Barcino para niños
Datos para niños Barcino |
||
---|---|---|
colonia romana | ||
![]() Plano de Barcino superpuesto al plano actual del Barrio Gótico de Barcelona
|
||
Localización de Barcino en España
|
||
Coordenadas | 41°23′03″N 2°10′32″E / 41.3841, 2.17542 | |
Entidad | colonia romana | |
• País | Antigua Roma | |
Habitantes | 5000 (estimado) | |
Fundación | siglo I a. C. | |
Correspondencia actual | Barcelona (España) | |
Barcino fue una antigua ciudad romana que existió en la provincia de la Tarraconense, en lo que hoy es España. Esta ciudad es el origen de la actual Barcelona. Fue fundada en algún momento durante el gobierno del emperador Augusto (entre los años 27 a.C. y 14 d.C.). Su nombre completo era Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino.
Barcino se construyó en una pequeña colina llamada monte Táber, donde antes probablemente había un pueblo de los layetanos. Aunque no era muy grande, Barcino fue una ciudad exitosa gracias a su ubicación estratégica. Su economía se basaba en la agricultura y el comercio. Tuvo su mejor momento entre los siglos II y III. Luego, como el resto del Imperio romano, empezó a decaer un poco.
Sin embargo, en el siglo IV, Barcino volvió a ser muy importante. Incluso superó a Tarraco, la capital de la región, sobre todo por su gran muralla que la protegía de ataques. Después de la caída del Imperio Romano y la llegada de los visigodos, Barcino siguió evolucionando hasta convertirse en la Barcelona que conocemos hoy.
Contenido
¿De dónde viene el nombre Barcino?
No se sabe con certeza el origen del nombre Barcino. Parece que viene de un antiguo pueblo ibérico llamado Barkeno. Este nombre aparece en unas monedas ibéricas del siglo II a.C. Cuando los romanos fundaron la ciudad en el siglo I a.C., adaptaron este nombre al latín como BARCĬNŌ.
Algunas historias dicen que el nombre podría venir de Amílcar Barca, un líder de Cartago, pero esto no parece muy probable. La primera vez que se menciona Barcino por escrito fue en el siglo I d.C. por Pomponio Mela. Más tarde, en el siglo II d.C., el astrónomo Claudio Ptolomeo la llamó Βαϱϰινών (Barkinṓn) en su libro Geografía.
La historia de Barcino
Entre los siglos VI y I a.C., la zona donde hoy está Barcelona estaba habitada por los layetanos. Ellos eran un pueblo íbero que vivía de la agricultura, la ganadería y la minería (sacaban hierro, plata, cobre y oro). También comerciaban con la colonia griega de Emporion (Ampurias).
Se cree que el principal asentamiento íbero de la zona estaba en Montjuic. Sin embargo, la construcción de la ciudad moderna y el uso de la montaña como cantera han hecho que la mayoría de esos restos se hayan perdido. Es posible que también hubiera un asentamiento en el monte Táber, pero solo se encontró una piedra con una inscripción íbera en el siglo XIX, que hoy ya no existe.

La República romana llegó a la península ibérica durante la segunda guerra púnica (218 a.C.). Querían controlar el poder de los cartagineses en la zona. Esto llevó a la conquista del territorio, un proceso que duró casi dos siglos. Finalmente, en el año 19 a.C., el emperador Augusto completó el control de la península. Los romanos se establecieron primero en Emporion y Rhodae (hoy Ampurias y Rosas), y su principal ciudad en la región fue Tarraco (Tarragona). Durante este tiempo, los romanos seguramente ocuparon el lugar íbero en Montjuic para controlar la desembocadura del río Llobregat, un punto clave. Es probable que la gente local y los romanos se mezclaran y adoptaran costumbres unos de otros.
Parece que fue durante el gobierno de Augusto (27 a.C. - 14 d.C.), cuando la República romana se convirtió en imperio, que se fundó la colonia de Barcino. Se cree que fue entre los años 15 a.C. y 10 a.C. Se construyó en el monte Táber (a 25 metros sobre el nivel del mar). La razón principal para elegir este lugar fue su puerto natural. Sin embargo, con el tiempo, los sedimentos de los ríos y las corrientes marinas dificultaron la entrada de barcos al puerto. La nueva ciudad recibió el nombre completo de Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino.

Los primeros habitantes de Barcino fueron probablemente soldados romanos que habían terminado su servicio en las guerras cántabras, personas liberadas de la Narbonense y colonos de Italia. La ciudad estaba en un lugar estratégico por su puerto y porque la Vía Augusta, que conectaba Hispania con Roma, pasaba por allí. Esto ayudó a su economía, que era impulsada por dueños de tierras, comerciantes, funcionarios, militares, artesanos y trabajadores.
La importancia estratégica de Barcino, como punto de conexión entre el norte (Vía Augusta) y el Mediterráneo, hizo que la ciudad creciera rápidamente en comercio y economía. Además, no pagaba impuestos, lo que la favorecía. El mayor esplendor de Barcino en la época romana fue durante los siglos II y III, con una población estimada entre 3500 y 5000 habitantes. Hacia el siglo IV, Barcino ya había superado a Tarraco en importancia en la región.
La actividad económica principal era el cultivo de las tierras cercanas, especialmente la vid (uvas para vino). El vino de Barcino era famoso y se exportaba a otras partes del imperio, como la Galia, Italia, el norte de África e incluso a la frontera germánica. Además de la agricultura, también eran importantes la ganadería y la pesca. Las tierras alrededor de la ciudad se dividieron entre los colonos usando un sistema llamado centuriatio. Además del vino, se exportaba cerámica, sal de las minas de Cardona y pescado en salazón (un condimento llamado garum).
Los restos arqueológicos (como el tamaño del templo, la cantidad de esculturas, mosaicos y ánforas) muestran que los habitantes de Barcino tenían una buena calidad de vida. Sin embargo, no hay pruebas de que la ciudad tuviera teatro, anfiteatro o circo.
El gobierno de la ciudad seguía el modelo que el imperio daba a las colonias, que era bastante independiente. El municipio controlaba la ciudad (urbs) y el área rural de alrededor (territorium). La curia municipal (ordo decurionum), con unos cien miembros, administraba todos los aspectos de la ciudad. El gobierno real estaba en manos de funcionarios elegidos, los duunviros y los ediles. Las clases sociales incluían a los ciudadanos (cives), los que vivían allí sin ser ciudadanos (incolae), los visitantes temporales (hospites) y las personas que realizaban trabajos específicos. Entre los pocos habitantes de Barcino de los que se conoce el nombre, destaca Lucio Minicio Natal (siglo II). Fue un importante militar y funcionario, y también ganó una carrera de cuadrigas en los antiguos Juegos Olímpicos en el año 129.
En el siglo III, al mismo tiempo que el imperio empezaba a decaer, la población de Barcino disminuyó y la zona se volvió más rural. Sin embargo, la ciudad mantuvo cierta actividad importante. En este siglo, las primeras comunidades cristianas comenzaron a establecerse en la región. Se sabe que hubo una comunidad y un obispo propio entre los años 260 y principios del siglo IV. En este período, surgieron las primeras veneraciones a cristianos que murieron por su fe durante la persecución de Diocleciano. Por ejemplo, san Cucufate, que murió en Castrum Octavium (hoy San Cugat del Vallés); o santa Eulalia, que murió en Barcino en el año 303, a los trece años. El cristianismo fue permitido en el año 313 por el emperador Constantino, a través del edicto de Milán. El primer obispo conocido de Barcino fue Pretextato, quien asistió a un importante encuentro en el año 347. Le siguió san Paciano (c. 360-390), considerado un importante pensador de la Iglesia.
A finales del siglo IV, las ciudades bajo el poder de Roma empezaron a perder fuerza. El imperio pedía más recursos económicos, lo que llevó a que parte de la población se fuera al campo y a que la ciudad tuviera un autogobierno más limitado. Finalmente, después de la muerte de Teodosio I (395), el Imperio romano se dividió en dos: el Imperio romano de Oriente y el Imperio romano de Occidente. Durante este tiempo, Barcino fue la capital de dos personas que intentaron tomar el trono imperial: Máximo (409-411) y Sebastián (444). Máximo incluso acuñó monedas con la marca SMBA (Sacra Moneta Barcinonensis).
Entre los siglos IV y V, la ciudad romana comenzó una lenta decadencia. El centro de poder se trasladó del foro a la basílica cristiana. Los edificios públicos del foro empezaron a deteriorarse o se usaron para otros fines. Las antiguas termas se convirtieron en la iglesia de San Miguel. Muchas casas se dividieron en varias viviendas, las calles se hicieron más estrechas y el sistema de alcantarillado se fue abandonando. Empezaron a surgir construcciones fuera de la muralla, en los llamados suburbium, donde se construyeron monasterios y basílicas, como Santa María de las Arenas (donde hoy está la Santa María del Mar), San Cucufate y San Pablo del Campo.
En el siglo V, llegaron a la Tarraconense los visigodos, un pueblo germánico. Uno de sus reyes, Ataúlfo (410-415), se casó en 414 con Gala Placidia, hija del emperador Teodosio I, y estableció su corte en Barcino. La ciudad fue capital solo unos meses, ya que Ataúlfo fue asesinado en su palacio. Hacia el año 416, se permitió a los visigodos entrar en Hispania para controlar a otros pueblos. Durante el reinado de Eurico (466-484), el reino de los visigodos se declaró independiente de Roma. Eurico tomó la Tarraconense y forzó la salida del último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, en 476. La historia posterior de la ciudad ya es la de Barcelona.
Arquitectura y diseño de la ciudad
Los romanos eran muy buenos en arquitectura civil e ingeniería. Construían ciudades con un diseño organizado y con servicios básicos, como el alcantarillado, así como caminos, puentes y acueductos. La arquitectura romana usaba piedra, ladrillo y mampostería. A diferencia del sistema arquitrabado griego, los romanos usaron el arco, la bóveda y la cúpula. De los griegos adoptaron los estilos jónico y corintio, y ellos añadieron el toscano y el compuesto.
Barcino estaba rodeada por una muralla de 1.5 kilómetros de perímetro, que protegía un área de 10.4 hectáreas. La primera muralla se empezó a construir en el siglo I a.C. Tenía pocas torres, solo en las esquinas y en las cuatro puertas principales: la Praetoria (hoy plaza Nueva), la Decumana (calle Regomir), la Principalis Sinistra (plaza del Ángel) y la Principalis Dextra (calle del Call). Sin embargo, los ataques de francos y alamanes a partir del año 250 hicieron que fuera necesario reforzar las murallas. Estas fueron ampliadas en el siglo IV. La nueva muralla se construyó sobre las bases de la primera y tenía un doble muro de 2 metros de ancho, con espacio en medio relleno de piedra y mortero. El muro tenía 74 torres de unos 18 metros de altura, la mayoría rectangulares.

Barcino tenía un diseño urbano de castrum (campamento militar) al principio, y luego de oppidum (ciudad fortificada). Tenía dos calles principales que la organizaban: el cardo maximus (hoy calles Llibreteria y Call) y el decumanus maximus (calles Bisbe, Ciutat y Regomir). En el cruce de estas dos calles estaba el forum, la plaza central para la vida pública y los negocios. Desde este centro, la ciudad seguía un trazado de calles rectas, con manzanas cuadradas o rectangulares. Este diseño influiría en el futuro trazado de la ciudad y sería tomado en cuenta por Ildefonso Cerdá en su Plan de Ensanche de 1859.

En el foro se encontraban los edificios para los negocios, la justicia, las termas (baños públicos) y otros edificios públicos. También era el lugar donde las autoridades se reunían en la Curia y la Basilica. El área del foro no se ha delimitado completamente, pero parece coincidir con la actual plaza de San Jaime. En el foro estaba el templo de Augusto, dedicado al primer emperador y fundador de Barcino. Fue construido poco después de la fundación de la ciudad, probablemente a principios del siglo I d.C. Era un edificio rectangular, elevado sobre una plataforma (podium), con seis columnas en la fachada y rodeado de columnas (hexástilo y períptero). Medía unos 35 metros de largo por 17.5 metros de ancho. Dentro de la columnata, de estilo corintio, estaba la cella, una habitación que contenía la imagen o escultura del emperador Augusto. De este templo solo se conservan tres columnas y partes del podio y del arquitrabe. Se encuentran en su lugar original, dentro del edificio del Centro Excursionista de Cataluña, en la calle Paradís.
Otros elementos romanos que se conservan son la necrópolis, un conjunto de tumbas fuera de la muralla, en la actual plaza de la Villa de Madrid. Tiene más de setenta tumbas de los siglos II y III, con restos de aras, estelas y cupas. Fueron descubiertas por casualidad en 1954. También hay restos de dos acueductos que llevaban agua a la ciudad. Uno venía de la sierra de Collserola y el otro del norte, tomando agua del río Besós. Ambos se unían frente a la puerta Praetoria de la ciudad (actual plaza Nueva).
En cuanto a las viviendas, se conservan restos de una casa romana (domus) en la calle de Lladó, del siglo I a.C. Era de estilo itálico, con un patio de entrada (atrio) y una superficie de 500 m². Fue excavada en 1927 y algunos de sus mosaicos se conservan en el Museo de Arqueología de Cataluña. Otros restos son los de una domus en la calle San Honorato, bajo el edificio de la Generalidad de Cataluña, del siglo IV. Además de las casas urbanas, en los alrededores de la ciudad había varias villas rurales. Se han encontrado restos de lo que debió ser una gran mansión en la actual plaza de Antonio Maura.
Hay pruebas de un gran edificio de termas (baños públicos) en la actual plaza de San Miguel, de alrededor del siglo II d.C. Sobre este edificio se construyó la iglesia de San Miguel en la Edad Media. Esta iglesia, antes de ser demolida en 1868, conservaba un mosaico con figuras de tritones y otros motivos marinos.
Una parte importante de la antigua Barcino se puede ver en el subsuelo arqueológico del Museo de Historia de Barcelona. Allí se encuentran restos de sus monumentos y de la vida diaria de sus habitantes. La parte principal está bajo la calle de los Condes y la plaza de San Ivo, donde se conservan restos de suelos, bases y diversas construcciones que debieron ser parte del foro, así como algunos pedestales con inscripciones. Entre los restos, se han identificado varios negocios, como una fullonica (lavandería), una tinctoria (tintorería), una cetaria (fábrica de salazón de pescado y garum) y una cella vinaria (bodega). En las salas del museo se exhiben varias piezas romanas, como vasijas de aceite o trigo, cerámica, lápidas, una estela de mármol con el nombre de Barcino y varias esculturas.
Otros restos se conservan en el Museo de Arqueología de Cataluña. Destacan unas columnas corintias de la calle de Avinyó y un mosaico decorado con las Tres Gracias que se encontró bajo un antiguo convento.
Entre finales del siglo III y principios del siglo IV, después de un período difícil, Barcino vivió un nuevo momento de esplendor. Esto se vio en la ampliación de sus murallas. De esa época se han encontrado restos de casas y villas ricas, como un mosaico con carreras de circo que se conserva en el Museo Arqueológico de Cataluña, o una pintura mural de un personaje a caballo encontrada en una casa de la calle Bisbe Caçador.
Con la llegada del cristianismo como religión oficial en el siglo IV, el arte se centró en temas religiosos. A esto se le llama arte paleocristiano. Este arte tomó formas romanas, pero con un nuevo significado basado en la iconografía cristiana. En arquitectura, destacó la iglesia, que era una evolución de la basílica romana. Se incorporaron nuevas formas como la planta de cruz latina (símbolo de Jesús) y nuevos edificios como el baptisterio. El templo principal de la época fue la basílica de la Santa Cruz (siglos V-VII), que fue el origen de la actual Catedral de Barcelona. De ella quedan algunos restos bajo la actual plaza de San Ivo y la calle de los Condes, así como algunas esculturas en el Museo de Historia de la Ciudad. Era un templo de tres naves, con un baptisterio de planta cuadrada que tenía una piscina octogonal. El conjunto religioso también incluía un palacio y una sala de recepción del obispo, además de otros edificios.
Más información
- Barcelona
- Historia de Barcelona
- Arte público de Barcelona
- Arquitectura de Barcelona
- Urbanismo de Barcelona
- Odonimia de Barcelona
- Tarraconense
- Barcino (escultura)