Miniatura para niños


En los manuscritos y libros ilustrados de la Edad Media, las miniaturas (del latín miniare, que significa “colorear con minia”, un pigmento rojo) o iluminaciones eran pinturas o dibujos pequeños. Estas obras de arte podían ser figuras solas o parte de escenas más grandes. Representaban temas importantes de su época, como historias religiosas, similares a las que se veían en los vitrales de las catedrales e iglesias.
Hacia el final de la época gótica, justo antes del Renacimiento, los libros ilustrados empezaron a incluir temas de la vida diaria, como escenas de la corte o de la vida civil. En este periodo, las miniaturas alcanzaron una gran calidad y se hicieron muy populares, especialmente entre la nobleza de Europa.
A partir del siglo XVI, la imprenta se hizo muy popular, lo que hizo que las miniaturas, que eran muy costosas de crear, perdieran importancia. El último gran artista de miniaturas fue Giulio Clovio, a mediados del siglo XVI.
En los márgenes de las páginas de los manuscritos, a menudo se añadían adornos. Los más comunes eran dibujos que hacían más bonitas las letras grandes al inicio de un texto. También había diseños que separaban las columnas de texto, con formas que imitaban arquitecturas, arabescos o plantas que se enroscaban por los bordes de las páginas.
La palabra miniatura viene de minium, un óxido de plomo de color rojo. Este pigmento se usaba para las primeras decoraciones de los libros manuscritos, como las letras grandes y los márgenes. Con el tiempo, las ilustraciones medievales evolucionaron a representaciones muy coloridas y con composiciones complejas.
Contenido
Descubre los manuscritos ilustrados
La tradición de ilustrar manuscritos comenzó en el Antiguo Egipto, alrededor del 2000 a.C., con el famoso Libro de los Muertos. Estos libros eran encargados por faraones, nobles o sacerdotes. Contenían oraciones e instrucciones para los difuntos sobre cómo debían comportarse en el más allá. En ellos se mostraban momentos clave del ritual de entierro, el embalsamamiento, el pesaje simbólico del alma y la presentación ante Osiris.
Se cree que los escribas de Alejandría se inspiraron en estos rollos ilustrados al copiar manuscritos para la Biblioteca de Alejandría. Incluso es posible que la versión ilustrada del Antiguo Testamento, traducida del hebreo al griego en Alejandría, también se haya inspirado en ellos. Más tarde, los creadores de manuscritos bizantinos también siguieron esta tradición.
El arte de pintar miniaturas y de ilustrar libros fue muy importante para el desarrollo de la pintura románica y gótica, y también influyó en otras etapas de la historia de la pintura.
Grandes artistas de las miniaturas y los libros ilustrados trabajaron en talleres franceses o flamencos, como Jean Poucelle, Jaquemart de Hesdin o los hermanos Limbourg. También hubo pintores italianos como Simone Martini. Durante la época gótica, los libros ayudaron mucho al intercambio cultural y a la difusión de las corrientes artísticas por las cortes y centros de arte de toda Europa. Algunos libros famosos de este periodo son el Breviario de Felipe el Hermoso, el Salterio de San Luis, el Salterio de la Reina Mary y el libro de Las muy Ricas Horas del Duque de Berry de los hermanos Limbourg, que se guarda en el Museo Condé en Chantilly (Francia).
- En España, los manuscritos ilustrados más antiguos son del siglo XI. Son la Biblia de Ripoll del Monasterio de Ripoll y la Biblia de San Pedro de Roda del antiguo Monasterio de San Pedro de Roda. Ambos monasterios están en Cataluña. Actualmente, la primera se encuentra en la Biblioteca Vaticana y la segunda en la Biblioteca Nacional de París.
Otros libros ilustrados importantes de los antiguos reinos de la península ibérica son:
- El Liber Testamentorum de la catedral de Oviedo, creado en el siglo XII por encargo del obispo Pelayo. Contiene miniaturas extraordinarias que ocupan toda la página, con muchos colores y detalles en oro y plata.
- La colección de códices de las obras de Alfonso X el Sabio, llenas de escenas que cuentan historias sobre diversos temas. Son un valioso testimonio de su época.
El arte de los retratos en miniatura
Los retratos en miniatura, así como otras escenas pequeñas (como escenas de la corte o paisajes), se desarrollaron a partir del siglo XVI. Eran retratos o cuadros muy pequeños que se colocaban en objetos como medallones, relojes de mesa y joyeros. A menudo, el marco de estos retratos era un medallón ovalado.
Este nuevo tipo de pintura en miniatura se hacía con muchas técnicas diferentes. Se usaba óleo sobre cobre, estaño, esmalte o marfil. También se hacían aguadas sobre pergamino o cartulina, y desde el siglo XVIII, acuarelas o aguadas sobre marfil o papel vitela.
Pintores famosos como Goya y Fragonard también crearon retratos en miniatura. Algunos artistas se dedicaron casi exclusivamente a este arte, como José Miguel de Rojas y Pérez de Sarrió, el III conde de Casa Rojas, quien fue pintor de cámara de Fernando VII. Sus obras se pueden ver en el Museo del Prado, el Museo del romanticismo y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el siglo XIX, con la llegada de la fotografía, este arte empezó a perder popularidad.
- En Inglaterra, la miniatura se desarrolló como una forma de arte independiente, gracias a pintores como Holbein el joven, Isaac Oliver y S. Cooper.
- En Francia, destacaron pintores como J. Petitot, quien hizo retratos exquisitos del rey Luis XIV y de los personajes de la Corte. También fueron importantes Jacques Augustin o J.B. Isabey durante la época de Napoleón.
- Un ejemplo es el retrato ovalado del archiduque Carlos de Austria, quien quería ser rey de España durante la Guerra de Sucesión Española. Esta obra fue creada por Pere Crosells, un pintor de Barcelona, una de las ciudades que lo apoyaron.
Tradiciones artísticas en miniaturas
Italia y Bizancio: Siglos III al VI
Las miniaturas más antiguas que se conservan son una serie de dibujos coloreados de la Ilíada del siglo III, conocidos como la Ilias Picta. Su estilo es similar al arte pictórico de la Roma clásica. Aunque la calidad del dibujo varía, hay muchos ejemplos de figuras bien dibujadas, con un estilo clásico, lo que muestra la influencia del arte antiguo. Los paisajes que aparecen intentan imitar la naturaleza, aunque de forma sencilla, como en los frescos de Pompeya.
Aún más valiosas artísticamente son las miniaturas del manuscrito de Vaticano de Virgilio, llamado el Vergilius Vaticanus, de principios del siglo V. Estas miniaturas están mejor conservadas y son más grandes, lo que permite estudiar mejor su técnica. El dibujo es de estilo clásico, y se cree que son copias directas de obras más antiguas. Los colores son opacos, lo que era común en las miniaturas de los primeros manuscritos. Para crear las escenas, primero se pintaba todo el fondo, luego las figuras y objetos grandes, y finalmente los detalles más pequeños. Para dar una idea de perspectiva, se usaban zonas horizontales, con figuras más pequeñas en la parte superior.
La escuela de Bizancio fue la que más se alejó de la representación natural de las cosas, desarrollando sus propias reglas artísticas. Sin embargo, en los primeros ejemplos de esta escuela, como las miniaturas del Génesis Cotton y las mejores del Dioscórides de Viena, aún se siente la influencia clásica. En las miniaturas bizantinas posteriores, que copiaban modelos antiguos, la reproducción era fiel. Pero al comparar el arte bizantino con el clásico, se nota un cambio hacia un estilo más formal y menos libre. Bajo la influencia de la iglesia, el arte bizantino se volvió más repetitivo y con reglas fijas. Las figuras tendían a tener tonos de piel más oscuros, extremidades alargadas y delgadas, y movimientos rígidos. Predominaban los colores marrones, grises azulados y neutros. Aquí se empezó a pintar la piel sobre un fondo de tonos oscuros, como el verde oliva. Los paisajes se volvieron muy simples y no representaban la naturaleza de forma realista, una característica común en las miniaturas de la Edad Media.
A pesar de este estilo más formal, el arte bizantino también mostraba un gran esplendor oriental con colores brillantes y mucho uso del oro. En las miniaturas bizantinas, por primera vez, se ven fondos de oro brillante, que luego se hicieron muy populares en las obras de arte de Europa occidental.
La influencia del arte bizantino en el arte medieval de Italia es clara. Los primeros mosaicos en iglesias de Italia, como los de Rávena y Venecia, también muestran esta influencia. Aunque hay pocos ejemplos de la Alta Edad Media, a partir del siglo XII, con sus frescos y miniaturas que aún tienen la marca bizantina, se confirma que esta conexión existió durante siglos.
Miniatura armenia: Un estilo único
La pintura en miniatura armenia es conocida por su gran variedad de estilos y escuelas. Cuando Mesrop Mashtots creó el alfabeto armenio en el año 405, comenzaron a aparecer los manuscritos armenios, y con ellos se desarrolló la pintura en miniatura. La mayoría de los 25.000 manuscritos armenios que se conservan están decorados con miniaturas.
Aunque la mayoría de los libros ilustrados eran de contenido religioso, los artistas de miniaturas, llamados "floreadores", lograban expresar sus emociones y sentimientos. También reflejaban escenas de la vida real a través de los temas religiosos. Especialmente en las letras mayúsculas al inicio del texto, en los adornos antes del título o en las imágenes de los márgenes, introducían diversas figuras y elementos de la naturaleza.
En las miniaturas armenias se pueden ver escenas de cacerías, peleas de animales, representaciones teatrales, y otras escenas de la vida urbana y rural. También hay retratos de personas importantes de la época y de quienes encargaban los manuscritos. Estas miniaturas son muy valiosas para entender la vida y las costumbres de la Armenia medieval, sus vestimentas, artesanías y la naturaleza del país. Algunos pintores de miniaturas incluso dejaron sus autorretratos.
En Armenia hubo muchos centros de pintura en miniatura en diferentes épocas. Algunos muy conocidos son los de Ani, Gladzor, Tatev, Nakhichevan, Artsakh y Vaspurakan. Cada uno tenía un estilo único, además de las características generales del arte armenio. Más tarde, también se crearon centros de miniaturas en las comunidades armenias fuera del país.
El arte de la miniatura armenia alcanzó su mayor esplendor en el siglo XIII, especialmente en la Armenia cilicia, donde las miniaturas eran más lujosas y elegantes. Las obras de artistas talentosos como Toros Roslin, Grigor, Ignatius, Sargis Pitsak, Toros Taronetsi, Avag, Momik, Simeón Archishetsi, Vardan Artsketsi, Kirakos, Hovhannes y Hakob Jughayetsi han perdurado hasta hoy. Sin embargo, los nombres de muchos otros artistas de miniaturas no se han conservado.
La pintura en miniatura armenia ha pasado por una larga y difícil historia. Es un testimonio del gran deseo creativo de los armenios, que ni los desastres causados por invasores ni las difíciles migraciones pudieron apagar. Con su originalidad, maestría, colores extraordinarios y riqueza de detalles, ocupa un lugar único y honorable no solo en el arte armenio, sino también en el arte mundial.
Los Evangelios eran los libros más ilustrados, seguidos de la Biblia y otras colecciones religiosas. Las primeras miniaturas que se conservan son de los siglos VI-VII. Los personajes y la pintura en ellas recuerdan a los frescos de Lmbat y Aruch del siglo VII. Del periodo de los reinos de Bagratuni y Artsruni se conservan el "Evangelio de la Reina Mlke", el "Evangelio de Kars" y el "Evangelio de Trabzon". Estos manuscritos muestran las características principales del desarrollo posterior de la pintura en miniatura armenia:
- tabernáculos con columnas,
- folletos de oro con letras mayúsculas,
- imágenes de eventos de la vida de Cristo, que se mencionan en las miniaturas junto al texto.
En ellos se puede ver una mezcla de arte bizantino y cristiano, con motivos egipcios y elementos del arte helenístico en los arcos de los tabernáculos del "Evangelio de la Reina Mlke" y en la decoración arquitectónica de las pinturas.
Las miniaturas más grandes de los Evangelios de Armenia Menor, relacionadas con el arte paleocristiano en 1038 (Matenadaran después de Mesrop Mashtots, Ereván, manuscrito N 6201), conservan las reglas antiguas de estilo y pintura. Pero también incluyen novedades que formaron la base de la iconografía armenia posterior, como la representación de Cristo en la cruz. El desarrollo gráfico del estilo de este grupo de manuscritos es claro en la Vaspurakan Escuela de Pintura en Miniatura.
Un grupo de manuscritos de finales del siglo XI, liderado por el Evangelio de Moghni, formó la escuela de Ani. Sus formas estilísticas son similares a las miniaturas pregóticas, lo que sugiere un origen oriental para estas últimas. Las miniaturas de este grupo destacan por su estilo monumental, parecido a los frescos. En los manuscritos del siglo XII, se desarrollaron las tradiciones del arte de la miniatura de los siglos X-XI, con un toque emocional y trágico. Se dio mucha importancia a los motivos de plantas y animales.
En la primera mitad del siglo XIII, antes de las invasiones mongolas, la pintura en miniatura floreció en la Gran Armenia ("Evangelio de Haghpat", "Evangelio de los traductores"). La pintura en miniatura alcanzó una calidad nueva y sin precedentes en la Armenia de Cilicia. Tanto en los monasterios como en la corte real se coleccionaban manuscritos exquisitos. Además del clero, los miembros de la corte real y los consejeros también encargaban manuscritos.
La importancia religiosa de los manuscritos disminuyó. A menudo se encargaban para uso personal, para satisfacer el gusto refinado de los consejeros y sus creencias. El tamaño de los libros se hizo más pequeño. Los pintores de miniaturas se dedicaron más a representar la realidad y los países vecinos (Bizancio y países europeos). Aparecieron pintores de miniaturas famosos como Grigor Mlichetsi, Toros Roslin, Sargis Pitsak y otros, creando elegantes manuscritos reales ("La cena del rey Hetum II", "Evangelio de la reina Keran").
Una situación política más estable en algunas regiones de la Gran Armenia ayudó al desarrollo de la pintura en miniatura. Mientras que los artistas de la Escuela de Pintura en Miniatura de Gladzor destacaron con personalidades fuertes, los artistas de Vaspurakan (Simeón Artchishetsi, Zakaria Akhtamartsi, Rstakes, Kirakos Aghbaketsi y otros) volvieron a tradiciones pictóricas más unificadas. Un centro famoso de pintura en miniatura fue la Tatev Escuela de Pintura en Miniatura, dirigida por Grigor Tatevatsi. Después de esto, el arte armenio en miniatura continuó en comunidades armenias en Crimea, Nueva Julfa, Constantinopla y otros lugares. En los siglos XVII y XVIII, la pintura en miniatura de libros armenios fue dando paso poco a poco al arte de la ilustración de libros impresos.
Miniaturas en Europa: Siglos VIII al XII

En las escuelas de iluminación de Europa Occidental, la decoración era el objetivo principal. En los manuscritos del periodo merovingio, en la escuela que unía Frankland y el norte de Italia (conocida como lombardos o franco-lombardos), en los manuscritos de España y en las obras del arte insular de las islas británicas, el dibujo de figuras era poco común. Las figuras servían más como adorno que como representación de la forma humana.
La escuela Anglosajona, que se desarrolló especialmente en Canterbury y Winchester, probablemente tomó su estilo de dibujo a mano alzada de modelos clásicos romanos, con poca influencia bizantina. Las mejores miniaturas de los siglos X y XI de esta escuela destacan por el fino dibujo de los contornos, que tuvo una influencia duradera en la miniatura inglesa de siglos posteriores. Sin embargo, la escuela anglosajona del sur se desvía un poco del desarrollo general de la miniatura medieval occidental.
Bajo los gobernantes carolingios, se desarrolló una escuela de pintura basada en modelos clásicos, principalmente bizantinos. En esta escuela, que surgió por impulso de Carlomagno, la miniatura se presentaba de dos formas. Primero, estaba la miniatura más formal que seguía el modelo bizantino. Sus temas solían ser retratos de los Cuatro Evangelistas o de los propios emperadores. Las figuras eran rígidas, las páginas muy coloridas y doradas, a menudo en un marco arquitectónico fijo y sin paisajes reales. Con mucha decoración en los bordes y las letras iniciales, este estilo marcó la pauta para las escuelas europeas posteriores. Segundo, también existía la miniatura que intentaba ilustrar, como escenas de la Biblia. Aquí había más libertad, y se notaba un estilo clásico que copiaba modelos romanos, a diferencia de los bizantinos.

La influencia de la escuela carolingia en las miniaturas de los artistas anglosajones del sur se ve en el uso extendido del color y en el uso más elaborado del oro en la decoración. Un manuscrito como el Benediccional de San Ethelwold, obispo de Winchester (963-984), con sus miniaturas dibujadas al estilo local pero pintadas con pigmentos opacos, muestra la influencia del arte extranjero. Pero el dibujo en sí siguió siendo propio de la región, con un tratamiento particular de la figura humana y de los pliegues de la ropa. El estilo era refinado, aunque a veces exageraba las proporciones. Con la Conquista normanda, esta notable escuela local desapareció.
Con el resurgimiento del arte en el siglo XII, la decoración de manuscritos recibió un gran impulso. Los artistas de la época destacaron en los bordes y las letras iniciales. En las miniaturas, el dibujo era enérgico, con líneas audaces y un estudio cuidadoso de la ropa. Los artistas practicaron más el dibujo de figuras. Aunque se seguían repitiendo los mismos temas de forma tradicional, el esfuerzo individual produjo muchas miniaturas de gran calidad en este siglo.
La conquista normanda había unido a Inglaterra con el arte del continente. Así comenzó una unión de las escuelas francesa, inglesa y flamenca. Impulsadas por el intercambio cultural y objetivos comunes, crearon magníficas obras de arte en el noroeste de Europa a partir de finales del siglo XII.
Sin embargo, no había paisajes naturales, a menos que se consideren así las rocas y árboles muy simples. Por eso, el fondo de las miniaturas de los siglos XII en adelante se convirtió en un espacio para la decoración, para resaltar más las figuras de la escena. Así surgió la costumbre de cubrir todo el espacio con una lámina de oro, a menudo pulida. Este método brillante de adorno ya se había visto en la escuela bizantina. También es importante notar el tratamiento tradicional de las figuras religiosas. Por respeto, seguían vistiendo las túnicas antiguas, mientras que las demás figuras de la escena llevaban la ropa de la época.
Miniaturas en Europa: Siglos XIII al XV
Al llegar al siglo XIII, la miniatura se volvió muy detallada y precisa. Los libros, en general, cambiaron de ser grandes a ser más pequeños. La demanda de libros era mayor, y el vitela (material para las páginas) era limitado, por lo que se necesitaba usarlo de forma más eficiente. La escritura se hizo más pequeña y perdió la forma redondeada del siglo XII. Las abreviaturas en los textos aumentaron mucho. En todas partes se buscaba ahorrar espacio, y lo mismo ocurrió con la miniatura. Las figuras eran pequeñas, con trazos delicados en los rostros y cuerpos y extremidades delgados. Los fondos brillaban con color y oro pulido, y abundaban los delicados diseños de telas doradas y de colores alternos. A menudo, especialmente en los manuscritos ingleses, los dibujos solo estaban coloreados con tintas transparentes. También en este siglo, la miniatura se integró en las letras iniciales. Mientras que antes se usaban adornos florales, ahora se introducía una pequeña escena en los espacios de la letra.
Al comparar el trabajo de las tres escuelas principales, el dibujo de la miniatura inglesa, en su mejor momento, era quizás el más elegante. El francés era el más limpio y preciso. El flamenco, incluyendo el de Alemania occidental, era menos refinado y con líneas más duras y fuertes. En cuanto a los colores, el artista inglés usaba tonos más claros, prefiriendo el verde claro, el azul grisáceo y el lago. El artista francés prefería tonos más profundos, especialmente el azul ultramar. Los flamencos y alemanes, por lo general, pintaban con colores menos puros y tendían a la pesadez. Una característica notable en los manuscritos franceses era el oro rojo o cobrizo usado en sus iluminaciones, en contraste con el metal más pálido de Inglaterra y los Países Bajos.

Es notable cómo el arte de la miniatura mantuvo su alta calidad en dibujo y color durante todo el siglo XIII sin grandes cambios. A lo largo del siglo, la Biblia y el Salterio fueron muy populares. Naturalmente, los mismos temas y escenas se repetían una y otra vez por diferentes artistas. El carácter de estos libros religiosos limitaba la innovación. Pero hacia el final de la época, obras no religiosas como los romances ganaron popularidad y ofrecieron más libertad para la creatividad del artista. Por lo tanto, al inicio del siglo XIV, hubo un cambio notable de estilo. Las líneas se volvieron más fluidas, no tan audaces como en el siglo XII, sino más elegantes, delicadas y flexibles, creando las hermosas figuras de la época. La miniatura empezó a dejar de ser solo una parte de la decoración del libro para convertirse en una obra de arte por sí misma. Esto se ve en el lugar más importante que ocupó la miniatura y en su creciente independencia de los bordes decorativos y las letras iniciales.
Al mismo tiempo, mientras la miniatura del siglo XIV buscaba separarse de otros detalles del manuscrito, dentro de sí misma floreció en decoración. Además de la mayor flexibilidad en el dibujo de figuras, hubo un desarrollo paralelo en los diseños de los fondos. Las telas se volvieron más elaboradas y brillantes. La belleza del oro pulido se realzó con dibujos punteados. Los doseles góticos y otros elementos arquitectónicos que se introdujeron siguieron el desarrollo de la arquitectura de la época. En resumen, la gran expansión del arte en la decoración, tan notable en las mejores obras del siglo XIV, también se vio en las miniaturas.
En la primera parte del siglo, el dibujo inglés era muy elegante. Las figuras se inclinaban con un movimiento ondulante que, si no fuera tan sencillo, parecería una afectación. Tanto en los ejemplos delineados y coloreados con tinta transparente, como en los totalmente pintados, la mejor obra inglesa de esta época era insuperable. El arte francés mantuvo su precisión, con colores más vivos que los de Inglaterra y rostros delicadamente dibujados sin mucho modelado. Las obras de los Países Bajos, que seguían con un estilo de dibujo más pesado, parecían toscas al lado de las de otras escuelas. El arte de la miniatura alemana de esta época tampoco destacó, siendo generalmente mecánico y de estilo rústico. Con el tiempo, la miniatura francesa casi dominó el campo, sobresaliendo en la brillantez del colorido, pero perdiendo parte de su pureza en el dibujo, aunque el nivel general seguía siendo alto. La escuela inglesa retrocedió gradualmente y, debido a problemas políticos y guerras con Francia, no produjo obras de gran valor. Solo a finales del siglo XIV hubo un resurgimiento.
Este resurgimiento se ha relacionado con la floreciente escuela de Praga. Su esquema de colores sugiere una influencia del sur, quizás por el matrimonio de Ricardo II con Ana de Bohemia en 1382. El nuevo estilo de la pintura en miniatura inglesa se distingue por la riqueza del color y el cuidadoso modelado de los rostros, lo que contrasta con el tratamiento más ligero de los artistas franceses de la época. La escuela flamenca u holandesa del norte, en este periodo y a principios del siglo XV, también prestó atención similar a los rasgos, lo que puede considerarse una característica del arte germánico, a diferencia del estilo francés.

Sin embargo, el prometedor desarrollo de la pintura en miniatura inglesa no se cumplió. En el primer cuarto del siglo XV se produjeron ejemplos de gran calidad, pero el dibujo se estancó y se mantuvo dentro de las reglas medievales. El arte local prácticamente terminó a mediados de siglo, justo cuando una mejor apreciación de la naturaleza estaba rompiendo la antigua forma de representar el paisaje en el arte europeo, transformando la miniatura en el cuadro moderno. Toda la pintura en miniatura producida en Inglaterra después de esa época fue obra de artistas extranjeros o de quienes imitaban un estilo extranjero. La situación del país durante las Guerras de las Rosas explica el abandono del arte. Así, la historia de la miniatura en el siglo XV debe buscarse en los manuscritos de las escuelas continentales.
Primero, hay que considerar el norte de Francia y los Países Bajos. Al pasar del siglo XIV al XV, la miniatura de ambas escuelas empezó a mostrar más libertad en la composición. También hubo una tendencia a buscar un efecto general más por el colorido que por la precisión en el dibujo. Esto se favoreció por la ampliación del campo de trabajo del miniaturista. Se ilustraron libros de todo tipo, y los libros religiosos, como la Biblia, el Salterio y el libro litúrgico, ya no eran los únicos manuscritos que se iluminaban. Sin embargo, hubo un tipo de manuscrito que alcanzó gran importancia y que era a la vez religioso: los Horae, o Libro de Horas. Eran libros de oraciones para uso personal, que se multiplicaron en gran número y contenían algunas de las mejores obras de los miniaturistas. La decoración de estos pequeños volúmenes se libró en gran medida de las restricciones que su carácter religioso podría haber impuesto. Además, la demanda de manuscritos iluminados había establecido un comercio regular en esta época, y su producción ya no se limitaba a los monasterios. Entre los artistas laicos más destacados de manuscritos iluminados se encuentra el Maestro Honoré de la escuela parisina.

A principios de siglo, la antigua forma de representar el paisaje aún se mantenía. Los fondos con telas y dorados tampoco pasaron de moda. De hecho, en algunos de los mejores ejemplos franceses de la época, los motivos de tela eran más brillantes que nunca. Pero el paisaje natural se impuso más claramente en el segundo cuarto de siglo, aunque con errores de perspectiva. No fue hasta que surgió otra generación que hubo una verdadera apreciación del horizonte y del efecto atmosférico.
Las miniaturas de las escuelas francesa y flamenca fueron bastante similares durante un tiempo, pero después de la mitad del siglo, las características propias de cada país se hicieron más marcadas y diferentes. La miniatura francesa empezó a empeorar, aunque los artistas más talentosos de la escuela produjeron algunos ejemplos muy buenos. El dibujo de las figuras era más descuidado, y la pintura tendía a ser dura sin profundidad, lo que el artista intentaba mejorar con un exceso de sombreado dorado.
La escuela flamenca de la última parte del siglo XV alcanzó su máxima excelencia. La miniatura flamenca se caracterizó por una suavidad extrema y profundidad de color, así como por un cuidado cada vez mayor en los detalles, la ropa y la expresión de los rostros. Por ejemplo, el tipo flamenco del rostro de la Virgen, con su frente alta y llena, es inconfundible. En las mejores miniaturas flamencas de la época, el artista lograba una maravillosa suavidad y brillo de color. El alto nivel no terminó con el siglo XV, ya que aún quedan muchos ejemplos excelentes que demuestran el aprecio que se le tuvo durante varias décadas más.
En las observaciones anteriores, lo dicho sobre el cuidado en los detalles se aplica aún más a las miniaturas hechas en grisalla. En estas, la ausencia de color invitaba a acentuar aún más ese tratamiento. Esto es quizás más notable en las miniaturas en grisalla del norte de Flandes, que a menudo sugieren, especialmente en las líneas angulares fuertes de la ropa, una conexión con el arte del grabador en madera.
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Miniatura de María y José descubriendo a Jesús entre los doctores. Del Enkhuizen Libro de Horas, finales del siglo XV
Véase también
En inglés: Miniature (illuminated manuscript) Facts for Kids
- Beatos
- Falsario Español
- Libro de horas
- Libro de Kells