Babieca para niños
Babieca fue el famoso caballo que, según los libros antiguos como el Cantar de mio Cid (escrito alrededor del año 1200), perteneció a un noble castellano llamado Rodrigo Díaz de Vivar. A este personaje se le conoce como El Cid Campeador, y llegó a controlar gran parte del este de la península ibérica a finales del siglo XI.
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Babieca en los libros de historia y leyendas
Antes de que se le diera el nombre de Babieca en el Cantar de mio Cid, el caballo de El Cid ya aparecía en otro texto llamado Carmen Campidoctoris (escrito cerca del año 1190). En este libro, no tenía nombre, pero se le describía como un caballo de África del Norte que fue comprado por mil dinares. Era muy ágil y rápido, cualidades muy valiosas para un caballo de guerra, ya que los caballos de esa época solían ser fuertes, pero lentos.
Sin embargo, en el Cantar de mio Cid, Babieca aparece con su nombre después de que El Cid conquista la ciudad de Valencia. Cuando El Cid va a recibir a su esposa e hijas, se menciona que Babieca fue un premio de guerra. Más tarde, en otras historias basadas en el poema, se dice que El Cid lo ganó en una batalla contra el rey de la Taifa de Sevilla.
e aduxiéssenle a Bavieca (poco avié que·l' ganara)Y que le trajesen a Babieca (hacía poco que lo había ganado)Cantar de mio Cid, verso 1573
En el siglo XIII, surgió una historia que explicaba el nombre de Babieca. En ese tiempo, la palabra "babieca" significaba 'necio' o 'tonto'. Así nació una leyenda sobre cómo el caballo obtuvo su nombre, que se cuenta en la Crónica particular del Cid. Esta historia imaginaba la infancia de El Cid:
E a este su padrino después de tiempo demandó un potro de sus yeguas. En cuando ge lo hovo a dar, metióle entre muchas yeguas con muchos buenos potros, e mandó que escogiese e que tomase el mejor (...) e a la postre slió una yegua con un potro feo e sarnoso, e dixo a su padrino: «Este quiero yo», e su padrino, muy sañudo, díxole con saña: «¡bavieca, mal escogistes!», e dixo estonces Rodrigo: «Este será buen cavallo, e Bavieca abrá nombre.»Crónica particular del Cid, f. IV.º
Según esta historia, El Cid, de niño, eligió un potro que parecía feo y enfermo, y su padrino, molesto, le dijo: "¡Babieca, mal escogiste!". El Cid respondió: "Este será un buen caballo, y se llamará Babieca".
También existe una tradición local, mencionada por Manuel José del Hoyo, que dice que el caballo de El Cid era de un lugar llamado Cañizal, en la provincia de Burgos.
¿De dónde viene el nombre de Babieca?
Aunque se ha investigado mucho el origen del nombre "Babieca" en el Cantar de mio Cid, no hay una explicación definitiva. Una de las ideas más aceptadas fue propuesta por Martín de Riquer en 1953. Él pensó que el nombre "Babieca" podría venir de un caballo de una historia francesa llamado Bauçan, que también significaba 'necio' o 'tonto' en el castellano medieval.
Otras ideas, como la de Menéndez Pidal, sugerían que el nombre era una broma, pero esto no encaja con la forma en que se describe al caballo en el poema. También se ha pensado que "babieca" podría significar 'babeador', pero no hay pruebas de que la palabra tuviera ese significado.
Finalmente, otra teoría es que el nombre viene de algunas palabras en dialectos de Aragón o Cataluña donde "babieca" o "babueca" significan 'búho' o 'lechuza'.
¿Dónde está la tumba de Babieca?
Según la Leyenda de Cardeña, una historia creada alrededor del monasterio de San Pedro de Cardeña hacia 1270, Babieca fue el caballo que llevó el cuerpo de El Cid después de su muerte. Esto se hizo para que los enemigos creyeran que El Cid seguía vivo. Después de eso, Babieca nunca más fue montado y murió dos años más tarde, a la edad de cuarenta años, lo cual es muy inusual para un caballo.
Según esta tradición, Babieca fue enterrado en algún lugar del monasterio de San Pedro de Cardeña, que está a unos diez kilómetros de Burgos. En la zona frente a la entrada principal del monasterio, donde hay una estatua de El Cid a caballo, se encuentra un monolito (una piedra grande) con una inscripción dedicada a Babieca. Este es el lugar donde, según la leyenda, fue sepultado el fiel animal. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas realizadas en 1949 no encontraron restos del caballo.