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Historia de Toledo para niños

Enciclopedia para niños

La historia de la ciudad de Toledo es muy antigua y se remonta a la Edad de Bronce. Desde entonces, la ciudad ha tenido un desarrollo continuo, pasando por la conquista romana, el tiempo de dominio musulmán, y siendo capital del reino visigodo y del reino de León. En el siglo XX, Toledo fue importante durante un conflicto histórico por el asedio de su Alcázar. Desde 1983, es la sede del gobierno de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

Orígenes de Toledo

Los primeros estudiosos de la historia de Toledo, como Isidoro de Sevilla o Rodrigo Jiménez de Rada, pensaban que la ciudad fue fundada por los romanos. Otros creían que su origen era griego, relacionado con el mitológico Hércules, o incluso que tenía un origen hebreo. Todas estas ideas se encuentran en un libro antiguo llamado Tratado de las fundaciones de las ciudades y villas principales de España.

Las pruebas arqueológicas nos dan una visión más clara. Se cree que Toledo comenzó como un pequeño asentamiento cerca de un paso en el río Tajo, en un lugar conocido como el Cerro del Bu. Para el historiador Jesús Carrobles, la ubicación de Toledo fue clave en su historia, convirtiéndola en una fortaleza para el pueblo carpetano porque era un punto de paso importante.

Toledo en la Antigüedad

La primera vez que se menciona Toledo en documentos históricos es por Plinio el Viejo en su obra Naturalis Historia (III), donde la llama Caput Celtiberiae. La llegada de los romanos a esta zona se debió a sus conflictos con los cartagineses. La ciudad carpetana ya podría tener una organización social clara, pues el historiador Tito Livio cuenta en sus Anales la captura de un rey llamado Hilerno. Esto podría indicar que existía una monarquía o un líder fuerte en ese tiempo.

Al final de la Edad de Bronce, Toledo ya era un gran asentamiento carpetano. Continuó creciendo en la Edad del Hierro hasta convertirse en un oppidum, que era una fortaleza con un territorio extenso bajo su control. Aunque no se conocen muchos detalles arqueológicos del asentamiento carpetano, la cantidad de restos encontrados muestra su gran tamaño. Fuentes romanas indican que estaba amurallada y ocupaba unas 40 hectáreas.

Toledo bajo el Imperio Romano

Archivo:Iberia 196aC - Carpetania 193-179 aC
Situación en la península ibérica en 196 a. C. después de la división provincial en Citerior y Ulterior.

La Conquista Romana

Tito Livio menciona por primera vez la conquista romana de Toledo (Toletum) en su libro Ab Urbe condita libri. En el año 193 a. C., Marco Fulvio Nobilior luchó cerca de Toledo contra una unión de carpetanos, celtíberos, vacceos y vetones. En esta primera batalla, solo capturaron al rey Hilerno. Un año después, en el 192 a. C., la ciudad fue conquistada y se convirtió en una fortaleza romana, ya que la zona aún estaba dominada por los carpetanos. Las campañas de Sempronio Graco en el 179 a. C. trajeron la paz a la región, y así comenzó el proceso de romanización. Desde ese momento, Toledo sirvió como base para la conquista de la Meseta Norte.

La Vida Romana en Toledo

De la época republicana de Toledo se sabe muy poco, salvo por algunos restos arqueológicos. De este periodo, destacan las monedas de bronce llamadas ases, que tenían la palabra Tole. En general, la forma de vida de los habitantes continuó siendo similar a la indígena. Toledo se convirtió en una ciudad estipendiaria, lo que significa que pagaba un tributo a Roma. La máxima autoridad en el territorio era un Gobernador provincial, que representaba al Senado de Roma.

Durante el gobierno del emperador Augusto, se inició un plan para construir grandes edificios que harían de Toledo una verdadera ciudad romana. El aspecto exterior de la ciudad estaba marcado por su geografía. No se sabe con exactitud dónde estaban el foro, las basílicas y los templos, pero se cree que podrían estar bajo el actual Alcázar o en la zona del Ayuntamiento. Sí se conocen la ubicación del circo y el teatro (en el parque de Carmelitas), el anfiteatro (Covachuelas), el acueducto y el Puente de Alcántara, así como la necrópolis (cementerio).

Inscripciones de finales del siglo I y principios del siglo II demuestran que Toledo era un municipio, ya que mencionan la presencia de "decuriones", que eran figuras que solo existían en lugares con rango de municipio. Los historiadores creen que Toledo se convirtió en municipio durante la época de Augusto o la dinastía Flavia, siendo la primera opción la más probable.

El Gobierno Local Romano

Debido a la escasez de documentos epigráficos (inscripciones) encontrados en Toledo, es difícil conocer en detalle su sistema de gobierno local. Sin embargo, se puede entender cómo funcionaba basándose en lo que se sabe de otras ciudades de Hispania, que tenían sistemas similares. La Curia era el órgano más importante y estaba formada casi exclusivamente por ciudadanos que ya habían ocupado un cargo público. Los diferentes cargos se elegían mediante votación y luego eran proclamados por la Curia. Su duración variaba, siendo normalmente de un año. El cargo más importante era el de "duumvirato", ocupado por dos ciudadanos que presidían la Curia.

La Economía Romana

Archivo:Hispania roads
Vías romanas en Hispania, Toledo como cruce de caminos.

La actividad económica principal era la producción agrícola, muy favorecida por las condiciones del terreno alrededor de la ciudad. Con la romanización, hubo un crecimiento del comercio a media y larga distancia. Se han encontrado restos arqueológicos de productos importados a partir del siglo II a. C.. El comercio también se benefició de la creación de una red de caminos que situó a Toledo como un cruce importante, por ejemplo, entre Augusta Emerita y Caesaraugusta.

El aumento del comercio llevó a la creación de centros locales para producir cerámicas, que tuvieron importancia a nivel regional. Estos centros surgieron a principios del siglo I como una mezcla de las tradiciones locales y las cerámicas importadas. La producción de otros productos manufacturados es menos conocida, aunque ya existía el trabajo del hierro.

La administración romana mantuvo la minería, que ya era practicada por los habitantes anteriores. Específicamente, se extraía cobre y plomo. La construcción también fue una actividad económica importante, aunque de forma ocasional. Destacó a lo largo del siglo I con grandes obras como el Circo romano y las infraestructuras para el agua.

El Bajo Imperio Romano

El Bajo Imperio, que va desde el siglo III al siglo V, se caracteriza generalmente por la disminución de la importancia de las ciudades romanas y por el crecimiento del cristianismo, especialmente desde el emperador Constantino I el Grande. En Toledo, este patrón se cumple solo en parte, ya que la ciudad no parece haber decaído. Incluso se puede decir que se fortaleció al convertirse en una sede episcopal importante. Este fortalecimiento es más evidente si se compara con la decadencia que sí afectó a otras ciudades cercanas de la provincia, como Consabura (Consuegra) o Segóbriga.

Parece que ya en el siglo III había una sede episcopal en Toledo, aunque fue en el siglo siguiente cuando se estableció completamente. La decadencia del Imperio Romano provocó una grave crisis en su administración durante el siglo V, lo que se reflejó claramente en la ciudad. En ese siglo, las estructuras de poder cambiaron de manos, pasando de las autoridades públicas romanas a las eclesiásticas, y así toda la vida de la ciudad giraba en torno a la sede episcopal.

Toledo en la Edad Media

La Edad Media en Toledo se divide en tres grandes etapas, según quién dominaba la ciudad. La primera etapa, desde el siglo V hasta el siglo VIII, fue de dominio visigodo, y Toledo se convirtió en la capital de su reino. La segunda etapa fue de dominio musulmán, primero bajo el poder de los emires y califas de Córdoba, y luego formando su propia taifa (un reino independiente). La tercera etapa comenzó en el siglo XI con la conquista de la ciudad por el rey leonés Alfonso VI, dejando a Toledo bajo el control definitivo de los cristianos.

Toledo Visigodo

Desde principios del siglo V, varios pueblos, como los suevos, vándalos y alanos, comenzaron a entrar en la península ibérica. Finalmente, a partir del año 415, llegaron los visigodos. Al principio, establecieron un reino alrededor de Tolosa, con la aprobación del Imperio Romano de Occidente. A partir del año 450, la presencia de los visigodos en la península se hizo más fuerte, principalmente a costa de los otros pueblos, a los que expulsaron con expediciones militares. Esta presencia en la península se intensificó debido a la presión de los francos, que obligaron a los visigodos a retirarse, sobre todo después de su derrota en la batalla de Vouillé en 507. Desde ese momento, los visigodos dejaron su asentamiento en la Galia y se trasladaron a la península ibérica. Así, el reino de Toledo reemplazó al de Tolosa, manteniendo sus posesiones en la península y conservando también la Septimania en la Galia.

El establecimiento de la corte visigoda en Toledo, sin embargo, dificulta el estudio de la historia de la ciudad debido a la falta de información. Como dice Ricardo Izquierdo, "las noticias casi siempre se refieren a la monarquía o a la Iglesia, pero no a la ciudad en sí". Las características principales de este periodo son la nueva influencia que Toledo adquirió como capital y la importancia de la Iglesia, que se mostró a través de la celebración de los concilios. La nueva situación de la ciudad atrajo a mucha gente, lo que contrastaba con la decadencia anterior. Además, los reyes impulsaron nuevas construcciones y, en algunos reinados, funcionó una ceca para acuñar monedas. La presencia real también hizo que la ciudad recibiera embajadas de otros reinos, lo que la dio a conocer. Como sede del gobierno, en Toledo se encontraban las principales instituciones visigodas, como el Oficio Palatino o el Aula Regia. Se sabe muy poco sobre la población de la ciudad, aunque se supone que era la más poblada del reino, con una cantidad considerable de personas que trabajaban para otros. También había una influyente comunidad judía que empezó a ser perseguida después de que los reyes visigodos se convirtieran al catolicismo.

Además de ser un centro político, Toledo fue un centro religioso, especialmente después de que los visigodos abandonaran el arrianismo. De hecho, la conversión oficial al catolicismo ocurrió en el III Concilio de Toledo en el año 589, durante el reinado de Recaredo y con la presencia de setenta y dos obispos. En el año 610, Toledo se convirtió en sede metropolitana, lo que significaba que su obispo se convirtió en arzobispo, teniendo una posición de liderazgo sobre los demás obispos visigodos. Esta situación se hizo oficial en el año 681, en el XII Concilio de Toledo, destacando la importancia del arzobispo de Toledo sobre la iglesia visigoda. El principal ejemplo del poder de la Iglesia fue la celebración de los concilios, dieciocho en total, cuya realización en Toledo acentuaba su papel como sede metropolitana. Los concilios eran como asambleas en las que no solo participaban religiosos, sino también el rey y muchos nobles. En estas reuniones se intentó, por ejemplo, establecer las reglas de sucesión de los visigodos, entre otros asuntos.

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Véase también

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Historia de Toledo para Niños. Enciclopedia Kiddle.