Rodrigo Díaz de Vivar para niños
Datos para niños Rodrigo Díaz |
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Señor de Valencia | ||
Ejercicio | ||
17 de junio de 1094 - 1099 | ||
Sucesor | Jimena Díaz | |
Información personal | ||
Nombre secular | Rodrigo Díaz, el Campeador | |
Otros títulos | "Héroe Nacional" | |
Nacimiento | c. 1048 ¿Vivar del Cid, Burgos? |
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Fallecimiento | 1099 Valencia |
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Sepultura | Catedral de Valencia (1099) Monasterio de San Pedro de Cardeña (1102) Catedral de Burgos (1921) |
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Familia | ||
Padre | Diego Laínez o Flaínez | |
Consorte | Jimena Díaz | |
Hijos | Cristina, Diego y María | |
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Firma | ||
Rodrigo Díaz (¿Vivar del Cid, Burgos?, c. 1048-Valencia, 1099), también conocido como el Cid Campeador, fue un líder militar castellano que llegó a dominar al frente de su propia mesnada el Levante de la península ibérica a finales del siglo XI como señorío de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno. Consiguió conquistar Valencia y estableció en esta ciudad un señorío independiente desde el 17 de junio de 1094 hasta su muerte; su esposa, Jimena Díaz, lo heredó y mantuvo hasta 1102, cuando pasó de nuevo a dominio musulmán.
Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid, fue el abuelo del rey García Ramírez de Pamplona a través de su hija Cristina. Aunque la leyenda lo presenta como un héroe de Castilla en la Reconquista, en realidad, a lo largo de su vida, sirvió a diferentes líderes, tanto cristianos como musulmanes, luchando más por su propio beneficio que por una causa específica. Algunos lo describen como un mercenario, un soldado profesional que prestaba sus servicios a cambio de pago. Su historia se convirtió en la inspiración para el Cantar de mio Cid, la epopeya más importante de la literatura española. El Cid ha pasado a la historia con los títulos de "Campeador" (experto en batallas campales) y "Cid" (del árabe "sīdi", señor).
Contenido
Etimología: «Cid» y «Campeador»
Durante su vida, Rodrigo Díaz fue conocido como el "Campeador", como se evidencia en un documento firmado por él mismo en 1098, donde se latiniza su nombre como "ego Rudericus Campidoctor". En las fuentes árabes del siglo XI y principios del siglo XII, se le menciona como "alkanbīṭūr" o "alqanbīṭūr", y posiblemente como Rudriq o Ludriq al-Kanbiyatur o al-Qanbiyatur.
El apodo "Cid", que también se usó para otros líderes cristianos, podría haber sido utilizado como un título de respeto, posiblemente por los zaragozanos durante su servicio al rey de la taifa de Zaragoza entre 1081 y 1086, o más probablemente por los valencianos después de la conquista de Valencia en 1094. La primera aparición registrada de "Cid" es en el Poema de Almería, escrito entre 1147 y 1149.
La combinación "Cid Campeador" se documenta alrededor de 1200 en el Linaje de Rodrigo Díaz, parte del Liber regum, y en el Cantar de mio Cid.
Biografía
Nació a mediados del siglo XI. Las distintas propuestas dignas de estudio han oscilado entre 1041 (Menéndez Pidal) y 1057 (Ubieto Arteta), aunque actualmente cuenta con más partidarios una fecha situada entre 1045 y 1050; según Martínez Díez lo más probable es que naciera en 1048.
Su lugar de nacimiento está firmemente señalado por la tradición en Vivar del Cid, a 10 km de Burgos, aunque se carece de fuentes contemporáneas a Rodrigo que lo corroboren, puesto que la asociación de Vivar con el Cid se documenta por vez primera c. 1200 en el Cantar de mio Cid y la primera mención expresa de que el Cid nació en Vivar data del siglo XIV y se encuentra en el cantar de las Mocedades de Rodrigo.
Genealogía
Menéndez Pidal, influido por el neotradicionalismo, buscó un Cid de orígenes castellanos y humildes, viéndolo como un infanzón que se elevó socialmente. Sin embargo, la visión de Menéndez Pidal contradice la calificación de "varón ilustrísimo" dada por la Historia Roderici y el Carmen Campidoctoris, sugiriendo una pertenencia a la aristocracia.
Estudios genealógicos recientes, como los de Margarita Torres, identifican a Diego Flaínez como el padre del Cid y lo vinculan a la poderosa familia leonesa de los Flaínez, contradiciendo la idea de Menéndez Pidal sobre orígenes humildes. La discrepancia se resuelve considerando posibles malentendidos en los nombres y títulos.
La madre del Cid, de apellido Rodríguez, era hija de Rodrigo Álvarez, un miembro de la alta nobleza castellana. Estos lazos nobles, junto con el temprano servicio del Cid en la corte del rey Fernando I, sugieren que no era un humilde infanzón, como se ha sugerido en la tradición. En resumen, hay evidencia de que el Cid descendía de la alta aristocracia, desafiando la imagen de origen humilde propuesta por Menéndez Pidal.
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Froiloba Bermúdez |
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Muño Flaínez |
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Rodrigo Álvarez |
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Flaín Muñoz |
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Diego Flaínez |
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María, Sancha o Teresa Rodríguez |
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Diego Laínez |
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Rodrigo |
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En la línea de primer grado se muestran las dos variantes más aceptadas sobre los posibles padres de El Cid.
Rodrigo Díaz sirvió desde joven al infante Sancho II, futuro rey de Castilla. Durante su servicio, adquirió habilidades tanto en el manejo de las armas como en la lectura y escritura. Participó en varias batallas, destacando en las victorias de Llantada y Golpejera. Después de la muerte de Sancho II, se unió al ejército del rey Alfonso VI y luchó en la guerra contra sus hermanos por el control del reino. Su destreza militar y valentía lo hicieron famoso, y ganó el apodo de "Campeador".
Rodrigo se casó con Jimena Díaz, noble descendiente de Alfonso V de León, consolidando su posición en la alta nobleza. A pesar de algunos desencuentros, Rodrigo mantuvo una buena relación con Alfonso VI, quien lo envió en misiones importantes, como la recaudación de parias en Sevilla. Sin embargo, tras un conflicto con la taifa de Toledo, Rodrigo fue desterrado. En busca de empleo militar, se unió al servicio del rey de Zaragoza.
Durante su tiempo en Zaragoza, el Cid participó en diversas campañas, incluyendo la batalla de Almenar y la conquista de Morella. Sin embargo, tras la traición de Rueda, donde algunos de sus aliados murieron, Rodrigo regresó a Zaragoza. Eventualmente, se reconcilió con Alfonso VI, quien conquistó Toledo en 1085. En 1086, Rodrigo participó en el asedio de Zaragoza, pero debido a la llegada de los almorávides, fue despedido por el rey taifa. La reconciliación con Alfonso VI pudo haber ocurrido durante este tiempo.
Rodrigo, también conocido como El Cid, acompañó a la corte del rey Alfonso en Castilla en la primera mitad de 1087. Después de dirigirse hacia Zaragoza y reunirse con al-Musta'in II, se dirigieron a Valencia para socorrer al rey-títere al-Qadir del acoso de al-Mundir de Lérida y Berenguer Ramón II de Barcelona. El Cid logró repeler la incursión, pero la situación se volvió difícil, y decidió regresar a Castilla para solicitar refuerzos y planificar la defensa.
En 1088, regresó a Valencia, que estaba sitiada por Berenguer Ramón II y al-Musta'in II. Rodrigo buscó acuerdos con al-Mundir de Lérida y el conde de Barcelona para levantar el asedio. Posteriormente, El Cid estableció un protectorado sobre la región, incluyendo la taifa de Albarracín y Murviedro.
En un nuevo desencuentro con Alfonso VI en 1088, El Cid se enfrentó a las taifas andalusíes solicitando la intervención del emperador almorávide, Yusuf ibn Tashufin, quien sitió Aledo. A pesar de la orden de reunirse con Alfonso, El Cid no lo hizo, lo que resultó en un segundo destierro.
En 1089, saqueó la taifa de Denia y amenazó las tierras de al-Mundir de Lérida y Berenguer Ramón II. El Cid se convirtió en la figura más poderosa del oriente de la Península, estableciendo un protectorado sobre varias regiones.
En 1090, derrotó a Berenguer Ramón II en la Batalla de Tévar y consolidó su poder en Levante. En 1092, reconstruyó la fortaleza de Peña Cadiella como base de operaciones. Alianzas con Sancho Ramírez de Aragón y apoyo naval de Pisa y Génova llevaron a una coalición que hostigó Valencia.
En respuesta a la amenaza almorávide, El Cid decidió conquistar Valencia para establecer un señorío hereditario, independiente de cualquier rey cristiano.
Después del verano de 1092, el cadí Ibn Ŷaḥḥāf, llamado Abeniaf por los cristianos, con el respaldo de los almorávides, ejecutó a al-Qadir, quien estaba bajo la protección de Rodrigo (El Cid), y tomó el control de Valencia el 28 de octubre de 1092. El Cid, al enterarse, regresó a Valencia en noviembre, sitiando la fortaleza de Cebolla con la intención de usarla como base para atacar Valencia.
En 1093, El Cid comenzó a cercar la ciudad, y Valencia pidió ayuda a los almorávides. A pesar de recibir un ejército de socorro, los valencianos sufrieron escasez y privaciones. Después de casi un año de asedio, Valencia se rindió el 17 de junio de 1094. El Cid tomó la ciudad y se autodenominó "príncipe Rodrigo el Campeador", lo que posiblemente dio origen al nombre "Cid".
A pesar de la rendición, un ejército almorávide liderado por Abu Abdalá Muhammad ibn Tāšufīn asedió Valencia en septiembre de 1094. El Cid derrotó a los almorávides en la Batalla de Cuarte.
El cadí Ibn Ŷaḥḥāf fue ejecutado por El Cid como represalia por la muerte de al-Qadir. Para asegurar las rutas del norte de su señorío, El Cid se alió con el nuevo rey de Aragón, Pedro I, y tomó Castillo de Serra y Olocau en 1095.
En 1097, un ejército almorávide liderado por Muhammad ibn Tasufin intentó recuperar Valencia, pero fue derrotado por El Cid en la Batalla de Bairén, con la colaboración de Pedro I de Aragón.
En el mismo año, El Cid envió a su hijo Diego Rodríguez a luchar junto a Alfonso VI contra los almorávides. Diego murió en la Batalla de Consuegra. A finales de 1097, El Cid tomó Almenara, cerrando las rutas del norte de Valencia, y en 1098 conquistó Sagunto.
En 1098, El Cid consagró la nueva Catedral de Santa María, reformando la antigua mezquita aljama. Establecido en Valencia, se alió con Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, para frenar el avance almorávide. Las alianzas se consolidaron con matrimonios, fortaleciendo los lazos familiares con otros nobles de la época.
El Cid murió en Valencia entre mayo y julio de 1099. Hay cierta discrepancia sobre la fecha exacta: según algunos, fue el 10 de julio, mientras que otros sugieren mayo. La información se basa en fuentes como el "Linaje de Rodrigo Díaz" y las crónicas alfonsíes, que recogen datos de la historia oral o escrita generada en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Aunque el monasterio conmemoraba en junio el aniversario del Cid, la elección de la fecha puede haberse basado en el momento de la inhumación en lugar de la fecha de su muerte.
El Cantar, probablemente en la creencia de que el héroe murió en mayo, precisaría la fecha en la Pascua de Pentecostés con fines literarios y simbólicos.
Después de la muerte del Cid, su esposa Jimena se convirtió en la señora de Valencia. Con la ayuda de su yerno Ramón Berenguer III, intentaron defender la ciudad por un tiempo. Sin embargo, en mayo de 1102, al no poder resistir más, la familia y la gente del Cid abandonaron Valencia con la ayuda de Alfonso VI, despojando e incendiando la ciudad. Al día siguiente, los almohades volvieron a conquistar Valencia, que permaneció en manos musulmanas hasta 1238, cuando Jaime I la recuperó definitivamente.
Los restos del Cid fueron inicialmente enterrados en la catedral de Valencia, y no en el monasterio de San Pedro de Cardeña como se pensaba. Durante la Guerra de la Independencia en 1808, los soldados franceses profanaron su tumba. Sin embargo, en 1809, el general Paul Thiébault ordenó que sus restos fueran colocados en un mausoleo en el paseo del Espolón, a orillas del río Arlanzón. En 1826, fueron trasladados nuevamente a Cardeña, pero después de la desamortización en 1842, se llevaron a la capilla de la Casa Consistorial de Burgos. Desde 1921, descansan junto con los de su esposa Doña Jimena en el crucero de la Catedral de Burgos.
En las artes y en la cultura popular
Literatura
Fuentes historiográficas
Fuentes árabes
Las fuentes más antiguas sobre el Cid provienen de la literatura andalusí del siglo XI. Aunque las obras originales se perdieron, la información se transmitió indirectamente. En las fuentes árabes, el Cid a menudo es criticado, pero se admira su habilidad militar. Ibn Bassam, en el siglo XII, lo elogia como un prodigio de Dios, a pesar de usar términos despectivos. Nunca se le llama "sidi" (señor) en las fuentes árabes, ya que era un tratamiento reservado para líderes islámicos. Se le menciona como Rudriq o Ludriq al-Kanbiyatur ('Rodrigo el Campeador').
La 'Elegía de Valencia' de Al-Waqasi y el 'Manifiesto elocuente sobre el infausto incidente' de Ibn Alqama o Ibn al-Farach ofrecen perspectivas durante el sitio de Valencia. Aunque el original del segundo se perdió, fragmentos fueron reproducidos por historiadores árabes posteriores. Ibn Bassam en 1110 presenta la visión del Cid desde una perspectiva proalmorávide, destacando sus logros gracias al apoyo musulmán y las divisiones entre los líderes andalusíes.
Fuentes cristianas
Las fuentes cristianas sobre el Cid tienen un toque legendario. El "Poema de Almería" del año 1148, que habla de la toma de Almería por Alfonso VIII, describe al Cid como invencible. Una crónica latina, la "Historia Roderici" del año 1190, es más fiel a su biografía real, aunque tiene lagunas. Es una importante fuente junto con los testimonios de historiadores árabes. La "Historia Roderici" muestra al Cid de manera objetiva, criticándolo en momentos como su ataque a La Rioja. A pesar de las críticas, el texto busca exaltar las habilidades guerreras del Campeador, como se refleja en su inicio con "aquí empiezan las hazañas de Rodrigo el Campeador".
El desarrollo de la leyenda
La literatura de creación pronto inventó aquello que se desconocía o completaba la figura del Cid, contaminando progresivamente las fuentes más históricas con las leyendas orales que iban surgiendo para ensalzarlo y despojar su biografía de los elementos menos aceptables por la mentalidad cristiana y el modelo heroico que se quería configurar, como su servicio al rey musulmán de Saraqusta.
Las hazañas del Cid inspiraron obras literarias como el "Carmen Campidoctoris," un himno latino del año 1190 que lo elogia como un héroe al estilo de los clásicos grecolatinos. Este poema destaca las proezas del Cid, centrándose en combates abiertos y omitiendo otros tipos de enfrentamientos.
El "Cantar de mio Cid," escrito entre 1195 y 1207, es el primer cantar de gesta sobre el Cid. Narra eventos de su vida, como su destierro, la batalla con el conde de Barcelona y la conquista de Valencia, recreándolos de manera artística. En este poema, el Cid se presenta como un héroe equilibrado y mesurado, buscando justicia de manera reflexiva.
Otras crónicas, como la "Crónica najerense" del año 1190, añaden elementos fantásticos, como la leyenda de Bellido Dolfos y la "Jura de Santa Gadea." En el siglo XIII, las crónicas latinas de Lucas de Tuy y Rodrigo Jiménez de Rada mencionan eventos relevantes, y en el siglo XIV, Gonzalo de Hinojosa y la "Estoria de España" de Alfonso X amplían la información sobre el Cid, incorporando materiales de diversas fuentes y reelaborando su historia.
Hasta el siglo XIV, la vida del Cid fue narrada en forma de epopeya, pero cada vez se le prestó más atención a su juventud, imaginándola de manera creativa. En las "Mocedades de Rodrigo," se cuenta cómo en su juventud invadió Francia y eclipsó las hazañas de las chansons de geste francesas. Sin embargo, estas historias legendarias contrastan con el retrato mesurado y prudente del Cid en el "Cantar de mio Cid."
La leyenda del Cid fue ampliada en el siglo XV con la "Estoria" o "Leyenda de Cardeña," que le atribuye un carácter piadoso. Se relata que su cadáver fue embalsamado y expuesto en el Monasterio de San Pedro de Cardeña durante diez años antes de ser enterrado. Esta versión incluye elementos sobrenaturales y contribuye a sacralizar la memoria del Cid.
En el siglo XVI, la versión popular del Cid se consolidó a través del romancero, y en el siglo XVIII, Nicolás Fernández de Moratín lo representó como un hábil rejoneador en una corrida de toros. El siglo XIX vio el resurgimiento romántico del interés en el Cid, con dramaturgos como Hartzenbusch y Zorrilla creando obras teatrales basadas en su vida.
En el siglo XX, la figura del Cid continuó siendo tema literario y teatral. Autores como Vicente Huidobro, Eduardo Marquina, y José Luis Corral ofrecieron interpretaciones creativas del héroe castellano. En 2019, Arturo Pérez Reverte y David Porrinas lanzaron nuevas obras sobre el Cid, mostrando la perdurabilidad del interés en este personaje legendario.
Pinturas
- Primera hazaña del Cid, óleo sobre lienzo de Juan Vicens Cots (1864), conservado en el Museo del Prado.
- Jura de Santa Gadea, lienzo de Marcos Hiráldez Acosta (1864), actualmente en el Palacio del Senado.
- Las hijas del Cid, óleo de Dióscoro Puebla (1871), conservado en el Museo del Prado.
- Las Hijas del Cid, óleo sobre lienzo de Ignasi Pinazo i Camarlench (1879), conservado en la Diputación de Valencia.
- La jura de Santa Gadea, lienzo de Armando Menocal (1887), conservado en el Ayuntamiento de Alfafar (Valencia).
- Se va ensanchando Castilla, óleo sobre lienzo de Marceliano Santa María (1906), presidiendo la escalera principal del Ayuntamiento de Burgos.
- Las hijas del Cid socorridas por el escudero Ordoño, óleo sobre lienzo de Marceliano Santa María (1908), presente en los fondos del Museo del Prado.
- El Cid Campeador, mural de José Vela Zanetti en la cúpula del Palacio de la Diputación Provincial de Burgos (1965).
- El juramento de Santa Gadea y La Despedida del Monasterio de San Pedro Cardeña, óleos de Cándido Pérez Palma (2002) en la Capilla del Cid en el Monasterio de San Pedro de Cardeña.
- El Cid Campeador ante la ciudad del Burgos románica de los s. XI y XII, óleo sobre tabla de Cándido Pérez Palma (2007) sito en el claustro bajo de la Catedral de Burgos.
Cine, televisión y videojuegos
- En 1910 El Cid, de Mario Casarini, basado en la obra de Pierre Corneille.
- En 1961 se estrenó El Cid, la versión cinematográfica más popular sobre el personaje. Fue dirigida por Anthony Mann y protagonizada por Sophia Loren y Charlton Heston. Se trata de una superproducción histórica de Samuel Bronston rodada en España. La película presenta al Cid de la leyenda antes que al de la Historia; comete abundantes anacronismos, que se hacen patentes en la arquitectura, armamento masculino e indumentaria femenina, y todo ello pese a que el asesor histórico del filme haya sido Ramón Menéndez Pidal.
- En 1962 se realizó una coproducción hispano-italiana llamada Las hijas del Cid, dirigida por Miguel Iglesias.
- En 1966, en el programa de teatro de TVE Estudio 1, se realizó una adaptación de la obra de Guillén de Castro Las mocedades del Cid.
- En 1969, en Estudio 1 se emitió Las hijas del Cid, adaptación de la obra de Eduardo Marquina.
- En 1971, en Estudio 1 se realizó la obra Retablo de las mocedades del Cid.
- En 1973, en Estudio 1 se realizó una adaptación de El amor es un potro desbocado, donde Emilio Gutiérrez Caba hacía el papel del Cid, y Maribel Martín el de doña Jimena.
- En 1980 se estrena en TVE la serie de animación Ruy, el pequeño Cid, donde se relatan las imaginarias aventuras de un Cid niño.
- En 2000 Microsoft Game Studios y Ensemble Studios lanzaron la expansión Age of Empires II: The Conquerors la cual incluye la campaña histórica del Cid.
- En 2001 The Creative Assembly lanzó el videojuego Medieval: Total War, donde aparecería El Cid en la facción de los españoles.
- En 2003 se realizó una película animada llamada El Cid: La leyenda.
- En 2006 The Creative Assembly lanzó la secuela de su anterior entrega, Medieval II: Total War, donde El Cid volvería aparecer como un general de Valencia.
- En 2016, el primer episodio de la segunda temporada de la serie televisiva El Ministerio del Tiempo se centra en la figura del Cid, a quien interpreta Sergio Peris-Mencheta.
- En 2018 saldría el videojuego para móviles Rise of Kingdoms donde El Cid formaría parte del plantel de comandantes jugables.
- En 2020, se realizó una superproducción de Amazon Prime Video titulada El Cid protagonizada por Jaime Lorente y Elia Galera.
Música
En 1967, Luis Eduardo Aute publica su primer álbum llamado "Diálogos de Rodrigo y Jimena", y su primera canción, titulada igual que el álbum, es un diálogo entre los dos protagonistas.
En 1979, Crack, grupo de rock progesivo español publica su disco "Si Todo Hiciera Crack" en el que se incluye el tema "Marchando una del Cid", inspirado en la leyenda de Rodrigo y más específicamente en su destierro y últimos días.
El disco Legendario del grupo español Tierra Santa está basado en la leyenda del Cid contada en el cantar del mío Cid.
Ópera
- El compositor Giovanni Paisiello compuso la ópera con danza Il gran Cid, que estrenó el 3 de noviembre de 1775 en el Teatro della Pergola de Florencia con libreto del abate Giuseppe Gioacchino Pizzi (1716-1790), poeta académico de la Crusca y de la de artistas de San Lucas, así como arcade custodio de Roma. Se volvió a representar en el Teatro di San Carlo de Nápoles el 12 de enero de 1780 para celebrar el nacimiento de Fernando I de las Dos Sicilias.
- Peter Cornelius dedicó la segunda de sus óperas, Der Cid (1865), al héroe castellano. Se trata de un drama lírico en tres actos, en el que Cornelius trató de apartarse de la influencia musical de Richard Wagner.
- Georges Bizet compuso en 1873 una ópera en cinco actos titulada Don Rodrigue, inspirada en Las mocedades del Cid de Guillén de Castro. Nunca llegó a estrenarse y, salvo algunos fragmentos, no se ha conservado la partitura, que Ernest Guiraud consideraba una obra maestra.
- La historia del Cid fue adaptada para la ópera en cuatro actos por los libretistas Adolphe-Philippe D'Ennery, Edouard Blau y Louis Gallet basándose en la obra de Pierre Corneille, y compuesta por el músico Jules Massenet (1885).
- Claude Debussy comenzó a poner música a un libreto de Catulle Mendès titulado Rodrigue et Chimène y trabajó en él entre 1890 y 1893, pero no terminó la obra urgido por otros proyectos. Más tarde fue concluida por un compositor ruso y Richard Langham-Smith la estrenó en 1987 en París y la repuso en Lyon en 1993, aunque con escasa repercusión.
- Manuel Manrique de Lara, un wagneriano español, compone una trilogía operística cidiana entre 1906 y 1911, que está formada por Rodrigo y Jimena, El cerco de Zamora y Mio Cid.
Frases célebres
- "Dios, que buen vassalo, si oviesse buen señor." (Dios, qué buen vasallo sería, si tuviera buen señor.)
Esta frase destaca la lealtad del Cid y su deseo de servir a un buen señor. Es una expresión de la importancia de tener un líder digno de lealtad.
Datos de interés
- El término "Cid" proviene de la palabra árabe "sidi" que significa "señor" o "mi señor". Este título se le otorgó como muestra de respeto.
- El Cid fue desterrado en dos ocasiones. La primera vez por el rey Alfonso VI, y la segunda por su propio rey, Alfonso, después de un conflicto con su yerno.
- Después de su segundo destierro, el Cid conquistó la ciudad de Valencia y gobernó como señor independiente durante cinco años. Su esposa e hijos se unieron a él más tarde.
- Rodrigo Díaz de Vivar murió en 1099. Después de su muerte, su esposa Jimena continuó gobernando Valencia hasta 1102.
- La figura del Cid se ha convertido en una leyenda a lo largo de los siglos. La "Cantares de gesta" y otras obras literarias contribuyeron a mitificar su historia.
- El Cid tenía un famoso caballo llamado Babieca, conocido por su fuerza y lealtad. Según la leyenda, el caballo eligió al Cid como su jinete después de arrojar a su anterior dueño.
- Se describe al Cid como un hombre de estatura media, tez morena, barba fina y ojos pequeños. Sus rasgos físicos se han inmortalizado en varias representaciones artísticas.
- La gesta épica más famosa que narra las hazañas del Cid es el "Cantar del Mio Cid", un poema épico del siglo XII que es una de las obras maestras de la literatura medieval española.
Galería de imágenes
-
Palacio de la Aljafería, residencia de al-Mutamán, a quien sirvió el Campeador entre 1081 y 1086.
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Reproducción del primer folio del manuscrito del Cantar de mio Cid conservado en la Biblioteca Nacional de España.
-
Francisco de Goya, «El Cid Campeador lanceando otro toro», grabado n.º 11 de La tauromaquia, 1816
Véase también
En inglés: El Cid Facts for Kids
- Camino del Cid
- Campeador (lexicografía)
- Cantar de las Mocedades de Rodrigo
- Cantar de mio Cid
- Cid (lexicografía)
- Epitafio épico del Cid
- Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro.
- Linaje de Rodrigo Díaz, texto medieval sobre su genealogía