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Alhakén II para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Alhakén II
Califa de Córdoba
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Monumento a Alhakén II en el Campo Santo de los Mártires, Córdoba, inaugurado en 1976
Reinado
16 de octubre de 961-1 de octubre de 976
Predecesor Abderramán III
Sucesor Hisham II
Información personal
Nombre completo al-Ḥakam ibn ʿAbd ar-Raḥmān
الحكم بن عبد الرحمن
Nacimiento 11 de enero de 915
Córdoba, Emirato de Córdoba
Fallecimiento 1 de octubre de 976
Córdoba, Califato de Córdoba
Familia
Casa real Dinastía Omeya
Padre Abderramán III

Alhakén II (en árabe, الحكم بن عبد الرحمن, al-Ḥakam ibn ʿAbd ar-Raḥmān; Córdoba, 13 de enero de 915 - Id., 1 de octubre de 976) fue el segundo califa omeya de Córdoba. Gobernó desde el 16 de octubre de 961 hasta su fallecimiento. Su reinado fue uno de los más tranquilos y exitosos de la dinastía en la península ibérica.

Durante su tiempo como califa, la mezquita de Córdoba fue ampliada. La ciudad de Córdoba alcanzó su mayor esplendor en este periodo. Alhakén II es recordado como un gobernante muy culto y un gran amante de los libros.

Sucedió a su padre, Abderramán III, cuando tenía 47 años y nueve meses, en el año 962. Continuó las políticas de su padre, manteniendo la paz y la prosperidad en al-Ándalus. Bajo su gobierno, el califato no solo mantuvo el gran momento que había logrado con su padre, sino que alcanzó su máximo desarrollo.

Desde los 8 años, Alhakén II fue nombrado sucesor de Abderramán III. Recibió una educación excelente y participó activamente en las tareas del gobierno y en algunas campañas militares. Siempre mostró un gran interés por las artes y el conocimiento. Cuando asumió el poder, adoptó el título de al-Mustánsir bi-l-Lah («el que busca la ayuda victoriosa de Alá»). Al principio no tuvo hijos, pero más tarde, una mujer de la corte llamada Subh (también conocida como Zohbeya y Aurora) fue la madre de su hijo, a quien Alhakén llamó Chafar.

Juventud y preparación

Alhakén II nació el 20 de enero de 915. Fue nombrado sucesor al trono desde joven, lo que le permitió adquirir mucha experiencia en la administración. Cuando llegó al poder, ya tenía más de cuarenta años. Su padre se preocupó mucho por su educación como futuro gobernante.

El Califa Alhakén II

Alhakén II adoptó el título de al-Mustánsir bi-l-Lah («el que busca la ayuda victoriosa de Alá»). Continuó las políticas de su padre, siendo un gobernante que dio continuidad a lo ya establecido. Sus quince años de reinado fueron pacíficos, al igual que la segunda mitad del gobierno de su padre.

A diferencia de su padre, Alhakén II se apoyó en dos figuras importantes de la corte: el general Gálib, de origen eslavo, y el chambelán Yaáfar al-Mushafi. Junto con Subh, la madre de su hijo, estas personas tuvieron una gran influencia en el gobierno. Gálib se encargaba de defender la frontera norte contra el reino asturleonés y el condado castellano. Al-Mushafi, amigo personal del califa, dirigió el gobierno durante la enfermedad final de Alhakén.

Política exterior y campañas militares

Relaciones con los reinos cristianos

Una de las primeras acciones de Alhakén II como califa fue reclamar al reino de León diez fortalezas que su rey, Sancho I, había prometido a Abderramán III. Sancho I había hecho esta promesa a cambio del apoyo del califato para recuperar su trono en el año 960.

Cuando el rey leonés se negó a cumplir su promesa, Alhakén II recibió en Córdoba a Ordoño IV, el rey depuesto, prometiéndole ayudarle a recuperar el trono. Esto hizo que Sancho I cambiara de opinión y enviara una delegación a Córdoba para prometer que cumpliría lo acordado. Sin embargo, Ordoño IV falleció en Córdoba en el año 962. Esto llevó a Sancho I a cambiar de postura nuevamente y a formar una alianza con el rey navarro García Sánchez I, el conde castellano Fernán González y el conde de Barcelona Borrell II para enfrentar al califa.

En respuesta, Alhakén II inició una ofensiva militar en el año 963. Logró conquistar las ciudades de San Esteban de Gormaz, Atienza y Calahorra. Esto, junto con problemas internos en los reinos cristianos, devolvió al califato de Córdoba su posición de poder. También se reforzó el castillo de Gormaz como defensa contra ataques castellanos. En el año 965, la muerte de Sancho I llevó al trono leonés al joven Ramiro III, de cinco años. Su corta edad y la regencia de su tía Elvira causaron una crisis en el reino. El califato se convirtió en el mediador de muchas disputas entre los señores feudales. Varios señores leoneses, el nuevo conde castellano García Fernández y el rey navarro Sancho Garcés rindieron homenaje a Alhakén a finales de la década de 960 y principios de la siguiente.

Así comenzó un periodo de paz militar que duró hasta el año 974. En ese momento, el conde castellano García Fernández, aprovechando que la mayor parte del ejército califal estaba en África, atacó la ciudad de Deza. García se alió con leoneses y navarros y sitió Gormaz en abril del 975. El rey de León, Ramiro III, también atacó San Esteban de Gormaz en el 974. El regreso del general Gálib de su campaña africana puso fin a los ataques cristianos. Gálib los venció en las batallas de Gormaz (junio del 975), Langa y Estercuel.

Influencia en el Magreb

La política de Alhakén II en África buscaba detener la expansión del califato fatimí, cuya capital estaba en Kairuán, en el actual Túnez. Esta política se vio favorecida cuando los fatimíes conquistaron Egipto en el año 969 y trasladaron su capital a El Cairo tres años después. Esto alejó su zona de influencia del estrecho de Gibraltar. Además, se quería asegurar el acceso directo al comercio del Sáhara controlando algunas ciudades de la región del Rif.

Después de los problemas que tuvo su padre, al asumir el califato, Alhakén II solo mantenía el control de Ceuta y Tánger en la región. Esto era muy poco, considerando que entre 945 y 952 los omeyas habían controlado las tierras entre Argel, Siyilmasa y el Atlántico. Durante los primeros diez años de su reinado, Alhakén se conformó con mantener su influencia comprando lealtades y realizando ataques militares ocasionales.

El traslado de la capital fatimí hizo que, en el año 972, Alhakén II decidiera recuperar su influencia en el Magreb. Para ello, tuvo que enfrentarse al último representante de la dinastía idrisí, el emir al-Hasan ben Kannun. Se envió al general Muhammad ibn Qasim ibn Tumlus, se movilizaron las flotas de Sevilla y Almería, y se envió dinero para reclutar un ejército. El general cruzó el estrecho el 7 de agosto y se enfrentó al idrisí, mientras la flota se encargaba de Tánger. Ese mismo mes, las fuerzas omeyas del almirante Abd al-Rahman ibn Muhammad ibn Rumahis recuperaron Tánger. Al mismo tiempo, el general Qasim reconquistó Tetuán. El 2 de septiembre, Kannun fue derrotado y tuvo que huir, permitiendo a Qasim tomar Arcila.

Alhakén II envió al general Gálib, dándole total libertad para negociar o combatir. Gálib logró el sometimiento del idrisí en marzo del 974. La tarea de negociar con las tribus bereberes estuvo a cargo del joven Abu ʿAmir Muhammad ben Abi ʿAmir.

En el año 975, debido al alto costo de mantener las fuerzas andalusíes en el Magreb, estas fueron regresadas a la península y reemplazadas por fuerzas locales. De esta manera, el control de la costa sur del Mediterráneo se aseguró con la presencia directa en algunas fortalezas estratégicas como Ceuta y Melilla, y mediante el establecimiento de protectorados, como el Emirato de Nekor.

Ataques de los normandos

Alhakén II también tuvo que enfrentar los ataques marítimos de los normandos (vikingos). Estos, bajo el mando de un líder llamado Gundurendo, atacaban los puertos de Europa. Atacaron Lisboa en el año 966, pero fueron derrotados cerca de Silves por una flota que el califa había enviado desde Sevilla, bajo el mando de su almirante Muhammad ibn Rumahis. Almería, el principal puerto militar del califato, había comenzado a ser fortificada por orden de Alhakén en el año 964. Esto aseguraba la vigilancia del estrecho de Gibraltar y el comercio con el Magreb.

En el año 971, los vikingos intentaron una nueva incursión en territorio califal. Alhakén respondió enviando la flota de Almería en ayuda de la de Sevilla, y los normandos no lograron desembarcar. Al final de su reinado, la flota de Alhakén II contaba con astilleros, además del principal, en Alcacer do Sal, Silves, Sevilla, Algeciras, Denia, Tortosa, Ceuta y Melilla. Esto le permitía dominar el Atlántico y el Mediterráneo Occidental. Las crónicas árabes mencionan hasta trescientos barcos de combate en las flotas califales. Cálculos más moderados los reducen a ciento veinte barcos, incluyendo transportes, operados por siete mil tripulantes. Gracias a su poder naval, los omeyas pudieron mantener un puesto avanzado en Fraxinetum, en Saint-Tropez, entre 894 y 972.

Política interna

El califato se basaba en la igualdad de todos los grupos étnicos y religiosos para acceder a los puestos de gobierno. Se respetaba a cristianos y judíos, y se formó una burocracia basada en el mérito y una clase media de comerciantes y administradores. Estas fueron las bases de un periodo de bienestar.

En el año 966, siguiendo el consejo de algunos líderes religiosos, Alhakén II ordenó arrancar dos terceras partes de las plantas de uva.

Obras públicas importantes

  • Se dedicó a la Mezquita de Córdoba. Ya en vida de su padre, supervisaba las obras. Realizó la ampliación más hermosa y la decoración más rica. Derribó un muro y extendió el oratorio, añadiendo cúpulas y un mihrab (nicho de oración) decorado con hermosos mosaicos hechos por artistas bizantinos.
  • Terminó de construir Medina Azahara, con el mismo estilo de construcción y decoración. Usaba sus instalaciones desde la primavera hasta el otoño, y en invierno solo para ceremonias importantes y recibir embajadores.
  • Reformó el Alcázar andalusí y construyó castillos en varias zonas como defensa contra los reinos cristianos.
  • Realizó obras públicas en Córdoba, que se convirtió en la ciudad más importante de Europa por su población y su importancia política y cultural. Fue la primera ciudad de la Península en tener calles pavimentadas, alumbrado público nocturno y alcantarillado, algo extraordinario para la época. También se hicieron obras similares en otras ciudades.
  • Construyó el castillo de Baños de la Encina.

Economía del califato

Archivo:AlHakemII dirhem MedinaAzahara
Moneda de plata acuñada durante el reinado de Alhakén II en Medina Azahara.

Los impuestos no siempre eran suficientes para cubrir los gastos del Estado. Sin embargo, la economía creció mucho gracias al largo periodo de paz que el califato ofreció a sus habitantes. Esto generó buenos ingresos que permitieron la construcción de grandes obras públicas.

Archivo:Casket ivory Louvre UCAD4417
Caja de marfil y plata con decoración tallada (Medina Azahara).
  • La economía se basaba en la agricultura y la ganadería. El cultivo de cereales y legumbres fue muy importante. Los excedentes de aceitunas, uvas e higos se exportaban a Oriente, generando grandes ganancias. Se introdujeron cultivos como el arroz, el naranjo y el toronjo, y se construyeron sistemas de riego y canales.
  • El control de Marruecos y Argelia facilitó la protección de las caravanas que traían oro de Sudán, con el cual se acuñaban monedas.
  • La ganadería estaba en manos de los bereberes. En tiempos de Abderramán II, se habían introducido los primeros camellos en España, que se criaron para el ejército.
  • La minería no tuvo grandes avances, y los metales explotados fueron los mismos que en la antigüedad: oro y plata.
  • La industria artesanal se centró en la fabricación de objetos de lujo.

Cultura y conocimiento

Archivo:Arabic herbal medicine guidebook
Herbolario.

El desarrollo de las ciencias y las letras se debió a las facilidades que los califas dieron a los sabios que llegaron de Oriente. La cultura de al-Ándalus se difundió por Europa gracias a los viajes de los monjes mozárabes a la España cristiana.

  • La medicina estuvo a cargo de los mozárabes hasta mediados del siglo IX. Luego llegaron médicos de Oriente. Un siglo después, se adaptó una traducción oriental de un libro de botánica a la terminología de al-Ándalus, gracias a la colaboración del judío Hasday ibn Saprut, el monje bizantino Nicolás y el médico musulmán Ibn Yulyul.
  • Alhakén II fundó 27 escuelas públicas donde los eruditos enseñaban gratis a los niños de familias humildes y huérfanos, a cambio de buenos salarios. También estableció la enseñanza obligatoria para todos los niños.
Archivo:AndalusQuran
Volumen del Corán de al-Ándalus.
  • Creó una biblioteca, símbolo de la cultura de al-Ándalus, que era abierta y tolerante. Tenía más de 400.000 libros sobre todas las ramas del saber. La biblioteca tenía un taller de copistas, miniaturistas y encuadernadores. Se conocen los nombres de dos importantes copistas: Lubna, secretaria de Alhakén II, y Fátima. Se dice que en un solo barrio de la ciudad había unas ciento setenta mujeres dedicadas a copiar libros, lo que muestra el nivel cultural de las mujeres en Córdoba en esa época. La biblioteca también tenía agentes que buscaban y compraban libros en El Cairo, Bagdad, Damasco y Alejandría. Desde la biblioteca, se apoyaba a escritores y estudiosos de al-Ándalus y de todo el mundo. Alhakén II leía y anotaba muchos de los miles de libros de su biblioteca.

Sucesión al trono

Alhakén II fue un califa inteligente, culto y muy devoto. Es una pena que solo reinara 15 años y que no nombrara a un sucesor con experiencia.

Alhakén II era mayor y no tenía hijos cuando llegó al trono. Su primer hijo, Abderramán, nació en el año 962, hijo de Subh. Sin embargo, el heredero falleció pocos años después, en el 970. Subh tuvo otro hijo tres años más tarde, en el 965, el futuro Hisham II. Gracias a su nacimiento, Subh se convirtió en la mujer más influyente del palacio.

Quizás sintiendo que su muerte se acercaba debido a una enfermedad que sufrió, Alhakén II se apresuró a nombrar sucesor a su hijo, Hisham II. Como Hisham era menor de edad al acceder al trono, se convirtió en una figura manejada por Almanzor y sus seguidores. En el año 976, cuando Hisham tenía solo once años, Alhakén hizo que todos juraran lealtad al heredero. Ocho meses después, Alhakén falleció. El nombramiento de un menor para el califato, aunque no era algo totalmente nuevo, generó cierta oposición.

Alhakén II falleció de un problema de salud la noche del 30 de septiembre de 976. Algunos miembros de la corte propusieron a su hermano menor, Abū-l-Muțarrif al-Mughira, como nuevo califa, argumentando que Hisham, siendo un niño, no podría gobernar adecuadamente. El chambelán al-Mushafi, que quería tener el poder de la regencia, envió a Abu ʿAmir Muhammad al palacio del príncipe y le quitó la vida.

¿Cómo era el Califa Alhakén II?

Físicamente, Alhakén II era rubio, con un tono rojizo, nariz aguileña y grandes ojos oscuros. Era corpulento, con piernas cortas y antebrazos largos. Tenía la mandíbula un poco prominente. Su voz era muy fuerte.

Alhakén II nunca tuvo buena salud. En el año 974, sufrió una enfermedad de la que nunca se recuperó y que finalmente le causó la muerte dos años después. La cercanía de la muerte lo llevó a dedicarse aún más a sus prácticas religiosas, aunque siempre había sido una persona muy devota, a diferencia de su padre.

Fue un califa inteligente, culto y muy piadoso.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Al-Hakam II Facts for Kids


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Alhakén II para Niños. Enciclopedia Kiddle.