Arte emiral y califal para niños

El arte emiral y califal andalusí se refiere a las obras de arte y arquitectura que se crearon en la península ibérica desde la llegada de los musulmanes hasta el surgimiento de los primeros reinos pequeños, conocidos como taifas. Esto abarca los siglos VIII, IX y X.
Este estilo artístico se desarrolló principalmente en Córdoba, que era la capital del califato. El califato fue fundado por Abderramán III en el año 929. En Córdoba se construyeron los edificios más importantes que mostraban el poder de al-Ándalus. No solo se construyó la gran Mezquita Mayor, sino también una ciudad palaciega a las afueras: Medina Azahara. Esta ciudad era muy lujosa, pero tuvo una vida corta, ya que fue destruida por una guerra civil poco después de su construcción.
En otras partes de la península, también se conservan algunos ejemplos de este arte. En la ciudad de Toledo, por ejemplo, aún se puede ver una puerta islámica de la antigua muralla, la Puerta Antigua de Bisagra. También está la mezquita de barrio Bab al-Mardum, que hoy se conoce como ermita del Cristo de la Luz. Otros restos arqueológicos importantes se encuentran en la rábida de Guardamar del Segura en Alicante y la Ciudad de Vascos en la provincia de Toledo.
La corte de los califas era muy refinada y fomentó el desarrollo de las artes decorativas. Se crearon objetos hermosos de marfil, cerámica, vidrio y metal, así como tejidos. En el Museo Arqueológico Nacional se guarda el Bote de Zamora, que fue hecho para la esposa de Alhakén II. También se puede ver la arqueta de Leyre. En el Palacio Episcopal de Córdoba se conserva una interesante fuente con forma de animal, conocida como la Fuente del Elefante.
Contenido
Orígenes históricos del arte emiral y califal
Después de la conquista, el territorio de Al-Ándalus se convirtió en parte del Califato Omeya de Damasco. Era un emirato dependiente, pero la gran distancia con la capital del califato permitía a sus gobernantes tener cierta autonomía. En el año 755, llegó a al-Ándalus Abderramán I, el único miembro de la familia Omeya que sobrevivió a una masacre. Un año después, se proclamó emir independiente. A pesar de esto, siguió reconociendo la autoridad religiosa del nuevo califa, cuya corte se había trasladado a Bagdad.
El cambio más importante ocurrió con Abd al-Rahman III. Este gobernante logró resolver los problemas internos y externos, trayendo paz al territorio y enfrentándose a la amenaza de un nuevo califato en El Cairo. Esto le permitió proclamarse califa en el año 929, afirmando su poder político y religioso frente a otros califatos. El Califato de Córdoba fue una época de gran esplendor cultural, aunque no duró mucho. El principio del fin comenzó cuando Almanzor tomó el poder, dejando a Hixam II (976-1013) en segundo plano. Tras la muerte del hijo de Almanzor, comenzaron las luchas internas que llevaron a la independencia de diferentes territorios y a la desaparición del califato en el año 1031.
Arquitectura y diseño de ciudades
Córdoba: Centro del arte califal
La Mezquita de Córdoba: Un monumento único
Los proyectos artísticos más importantes se concentraron desde el principio en Córdoba. Allí se construyó una gran mezquita que se convertiría en el monumento más destacado del occidente islámico. La obra fue iniciada por Abd al-Rahman I en el lugar donde antes estaba una basílica visigoda. Durante la etapa anterior, cristianos y musulmanes habían compartido este espacio. En el año 784, este gobernante decidió construir una nueva mezquita con once naves, siguiendo el modelo de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. Su característica más especial son los arcos dobles superpuestos: un arco de herradura que sostiene una estructura más alta con un arco de medio punto, que a su vez soporta el techo. Este sistema y la combinación de ladrillo y piedra en los arcos ya se habían visto en el acueducto de los Milagros en Mérida.


Las ampliaciones posteriores, que se hicieron hasta el siglo X, fueron necesarias porque la población crecía y se necesitaba un lugar más grande para el culto. Las obras de Abd al-Rahman II, en el año 833, consistieron en derribar un muro y alargar la mezquita hacia el sur. En cambio, Abd al-Rahman III amplió el patio hacia el norte y construyó un nuevo alminar (torre para llamar a la oración) que aún existe, aunque está oculto dentro de la gran torre campanario del siglo XVI. Los esfuerzos anteriores culminaron con la intervención de al-Hakam II, alrededor del año 961. Él amplió de nuevo la sala de oración hacia el sur, añadiendo novedades. Creó un diseño en forma de "T", similar al de la Gran Mezquita de Kairuán, usando cúpulas con nervios que no se cruzan en el centro, arcos lobulados (con lóbulos), y diferentes tipos de arcos entrelazados. La decoración de esta ampliación, especialmente en la zona del mihrab (nicho que indica la dirección de La Meca) y la maqsura (espacio reservado), fue muy lujosa. Recibió influencias del arte bizantino al usar la técnica del mosaico, y es considerada la obra cumbre del arte califal.
A finales del siglo X, Almanzor amplió todo el lado oriental de la gran mezquita, que llegó a tener diecinueve naves, aunque sin añadir grandes novedades.
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Arco del mihrab de la Mezquita de Córdoba
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Cúpula de la maqsura de la Mezquita de Córdoba
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Arcos polilobulados en la ampliación de Alhakén II
Medina Azahara: La ciudad palaciega
En el año 936, el califa Abd al-Rahman III, siguiendo una costumbre oriental de que cada gobernante construyera su propia residencia para mostrar su prestigio, decidió fundar la ciudad palaciega de Medina Azahara. Eligió para ello una suave pendiente en las faldas de Sierra Morena, a pocos kilómetros de Córdoba. Esto le permitió organizar el recinto amurallado en tres niveles o terrazas. En ellas se construyeron las residencias del califa, salones de recepción como el famoso Salón Rico, baños, una mezquita, una casa de la moneda, talleres, jardines y un zoológico. Estas obras fueron completadas por al-Hakam II, pero su esplendor fue breve. La ciudad fue destruida por las primeras revueltas en el año 1010, que llevaron a la caída del califato.
Durante la construcción de Medina Azahara, se desarrolló especialmente la técnica del ataurique para decorar las paredes de los salones. También se consolidó el capitel de avispero como un símbolo de la arquitectura califal.
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Alcoba de la Casa Real, Medina Azahara
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Interior del Salón de Abd al-Rahman III, Medina Azahara
Baños árabes de Córdoba: Lugares de higiene y encuentro
Según los escritos antiguos, durante el período de esplendor del califato, existieron hasta 4000 baños públicos o "hammam" en Córdoba. Aunque este número es debatido por los historiadores, es cierto que había muchos lugares dedicados a la higiene y los rituales religiosos. De todos ellos, solo cuatro han llegado hasta nuestros días, algunos integrados en construcciones cristianas posteriores. Los baños califales, construidos en el siglo X durante el período de Al-Hakam II, son el único vestigio que queda del Alcázar Califal. También de origen califal, y reutilizados en época cristiana, son los Baños árabes de la Pescadería y los Baños árabes de San Pedro (estos últimos son los únicos que quedan de los que se construyeron fuera de la ciudad principal). Por último, muy cerca de la Mezquita de Córdoba, se encuentran los Baños árabes de Santa María, aunque han sido muy modificados al convertirse en casas de vecinos en siglos posteriores.
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Sala templada de los Baños árabes de Santa María, hoy convertida en patio
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Restos originales de la sala templada de los Baños del Alcázar Califal
Otras construcciones importantes en Córdoba
En Córdoba también existen importantes restos de varias mezquitas de barrio. El primero es el alminar de la iglesia de San Juan de los Caballeros, que fue usado como campanario después de la conquista cristiana. Es el alminar califal mejor conservado, ya que sufrió pocas modificaciones. Otro vestigio importante es la iglesia del convento de Santa Clara, donde aún se pueden ver muchos restos de la mezquita sobre la que se construyó, como el muro de la qibla, el patio de abluciones, el alminar en buen estado y un arco de herradura que se ve desde la calle Osio. Las iglesias de San Lorenzo y Santiago, construidas sobre antiguas mezquitas de barrio, también conservan alminares convertidos en campanarios, donde aún se aprecian restos de arcos gemelos de herradura de la época califal.
Arte emiral y califal en el resto de la península ibérica

Entre las obras artísticas realizadas en la época emiral, destacan las del reinado de Abderramán II. Su corte acogió a muchos artistas y adoptó modas y costumbres orientales. Impulsó, entre otras construcciones, las obras de la alcazaba de Mérida y mejoró las murallas de Córdoba y Sevilla.
En el resto del territorio peninsular también se notó el florecimiento artístico impulsado por el califato. Un ejemplo es la ciudad de Toledo, donde aún se ven restos de sus fortificaciones y de su alcazaba, medina y barrios, como la Puerta Vieja de Bisagra.
Entre sus construcciones, destaca la pequeña mezquita del Cristo de la Luz o de Bab al-Mardum. Su planta cuadrada, organizada en nueve secciones con cúpulas, se conecta con el modelo de una mezquita de Túnez.
Además de Toledo, también son importantes obras como la rábita de Guardamar del Segura (Alicante), el Castillo de Gormaz (Soria) o la ciudad de Vascos (Toledo).
En el ámbito religioso, sobresale la Mezquita de Almonaster la Real (Huelva). Es la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en España en una zona rural. Fue construida durante el período califal, entre los siglos IX y X, usando materiales de una basílica visigoda anterior.
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Naves de la Mezquita de Almonaster la Real, con el mihrab al fondo
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Mezquita de Bab al-Mardum, Toledo
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Puerta Vieja de Bisagra, Toledo
Otras expresiones artísticas
Marfil: Lujo y detalle
El lujo de la corte califal impulsó la creación de objetos muy elaborados. Bajo el patrocinio real, se hicieron diversas obras de arte. Destacan los trabajos en marfil, con los que se crearon objetos para uso palaciego, como botes y arquetas (cajas pequeñas) para guardar joyas, ungüentos y perfumes. Entre ellos, sobresalen el Bote de Zamora (Museo Arqueológico Nacional), hecho para la esposa de Alhakén II, y la Arqueta de Leyre (Museo de Navarra). En su detallada decoración, a menudo se grababan escenas de la corte y bandas con inscripciones que indicaban para quién era la pieza o quién la hizo.

Las piezas de marfil que conocemos hoy se conservan gracias a que los cristianos las valoraron y las usaron como relicarios en sus monasterios y catedrales, o para guardar objetos preciosos. Generalmente son botes cilíndricos con tapa semiesférica o arquetas rectangulares con tapa plana. Siempre son piezas pequeñas, que suelen medir entre 7.5 y 11.5 centímetros.
Tejido: Sedas de la corte
Los califas, al igual que en Bagdad y El Cairo, organizaron sus propias fábricas de tejidos, llamadas "tiraz". Esto marcó el inicio de la producción de seda en Al-Ándalus. Sus diseños, con motivos de plantas y figuras geométricas, se inscribían en medallones formando bandas. Un ejemplo es el velo o almaizar de Hixam II, que usaba como turbante y le cubría la cabeza hasta los brazos.
Metal: Figuras de bronce
También existieron talleres que trabajaban el bronce. Creaban figuras de leones y ciervos con el cuerpo cubierto de círculos. Es posible que estas figuras sirvieran como surtidores de fuentes. Su parecido con piezas de otros califatos ha generado debates sobre su origen. Se conservan varios ejemplos de figuras de cervatillos, como el Cervatillo de Medina Azahara, en el Museo Arqueológico de Córdoba, y la Cierva de Medina Azahara, en el Museo Arqueológico Nacional.
Cerámica: El estilo "verde y manganeso"
En cerámica, destaca un tipo de producción conocido como "verde y manganeso". Su decoración, con inscripciones, formas geométricas y muchas figuras, se lograba aplicando óxido de cobre (para el color verde) y óxido de manganeso (IV) (para el color morado).
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Tarro de cerámica verde manganeso, en el Museo de Medina Azahara
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Caballero de juguete de Pechina, Almería (entre 885 y 915).
Galería de imágenes
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Interior de la sala de oración de la Mezquita de Córdoba
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Capitel de los músicos (Museo Arqueológico de Córdoba), probablemente de una finca cercana a Córdoba en la época califal.
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Celosía califal de mármol, en el Museo Arqueológico de Córdoba.
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Arco del mihrab de la Mezquita de Córdoba
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Cúpula de la maqsura de la Mezquita de Córdoba
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Arcos polilobulados en la ampliación de Alhakén II
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Alcoba de la Casa Real, Medina Azahara
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Interior del Salón de Abd al-Rahman III, Medina Azahara
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Sala templada de los Baños árabes de Santa María, hoy convertida en patio
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Restos originales de la sala templada de los Baños del Alcázar Califal
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Arcos califales en la Alcazaba de Málaga.
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Naves de la Mezquita de Almonaster la Real, con el mihrab al fondo
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Mezquita de Bab al-Mardum, Toledo
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Puerta Vieja de Bisagra, Toledo
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Arqueta de marfil de Medina Azahara, en el Museo del Louvre.
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Jarro de las liebres, de Medina Elvira (siglo X), conservado en el Museo Arqueológico de Granada.
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Tarro de cerámica verde manganeso, en el Museo de Medina Azahara
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Caballero de juguete de Pechina, Almería (entre 885 y 915).