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Guerras celtíberas para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Guerras celtíberas
Conquista de Hispania
Parte de conquista de Hispania
Noroeste Hispania.jpg
Lugar aproximado de las guerras
Fecha 181 a. C.-133 a. C.
Lugar Hispania
Resultado Conquista de la Celtiberia
Beligerantes
República romana Tribus celtíberas
Comandantes
Primera guerra

Vexilloid of the Roman Empire.svg Marco Fulvio Nobilior
Vexilloid of the Roman Empire.svg Tiberio Sempronio Graco
Segunda guerra
Vexilloid of the Roman Empire.svg Quinto Fulvio Nobilior
Vexilloid of the Roman Empire.svg Marco Claudio Marcelo
Tercera guerra
Vexilloid of the Roman Empire.svg Metelo el Macedónico
Vexilloid of the Roman Empire.svg Quinto Pompeyo
Vexilloid of the Roman Empire.svg Marco Popilio Lenas
Vexilloid of the Roman Empire.svg Cayo Hostilio Mancino

Vexilloid of the Roman Empire.svg Escipión Emiliano
Primera guerra

Hilerno (193 a. C.)
Thurro (179 a. C.)
Segunda guerra
Caro de Segeda (153 a. C.)
Ambon y Leukon
Litenón (152 a. C.)
Attio
Tercera guerra

Fuerzas en combate
Entre 30 000 y 60 000 hombres Alrededor de 20 000
Bajas
Numerosas Numerosas
Exterminio de los numantinos

Las guerras celtíberas fueron una serie de conflictos que ocurrieron entre los siglos III y II a. C. antes de Cristo. En estas guerras se enfrentaron la República romana y los diferentes pueblos celtíberos. Estos pueblos vivían en la zona central del río Ebro y en la meseta superior de la península ibérica. Los enfrentamientos duraron mucho tiempo, con momentos de paz, acuerdos, asedios y batallas.

¿Qué pasó antes de las guerras celtíberas?

Cuando los romanos llegaron a la península ibérica, los celtíberos eran gobernados por líderes, no por reyes. Estos pueblos solían formar grandes uniones y tenían influencia en lugares lejanos a su territorio. Por ejemplo, había mucha relación entre Celtiberia y la región de Oretania, en el valle alto del río Guadalquivir.

La unión de los celtíberos no fue obra de un solo líder. Fue un proceso interno, donde la posesión de minas de metales fue muy importante.

Los textos antiguos describen Celtiberia como una tierra con un clima duro y con pueblos pequeños y dispersos. La principal actividad económica de los celtíberos era la ganadería. Esto se debía a que el suelo no era muy fértil y no conocían técnicas agrícolas avanzadas. La riqueza estaba concentrada en los guerreros, lo que causó mucha desigualdad social. Por eso, algunas personas formaban grupos de guerreros que buscaban en las armas una forma de mejorar su situación.

Se calcula que la población de Celtiberia antes de la llegada de los romanos era de entre 225.000 y 585.000 personas. Esto se basa en una densidad de entre cinco y trece habitantes por kilómetro cuadrado. El territorio era de unos 45.000 kilómetros cuadrados. Los expertos creen que había entre 18.000 y 50.000 jóvenes capaces de luchar. Esto coincide con el tamaño de los ejércitos celtíberos más grandes, que tenían entre 15.000 y 35.000 combatientes.

Las Guerras Celtíberas: Conflictos con Roma

Los autores antiguos siempre mencionan lo valientes que eran los celtíberos. Los romanos los conocían porque habían sido guerreros a sueldo de los cartagineses durante la segunda guerra púnica.

Cuando los romanos llegaron a Ampurias en el año 218 a. C., querían cortar los suministros que Aníbal recibía de la península ibérica. Pero después de expulsar a los cartagineses, decidieron quedarse en Iberia. Ocuparon las zonas más ricas y desarrolladas, como el Levante y Andalucía.

Desde la rebelión de los pueblos íberos en el año 195 a. C., los celtíberos habían sido guerreros a sueldo de los turdetanos. El cónsul romano Catón el Viejo los venció. Catón regresó a su base en Tarraco y, por primera vez, atravesó Celtiberia. Así organizó la explotación de las provincias de Hispania.

Primera Guerra Celtíbera: La lucha de los lusones

Después de Catón, los romanos siguieron explotando la región. Esto provocó rebeliones de las tribus del centro de la península ibérica. En el año 193 a. C., el procónsul Marco Fulvio Nobilior venció a una unión de vacceos, vetones y celtíberos (los lusones). Esto ocurrió cerca de Toletum (Toledo). El líder de esta unión, Hilerno, fue capturado. Las tropas que escaparon se refugiaron en la ciudad de Bela, Contrebia Belaisca. El cónsul tomó la ciudad y acabó con la rebelión.

La primera guerra celtíbera (181-179 a. C.) fue una continuación de estos conflictos. Roma quería evitar que los celtíberos se unieran y se expandieran hacia la Hispania Ulterior, el valle del Ebro y el Levante ibérico.

En el año 180 a. C., Tiberio Sempronio Graco, procónsul de la Hispania Citerior, comenzó a luchar para someter a los celtíberos de la Meseta Norte. Llegó desde la Bética para ayudar a la ciudad de Caraues (Magallón), aliada de los romanos, que estaba siendo atacada por 20.000 celtíberos. Graco tenía un ejército de 8.000 soldados de a pie y 5.000 jinetes. Tomó Contrebia y otros pueblos cercanos. Repartió tierras entre los habitantes y fundó Gracurris (Alfaro) para asentar allí a los celtíberos sin tierras.

Finalmente, en el año 179 a. C., Graco derrotó a los celtíberos en la batalla del Moncayo. Así terminó la rebelión y detuvo la expansión celtíbera fuera de su territorio.

Graco firmó acuerdos con las tribus de los belos y los titos. Esto trajo cierta paz y acercó a los líderes locales a Roma. Según estos acuerdos, las ciudades fortificadas (oppida) celtíberas debían pagar un tributo anual y servir en el ejército romano. A cambio, podían mantener su autonomía y se les prohibía construir nuevas murallas en sus ciudades. Estos acuerdos se recordarían muchas veces en futuros conflictos.

El gobierno de Graco buscó consolidar e integrar las provincias hispanas en la administración romana. Sin embargo, los problemas sociales y la pobreza de muchos grupos indígenas los llevaban a atacar las tierras ricas del sur, aliadas de Roma. Esto llevó a nuevos periodos de lucha.

Segunda Guerra Celtíbera: Belos, Titos y Arévacos

La segunda fase de la guerra (154-152 a. C.) comenzó en el año 154 a. C.. La ciudad de Segeda, capital de los belos, estaba ampliando sus fortificaciones. El Senado romano consideró esto una violación de los acuerdos de Graco de 179 a. C. y una amenaza. Sin embargo, el historiador Polibio dijo que la guerra empezó por el mal comportamiento de los gobernadores romanos, que hacían la administración romana insoportable para los habitantes.

El senado romano prohibió seguir construyendo la muralla y exigió el tributo acordado con Graco. Los habitantes de Segeda argumentaron que era una ampliación, no una nueva construcción, y que se les había eximido del tributo después de Graco.

Roma envió al cónsul Quinto Fulvio Nobilior con 30.000 hombres. Los habitantes de Segeda se refugiaron en Numancia, una ciudad de la tribu de los arévacos. Allí eligieron a Caro de Segeda como líder de ambas tribus. Nobilior marchó hacia Segeda, la destruyó, tomó Ocilis (Medinaceli) y avanzó hacia Numancia. En el camino, Caro, con 20.000 soldados y 5.000 jinetes, emboscó a los romanos, causándoles 6.000 bajas. Pero al perseguirlos sin orden, la caballería romana atacó a Caro, matándolo y salvando al ejército romano.

Después, Nobilior llegó a Numancia. Se le unieron tropas enviadas por Massinisa, incluyendo diez elefantes de guerra. Pero sufrió otra dura derrota cuando los elefantes se descontrolaron. Tras varias derrotas y la pérdida de Ocilis, donde guardaba provisiones y dinero, Nobilior tuvo que refugiarse en su campamento para pasar el invierno. Allí murieron muchos soldados por el frío y en ataques de los indígenas.

Al año siguiente, llegó el cónsul Claudio Marcelo con 8.000 soldados y 500 jinetes. Asedió Ocilis, la recuperó y les concedió el perdón. Ante estas buenas condiciones de rendición, Nertobriga también pidió la paz. Marcelo puso la condición de que todos los pueblos (arévacos, belos y titos) pidieran la paz a la vez, lo cual consiguió. Pero algunos pueblos se opusieron porque habían sufrido ataques durante la guerra. Marcelo decidió enviar embajadores de cada parte a Roma para resolver sus diferencias y recomendó al Senado que aprobara los tratados. El Senado rechazó la oferta de paz y preparó un nuevo ejército al mando del cónsul Licinio Lúculo, con Publio Cornelio Escipión Emiliano como su segundo.

Marcelo declaró de nuevo la guerra a los celtíberos, que tomaron la ciudad de Nertóbriga. Persiguió a los numantinos y los acorraló en su ciudad. El líder de los numantinos, Litennón, pidió la paz en nombre de todas las tribus. Marcelo exigió rehenes y dinero, y aceptó la paz antes de la llegada de Lúculo.

Tercera Guerra Celtíbera: El asedio de Numancia

Archivo:Invasionromanahispania
Mapa de la conquista romana de Hispania, indicando las tres grandes fases:
     Conquista hasta el -210      Hasta Octavio Augusto      Campaña de Agrippa

La decisión del Senado de exigir la rendición sin condiciones, la falta de lealtad de los líderes romanos en las provincias (que rompían los acuerdos) y las victorias de Viriato en la Guerra Lusitana forzaron a las tribus celtíberas a levantarse de nuevo. Así comenzó la tercera guerra celtíbera (143-133 a. C.).

Roma envió al cónsul Quinto Cecilio Metelo (en 143 a. C. y procónsul en 142 a. C.), que había vencido al Falso Filipo. Metelo llegó con 40.000 soldados y comenzó a pacificar Celtiberia, tomando varias ciudades como Nertobriga, con la que ya tenían acuerdos de amistad. Asedió Numancia, pero no pudo tomarla. Ante los ataques de los numantinos, pasó el invierno en su campamento.

El sucesor de Metelo en el año 141 a. C. fue el cónsul Quinto Pompeyo. Llegó con un ejército de 30.000 soldados de a pie y 2.000 jinetes. Como era derrotado a diario por los numantinos, se dirigió contra Termancia, pensando que sería más fácil. Pero allí fue vencido de nuevo, con grandes pérdidas de soldados y comida. Temiendo ser llamado a Roma para rendir cuentas, Pompeyo negoció la paz con los numantinos. Llegaron a un acuerdo antes de la llegada de su sucesor en el año 139 a. C., Marco Popilio Lenas. Este último no aceptó el acuerdo porque no había sido aprobado por el Senado y el pueblo romano. Popilio envió embajadores a Roma para quejarse de Pompeyo. El Senado decidió continuar la guerra y no aceptar el acuerdo firmado. Popilio atacó Numancia, sufriendo grandes pérdidas, y luego atacó a los lusones sin éxito.

El cónsul del año 137 a. C., Cayo Hostilio Mancino, llegó con un ejército de 22.000 hombres. Tiberio Sempronio Graco iba como su ayudante. Mancino tuvo muchos enfrentamientos con los numantinos y fue derrotado varias veces. Se extendió el rumor de que los cántabros y vacceos venían a ayudar a Numancia. Mancino se retiró del asedio y se refugió en el antiguo campamento de Nobilior, cerca de Almazán, en la provincia de Soria. Al verse rodeado por los numantinos, se rindió. Los numantinos exigieron un tratado con igualdad de derechos, negociado por Tiberio. Aunque se reconocían las conquistas anteriores de Roma, el Senado lo consideró el tratado más vergonzoso jamás firmado.

El Senado envió a Marco Emilio Lépido Porcina, cónsul de Hispania Ulterior, y llamó a Mancino a juicio en Roma. Los embajadores de Numancia lo siguieron. Lépido atacó a los vacceos con la excusa de que habían ayudado a los numantinos. Cuando el Senado se enteró, lo destituyó de su mando y consulado. Mancino fue obligado a entregarse personalmente a los numantinos. Permaneció un día entero ante las puertas, pero no lo aceptaron para no romper el tratado firmado.

Aunque el acuerdo fue rechazado, Roma mantuvo una tregua real durante tres años. Entre el 137 y el 135 a. C., ni Marco Emilio Lépido Porcina, ni Lucio Furio Filo, ni Quinto Calpurnio Pisón reanudaron la guerra.

Archivo:RUSSELL(1854) p182 Siege of Numantia
El asedio de Numancia

Pero en el año 134 a. C., el pueblo romano pidió que Publio Cornelio Escipión Emiliano, el que había destruido Cartago, volviera a tener un mando consular. Esto fue algo extraordinario, ya que no habían pasado los diez años que la ley exigía. Escipión estaba decidido a seguir la lucha. Como no se permitían nuevas tropas, formó un grupo de amigos, la cohors amicorum, de unos 4.000 hombres. Entre ellos estaban personas importantes como Cayo Mario, Polibio y Yugurta, nieto de Massinisa.

Al llegar a la península ibérica, Escipión reorganizó y entrenó a las tropas que estaban en las provincias. Estas tropas estaban muy desanimadas por las continuas derrotas. Durante el verano, saqueó las tierras de los vacceos para que no ayudaran a los numantinos. En la primavera del año 133 a. C., comenzó el asedio final de Numancia con un ejército de casi 60.000 hombres. Rodeó la ciudad con siete campamentos, zanjas y torres de vigilancia. También desvió el río Duero para que los sitiados no pudieran recibir ayuda. Los intentos de los numantinos de escapar o pedir ayuda a otras ciudades celtíberas no tuvieron éxito. Retógenes el Caraunio logró pasar el cerco, pero solo recibió ayuda de los jóvenes de la ciudad de Lutia. Escipión se enteró por los ancianos de la ciudad, asedió Lutia y cortó las manos a 400 jóvenes.

Ante la difícil situación, los numantinos enviaron embajadores al general romano, liderados por Avaros, para intentar llegar a un acuerdo, pero no hubo resultados. La ciudad arévaca fue vencida por el hambre. Los supervivientes se quitaron la vida o fueron convertidos en esclavos. La ciudad quedó deshabitada hasta el comienzo del Imperio. La destrucción de Numancia puso fin a las guerras celtíberas. Aunque hubo otras rebeliones en el siglo I a. C. (como las guerras sertorianas o la guerra cimbria), los celtíberos nunca más volvieron a preocupar a los romanos como pueblo.

¿Qué consecuencias tuvieron las guerras celtíberas?

La región de Celtiberia sufrió años de lucha continua. Esto causó el desplazamiento y la reducción de la población, así como la devastación de todo el territorio. Las consecuencias sociales y económicas fueron muy graves.

Pero Roma también sufrió las consecuencias de un conflicto tan largo. Las fallas en el sistema político de la República romana quedaron en evidencia. La larga duración de la guerra se debió a la rigidez de las leyes romanas y a las rivalidades entre los diferentes grupos del Senado. El reclutamiento constante de campesinos italianos, que eran la base del ejército romano, para las diferentes campañas, aumentó las tensiones sociales. Estas tensiones llegaron a su punto más alto poco después, en la época de los Gracos. El hecho de que Escipión reclutara a sus amigos y seguidores sentó un precedente para el futuro. Esto marcó el inicio de métodos de liderazgo que, en el siglo siguiente, llevarían al fin de la República en Roma.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Celtiberian Wars Facts for Kids

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Guerras celtíberas para Niños. Enciclopedia Kiddle.