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Hipólito Bouchard para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Hipólito Bouchard
Hipólito Bouchard.jpg
Información personal
Nombre en francés Hippolyte de Bouchard
Nacimiento 15 de enero de 1780
Bormes-les-Mimosas, Reino de Francia
Fallecimiento 4 de enero de 1837

Nazca, Perú
Causa de muerte Homicidio
Sepultura Cementerio de la Chacarita
Nacionalidad Argentina (desde 1813), francesa y peruana
Información profesional
Ocupación Corsario y militar
Lealtad Bandera de Francia Francia
Bandera de Argentina Argentina
PerúFlag of Peru.svg Perú
Mandos Corbeta Halcón
Fragata La Argentina
Fragata Prueba (Armada del Perú)
Corbeta Santa Rosa
Rango militar Coronel de marina
Conflictos Guerras Napoleónicas, Guerra de Independencia de Argentina, Guerra de Independencia de Perú, Expedición Militar del Crucero La Argentina, Guerra grancolombo-peruana

Hipólito Bouchard, cuyo nombre original era Hippolyte Bouchard, nació el 15 de enero de 1780 en Bormes-les-Mimosas, Francia. Fue un militar y corsario que luchó por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy Argentina) y de Perú. Por su servicio, recibió la nacionalidad argentina. Falleció el 4 de enero de 1837 en Nazca, Perú, a manos de uno de sus trabajadores.

Bouchard fue un corsario muy importante en las luchas por la independencia argentina. Entre sus acciones más destacadas se encuentran los ataques a las costas de California y Centroamérica, así como sus batallas en las costas de Perú y Ecuador.

Primeros años y servicio militar

Hipólito Bouchard nació en Saint-Tropez, Francia. Desde muy joven, trabajó en barcos de pesca y mercantes. En 1799, se unió a la marina francesa para luchar contra los ingleses. Participó en campañas en Egipto con Napoleón Bonaparte y en Haití. En 1809, llegó a Buenos Aires en un barco francés, poco antes de que comenzara la Revolución de Mayo.

Bouchard apoyó rápidamente la causa de la independencia argentina. El gobierno lo nombró segundo al mando de la nueva flota argentina, liderada por Juan Bautista Azopardo. El 2 de marzo de 1811, tuvo su primera batalla en San Nicolás de los Arroyos, defendiendo la revolución argentina. Se enfrentó a la flota española al mando del capitán Jacinto de Romarate. Después de esta batalla, Bouchard tuvo un papel muy importante al enfrentar a los barcos españoles que bloquearon Buenos Aires en 1811.

En marzo de 1812, se unió al Regimiento de Granaderos a Caballo, bajo el mando de José de San Martín. Participó en el Combate de San Lorenzo, donde capturó una bandera enemiga. Por su valentía, la Asamblea Constituyente le dio la ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

En 1813, se casó con Norberta Merlo, una mujer de Buenos Aires, y formó una familia.

Campaña con Guillermo Brown

Bouchard dejó el Regimiento de Granaderos a Caballo y volvió a ser marino. Una de sus campañas más famosas fue bajo el mando de Guillermo Brown. En esta campaña, atacaron las costas del océano Pacífico, incluyendo El Callao y Guayaquil. El 12 de septiembre de 1815, Bouchard recibió permiso para ser corsario al mando de la corbeta Halcón.

La flota de esta campaña incluía la Hércules (de Guillermo Brown), la Santísima Trinidad (de Miguel Brown, hermano de Guillermo), la corbeta Halcón (de Bouchard) y la goleta Constitución (de Oliverio Russell). Las naves de los hermanos Brown salieron de Montevideo el 24 de octubre de 1815, y las otras dos salieron cinco días después. Se encontrarían en la Isla Mocha.

Los hermanos Brown llegaron a la isla el 28 de diciembre, y la Halcón un día después. Bouchard pensó que la Constitución se había hundido, ya que una fuerte tormenta los había golpeado al pasar el cabo de Hornos. La Constitución y su tripulación nunca más fueron vistas.

En la isla, Brown y Bouchard acordaron trabajar juntos durante los primeros cien días de 1816. También decidieron cómo repartirían lo que capturaran. Bouchard y Miguel Brown fueron a las costas peruanas, mientras que la Hércules fue al Archipiélago Juan Fernández para liberar a algunos patriotas presos.

El 10 de enero, las tres naves se reunieron cerca de El Callao. Decidieron bloquear y bombardear la ciudad. El 11 de enero, capturaron el bergantín San Pablo, que usaron para los enfermos y prisioneros. El 13, capturaron la fragata Gobernadora. El 18 de enero, capturaron cuatro barcos más. El 21, bombardearon de nuevo las fortalezas. El 28 de enero, capturaron dos fragatas importantes: Candelaria y Consecuencia. Al día siguiente, se dirigieron al norte.

El 7 de febrero, llegaron a la isla Puná, cerca de Guayaquil. Guillermo Brown ordenó a Bouchard y a su hermano que protegieran los siete barcos capturados. Brown atacó Guayaquil, pero fue capturado. Después de negociar, los corsarios argentinos lograron intercambiar a Brown por la fragata Candelaria, tres bergantines y documentos. Al irse, se llevaron las fragatas Hércules y Consecuencia, la corbeta Halcón y la goleta Carmen. Tuvieron que dejar la Santísima Trinidad porque estaba en mal estado.

Pocos días después, Bouchard informó a Brown que su barco tenía fugas y que sus oficiales querían regresar a Buenos Aires. En el reparto, Bouchard obtuvo la fragata Consecuencia y la goleta Carmen, pero tuvo que dejar la Halcón y quedó con una deuda.

Bouchard decidió regresar a Buenos Aires por el cabo de Hornos. Tuvo problemas con su tripulación, que a veces se resolvían con discusiones. La Consecuencia llegó a Buenos Aires el 18 de junio de 1816.

Campaña al mando de La Argentina

Archivo:Expedición de Hipólito Bouchard
Trayecto de la expedición de Hipólito Bouchard, a cargo de "La Argentina"

Preparativos

Archivo:Juan Martin de Pueyrredon
Juan Martín de Pueyrredón, a cargo del gobierno argentino, le brindó un importante apoyo a Hipólito Bouchard.

Para su nueva campaña, Bouchard usó la fragata La Consecuencia, que había capturado. Él y su armador, Vicente Echevarría, le cambiaron el nombre a La Argentina. Este barco era grande, con 464 toneladas.

Echevarría compró 34 cañones y contrató carpinteros. Bouchard pidió ayuda al gobierno argentino, que aportó más cañones, fusiles y balas. No pudieron conseguir pistolas ni sables para combates cercanos. El barco también tenía balas especiales para incendiar velas.

Reclutar 180 hombres para la tripulación fue difícil, porque Bouchard tenía fama de ser muy estricto. Los marinos eran en su mayoría extranjeros, aunque algunos eran de provincias argentinas. La infantería de desembarco no tenía experiencia en barcos.

El 25 de junio, antes de zarpar, hubo un incidente a bordo. Un marinero agredió a otro, lo que era una falta grave. Bouchard ordenó arrestarlo, y esto causó una protesta. Un marinero atacó a Bouchard, y el capitán Sommers tuvo que defenderlo. El incidente terminó con dos muertos y cuatro heridos.

Después de esto, el gobierno no quería que el barco zarpara. Sin embargo, La Argentina salió del puerto por una regla general que decía que los barcos debían dejar el puerto para que los buques de guerra pudieran actuar mejor en caso de ataque.

Comienza la expedición

Archivo:Sello asamblea soberana - Argentina 1813
La acción contra los barcos que transportaban personas para trabajo forzado se basó en la posición del país frente a esta práctica, según la libertad de vientres decretada por la Asamblea del año XIII.
Archivo:Straat van soenda
Bouchard decidió navegar hacia las Filipinas, atravesando el estrecho de la Sonda.

El 27 de junio de 1817, Bouchard obtuvo su permiso de corsario argentino. El 9 de julio de 1817, aniversario de la Independencia Argentina, zarpó al mando de la fragata "La Argentina" para una expedición que duraría dos años.

Bouchard planeó navegar por el Atlántico hasta las costas africanas, rodear el Cabo de Buena Esperanza y buscar barcos españoles en la India. El 19 de julio, hubo un incendio en la nave que la tripulación tardó horas en controlar. Al llegar al Océano Índico, la nave se dirigió a la isla de Madagascar. Después de dos meses, La Argentina ancló en Tamatave.

En Tamatave, un oficial británico pidió ayuda a Bouchard para evitar que cuatro barcos que transportaban personas para trabajo forzado zarparan. Bouchard ofreció su ayuda. Ordenó que los cañones apuntaran a los barcos y, con hombres armados, revisó las naves. Descubrió que las sospechas eran ciertas y evitó que los barcos salieran del puerto. Antes de irse, Bouchard le explicó al comandante de una corbeta británica lo que había hecho y le encargó la vigilancia de los barcos. La Argentina zarpó, llevándose alimentos de los barcos y reclutando a cinco marineros de una de las naves.

El barco siguió hacia el noreste para atacar barcos españoles. Durante este viaje, la tripulación sufrió de escorbuto (una enfermedad por falta de vitaminas) debido a la mala alimentación. El 18 de octubre, una fragata estadounidense les informó que los barcos españoles no habían estado en los puertos de la India en tres años. La Argentina continuó hacia las Filipinas, soportando tormentas hasta el estrecho de La Sonda. El 7 de noviembre, ancló en la isla de Java para que los enfermos pudieran ser atendidos.

Encuentro con corsarios malayos

Archivo:Fort Santiago Gate
Puerta del Fuerte de Santiago, en Manila.

Después de dejar la isla, La Argentina siguió hacia las Filipinas. Esta zona era peligrosa por la presencia de corsarios malayos, y la tripulación estaba en malas condiciones. Los barcos de estos corsarios eran pequeños, con cañones en sus dos proas y usaban una sola vela y remos fuertes.

El 7 de diciembre, el vigía avistó cinco naves pequeñas. Al mediodía, la nave más grande atacó. Bouchard decidió no usar sus cañones y prefirió el combate cuerpo a cuerpo. Después de derrotarlos, ordenó tomar el barco mientras los otros huían. Bouchard convocó un consejo de guerra y sentenció a muerte a los prisioneros, excepto a los más jóvenes. Los prisioneros fueron devueltos a su nave, a la que le habían quitado los mástiles, y se le disparó hasta hundirla.

Después de dejar el estrecho de Macasar, La Argentina cruzó el Mar de Célebes y ancló en la isla de Joló.

En la isla de Joló

Bouchard llegó al archipiélago el 2 de enero de 1818 y se quedó allí por cinco días. La navegación era difícil por los arrecifes y las fuertes corrientes. Los habitantes de Joló eran conocidos por su valentía y eran temibles corsarios. Su economía y vida social giraban en torno a esta actividad.

Mientras la tripulación negociaba con los nativos para conseguir provisiones, se colocaron centinelas armados para evitar ataques. Bouchard advirtió a las autoridades locales que dispararía a cualquier barco que se acercara después del anochecer. Una noche, un centinela vio movimientos y alertó a la tripulación. Cuando confirmaron que los barcos se acercaban peligrosamente, abrieron fuego y los joloanos huyeron rápidamente.

Después de algunos incidentes, el monarca local llegó con un barco adornado. Trajo muchas frutas, verduras y búfalos para los marinos. Desde ese momento, pudieron conseguir agua y los isleños pudieron comerciar libremente con la tripulación.

Su paso por las Filipinas

Después de reabastecerse, la nave se dirigió a Manila, ciudad que Bouchard planeaba bloquear. Antes de llegar, se encontraron con una fragata inglesa que iba a Manila. Bouchard la revisó para asegurarse de que no llevara carga enemiga. Bouchard intentó ocultar su origen, pero el capitán inglés lo descubrió y avisó a las autoridades españolas en Manila.

El 31 de enero de 1818, La Argentina estaba cerca del puerto de Manila. La ciudad tenía una muralla y un fuerte, el de Santiago, con artillería poderosa. Bouchard comenzó a capturar barcos en la zona, manteniéndose lejos del alcance de los cañones españoles. Durante los dos meses siguientes, capturó 16 barcos. Para cerrar el cerco sobre la capital, Bouchard envió un pequeño barco armado con 23 tripulantes a bloquear el estrecho de San Bernardino. En esta acción, capturaron dos barcos más.

Los habitantes de Manila estaban desesperados porque los precios de los productos se habían duplicado o triplicado. El gobernador ordenó preparar dos barcos de guerra para buscar al corsario. Esta expedición se retrasó, y cuando finalmente partió, La Argentina ya se había ido. Bouchard había zarpado el 30 de marzo al no poder conseguir más capturas.

Poco después de reanudar el viaje, avistaron un bergantín de las Islas Marianas. Al ver a La Argentina, el barco lanzó sus botes y se hizo remolcar al puerto de Santa Cruz. La fragata argentina no podía acercarse por su tamaño, así que Bouchard ordenó a tres oficiales y varios hombres armados que usaran botes para abordar el bergantín. Uno de los botes fue volcado por los tripulantes del bergantín, que atacaron a los hombres en el agua, causando la muerte de catorce marineros. Los demás fueron rescatados por los otros botes.

Bouchard quería vengar las muertes, pero necesitaba un barco pequeño. Ordenó que se capturara una goleta cercana al puerto. Una vez capturada, la armaron con cañones. El corsario argentino puso a 35 marineros al mando de la goleta. La goleta atacó el 10 de abril sin resistencia, ya que los tripulantes huyeron al puerto. Después de dispersar a las fuerzas que los atacaban desde la costa, la goleta se llevó el barco capturado.

Continuando su navegación, llegaron al norte de la isla y capturaron un barco que llevaba dinero a las islas Batanes. Pero debido a los fuertes vientos, solo hubo tiempo para enviar un oficial y ocho marineros para tripular el barco. La goleta se mantuvo a la vista hasta el 15 de abril, cuando se perdió su rastro. Se sospecha que un cambio de rumbo se debió a una desobediencia por el valor de la carga.

El bergantín capturado en Santa Cruz estaba al mando del teniente Oliver. Debido a los vientos, este barco se había separado varias veces de La Argentina. Para evitar perder otro barco, Bouchard le dijo a Oliver que si se separaban, debían encontrarse en el puerto de San Ildefonso, al este de Luzón, y que lo esperaría allí durante quince días. La separación ocurrió, y el corsario esperó el tiempo acordado, pero el bergantín nunca apareció. Decidió continuar su viaje, ya que Oliver tenía la capacidad de regresar a Buenos Aires.

Hablando con el comandante de la goleta capturada cerca de Santa Cruz, Bouchard se enteró de que los barcos españoles ya no iban a Manila y que algunos operaban cerca de Pekín. Decidió navegar hacia China para intentar capturar alguno, pero la falta de víveres y el mal tiempo lo obligaron a cambiar el rumbo hacia las islas Sandwich, hoy conocidas como Hawái.

Algunos historiadores afirman que el segundo barco de Bouchard, el Santa Rosa, tenía una tripulación de varias nacionalidades, incluyendo filipinos. Se cree que estos filipinos se unieron a Bouchard después de haber escapado de otros barcos.

Hawái

Archivo:Hawai'i
Foto satelital de la isla de Hawái.
Archivo:Kamehameha I, portrait by James Gay Sawkins
El rey Kamehameha I.

El 17 de agosto de 1818, Bouchard llegó a la bahía de Kealakekua, en la costa oeste de la isla de Hawái. Una canoa con nativos se acercó y les informó que en el puerto había una corbeta que pertenecía al rey Kamehameha I, que antes había sido española. También les dijeron que una fragata había zarpado la noche anterior.

Bouchard persiguió la fragata, que pronto vieron porque no había viento. Descubrió que era la Santa Rosa o Chacabuco, una corbeta que había salido de Buenos Aires al mismo tiempo que La Argentina. La tripulación de la Santa Rosa se había rebelado en las costas de Chile y había cambiado el rumbo hacia Hawái.

Al enterarse de lo sucedido con la Santa Rosa, Bouchard ordenó a la fragata regresar al puerto, sospechando que algunos de los rebeldes estaban en su tripulación. Después de revisar, reconoció a nueve hombres que había visto en Buenos Aires y los castigó. Después de interrogarlos, descubrió que los líderes de la revuelta estaban en la isla de Kauai.

Al llegar al puerto, encontró la Santa Rosa casi desarmada. Bouchard se reunió con el rey Kamehameha I vestido con su uniforme de teniente coronel de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Durante el encuentro, Bouchard le pidió la devolución de la corbeta. El rey dijo que había pagado por ella y merecía una compensación. Algunos autores dicen que el rey Kamehameha I reconoció la soberanía de las Provincias Unidas, pero otros lo dudan porque Bouchard no lo mencionó en su diario.

Después de negociar, Bouchard regresó a la bahía de Kealekekua, preparó la Santa Rosa y esperó las provisiones del rey. Como no llegaban, fue con sus barcos de guerra a reunirse de nuevo con el monarca en su residencia de Kailua. Ante el riesgo de tener dos barcos de guerra en su capital, Kamehameha le dijo que podía conseguir provisiones en Maui. El 26 de agosto, Bouchard se hizo cargo de la Santa Rosa, a la que tuvo que rearmar. Después de obtener víveres en Maui, fue a Oahu, recalando en Honolulu. Allí conoció a Francisco de Paula y Marín, a quien nombró representante de las Provincias Unidas de Sudamérica y capitán de los ejércitos. También reclutó a Peter Corney, a quien puso a cargo de la corbeta Santa Rosa.

Luego, el 1 de octubre, ancló en la isla de Kauai. Allí capturó a los que habían iniciado la revuelta de la Santa Rosa, aplicando la pena de muerte a los líderes y castigos físicos al resto. Después de reabastecerse de víveres, municiones y contratar a ochenta nuevos tripulantes, la flota partió hacia California.

Ataques en California y Centroamérica

Bouchard decidió navegar hacia las costas de California, donde esperaba aprovechar el comercio español. Sin embargo, las autoridades españolas ya sabían de sus intenciones. El gobernador Pablo Vicente Solá, que vivía en Monterrey, ordenó retirar los objetos de valor de la ciudad y guardar la pólvora lejos.

El 20 de noviembre de 1818, el vigía de Punta de Pinos avistó los dos barcos argentinos. Se prepararon los cañones, se armó la guarnición y se envió a mujeres, niños y ancianos a un lugar seguro.

Bouchard se reunió con sus oficiales para planear el ataque. Decidieron usar la corbeta Santa Rosa para el ataque, ya que la fragata La Argentina era demasiado grande y podía encallar. La fragata tuvo que ser remolcada lejos del alcance de la artillería española. Bouchard envió al capitán Sheppard con 200 hombres armados a la Santa Rosa.

La corbeta Santa Rosa, al mando de Sheppard, ancló a medianoche cerca del fuerte. Debido al cansancio de los hombres, Sheppard decidió no atacar de noche. Al amanecer, descubrió que había anclado demasiado cerca de la costa y que la artillería española estaba lista para atacar. El capitán abrió fuego, pero después de quince minutos de combate, la corbeta tuvo que rendirse. Desde la fragata, Bouchard vio la derrota de sus hombres, pero también que los españoles no intentaron tomar la Santa Rosa por falta de barcos. El corsario ordenó levar anclas y moverse hacia el puerto. Sin embargo, la fragata no podía acercarse lo suficiente para disparar. A las nueve de la noche, comenzaron a trasladar a los sobrevivientes de la corbeta a la fragata.

En la madrugada del 24 de noviembre, Bouchard ordenó a sus hombres que subieran a los botes. En las embarcaciones, comandadas por Bouchard, iban 200 hombres. Desembarcaron a una legua del fuerte, en una caleta escondida. La resistencia del fuerte fue muy débil, y después de una hora de combate, se izó la bandera argentina. Los argentinos tomaron la ciudad durante seis días, en los que se llevaron ganado, quemaron el fuerte, el cuartel, la residencia del gobernador y las casas de los españoles.

Archivo:Santabarbaraview
Costa de Santa Bárbara, en California.

El 29 de noviembre, zarparon de la bahía de Monterrey hacia un rancho llamado El Refugio. Este rancho pertenecía a una familia que, según le habían dicho a Bouchard, había apoyado mucho a la causa española. El 5 de diciembre, desembarcó cerca del rancho y, sin resistencia, se apoderaron de alimentos y sacrificaron ganado. Algunos soldados esperaban en los alrededores para capturar a cualquier hombre de Bouchard que se separara. Así, capturaron a un oficial y a dos marineros. Bouchard los esperó todo el día 6, creyendo que se habían perdido, hasta que decidió ir a Santa Bárbara, donde posiblemente los tenían presos, no sin antes incendiar el rancho. Al llegar a Santa Bárbara, el corsario envió un mensajero para proponer un intercambio de prisioneros al gobernador. Después de negociar, los tres hombres capturados regresaron a la Santa Rosa. Bouchard tuvo que entregar un prisionero.

El 16 de diciembre, levaron anclas y se dirigieron a la Misión de San Juan Capistrano. Allí, Bouchard pidió víveres a un oficial español, quien le respondió que tenía suficiente pólvora y balas para darle. Ante esta respuesta, Bouchard envió 100 hombres a tomar el pueblo. Después de una breve lucha, los corsarios se llevaron objetos de valor e incendiaron las casas de los españoles. El 20 de diciembre, zarpó hacia la bahía Vizcaíno, donde reparó los barcos y dio descanso a sus hombres. Entre los asentamientos españoles en California, las incursiones de Bouchard le valieron la reputación de "Pirata de California" (y por eso, los colonizadores españoles de la época a menudo lo llamaban "Pirata Buchar").

El 17 de enero de 1819, navegaron hacia San Blas, puerto que bloquearon el 25 de ese mes. El 1 de marzo, mientras continuaba el bloqueo, avistaron un barco español con el que intercambiaron disparos sin consecuencias. Las dos embarcaciones argentinas lo persiguieron, pero no pudieron alcanzarlo. Después de este incidente, Bouchard ordenó zarpar hacia Acapulco sin perder la costa de vista. Al llegar, envió un bote para reconocer el lugar, observando la cantidad y calidad de los barcos allí. El oficial informó que no había ningún barco importante en el puerto, así que decidieron seguir viaje.

El 18 de marzo, partieron hacia Sonsonate, El Salvador. Después de enviar un oficial para reconocer el puerto, este informó que había barcos importantes para abordar. En ese momento, navegó hacia el puerto y tomó un bergantín cercano. El 2 de abril, llegó al puerto de El Realejo, donde armó dos botes con cañones y 60 hombres en total, comandados por el propio Bouchard. Sin embargo, fueron descubiertos por el vigía del puerto, por lo que todas las tropas españolas se movilizaron. Además, habían protegido el puerto con cuatro barcos: un bergantín, dos goletas y un lugre. Después de un intenso combate, los tres barcos fueron tomados. Bouchard incendió el bergantín San Antonio y la goleta Lauretana, ya que sus dueños habían ofrecido un rescate bajo por ellos. Debido a su calidad, conservó el lugre, llamado Neptuno, y la goleta restante, llamada María Sofía.

Después de combatir en El Realejo, volvieron a avistar el mismo barco español que se les había escapado en San Blas. El barco avanzó contra la Santa Rosa, cuya tripulación estaba compuesta por marineros hawaianos sin experiencia y pocos artilleros. Los primeros disparos del barco español causaron tres muertos y varios heridos, y algunos daños en el barco. Cuando la nave argentina se preparó para defenderse, el barco español bajó su bandera y levantó la de Chile. La nave, llamada El Chileno, estaba al mando de un capitán corsario chileno. Bouchard le pidió que su cirujano curara a sus heridos, pero el corsario chileno decidió alejarse. El 3 de abril de 1819, finalizó la larga expedición de Hipólito Bouchard. Decidió partir hacia Valparaíso, para colaborar con la campaña de liberación de José de San Martín.

Historiadores han señalado que la bandera de las Provincias Unidas del Centro de América (de donde vienen las banderas de Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Costa Rica), está inspirada en la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual bandera de la República Argentina). Esta bandera ondeó en las costas del Océano Pacífico de Centroamérica, entre marzo y abril de 1819, desde la fragata La Argentina, en la expedición naval de corso, comandada por el corsario Hipólito Bouchard.

Otros historiadores afirman que una bandera similar a la de las Provincias Unidas del Río de la Plata fue ondeada por otro corsario francés al servicio de Simón Bolívar, el Comodoro Louis-Michel Aury. El 4 de julio de 1818, con 400 hombres y 14 barcos, capturó la isla de Providencia, en el Mar Caribe. La isla estaba habitada por colonos ingleses y personas de origen africano que trabajaban para ellos. El Comodoro Louis-Michel Aury usó las islas como base para impulsar la independencia centroamericana, atacando los puertos de Trujillo y Omoa, en la actual Honduras.

El 21 de abril de 1820, la torre de vigilancia del puerto de Trujillo anunció la llegada de la flota rebelde del Comodoro Louis-Michel Aury. La guarnición del puerto se preparó para el ataque. A las dos de la tarde, la flota rebelde se acercó e izó una bandera con dos barras azules y una blanca, similar a la bandera argentina, pero con otro escudo en el centro. Luego, envió un barco a la costa para exigir la rendición del puerto en una hora. La ciudad no se rindió. Al día siguiente, el Comodoro Louis-Michel Aury movió la flota a la desembocadura del río Guaimoreto y comenzó el bombardeo. El ataque duró varias horas. Luego, una parte de la fuerza rebelde atacó por tierra, pero fue detectada y expulsada. En la noche del 24 de abril de 1820, la flota del Comodoro Louis-Michel Aury ya no estaba a la vista desde el puerto. Al día siguiente, la flota apareció en el puerto de Omoa e intentó tomarlo durante varios días, pero sin éxito, y abandonó la zona el 6 de mayo de 1820.

Captura en Chile

Archivo:Thomas Cochrane, 10th Earl of Dundonald
Thomas Cochrane encarceló a Bouchard bajo cargos de piratería.

El 9 de julio de 1819, la corbeta Santa Rosa y la María Sofía (un barco danés que contrabandeaba) anclaron en el puerto de Valparaíso. El 12 de ese mes llegó el Neptuno y un día después La Argentina. Al llegar, Bouchard fue informado de una orden de arresto por decisión de Thomas Cochrane. El corsario respondió que el gobierno chileno no tenía autoridad para juzgarlo y que solo respondería ante las autoridades argentinas.

Bouchard se resistió al arresto, y Cochrane ordenó que la fragata fuera tomada por la fuerza durante la noche. En ella solo estaban Bouchard, Espora y unos pocos marineros, por lo que fue fácil tomarla. Aunque su permiso de corsario había vencido antes de atacar El Realejo, su encarcelamiento se explica por la necesidad de conseguir fondos para la flota argentino-chilena que luego liberaría Perú. Se le inició un juicio por piratería el 20 de julio. A mediados de septiembre, la escuadra chilena había partido para intentar tomar El Callao. En ese momento, los defensores de Bouchard decidieron acelerar el juicio, y el tribunal resolvió el 9 de diciembre de 1819 la devolución de los barcos, diarios y otros papeles a Bouchard. Sin embargo, el dinero y las mercancías nunca fueron devueltos.

Al llegar al puerto, Bouchard vio con tristeza el estado de los barcos: los cañones y las velas habían sido retirados para equipar otros barcos. Para obtener recursos, usó la goleta para transportar arcilla a Buenos Aires. Para evitar problemas legales, el armador Echevarría le pidió al Director Supremo José Rondeau que le diera cuatro permisos de corsario por ocho meses. Para convencer al Director, Echevarría le dijo que cambiaría el nombre del lugre a General Rondeau.

Sin embargo, al no tener tiempo ni medios para rearmar los barcos, Bouchard decidió usarlos como transporte. Para que el nombre de la fragata no se asociara con un destino tan humilde, le cambió el nombre de La Argentina a Consecuencia, el nombre que tenía antes de capturarla. La Consecuencia se usó para transportar 500 hombres, incluyendo varios granaderos, mientras que la Santa Rosa transportó ganado y armamento.

Campaña de liberación del Perú

Aunque le había dicho a Echevarría que iría a Buenos Aires, Bouchard decidió unirse a la campaña de liberación del Perú. Usó sus dos barcos como transporte y le escribió una carta a su armador pidiéndole que ayudara a su familia. Aquí comenzó la ruptura con Echevarría, ya que este sentía que sus intereses estaban perjudicados por el largo tiempo que Bouchard estuvo preso y por los daños en los barcos. Por esta razón, el armador decidió quedarse con el dinero pagado por el transporte de arcilla.

En 1820, Bouchard estaba en Perú sirviendo a la marina chilena. En diciembre de ese año, le pidió a José de San Martín, quien era Protector del Perú, que le permitiera regresar a Argentina debido a su mala situación económica. Sin embargo, San Martín le exigió que se quedara en Lima cinco meses más. Para empeorar su situación, no le pagaron por dos barcos capturados en Pisco, cuyo valor era alto. En 1822, su situación en la marina del Perú no estaba clara, y las noticias de que Echevarría no estaba ayudando a su familia en Buenos Aires causaron la ruptura definitiva con él.

Cuando lord Cochrane se apoderó del dinero en los barcos de guerra bajo su mando para cobrar lo que se le debía, San Martín decidió actuar. Por ello, creó la marina peruana y puso a Bouchard al mando de la fragata Prueba, la más importante de la flota peruana. Cuando Cochrane volvió a reclamar dinero, Tomás Guido le pidió que fuera a Chile y ordenó a Bouchard que se preparara para combatir si el marino atacaba. Sin embargo, Cochrane no lo intentó, probablemente al ver lo bien armada que estaba la nave peruana.

Posteriormente, Bouchard continuó en aguas peruanas al mando de la Santa Rosa, ya que La Argentina había sido vendida. Pero la Santa Rosa sería finalmente incendiada durante una revuelta en la fortaleza de El Callao en 1824. También participó, en 1828, en la guerra contra la Gran Colombia. Después de la muerte del Almirante Martín Jorge Guise, quedó a cargo de la marina peruana, pero se retiraría un año después de que se incendiara el barco principal, Presidente.

Últimos años y fallecimiento

Archivo:Resto de Hipólito Bouchard
Inhumado inicialmente en el Panteón de los Próceres de Lima. Argentina solicita su repatriación y en 1963 sus restos son transportados por el crucero “La Argentina” que, en viaje de instrucción, lleva a los nuevos oficiales de la Armada Argentina por varios lugares que Bouchard recorrió entre 1817 y 1819. Los restos de Bouchard fueron recibidos por las más altas autoridades argentinas y depositados temporalmente en el Panteón del Centro Naval del cementerio de Chacarita, hasta tanto se erigiera un mausoleo destinado a recordar su memoria.

Después de retirarse, decidió encargarse de las fincas que el gobierno peruano le había dado, San Javier y San José de Nazca, donde fundó una fábrica de azúcar. Hacía tiempo que había perdido contacto con su familia. Después de la expedición con Brown, solo había vivido con su esposa diez meses, y no llegó a conocer a su hija menor, que nació después de que él comenzara su expedición alrededor del mundo.

Durante su vida a bordo, se había caracterizado por un carácter fuerte que lo llevó a tener varios incidentes con las tripulaciones y a tomar duras medidas contra quienes se le desobedecían. En sus fincas, trataba a sus trabajadores con la misma dureza con la que había tratado a su tripulación, hasta que el 4 de enero de 1837, cansado de sus acciones, uno de ellos le quitó la vida.

Los restos de Bouchard estuvieron perdidos hasta 1962, cuando fueron encontrados en una cripta en la iglesia de San Javier de Nasca en la ciudad de Nazca, Perú. El 6 de julio de ese año, fueron desenterrados y llevados de regreso a Buenos Aires por una comisión de la Armada Argentina y la Armada del Perú. Hoy descansan en el panteón de la armada argentina en el Cementerio de Chacarita.

Fuentes históricas sobre el Crucero de La Argentina

Desde que Mitre publicó por primera vez sobre el crucero de Bouchard en 1864, no se había añadido mucha información. Ángel Carranza menciona en su libro los intentos fallidos de obtener información de Filipinas. Lewis Winkler Bealer en su estudio sobre "Los corsarios de Buenos Aires" solo menciona una breve publicación de un inglés que estuvo en Manila durante el bloqueo.

Por lo tanto, la información era escasa y venía solo de los oficiales que participaron en la expedición. Los principales documentos eran: el diario del propio Bouchard, la narración de Espora, el manuscrito de Piriz, los escritos de Manrique y las declaraciones del Dr. Copacabana en el juicio en Chile.

Esta situación hizo que el crucero y su capitán fueran muy criticados, incluso por historiadores reconocidos:

"...la historia de este viaje solo tiene como fuente al propio Bouchard. Dice haber controlado una revuelta, impedido la venta de personas para trabajo forzado en Madagascar, repelido corsarios en Indonesia, bloqueado Manila por seis meses, establecido un tratado de paz y ayuda mutua con el rey Kamehameha de Hawái y otras aventuras increíbles..."

También se cuestiona la veracidad del relato de Mitre:

“…Cometer los muchos y, a veces graves errores en su relato. Cochrane, por ejemplo, afirma que el diario de navegación de Bouchard no fue escrito día a día, sino rehecho después, cambiando los eventos e incluso contando cosas que no habían sucedido…” “…Bartolomé Mitre, que se ha esforzado en darle a la campaña de Bouchard un brillo de heroísmo muy exagerado, y en el que no se cuentan las acciones violentas e irregulares cometidas por este…”

En 2014, se planteó la necesidad de conseguir nuevas fuentes para conocer más a fondo los sucesos de la expedición. Los hermanos Rossi Belgrano se dedicaron a esta tarea, reuniendo: informes del Gobernador General de Filipinas Mariano Fernández de Folgueras, informes del Gobernador de las Marianas José de Medinilla y Pineda, diario del Capitán Vasiliy Golovnin, diario del Capitán Louis de Sausete de Freycinet, narración de John Melvin, diario del Capitán Caleb Reynolds, documentos de Bouchard del Archivo de Estado de Hawái, diario de Francisco de Paula y Marín, etc. Todo este material nuevo permitió reconstruir completamente la expedición, confirmando que los testimonios de Bouchard y sus compañeros de viaje son verdaderos y se ajustan a los hechos.

Bouchard en la literatura juvenil

En 1955, la editorial argentina Acme Agency incluyó en la colección de libros para jóvenes Robin Hood la novela Bouchard, el corsario del escritor Eros Nicola Siri. Esta obra narra las experiencias del marino durante sus campañas por la independencia de Argentina y Perú. El libro tiene ilustraciones en blanco y negro y una cubierta ilustrada por Pablo Pereyra con el formato amarillo característico de la colección.

En 2007, el historiador argentino Felipe Pigna lanzó una colección de historietas sobre héroes y eventos argentinos, titulada La Historia Argentina por Felipe Pigna. El octavo número es Bouchard, el corsario de la patria. El guion fue escrito por Felipe Pigna, Esteban D´Aranno y Julio Leiva, y las ilustraciones por Miguel Scenna. El diseño de la cubierta de la Editorial Planeta se inspiró en la colección de Asterix. Esta obra recibió una crítica negativa como material escolar por parte de la Comisión de Estudios Históricos del Instituto Nacional Browniano.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Hippolyte Bouchard Facts for Kids

  • Corsarios en la independencia argentina
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Hipólito Bouchard para Niños. Enciclopedia Kiddle.