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Historia del urbanismo en España para niños

Enciclopedia para niños

La historia del urbanismo en España nos cuenta cómo han crecido y cambiado las ciudades en España a lo largo del tiempo. Desde los primeros asentamientos de griegos y fenicios, pasando por las ciudades romanas, medievales y modernas, hasta llegar a las ciudades de hoy en día, que se preocupan mucho por los servicios y la calidad de vida.

A partir de la época romana, las ciudades empezaron a tomar una forma más definida. Los romanos adaptaron sus ciudades a un diseño de cuadrícula, con dos calles principales que se cruzaban: el cardo (de norte a sur) y el decumanus (de este a oeste). También construyeron grandes obras como acueductos para llevar agua, como los que se pueden ver en Tarraco o Augusta Emerita.

Durante la Edad Media, la llegada de los musulmanes transformó muchas ciudades del sur y se crearon otras nuevas en el norte. Más tarde, en la Edad Moderna, las ciudades se hicieron más defensivas, especialmente las que estaban en las fronteras o en la costa. También fue una época en la que España fundó muchísimas ciudades nuevas en América, siguiendo unas reglas muy claras llamadas Leyes de Indias. Estas leyes indicaban cómo debían ser las calles (rectas como una cuerda) y dónde debían estar los edificios importantes, como la casa de gobierno o la iglesia, y las plazas.

En el siglo XVIII, con el cambio de la familia real a los Borbones, hubo un impulso para que las ciudades fueran más racionales y funcionales. Se construyeron edificios dedicados a la enseñanza y la salud. Un gran ejemplo fue el rey Carlos III en Madrid, quien diseñó el paseo del Prado y abrió grandes entradas a la ciudad, como la Puerta de Alcalá.

A mediados del siglo XIX, con la llegada de la industrialización, muchas personas se mudaron a las ciudades, especialmente a Cataluña y Asturias. Esto hizo que las ciudades crecieran mucho y aparecieran los "ensanches". Un ensanche es como una ciudad nueva que se añade a la antigua, con un diseño de cuadrícula. Barcelona fue la primera en tener uno, diseñado por Ildefonso Cerdá en 1859. Luego vinieron los de Bilbao, Madrid (diseñado por Carlos María de Castro en 1860) y San Sebastián. Una ley de 1892 facilitó la creación de ensanches en todas las ciudades españolas.

Después de la Guerra Civil Española, entre 1939 y 1959, hubo un periodo de dificultades económicas que afectó a las ciudades. Pero a partir de entonces, el gobierno empezó a intervenir más en cómo se planificaban.

Hoy en día, las ciudades se preocupan por recuperar sus centros históricos para el turismo, embellecer sus calles, crear más espacios verdes y lugares de ocio. También se ha extendido la construcción de viviendas de baja densidad (como los adosados) y los servicios son muy importantes para la comunidad. Las industrias se han trasladado fuera de las ciudades, dejando espacio para viviendas y servicios.

Ciudades Antiguas: Fenicios, Griegos y Romanos

Antes del siglo I, no existían ciudades como las conocemos hoy, pero sí había asentamientos comerciales de fenicios y griegos, como Malaka (la actual Málaga) o Gadir (Cádiz). También había lugares defensivos con forma circular o rectangular.

Archivo:Mapa Caesaraugusta
Plano romano de Caesaraugusta, la actual Zaragoza. Se pueden ver las calles principales, el foro (centro de la vida pública) y la muralla.

El proceso de romanización en la Península Ibérica se basó en las ciudades como centros para difundir la nueva cultura romana. Al principio, las ciudades se construían con fines defensivos. Con el tiempo, muchos romanos y soldados se asentaron en Hispania, fundando nuevas colonias.

Julio César y Augusto continuaron esta política, fundando ciudades como Osca (Huesca) o Caesaraugusta (Zaragoza) y dando la ciudadanía romana a municipios ya existentes. Más tarde, Vespasiano concedió el derecho latino a todas las ciudades de Hispania.

Las ciudades tenían diferentes categorías legales. Las colonias y municipios romanos no pagaban impuestos, mientras que las ciudades peregrinae no tenían privilegios y las stipendiariae debían pagar tributos y aportar soldados.

Ciudades Medievales: Musulmanas y Cristianas

Dejando a un lado la influencia romana, uno de los primeros urbanistas españoles fue el fraile valenciano Francesc Eiximenis en el siglo XIV. Él propuso una ciudad ideal con calles que se cruzaban en ángulo recto, un diseño de cuadrícula, y con zonas separadas para diferentes usos.

La ciudad musulmana se organizaba alrededor de una alcazaba (fortaleza) que protegía la ciudad. Dentro de sus murallas estaban la mezquita, los baños y el mercado. Fuera, en los arrabales, también había barrios. Las calles eran sinuosas y estrechas, y no solía haber plazas, sino zocos (mercados) en los cruces. Estas ciudades tuvieron su mayor esplendor en los siglos X y XI. Cuando los cristianos las conquistaron, las adaptaron a sus propias necesidades.

La ciudad cristiana tenía diversas formas. El Camino de Santiago fue muy importante, ya que a su alrededor surgieron ciudades como Jaca, Pamplona o Burgos, con un diseño lineal siguiendo el camino. En el siglo XIII, durante la Reconquista, los reyes fundaron muchas ciudades nuevas, la mayoría con un trazado regular que reflejaba la organización social de la época: una calle para los nobles, una iglesia importante, zonas para talleres y para los judíos. La plaza se convirtió en un elemento central, sustituyendo al zoco.

Ciudades Modernas: Nuevas Ideas y Expansión

Durante la Edad Moderna en España, no hubo mucha preocupación por el diseño urbano en la península, y las ciudades crecieron de forma natural. Sin embargo, las ideas de Francesc Eiximenis influyeron mucho en la creación de las nuevas ciudades en América. España fue el imperio que más ciudades fundó en el Nuevo Mundo.

La aportación más importante de España al urbanismo de esa época fueron las Leyes de Indias, especialmente durante el reinado de Felipe II. Estas leyes, publicadas en 1576, eran una verdadera normativa urbanística que detallaba cómo debían ser las ciudades: con un diseño de cuadrícula, cómo orientar las calles según el viento y el clima, y dónde situar los edificios de gobierno, la iglesia y la plaza. Siguiendo estas leyes, se construyeron cientos de ciudades en América.

También durante el reinado de Felipe II se construyó una nueva población alrededor del monasterio de El Escorial, con un proyecto inicial de Juan Bautista de Toledo.

Urbanismo de la Ilustración: Racionalidad y Salud

En el siglo XVIII, la preocupación por el urbanismo se centró en la razón y la salud. Estas ideas, que ya se aplicaban en América, llegaron a España desde Francia e Italia, impulsando la reforma de las ciudades de la península.

Cuando la dinastía borbónica llegó a España, las ciudades tenían problemas como el hacinamiento, la falta de infraestructuras sanitarias y la mala calidad de los edificios.

Uno de los mayores esfuerzos de los Borbones fue embellecer Madrid y los Reales Sitios, siguiendo el modelo de la corte francesa. El proyecto más importante fue el eje del paseo del Prado, diseñado por José de Hermosilla. Este paseo se extendió hacia el sur para crear un eje científico con el Jardín Botánico, el Museo del Prado y un observatorio, todo bajo la dirección de Juan de Villanueva. Este paseo marcó el futuro crecimiento de Madrid.

El Prado de Madrid sirvió de modelo para otras ciudades, donde se construyeron paseos similares, como el Campo de San Francisco en Salamanca o el Espolón en Burgos.

Nuevas Poblaciones y Ensanches del Siglo XVIII

A principios del siglo XVIII, se construyó Nuevo Baztán (1709-1713) por iniciativa de Juan de Goyeneche para los trabajadores de una fábrica de vidrio, con un diseño de cuadrícula. Más tarde, surgieron nuevas poblaciones en los Reales Sitios como Aranjuez o La Granja, para dar servicio a los palacios.

También se crearon las Nuevas Poblaciones en Andalucía y Sierra Morena, como La Carolina o La Luisiana, siguiendo el modelo de cuadrícula de las ciudades americanas. El poder naval de España también se reflejó en el diseño de ciudades como Cartagena, Ferrol o Cádiz, que eran bases navales o astilleros.

En el siglo XVIII, los ingenieros militares tuvieron un papel clave en la creación de nuevos arsenales marítimos y las poblaciones cercanas, como Cartagena, Ferrol (el barrio de La Magdalena) y San Fernando. También se hizo el primer proyecto de ensanche de Santander y La Barceloneta en Barcelona. Todas estas construcciones siguieron el diseño regular clásico.

Barcelona, en el siglo XVIII, era un puerto y una plaza fuerte. Sus fortificaciones limitaban su crecimiento. En 1752, se construyó el barrio de La Barceloneta, con un diseño de manzanas rectangulares y alargadas, un buen ejemplo de urbanismo ilustrado.

Archivo:Lorenzo Quirós - Ornato de Plaza Mayor con motivo de la entrada de Carlos III en Madrid
Aspecto de la Plaza Mayor de Madrid en 1760.
Archivo:Gasteiz, Euskal Herria
Vista aérea de Vitoria con la Plaza Nueva.

Plazas Nuevas: Centros de la Vida Urbana

Un aspecto importante del siglo XVIII fue la construcción de nuevas plazas, siguiendo el modelo de la Plaza Mayor de Madrid. Ejemplos son la Plaza Mayor de Salamanca (1726-1756) o la Plaza Nueva de Vitoria (1781). Estas construcciones continuaron en el siglo XIX con la Plaza Nueva de Bilbao o la Plaza Real de Barcelona. La Plaza Mayor de Madrid fue remodelada por Juan de Villanueva después de un incendio en 1790.

Ciudades Contemporáneas: Industrialización y Crecimiento

La época de principios del siglo XIX continuó con el estilo del siglo anterior, con diseños de cuadrícula y avenidas largas.

La Época de José Bonaparte

Silvestre Pérez fue el arquitecto encargado de las reformas en Madrid durante el reinado de José Bonaparte. Se prohibieron los entierros en las iglesias, creando cementerios fuera de la ciudad para evitar enfermedades. También se demolieron conventos para abrir espacio en el centro urbano, creando nuevas plazas. Acciones similares se hicieron en otras ciudades como Sevilla o Salamanca.

Silvestre Pérez también tuvo un ambicioso proyecto para crear una zona monumental alrededor del Palacio Real de Madrid, con grandes plazas y un puente. Sin embargo, la guerra impidió que se realizara.

La Ciudad del Romanticismo

San Sebastián fue casi destruida en 1813. El proyecto de reconstrucción, a cargo de Pedro de Ugartemendía, diseñó una ciudad con un trazado regular alrededor de una plaza octogonal.

En Madrid, se reconstruyó la Plaza Mayor en 1854, siguiendo el proyecto de Juan Villanueva. La desamortización de Mendizábal (venta de bienes de la Iglesia) permitió ganar terreno para nuevas construcciones.

La Puerta del Sol se convirtió en el nuevo centro de Madrid en el periodo isabelino. También se mejoraron las infraestructuras básicas como el suministro de agua potable, la iluminación pública y el alcantarillado, ya que la mortalidad por enfermedades era muy alta.

El Nacimiento del Urbanismo Moderno

En España, el retraso de la industrialización en el siglo XIX evitó la aparición de las "ciudades carbón" (ciudades industriales muy contaminadas). Sin embargo, la concentración de población en algunas ciudades llevó a la escasez de viviendas y al deterioro de las condiciones de vida. En Madrid, destacaron las "casas corredor" o corralas, donde vivían los trabajadores.

El crecimiento de la población en las ciudades provocó hacinamiento y problemas en los servicios. Las viviendas se subdividieron, se añadieron pisos y se ocuparon espacios sin edificar, lo que densificó gravemente las ciudades.

Los Ensanches: Ciudades Nuevas

Archivo:PlaCerda1859b
Plan de los alrededores de la ciudad de Barcelona y del proyecto para su mejora y ampliación de Ildefonso Cerdá (1859).

En la segunda mitad del siglo XIX, con la Revolución industrial, el crecimiento de la población y las nuevas industrias hicieron necesario construir sobre terrenos fuera de las ciudades. Las antiguas murallas ya no tenían función militar y se derribaron. Esto permitió adaptar las ciudades a nuevos transportes como el ferrocarril y solucionar problemas de salud e higiene.

Se crearon leyes para regular este crecimiento. La primera ley importante fue en 1864. En 1892, una nueva ley reguló los ensanches de Madrid y Barcelona y permitió extenderlos a otras ciudades.

Tomando como ejemplo el Ensanche de Barcelona de Ildefonso Cerdá, muchos municipios crearon sus propios ensanches: Madrid, Valencia, Bilbao, Málaga, San Sebastián, entre otros. El ensanche de Cerdá en Barcelona, autorizado en 1854, se planteó como una ciudad completamente nueva, con un diseño de cuadrícula uniforme y manzanas con esquinas cortadas para crear pequeñas plazas en los cruces.

En la misma época, se planteó el Ensanche de Madrid, dirigido por Carlos María de Castro. Se parecía al de Cerdá en su diseño de cuadrícula y en que no prolongaba la ciudad histórica, sino que creaba una ciudad nueva al este y al norte. También se planeó la Gran Vía para dotar a la ciudad vieja de un eje este-oeste.

Los ensanches suelen tener calles rectas y una imagen homogénea. Su construcción fue lenta y a menudo no se respetaron todas las normas. Estaban destinados principalmente a la clase burguesa, que buscaba una mejor calidad de vida. A veces, los ensanches se convirtieron en zonas de especulación, donde los dueños de los terrenos obtenían grandes beneficios.

A principios del siglo XX, en Jaca, se llevó a cabo un gran proyecto de reforma urbana que consistió en la demolición completa de sus murallas y la alineación de las calles del casco medieval. Esto hizo desaparecer la mayor parte de la Jaca medieval y renacentista.

El Tranvía y la Ciudad Lineal

También surgieron barrios en las afueras, llamados suburbios, para los trabajadores y emigrantes del campo. Estos lugares a menudo tenían malas condiciones de vida y eran focos de enfermedades.

Para solucionar estos problemas, surgieron nuevas ideas. Ángel Fernández de los Ríos propuso una vía de ferrocarril que rodeara la ciudad y conectara los barrios obreros. Otra idea importante fue la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que surgió en 1882. Era una ciudad basada en viviendas unifamiliares con jardín, autosuficientes en servicios y con una gran avenida central por donde pasaba el tranvía. Se buscaba que fuera saludable y un lugar de unión entre diferentes clases sociales.

El tranvía fue muy importante en los ensanches. Empezó con tracción animal en Madrid (1871), Barcelona y Bilbao (1872), y luego se electrificó a finales del siglo XIX. A mediados del siglo XX, los tranvías fueron desapareciendo, siendo reemplazados por autobuses.

Archivo:Ciudad lineal de Arturo Soria
Proyecto de la ciudad lineal de Arturo Soria.

En 1892, Arturo Soria publicó su proyecto de Ciudad Lineal, que se extendería entre las ciudades existentes. Su objetivo era construir una ciudad nueva y saludable, con viviendas unifamiliares y grandes jardines. Soria creó una compañía privada para llevarlo a cabo, construyendo un anillo urbano alrededor de Madrid. El primer tramo se terminó en 1911, creando una zona residencial y de recreo.

Este modelo tuvo buena acogida en Cataluña, aunque muchos proyectos no se realizaron. En Madrid, el ingeniero municipal Pedro Núñez Granés intentó unir la ciudad con las zonas periféricas, pero su plan no se llevó a cabo.

En Barcelona, a principios del siglo XX, se buscó conectar el ensanche de Cerdá con las afueras. El arquitecto francés Léon Jaussely ganó un concurso en 1905 con un plano basado en grandes figuras geométricas, pero este proyecto no prosperó.

Hasta 1923, una ley obligó a las grandes ciudades a elaborar un plan general para ordenar su crecimiento. En los años 20, una nueva generación de arquitectos, influenciados por el racionalismo, como Secundino Zuazo y Fernando García Mercadal, empezaron a trabajar en el urbanismo.

La Segunda República y el Franquismo

La Segunda República Española impulsó el planeamiento urbano. En 1932, se creó el Gabinete Técnico de Accesos y Extrarradio de Madrid para mejorar los accesos y ordenar las poblaciones periféricas. Secundino Zuazo fue el cerebro de este gabinete, y sus obras más importantes fueron el plan de accesos a Madrid y los Nuevos Ministerios.

En Cataluña, el grupo GATCPAC, liderado por José Luis Sert, fue la referencia del urbanismo republicano. En 1934, se completó el ambicioso "Plan Macià" para crear una nueva Barcelona, con el apoyo de Le Corbusier.

Después de la guerra civil española, durante el periodo de la "autarquía" (1939-1959), se inició un proceso para organizar el planeamiento urbanístico, que culminó en 1956 con una ley importante.

El Instituto Nacional de Industria (INI) llevó a cabo proyectos industriales en ciudades medianas. También surgieron dos fenómenos en los años 50: la aparición de inversores que compraban terrenos y construían viviendas, y el crecimiento de barrios o suburbios en las afueras de las ciudades, a menudo con condiciones de vida difíciles.

El Desarrollismo (1959-1975)

Los años 60 fueron de gran crecimiento urbano debido a la modernización económica, el aumento de la industria y los servicios, y la llegada de inmigrantes. Aunque las leyes buscaban un crecimiento equilibrado, la realidad fue que se construyó de forma masiva, con grandes complejos residenciales en las afueras para la clase media.

El fenómeno de los suburbios se incrementó, y surgieron las áreas metropolitanas en Madrid, Barcelona y Bilbao, donde las ciudades se relacionaban con sus zonas periféricas. Este crecimiento fue desordenado y sin suficiente planificación.

En los años 70, la crisis energética cambió la situación, y la preocupación de los ciudadanos por sus ciudades empezó a ser más importante.

Desde 1975: Democracia y Globalización

Con la llegada de la democracia a España, la ordenación del territorio pasó a ser competencia de las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Los ciudadanos, a través de asociaciones, empezaron a tener más voz en el tipo de ciudad que querían.

En los años 90, las ciudades se integraron en un mundo globalizado, compitiendo entre sí y recibiendo importantes fondos europeos. Esto llevó a una gran diversidad en el desarrollo urbano.

Archivo:Arqueologías del futuro - 1
Ensanche de Vallecas

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Véase también

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Historia del urbanismo en España para Niños. Enciclopedia Kiddle.