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Regencia de María Cristina de Habsburgo para niños

Enciclopedia para niños

La Regencia de María Cristina de Habsburgo fue un periodo importante en la historia de España. Ocurrió porque el rey Alfonso XIII era muy joven y su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, tuvo que gobernar en su lugar. Esta etapa comenzó en noviembre de 1885, cuando falleció el rey Alfonso XII, unos meses antes de que naciera Alfonso XIII. Terminó en mayo de 1902, cuando Alfonso XIII cumplió dieciséis años y juró la Constitución de 1876, comenzando así su propio reinado.

Durante la Regencia, España vivió momentos de estabilidad y progreso, pero también enfrentó grandes desafíos. En el ámbito internacional, hubo conflictos como la guerra en Cuba y luego con Estados Unidos, lo que llevó a la pérdida de las últimas colonias españolas. Dentro del país, surgieron nuevas ideas políticas como los regionalismos y nacionalismos, y los movimientos de trabajadores se hicieron más fuertes.

¿Qué pasó tras la muerte de Alfonso XII?

Archivo:Palacio-del-Pardo-1885-Juan-Comba-muerte-Alfonso-XII
Grabado de Juan Comba para La Ilustración Española y Americana (30 de noviembre de 1885) que muestra la muerte del rey Alfonso XII en el Palacio de El Pardo en Madrid.

El 25 de noviembre de 1885, el joven rey Alfonso XII falleció a causa de una enfermedad. Su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, asumió la regencia. Ella era una mujer joven y extranjera, que no llevaba mucho tiempo en España. En ese momento, la reina estaba embarazada y no había un heredero varón, ya que sus dos hijos anteriores eran niñas.

Esta situación generó incertidumbre en el país. Para evitar problemas, los líderes de los dos partidos políticos más importantes, Antonio Cánovas del Castillo (del Partido Conservador) y Práxedes Mateo Sagasta (del Partido Liberal-Fusionista), se reunieron. Acordaron que Sagasta tomaría el control del gobierno. Este acuerdo se conoció como el «Pacto del Pardo».

Archivo:Palacio-del-Pardo-1885-Juan-Comba
Palacio del Pardo (1885), grabado de Juan Comba para La Ilustración Española y Americana.

Cánovas del Castillo explicó más tarde en el Congreso que era necesario que los partidos monárquicos dejaran de lado sus diferencias y se unieran para apoyar a la Monarquía en ese momento difícil. Él decidió apartarse del poder para mostrar su sinceridad y facilitar la unidad.

Los liberales, por su parte, habían llegado a un acuerdo para fortalecer su partido. Este acuerdo buscaba ampliar las libertades y derechos de los ciudadanos, como el sufragio universal (derecho al voto) y el juicio por jurado. A cambio, aceptaban que la Constitución de 1876 establecía que la Corona y las Cortes compartían el poder.

El «Parlamento Largo» de Sagasta (1885-1890)

Archivo:Práxedes Mateo Sagasta, de Christian Franzen
Práxedes Mateo Sagasta, líder del Partido Liberal-Fusionista.

En abril de 1886, el gobierno liberal de Sagasta convocó elecciones para obtener una mayoría en las Cortes. Este periodo se conoce como el Gobierno Largo o Parlamento Largo de Sagasta, ya que fue uno de los más duraderos de la Restauración. Durante estos cinco años, se llevaron a cabo importantes reformas que marcaron la historia de España.

¿Qué reformas políticas y jurídicas se hicieron?

Archivo:Manuel Alonso Martínez
Manuel Alonso Martínez, ministro de Gracia y Justicia, y gran impulsor de las reformas políticas y jurídicas del Parlamento Largo

La primera gran reforma fue la aprobación de la Ley de Asociaciones en junio de 1887. Esta ley permitía que las organizaciones de trabajadores actuaran legalmente, lo que impulsó el movimiento obrero en España. Gracias a ella, surgieron o se fortalecieron sindicatos como la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888 y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pudo celebrar su primer congreso.

La segunda reforma importante fue la ley del jurado, aprobada en abril de 1888. Esta ley establecía que un jurado de ciudadanos decidiría sobre los hechos en ciertos delitos, especialmente aquellos relacionados con los derechos individuales, como la libertad de imprenta.

La tercera gran reforma fue la introducción del sufragio universal masculino el 30 de junio de 1890. Esto significaba que todos los hombres mayores de veinticinco años podían votar, sin importar sus ingresos. Sin embargo, esta medida no democratizó completamente el sistema político. El fraude electoral y el caciquismo (el control de los votos por personas influyentes en las zonas rurales) continuaron. Los gobiernos seguían formándose antes de las elecciones, y el partido en el poder siempre obtenía una gran mayoría.

La mayoría de los nuevos votantes eran personas del campo, muy pobres y sin estudios, que no estaban interesadas en un proyecto político democrático. Por eso, aunque la ley parecía un gran avance, en la práctica no cambió mucho la forma de hacer política en España.

Archivo:Jura de la Constitución por María Cristina
Cuadro que representa la jura de la Constitución de 1876 por María Cristina de Habsburgo-Lorena en el acto de proclamación como regente en diciembre de 1885. María Cristina, que está embarazada, está acompañada de sus dos hijas, María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena y María Teresa de Borbón. Enfrente de ella, el presidente del gobierno Antonio Cánovas del Castillo.

Una cuarta reforma fue la aprobación del Código Civil en mayo de 1889. Este código, junto con el Código Penal de 1870 y el Código de Comercio de 1885, completó el marco legal para la sociedad de la época.

El gobierno intentó reformar el Ejército, que no estaba bien preparado para la guerra y tenía muchos oficiales. Sin embargo, este intento fracasó debido a la fuerte oposición de los conservadores y de los propios militares. Una de las propuestas más polémicas fue establecer el servicio militar obligatorio sin excepciones, lo que significaba que los hijos de familias ricas ya no podrían evitar ir al servicio militar pagando o enviando a otra persona.

¿Cómo se fortaleció el movimiento de trabajadores?

Archivo:Exécution des anarchistes de Xérès
Ejecución de los condenados por los sucesos de Jerez de 1892. Ilustración del periódico francés Le Progrès Illustré.

La Ley de Asociaciones permitió que las organizaciones de trabajadores crecieran. La Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), de tendencia anarquista, llegó a tener casi 60.000 afiliados. Sin embargo, se disolvió en 1888 debido a diferencias internas y a la fuerte represión del gobierno.

Por otro lado, los socialistas fundaron la Unión General de Trabajadores (UGT) en agosto de 1888, con Antonio García Quejido como su primer presidente. Diez días después, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) celebró su primer congreso.

El PSOE y la UGT crecieron lentamente. En 1890, celebraron el primer 1.º de mayo en España para pedir la jornada laboral de ocho horas y la prohibición del trabajo infantil. A diferencia de las organizaciones anarquistas, el PSOE y la UGT no lograron extenderse mucho en Andalucía ni en Cataluña. Su crecimiento fue limitado, y no consiguieron muchos votos en las elecciones.

Archivo:Pablo Iglesias, de Compañy
Pablo Iglesias, de Manuel Compañy.

El lento crecimiento de estas organizaciones se debió a que muchos trabajadores seguían apoyando al republicanismo. Los republicanos no cuestionaban el sistema económico, sino que proponían reformas como el fomento de cooperativas o la mejora de las condiciones laborales.

Desde la Iglesia Católica, se intentó crear un movimiento de trabajadores católicos, siguiendo las ideas de la encíclica papal "Rerum novarum" de 1891. Así surgieron los Círculos Católicos de Obreros.

¿Qué fue el nacionalismo español y los regionalismos?

El nacionalismo español: la construcción de una identidad

Durante la Restauración, el Estado español se hizo más centralista, controlando la administración en todas las provincias, incluyendo el País Vasco. El proceso de construcción de la identidad española continuó, pero desde una visión más conservadora. Se enfocó en la idea de España como un "ser" histórico, ligado al catolicismo y a la lengua castellana.

Archivo:Canovas2
Antonio Cánovas del Castillo, presidente del gobierno cuando murió Alfonso XII

Sin embargo, este proceso de "construcción nacional" fue menos intenso que en otros países europeos. Ni la escuela ni el servicio militar obligatorio lograron la misma función de unificación que, por ejemplo, en Francia. En España, las lenguas diferentes del castellano (catalán, gallego y euskera) se mantuvieron vivas, especialmente entre la gente común.

La exclusión de la mayoría de la población de la participación política también dificultó este proceso. Además, las organizaciones socialistas y anarquistas defendían ideas de unión internacional de trabajadores, no de nacionalismo. A pesar de esto, el nacionalismo español sí avanzó en las ciudades, como se vio en manifestaciones de apoyo al rey o en conflictos internacionales.

La expansión de los «regionalismos»: Cataluña, País Vasco y Galicia

La debilidad del proceso de construcción nacional español permitió que los regionalismos se expandieran en la década de 1880. La oposición al Estado centralista ya no venía solo de carlistas o federalistas, sino también de quienes sentían que pertenecían a "patrias" diferentes, especialmente en Cataluña, País Vasco y Galicia. Algunos incluso empezaron a decir que España no era una sola nación, sino un Estado formado por varias. Esto dio lugar a lo que se llamó la cuestión regional.

Cataluña
Archivo:Barcelona. Triumphal Arch of the Exposition
Arco de Triunfo de Barcelona construido para la Exposición de 1888

En Cataluña, un grupo de republicanos federales, liderado por Valentí Almirall, se enfocó en el catalanismo. En 1879, Almirall fundó el Diari Català, el primer periódico escrito completamente en catalán. En 1882, se creó el Centre Català, la primera organización catalanista que buscaba reivindicaciones, aunque no era un partido político.

En 1885, presentaron al rey Alfonso XII un documento llamado Memorial de greuges, donde se quejaban de ciertos tratados comerciales y de las propuestas para unificar el Código Civil. También hubo campañas en defensa del derecho civil catalán, que lograron su objetivo.

Archivo:Almirall
Valentí Almirall, considerado como el fundador del catalanismo político.

En 1886, Almirall publicó Lo catalanisme, donde defendía la particularidad catalana y la necesidad de reconocer las "personalidades" de las diferentes regiones de España. Este libro fue muy importante para el desarrollo del catalanismo político.

Durante estos años, también se difundieron los símbolos del catalanismo: la bandera (les quatre barres de sang), el himno (Els Segadors), el día de la patria (l'11 de setembre), la sardana como danza "nacional", y los patronos de Cataluña, Sant Jordi y la Virgen de Montserrat.

En 1887, el Centre Català se dividió. La corriente más conservadora fundó la Lliga de Catalunya. Esta nueva organización, junto con estudiantes universitarios, presentó un segundo memorial de greuges a la reina regente en 1888. En él, pedían que Cataluña tuviera sus propias Cortes, el servicio militar voluntario, el catalán como lengua oficial, enseñanza en catalán, un tribunal supremo catalán y que el rey jurara las "constituciones fundamentales" de Cataluña.

País Vasco
Archivo:ArturoCampión
Arturo Campión, la figura más destacada de la foralista Asociación Euskara de Navarra.

La oposición a la abolición de los fueros vascos en 1876 impulsó el desarrollo del regionalismo en el País Vasco. Aunque se suprimieron las exenciones fiscales y militares, se mantuvo la autonomía fiscal con los conciertos económicos de 1878.

Los fueristas "intransigentes" no se conformaron con esto. Así surgieron la Asociación Euskara de Navarra (1877) y la Sociedad Euskalerria de Bilbao (1880). Ambas defendían la unión vasco-navarra y adoptaron el lema Dios y Fueros.

Galicia

En Galicia, entre 1885 y 1890, el provincialismo se transformó en regionalismo. Este movimiento defendía los "intereses generales de Galicia" y una "política gallega", basándose en el origen celta de su población, su lengua y su cultura. Confluyeron tres tendencias: una liberal (liderada por Manuel Murguía), una federalista y una tradicionalista. Estas tendencias se unieron más tarde para crear la Asociación Regionalista Gallega.

¿Qué fue la «depresión agraria»?

Archivo:5 pesetas (1888)
Moneda de 5 pesetas acuñada en 1888 con la efigie de Alfonso XIII con dos años de edad.

A mediados de la década de 1880, España sintió los efectos de una "depresión agraria" europea. Esto significó una bajada en la producción y los precios de los productos agrícolas, debido a la llegada de productos más baratos de otros países. Esto afectó especialmente a los agricultores de cereales en Castilla.

Como consecuencia, los salarios de los trabajadores del campo se estancaron, y muchos pequeños propietarios se arruinaron. Muchos decidieron emigrar, especialmente a América del Sur.

Archivo:Spanish laborers on Panama Canal in early 1900s
Trabajadores españoles en la construcción del canal de Panamá (hacia 1900)

Los propietarios de cereales de Castilla formaron la Liga Agraria en 1887 para pedir al gobierno medidas proteccionistas. Querían que se protegiera el mercado interno para los cereales españoles, aunque esto significara precios más altos para los consumidores. A esta campaña se unieron los industriales textiles catalanes, también afectados por la crisis.

La discusión entre proteccionismo y librecambio causó tensiones en el gobierno de Sagasta. Aunque los liberales tradicionalmente defendían el librecambio, poco a poco fueron adoptando una postura más flexible.

La estabilidad del sistema político (1890-1895)

La primera mitad de la década de 1890 fue un periodo de "plenitud" para el sistema político de la Restauración. Hubo una normalización en el turnismo (la alternancia en el poder entre conservadores y liberales). Sin embargo, el sistema pronto enfrentaría nuevos problemas: el movimiento de trabajadores, el surgimiento de nacionalismos regionales y, finalmente, la guerra en Cuba y la guerra hispano-estadounidense, que marcaron una crisis importante a finales de siglo.

El gobierno conservador de Cánovas del Castillo (1890-1892)

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Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Conservador y artífice del régimen político de la Restauración, conocido también por ello como el sistema canovista.

Después de que los liberales completaran sus reformas, Sagasta cedió el poder a Cánovas del Castillo, quien formó gobierno en julio de 1890. El nuevo gobierno conservador no cambió las reformas introducidas por los liberales, lo que demostró que el sistema de la Restauración buscaba un equilibrio entre la conservación y el progreso.

Cánovas presidió las primeras elecciones con sufragio universal en febrero de 1891. A pesar del aumento de votantes, el sistema de control electoral siguió funcionando, y los conservadores obtuvieron una gran mayoría.

El gobierno de Cánovas anunció que se enfocaría en temas económicos y sociales, especialmente en los intereses de los trabajadores. Sin embargo, no se avanzó mucho en leyes sociales debido a la oposición, incluso dentro de su propio partido.

La medida más importante fue el Arancel Cánovas de 1891, que estableció fuertes medidas proteccionistas para la economía española. Esto benefició a la agricultura cerealista de Castilla y a la industria textil catalana.

El nacimiento del nacionalismo catalán y vasco

En 1892, año en que se celebró el IV Centenario del Descubrimiento de América, ocurrieron dos hechos importantes: la aprobación de las Bases de Manresa por la Unió Catalanista, y la publicación del libro Bizkaya por su independencia de Sabino Arana, que marcó el inicio del nacionalismo vasco.

El nacionalismo catalán: la Unió Catalanista y las Bases de Manresa

Archivo:Manresa-1881
Manresa en 1881.

En 1891, la Lliga de Catalunya propuso la creación de la Unió Catalanista, que rápidamente recibió apoyo. En marzo de 1892, la Unió celebró su primera asamblea en Manresa, donde se aprobaron las Bases per a la Constitució Regional Catalana, conocidas como las Bases de Manresa. Este documento es considerado el inicio del catalanismo político conservador.

Las Bases eran un proyecto para la autonomía de Cataluña, no para la independencia. Proponían modernizar el derecho civil, que el catalán fuera la única lengua oficial, que los cargos públicos fueran para personas de la región, y que Cataluña tuviera sus propias Cortes y un tribunal superior.

El nacionalismo vasco: Sabino Arana y la fundación del PNV

Archivo:Bizkaitarra, 1894ko urtarrila
Cabecera del periódico Bizkaitarra con el lema Jaun-Goikua eta Lagi Zarra ('Dios y Ley Vieja') que será también el del PNV.

En 1892, Sabino Arana Goiri publicó Bizkaya por su independencia, que dio origen al nacionalismo vasco. Arana, de familia carlista y católica, se "convirtió" al nacionalismo vasco a los 17 años. Se dedicó a estudiar la lengua vasca, la historia y los fueros de Vizcaya, lo que le confirmó que Vizcaya no era España.

Su idea política se basó en el lema Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra ('Dios y Ley Vieja'). En 1893, comenzó a publicar el periódico Bizkaitarra, donde se declaró "antiliberal" y "antiespañol". En 1894, fundó el Euskeldun Batzokija, el primer centro nacionalista vasco, que fue el origen del Partido Nacionalista Vasco (PNV), fundado en 1895. Dos años después, Arana creó la palabra Euskadi para referirse al "país de los vascos".

Archivo:Sabino Arana in Larrinaga prison, 1895
Sabino Arana en la cárcel de Larrinaga en 1895

Las ideas de Sabino Arana incluían:

  • Una visión de la nación vasca basada en la religión católica y la "raza vasca" (identificada por los apellidos).
  • Un catolicismo muy estricto y la idea de que la independencia de España era necesaria para la salvación religiosa del pueblo vasco.
  • La creencia de que la nación vasca y la española eran opuestas y enemigas desde la antigüedad.
  • La idea de que el pueblo vasco estaba "degenerando" debido a la llegada de inmigrantes españoles ("maquetos") y a las ideas modernas.
  • La única forma de acabar con esta "degeneración" era que el País Vasco recuperara su independencia de España.
Archivo:Flag of the Basque Country by Sabino Arana
Ikurriña con las proporciones del diseño original de los hermanos Luis y Sabino Arana.

La caída de los conservadores y la vuelta de los liberales (1893-1895): la violencia anarquista

Archivo:Nuevo Círculo Romerista- El señor Romero Robledo, el general Borrero y varios amigos la noche de la inauguración
Francisco Romero Robledo (sentado a la derecha de la mesa) y su grupo de amigos políticos.

El gobierno conservador de Cánovas tuvo problemas internos y cayó en diciembre de 1892. La regente llamó de nuevo a Sagasta para formar gobierno. En las elecciones de marzo de 1893, los liberales obtuvieron una gran victoria.

El gobierno de Sagasta enfrentó el problema de la violencia anarquista, especialmente en Barcelona. Los anarquistas justificaban sus acciones como una respuesta a la violencia de la sociedad y del Estado. El 24 de septiembre de 1893, hubo un ataque contra el general Arsenio Martínez Campos, que resultó herido. El autor, Paulino Pallás, fue ejecutado.

Archivo:Liceubomb
Ilustración de Le Petit Journal sobre la bomba del Liceo lanzada por un anarquista el 7 de noviembre de 1893 y que causó 22 muertos y 35 heridos.

Tres semanas después, el 7 de noviembre, el anarquista Santiago Salvador lanzó dos bombas en el Teatro del Liceo de Barcelona, causando 22 muertos y 35 heridos. Estas acciones generaron gran alarma en la ciudad.

Finalmente, el gobierno de Sagasta cayó en marzo de 1895. Cánovas volvió a la presidencia. Un mes antes, había comenzado la guerra en Cuba.

La guerra de Margallo (1893-1894)

Archivo:Las avanzadas del Fuerte de San Lorenzo. Melilla, fotografía remitidas por el Sr. Compañy, Blanco y Negro, 04-11-1893 (cropped)
Tropas españolas de las avanzadas del Fuerte de San Lorenzo, en Melilla (Blanco y Negro, 4 de noviembre de 1893).

En 1893, en Melilla, los musulmanes se opusieron a la construcción de un fuerte en una zona cercana a una mezquita y un cementerio. El 3 de octubre, atacaron la guarnición española. El gobierno español envió refuerzos. El 28 de octubre, el gobernador Juan García Margallo murió en un contraataque.

Se envió una flota y un ejército expedicionario al mando del general Arsenio Martínez Campos. La llegada de estas tropas detuvo los combates. España finalizó la construcción del fuerte. El 5 de marzo de 1894, se firmó el Tratado de Fez, en el que se acordó la paz y una indemnización para España.

La crisis de final de siglo (1895-1902)

Archivo:Bombacorpus
Dibujo reproduciendo el momento de la explosión de la bomba en la procesión del Corpus Cristi de 1896 en la calle Canvis Nous de Barcelona. La represión posterior conocida como el proceso de Montjuic levantó una oleada de protestas nacional e internacional.

La crisis de final de siglo fue causada principalmente por la guerra de Independencia cubana, que comenzó en febrero de 1895 y terminó con la derrota española en la guerra hispano-estadounidense de 1898.

Internamente, la violencia anarquista también fue un problema. El 7 de junio de 1896, hubo un ataque durante una procesión en Barcelona, que causó seis muertos y muchos heridos. La respuesta policial fue muy dura, llevando al proceso de Montjuic. Cientos de personas fueron encarceladas y algunas fueron condenadas a muerte o a cadena perpetua. Este proceso generó muchas protestas a nivel nacional e internacional.

En este ambiente, el presidente del gobierno, Antonio Cánovas del Castillo, fue asesinado el 8 de agosto de 1897 por un anarquista italiano. Práxedes Mateo Sagasta tuvo que hacerse cargo del gobierno.

La guerra en Cuba (1895-1898)

Archivo:José Martí en una visita de propaganda del Partido Revolucionario Cubano, 1892
José Martí (cuarto por la derecha) en un acto de propaganda del Partido Revolucionario Cubano en 1892.

Después de la "paz de Zanjón" en 1878, España intentó que Cuba fuera como una provincia más, dándole el derecho a elegir diputados. También se facilitó la emigración de españoles a la isla. Sin embargo, los gobiernos de la Restauración nunca quisieron dar autonomía política a Cuba, por miedo a que fuera el paso previo a la independencia.

Archivo:Independence Seaport Museum 223
Caricatura satírica norteamericana sobre la actuación del general Valeriano Weyler en la guerra de Cuba titulada El ciego que conduce a la ciega.

El Partido Liberal Autonomista cubano buscaba instituciones políticas propias para la isla, pero no fue escuchado. Mientras tanto, el nacionalismo cubano independentista crecía.

En febrero de 1895, comenzó una nueva insurrección independentista en Cuba, liderada por el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí. España envió un gran número de soldados a la isla. En enero de 1896, el general Valeriano Weyler asumió el mando. Weyler ordenó concentrar a la población rural en poblados controlados por las fuerzas españolas y destruir cosechas para cortar el apoyo a los independentistas. Estas medidas tuvieron un alto costo humano y causaron un gran impacto internacional, especialmente en Estados Unidos.

En 1896, también hubo una insurrección independentista en Filipinas, que fue controlada en 1897.

Archivo:Angiolillo-assassinato
Ilustración del asesinato del presidente del gobierno Cánovas del Castillo en un libro de Francisco Pi y Margall.

Tras el asesinato de Cánovas en 1897, Sagasta volvió al gobierno. Una de sus primeras decisiones fue destituir a Weyler y conceder autonomía política a Cuba y Puerto Rico, pero ya era demasiado tarde. La guerra continuó. España intentó evitar la guerra con Estados Unidos, consciente de su inferioridad militar.

La guerra hispano-norteamericana

Archivo:Sunken Reina Mercedes HD-SN-99-01947
Crucero español Reina Mercedes, hundido en la entrada de la bahía de Santiago de Cuba.

Estados Unidos tenía un creciente interés en Cuba y Puerto Rico por razones económicas y estratégicas. La opinión pública estadounidense simpatizaba con la causa independentista cubana, influenciada por la prensa que denunciaba la dura actuación de Weyler. El presidente estadounidense William McKinley apoyó la independencia de Cuba.

En febrero de 1898, el acorazado Maine de Estados Unidos se hundió en el puerto de La Habana debido a una explosión. Dos meses después, el Congreso de Estados Unidos exigió la independencia de Cuba y autorizó al presidente McKinley a declarar la guerra a España, lo que ocurrió el 25 de abril.

Archivo:Kurz and Allison, Spanish-American Treaty of Peace, Paris 1898
Negociación del Tratado de París en diciembre de 1898.

La guerra hispano-estadounidense fue corta y se decidió en el mar. El 1 de mayo de 1898, la escuadra española en Filipinas fue hundida. El 3 de julio, la flota enviada a Cuba también fue destruida. Poco después, Estados Unidos ocupó Puerto Rico.

El gobierno español pidió negociar la paz. El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, puso fin a la guerra. España reconoció la independencia de Cuba y cedió a Estados Unidos Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. Al año siguiente, España vendió a Alemania los últimos restos de su imperio colonial en el Pacífico.

Archivo:Peace at Last - JM Staniforth
Caricatura satírica norteamericana sobre el Tratado de París de 1898 que se firmó tras la derrota española en la guerra hispano-estadounidense y que acabó con los últimos restos del Imperio español.

Muchos historiadores consideran que la guerra contra Estados Unidos fue inútil, pero que el gobierno español la vio como una forma de evitar una revolución interna y la caída de la monarquía.

El «desastre del 98» y el «regeneracionismo»

Archivo:Alfonso XIII y María Cristina Regente. 1898. Luis Alvarez Catalá
La regente María Cristina de Habsburgo-Lorena con su hijo el futuro Alfonso XIII, de doce años de edad. Cuadro de Luis Álvarez Catalá de 1898.

Después de la derrota, el sentimiento de orgullo nacional se convirtió en frustración, especialmente al conocerse el alto número de muertos en la guerra (casi 56.000, la mayoría por enfermedades). Sin embargo, esta frustración no se tradujo en grandes cambios políticos, ya que la mayoría de los partidos habían apoyado la guerra. Solo los socialistas y anarquistas mantuvieron su postura de no apoyar conflictos.

En los años siguientes a la guerra, surgió el regeneracionismo, una corriente de pensamiento que buscaba "regenerar" la sociedad española para evitar que se repitiera el "desastre del 98". Se reflexionó sobre las causas del atraso de España y lo que había que hacer para superarlo.

El autor más influyente del regeneracionismo fue Joaquín Costa. En su obra Oligarquía y caciquismo (1901), señaló al sistema político de la Restauración como el principal responsable de los problemas de España. Propuso que un "cirujano de hierro" pusiera fin a este sistema y promoviera un cambio basado en "escuela y despensa" (educación y bienestar económico).

En resumen, la guerra fue vista como una tragedia por los intelectuales, pero la mayoría de la población, que vivía bajo el caciquismo, no la sintió de la misma manera. La derrota no fue un caso aislado en la época, ya que otros países europeos también sufrieron reveses coloniales.

Mapas de las posesiones españolas en el entonces Río de Oro (parte de la colonia del Sáhara Español) en 1896 (izquierda) y en el Golfo de Guinea en 1897, antes del Tratado de París de 1900 que pondría los límites definitivos con las colonias colindantes del imperio colonial francés.

Económicamente, la guerra tuvo un efecto inesperado. Grandes cantidades de dinero que los españoles tenían en Cuba y Estados Unidos regresaron a la península y se invirtieron en España. Este flujo de capital ayudó a desarrollar grandes empresas modernas en industrias como el acero, la química, las finanzas, la mecánica, el textil, los astilleros y la energía eléctrica.

Pocos años después de la guerra, España mejoró su posición comercial y mantuvo buenas relaciones con Estados Unidos. España centró su atención en sus posesiones en África (Marruecos, Sahara y Guinea) y comenzó a rehabilitarse internacionalmente.

En 1900, se dio de baja a muchos buques de la Armada por considerarse inútiles. El panorama naval era desolador. Sin embargo, tras los Acuerdos de Cartagena de 1907, la Armada comenzó a modernizarse con ayuda inglesa y francesa.

En 1900, España firmó un acuerdo con Francia para delimitar las fronteras de sus colonias en el Sahara y Guinea. En 1904, se sentaron las bases para el futuro reparto territorial de Marruecos.

Los gobiernos «regeneracionistas» (1898-1902)

Archivo:Camilo García de Polavieja, de Edgardo Debás
Archivo:Un partido nuevo, de Moya
Un partido nuevo, caricatura publicada el 7 de marzo de 1900 en Gedeón, que hace referencia a la formación de la Unión Nacional y en la que aparecen representados Basilio Paraíso y Joaquín Costa.

En marzo de 1899, el nuevo líder conservador, Francisco Silvela, asumió el gobierno. Silvela se hizo eco de las demandas de "regeneración" de la sociedad y el sistema político. Se implementaron reformas importantes, como la tributaria para mejorar la situación financiera del Estado después de la guerra.

También se aprobaron las dos primeras leyes sociales de la historia española en 1900, impulsadas por el ministro Eduardo Dato: una sobre accidentes laborales y otra sobre el trabajo de mujeres y niños. Silvela intentó integrar al nacionalismo catalán en su gobierno, pero no tuvo éxito.

Archivo:Francisco Silvela y de la Vielleuze
Francisco Silvela (1903), sucesor de Antonio Cánovas del Castillo al frente del Partido Conservador.

El gobierno de Silvela enfrentó una "huelga de contribuyentes" en Cataluña en 1900, que exigía cambios políticos y económicos. Este movimiento fracasó, y la Unión Nacional que surgió de él se disolvió.

Las diferencias internas en el gobierno de Silvela, especialmente sobre la reducción del gasto público, provocaron su caída en octubre de 1900. Le sucedió el general Marcelo Azcárraga Palmero por un corto periodo. En marzo de 1901, el liberal Sagasta volvió a presidir el gobierno, que sería el último de la Regencia y el primero del reinado de Alfonso XIII.

El impulso del nacionalismo catalán y la consolidación del nacionalismo vasco

Archivo:Manuel Durán y Bas, de Audouard
Manuel Duran i Bas.
Archivo:Formación del ministerio, Sagasta, 1901
Formación del gobierno de Sagasta de 1901.

La mayoría de los catalanistas apoyaron la autonomía para Cuba, viéndola como un precedente para Cataluña.

Después de la derrota española en la guerra, el regionalismo catalán creció mucho. En 1901, nació la Lliga Regionalista, que unió a diferentes grupos catalanistas. La Lliga obtuvo un gran apoyo de la burguesía catalana, desilusionada con los partidos tradicionales. Esto se reflejó en su victoria en las elecciones municipales de Barcelona en 1901, lo que significó el fin del caciquismo y el fraude electoral en la ciudad.

En el País Vasco, el PNV era un grupo pequeño en 1898. Sin embargo, ese mismo año, su situación cambió gracias al ingreso de un grupo de "euskalerriacos", que eran burgueses con vínculos en la industria y el comercio. Ellos aportaron recursos y cuadros políticos al PNV. Este apoyo fue clave para que Sabino Arana fuera elegido diputado provincial de Vizcaya. A partir de entonces, Arana moderó sus ideas más radicales, e incluso en el último año de su vida, propuso una autonomía muy amplia para el País Vasco dentro de España. Arana falleció el 25 de noviembre de 1903, a los 38 años.

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