Rebelión de Huánuco para niños
Datos para niños Rebelión de Huánuco |
||||
---|---|---|---|---|
Parte de Independencia del Perú | ||||
![]() |
||||
Fecha | 22 de febrero-21 de marzo de 1812 | |||
Lugar | Intendencia de Tarma (Junín), Virreinato del Perú | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Beligerantes | ||||
|
||||
Comandantes | ||||
|
||||
Fuerzas en combate | ||||
|
||||
Independencia del Perú
1811-1826 |
|
---|---|
Estado peruano y las corrientes libertadoras
Guerra naval |
La Rebelión de Huánuco fue un levantamiento importante que ocurrió en el Virreinato del Perú entre el 22 de febrero y el 21 de marzo de 1812. Esta revuelta, que tuvo lugar en la región de Tarma, comenzó con la participación de grupos indígenas. Más tarde, se unieron a ellos personas de origen criollo (descendientes de españoles nacidos en América) y miembros del clero (sacerdotes y religiosos). Todos ellos estaban influenciados por las ideas de libertad que llegaban desde otras partes de América, como las expediciones que buscaban la independencia en el Alto Perú desde 1810.
Contenido
¿Por qué ocurrió la Rebelión de Huánuco?
La lucha por la independencia del Perú se desarrolló en varias etapas. Entre 1810 y 1816, el virrey José Fernando de Abascal logró mantener el control sobre la mayoría de los movimientos que buscaban la independencia en Perú. Hubo algunas revueltas más pequeñas en lugares como Tacna (en 1811 y 1813) y en otras zonas, pero fueron controladas rápidamente.
Gracias a esta estabilidad, la capital, Lima, pudo expandir su influencia y recuperar territorios que se habían perdido antes. Esto hizo que muchos nobles y comerciantes de Lima apoyaran al gobierno, ya que querían recuperar el poder y las tierras, especialmente en el Alto Perú.
Sin embargo, la situación económica era difícil debido a las guerras y a los cambios que llegaban desde España. Estos cambios no eran bien recibidos por las autoridades coloniales, lo que empezó a generar descontento entre la gente de Perú.
Causas del descontento en Huánuco
Influenciados por la Revolución de Mayo en Argentina y una revuelta anterior en Tacna que no tuvo éxito, varios grupos comenzaron a organizarse en secreto. Estos grupos incluían a religiosos, criollos, mestizos (personas con ascendencia indígena y europea) e indígenas. Estaban molestos por la debilidad del gobierno virreinal y sentían que los españoles nacidos en Europa (a quienes llamaban chapetones) recibían un trato preferencial injusto.
Los chapetones controlaban los puestos importantes en el gobierno y en el ejército. La gente los veía como los principales responsables de la explotación y eran muy impopulares.
Los rebeldes se sentían animados por la promesa de que un ejército de apoyo llegaría desde el sur, liderado por Juan José Castelli, a quien algunos llamaban "Inca". Se decía que este ejército liberaría a los indígenas de los impuestos pesados. La sierra del sur de Perú era una región muy rica y poblada. Los agricultores que cultivaban tabaco eran amenazados con la quema de sus cosechas por las autoridades. Además, se seguía cobrando un impuesto a los indígenas que supuestamente había sido eliminado en 1811. Los españoles europeos también controlaban el comercio y las mejores tierras, acaparando las cosechas.
La gente quería cambiar el "mal gobierno", es decir, a las autoridades virreinales, y sentían que tenían el derecho de hacerlo. En Huánuco, una ciudad con casi nueve mil habitantes, la mayoría eran indígenas y mestizos, con muy pocos españoles. Alrededor de la ciudad había muchas comunidades rurales de indígenas y mestizos.
El inicio del levantamiento
El 22 de febrero de 1812, los indígenas de Huánuco, liderados por el mestizo Juan José Contreras, se levantaron en armas. Gritaban "¡Mata chapetón!" y daban vivas al "Ynga Castelli". Se reunieron en el pueblo de Panataguas y se acercaron al puente de Huayaupampa, a unos tres kilómetros de la ciudad. Eran más de 500 hombres, pero solo unos pocos tenían armas de fuego; la mayoría usaba lanzas.
Cuando el subdelegado y teniente coronel Diego García se enteró, envió veinte soldados con rifles para defender la posición. Sin embargo, al día siguiente, las fuerzas de García se retiraron por temor a ser atacadas por otros grupos indígenas. Los europeos que pudieron escapar de la ciudad huyeron, dejando atrás todas sus pertenencias.
Al entrar en el pueblo, los rebeldes comenzaron a tomar cosas de las tiendas de los europeos. Luego, pasaron a las casas de los criollos, con quienes tenían viejas disputas. Este saqueo duró desde la noche del 23 hasta el mediodía del 24 de febrero. El convento de San Francisco y el cabildo (gobierno local) fueron saqueados, sus documentos quemados y el ganado sacrificado. El líder de los rebeldes y el sacerdote local fueron agredidos cuando intentaron detenerlos.
La formación de la Junta
El 26 de febrero, se organizó una reunión pública llamada cabildo abierto, argumentando que Huánuco no tenía autoridades para mantener el orden. Se formó una junta de gobierno con el criollo Domingo Berrospi como subdelegado y líder principal. Juan José Crespo y Castillo, uno de los principales organizadores de la revuelta, fue nombrado teniente general.
Sin embargo, el nuevo subdelegado, Domingo Berrospi, culpó a Juan José Contreras por el saqueo. Contreras fue arrestado y perdió la vida antes de que pudiera ser liberado. Además, Berrospi envió armas a los europeos que se habían refugiado en Pasco. En respuesta, el 2 de marzo, los indígenas nombraron a Crespo y Castillo como su nuevo líder principal en la plaza de armas. Crespo y Castillo prometió vengar la muerte de Contreras, quien era el líder de los indígenas chupachos. Se formó un nuevo ejército, aunque sin mucha experiencia. Quien no se uniera a la causa sería considerado un traidor.
Mientras tanto, el 29 de febrero, 70 europeos y criollos con unas treinta armas de fuego ocuparon Ambo. Se fortificaron en el pueblo y controlaron los puentes. Más de 2000 indígenas, armados con hondas y algunas armas de fuego, atacaron la posición los días 4 y 5 de marzo, logrando que los europeos huyeran. Esta victoria fue celebrada en Huánuco con grandes fiestas.
El movimiento se extendió a otros pueblos, pero estos comenzaron a tener conflictos entre sí por antiguas rivalidades. Los rebeldes prohibieron hacer daño a los sacerdotes, los templos y a sus propios paisanos. Exigían la expulsión de los europeos, que el gobierno fuera dirigido por americanos, que se dieran tierras a los indígenas, que se redujeran los impuestos y que hubiera unión entre mestizos e indígenas. Los criollos, por su parte, tenían ideas menos claras sobre lo que querían.
La derrota de la rebelión
El virrey Abascal ordenó al intendente de Tarma, José González de Prada, que tomara el mando. González de Prada llegó a Ambo el 16 de marzo. La junta rebelde intentó asustar a Prada diciendo que 15.000 indígenas se levantarían en armas si avanzaba hacia Huánuco. Sin embargo, las fuerzas de Prada estaban mejor armadas y organizadas que las de los rebeldes. Tenían 500 soldados con armas de fuego, pistolas, espadas y cuatro cañones. A su paso, sometieron los pueblos de Pallanchacra y Caina. También contaban con la ayuda de personas reclutadas en Pasco y Huariaca. Para animar a los rebeldes, muchos frailes hicieron correr el rumor de que 5000 indígenas de Huamalíes venían a ayudarlos.
El ejército rebelde estaba formado por unos 3000 a 4000 indígenas, principalmente de los grupos chupachos y panatahuas. Otras fuentes mencionan unos 1500 rebeldes. En este grupo también había personas mayores, mujeres y niños que acompañaban a los hombres, quienes estaban armados con palos y lanzas. Algunos tenían unas pocas armas de fuego de mala calidad. Los mestizos de Huánuco, que tenían cien armas de fuego y dos "cañones de Maguey", lideraban a los indígenas.
Los rebeldes se dividieron en dos grupos. El primer grupo avanzó hacia las colinas de Ambo. El segundo grupo se dirigió a las alturas de Ayancocha, donde se unieron a refuerzos. El 17 de marzo, ambos bandos acamparon a orillas del río Huácar, cerca de un puente que conectaba con Ambo.
Después de una noche de tensión, el combate comenzó el 18 de marzo. La disciplina y el poder de fuego de la artillería de las fuerzas de González de Prada obligaron a los rebeldes a retirarse. Tras su victoria, González de Prada construyó un puente temporal para que sus tropas pudieran cruzar. Los rebeldes huyeron en desorden.
Consecuencias y castigos
Después de la victoria, González de Prada acampó en la hacienda de Quicacán. El 21 de marzo entró en Huánuco, que encontró vacía. Los rebeldes la habían abandonado. El intendente persiguió a los rebeldes, alcanzándolos en las montañas de Queina, donde los dispersó y capturó a sus líderes. Crespo y Castillo se escondió, pero fue capturado tres días después. El 13 de abril, González de Prada ofreció un perdón a todos los rebeldes que dejaran de luchar, y los que sobrevivieron se desmovilizaron.
Juan José Crespo y Castillo, el líder indígena Norberto Haro y el alcalde José Rodríguez fueron juzgados y recibieron castigos severos. Sus propiedades fueron tomadas, sus nombres fueron prohibidos y sus casas fueron destruidas.
A pesar de esta derrota, el deseo de independencia siguió creciendo en Perú. Hubo otras revueltas en diferentes lugares en los años siguientes, como en la provincia de Huaylas en 1815 y en Arica ese mismo año. Los líderes de estas revueltas también enfrentaron consecuencias difíciles. Finalmente, la lucha por la independencia de Perú se intensificó entre 1821 y 1825, logrando la libertad del país.
Galería de imágenes
- Última edición el 10 jul 2025, a las 18:00 Sugerir una edición.