Antonio de Orleans para niños
Datos para niños Antonio de Orleans |
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Duque de Montpensier, infante de España | ||
Antonio de Orleans, duque de Montpensier (1851) por Federico Madrazo, Palacio Real de Madrid.
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Información personal | ||
Nombre completo | Antonio María Felipe Luis de Orleáns | |
Otros títulos | III duque de Galliera | |
Nacimiento | 31 de julio de 1824 Neuilly-sur-Seine, Francia |
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Fallecimiento | 4 de febrero de 1890 (65 años) Sanlúcar de Barrameda, España |
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Sepultura | Panteón de Infantes del monasterio de El Escorial | |
Familia | ||
Casa real | Casa de Orleans | |
Padre | Luis Felipe I de Francia | |
Madre | María Amelia de las Dos Sicilias | |
Consorte | Luisa Fernanda de Borbón | |
Hijos | véase descendencia | |
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Firma | ||
Escudo de Antonio de Orleans
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Antonio de Orleans, duque de Montpensier (Neuilly-sur-Seine, 31 de julio de 1824 - Sanlúcar de Barrameda, 4 de febrero de 1890 fue el hijo menor del rey de los franceses Luis Felipe I y de María Amelia de Borbón-Dos Sicilias, princesa de las Dos Sicilias y nieta del rey Carlos III de España por su hijo, Fernando.
En 1846 se casó en Madrid con María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II. Su residencia habitual a partir de 1849 fue el Palacio de San Telmo de Sevilla. Se considera que financió el destronamiento de Isabel II en 1868 y la muerte del general Prim en 1870. Su hija María de las Mercedes se casó con Alfonso XII en 1878.
Contenido
Biografía
Primeros años
Sus padres, Luis Felipe de Orleans y María Amelia de Borbón, se casaron en 1809 en Palermo y tuvieron diez hijos. En 1814 la familia se instaló en el Palais-Royal de París. La familia solía retirarse a una finca de 200 hectáreas de su propiedad en Neuilly-Sur-Seine. En este lugar nació, el 31 de julio de 1824, el menor de sus hijos. Le llamaron Antonio por su tío, Antonio Felipe de Orleans, muerto en 1807, durante el exilio de la familia en Inglaterra. Este hijo recibió el título de cortesía de duque de Montpensier. Fue bautizado el 9 de septiembre, siendo sus padrinos Luis Antonio de Borbón y su esposa, María Teresa Carlota de Borbón.
La Revolución de 1830 logró que el rey de Francia, Carlos X de Borbón, abdicase el 2 de agosto. Los diputados eligieron como rey de los franceses a Luis Felipe de Orleans. Este se presentó ante la multitud en un balcón de Hôtel-de-Ville acompañado por sus cinco hijos varones.
Los hijos adquirieron la dignidad de príncipes. Antonio era el hijo favorito de su padre, porque le tuvo cuando ya tenía más de cincuenta años y porque consideraba que se parecía mucho a él. También era el favorito de su tía Adelaida de Orleans, asesora de Luis Felipe.
Cuando Luis Felipe ascendió al trono la familia se trasladó a vivir al Palacio de las Tullerías. No obstante, continuaban pasando temporadas en su finca de Neuilly-Sur-Seine, así como en el castillo de Eu, en Normandía, y en el castillo de Randan, en la Auvernia.
En 1832 el rey eligió a Antoine de Latour como preceptor particular de Antonio de Orleans. Este había ejercido como profesor en el Collège Royal de Bourbon y en Liceo Enrique IV y, ardiente defensor de los ideales católicos y monárquicos, pasó luego a servir en el Palacio de las Tullerías. El duque de Montpensier le nombraría en 1843 secretario suyo, cargo que ocuparía más de treinta años.
A partir de 1834 continuó sus estudios en el Liceo Enrique IV, aunque Latour continuó velando por su progreso académico. En este centro también estudiaron sus hermanos mayores. Aquí tuvo como compañeros a su futuro cuñado, Francisco de Asís de Borbón, y el hermano de este, Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. En la infancia, Antonio de Orleans se enemistó con Enrique de Borbón por pequeñas envidias y rencillas personales.
En 1840 entró en la Escuela Politécnica, donde estudió para ser oficial del ejército. Salió como teniente y fue destinado al 3.er Regimiento de Artillería en Metz.
El 13 de julio de 1842 el primogénito de Luis Felipe, Fernando, murió en un accidente de carruaje en Neuilly-sur-Seine.
En febrero de 1844 embarcó en Marsella con destino a Argelia. Allí combatió contra las fuerzas de Abd al-Qádir. El 14 de marzo de 1844 fue herido en el hombro y en el ojo en un combate en Mehonnesch, estando al frente de una compañía de la Legión Extranjera en la que había muchos españoles. Se distinguió en Biskra y fue ascendido a comandante.
En 1845 su padre le encargó que hiciese un viaje diplomático en su nombre por el Mediterráneo Oriental. En primer lugar, visitó Túnez, donde Ahmed-Bacha-Bey le colmó de regalos, y fue a la catedral de San Luis. Posteriormente visitaron Alejandría, El Cairo y Constantinopla. Finalmente, fueron a Atenas el 12 de septiembre. Visitaron la Acrópolis acompañados por el rey griego Otón I y su esposa, Amalia de Oldemburgo, lo que quedó inmortalizado en un cuadro de Dominique Papety. Latour, que fue su acompañante, escribió un libro sobre el viaje que fue editado en París en 1847 y en Sevilla en 1849.
Luego regresó a Argelia. En abril de 1846 fue nombrado coronel. El 11 de septiembre fue nombrado mariscal de campo y fue destinado como comandante en jefe a la Escuela de Artillería de Vincennes. Mientras ocupaba este cargo, residió en el castillo de esa localidad. También le fue concedida la Legión de Honor por sus servicios.
Según Víctor Hugo, Antonio de Orleans tuvo por estas fechas un romance con una mujer casada apellidada Beausire, que era cantante de ópera.
Matrimonio con María Luisa Fernanda de Borbón
La regente de España, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, se exilió a Francia en 1840. En París, mantuvo una estrecha relación Luis Felipe y proyectó que su hija menor, María Luisa Fernanda, se casase con Antonio de Orleans. María Cristina regresó a España en 1844, donde mantuvo esta intención.
Luis Felipe y la reina Victoria de Inglaterra se reunieron en el castillo de Eu junto con sus respectivos ministros, François Guizot y lord Aberdeen para convenir el matrimonio de Isabel II de España en 1845. En dicho acuerdo se estableció que Luis Felipe y Victoria no procurarían que Isabel II se casase con miembros de las casas de Orleans o de Coburgo, que los gabinetes ingleses y españoles intentarían que Isabel II contrajese matrimonio con un Borbón (especialmente con el conde de Trápani) y que María Luisa Fernanda de Borbón solo podría casarse con el duque de Montpensier cuando la reina española ya tuviese descendencia.
El acuerdo formal de matrimonio entre María Luisa Fernanda y el duque de Montpensier se llevó a cabo en Pamplona en septiembre de 1845. Al acto acudieron María Cristina, el presidente Narváez, el ministro Francisco Martínez de la Rosa, los duques de Nemours y Aumale (en representación del rey de los franceses) y Charles-Joseph Bresson, embajador de Francia en España.
En el verano de 1846 pasó a ser ministro inglés de Exteriores lord Palmerston, conocido francófobo. El ministro francés François Guizot temió que se fuesen a producir intentos de casar a Isabel II con un Coburgo.
Los acuerdos de Eu indicaban que el duque de Montpensier tenía que esperar a que Isabel II tuviese descendencia antes de casarse con María Luisa pero Luis Felipe no estaba dispuesto a perder el tiempo y acordó con María Cristina que sus dos hijas se casasen simultáneamente. La reina Victoria protestó mediante una carta fechada el 10 de septiembre dirigida a la esposa de Luis Felipe, María Amelia, y retiró de España a su embajador Henry Bulwer.
El 18 de septiembre el presidente Francisco Javier de Istúriz hizo público el doble enlace. Algunos sectores progresistas consideraron el matrimonio entre la española María Luisa y el francés Antonio de Orleans como una subordinación a Francia. En las Cortes, el enlace de Isabel II con Francisco de Asís recibió el voto a favor de los 178 diputados pero para el matrimonio de María Luisa con el duque de Montpensier 18 diputados abandonaron el hemiciclo y José María Orense votó en contra.
El 22 de septiembre de 1846 el presidente Istúriz y el embajador francés Bressons firmaron el contrato matrimonial entre Antonio y María Luisa.
El duque de Montpensier emprendió el camino a España con una comitiva en la que se incluían su hermano Aumale, su secretario Antoine de Latour, su ayudante el coronel Thierry, otros oficiales, pintores y el escritor Alejandro Dumas. El 2 de octubre de 1846 fueron recibidos en el paso de Behovia con un arco triunfal con el escudo real y las banderas entrelazadas de Francia y España. Allí estaban los marqueses de Santa Cruz y Tovar, el duque de Ahumada y el conde de Sevilla la Nueva. Fueron aclamados en Irún, Mondragón y Vitoria. Pasaron por Miranda del Ebro y llegaron a Burgos el 4 de octubre, donde fueron recibidos por el capitán general y asistieron a una función de teatro y un baile. El 5 de octubre descansaron en Buitrago y al día siguiente llegaron a Madrid.
La prensa prestó poco interés a la llegada del duque a Madrid y un grupo de ciudadanos protestó contra él en el Monumento a los Caídos el Dos de Mayo.
El 10 de octubre, unas horas antes de la boda, tuvo lugar una reunión de la Orden del Toisón de Oro en la que se le nombró caballero por decisión de Isabel II.
La noche del 10 de octubre de 1846 tuvieron lugar las bodas en el salón de Embajadores del Palacio Real, oficiadas por Juan José Bonel y Orbe. La madrina común de todos los contrayentes fue María Cristina. El duque de Ahumada apadrinó al duque de Montpensier y a María Luisa. El infante Francisco de Paula fue el padrino de Isabel II y Francisco de Asís. Fueron testigos del doble enlace los duques de Bailén, de Castroterreno y de Riánsares, los jefes del palacio, el conde de Bressons y el barón de Athalin.
La mañana del 11 de octubre los contrayentes llevaron a cabo el rito de las velaciones en la basílica de Atocha con presencia de ministros, grandes de España, los presidentes del Congreso y del Senado y los miembros de servicio del Palacio Real. También acudió el cuerpo diplomático, con la ausencia de los ingleses.
Para celebrarlo, tuvieron lugar numerosas corridas de toros en la Plaza Mayor de Madrid, fuegos artificiales, fuentes de vino y leche, actuaciones de música tradicional española y de otros países, bailes y obras de teatro. María Luisa y Antonio visitaron el Palacio de Aranjuez, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el Palacio de la Granja de San Ildefonso. Fueron con la reina y su marido a ver representaciones en el Teatro de la Cruz y en el Teatro del Príncipe. El pintor Pharamond Blanchard pintó varios acontecimientos de estos días que, posteriormente, decorarán las paredes del Palacio de San Telmo de Sevilla.
El 22 de octubre el duque de Montpensier y su esposa se marcharon a Francia y se instalaron en el castillo de Vincennes.
Pretendiente al trono de Ecuador
El expresidente de Ecuador, Juan José Flores, se tuvo que exiliar a Europa. En Inglaterra le encomendó al general irlandés Ricardo Wright reclutar mercenarios, conseguir armamento y adquirir naves de guerra para invadir Ecuador. En Francia propuso convertir Ecuador en una monarquía a cargo de un europeo con él como regente. En Nápoles, el duque de Rivas, embajador español ante esa corte, escuchó sus planes de colocar a un monarca español al frente del Ecuador y ampliar el país con territorios vecinos. María Cristina y el gobierno español brindaron un apoyo informal y, a finales de 1846, Flores contaba con unos 1 500 hombres acuartelados en el puerto de Santander para este proyecto.
Para Michelena, el dinero para el proyecto provendría de Luis Felipe de Orleans. Manuel Moreno, embajador argentino en Londres, sospechaba también que detrás de todo estaba Luis Felipe, que buscaba que su hijo, el duque de Montpensier, llegase a reinar en América, a través de su matrimonio con María Luisa de Borbón.
Por la protesta de la opinión pública inglesa y de las gestiones de las legaciones hispanoamericanas, especialmente la de Perú, el ministro lord Palmerston confiscó los barcos que se encontraban en ese país para este proyecto e inició un juicio contra los responsables. Flores fue a Inglaterra para defenderse y conseguir la devolución de los barcos. Sin embargo, corrió riesgo de ser enjuiciado por los ingleses y optó por marcharse a España, pasando por París. No obstante, el gabinete español que le había apoyado se había visto obligado a dimitir.
Revolución de 1848
El 24 de febrero de 1848 el pueblo de París levantó barricadas en las calles y una multitud se dirigió al Palacio de las Tullerías cuando se encontraban allí Luis Felipe, el duque de Montpensier, María Luisa de Borbón y Clementina de Orleans, esposa del príncipe de Sajonia-Coburgo-Gotha. Luis Felipe abdicó en su nieto Felipe, de nueve años, y confió la regencia a la madre de este, Elena. Esto no impidió que la Asamblea Nacional de Francia proclamase la Segunda República. El duque acompañó a su padre a los carruajes que le esperaban en la Plaza de la Concordia pero no pudo regresar al palacio debido a la muchedumbre. Entonces montó a caballo y siguió a Luis Felipe hasta Saint-Cloud. Previamente, había confiado la guarda de María Luisa y Clementina a la servidumbre, y en particular a Jules de Lasteyre. Cuando la multitud entró en el palacio, Lasteyre ayudó a escapar a María Luisa entre la gente, sin que los revolucionarios reparasen en ella. Este abandono de María Luisa por parte del duque de Montpensier fue usado por sus adversarios para acusarle de cobardía.
Leopoldo I de Bélgica puso a disposición de la familia real francesa la residencia de Claremont House, cercana a Londres. El 29 de febrero María Luisa logró llegar a Claremont House, donde se reunió con su marido.
La "corte chica" del Palacio de San Telmo
Con su matrimonio, el duque de Montpensier se había saltado los acuerdos de Eu a los que se había llegado con Inglaterra. El ministro inglés lord Palmerston le hizo saber al duque de Montpensier que no era bien recibido en su país. Luisa María de Orleans, esposa de Leopoldo I de Bélgica, escribió a Luis Felipe que el destino más adecuado para el duque y su esposa era España.
El 12 de marzo de 1848 el duque de Montpensier y su esposa María Luisa fueron recibidos por Leopoldo I en Ostende. El 28 de marzo embarcaron con destino a España. Llegaron a San Sebastián el 2 de abril. El 7 de abril llegaron a Madrid.
Sus propiedades francesas habían sido confiscadas por los revolucionarios y, llegados a Madrid, solicitaron el pago de lo que restaba de la herencia de Fernando VII, que eran cerca de 57 millones de reales, y también pidieron el pago de los tres millones de reales anuales que el Estado había fijado para la infanta. Estas demandas en un mal momento para la hacienda pública provocaron el disgusto del Gobierno. Además, Isabel II aún no había tenido descendencia y podía darse la circunstancia de que el duque de Montpensier la tuviese antes con María Luisa, dando un heredero al trono de la casa de Orleans.
Les fue ofrecida como residencia el Palacio de Aranjuez. El duque de Montpensier se interesó más por algunos palacios madrileños, entre los que estaban el del marqués de Salamanca y la Moncloa y Narváez se opuso. Finalmente, el Gobierno, que los quería lejos de la capital de España para que no interviniesen en política, le propuso al matrimonio el traslado a Sevilla y ellos aceptaron.
... Todos los males de la patria provenían del matrimonio de la reina. Habría sido muy acertado casarla con Montpensier, que era gran príncipe, un político de talento, y el hombre más ordenado y administrativo que teníamos en las Españas. Todas las cuentas de su caudal y hacienda las llevaba por Debe y Haber; no dejaba salir nada para vanidades o cosas superfluas y metía en casa todo lo que representaba utilidad. Los que le critican —añadía— por vender naranjas de los jardines de San Telmo, son esos manirrotos que no saben mirar el día de mañana, y viviendo solo en el hoy dan con sus huesos en un asilo. Si viniera una revolución gorda y hubiera que cambiar la monarquía, ninguno como ese para hacernos andar derechos y ajustarnos las cuentas; créanlo, ninguno como ese Montpensier.
—Benito Pérez Galdós, La de los tristes destinos.
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El matrimonio llegó a Carmona el 6 de mayo, donde fue recibido por el capitán general Ricardo Shelly Commenford, el alcalde de Sevilla Francisco Javier Cavestany Catalán y otras personalidades. Entró en Sevilla el 7 de mayo. El pueblo no participó en el recibimiento pero sí lo hicieron las instituciones locales.
Antonio y María Luisa se alojaron primero en el palacio arzobispal, siendo cardenal y arzobispo Judas José Romo y Gamboa, mientras se preparaba el Alcázar, al que se trasladaron el 12 de mayo. Isidro de las Cagigas de Argos, funcionario del Alcázar, pasó a ser secretario personal del duque.
El 13 de mayo tuvo lugar en Sevilla un alzamiento militar, dirigido por el comandante Portal. El proyecto de los sublevados incluía detener al duque de Montpensier en el palacio arzobispal pero como ya se habían mudado esa parte del plan fracasó. Aquella noche se alzaron los cuarteles de la Gavidia y del Carmen. El duque se encontraba en el Teatro de San Fernando y fue escoltado hasta el Alcázar y, mientras tanto, la infanta se refugió en la casa consistorial. El 14 de mayo llevaron a la pareja en barco a San Juan de Aznalfarache, donde permanecieron hasta que el general Shelly derrotó a los sublevados. Un sargento rebelde, Carlos Sanz, fue apresado y condenado a muerte, pero fue indultado por Isabel II gracias a la intercesión de la infanta María Luisa.
En Sevilla, el duque de Montpensier se presentaba siempre con un sencillo frac negro pero en 1848 fue nombrado caballero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y, desde entonces, se presentaba en los actos públicos con el uniforme de maestrante, llevando el Toisón de Oro y la cruz de la Orden de Carlos III.
En mayo de 1849 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa emprendieron un viaje en barco en el que visitaron Cádiz, Gibraltar y Málaga. Luego fueron a Ronda, donde les recibió la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Siguieron hasta Antequera y llegaron a Granada, donde visitaron la Alhambra. Estando en Granada, el duque decidió comprar el Palacio de San Telmo de Sevilla, un edificio público. Finalmente, la venta fue aprobada por real orden del 16 de junio de 1849.
Seguidamente visitarían los pueblos granadinos de Lanjarón, Órgiva, Capileira y Bérchules. Tras esto, se trasladaron de nuevo a Málaga, donde tomaron un barco. Pasaron por Ceuta el 7 de julio, donde el alcalde les comunicó que la ciudad necesitaba un faro y el duque decidió costear buena parte de su construcción.
Regresaron a Sevilla, desde donde el duque y su esposa se trasladaron a Sanlúcar de Barrameda para pasar el resto del verano de 1849. Estaban invitados a la finca El Picacho por María Josefa Díez de Saravia, viuda de Cortés. Se instalaron en el Palacio de San Telmo a principios de septiembre de 1849.
La compra del Palacio de San Telmo se formalizó el 15 de abril de 1850. El duque también adquirió inmuebles cercanos: una antigua fábrica (situada donde estuvo el convento de San Diego) que convirtió en caballerizas y dependencias para el servicio, la huerta de la Isabela y otros terrenos. El palacio pasó a tener unos jardines de más de 30 hectáreas, a cargo de un jardinero mayor, André Lecolant, y de un jardinero menor, Julio Hubert. El duque instaló en el jardín dos pabellones, la Casa de las Yeguas y la Casa de las Vacas, para exponer razas selectas de estos animales.
El verano de 1850 Antonio y María Luisa repitieron su estancia en El Picacho, en Sanlúcar de Barrameda.
En 1851 Rafael Esquivel fue gestionando, en nombre del duque, la adquisición de varios inmuebles y solares sobre los que comenzó la construcción del Palacio de Orleans-Borbón, la primera construcción de tipo historicista oriental de España. Se adquirieron casas con pequeñas bodegas y jardines, la casa que pertenecía la Fundación Francisco de Paula Rodríguez, la que fue casa-hospital de la madre Ignacia y el edificio y jardines del seminario conciliar. A estos inmuebles se añadió el antiguo convento de la Merced. Finalmente, se aunó una parcela de 10.000 metros cuadrados, de los cuales dos tercios se destinaron a jardines. Los jardines fueron diseñados por Lecolant y Hubert y se pusieron a cargo de Francisco Morón, que también se encargó de los jardines de San Telmo cuando Lecolant regresó a Francia. En 1852 el duque adquirió el abandonado Jardín Botánico de la Paz, desde cuyos pozos hizo canalizaciones para regar los jardines de su palacio sanluqueño. También compró la Hacienda Torrebreva, que incluía numerosas fincas. Una parte de estas fueron plantadas con viñedos y otras se dedicaron a la caza. El palacio fue inaugurado en 1854. El Estado acondicionó una parte del Castillo de Santiago de esta localidad como cuartel y caballerizas, para que acogiese a las tropas que debían de escoltar al duque y a la infanta.
El duque y la infanta financiaron la restauración del Santuario de Nuestra Señora de Regla de Chipiona, cerca de Sanlúcar de Barrameda, que tuvo lugar entre 1851 y 1852.
El duque de Montpensier y su esposa visitaron Villamanrique por primera vez en abril de 1851 y adquirieron en este municipio el antiguo palacio del conde de Altamira, del siglo XVI para usarlo en las temporadas de caza. El palacio fue reformado, conservándose elementos arquitectónicos significativos. Fue dotado de una pequeña central eléctrica para satisfacer las necesidades domésticas. El inmueble fue heredado por la primogénita, María Isabel de Orleans, condesa de París. En su honor, el municipio cambió su nombre por Villamanrique de la Condesa.
El duque de Montpensier y su esposa estuvieron presentes en junio de 1851 en Pentecostés en el santuario del Rocío y en la procesión y fueron nombrados hermanos mayores perpetuos de la Hermandad Matriz de Almonte desde entonces. Fueron a ver a la Virgen del Rocío frecuentemente durante las décadas de 1850 y 1860. Para 1853 también habían sido nombrados hermanos mayores de la Hermandad del Rocío de Triana y de la de Coria del Río.
El duque de Montpensier y la infanta María Luisa contribuyeron a engrandecer el ajuar de la Virgen. También realizaron donaciones de dinero que se emplearon en distintos conceptos. A mediados del siglo XIX se quisieron sustituir las antiguas andas de madera por otras de plata de ley y donaron cuatro varales. También es muy posible que costeasen dos candelabros para mesa de altar que tienen su escudo heráldico y se conservan en la Parroquia de Almonte.
A principios de marzo de 1852 el duque de Montpensier, la infanta María Luisa y sus hijas Isabel y Amalia visitaron Valencia. Desde allí partieron el 18 de abril en el buque Isabel II, dispuesto por el gobierno, a Palma de Mallorca, alojándose en el palacio del marqués de Sollerichi. Desde allí se desplazaron a Sóller, al Castillo de Bellver y a la Cartuja de Valldemosa. El 23 de abril se marcharon a Mahón, en Menorca. Desde allí, partieron en un viaje por Italia, Alemania e Inglaterra. En este último país, fueron recibidos por la reina Victoria y su marido Alberto en Londres. Fueron invitados por ellos al Castillo de Windsor. Luego fueron con la familia real inglesa a las carreras en el Hipódromo de Ascot. El 16 de julio el duque de Montpensier y su familia embarcaron en el vapor Isabel II en Portsmouth con destino a Galicia, donde visitaron Ferrol, La Coruña, Santiago de Compostela, Padrón, Pontevedra, Orense y Vigo, desde donde zarparon con destino a Lisboa. Salieron de esta última ciudad el 12 de agosto a bordo del Isabel II con destino a Cádiz y pasaron el resto de aquel verano en su palacio de Sanlúcar de Barrameda.
En 1854 el duque de Montpensier adquirió la casa de Castilleja de la Cuesta donde murió Hernán Cortés en 1547 para que sirviese de residencia de recreo a su familia durante la primavera. Este inmueble se encontraba en ruinas y fue sometido a una profunda reforma. También se dedicó a coleccionar objetos y libros relacionados con México que reunió en esta vivienda, en un lugar que llamó Salón de Hernán Cortés.
Antonio de Orleans también se dedicó a hacer inversiones en terrenos agrarios, que cultivaba con las nuevas tecnologías del momento, como cañas de metal para el regadío y maquinaria inglesa de vapor. Entre ellos pueden citarse la Huerta del Vado Grande en Alcalá del Río y las haciendas de Majaloba en La Rinconada, Gambogaz en Camas y Los Cerros de Quinto en Dos Hermanas.
El 11 de marzo de 1854 el duque de Montpensier, la infanta María Luisa y María Amelia de Borbón-Dos Sicilias visitaron el Monasterio de La Rábida. Estos donaron 7 000 reales de vellón para la restauración del monasterio. La inauguración de la restauración tuvo lugar el 15 de abril de 1855. Asistió el duque de Montpensier y María Luisa de Borbón, el duque de Nemours y su esposa Victoria de Sajonia-Coburgo-Kohary, y las autoridades civiles y militares de la provincia de Huelva y de los municipios de Palos de la Frontera y Moguer.
En 1855 fue nombrado caballero de la Orden de Calatrava. En febrero de 1856 fue nombrado comendador mayor de Aragón de esta orden.
En 1856 un grupo de monárquicos mexicanos le ofreció ser rey de México pero él no respondió. Maximiliano de Habsburgo-Lorena se interesó por esta propuesta años más tarde.
El duque y su esposa se integraron en la sociedad sevillana. En muchas ocasiones el duque llevaba la espada de san Fernando el 23 de noviembre, en la conmemoración de la reconquista de Sevilla. La familia también acudía a la procesión del Corpus Christi y tenían una caseta en la Feria de Abril, que consistía en una tienda marroquí conseguida por el mariscal Bugeaud en la batalla de Isly. En la feria, el duque y su esposa otorgaban premios en metálico a los mejores criadores de ganado.
En junio de 1857 los duques, de camino a Inglaterra, pasaron por Asturias. Antonio de Orleans mandó esculpir una cruz en la Peña de la Covacha de la localidad de Llueves de Cangas de Onís, donde se dice que murió Favila al ser atacado por un oso, al ser imperceptible la cruz que allí había y en un lugar de Covadonga llamado El Repelao, donde se dice que Pelayo fue proclamado rey, mandó levantar un obelisco coronado por la Cruz de la Victoria. Posteriormente visitaron Pola de Siero, Avilés, Luanco y Oviedo. El 17 de junio visitaron Gijón. Salieron de Asturias en el vapor Ulloa, que los llevó a Inglaterra. El 24 de octubre visitaron Barcelona y varias localidades de la provincia. El 25 de octubre visitaron el Monasterio de Montserrat, donde fueron recibidos autoridades catalanas. El monasterio se encontraba en un estado semiruinoso y Antonio de Orleans instó a la constitución de una junta de restauración artística del lugar y abrió una suscripción pública para tal fin. El duque donó al monasterio un Cristo de coral con una cruz afiligranada de oro y la infanta donó una mariposa de brillantes. El duque encargó dos cuadros de su visita al monasterio al pintor catalán Jolch, que decoraron las paredes del Palacio de San Telmo.
En 1858 el duque y la infanta patrocinaron la Exposición Agrícola, Industrial y Artística de Sevilla.
En 1858 Isabel II nombró al duque de Montpensier capitán general del ejército.
La presencia del duque y la infanta atrajo al Palacio de San Telmo a miembros de la aristocracia española y europea, sobre todo en sus fiestas primaverales. Su estancia también supuso un revulsivo para la economía local y muchas tiendas de las calles Tetuán, Sierpes, Cuna o Chapineros presumían de ser sus proveedores.
Isabel II se refirió al ambiente del Palacio de San Telmo como la "corte chica".
Antonio de Orleans realizó en Sevilla una importante labor de mecenazgo. A San Telmo llegaron grandes pintores como Pharamond Blanchard, Eugène Delacroix, Adrien Danzats o John Frederick Lewis. A las obras del duque (pintura española y francesa principalmente con algunos retratos de Franz Xaver Winterhalter) y de su esposa (cuadros de Goya, Vicente López y frescos del palacio de Vista Alegre) se sumaron obras costumbristas encargadas a Joaquín Domínguez Bécquer, José Escacena y Diéguez, Eduardo Cano de la Peña, Antonio Cabral Bejarano, Antonio María Esquivel, Manuel Rodríguez de Guzmán, Rafael Díaz de Benjumea y José María Romero y López. La colección también albergó obras de Federico Madrazo (que realizó un retrato de Cecilia Böhl de Faber por encargo del duque en 1858), Edward Gerhardt, Stanislas Gorin y Alfred Dehodencq, este último al servicio del duque a su llegada a Sevilla en noviembre de 1850.
Cecilia Böhl de Faber (escritora que firmaba como Fernán Caballero) conoció a Antonio de Orleans en Sanlúcar de Barrameda en el verano de 1853 y juntos entablaron una amistad que se hizo más estrecha a partir de 1856. La escritora también entabló amistad con Antoine de Latour, al que introdujo en temas hispánicos.
En 1856 Cecilia escribió la obra La familia Alvareda, donde hablaba de las ruinas de la ermita de la Virgen de Valme, a las afueras de Dos Hermanas, relacionada con la historia de san Fernando. El duque y la infanta financiaron la restauración del pendón de san Fernando que se encontraba en las ruinas de esa ermita como ex-voto y lo entregaron al Ayuntamiento de Dos Hermanas el 1 de mayo de 1857. El 29 de mayo de 1859 nació el primer hijo varón del duque, al que puso por nombre Fernando. Al día siguiente, festividad de ese santo, el duque escribió al cardenal-arzobispo Manuel Joaquín Tarancón y Morón para decirle que quería restaurar la ermita. Las obras tuvieron lugar ese mismo verano.
El duque y la infanta tenían también un gran interés por la música. Patrocinaron la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia y presidieron anualmente un concurso musical de la diputación provincial. Lograron aunar una extensa biblioteca dedicada a este tema que se conserva en la Biblioteca Insular de Las Palmas de Gran Canaria.
El duque de Montpensier y la infanta María Luisa vivían con mucha intensidad la Semana Santa en Sevilla. Muchas hermandades les hicieron hermanos: el Gran Poder (1848), la Virgen de la Paz, la Virgen del Amparo, la Soledad, Pasión (1849), la O, las Tres Necesidades, la Quinta Angustia (1851) o la de la Virgen de la Salud. Los duques realizaban importantes donativos y acudían a los principales actos de estas cofradías. Gracias a ellos, la Hermandad de Montserrat pudo volver a procesionar después de setenta y seis años. Fueron nombrados hermanos mayores de Montserrat en 1851.
En 1850 la infanta María Luisa manifestó al alcalde Francisco de Paula Castro y Oscáriz su deseo de que se recuperase la procesión del Santo Entierro. El ayuntamiento se encargó de organizarla aquel año con las hermandades y, en 1854, se repitió.
El duque y la infanta también ejercieron la caridad. Contribuyeron con donativos a los hospitales y asilos de la ciudad y daban limosnas en fechas señaladas. El 1 de enero de 1850 María Luisa creó la Sociedad de Beneficencia Domiciliaria, para atender a los enfermos pobres de la ciudad en sus propias casas. En la riada de 1856 el duque y su esposa visitaron en barca las parroquias más afectadas y repartieron limosnas.
En 1859 el periodista Manuel María de Santa Ana empezó a publicar el periódico La correspondencia de España, financiado por Antonio de Orleans. En 1860 era ya el periódico más vendido de Madrid, con una tirada de superior a los 25 000 ejemplares.
En 1859 el duque se desplazó de nuevo a Inglaterra. Estuvo unos meses en Claremont House con su madre. El 22 de marzo de 1860 fue recibido en el Palacio de Buckingham de Londres por la reina Victoria.
En 1861 el duque recibió en Sevilla a la emperatriz consorte de Austria (conocida como Sissi), que regresaba de un viaje a Madeira.
En 1862 el duque de Montpensier, su mujer María Luisa y sus seis hijos acudieron a la Exposición Universal de Londres.
El 18 de septiembre de 1862 Antonio y María Luisa recibieron en la estación de Plaza de Armas de Sevilla a la reina Isabel II con sus dos hijos: Isabel, de diez años, y Alfonso, de cinco. El marido de la reina, Francisco de Asís, se quedó Córdoba una jornada más por encontrarse indispuesto y llegó a Sevilla al día siguiente. La familia real se alojó en el Palacio de San Telmo hasta que se marchó, con destino a Cádiz, el 26 de septiembre. El 3 de octubre, a su regreso de Cádiz, la familia real volvió a alojarse en San Telmo hasta que se marcharon de la ciudad tres días después.
En agosto de 1866 progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende para derrocar a Isabel II. En noviembre de 1866 María Luisa, aconsejada por su marido, viajó a Madrid para decirle a Isabel II que diese un cambio drástico a su política. La reina consideró esto una injerencia inexcusable del matrimonio en asuntos de Estado y la infanta regresó a Sevilla sin conseguir nada. La "corte chica" del duque de Montpensier empezó a recibir el apoyo de todos los descontentos con el gobierno y contó con el apoyo de los políticos y militares de la Unión Liberal.
En enero de 1867 el duque de Montpensier mandó a un oficial de su casa a Cádiz para asegurarse el apoyo del expresidente del Congreso de los Diputados, Antonio de los Ríos Rosas, y de sus compañeros, que se encontraban allí para embarcar hacia su exilio en las Islas Canarias.
En el otoño de 1867 los generales Fernando Fernández de Córdova, Francisco Serrano y Domínguez y Domingo Dulce y Garay, junto con otros cincuenta oficiales, acordaron ofrecerle la corona al duque de Montpensier en el caso de que esta quedase vacante. Fernando Fernández de Córdova se reunió con el duque y la infanta el 17 de enero de 1868 para informarles del acuerdo, pero según él estos no le dieron respuesta alguna.
En marzo de 1868 Narváez le dijo al barón Mercier de Lostende sobre el duque de Montpensier:
es cobarde como una liebre, y aunque sea lo suficientemente estúpido para imaginarse que podría reemplazar a la reina, es poco probable que se atreva a arriesgar en ese juego ni su persona ni su bolsa.
En mayo de 1868 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa partieron a Madrid a la boda de la infanta Isabel Francisca con Cayetano María Federico de Borbón. El duque aprovechó la ocasión para recomendarle a la reina Isabel II que se apartase de su amante Carlos Marfori, que consideraba que se había hecho repulsivo ante el país, de Luis González Bravo, que concitaba el odio de todos los liberales, y de las camarillas que se habían apoderado del gobierno de la nación. María Luisa le recomendó a la reina adoptar un sistema más liberal, más cercano a los progresistas y más coherente con el régimen constitucional. Isabel II ignoró estos consejos.
El destronamiento de Isabel II
Para financiar un levantamiento contra Isabel II, el duque de Montpensier obtuvo una hipoteca sobre el Palacio de San Telmo y sus fincas de Sanlúcar de Barrameda que prestó la Banca Coutts de Londres, de un total cinco millones setecientas cincuenta mil pesetas. La hipoteca fue levantada diez años más tarde, debiendo pagar un cinco por ciento de interés, en moneda de oro o plata. La infanta Eulalia dijo que su tío le había confesado todo aquello le costó un total de 16 000 000 de francos.
A principios de julio de 1868 el gobierno actuó contra los dirigentes revolucionarios. Se realizaron un gran número de apresamientos, entre ellos el de numerosos oficiales, en su mayoría pertenecientes a la Unión Liberal. Los generales Dulce y Serrano fueron hechos prisioneros en un fuerte de Cádiz para luego ser trasladados a las Islas Canarias, a donde también fueron a parar otros prisioneros. El 7 de julio el general Lasalla, capitán general de Andalucía, comunicó al duque y a la infanta su expulsión de España. El 16 de julio se dirigieron al Puerto de Bonanza, donde fueron remolcados hasta Cádiz. Allí tomaron la fragata Villa de Madrid, rumbo a Portugal.
En Lisboa, el rey Luis I de Portugal aconsejó al duque y a la infanta que se trasladasen a Inglaterra, Génova o Madeira, ya que Francia y España habían pedido a Portugal que no les recibiese con hospitalidad. Finalmente, el 24 de julio Luis I acudió a bordo del barco Villa de Madrid y decidió darles la hospitalidad solicitada, provocando las quejas del gobierno español. Al día siguiente el rey portugués invitó a comer al matrimonio al Palacio de Queluz y luego visitaron el Monasterio de los Jerónimos de Belém. Se instalaron en una casa de la calle de Santo Amaro de Lisboa. Desde ese lugar, el duque fue puntualmente informado de las maquinaciones contra Isabel II y su ayudante, el coronel Felipe Solís Campuzano, le mantenía en contacto con los conspiradores.
Cuando el general revolucionario Juan Prim y Prats se encontraba en Inglaterra, tras la fracasada Sublevación de Villarejo de Salvanés de 1866, solicitó a Antonio de Orleans unas 50 000 libras para financiar una revolución. El duque le envió 4 000 libras. Ante la protesta de Prim, este le envió 8 000 más. Se sabe que, con posterioridad, le envió más remesas de dinero. Sin embargo, este dinero no garantizó su lealtad. El 4 de agosto de 1868 Prim se encontró con el marqués de la Valette en Lyon, que le dijo que el emperador Napoleón III de Francia se oponía a que el duque de Montpensier fuese rey de España. Prim se comprometió a evitarlo, aunque la candidatura del duque al trono español siguió viva en algunos círculos de la Unión Liberal.
En septiembre de 1868 Antonio de Orleans envió a su ayudante Solís a Londres en un barco para traer a Prim a España y negociar con él la subida al trono de la infanta María Luisa. Prim no aceptó y dijo que su intención era convocar unas cortes constituyentes que decidiesen el destino de España.
En septiembre de 1868, Juan Bautista Topete, jefe del apostadero de Cádiz, se sublevó con una flota en la bahía gaditana. El 17 de septiembre llegaron a Cádiz los revolucionarios Prim, Sagasta y Ruiz Zorrilla. El duque financió la llegada en barco de los generales Dulce y Serrano a la península desde Canarias. Serrano aceptó las ideas de Prim y, el 19 de septiembre, hicieron pública una proclama. Sevilla se sublevó el día 19 de septiembre y el resto de Andalucía poco después.
El 28 de septiembre tuvo lugar la Batalla del puente de Alcolea, donde fueron derrotados los partidarios de Isabel II. La reina y su familia se marcharon a Francia el 30 de septiembre y el trono quedó vacante.
En diciembre de 1868 tuvo lugar una rebelión en Cádiz, en la que participó Fermín Salvoechea. Con la excusa de ponerse a disposición del general Antonio Caballero y Fernández de Rodas, que combatía a los rebeldes, Antonio de Orleans tomó un tren en Lisboa con destino a España el 11 de diciembre, desconociendo que la revuelta ya había sido reprimida el día antes. En Manzanares, telegrafió al gobierno para informar de sus planes. Cuando pasó por Córdoba fue informado de que el gobierno español le pedía que regrese a Portugal. Él obedeció, regresó a Manzanares y de ahí fue de nuevo a Lisboa.
El 31 de diciembre de 1868 Enrique de Borbón publicó en El imparcial un artículo en donde hablaba de la ambición al trono de su primo, el duque de Montpensier. Tras esto, se publicó en la prensa una supuesta provocación en forma de desafío a Enrique por parte del duque de Montpensier. El 28 de enero de 1869 Enrique publicó en Francia un texto titulado Una respuesta de actualidad, donde decía:
La noticia esparcida por varios periódicos es inexacta; y añadiré que la tendría por bienvenida si fuese cierta, no solamente como oportunidad de dar una lección a mi primo, sino para castigar en su persona, al hermano ávido de ocupar el trono de su cuñada, al refugiado ingrato a sus beneficios y al pretendiente extranjero.
El 1 de junio de 1869 las Cortes promulgaron una nueva constitución, que en su artículo 33 estableció que la forma política de la nación era la monarquía. Correspondía a las Cortes escoger un nuevo rey.
Isidro de las Cagigas de Argos, secretario personal del duque, falleció en la primavera de 1869, siendo sucedido por Rafael Esquivel y Castelló.
En 1869 las autoridades provinciales de Cádiz le pidieron al duque que regresase para que, con el trabajo de sus fincas, paliase la situación de miseria en que se encontraban los jornaleros. El duque y la infanta no vieron razones para permanecer en Lisboa y regresaron a España, llegando a Sanlúcar de Barrameda el 16 de junio.
Tras el regreso del duque a España, tuvieron lugar algunas protestas republicanas en Sevilla. El 16 de junio de 1869 los republicanos llevaron a cabo un gran mitin con 20 000 asistentes en la plaza de toros en el cual habló el diputado Fernando Garrido. El acto terminó con tres propuestas: que el comité republicano local telegrafiase a todos los de España para protestar contra la llegada de la familia del duque de Montpensier y que se nombrase una comisión encargada de comunicarle al ayuntamiento que pida la expulsión de Montpensier y de todos los borbones que volviesen a España y que indicase al gobernador civil el descontento con el que se había visto este regreso. El 18 de junio los republicanos sevillanos convocaron una manifestación en la Alameda de Hércules contra el duque de Montpensier a la que acudieron tres o cuatro mil personas. El día 6 de octubre tuvo lugar una revuelta republicana en Sevilla que hizo que el ejército tomase la ciudad y que se decretase el estado de sitio.
El día 7 de octubre de 1869 el duque de Montpensier se presentó él solo en Sevilla, visitó a las principales autoridades locales, recibió más tarde a estas autoridades en el Palacio de San Telmo y pasó por los cuarteles más famosos de la ciudad acompañado de un oficial. Luego regresó a Sanlúcar de Barrameda.
El 25 de octubre de 1869 el duque y su esposa regresaron al Palacio de San Telmo de Sevilla.
En 1870 Juan Bautista Topete propuso en el Consejo de Ministros la candidatura de Antonio de Orleans al trono. El duque, a su vez, se presentó a las elecciones para ser elegido diputado, pero no consiguió su escaño.
El duelo de Carabanchel
El 18 de enero de 1870 Enrique de Borbón, duque de Sevilla, publicó una carta en La Época dirigida al general Serrano. En ella arremetió contra Antonio de Orleans, diciendo:
Si el duque de Montpensier llevara su amenaza de ser rey o regente al punto grave de la conspiración que se lleva escondida, y al frente de la cual se hallan personas que excuso nombrar, me iré con quienes lo combatan, dispuesto a derramar contra la traición la última gota de mi sangre.
En febrero de 1870 el duque decidió ir a la Alhama de Aragón a tomar unos baños, pasando por Madrid. A su regreso, se detuvo de nuevo en la capital. Se alojó en una casa de su amigo Fermín Lasala y Collado en el número 113 de la calle Fuencarral. En esos días conoció el contenido de una hoja volante titulada A los montpensieristas, que le atacaba ferozmente, y que estaba firmada por Enrique de Borbón el 7 de marzo de 1870.
Antonio de Orleans le escribió una carta a Enrique de Borbón para preguntarle si el documento estaba escrito por él y este contestó que sí el 9 de marzo. Ese día hubo una reunión en la vivienda de la calle Fuencarral donde se concluyó que el general Juan Alaminos, Fernández de Córdova y Solís serían los padrinos y testigos del duque de Montpensier en un duelo contra Enrique.
María Luisa recibió la noticia en Sevilla y telegrafió a Antonio diciéndole "No te batas, despréciale". Para tranquilizarla, el duque de Montpensier le respondió "No me he batido y no me bato".
El 11 de marzo se reunieron en la casa de Fernández de Córdova los padrinos del duque de Montpensier y los representantes de Enrique de Borbón, que eran los diputados republicanos Federico Rubio, Emigdio Santamaría y Andrés Ortiz. Los representantes del ofendido tenían derecho a escoger el arma y escogieron pistolas. Se acordaron una lista de condiciones para el duelo. Los combatientes se situarían a nueve metros y, si los primeros disparos no dieran resultado, se acortaría la distancia a ocho. Entre las condiciones estaba que el combate no terminaría hasta que hubiese una herida y que se echaría a suertes el puesto que ocuparían los combatientes, teniendo en cuenta que el sol no les diera de cara. Se utilizarían dos pistolas compradas el día anterior en la casa Ormachea, situada en la calle Alcalá número 5.
La mañana del 12 de marzo de 1870 se reunieron en donde estaba el campamento militar de los Carabancheles. Se le pidió permiso al comandante en jefe para acceder a la Escuela Práctica de Artillería con la excusa de que iban a probar unas armas.
Tras medir la distancia de nueve metros les pareció a ambos que estaban demasiado cerca y propusieron aumentarla un metro, cosa que se llevó a cabo. Se echó a suertes quién debía disparar primero, resultando ganado Enrique. De igual modo, se echó a suertes el lugar donde iban a situarse y le tocó elegir al mismo. Enrique de Borbón disparó sin resultado y Antonio de Orleans también. Luego se propuso disminuir un metro la distancia, pero ambos prefirieron seguir a diez metros de distancia. Tras esto, disparó por segunda vez Enrique sin resultado. Luego disparó el duque de Montpensier y la bala impactó entre la caja y la llave de la pistola de su adversario partiéndose en dos: media bala quedó incrustada y la otra rompió un paño de Enrique sin llegar a penetrar el chaleco. Tras este incidente, los testigos concluyeron que podía ser momento para terminar el duelo, ya que las condiciones hablaban de que hubiese herida, por pequeña que fuera. Pero Enrique insistió en que la bala no le había hecho nada y el combate continuó. Enrique otro disparo sin resultado. Entonces el duque de Montpensier disparó e hirió a Enrique mortalmente en la cabeza.
El duelo fue descrito por Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales.
El duque de Montpensier llegó a la casa de la calle Fuencarral muy abatido emocionalmente acompañado por Fernández de Córdova y del doctor y diputado Federico Rubio. Federico Rubio le dio una taza de tila con éter y le recomendó guardar cama, pero como Antonio de Orleans estaba bastante alterado y temía que pudiera sobrevenirle una congestión, dispuso luego una sangría.
Enrique de Cisneros y Nuevas, amigo del duque de Montpensier y de su mujer, escribió a la infanta María Luisa para contarle lo sucedido. Ella le respondió:
El lance era inevitable y el honor antes que todo. Dios ha tenido misericordia de nosotros y ha conservado la vida de mi marido. Este ha cumplido con su deber como caballero y todos le hacen justicia, pues ven que se ha portado como debía, con abnegación y grandeza de alma
El duelo tuvo una gran resonancia en la prensa española y europea.
Instantes después del duelo se personó el subdelegado de Orden Público en los Carabancheles. Posteriormente se inició, por primera vez en la historia de España, un proceso penal con motivo de un lance de honor. El juzgado de instrucción de Getafe decretó la incoación del sumario, aunque el titular de ese juzgado se contentó con la versión de que Enrique de Borbón había muerto manipulando unas armas.
Prim quiso procesarlo en un tribunal militar, a pesar de que en el siglo XVIII Carlos III excluyó de las competencias del fuero de guerra los duelos y a pesar del decreto de unificación de fueros de 1868.
El 13 de marzo el duque de Montpensier fue detenido y estuvo bajo arresto en la casa de Fermín Lasala hasta la celebración del juicio, el día 12 de abril. La sentencia, dictada ese mismo día, condenó a Antonio de Orleans a la pena de un mes de destierro a más de diez leguas de Madrid y a indemnizar a la familia de Enrique de Borbón con 30 000 pesetas. La prensa adepta al duque de Montpensier se limitó a publicar la información, sin añadir comentarios, pero casi todos los demás periódicos publicaron artículos en contra de que la sentencia fuese tan leve.
Enrique de Borbón y Castellví, primogénito del fallecido, se negó a aceptar la indemnización en aquel momento. Sin embargo, el 27 de septiembre de 1872 solicitaron la indemnización y se la repartieron.
El duque de Montpensier le comunicó al general Serrano, entonces regente, que no deseaba ningún indulto y, el 17 de abril de 1870, se marchó al Palacio de San Telmo de Sevilla.
Elección de Amadeo I
El escándalo que produjo el duelo disminuyó las probabilidades del duque de Montpensier de ser elegido rey de España. A principios de junio de 1870 Antonio de los Ríos Rosas pasó a presidir la comisión del proyecto de ley de elección del nuevo monarca. Los miembros del partido Unión Liberal consiguieron que el número de votos necesarios para elegir al soberano fuese solo de 87. Sin embargo, Prim consiguió, a través del diputado Ignacio Rojo Arias, que se aprobase una enmienda que decía que para la elección era necesario el voto mayoritario del parlamento.
Antonio de Orleans, previendo las pocas posibilidades que tenía de ser elegido rey, el 20 de julio de 1870 decidió animar a Espartero a aceptar la corona en caso de que Prim se la ofreciese. Espartero se negó, debido a su avanzada edad y a que no tenía un sucesor.
El 3 de noviembre de 1870 Prim propuso ante las Cortes la candidatura de Amadeo de Saboya y Antonio de Orleans consideró esto como una humillación. En este momento, escribió a sus partidarios animándoles a que evitasen por todos los medios la elección de Amadeo y les indicó que hiciesen promoción de la candidatura de Espartero.
Los 311 parlamentarios de las Cortes votaron para elegir al rey de España el 16 de noviembre de 1870. Los votos fueron los siguientes: Amadeo de Saboya 191, las diferentes candidaturas republicanas 63, Antonio de Orleans 27, en blanco 9, Espartero 8 y María Luisa de Borbón 1.
Muchos políticos que Antonio de Orleans consideraba incondicionales a su causa votaron a Amadeo: Francisco Serrano Bedoya, Adelardo López de Ayala, Manuel Silvela, José López Domínguez, etc. Su buen amigo Fermín Lasala votó en blanco.
En diciembre de 1870 los políticos Topete, Antonio Romero Ortiz y Manuel Pastor y Landero visitaron al duque de Montpensier cuando se encontraba en su palacio de Sanlúcar de Barrameda.
Muerte de Prim
El inspector de orden público de Madrid, Cayetano Domínguez Giménez, era partidario de Montpensier y pretendía eliminar a Prim por considerarlo el mayor obstáculo para que este alcanzase el trono. Le propuso cometer la muerte al capitán retirado Joaquín Boira y Tornil, que le delató. Domínguez fue detenido el 25 de octubre de 1870.
En febrero de 1870 se constituyó en Bayona una sociedad secreta llamada La Internacional para poner en el trono de España al duque de Montpensier. Su principal promotor fue Juan José Rodríguez López, de Arnedo, huido de la cárcel de Burgos, donde cumplía condena por falsificación y estafa. Juan José se puso en contacto por carta con Topete, pidiéndole que le hiciera saber el propósito de su organización al duque de Montpensier. Juan José Rodríguez López y su compañero Enrique Sostrada fueron recibidos por el duque en la casa de Fermín Lasala de la calle Fuencarral de Madrid. En esa reunión se estableció que el ayudante del duque Felipe Solís y Campuzano se dedicaría a proveer de fondos a los conjurados, que fueron diez personas. El plan consistía en darle muerte a Prim el 16 de noviembre y que un general de la Unión Liberal encabezase un levantamiento militar que llevase a Antonio de Orleans al trono. Dos miembros de la conspiración, Tomás García Lafuente y José Genovés Bruguez, que se sentían peor tratados económicamente que el resto, denunciaron el plan ante el coronel Prats Argila y todos fueron siendo detenidos a partir del 15 de noviembre, antes de llevar a cabo el plan. En la cárcel fueron muertos los conspiradores Ruperto Merino Alcalde y José Genovés Bruguez, mientras que Tomás García la Fuente murió cuando se encontraba en su pueblo tras ser excarcelado.
El 27 de diciembre de 1870 Prim sufrió un atentado en la calle del Turco de Madrid, por cuyas heridas falleció el 30 de diciembre.
Después de los hechos se abrió la causa 306/1870. El sumario de la causa se encuentra en la actualidad seriamente dañado y solo se conserva la mitad (18 000 folios). En 2014 el sumario se encontraba en el despacho del juez decano de los juzgados de Madrid, en la plaza de Castilla.
Clemente Escobar, José Roca y Mariano González, que declararon en la causa 306/1870, murieron en la cárcel. Otro de los que declaró, José Menéndez Fernández, murió de una paliza.
En la causa 306/1870 puede leerse que el encargado de dirigir el atentado fue José María Pastor y Pardillo, jefe de seguridad del general Serrano. Entre los que se reunieron en la calle del Turco y aledaños para disparar contra Prim, el jefe era el político José Paúl y Angulo, que acusaba a Serrano de ser el instigador. Con la llegada de Amadeo I, Serrano dejaría su puesto como regente y su razón paraacabar con Prim sería heredar su cargo como presidente del Consejo de Ministros.
A los autores materiales del atentado se les ofreció una cantidad diaria de 10 000 pesetas, un premio de 25 000 duros y la garantía de poder escapar tras el magnicidio. El señalado por varios de ser el encargado de financiar el atentado es el duque de Montpensier, a través de su ayudante Solís. Los responsables, para poder comunicarse con los organizadores del crimen, utilizaban una tarjeta triangular con el escudo real en tinta azul y la palabra Mont. (apócope de Montpensier).
El primero en estudiar el sumario del desceso de Prim fue el abogado de Reus Antonio Pedrol Rius. El segundo que consultó este documento fue el diplomático Javier Rubio, que compartió las mismas conclusiones que Pedrol, y el tercero fue el investigador José Andrés Rueda Vicente. Los siguientes en consultar este documento fueron los miembros de la Comisión Prim de Investigación de la Universidad Camilo José Cela, presidida por el profesor de Criminología Francisco Pérez Abellán, coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Prim en 2014.
La Comisión Prim del Departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela concluyó que:
Los hallazgos y aportaciones de la Comisión están en la línea de prestigiosos autores como Rubio, Pere Angera, Rueda Vicente, Bertrand Olivar y José María Fontana que señalan como autores intelectuales del magnicidio al duque de Montpensier, y todos menos Rubio, al general Francisco Serrano
En Francia
Por real orden circular del 24 de enero de 1871 el gobierno dispuso que los militares prestasen juramento a Amadeo I. El 7 de febrero el duque de Montpensier, que era capitán general del ejército desde 1858, recibió del capitán general de Andalucía las instrucciones para realizar este juramento. El 10 de febrero el duque respondió con una carta a Serrano, que entonces era presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra negándose. El 19 de febrero se le comunicó al duque que debía partir para Mahón, en la isla de Menorca, a ser juzgado en un consejo de guerra por negarse a jurar fidelidad al nuevo rey. También fueron enviados a Menorca por el mismo motivo el conde de Cheste, el general Calonje, el marqués de Malpica y el general Contreras.
El 6 de marzo de 1871 Antonio de Orleans tomó un tren en la estación de Plaza de Armas con destino a Córdoba, acompañado de su mujer. De ahí, con la sola compañía de Solís, se dirigió a Valencia. Fue a Meliana y visitó la factoría de la familia Nolla. Posteriormente fue a Sagunto, donde visitó los restos de la antigua ciudad íbera, y el castillo de Murviedro. El 12 de marzo partió de Valencia, pernoctando en Castellón de la Plana. Luego visitó Tarragona y sus ruinas romanas. En Barcelona se hospedó en un hotel de La Rambla y asistió a una función en el Liceo. El 14 de marzo tomó un barco que le llevó hasta Mahón. Fue retenido en la fortaleza de la Mola. Estando en Mahón le informaron de que había logrado ser elegido diputado. El periódico El Imparcial acusó al duque de haber sobornado a electores para vencer a su rival político, Topete.
El consejo de guerra tuvo lugar el 12 de abril en la capitanía general de las Islas Baleares el 12 de abril. Regresó a Sevilla y, posteriormente, se dirigió a Madrid para tomar posesión de su escaño el 26 de abril. El 22 de abril, mientras se encontraba tomando los baños en la Alhama de Aragón, le fue comunicada la sentencia del consejo de guerra por la que perdía su condición de capitán general y el sueldo.
Las investigaciones por el asesinato de Prim seguían su curso y, el 20 de junio de 1871, un auto propuso la detención y prisión incomunicada de Solís, que escapó a Londres. El duque de Montpensier, consciente de lo comprometido de su situación, optó por abandonar España.
Llegó a París el 5 de julio de 1871. Posteriormente, se instaló en el castillo de Randan, en la Auvernia. El duque había recibido este inmueble en 1847 como legado de su tía Adelaida. Buena parte del verano de 1871 la pasó en las termas de Eaux-Bonnes con María Luisa.
El fiscal del caso, Joaquín Vallando, 9 de septiembre de 1871 indicó «que aparecía en primer término la responsabilidad del Excmo. duque de Montpensier, contra quien debe dirigirse el procedimiento como principal autor del complot que tuvo por objeto la muerte del Excmo. Sr. D. Juan Prim». El juez se limitó a solicitar una declaración de Antonio de Orleans, que testificó ante un juez delegado en Riom.
El 12 de junio de 1872 el fiscal solicitó «prisión del Excmo. Sr. duque de Montpensier». Solís, por su parte, regresó a España y fue detenido en Villafranca de los Barros el 12 de septiembre de 1872.
Restauración borbónica
Isabel II abdicó sus derechos al trono en su hijo Alfonso el 25 de junio de 1870. En marzo de 1871 Isabel II envió a Rafael Merry del Val al Palacio de San Telmo de Sevilla para negociar un acuerdo con Antonio de Orleans. Según este acuerdo, el duque reconocería los derechos de Alfonso, habría una regencia de María Cristina y del duque de Montpensier si Alfonso fuese llamado al trono siendo menor de edad y tendría lugar un matrimonio entre Alfonso y María de las Mercedes de Orleans (hija del duque de Montpensier) salvo que se opusieran los interesados.
En 1871 el duque de Montpensier se instaló en Francia. El 10 de enero de 1872 Antonio y María Luisa fueron a París y se alojaron en el hotel Londres. El motivo de la visita era acudir a la boda entre Margarita Adelaida de Orleans y el príncipe Ladislao Czartoryski. El 11 de enero Antonio mantuvo una conversación con María Cristina para restablecer la relaciones con Isabel II y mostrar su apoyo a la restauración borbónica. Antonio de Orleans, su esposa María Luisa e Isabel II se reunieron la mañana del 12 de enero en el Palacio de Castilla de París. Esa tarde, Isabel II acudió al hotel Londres para invitar a comer a Antonio y María Luisa el día 13 de enero. Posteriormente, acudieron a otro almuerzo organizado por María Cristina, al que también acudió Isabel II.
El 15 de enero de 1872 Antonio y María Cristina firmaron el acuerdo de Cannes en la villa Talbot de aquella ciudad. El duque de Montpensier mostró con esto su apoyo a Alfonso y a una eventual regencia suya y de María Cristina si este era llamado al trono en su minoría de edad.
Para promover la candidatura de Alfonso de Borbón hacía falta dinero pero el duque se negó a aportar nada y solicitó a Isabel II dos millones de reales. Isabel le respondió que "aunque ahora no tengo ese dinero disponible, doy las órdenes para que se ponga ese dinero en poder del marqués de Alcañices en el plazo más breve posible".
En las navidades de 1872 Isabel II y Alfonso fueron invitados por el duque de Montpensier y María Luisa al castillo de Randan. Entonces Alfonso se enamoró de María de las Mercedes y se comprometieron a casarse.
El 11 de febrero de 1873 Amadeo I envió un escrito a las Cortes renunciando al trono. Tras esto se proclamó la I República Española. En el verano de 1873 Isabel II dejó el proyecto de la restauración borbónica en manos de Antonio Cánovas del Castillo, líder de los conservadores, y aceptó un proyecto de regeneración monárquica totalmente constitucional, al que se fueron adhiriendo los descontentos con la Revolución de 1868 y los liberales que aceptaban a Alfonso.
El 1 de diciembre de 1874 Alfonso firmó el Manifiesto de Sandhurst. El 27 de diciembre de 1874 se publicó en todos los periódicos españoles. El 29 de diciembre el general Martínez Campos encabezó un pronunciamiento militar en Sagunto proclamando rey a Alfonso XII. El gobierno de Serrano no opuso resistencia y entregó inmediatamente el poder a los alfonsinos. Cánovas del Castillo asumió la dirección de un ministerio-regencia mientras llegaba el nuevo monarca.
Alfonso XII llegó a España el 9 de enero de 1875. El 28 de febrero, Antonio de Orleans partió de Francia con destino a España acompañado por su secretario Rafael Esquivel y Castelló y su nuevo ayudante, el coronel Luis Lerdo de Tejada. Pasó por Barcelona, visitó al rey en Madrid y luego fue a Sevilla a organizar sus propiedades. Dos semanas después regresó a Francia.
En mayo de 1875 Antonio de Orleans fue nombrado nuevamente capitán general.
El duque de Montpensier y María Luisa pasaron el verano de 1876 en Randan. El 19 de octubre decidieron regresar a España definitivamente. La familia se reunió con Alfonso XII en Madrid, donde Alfonso XII renovó el juramento de amor que había hecho a María de las Mercedes en Randan en 1872.
Isabel II con las infantas Paz, Eulalia y Pilar, se instalaron en el Alcázar de Sevilla el 16 de octubre de 1876 por disposición de Cánovas.
El 24 de octubre el duque de Montpensier y su familia llegaron a Sevilla, donde se reunieron con Isabel II y sus hijas. Hubo recepciones durante tres días, tras los cuales se celebró una comida y un baile en el Palacio de San Telmo que se prolongó hasta la madrugada.
María Brignole Sale de Ferrari, que había sido muy bien tratada en la corte de Luis Felipe, regaló al duque de Montpensier la finca Santa Águeda y el Palacio Galliera en Bolonia tras la muerte de su marido, Raffaele de Ferrari, en 1876.
Alfonso XII estuvo en Sevilla, donde también estaba su madre Isabel II, entre el 26 y el 31 de marzo de 1877. Aunque se trató de una visita eminentemente oficial, las visitas del rey al Palacio de San Telmo fueron casi diarias. El 28 de marzo Alfonso XII visitó el Aljarafe, pasando por la casa de Hernán Cortés, propiedad entonces del duque de Montpensier. El 31 de marzo Alfonso XII y el duque de Montpensier asistieron a un derribo de reses en el Cortijo del Cuarto, a cargo del ganadero Eduardo Miura.
Las relaciones de Isabel II y el duque de Montpensier eran tensas, sobre todo por el noviazgo entre Alfonso XII y María de las Mercedes. Por esto, Isabel II abandonó el Alcázar de Sevilla con sus hijas el 8 de septiembre de 1877 para instalarse en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
En octubre de 1877 el sumario del caso Prim se cerró. El sumario se reabrió en 1886, cuando Paúl y Angulo estuvo a punto de regresar a España desde París, pero volvió a cerrase con la muerte de este en 1892.
El 7 de diciembre de 1877 Alfonso XII telegrafió a Antonio de Orleans diciendo que mandaba a José Osorio y Silva, marqués de Alcañices y duque de Sesto, a San Telmo con una carta. El marqués de Alcañices viajó acompañado del mayordomo real Francisco María Marín, marqués de la Frontera, y del secretario de la mayordomía mayor Fernando de Mendoza y Abascal. El 8 de diciembre llegaron a la estación Plaza de Armas de Sevilla. Fueron recibidos allí por el secretario del duque, Rafael Esquivel y Castelló, por las autoridades civiles y militares locales y por el cabildo eclesiástico. Los recién llegados se trasladaron al Palacio de San Telmo en un coche tirado por seis caballos. Al llegar a su destino, fueron recibidos por una compañía del regimiento de infantería Soria número 9. Fueron recibidos en el Salón Blanco del palacio por Antonio de Orleans, su esposa María Luisa y sus hijos Antonio, Cristina y María de las Mercedes. El marqués de Alcañices pronunció un breve discurso y entregó la carta, en la cual pedía la mano de María de las Mercedes. Luego se retiraron a una habitación, donde Mercedes recibió un brazalete de oro, rubíes y brillantes como regalo de Alfonso XII. Esa noche se celebró una cena con los invitados, con música del regimiento de Soria y con la fachada del palacio iluminada. A la mañana siguiente, todos asistieron a una misa en el oratorio del palacio y, tras un almuerzo, los invitados regresaron a Madrid portando la contestación de Antonio de Orleans. En ella manifestaba que su hija, María de las Mercedes, aceptaba casarse con Alfonso XII. La carta fue entregada al rey en el Palacio Real de Madrid el 10 de diciembre.
Semanas antes de la boda, Isabel II escribió a Cánovas desde París diciendo "siga cada uno su camino y al fin veremos lo que Dios dispone".
Alfonso XII pasó en Sevilla entre el 22 de diciembre de 1877 y el 8 de enero de 1878. La mayor parte del tiempo la dedicó a actividades de esparcimiento y a estar con su prometida y su familia. Durante esta estancia el duque de Montpensier quiso homenajear a los prometidos con un baile en el Palacio de San Telmo. El evento tuvo lugar el 26 de diciembre de 1877 y acudieron más de dos mil invitados de la élite andaluza.
El 22 de enero de 1878 se firmaron las capitulaciones matrimoniales. La dote de María de las Mercedes se cifró en un millón y medio de pesetas, incluyendo alhajas, acciones, la antigua casa de Hernán Cortés de Castilleja de la Cuesta y la finca Santa Águeda de Bolonia. La casa de Hernán Cortés pasó a ser un colegio de las monjas irlandesas a partir de 1889 y los objetos relacionados con la historia de México que se encontraban en ella se guardaron en el Alcázar de Sevilla hasta 1928. En la actualidad son parte de la colección del Archivo General de Indias.
La boda entre Alfonso XII y María de las Mercedes tuvo lugar el 23 de enero de 1878 en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha de Madrid. Isabel II no asistió a la ceremonia.
En febrero de 1878 el duque de Montpensier se marchó a Italia a tomar posesión del palacio de Galliera, en el centro de Bolonia. El duque acometió obras de restauración en este lugar y mejoró su decoración interna. Entre los objetos que adquirió para el palacio estuvo el servicio de mesa, encargado a la fábrica boloñesa de cerámica Minghetti con piezas diseñadas por el escultor Antonio Masserenti, que está considerado la mejor expresión de la cerámica italiana del siglo XIX. Este palacio pasó a ser uno de los más espléndidos del país. Era un orgullo para los boloñeses que se alojase ahí a quien consideraban uno de los nobles más importantes de Europa. También era frecuente que le visitasen en este inmueble diplomáticos, nobles y personajes famosos europeos.
María de las Mercedes enfermó en marzo de 1878. Se recuperó y volvió a enfermar en mayo. Los médicos no acertaban con el diagnóstico. En junio el estado de la reina empezó a ser muy preocupante. Antonio y María Luisa llegaron a Madrid el 23 de junio, procedentes de Italia, cuando el estado de su hija era desesperado. Falleció el 26 de junio. Fue enterrada en la capilla de San Juan del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. El 8 de noviembre del 2000 sus restos fueron trasladados a la Catedral de la Almudena de Madrid, en cumplimiento del deseo que, en su día, había expresado a Alfonso XII.
Alfonso XII se planteó el matrimonio con la única hija casadera que le quedaba al duque de Montpensier: Cristina. Sin embargo, esta falleció de tisis en el Palacio de San Telmo el 28 de abril de 1879.
El 29 de noviembre de 1879 Alfonso XII se casó con María Cristina de Habsburgo-Lorena.
El duque de Montpensier y Alfonso XII mantuvieron una buena relación, en contra de los deseos de Isabel II, y en 1883 el rey decidió que encabezase la delegación española que acudiría a la coronación de Alejandro de Rusia. Partieron de Madrid a principios de mayo y estuvieron en Berlín dos días, donde fueron agasajados por el káiser Guillermo I. En esta ocasión, Antonio invitó al heredero al trono alemán, Federico Guillermo, a visitar Sevilla en el viaje que pensaba hacer a España en otoño. La siguiente parada de la delegación española fue Varsovia, donde fue recibida por el márqués de Campo Sagrado, el conde Levachoff y el príncipe Galitzine. En esta ciudad, tomaron un tren fletado para la ocasión que les llevó a Moscú, donde fueron recibidos el 21 de mayo por un grupo de nobles y generales rusos. El 22 de mayo acudieron a la bendición de la bandera rusa en el Kremlin. Tras esto, los españoles y el duque de Edimburgo fueron invitados a comer por Alejandro de Rusia. El 26 de mayo asistieron a la coronación del zar en la Catedral de Cristo Salvador. El 9 de junio Alejandro III repartió condecoraciones entre los visitantes, otorgándole a Antonio de Orleans la Gran Cruz de la Orden de San Andrés (la más prestigiosa), a Esquivel la Gran Cruz de San Estanislao y al duque de Medina Sidonia la gran cruz de Alejandro Newski sin brillantes. En el camino de regreso, comieron en el Castillo de Chantilly invitados por el duque de Aumale. A la comida asistió también el príncipe de Joinville.
El 7 de diciembre de 1883 el duque de Montpensier recibió en Sevilla al príncipe alemán Federico. Posteriormente, ambos se dirigieron a Sanlúcar de Barrameda. Luego, Federico partió para conocer Granada y Córdoba antes de llegar a Barcelona, desde donde se marchó de España con destino a Italia.
En el verano de 1885 Alfonso XII quiso afianzar los lazos con la familia del duque de Montpensier y le pidió a su hermana Eulalia que iniciase un romance con un hijo del duque: Antonio. El 6 de noviembre del duque de Montpensier visitó a Alfonso XII en el Palacio de El Pardo para pedirle la mano de Eulalia para su hijo Antonio. El monarca responde afirmativamente. Tras muerte de Alfonso XII el 25 de noviembre, Eulalia quiso zafarse del compromiso. Sin embargo, el matrimonio se consideró positivo para el Estado para la estabilidad de la monarquía restaurada y Eulalia aceptó casarse con Antonio por las presiones de miembros de la familia real, en especial de su hermana Isabel. Finalmente, Eulalia y Antonio se casaron en la capilla del Palacio Real de Madrid el 6 de marzo de 1886.
Isabel II, que había aceptado a regañadientes el matrimonio entre Alfonso XII y María de las Mercedes, no aprobó el matrimonio de Eulalia y Antonio.
El 17 de mayo de 1886 nació un hijo póstumo de Alfonso XII, el futuro Alfonso XIII, lo que frustró que el duque de Montpensier volviese a intentar influir en la elección del futuro rey.
El 22 de mayo de 1886 Amelia de Orleans, nieta del duque de Montpensier, se casó en Lisboa con Carlos de Braganza, heredero de Luis I de Portugal. El duque de Montpensier alegó que se encontraba indispuesto y no asistió al enlace.
El 6 de junio de 1886 el duque de Montpensier y María Luisa fueron recibidos en la estación del Mediodía de Madrid por su hijo Antonio y su esposa Eulalia. El 27 de junio, invitados por la regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, asistieron a la misa de Purificación por Alfonso en la capilla del Palacio Real en compañía de la regente y la infanta Isabel. El 28 de junio el duque y María Luisa asistieron al canto de la Salve a la Virgen de Atocha por el feliz alumbramiento de Alfonso y, posteriormente, abandonaron Madrid para ir a sus posesiones en Italia.
En 1886 el párroco de la Iglesia de Santa María del Carmine de Galliera, en la provincia de Bolonia, pidió ayuda para construir una nueva parroquia y Antonio de Orleans contribuyó con una importante suma de dinero.
En abril de 1887 el duque y su esposa estuvieron en Lisboa, en el bautizo de su bisnieto Luis Felipe, primogénito de Amelia de Orleans y Carlos de Braganza. Luego pasaron por Madrid y se dirigieron a sus posesiones en Italia.
En sus últimos años, el duque de Montpensier realizó visitas frecuentes a familiares en Francia, Inglaterra y Alemania. En Múnich vivía la infanta Paz con su esposo, Luis Fernando de Baviera.
En noviembre de 1887 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa fueron recibidos en Roma por el papa León XIII.
En febrero de 1888 el periódico Gaceta de Colonia lanzó una historia que también publicaron el Daily Chronicle y la edición parisina del New York Herald. En ella se decía que Isabel II estaba dirigiendo un complot apoyado por el duque de Montpensier y su yerno, esposo de la condesa de París, que entonces se encontraba viviendo en Villamanrique. El supuesto objetivo era colocar en el trono al hijo del duque Antonio de Orleans. El complot tendría ramificaciones en Francia, donde pretenderían entronizar al esposo de la condesa de París, y en Rumanía, donde estaría participando el príncipe Fernando de Hohenzollern-Simaringen. El Daily Chronicle decía, sin fundamento alguno, que el gobierno español había descubierto la trama y había obligado a Isabel II, que pensaría irse al extranjero, a estar en Sevilla. El periódico español republicano y anticlerical El Globo se refirió a esta intriga en un artículo del 17 de febrero titulado Conspiraciones orleanistas. Todo parecían patrañas, pero el presidente del Consejo de Ministros, Sagasta, le dio cierta credibilidad a la historia y le dijo al duque de Montpensier que se quedase en París, donde en ese momento se encontraba. La regente María Cristina se opuso a la decisión del presidente le comunicó al duque que era bienvenido en España y que esperaban verle pronto en Madrid.
El 25 de febrero de 1888 el duque y su esposa llegaron a Madrid. Ningún miembro del gobierno les recibió. Pasaron unos días en el Palacio Real. El 8 de marzo el diputado José Muro y López-Salgado le preguntó a Sagasta por qué le dijo a Montpensier que no regresase a España y este dijo que era solo una indicación y que le daba completa libertad al duque, como la que tienen todos los ciudadanos que proceden dentro de la ley.
El 9 de diciembre de 1888 falleció María Brignole, dejándole al duque de Montpensier nuevas propiedades, entre las que destaca el Hotel Chastellux, situado en el número 59 de la calle de Varenne de París. También le dejó el título de duque de Galliera.
En octubre de 1889 María Cristina le pidió al duque de Montpensier que acudiese al funeral de Luis I de Portugal y a la entronización del nuevo rey de aquel país. Pasó en Lisboa una semana y coincidió en un coche de caballos con Amadeo de Saboya, con quien charló durante un rato amigablemente. El 29 de octubre el duque de Montpensier fue de Lisboa a Madrid acompañado por el duque de Edimburgo y del archiduque Alberto Federico de Austria. Fueron recibidos por María Cristina en el Palacio Real.
En diciembre de 1889 el duque de Montpensier y su esposa María Luisa recibieron en el palacio de Sanlúcar de Barrameda a su sobrino Gastón de Orleans, duque de Eu, con su esposa, Isabel de Braganza, y sus hijos Pedro, Luis María y Antonio. En estas fechas visitaron el palacio también la condesa de París y su marido.
Fallecimiento
El 4 de febrero de 1890 el duque de Montpensier se encontraba en Sanlúcar de Barrameda. Estaba mejor de un dolor en el costado que le había estado molestando desde hacía meses. Montó en su carruaje con su ayudante Luis Lerdo de Tejada para irse de caza al coto de Torrebreva de esta localidad. Se bajó en una parte del coto llamada Abulagar, en el pago de la Tambora, junto al camino de Munive para disparar a unas perdices, que rápidamente se pusieron fuera de tiro. Entonces volvió a subirse al carruaje y, en ese momento, le sobrevino la muerte. Lerdo de Tejada mandó a Sanlúcar de Barrameda a un emisario a informar y pronto se presentó en el paraje María Luisa con sus nietos Alfonso y Luis Fernando, hijos de Eulalia y Antonio. Lerdo de Tejada se acercó al carruaje e intentó que no se acercasen, pero María Luisa fue a estar cerca de él. Momentos después llegaron Rafael Esquivel y el médico del duque, Antonio González Peña, que comprobó la defunción.
El cuerpo del duque fue llevado al palacio de Sanlúcar de Barrameda, donde se le vistió con el uniforme de capitán general y se le puso en un féretro. La capilla ardiente se instaló en un salón del palacio. Se envió un telegrama al Palacio Real de Madrid y, luego, al capitán general de Andalucía y al gobernador civil de Cádiz. También se mandó un telegrama a Bocher, representante de la condesa de París en la capital francesa. En Francia, muchas personas acudieron a inscribir sus nombres en las listas que se colocaron en las residencias de la condesa de París, del príncipe de Joinville y de los duques de Orleans, Aumale y Nemours.
El 5 de febrero llegaron el infante Antonio, procedente de Madrid, y la condesa de París, procedente de Villamanrique.
El 6 de febrero llegaron a Sanlúcar de Barrameda tropas de Jerez, Sevilla y Extremadura para hacer honores al duque y acompañar el féretro hasta la estación de trenes, desde donde llegaría a Madrid. A la cabeza de la comitiva fueron el clero parroquial y los frailes del convento de los capuchinos. También estuvo el marqués de Monasterio, en representación de la regente, y miembros de la corporación municipal. El acta de defunción indica que la muerte había sido por una apoplejía cerebral.
El cuerpo llegó a la estación de Mediodía de Madrid, donde fue recibido por el duque de Medina Sidonia y los ministros de Guerra y de Gracia y Justicia. El coche fúnebre recorrió las calles de Madrid en un cortejo en el que iban capellanes, guardias alabarderos y, cerrándolo, un piquete de honor de los dragones de la Lusitania. La multitud llenó el recorrido. El cortejo llegó hasta la estación del Norte, desde donde el ataúd fue llevado al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Fue enterrado en el Panteón de Infantes.
En el lugar de Torrebreva donde falleció se levantó una cruz.
El duque dejó una herencia valorada en 24 millones de pesetas.
Su esposa, María Luisa, falleció en el Palacio de San Telmo de Sevilla el 1 de febrero de 1897. El 5 de febrero fue enterrada junto a su marido en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En dicho monasterio también están enterradas sus hijas Amalia y Cristina.
El título de duque de Galliera, el palacio de Bolonia y las propiedades agrícolas de Italia pasaron a manos de su hijo Antonio.
Descendencia
El matrimonio del duque de Montpensier y la infanta María Luisa tuvo diez hijos:
- María Isabel Francisca (1848-1919), infanta de España, casada con su primo Felipe de Orleáns, conde de París (1838-1894).
- María Amalia Luisa (1851-1870), fallecida de tuberculosis, soltera y sin hijos.
- María Cristina Francisca (1852-1879), fue considerada como candidata a ser la segunda esposa de su primo carnal y cuñado, Alfonso XII, antes de morir de tisis.
- María de Regla Francisca (1856-1861).
- Hijo (nacido muerto en 1857).
- Fernando María Felipe (1859-1873), muerto de sarampión.
- María de las Mercedes (1860-1878), fue reina de España, esposa de su primo carnal, el rey Alfonso XII.
- Felipe Raimundo María (1862-1864).
- Antonio María Luis (1866-1930), duque de Galliera, se casó con su prima carnal, la infanta Eulalia (1864-1958), hija de Isabel II. Tuvieron dos hijos.
- Luis María Felipe (1867-1874). No tuvo sucesión.
Afición por la fotografía
Los hermanos Orleans mantuvieron una estrecha relación con el vizconde de Vigier, hasta el punto de que el duque de Montpensier tenía en el Palacio de San Telmo un relieve con el busto de este noble. Él pudo haberle iniciado en el interés por la fotografía.
En mayo de 1850 el duque de Montpensier encargó a Francisco de Leygonier y Haubert cinco fotografías del Palacio de San Telmo. En los años siguientes realizó nuevos encargos de fotografías, como más del palacio (que muestran el avance de las obras de acondicionamiento), confección de álbumes para regalos e imágenes de diversos actos como una vista de la ermita de Valme con motivo de su restauración en 1859 o una panorámica del tren de Isabel II en su viaje por Andalucía de 1862. En 1855 fue nombrado fotógrafo oficial de la casa del duque.
En enero y febrero de 1859 Alejandro Massari vendería a la casa ducal dos lotes de 25 y 58 fotografías. En abril realizó un álbum con vistas de Sevilla y envió un ejemplar al duque.
En 1859 fue fotógrafo oficial de la casa del duque el conde de Vernay. El 17 de agosto recibió 1120 reales por 10 ejemplares de un retrato de grupo, otros 10 de la infanta Isabel a caballo y 8 vistas, que deben corresponderse con las imágenes tomadas en el Puerto de Santa María el mes anterior. Pocos días después recibió 10.300 reales por retratos que fueron muy del gusto de la familia y de los cuales le encargaron la realización de numerosas copias.
Luis Leon Masson realizó más de un centenar de fotos de vistas y monumentos por encargo del duque entre 1859 y 1865. Realizó vistas positivadas sobre papel, numerosas vistas estereoscópicas (en paradero desconocido) y le suministró reproducciones de cuadros de Murillo. De las fotos de Massons en la colección del duque son particularmente interesantes las fotos de gran formato (53x43 cm aproximadamente) de la Alhambra de Granada y el Alcázar de Sevilla, realizadas en torno a 1861.
La colección del duque albergaba unas 450 fotografías de Charles Clifford. Buena parte de este material son álbumes monográficos confeccionados por él o por el propio duque, reuniendo encargos. En el primer grupo están Recuerdos fotográficos del Viaje de SS.MM. y AA. a las Islas Baleares, Cataluña y Aragón (1860), Recuerdos fotográficos de la visita de SS.MM. y AA.RR. a las provincias de Andalucía y Murcia (1862) y Álbum Monumental de España (1863-1867). Forman parte del segundo grupo Vistas de España (en la Sociedad Hispánica de América); Granada (en la Archivo Histórico Municipal de Granada); Yuste (en una colección particular) y Álbum fotográfico de Extremadura (en paradero desconocido).
El duque también encargó a Robert Peters Napper fotografías de Andalucía.
Antonio de Orleans en la ficción
- ¿Dónde vas, Alfonso XII? (película, 1958). El duque es interpretado por Félix Dafauce.
- Prim, el asesinato de la calle del Turco (telefilme, 2014). Interpretado por Javier Gil Valle.
Ancestros
Véase también
En inglés: Antoine, Duke of Montpensier Facts for Kids