Efecto apotropaico para niños
El efecto apotropaico es una forma en que las personas, a lo largo de la historia, han buscado protegerse de lo que consideran peligroso o desconocido. Se refiere a ciertos actos, objetos, rituales o frases que se usan para alejar la mala suerte, los miedos o cualquier influencia negativa. Es como una especie de "escudo" cultural o mágico.
La palabra "apotropaico" viene del griego antiguo apotrépein, que significa "alejarse" o "desviar". Esto muestra la necesidad humana de sentirse seguros frente a lo que no se entiende o lo que podría causar daño. A veces, para evitar nombrar directamente algo que se considera peligroso, se usan palabras o frases más suaves, llamadas eufemismos.
Contenido
¿De dónde viene el deseo de protección?
El deseo de protegerse de lo desconocido tiene raíces muy antiguas. Algunas acciones que hacemos sin pensar, como evitar ciertas situaciones o reaccionar ante algo que nos asusta, pueden ser parte de un instinto de supervivencia. Estos impulsos, que vienen de la evolución, son la base de muchos actos apotropaicos.
Protección en el Antiguo Egipto
En el Antiguo Egipto y en otras culturas antiguas de Oriente Próximo, se realizaban muchos rituales para protegerse. Las personas invocaban a ciertas deidades (dioses) para que los cuidaran de influencias negativas. En Egipto, el dios Heka, que representaba la magia, era muy importante en estos rituales caseros.
Dos deidades muy invocadas eran Taueret, una diosa con forma de hipopótamo asociada a la fertilidad, y Bes, un dios con forma de león que protegía los hogares. Bes se desarrolló a partir de un dios enano llamado Aha, que significaba "luchador".
Para comunicarse con los dioses, se usaban objetos especiales. Un objeto muy común en el Imperio Nuevo de Egipto (alrededor de 1550-1069 a. C.) era la banda apotropaica de marfil. Estas bandas protegían a las mujeres embarazadas y a los niños, y estaban decoradas con dibujos de deidades protectoras. También se usaban amuletos con imágenes de dioses como Taueret.
El agua también era importante en los rituales. Se usaban vasos especiales con forma de Taueret para verter agua curativa sobre las personas. Mucho después, cuando los griegos gobernaron Egipto, se usaban estelas (piedras talladas) con la imagen del dios Horus. Se vertía agua sobre la estela, y se creía que el agua adquiría poderes curativos, que luego se bebía.
Gestos, objetos y rituales de protección
La antropología cultural ha identificado muchos gestos y objetos que se consideran protectores:
- Hacer la higa (un gesto con la mano) para alejar la mala suerte.
- Tocar madera para evitar que algo malo suceda.
- Cruzar los dedos para desear buena suerte.
- Decir "¡Jesús!" cuando alguien estornuda, aunque hoy se usa más por cortesía.
- Evitar ciertos animales o números que se consideran de mala suerte.
Los conjuros, las fórmulas que se dicen en los brindis o en las queimadas (una bebida tradicional gallega), y ciertos objetos como amuletos o talismanes, también se usan para proteger. Algunos ejemplos son la cruz de Caravaca, las medallas de San Benito o San Cristóbal (para los viajes), el ojo apotropaico, el nazar (un ojo azul turco), el trébol de cuatro hojas, la pata de conejo y la mano de Fátima.
En las tumbas griegas del siglo VI a. C., se encontraban esculturas de criaturas como sirenas y esfinges, que se creía que protegían el lugar. Los romanos, por ejemplo, realizaban actos apotropaicos para protegerse de influencias negativas.
Símbolos y arquitectura protectora
Los lammasus asirios, que eran grandes estatuas con cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza humana, se colocaban en parejas a la entrada de ciudades y palacios. Su propósito era infundir respeto y proteger contra enemigos y espíritus negativos.
Otros símbolos y elementos arquitectónicos con función protectora incluyen:
- La cabeza de Medusa en las armaduras griegas y romanas.
- La cruz (que también se inscribía al inicio de escritos antiguos para atraer la buena suerte).
- La flor de lis.
- Las gárgolas en los edificios, que se creía que protegían el agua y las fuentes.
- Los leones en monumentos y tumbas, que defendían a la persona conmemorada o enterrada.
- Ciertas plantas como el laurel y algunos árboles a la entrada de templos y casas.
- Las herraduras clavadas en los umbrales de las puertas.
¿Qué pensaban los pensadores sobre esto?
A lo largo de la historia, muchos pensadores han considerado estos actos como supersticiónes o creencias sin base racional. Por ejemplo, el doctor Gaspar Navarro en su libro de 1631 criticó estas prácticas. Durante la Ilustración, un movimiento de pensamiento del siglo XVIII, era común rechazar y criticar estas ideas, considerándolas irracionales. El padre Benito Jerónimo Feijoo, un famoso escritor español de esa época, escribió varios ensayos contra estas prácticas.
Galería de imágenes
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Gárgola apotropaica con forma de gaitero.
Monasterio de San Juan de los Reyes, Toledo.
Véase también
En inglés: Apotropaic magic Facts for Kids