Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía para niños
Datos para niños Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía |
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Intendencia | ||
1784-1835 | ||
![]() Escudo
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Otros nombres: Nuevas Poblaciones | ||
![]() Ubicación de Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía
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Capital | La Carolina | |
Entidad | Intendencia | |
• País | ![]() |
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Historia | ||
• 1784 | Establecido | |
• 1835 | Disuelto | |
Intendente |
Miguel de Ondeano Tomás González Carvajal Hermenegildo Llanderal Polo de Alcocer |
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Correspondencia actual | ![]() ![]() 20x20px|border| Provincia de Sevilla |
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Fronteras | Reino de Jaén Reino de Córdoba Reino de Sevilla Reino de Toledo |
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Intendencia de Nuevas Poblaciones en 1800. | ||
Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía fueron una división administrativa especial en España. Se crearon en 1784, durante el reinado de Carlos III. Su objetivo principal era poblar y desarrollar zonas poco habitadas.
Estas poblaciones tenían sus propias reglas, llamadas "fuero", desde 1767. Este fuero fue suspendido varias veces a lo largo de los años. Finalmente, la división administrativa fue eliminada el 5 de marzo de 1835. Las Nuevas Poblaciones funcionaban como una "quinta provincia" en Andalucía. Tenían el mismo nivel que los cuatro reinos históricos de Andalucía: Córdoba, Jaén, Sevilla y Granada.
El rey Carlos III encargó a Pablo de Olavide la creación y gestión de estas Nuevas Poblaciones en 1767. Olavide era el "superintendente", es decir, el encargado principal. Se fundaron pueblos en Sierra Morena, entre Córdoba y Écija, y también entre Écija y Carmona.
El propósito era hacer más seguros los caminos entre Madrid y Andalucía. Esta zona era salvaje y servía de refugio para bandoleros (ladrones de caminos). Para mejorar la seguridad, se impulsó la agricultura y la ganadería. Se trajeron colonos (personas que se establecen en un nuevo lugar) de Europa Central, principalmente de Alemania, Flandes y Suiza. El aventurero Gaspar de Thürriegel fue quien trajo a los primeros colonos.
Se buscaba crear una sociedad nueva, sin los problemas del pasado que, según los pensadores de la Ilustración, frenaban el progreso. Para ello, Olavide y Campomanes escribieron el Fuero de las Nuevas Poblaciones. Este documento regulaba la vida económica y social de los colonos.
Los nuevos asentamientos no se llamaron ciudades o villas, sino "feligresías" y "aldeas". En conjunto, se les conocía como "Nuevas Poblaciones". La sede principal del superintendente se estableció en La Carolina en 1767. A partir de 1784, La Carolina se convirtió en la capital de la intendencia. También se creó una oficina secundaria en La Carlota en 1768.
Contenido
¿Qué pueblos se crearon?
Se fundaron muchos pueblos nuevos en esta iniciativa.
Pueblos en Sierra Morena
En la zona de Sierra Morena, se crearon las siguientes poblaciones:
- Aldeaquemada
- Arquillos
- Carboneros
- La Carolina (que fue la sede principal)
- Guarromán
- Miranda del Rey
- Magaña
- Montizón
- Navas de Tolosa
- El Rumblar
- Santa Elena
Algunas de estas feligresías (grupos de pueblos) tenían varias aldeas. Por ejemplo, La Carolina tenía tres aldeas: Camino de Granada (Isabela), Venta del Catalán (Fernandina) y Vista Alegre.
Pueblos en Baja Andalucía
En la parte baja de Andalucía, se fundaron:
- La Carlota (donde había una oficina secundaria)
- La Luisiana
- Fuente Palmera
- San Sebastián de los Ballesteros
La Carlota tenía cinco aldeas, y Fuente Palmera albergaba varias, como Cañada, Villar y Silillos. La Luisiana contaba con tres aldeas, incluyendo Cañada Rosal.
Otros asentamientos
En 1781, se fundó Concepción de Almuradiel en La Mancha. Este pueblo se unió a las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena en 1793.
También se crearon Armajal y Prado del Rey en 1768, que hoy forman el municipio de Prado del Rey en la provincia de Cádiz. Sin embargo, estos pueblos no se rigieron por el fuero especial de 1767.
¿Por qué se crearon las Nuevas Poblaciones?
La idea de poblar estas zonas surgió por varias razones importantes.
Situación en Europa
En el Sacro Imperio Romano Germánico, la situación era difícil después de varias guerras. Otros países, como Prusia con Federico II y Rusia con Catalina II de Rusia, ya estaban invitando a colonos a poblar sus tierras.
En mayo de 1766, Gaspar de Thürriegel, un aventurero de Baviera, propuso a Carlos III traer 6.000 colonos de Alemania y Flandes. La idea inicial era usarlos para desarrollar tierras en Puerto Rico y Sudamérica.
La visión de Olavide
Pablo de Olavide, experto en América, opinó que la prosperidad de las colonias dependía de la población. Sin embargo, pensó que enviar solo extranjeros a zonas ya pobladas en América podría no funcionar bien. Sugirió que sería mejor colonizar territorios vacíos con una mezcla de extranjeros y españoles. Así, el idioma y las costumbres españolas se mantendrían.
El Consejo de Castilla (un importante órgano de gobierno) decidió que la mejor solución era usar a esos 6.000 colonos para poblar "Sierra Morena u otros despoblados" en España.
Seguridad y desarrollo de caminos
La región entre Valdepeñas (al sur de La Mancha) y Bailén (en Andalucía) estaba desierta. Se quería recuperar estas tierras para la agricultura. Además, era crucial asegurar la nueva carretera general que conectaría Madrid con Andalucía, planeada en 1761.
El camino existente era peligroso y apenas transitable. Había "ventas" (posadas) que ayudaban a los bandoleros, quienes atacaban y a veces mataban a los viajeros. La Santa Hermandad (una especie de policía rural de la época) no era suficiente para detenerlos. La idea era transformar el bosque en campos de cultivo y establecer una población que tuviera interés en mantener la seguridad.
El acuerdo con Thürriegel
Se hizo un nuevo acuerdo con Thürriegel el 26 de febrero de 1767. Él se comprometió a reclutar 6.000 colonos católicos en Alemania y Flandes y llevarlos a puertos españoles. Vivirían bajo las leyes españolas, pero tendrían sacerdotes que hablaran su idioma. Thürriegel recibiría dinero por cada persona que llegara a España.
El Consejo de Castilla, dirigido por el conde de Aranda, encargó a Pablo de Olavide la dirección de esta colonización. Pedro Rodríguez de Campomanes, otro importante funcionario, apoyó a Olavide, destacando su capacidad para liderar grandes proyectos.
El 22 de junio de 1767, se anunció que Pablo de Olavide sería el superintendente de las Nuevas Poblaciones.
El Fuero de las Nuevas Poblaciones de 1767
Olavide y Campomanes crearon el Fuero de las Nuevas Poblaciones. Este documento era un experimento social. Buscaba crear una sociedad ideal, libre de los problemas del pasado que, según los reformadores, afectaban la vida en el campo.
El 5 de julio de 1767, se publicó una Real Cédula (un tipo de ley) para las Nuevas Poblaciones, que incluía 79 reglas.
Reglas para los colonos y la tierra
- El superintendente debía elegir lugares sanos y bien ventilados para los nuevos pueblos.
- Cada familia recibiría un terreno de unas 33 hectáreas para cultivar.
- También recibirían herramientas, ganado (vacas, ovejas, cabras, gallinas, un gallo y una cerda) y alimentos hasta la primera cosecha.
- Los colonos debían cercar sus tierras con árboles frutales.
- El ganado de la Mesta (una asociación de ganaderos) no podría entrar en estas tierras, protegiendo los cultivos.
- Las casas se construirían en los terrenos cedidos, dispersas por el campo.
- Se planificó que los pueblos estuvieran a una distancia de un cuarto de legua entre sí y que los principales se ubicaran a lo largo del camino real.
Organización social y política
- La unidad administrativa sería la "feligresía", que incluiría cuatro o cinco pueblos y granjas cercanas.
- Cada pueblo tendría un "diputado del común". Cada feligresía tendría un alcalde y un síndico. Todos estos cargos serían elegidos y no serían para siempre.
- Para elegir a sus representantes, se seguirían las reglas del Consejo Real de 1766.
- En cada lugar adecuado, se construiría una iglesia, un edificio para la alcaldía y una cárcel.
- Los ingresos de los municipios vendrían de los molinos y hornos comunes, y de las tierras cultivadas en común.
- Se prohibieron los impuestos especiales y los monopolios que pudieran dificultar el comercio.
- No se permitía la fundación de conventos o comunidades religiosas.

- Cada ayuntamiento debía construir una escuela, y la educación básica sería obligatoria para todos los niños.
- Para que los colonos se dedicaran a la agricultura, se prohibió fundar escuelas de gramática o universidades. El objetivo era que se dedicaran a la labranza, la ganadería y las artes mecánicas.
Quiénes podían asentarse
Se permitía que se asentaran españoles, pero solo si venían de provincias lejanas como Murcia, Valencia, Cataluña, Aragón, Vascongadas, Asturias y Galicia. Estas regiones tenían un sistema agrario diferente al de Andalucía. Además, se prohibieron los matrimonios entre alemanes y personas de provincias cercanas.
En 1784, la superintendencia se convirtió en una intendencia más, sumándose a las 22 ya existentes. El 5 de marzo de 1835, un Real Decreto abolió el fuero y suprimió la Intendencia de las Nuevas Poblaciones.
La llegada de colonos extranjeros
Thürriegel viajó a Alemania en junio de 1767 para reclutar colonos. Repartió folletos en alemán y francés que describían las tierras españolas de forma muy atractiva. Estableció puntos de encuentro en Francia para guiar a los viajeros hacia España. La mayoría de los colonos viajaron en barco desde Sète (Francia) a los puertos andaluces.
Joseph Yauch, de Suiza, también ofreció reclutar cien familias de campesinos, y su propuesta fue aceptada.
En Ajaccio, Córcega, algunos griegos que se habían arruinado por la guerra querían abandonar la isla. Campomanes apoyó que se les acogiera en España. Sin embargo, cuando Francia se anexionó Córcega en 1768, el gobernador impidió que los griegos viajaran a España, argumentando que la isla necesitaba a sus trabajadores.
Unos dos mil franceses que iban a colonizar la Guayana, pero cuyo plan fracasó, llegaron a España en 1768.
Cuando Thürriegel distribuyó sus folletos en Francia, el gobierno francés prohibió la salida de sus ciudadanos y puso obstáculos a la salida de colonos de Alemania y Suiza. El gobierno de Viena también se opuso a que sus ciudadanos se fueran.

Para que el gobierno imperial permitiera la salida de algunos colonos, el embajador de España dijo que quería "limpiar" el país de personas sin hogar y problemáticas. Thürriegel, queriendo cobrar por cada persona, también reclutaba a personas con discapacidades y protestantes. Aunque había comisarios en los puertos españoles para controlar quién entraba, algunos fueron sobornados. Otros eran más estrictos, pero Campomanes quería que el proyecto empezara pronto y esperaba que el nuevo ambiente transformara a los colonos.
Olavide esperaba campesinos, pero a partir de septiembre de 1767, llegó una mezcla de personas muy diversa.
Olavide pidió a los frailes capuchinos que enviaran religiosos que supieran alemán y francés para atender a los colonos.
Hoy en día, todavía se encuentran apellidos extranjeros en estas poblaciones. Por ejemplo, en La Luisiana hay apellidos como Hans, Pigner y Uber. En Cañada Rosal, se encuentran Fílter, Rúger y Duvisón. En San Sebastián de los Ballesteros, más del 50% de la población tiene apellidos extranjeros.
Se sabe que en la década de 1830, algunas personas en La Luisiana aún hablaban alemán. En La Carolina, se documentó que en la década de 1840 todavía había gente que hablaba alemán. En 2020, se encontraron palabras de origen alemán y francés en los pueblos fundados.
Algunas tradiciones centroeuropeas se conservan en estas colonias. Por ejemplo, los huevos pintados en Pascua en Arquillos, Cañada Rosal, Carboneros, Guarromán, La Luisiana y Santa Elena. En Santa Elena, los huevos se hierven, se pintan y se tiran por una ladera, en una tradición llamada "rulahuevos". También existe la Danza del Oso en Fuente Carreteros.
Los inicios de las Nuevas Poblaciones
Poco después de que se publicara el fuero en 1767, Campomanes dio instrucciones para que los bienes de los jesuitas (que habían sido expulsados de España ese año) se pusieran a disposición de Olavide. Esto incluía ganado, grano, muebles y herramientas agrícolas.
Olavide podía elegir a sus ayudantes y solo respondía ante el Consejo de Castilla. También se encargaba de los asuntos económicos con el ministro de Hacienda.
Olavide nombró a Miguel de Gijón y León como subdelegado. Más tarde, nombró a Fernando de Quintanilla como segundo subdelegado. Miguel de Ondeano fue nombrado tesorero y, tras la salida de Olavide en 1775, se convirtió en superintendente.
Olavide eligió a franceses para tratar ciertos asuntos con los colonos, aunque eran minoría. Los franceses trabajaron como ingenieros o expertos en agricultura. Bernard d'Arquée (Darquea) fue nombrado secretario general. El sacerdote francés Jean Duval Lanes fue designado director del clero.
Olavide llegó a Sierra Morena por primera vez el 20 de agosto de 1767. Su objetivo era hacer los primeros planos de la región y preparar la fundación de los tres primeros pueblos: La Peñuela, Santa Elena y Guarromán.
En La Peñuela, un antiguo monasterio de carmelitas descalzos fue expropiado y usado como una de las primeras infraestructuras. Olavide decidió establecer allí la sede principal. Ordenó construir el Palacio de Intendente junto a la iglesia. Los primeros colonos llegaron en septiembre de 1767, pero no había casas. Se alojaron en el monasterio y en tiendas de campaña. Las obras avanzaron rápido. En 1770, Olavide cambió el nombre de La Peñuela a La Carolina, en honor a Carlos III.
El invierno de 1767 fue muy duro. Thürriegel había prometido un clima ideal, pero una tormenta derribó tiendas de campaña. Gijón hizo construir barracones y alojó a la gente en el antiguo monasterio.
En 1767, también se fundó Fuente Palmera.
En octubre de 1767, se entregaron los terrenos a los colonos. En febrero de 1768, Olavide, con la aprobación del Consejo de Castilla, creó un reglamento. Este fijaba las condiciones para elegir a los primeros alcaldes y prohibía a los colonos abandonar sus tierras. Se crearon inspectores para supervisar el trabajo, pero no siempre eran eficientes. Olavide tuvo que inspeccionar las tierras personalmente. Como las medidas no funcionaban, Olavide fijó una extensión mínima de tierra a cultivar cada día y encerró a los colonos que se negaban a trabajar.
Los capuchinos extranjeros se negaron a obedecer al obispo y al sacerdote Duval Lanes. Algunos capuchinos comenzaron a quejarse de las Nuevas Poblaciones, lo que afectó la llegada de nuevos colonos de Suiza.
En enero de 1769, Gijón resumió las quejas: la mayoría de los colonos eran "inútiles" para el campo; solo diez de cada cien sabían usar un arado; muchos se negaban a trabajar la tierra; y muchos pedían volver a sus países o desertaban.
Los colonos recién llegados no tenían recursos. En noviembre de 1767, se suspendió la llegada de trigo de los jesuitas. En invierno, las lluvias dificultaron el transporte de materiales. Para evitar el hambre, en 1768 se encargó a los Cinco Gremios Mayores de Madrid que suministraran pan. El ministro de Hacienda, preocupado por los gastos, preguntó a Olavide cuándo terminarían. Olavide explicó que los gastos eran por la construcción de casas, la compra de herramientas y ganado, y la entrega de pan.
En el verano de 1768, las colonias sufrieron por el calor y las enfermedades. En agosto, Gijón enfermó de tifus. Los hospitales no daban abasto, y la mortalidad era muy alta. En diciembre de 1768, Gijón escribió que los supervivientes estaban muy débiles.
En 1768, se empezó a permitir que españoles de Valencia y Cataluña se instalaran en las Nuevas Poblaciones con las mismas condiciones que los extranjeros.
En 1768, se fundaron los actuales municipios de Aldeaquemada, Arquillos y Carboneros.
El 20 de mayo de 1768, se inició una nueva zona, las Nuevas Poblaciones de Andalucía, al sur de Sierra Morena. Se fundaron pueblos en la Hacienda de San Sebastián de los Ballesteros y en el Cortijo de La Parrilla, que se convertiría en La Carlota. La administración de esta nueva zona se trasladó a La Carlota en diciembre de 1768.
En los terrenos de Mochales, se fundó la feligresía de La Luisiana, con aldeas como Cañada Rosal.
A finales de 1768, llegaron los primeros colonos a La Luisiana, y la mayoría llegó entre marzo y octubre de 1769.
En 1769, se fundó Cañada Rosal y, a finales de ese año, Montizón.
En el verano de 1769, hubo epidemias de fiebres y problemas intestinales, especialmente en Fuente Palmera y La Luisiana, causando muchas muertes.
En agosto de 1768, Thürriegel envió una carta de un capellán alemán, Johann Gloecker, que decía que los colonos vivían "tiranizados" y "oprimidos". El gobierno pidió al obispo de Jaén que investigara. Semanas después, el obispo dijo que la mayoría de las quejas eran falsas.
Joseph Yauch, que solo había traído doce familias de las cien prometidas, también criticó el funcionamiento de las colonias. Campomanes decidió enviar un nuevo inspector, Pedro Pérez Valiente.
El primer informe de Pérez Valiente fue favorable. Sin embargo, luego empezó a escuchar las quejas de los habitantes de Écija, que eran enemigos de las colonias. Gijón y Quintanilla, los subdelegados, intentaron renunciar por los problemas con este inspector.
El 18 de julio, el conde de Aranda dio por terminada la visita de Pérez Valiente, pero él siguió inspeccionando hasta que el Consejo de Castilla le ordenó regresar el 24 de agosto.
La inspección de Ricardo Wall fue favorable, elogiando el trabajo de Olavide. La inspección del marqués de la Corona también criticó algunas decisiones de Pérez Valiente.

Un informe de Pérez Valiente de noviembre de 1769 fue muy crítico: decía que había desorden, que no todos habían recibido sus tierras, que las granjas estaban muy dispersas, que había demasiados empleados y que los pueblos vecinos se quejaban de haber perdido sus tierras. Propuso abandonar algunos pueblos y reducir otros.
Campomanes encontró contradicciones en el informe de Pérez Valiente y pensó que las reformas debían ser hechas por el propio Olavide. En abril de 1770, Olavide explicó sus decisiones, y sus argumentos fueron convincentes.
Sin embargo, el marqués de la Corona siguió criticando a Olavide.
El 6 de julio de 1770, se elaboraron nuevas instrucciones que ponían fin a la colonización. Algunas tierras debían abandonarse. Los colonos "inútiles" serían despedidos. Las nuevas construcciones se limitarían al mínimo. Se buscaría dejar de dar dinero y alimentos a los colonos, ya que la agricultura local debía ser suficiente. Se fomentaría la ganadería y la industria local. Olavide mantendría la autoridad económica, pero la autoridad judicial pasaría a los alcaldes. El sacerdote Duval Lanes fue confirmado en sus funciones religiosas.
En 1772, los capuchinos se quejaron de malos tratos, pero sus quejas eran vagas. Olavide pidió a cada capuchino que explicara sus razones, pero la mayoría se negaron.
Un capuchino, Fray Romualdo de Friburgo, empezó a crear una especie de sociedad comercial y de ahorros entre los colonos alemanes.
Con el tiempo, llegaron más colonos de otras partes de España, como Valencia y Cataluña, y las colonias empezaron a "hispanizarse". Esto fue especialmente fuerte en La Carolina, donde las fábricas atrajeron a muchos trabajadores españoles. Fray Romualdo empezó a intentar provocar deserciones y rebeliones. El 27 de marzo de 1776, el Consejo de Castilla pidió al rey que expulsara a este fraile. Romualdo se fue de las Nuevas Poblaciones y de España ese mismo año.
Sin embargo, Fray Romualdo ya había influido en el confesor del rey, Fray Joaquín de Eleta, y había denunciado a Olavide ante la Inquisición de Córdoba en 1775. La Inquisición de Sevilla también investigaba a Olavide. Todas las denuncias llegaron al Consejo de la Suprema Inquisición, que era el único que podía juzgar a Olavide. El 31 de octubre de 1775, el inquisidor general pidió al rey Carlos III que procediera contra Olavide. El rey aceptó, y Olavide tuvo que ir a Madrid en diciembre de 1775, dejando las Nuevas Poblaciones.
En 1774, Tomás Francisco Prieto y Jerónimo Antonio Gil crearon una medalla con la cara de Carlos III y una imagen que representaba la fundación de estas colonias. Esta medalla se conserva en el Museo del Prado de Madrid.

El 25 de mayo de 1775, el subdelegado Fernando de Quintanilla informó a Olavide que todos los terrenos de su zona ya estaban ocupados. Se exploraron nuevos terrenos en la Sierra del Tardón en 1776 para una posible ampliación. Estos terrenos se usaron para obtener ingresos y para el ganado de los colonos. Sin embargo, la Corona vendió estas tierras en 1779 y 1799 para pagar sus deudas.
Las Nuevas Poblaciones de Andalucía tuvieron la oposición de Écija. Esto se debió a que para fundar La Luisiana, Fuente Palmera y La Carlota, se les quitaron muchas tierras. Écija perdió el 65% de sus terrenos comunales, que usaban para pastar ganado y obtener madera. Los habitantes de Écija llegaron a quemar casas y cultivos de los colonos. En agosto de 1769, tuvieron que llegar dos compañías de infantería para evitarlo. Carlos III firmó un decreto en octubre de 1769 que imponía duras penas a quienes incendiaran o robaran ganado a los colonos.
En 1791, hubo un intento de crear asentamientos cerca del Castillo de la Monclova, pero fracasó en 1792 por la oposición del propietario de las tierras.
En 1805, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid organizó un concurso de pintura sobre la fundación de las Nuevas Poblaciones por Carlos III. Las obras de José Alonso del Rivero y José de Odriozola y Oñativia ganaron los primeros premios. También se conservan pinturas de Victorino López Herranz, Francisco Lacoma Sans y Felipe Abás Aranda.
Nuevas Poblaciones sin el Fuero de 1767
Pablo de Olavide fundó en 1768 las poblaciones de Armajal y Prado del Rey. Estas se crearon en terrenos que pertenecían al Concejo de Sevilla, con habitantes de la sierra de Grazalema y la serranía de Ronda. Ambas formaron el actual municipio de Prado del Rey. Olavide también apoyó la creación de Algar en 1775. Sin embargo, estas poblaciones no se beneficiaron del fuero especial de 1767.