarda como santa y la encomió como una de las grandes mujeres de la cristiandad junto con Catalina de Siena, Teresa de Ávila y la madre Teresa de Calcuta.

En el año 2010 el papa Benedicto XVI dedicó a Hildegarda las Audiencias Generales del 1 y 8 de septiembre, dentro del marco de una serie de catequesis sobre escritores cristianos, siendo la primera mujer presentada en estas catequesis; recordó, entre otras cosas, que los contemporáneos de Hildegarda la consideraron con el título de "profetisa teutónica" y puntualizó el valor teológico de sus escritos y enseñanzas.

En diciembre de 2011, el papa Benedicto XVI anunció su decisión de otorgar a santa Hildegarda el título de "Doctora de la Iglesia". El 10 de mayo de 2012 procedió a inscribirla en el catálogo de los santos y extender su culto litúrgico a la Iglesia universal, en una "canonización equivalente". El 27 de mayo de 2012, durante el rezo del Regina Caeli del día de Pentecostés, el papa determinó la fecha para la proclamación como Doctora. El 7 de octubre de 2012, durante la misa de apertura del Sínodo de los obispos en la Basílica de San Pedro en Roma, se realizó la proclamación oficial por el cual se le concedió el título de Doctora para la Iglesia Universal junto con san Juan de Ávila por el papa Benedicto XVI.

Hildegarda también es venerada por algunas de las Iglesias que conforman la Comunión anglicana, entre ellas la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia episcopal escocesa. Tanto en la Iglesia católica como en la Comunión anglicana se la celebra el 17 de septiembre.

La iconografía religiosa de Hildegarda es escasa, probablemente porque su culto fue local por bastante tiempo. Se la retrata con los atributos propios de una abadesa de la orden de san Benito: báculo abacial y hábito benedictino con velo negro y blanco; sus representaciones más antiguas reproducen la manera en que aparece en las miniaturas de sus escritos: sentada con un estilo en la mano en actitud de escribir sobre un par de tablillas o dictando a un monje, con cinco flamas alrededor de la cabeza representando la visión divina. Más tarde se cambia el estilo por una pluma de ave, con algún pergamino o libro en la mano — comúnmente el Scivias — y algún instrumento musical.

Obra

Archivo:St Hildegard Eibingen Hildegardfigur Pectorale
Escultura que representa a Santa Hildegarda, en la iglesia parroquial que lleva su nombre, en Eibingen (Alemania). De artista desconocido, la obra incorpora bellamente los símbolos con que se la identifica: cruz pectoral, pluma y libro.

Hildegarda von Bingen, una religiosa del siglo XII, escribió la mayoría de sus obras en latín medieval, aunque algunas cartas y obras sobre la "Lingua ignota" están en un alemán antiguo de su región. A pesar de no sentirse muy segura en latín, solía escribir sus visiones y luego las corregían y mejoraban secretarios expertos en latín eclesiástico.

Escribió en varios estilos, incluyendo tratados teológicos, cartas, biografías de santos y obras médicas, pero sus obras visionarias son las más destacadas. Usaba mucho la alegoría religiosa y ética en sus escritos, lo que era común en su época, pero a veces usaba símbolos poco comunes.

Fue influenciada por la Biblia, especialmente por los profetas y el Evangelio de Juan. También se nota la influencia de Agustín de Hipona, Isidoro de Sevilla y autores clásicos como Cicerón, Lucano y Séneca. En sus obras, representaba la lucha entre virtudes y vicios personificándolos como mujeres que combatían entre sí, una tradición que se remonta al siglo IV y se encuentra en obras como la "Psychomachia" de Prudencio. A pesar de que se consideraba a sí misma como alguien sin educación formal, tenía un profundo conocimiento cultural y religioso.

Fuentes

Sus obras fueron legadas a la posterioridad gracias al interés de los monjes que la admiraron y la ayudaron a escribirlas, encabezados por Guibert de Gembloux, quienes tras su muerte terminaron de transcribir las obras de la abadesa, las compilaron e ilustraron con miniaturas. Entre los manuscritos medievales más importantes que se han conservado, en donde se contienen las obras escritas y musicales de la profetisa teutónica, se encuentran:

Riesencodex

Archivo:Riesencodex
El Riesencodex conservado en la biblioteca de la Escuela Superior de Rin-Meno.

El "códice de Wiesbaden" es un antiguo libro medieval muy grande y pesado que contiene escritos de Hildegarda von Bingen. Tiene 481 páginas y se cree que fue creado hacia el final de la vida de Hildegarda y algunos años después de su muerte, alrededor del año 1200. Aunque se cree que originalmente se guardaba en Rupertsberg, algunos investigadores dudan de que haya sido creado allí o en Eibingen debido a su gran valor artístico.

Cuando el convento de Rupertsberg fue destruido en el siglo XVII, el manuscrito fue llevado al monasterio de Eibingen junto con las reliquias de Hildegarda. En 1814, fue trasladado a la biblioteca de Wiesbaden, donde se encuentra en la actualidad como parte de la Universidad y Biblioteca Estatal de Rhein-Main.

El códice contiene las tres obras principales de Hildegarda: "Scivias", "Liber vite meritorum" y "Liber divinorum operum". También incluye sus composiciones musicales, escritos sobre la "Lengua ignota", biografías de santos, cartas, sermones y la "Vita" escrita por el monje Theoderic. Es la fuente más completa y valiosa del trabajo de esta monja medieval. Además, contiene ilustraciones de las visiones que Hildegarda describió en sus escritos, inspiradas en las imágenes de los manuscritos originales.

Otros códices

  • Gante, Biblioteca de la Universidad de Gante, Cod. 241. Es el manuscrito más viejo que se conoce, cuya creación se data entre 1170 y 1173. Fue redactado probablemente en el monasterio de Rupertsberg. Pasó por un monasterio benedictino en Tréveris y de ahí a Gante, donde se custodia en la biblioteca de la Universidad de Gante. Contiene una copia del Liber divinorum operum.
  • Lucca, Biblioteca estatal, Ms. 1942. Fechado hacia el siglo XIII en Renania. Es la fuente de las ilustraciones del Liber divinorum operum.
  • Dendermonde, St.-Pieters & Paulusabdij Klosterbibliothek, Cod. 9. Conocido como Códice Villarenser o Dendermonde se encuentra en la biblioteca de la Abadía de San Pedro y San Pablo. Se piensa que fue escrito hacia 1175. Contiene un ejemplar de la Symphonia armonie celestium revelationum, el Ordo virtutum y diversas canciones; también es una de las fuentes de Liber vite meritorum.
  • Troyes, Biblioteca Municipal de Troyes, Ms. 683. Aunque con orígenes en el siglo XII, se han reconocido varias etapas de creación. Sus partes más tempranas se cree que provienen de Rupertsberg. Se encuentra emparentado con el manuscrito de Gante, del que parece ser copia. Es otra de las fuentes del Liber divinorum operum.
  • Berlín, Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Cod. theol. lat. Conocido como Códice de Berlín o Codex Cheltenhamensis, se encuentra en la Biblioteca Estatal de Berlín. Datable en el siglo XII o principios del XIII. Contiene algunas de las cartas de la santa (Epistole), el Liber vite meritorum y sus tratados sobre su Lingua ignota.

Obras literarias

De las obras religiosas que escribió Hildegarda, destacan tres de carácter teológico: Scivias, sobre teología dogmática; Liber vite meritorum, sobre teología moral; y Liber divinorum operum, sobre cosmología, antropología y teodicea. Esta trilogía forma el mayor corpus de las obras y pensamiento de la visionaria del Rin.

Scivias

Archivo:Meister des Hildegardis-Codex 003 cuted
La Trinidad en su íntegra Unidad, Scivias, visión II, 2.

El nombre Scivias es una forma abreviada del latín «Scito vias Domini» que significa «Conoce los caminos del Señor». Esta obra fue inspirada tras una visión tenida por Hildegarda a la edad de cuarenta y dos años, esto es, hacia 1141, en la cual aseguraba haber asistido a una teofanía que le ordenaba escribir lo que percibiera:

«Oh frágil ser humano, ceniza de cenizas y podredumbre de podredumbre: habla y escribe lo que ves y escuchas».
Scivias (Protestificatio)

Dividida en tres libros, en esta obra describe las veintiséis visiones que tuvo, las cuales se encuentran ilustradas en los manuscritos conservados, sirviendo de alegoría y medio de explicación de los principales dogmas del catolicismo y la Iglesia de una manera más o menos sistemática. Tras la descripción de cada visión cargada de un complicado simbolismo, la voz celestial pasa a explicar su significado. De esta manera recorre los temas de «la majestad divina, la Trinidad, la Creación, la caída de Lucifer y Adán, las etapas de la historia de la salvación, la Iglesia y los sacramentos, el Juicio Final y el mundo futuro».

Liber vite meritorum

El Libro de los méritos de la vida, cuyo título completo es Liber vite meritorum, per simplicem hominem a vivente lucem revelatorum, fue escrito entre 1158 y 1163. Es una obra de carácter moral en la que, partiendo de la visión de Dios como un hombre cósmico que sustenta y vivifica al universo, Hildegarda llega a una exposición de los principales vicios espirituales y sus virtudes opuestas. Esta sistematización hace corresponder aspectos naturales del mundo y del hombre con las pasiones del alma humana. Dicha visión está explicada a lo largo de cinco libros y se complementa con un sexto que detalla la descripción de las penas que en la otra vida corresponderán a cada vicio. De esta manera el Liber vite meritorum deviene en un catálogo de treinta y cinco vicios, descritos bajo la figura simbólica de seres alegóricos conformados de partes de bestias y humanos.

Liber divinorum operum

El Liber divinorum operum o Libro de las obras divinas fue creado entre 1163 y 1173, siendo Hildegarda ya sexagenaria. Es la descripción de diez visiones, en donde realiza una cosmología que estructura al universo en correspondencia con la fisiología humana, y que convierte los actos del hombre en paralelos a los actos de Dios, mediante su cooperación activa en la construcción y orden del cosmos.

Así, desarrolla también una explicación del quehacer creador de Dios, centro del universo, que se desenvuelve en el tiempo humano teniendo su manifestación en la naturaleza del mundo y en la historia, con su máxima expresión en la encarnación de Cristo, Verbo divino.

Lingua ignota

Archivo:Litterae ignotae
El alfabeto de Hildegarda de Bingen, Littere ignote, que usó para su lengua Lingua ignota.

Otra de sus principales obras es la creación de su Lingua ignota, primera lengua artificial de la historia, por la que fue nombrada patrona de los esperantistas.

Dicha lengua fue expuesta en su escrito Ignota Lingua per simplicem hominem Hildegardem prolata, que ha llegado a nosotros integrada con otras obras en el Riesencodex, en sus folios 461v–464v, así como en el de Berlín, folios 57r–62r. La obra es un glosario de 109 palabras escritas en dicha lengua con su significado en alemán, incluyendo el de algunas plantas y términos usados en sus obras médicas.

En ambos manuscritos también se encuentra una pequeña obra conocida como Littere ignote (Letras desconocidas) en la que presenta 23 nuevas letras constituyendo un alfabeto hasta entonces desconocido, que si bien tienen cierta semejanza con los rasgos del alfabeto griego y hebreo, no se considera que Hildegarda haya intentado emularlos.

Se ha propuesto que su creación fue de carácter místico, tal vez una especie de glosolalia. No obstante, muchas de las palabras de dicho lenguaje parecen tender hacia un interés científico. Pero no hay un motivo claro del porqué de su creación.

Obra científica

DE LA LAVANDA.
La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. No sirve al hombre para comer no obstante que tiene un fuerte olor. El hombre que tiene muchos piojos, si huele lavanda frecuentemente, los piojos morirán. Su olor clarifica los ojos, porque contiene en sí las virtudes de las especias más fuertes y de las más amargas. Por eso, también aleja muchísimas cosas malas y los espíritus malignos salen aterrorizados por ella.
—Hildegarda de Bingen.
Physica, Libro I, Cap. XXXV
(Migne, PL. CXCVII, 1143)

Además escribió obras de carácter científico: Liber simplicis medicine o Physica, es una obra sobre medicina, dividido en nueve libros sobre las correspondientes propiedades curativas de plantas, elementos, árboles, piedras, peces, aves, animales, reptiles y metales. El más amplio de tales capítulos es el primero dedicado a las plantas, lo que indica que Hildegard tenía amplio conocimiento en su aplicación terapéutica desde una perspectiva holística. En este libro aplica la difundida teoría médica medieval de los humores que relaciona con la idea de que la constitución de los seres a partir del plan divino se realiza a través de cuatro elementos constitutivos, cuyo equilibrio determina la salud o enfermedad del individuo. Así, a cada planta le otorga el correspondiente calificativo de su cualidad: robustus, siccus, calidus, aridus, humidus, etcétera.

El Liber composite medicine o Cause et cure, sobre el origen de las enfermedades y su tratamiento.

Otros escritos

Se ha comprobado la autoría de alrededor de 300 cartas, donde toca temas de lo más variado: teología, espiritualidad, política, remedios curativos, consejos sobre la vida monástica y clerical, entre otros temas que le consultaban. El estilo en sus cartas es, en ocasiones, igual de simbólico que en sus escritos visionarios, ya que llega a proporcionar consejos con la misma autoridad y en nombre de la voz divina que dictaba sus visiones.

En lo que se refiere a sus escritos hagiográficos, se encuentra la Vita sancti Disibodi (Vida de san Disibodo) escrita hacia 1170 a petición de Helenger, abad del monasterio de Disibodenberg, donde trata la vida y obra del eremita irlandés Disibodo que terminó su vida en las cercanías del monasterio que aquel presidía. Por las mismas fechas escribe la Vita sancti Ruperti para documentar la vida del santo patrón del monasterio fundado en la colina donde supuestamente descansaban las reliquias de Ruperto de Bingen.

Escribió, además, una explicación de la regla de san Benito (Explanatio regule s. Benedicti) y otra del Símbolo atanasiano (Explanatio symboli s. Athanasii).

Obras musicales

Archivo:Riesencodex - fl.0466r Parcial view
Vista parcial del folio 0466r del Códice de Wiesbaden (Riesencodex) con la notación del canto «O vis eternitatis» de Symphonia armonie celestium revelationum.

Lo prolífico de la obra musical de Hildegarda permite establecer la importancia que para la sibila del Rin tuvieron la música y el canto. Tal importancia se puso de manifiesto en la carta escrita a la curia de Maguncia, dictada tras el entredicho interpuesto con ocasión del conflicto derivado de que la abadesa diera sepultura a un hombre supuestamente excomulgado y por el cual se prohibió a su comunidad cantar el salterio y tener misa.

En dicha misiva, tras declararse dispuesta a obedecer las medidas impuestas y partiendo de una cita del salmo 150, Hildegarda explica que el canto es una manifestación del espíritu divino en el hombre, que con ello recuerda vagamente la bienaventuranza de Adán en el paraíso, quien participaba de la voz y el canto de los ángeles en alabanza a Dios. Los profetas, a quienes Dios les otorgaba una gracia extraordinaria habían compuesto cantos y creado instrumentos entreviendo el pasado beatífico de la humanidad. De hecho, los instrumentos musicales, al ser tocados con los dedos recordaban a Adán mismo creado por el «dedo de Dios».

La alabanza a Dios dentro de la Iglesia tiene su origen en el Espíritu Santo y es conforme a la armonía celeste:

El cuerpo es verdadero vestido del espíritu, el cual posee una voz viviente, para que de esta manera el cuerpo con el alma, use su voz para cantar las alabanzas de Dios
Ep. XXIII, PL CXCVII, Migne, 1855.

Si bien emplea la técnica monofónica, el melisma y la notación propias de su época, la música hildegardiana se diferencia por el uso de amplios rangos tonales, que exigen a la cantante o al coro subir a agudos intensos estando en una nota intermedia o baja. Contrae frases melódicas que impulsan a la voz a ser más rápida para luego ralentizarse. Usa igualmente intervalos de cuarta y quinta, cuando el canto de su época rara vez pasaba de terceras.

La totalidad de las obras musicales de la profetisa teutona fueron creadas para las necesidades litúrgicas de su propia comunidad, así como para la didáctica teológico-moral en el caso del Ordo Virtutum.

Hildegarda compuso setenta y ocho obras musicales, agrupadas en Symphonia armonie celestium revelationum (Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestes): 43 antífonas, 18 responsorios, 4 himnos, 7 secuencias, 2 sinfonías (con el significado propio del siglo XII), 1 aleluya, 1 kyrie, 1 pieza libre y 1 oratorio (fascinante, pues el oratorio se inventó en el siglo XVII). Además, compuso un auto sacramental musicalizado llamado Ordo Virtutum ("Orden de las virtudes", en latín), sobre las virtudes.

  • 1) Ave generosa
  • 2) Ave Maria
  • 3) Columba aspexit
  • 4) Cum erebuerint
  • 5) Cum processit factura
  • 6) Cum vox sanguinis
  • 7) Favus distillans
  • 8) Hodie aperuit
  • 9) In Matutinis laudibus (Aer enim volat)
  • 10) In Matutinis laudibus (De Patria etiam earum)
  • 11) In Matutinis laudibus (Deus enim)
  • 12) In Matutinis laudibus (Deus enim rorem)
  • 13) In Matutinis laudibus (Et ideo puelle iste)
  • 14) In Matutinis laudibus (Sed diabolus)
  • 15) In Matutinis laudibus (Studium divinitatis)
  • 16) In Matutinis laudibus (Unde quocumque venientes)
  • 17) Karitas habundat
  • 18) Kyrie
  • 19) Laus Trinitati
  • 20) Mathias sanctus
  • 21) Nunc gaudeant
  • 22) O beata infantia
  • 23) O beatissime Ruperte
  • 24) O Bonifaci
  • 25) O choruscans stellarum
  • 26) O clarissima mater
  • 27) O cohors milicie floris
  • 28) O cruor sanguinis
  • 29) O dulcis electe
  • 30) O dulcissime amator
  • 31) O Ecclesia
  • 32) O eterne Deus
  • 33) O Euchari columba
  • 34) O Euchari in leta via
  • 35) O felix anima
  • 36) O felix apparicio
  • 37) O frondens virga
  • 38) O gloriosissimi lux vivens angeli
  • 39) O Ierusalem
  • 40) O ignee Spiritus
  • 41) O ignis Spiritus Paracliti
  • 42) O lucidissima apostolorum turba
  • 43) O magne Pater
  • 44) O mirum admirandum
  • 45) O nobilissima viriditas
  • 46) O orzchis Ecclesia
  • 47) O pastor animarum
  • 48) O Pater omnium
  • 49) O presul vere civitatis
  • 50) O pulcre facies
  • 51) O quam magnum miraculum
  • 52) O quam mirabilis
  • 53) O quam preciosa
  • 54) O rubor sanguinis
  • 55) O spectabiles viri
  • 56) O speculum columbe
  • 57) O splendissima gemma
  • 58) O successores
  • 59) O tu illustrata
  • 60) O tu suavissima virga
  • 61) O victoriosissima triumphatores
  • 62) O virga ac diadema
  • 63) O virga mediatrix
  • 64) O virgo Ecclesia
  • 65) O viridissima virga
  • 66) O viriditas digiti Dei
  • 67) O virtus Sapientie
  • 68) O vis eternitatis
  • 69) O vos angeli
  • 70) O vos felices radices
  • 71) O vos imitatores
  • 72) Ordo Virtutum
  • 73) Quia ergo femina
  • 74) Quia felix puericia
  • 75) Rex noster promptus est
  • 76) Spiritui Sancto
  • 77) Spiritus sanctus vivificans vita
  • 78) Vos flores rosarum

Visiones

Archivo:07angels-hildegard von bingen
La jerarquía angélica. Visión sexta del libro del Scivias. Códice de Wiesbaden. Facsímil de 1927.

Todo el bagaje simbólico y originalidad de las obras de Hildegarda encuentra su origen en la inspiración sobrenatural de sus experiencias visionarias, de ahí que la explicación de dicha enigmática fuente de conocimiento haya sido causa de interés e investigación incluso durante la vida de la abadesa.

Precisamente, una de las fuentes más importantes sobre el origen y descripción de sus visiones se encuentra en la carta con la que Hildegarda respondía a los cuestionamientos epistolares hechos en 1175 por el flamenco Guibert de Gembloux en nombre de los monjes de la abadía de Villers, acerca de la manera en que tenía sus visiones. Por estas respuestas se sabe que las visiones comenzaron desde su muy temprana infancia y que en ellas no mediaba el sueño, ni el éxtasis, ni la pérdida de los sentidos:

«No oigo estas cosas ni con los oídos corporales ni con los pensamientos de mi corazón, ni percibo nada por el encuentro de mis cinco sentidos, sino en el alma, con los ojos exteriores abiertos, de tal manera que nunca he sufrido la ausencia del éxtasis. Veo estas cosas despierta, tanto de día como de noche.'»
Hildegard al monje Guibert. Ep. CIII.

Igualmente, explica que este conocimiento sobrenatural que adquiere se da al mismo tiempo de tener la experiencia, tal como ella misma escribe: «simultáneamente veo y oigo y sé, y casi en el mismo momento aprendo lo que sé.».

Tales visiones siempre se acompañaban de manifestaciones lumínicas, de hecho, los mandatos divinos que recibía provenían de una teofanía luminosa a la que nombra «sombra de la luz viviente» (umbra viventis lucis) y es esta luz a la que nombra en la introducción del Scivias y de Liber divinorum operum como la que toma voz para ordenarle poner por escrito cuanto experimenta.

«Oh, pequeñita forma, [...] encomienda estas cosas que ves con los ojos interiores y que percibes con los oídos interiores del alma, a la escritura firme para utilidad de los hombres; para que también los hombres comprendan a su creador a través de ella y no rehuyan venerarlo con digno honor.»
Introducción al Liber operum divinorum.

Esta luz divina le mostraba las visiones que describe en sus obras y que posteriormente fueron ilustradas, las cuales han llegado hasta nosotros gracias a los manuscritos sobrevivientes, que muestran un simbolismo cuya interpretación no resulta tan obvia. Luego pasa a explicar su significado profundo y las enseñanzas derivadas de tales visiones. Ordinariamente estas visiones venían acompañadas de trastornos físicos para la abadesa como debilidad, dolor y, en algunos casos, rigidez muscular.

Lo anterior ha llevado a algunos estudiosos a buscar causas neurológicas, fisiológicas e incluso psicológicas para las visiones de esta mujer medieval, siendo una de las respuestas médicas más difundida que sufría un cuadro crónico de migraña, teoría esta última propuesta por el historiador de la medicina Charles Singer y popularizada por Oliver Sacks.

Teología

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La maternidad que procede del Espíritu y del Agua. Ilustración del Scivias, II, 3. Códice de Wiesbaden. Facsímil de 1927.

El valor teológico de las enseñanzas de Hildegarda ha sido reconocido desde antiguo por la Iglesia católica en una tradición continuada hasta nuestros días. Muestra de ello fue la inclusión de su vida y obras en el famoso compilado histórico de teólogos publicado en 1885 por Jacques Paul Migne, la Patrologia Latina, que dedica su tomo CXCVII a esta escritora. A ello se aúna su estudio y consideración modernas, de lo que es prueba su mención en declaraciones públicas y homilías de Benedicto XVI, así como su reconocimiento como Doctora de la Iglesia.

Interpretaciones modernas de sus escritos, como las que hacen Barbara Newmann o Sabina Flanagan, han puesto el énfasis en el carácter femenino de la teología hildegardiana, reivindicando un carácter de género a sus enseñanzas.

Dios

La concepción hildegardiana de Dios no es diferente de las concepciones teológicas católicas medievales, matizadas por las peculiaridades propias de sus visiones. La Trinidad, en el libro del Scivias, aparece como una luz en la que, a su vez, se diferencian una «luz serenísima» (splendidissimam lucem), que figura al Padre, una figura humana color zafiro (spphirini coloris speciem hominis), que simbolizaba al Hijo, y un «suavísimo fuego rutilante» (suavissimo rutilantem igne), como manifestación del Espíritu Santo, imágenes que conservan su diferenciación compartiendo la misma naturaleza única: «de tal modo que era una única luz en una única fuerza», «inseparable en su Divina Majestad» e «inviolable sin cambio».

Dios también se presenta como la fuente de toda fuerza, vida y fecundidad. En el Liber vite meritorum es representado como un varón (vir) precisamente porque en él radica el vigor que comunica a lo existente, no sólo a través del acto de la creación sino incluso a través de la inmanencia de su poder que sostiene al mundo, otorgando fecundidad (viriditas) a la naturaleza y al espíritu.

El hombre y el mundo

Como en la restante cultura teológica medieval, Hildegarda considera al hombre como el centro del mundo creado por Dios y partícipe de la obra redentora. Según el Liber divinorum operum, el hombre, hecho a semejanza de Dios, posee parecido con otra de las grandes obras del omnipotente: el cosmos. Esta semejanza se refleja incluso a nivel corporal, pues en el cuerpo se pueden distinguir partes aéreas, acuosas, invernales, nubosas, cálidas, etcétera. Hombre y cosmos interactúan y están ordenados conforme al plan divino. Es por ello que el cosmos puede ser leído como una lección para enseñar al hombre a amar a su creador y guardar la debida moral. Tanto uno como otro están destinados a su reintegración final a Dios, pero el hombre con su libre albedrío puede optar por rebelarse.

La calidad moral del hombre se encuentra herida desde la caída de Adán y Eva a causa del pecado, no obstante, Dios elige esa misma debilidad para otorgar la salvación por medio de su hijo Jesucristo, quien toma carne para rescatar al hombre, quien a su vez debe tender hacia Dios con sus pensamientos y actos, eligiendo las virtudes antes que los vicios.

Cristo y la Iglesia

El Verbo de Dios, hecho carne en la figura de Jesucristo, posee así la doble naturaleza divina y humana, de la misma manera que la Iglesia, los sacramentos y las virtudes poseen las realidades sobrenatural y mundana.

La abadesa del Rin comparte la visión patrística de la Iglesia como nueva Eva salida de la costilla de Cristo, custodia de la salvación en el mundo y prefigurada en la virgen María. Se opone a la Sinagoga, que representa a los enemigos de la fe y de Dios. En las visiones descritas en el Scivias, la Iglesia es figurada como una «mujer inmensa como una ciudad», coronada y vestida con resplandor, con el vientre perforado por donde entran una multitud de hombres con piel obscura que son purificados al salir por su boca.

Una imagen común en la teología cristiana no es ajena a la eclesiología de Hildegarda, la de los «esponsales de la Iglesia». La Iglesia como esposa mística contrae matrimonio con Cristo a través de su pasión: «Inundada por la sangre que manaba de su costado, fue unida a él en felices esponsales por la voluntad superior del Padre, y notablemente dotada por su carne y por su sangre» haciéndose así mediadora de los sacramentos que actualizan la vida de Cristo en el tiempo.

Hildegarda de Bingen en la cultura moderna

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Moneda alemana de 10 marcos de plata conmemorativa del noveno centenario del nacimiento de Hildegarda de Bingen.

La figura de Hildegarda de Bingen y su obra dejaron sentir su influencia aún fuera de Alemania y llegaron hasta nuestros días con una vigencia indiscutible, que ha llevado al mundo de la cultura a realizar diversos homenajes a la santa alemana.

La iglesia parroquial de Eibingen, donde reposan las reliquias de esta santa, fue reconstruida en gran parte en 1932 tras un incendio, tras lo cual fue adaptada a un estilo más contemporáneo por los hermanos Rummel. El altar principal se encuentra adornado por un mosaico que reproduce la visión de Hildegarda sobre la Trinidad que se encuentra en Scivias II, 2, dicha obra fue diseñada en 1965 por el expresionista alemán Ludwig Baur, quien también diseñó los vitrales de las ventanas de la iglesia, los cuales representan igualmente algunas visiones de la abadesa.

La abadía de santa Hildegarda en Rüdesheim am Rhein es una abadía benedictina reconstruida entre 1900 y 1908 sobre las ruinas originales de una de las fundaciones de Hildegarda. La reconstrucción fue ordenada por el príncipe Carlos Enrique de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg bajo un estilo neorrománico. La nave principal de la iglesia abacial se encuentra adornada con frescos que representan las visiones de la abadesa y en sus arcos se encuentran otros más que muestran escenas de la vida de Hildegarda pintadas bajo el estilo de la escuela Beuron de arte de Desiderius Lenz bajo la dirección de Paulus Krebs. Dicha abadía forma parte del Paisaje cultural del Valle Superior del Medio Rin declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 2002.

En la población de Bingen am Rhein se ha dedicado un museo a la vida y obra de esta santa, donde se exponen documentos contemporáneos suyos así como algunos restos de las construcciones lideradas por la abadesa. Igualmente se expone una primera impresión de 1533 de su obra Physica, contando, además, con un jardín adjunto donde se encuentra las plantas descritas en las obras naturalistas.

En la cinematografía, la película A Beautiful Mind, ganadora del Óscar a la mejor película en el año 2001, utilizó una de las canciones de Hildegarda titulada Columba aspexit dentro de la banda sonora, por la cual también obtuvo una nominación a dicho galardón. En el año 2009, la directora alemana Margarethe von Trotta filmó la película "Visión: La historia de Hildegard von Bingen" (Vision. Aus dem Leben der Hildegard von Bingen), basada en la vida de esta santa, quien fuera caracterizada por la actriz alemana Barbara Sukowa. Fue estrenada en español el 27 de agosto de 2010. En la película italiana del año 2009 «Barbarossa» (traducida al inglés como «Sword of War»), basada en la vida del emperador Federico Barbarroja, Hildegarda de Bingen tiene una aparición en la cual es interpretada por la actriz española Ángela Molina.

También en televisión la figura de Hildegarda ha tenido cierta presencia: en 1994 la BBC de Londres produjo el documental «Hildegard of Bingen» para la televisión inglesa; asimismo la televisión alemana produjo el documental «Hildegard von Bingen - Eine Frau des 12. Jahrhunderts» (Hildegarda de Binben. Una mujer del siglo XII) y dedicó un capítulo de la serie «Die Deutschen» (Los alemanes) a esta monja benedictina.

La discografía generada a partir de la música de Hildegarda es abundante. Desde 1979 se produjeron alrededor de 35 discos con ejecuciones de las canciones religiosas compuestas por ella, destacando las interpretaciones realizadas por Gothic Voices, Emma Kirkby, la Oxford Camerata bajo la dirección de Jeremy Summerly, Garmarna y Anonymous 4.

El 14 de abril de 1998, el gobierno alemán puso en circulación una moneda conmemorativa del 900 aniversario de Hildegarda de Bingen. La edición constó de un total de 4,5 millones de monedas de 10 marcos, hechas de plata de ley de 925 milésimas, donde se aprecia la efigie de la santa escribiendo los mensajes divinos junto a una banda que dice Liber Scivias Domini y los años de su nacimiento y muerte.

En la astronomía, el asteroide (898) Hildegard, descubierto por el astrónomo alemán Max Wolf el 3 de agosto de 1918, lleva su nombre en honor a esta mística alemana.

Igualmente, la consideración moderna sobre la relevancia de la figura de Hildegarda en la Edad Media así como para la historia de la Iglesia, ha llevado a grupos feministas eclesiásticos y seculares a tomarla como un ejemplo relevante de reivindicación del papel de la mujer en la historia y de su importancia en la apertura de roles tradicionalmente masculinos al género femenino.

También, el músico Devendra Banhart homenajeó a esta Santa en su vídeo "Für Hildegard von Bingen" que fue lanzado en octubre de 2013, mostrando el lado artístico de Hildegarda.

La escritora cubana Daína Chaviano dedicó su novela El hombre, la hembra y el hambre (Premio Azorín de Novela 1998) a esta monja, cuya figura juega un papel fundamental en la trama. Aunque la novela gira en torno a una jineteracubana, la interacción de este personaje con una monja amiga sirve de base para comentar la vida mística de Hildegarda y sus aportes musicales.

El cráter lunar Hildegard lleva este nombre en su memoria desde febrero de 2016.

Galería de imágenes

De sus obras

Frescos en la abadía de santa Hildegarda en Rüdesheim am Rhein

Frases célebres

  • "La virtud es como una luz que brilla en la oscuridad."
  • "Todas las cosas que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra están impregnadas de secretos ocultos."
  • "La voz de Dios me dijo: 'La gracia es como una luz'."
  • "El hombre es el eco de Dios."
  • "Toda la vida de los seres humanos está envuelta en sombras, pero Dios es la verdadera luz."
  • "La armonía de la creación revela la grandeza de Dios."
  • "La música es el arte de los profetas y el regalo de Dios."
  • "El alma es como una arpa, y solo cuando está afinada en armonía con la voluntad divina puede producir melodías hermosas."
  • "El amor es la fuerza más poderosa del universo."

Datos de interés

  • Hildegard von Bingen fue una verdadera polímata, lo que significa que destacó en múltiples campos del conocimiento. Además de ser una monja y mística, fue una prolífica escritora, compositora y una de las primeras naturalistas de la Edad Media.
  • Hildegard afirmó haber tenido visiones divinas desde una edad temprana. Sus visiones y revelaciones las documentó en su obra "Scivias", que es una de las obras más destacadas de la literatura mística medieval.
  • Hildegard von Bingen es considerada una de las primeras compositoras conocidas de la historia de la música occidental. Sus composiciones, conocidas como "cánticos gregorianos de Hildegard", siguen siendo interpretadas y grabadas en la actualidad.
  • Hildegard también hizo contribuciones a la medicina de su época. Es conocida por haber escrito un libro titulado "Causae et Curae" (Causas y Curas) en el que exploraba las propiedades curativas de las plantas y las hierbas. Además, en su obra "Physica", mencionó la utilización de lúpulo (Humulus lupulus) en la elaboración de cerveza, lo que sugiere un temprano uso de esta planta en la producción de cerveza. El lúpulo no solo aporta sabor y aroma a la cerveza, sino que también actúa como conservante natural y contribuye a su claridad.
  • Hildegard von Bingen fue canonizada por el Papa Benedicto XVI en 2012. Esta es una rareza, ya que a menudo pasan muchos siglos después de la muerte de una persona antes de que se inicie un proceso de canonización.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Hildegard of Bingen Facts for Kids

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Hildegarda de Bingen para Niños. Enciclopedia Kiddle.