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Literatura medieval para niños

Enciclopedia para niños

La literatura medieval se refiere a todos los escritos que se hicieron principalmente en Europa durante la Edad Media. Este periodo duró aproximadamente mil años, desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta el comienzo del Renacimiento a finales del siglo XV.

Los textos de esta época eran en su mayoría de tipo religioso, aunque también había obras de otros temas. Como la Edad Media fue un periodo muy largo y abarcó muchos lugares, es mejor hablar de la literatura medieval pensando en dónde se escribió, en qué idioma o de qué tipo de obra se trataba.

¿Quiénes escribían? El anonimato en la literatura medieval

Muchas de las obras de la literatura medieval no tienen un autor conocido. Esto no solo se debe a que se perdieron documentos, sino también a que el papel de los escritores en esa época era diferente al de hoy. Los autores medievales a menudo se basaban en escritores de la Antigüedad clásica o en los Padres de la Iglesia católica. Preferían reescribir y embellecer historias que ya conocían, en lugar de crear historias completamente nuevas. Incluso cuando creaban algo nuevo, a veces no quedaba claro quién era el autor, porque atribuían sus ideas a otros libros o autores.

Literatura religiosa: La fe en las palabras

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La Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino, una obra muy importante.

Los escritos sobre temas de fe fueron los más comunes durante la Edad Media. El clero católico (sacerdotes, monjes, etc.) era el centro del conocimiento en ese tiempo, por eso produjeron la mayor parte de la literatura.

Muchos himnos de esa época, tanto para ceremonias religiosas como para otros momentos, han llegado hasta nosotros. Algunos pensadores religiosos importantes como Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino y Pierre Abélard escribieron extensos libros sobre teología y filosofía. Ellos intentaban unir las ideas de los antiguos autores griegos y romanos con las enseñanzas de la Iglesia católica. También se escribieron muchas hagiografías, que son las historias de las vidas de los santos. Estas obras servían para inspirar a las personas y darles ejemplos de vida.

Un libro muy popular fue la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine. San Francisco de Asís también fue un poeta muy activo, y sus seguidores, los franciscanos, a menudo escribían poemas para mostrar su devoción. Obras como Dies Irae y Stabat Mater son ejemplos importantes de poemas religiosos en latín.

La poesía goliárdica era una forma de arte usada por algunos clérigos para expresar sus opiniones de manera satírica. Los únicos escritos religiosos que no eran principalmente de clérigos eran los juegos misteriosos. Estas eran obras de teatro que al principio representaban escenas bíblicas sencillas. Con el tiempo, cada auto religioso se convirtió en una forma de que la gente de un pueblo representara los eventos importantes de la Biblia. El texto de estas obras era controlado por grupos locales, y se representaban en días festivos, a veces durando todo el día. Un ejemplo antiguo es la "Representación de Los Reyes Magos".

Durante la Edad Media, la población judía en Europa también tuvo escritores destacados. Maimónides, de Córdoba, y Rashi, de Troyes, son dos de los autores judíos más conocidos e influyentes.

Literatura no religiosa: Historias de amor y aventuras

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Primera página del Beowulf.

La literatura no religiosa no fue tan abundante como la religiosa, pero muchas obras han sobrevivido. Algunas de ellas incluso criticaban los problemas en el clero.

Un cambio importante en la literatura medieval se ve en la palabra "romance". Al principio, significaba traducir textos latinos a las lenguas romances (como el francés o el español). Pero luego, al inspirarse en historias orales y no solo en fuentes clásicas, "romance" pasó a significar un nuevo tipo de historia.

Estas historias orales a menudo se basaban en la materia de Bretaña, que eran mitos y leyendas de la cultura normanda (que hablaba francés) en Francia y las islas británicas. Como estas historias no tenían la misma autoridad que los textos clásicos o religiosos, los autores podían reescribirlas y adaptarlas con más libertad. Es posible que la nobleza menos importante usara estas historias para mostrar los valores de la caballería, con los que se identificaban.

El tema del amor cortés se hizo muy importante en el siglo XI, especialmente en las lenguas romances como el francés, el castellano, el provenzal, el gallego y el catalán. Los juglares, que eran cantantes viajeros, se ganaban la vida con sus canciones. Los escritos de los trovadores, que los juglares difundían, eran conocidos como cantares de gesta. A menudo hablaban de un amor no correspondido, pero no siempre. En Alemania, los Minnesänger continuaron esta tradición. Los trovadores eran más respetados que los juglares, pero gracias a los juglares, muchas de estas obras se conservaron.

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Manuscrito del Cantar de los nibelungos (c. 1220).

Además de los poemas épicos de la tradición anglo-germánica como el Beowulf o el Cantar de los nibelungos, otros cantares de gesta como el Cantar de Mío Cid, el Cantar de Roldán y el Digenis Acritas también fueron muy populares. Estos últimos trataban sobre la Materia de Francia y las canciones acríticas. Los romances corteses, que hablaban de la Materia de Bretaña y la Materia de Roma, también tuvieron mucho éxito. El romance cortés se diferencia de los cantares de gesta porque se centra más en el amor y en el código de honor de la caballería, en lugar de solo en las batallas.

También hubo poesía política, especialmente al final de la Edad Media, escrita tanto por clérigos como por personas no religiosas. La literatura de viajes también era muy popular. Estas obras entretenían a la gente con historias de tierras lejanas y maravillosas (a veces exageradas o inventadas), que la mayoría de las personas nunca llegarían a conocer. Los peregrinajes eran muy importantes, como el de Santiago de Compostela, y dieron origen a muchas historias, influenciadas por obras como los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.

Mujeres escritoras en la Edad Media

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Miniatura de La Ciudad de las damas de Christine de Pizan.

Aunque las mujeres en la Edad Media no tenían los mismos derechos que los hombres (de hecho, había muchos escritos que las menospreciaban, aunque algunos grupos religiosos les daban más importancia), algunas mujeres lograron ser reconocidas por sus escritos. Escribir sobre temas religiosos era la opción más fácil para ellas. Las mujeres que luego fueron reconocidas como santas a menudo habían publicado sus pensamientos, visiones y oraciones. Gran parte de lo que sabemos hoy sobre las mujeres en la Edad Media viene de los trabajos de monjas como Clara de Asís, Brígida de Suecia y Catalina de Siena.

Sin embargo, las ideas religiosas de algunas mujeres a menudo eran vistas como poco tradicionales por las autoridades de la época. Las experiencias de autoras como Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen nos muestran una parte de la vida medieval que no siempre era cómoda para las instituciones que gobernaban Europa. Las mujeres también escribieron textos importantes no religiosos. Las reflexiones sobre el amor cortés y la sociedad de Marie de France y Christine de Pizan siguen siendo estudiadas por sus ideas avanzadas sobre la sociedad medieval.

La sociedad y la literatura medieval

Hacia finales del siglo XI, se consolidó en Europa un modelo de sociedad dividido en tres grupos, que venía de pueblos antiguos y duró hasta el siglo XVIII. Este modelo dividía a la sociedad en: oratores (los que rezan), bellatores (los que luchan) y laboratores (los que trabajan). Así, las élites religiosas, políticas y económicas justificaban su poder sobre el resto de la sociedad. Esta estructura y sus cambios a lo largo del tiempo se reflejaron en muchos textos literarios.

Archivo:European Output of Manuscripts 500–1500
Producción de manuscritos medievales.

El historiador Georges Duby señala dos obras del siglo XI que muestran cómo se afianzó esta estructura. La primera es la Gesta episcoporum cameracensium (c. 1024) de Gerardo de Cambrai, que dice: «Desde los orígenes el género humano estaba dividido en tres: oradores, labradores y guerreros». La segunda es el Carmen Robertum regem francorum (1027-1031) de Adalberón de Laon, un poema político dedicado al rey Roberto. Este poema expone la misma idea: «Triple es la casa de Dios que se cree una. Unos oran, otros combaten, otros también trabajan. Sobre la función de uno reposan las obras de los otros dos; cada uno a su turno ayuda a los demás». Que ambas obras fueran escritas por obispos muestra que ellos eran guardianes de la cultura y creadores de ideas.

Esta división en tres grupos ya se había visto en textos anteriores que se transmitieron a lo largo de los siglos. La Edad Media tuvo más continuidad que rupturas. En las Etimologiae de San Isidoro de Sevilla (c. 560-636), se describe la sociedad romana dividida en senadores, soldados y plebeyos. La influencia de Agustín de Hipona (354-450) y su modelo de prelados, monjes y laicos también fue muy importante. Más tarde, otros autores como Haymón de Auxerre y Heric de Auxerre usaron esquemas similares. En el siglo IX, en Inglaterra, el rey Alfredo el Grande añadió la figura del rey en la cima de esta estructura.

El esquema de Gerardo de Cambrai y Adalberón de Laon reaparece con fuerza en la segunda mitad del siglo XII. La Historia de los duques de Normandía, escrita por Benoît de Sainte-Maure en el último cuarto del siglo XII, añade un elemento importante. Esta obra, encargada por el rey Enrique II de Inglaterra, buscaba alabar a su dinastía, por lo que, al igual que Alfredo el Grande, ponía al rey en una posición superior. Es importante destacar que este texto fue escrito en una lengua romance en lugar de latín, lo que muestra el cambio de idioma que se estaba dando.

En el mismo siglo, encontramos el primer ejemplo de roman antique, el Roman d’Alexandre, escrito por Alberico de Pisançon hacia 1130. Aquí, la división en tres grupos se aplica al ambiente de la corte. Se aconseja que los líderes escuchen solo a los "gentiles caballeros", a los clérigos "cuerdos y buenos", y a las "damas y doncellas".

En España, la reaparición de este esquema de tres grupos se dio en el siglo XIII en dos textos legales: los Fueros de Aragón (1247) y las Partidas de Alfonso X (1256-1265), donde la división de los que rezan, los que luchan y los que trabajan aparece claramente definida.

Características de la literatura medieval

Estas características están relacionadas con cómo era el mundo medieval:

  • Oralidad: Muchas obras importantes de la Edad Media se difundían de forma oral, porque estaban hechas para ser recitadas. Los romances, la poesía épica y la lírica popular se leían en monasterios ante un público de peregrinos.
  • Anonimato: Va de la mano con la oralidad. Al principio de la literatura, no importaba quién escribía las obras.
  • Didactismo: Hasta el siglo XV, la literatura tenía un propósito moral. Buscaba transmitir conocimientos al lector o enseñar cómo debían comportarse, especialmente los nobles y príncipes. Esto se ve mucho en el mester de clerecía.
  • Predominio del verso: Las obras literarias de la Edad Media no eran para leer en silencio, sino para recitar. Por eso se prefería el verso a la prosa, ya que el verso tiene ritmo y rima. Sin embargo, la prosa se desarrollaría más tarde.

Obras destacadas de este periodo

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Medieval literature Facts for Kids

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