Real Alcázar de Madrid para niños
Datos para niños Real Alcázar de Madrid |
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![]() Pintura del siglo XVII del Real Alcázar de Madrid. La fachada meridional, a la derecha, presenta el aspecto que finalmente le confirió el arquitecto Juan Gómez de Mora, en las obras realizadas en 1636. La occidental, a la izquierda, corresponde a una estructura muy anterior, tal vez la del primitivo castillo musulmán que sirvió de base a las diferentes ampliaciones acometidas.
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Datos generales | ||
Tipo | Alcázar | |
Estado | demolido o destruido | |
Estilo | barroco | |
Localización | Madrid (España) (España y Corona de Castilla) | |
Coordenadas | 40°25′05″N 3°42′51″O / 40.4181, -3.71417 | |
Construcción | siglo IX | |
Destrucción | 1734 | |
Propietario | Reyes de España | |
El Real Alcázar de Madrid fue un gran palacio donde vivieron los reyes de España. Estaba en el mismo lugar donde hoy se encuentra el Palacio Real de Madrid.
Este edificio comenzó como una fortaleza construida por los musulmanes en el siglo IX. Con el tiempo, fue creciendo y mejorando. A partir del siglo XVI, cuando Madrid se convirtió en la capital de España, se transformó en un verdadero palacio real. A pesar de los cambios, siguió llamándose "Alcázar".
La primera gran ampliación la ordenó el emperador Carlos V en 1537. Su aspecto final, con un estilo más barroco, se logró en 1636 gracias a las obras del arquitecto Juan Gómez de Mora, impulsadas por el rey Felipe IV.
El Alcázar era famoso por su belleza y su arquitectura única. Fue la casa de la familia real española y el centro de la Corte desde la época de los Trastámara hasta que un gran incendio lo destruyó en la Nochebuena de 1734. Muchos de sus tesoros artísticos se perdieron, pero algunas obras importantes, como Las meninas de Velázquez, pudieron salvarse.
Contenido
- Real Alcázar de Madrid: El Palacio Perdido
- ¿Cómo Era el Alcázar?
- Un Tesoro de Arte
- Edificios Cercanos al Alcázar
- Véase también
Real Alcázar de Madrid: El Palacio Perdido
¿Qué fue el Real Alcázar?
El Real Alcázar de Madrid fue un importante palacio. Sirvió como residencia de los reyes de España durante muchos siglos. Su historia es muy interesante, ya que pasó de ser una fortaleza a un lujoso palacio.
Hoy en día, en su lugar, se levanta el Palacio Real de Madrid. Este nuevo palacio fue construido después de que el Alcázar original fuera destruido por un incendio.
Sus Inicios: Una Fortaleza Antigua

Tenemos mucha información sobre cómo era el Alcázar por fuera entre el siglo XVI y 1734. Hay textos, grabados, planos y pinturas que nos lo muestran. Sin embargo, sabemos menos sobre cómo era por dentro o cómo fue su origen exacto.
El primer dibujo que se conoce del Alcázar lo hizo el pintor flamenco Jan Cornelisz Vermeyen alrededor de 1534. En él se ve un castillo con dos partes principales. Es posible que esta imagen nos muestre cómo era la fortaleza musulmana original.
Esta fortaleza fue construida por el emir Muhámad I entre los años 860 y 880. Era el centro de una ciudad amurallada llamada Maŷrit (el antiguo Madrid). La ciudadela incluía el castillo, una mezquita y la casa del gobernador.
Su ubicación era estratégica, en un terreno elevado. Desde allí se podía vigilar el río Manzanares, que era importante para defender Toledo de los ataques de los reinos cristianos.
Después de que Alfonso VI conquistara Madrid en 1083, se construyó un nuevo alcázar para alojar a la corte. Es probable que el Alcázar islámico no estuviera exactamente donde hoy está el Palacio Real.
De Fortaleza a Palacio Real
El viejo castillo cristiano fue ampliado varias veces. La estructura original se fue integrando en las nuevas construcciones. En algunos grabados del siglo XVII, se pueden ver en la fachada oeste (la que mira al río Manzanares) unas torres redondas que no encajan con el diseño general del edificio. Esto muestra que se mantuvo parte de la estructura antigua.
La Época de los Reyes Trastámara
La familia de los Trastámara usó el edificio como su residencia temporal. A finales del siglo XV, el Alcázar de Madrid ya era una de las fortalezas más importantes de Castilla. Madrid se convirtió en un lugar habitual para las reuniones de las Cortes del Reino. Por eso, el castillo empezó a llamarse "real", indicando que era de uso exclusivo de la monarquía.
Enrique III mandó construir varias torres, lo que le dio al edificio un aspecto más de palacio. Su hijo, Juan II, construyó la Capilla Real y añadió una sala nueva, llamada la Sala Rica, por su lujosa decoración. Estas dos adiciones, en la fachada este, aumentaron el tamaño del castillo original en un 20%.
Enrique IV fue uno de los reyes que más tiempo pasó en el Alcázar. Allí nació su única hija, Juana la Beltraneja, en 1462.
En 1476, los seguidores de Juana la Beltraneja fueron sitiados en el edificio. Esto ocurrió durante las luchas por el trono de Castilla con Isabel la Católica. El Alcázar sufrió daños importantes durante este asedio.
Grandes Cambios con Carlos I

El Real Alcázar de Madrid sufrió muchos daños durante la Guerra de las Comunidades de Castilla, entre 1520 y 1522, en tiempos de Carlos I.
Debido a su estado, Carlos I decidió ampliar el edificio. Esta fue la primera gran obra en la historia del Alcázar. Probablemente, quería que Madrid fuera la capital de forma permanente, aunque esto no se hizo realidad hasta el reinado de Felipe II.
Carlos I quería que Madrid tuviera una residencia real digna de un estado moderno. En lugar de derribar el viejo castillo medieval, decidió usarlo como base para construir un palacio. El nuevo edificio siguió llamándose Real Alcázar de Madrid, aunque ya no tenía una función militar.
Las obras comenzaron en 1537, bajo la dirección de los arquitectos Luis de Vega y Alonso de Covarrubias. Ellos renovaron las partes antiguas, alrededor del Patio del Rey. Su mayor contribución fue la construcción de nuevas salas para la reina, alrededor del Patio de la Reina. También se construyó la Torre de Carlos I, en una esquina de la fachada norte. Estas adiciones duplicaron el tamaño original del edificio.
El diseño de estas obras tenía un estilo renacentista. Esto se ve en la escalera principal y en los Patios del Rey y la Reina. Estos patios tenían muchos arcos de medio punto y columnas que daban ligereza al edificio.
La ampliación de Carlos I fue la primera de muchas. Las reformas y remodelaciones continuaron casi sin interrupción hasta que el edificio fue destruido en el siglo XVIII.
Felipe II: Madrid se Convierte en Capital


Felipe II continuó con las ampliaciones. Desde joven, mostró interés en las obras de su padre, Carlos I. Como rey, impulsó la transformación definitiva del edificio en una residencia palaciega. Esto fue especialmente importante a partir de 1561, cuando decidió establecer la Corte de forma permanente en Madrid.
El rey ordenó reformar sus aposentos y otras estancias. Se esforzó mucho en la decoración de las salas. Para ello, contrató a talladores, vidrieros, carpinteros, pintores, escultores y otros artistas. Muchos de ellos vinieron de Países Bajos, Italia y Francia. Las obras duraron desde 1561 hasta 1598 y fueron dirigidas por Gaspar de la Vega.
La Torre Dorada fue la aportación más importante de Felipe II al Alcázar. Fue diseñada por el arquitecto Juan Bautista de Toledo. Esta torre estaba en la esquina suroeste del Alcázar y tenía un chapitel de pizarra. Su diseño recordaba a las torres del Monasterio de El Escorial, que se construía al mismo tiempo.
Durante el reinado de Felipe II, el Real Alcázar de Madrid se convirtió definitivamente en un palacio real. La parte central de la fachada sur se hizo más ceremonial. El ala norte se destinó a los servicios.
La zona oeste se reservó para las habitaciones del rey, y las de la reina estaban al este. Ambas zonas estaban separadas por dos grandes patios, siguiendo el diseño de Alonso de Covarrubias de la época de Carlos I. Esta distribución se mantuvo casi igual hasta el incendio de 1734.
Felipe II también mandó construir la Armería Real, que fue derribada en 1894. Estaba donde hoy se encuentra la cripta de la catedral de la Almudena. Formaba parte del complejo de las Reales Caballerizas, que dependían del Alcázar.
Los Últimos Reyes y sus Reformas

A pesar de los esfuerzos de Felipe II, el Real Alcázar tenía un aspecto desigual al final de su reinado. Su fachada principal, al sur, mezclaba elementos medievales con los nuevos añadidos. La Torre Dorada y las dos grandes torres del castillo musulmán no combinaban bien.
Felipe III, Felipe IV y Carlos II
Cuando Felipe III subió al trono, se propuso mejorar la fachada sur. Su proyecto, encargado a Francisco de Mora, buscaba armonizar la fachada con la Torre Dorada. Este arquitecto también remodeló las habitaciones de la reina.

Sin embargo, las obras de la fachada las terminó Juan Gómez de Mora, su sobrino. Él introdujo cambios importantes, siguiendo el estilo barroco de la época. El nuevo diseño comenzó en 1610 y se terminó en 1636, durante el reinado de Felipe IV. Esta fachada fue la que se mantuvo hasta el incendio de 1734.

El edificio ganó en luz y equilibrio, con muchas ventanas y columnas. Se remodelaron todas las fachadas, excepto la oeste, que siguió siendo la del antiguo castillo medieval. En 1680, Bartolomé Hurtado realizó más obras.
Curiosamente, fue Felipe IV quien le dio al edificio su aspecto más armonioso, a pesar de que no le gustaba mucho. El rey no quería vivir en el Alcázar y mandó construir otro palacio, el del Buen Retiro, que también desapareció. Este se construyó fuera de la ciudad, al este, donde hoy está el parque de El Retiro.
El proyecto iniciado por Felipe III y terminado por Felipe IV continuó durante el reinado de Carlos II con algunos retoques. La Torre de la Reina, al sureste, se remató con un chapitel de pizarra para que fuera simétrica con la Torre Dorada. La plaza frente a la fachada sur también se amplió con nuevas dependencias.
Felipe V y el Estilo Francés

Felipe V fue proclamado rey de España el 24 de noviembre de 1700. La ceremonia se celebró en la plaza sur del palacio.
El Real Alcázar de Madrid, con su estilo sobrio, no le gustaba a Felipe V. Él había nacido en Versalles (Francia) en 1683 y estaba acostumbrado al lujo francés. Por eso, las reformas que impulsó en el palacio afectaron principalmente al interior.
Las habitaciones principales fueron redecoradas al estilo de los palacios franceses. La reina María Luisa de Saboya dirigió las reformas, con la ayuda de su camarera mayor, Ana María de la Tremoille.
La remodelación interior del Alcázar estuvo a cargo del arquitecto Teodoro Ardemans al principio, y luego del arquitecto francés René Carlier.
El Gran Incendio de 1734

En la Nochebuena de 1734, mientras la Corte estaba en el Palacio de El Pardo, un terrible incendio se desató en el Real Alcázar de Madrid. El fuego pudo haber comenzado en la habitación del pintor de la Corte, Jean Ranc. Se extendió muy rápido y no pudo ser controlado. Duró cuatro días y fue tan intenso que algunos objetos de plata se derritieron.
Según el relato de Félix de Salabert, la primera alarma se dio a las 00:15 por unos guardias. Como era Nochebuena, la gente no reaccionó de inmediato. Incluso las campanas que avisaban del fuego fueron ignoradas, porque la gente pensaba que eran los rezos de la mañana. Los primeros en ayudar fueron los frailes de la congregación de San Gil.
Por miedo a robos, al principio no se abrieron las puertas del Alcázar. Esto hizo que se perdiera tiempo para sacar las cosas. Se hizo un gran esfuerzo para recuperar objetos religiosos de la Capilla Real, dinero y joyas de la Familia Real, como la Perla Peregrina y el diamante El Estanque. Algunos cofres con monedas tuvieron que ser lanzados por las ventanas.
Rescatar los cuadros fue más difícil por su tamaño y ubicación. Muchos cuadros estaban incrustados en las paredes. Por eso, se perdieron muchas pinturas, como La expulsión de los moriscos de Velázquez. Otras, como Las meninas, se salvaron desclavándolas de sus marcos y arrojándolas por las ventanas.
Una parte de las colecciones de pintura ya había sido llevada al Palacio del Buen Retiro antes del incendio. Esto las salvó de ser destruidas. El incendio también acabó con las colecciones de objetos de América que los reyes habían reunido.
Después del incendio, el edificio quedó en ruinas. Los muros que quedaron en pie tuvieron que ser demolidos. Cuatro años después, en 1738, Felipe V ordenó construir el actual Palacio Real de Madrid. Las obras duraron treinta años. El nuevo palacio fue habitado por primera vez por Carlos III en 1764.
¿Cómo Era el Alcázar?
A pesar de los esfuerzos por darle un aspecto armonioso, las muchas modificaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos hicieron que el edificio no fuera totalmente uniforme. Los visitantes de Francia e Italia criticaban que las fachadas eran irregulares y el interior, como un laberinto. Muchos salones privados eran oscuros y no tenían ventanas. Esto se debía al clima caluroso de Madrid, donde se buscaba la sombra, y también a la escasez de vidrio. A principios del siglo XVIII, muchas ventanas del palacio se cerraban con celosías para disimular la falta de cristales.
La fachada oeste era la más irregular. Estaba al borde de un barranco junto al río Manzanares, por lo que era la menos visible desde el centro de Madrid. Pero era la primera que veían los viajeros que entraban a la ciudad por el puente de Segovia.
Esta fachada fue la que menos cambios sufrió y, por eso, la que más mostraba el origen medieval del edificio. Era de piedra, con cuatro torres semicirculares. Aunque se le hicieron ventanas más grandes, seguía teniendo un aire militar. Las cuatro torres se remataron con chapiteles cónicos de pizarra, parecidos a los del Alcázar de Segovia.
Las otras fachadas estaban construidas con ladrillo rojo y granito (una técnica llamada aparejo toledano). Esto le daba al edificio un color muy característico de la arquitectura tradicional de Madrid.
La entrada principal estaba en la fachada sur. Esta fachada fue especialmente difícil de remodelar. Tenía dos grandes volúmenes cuadrados construidos en la Edad Media. Estos rompían la línea de la fachada, que unía la Torre Dorada (de la época de Felipe II) con la Torre de la Reina (de las reformas de Felipe III y Felipe IV).
Con el diseño de Juan Gómez de Mora, estas torres se disimularon, logrando un mayor equilibrio. Esto se puede ver en el dibujo de Filippo Pallota de 1704. Este arquitecto también hizo que las Torres Dorada y de la Reina fueran simétricas, al poner un chapitel piramidal idéntico en la segunda.
El Real Alcázar de Madrid tenía una planta rectangular. Su interior, organizado alrededor de dos grandes patios, también era asimétrico. El Patio del Rey, al oeste, era más pequeño que el de la Reina. Este último, al otro lado, distribuía las dependencias construidas durante la ampliación de Carlos I. Entre ambos, se encontraba la Capilla Real, construida por los Trastámara, en concreto por el rey Juan II de Castilla. Durante mucho tiempo, los patios estuvieron abiertos al público, y en ellos se vendían todo tipo de artículos, como en un mercado. Esta costumbre sorprendía a los viajeros extranjeros.
Un Tesoro de Arte
El Real Alcázar de Madrid albergaba una enorme cantidad de obras de arte. Sabemos de ellas gracias a los inventarios que se hicieron en los años 1600, 1636, 1666, 1686 y 1700. También hay registros después del incendio de 1734 y tras la muerte de Felipe V.
Se calcula que, en el momento del incendio, el palacio tenía cerca de dos mil pinturas, entre originales y copias. De estas, se perdieron más de quinientas. Los aproximadamente mil cuadros que se pudieron salvar se guardaron en diferentes edificios, como el Convento de San Gil y la Armería Real. Una parte importante de la colección de pinturas del Alcázar ya había sido trasladada al Palacio del Buen Retiro para protegerla de las obras de reforma. Esto las salvó del incendio.
Entre las obras perdidas, una de las más valiosas era La expulsión de los moriscos, de Diego de Silva y Velázquez. Esta obra le ayudó a ganar un puesto importante en la corte, lo que le permitió viajar a Italia. De Velázquez también se perdió un retrato ecuestre del rey y tres de los cuatro cuadros de una serie mitológica que pintó hacia 1659. Solo se recuperó de esta serie Mercurio y Argos. El famoso cuadro Las meninas, que estaba en un despacho de la planta baja, se pudo rescatar, pero sufrió un agujero en la mejilla de la infanta Margarita. Este daño fue reparado en esa época.
Otro de los grandes pintores del que se perdieron muchas obras fue Rubens. Entre ellas, un valioso retrato ecuestre de Felipe IV, que el rey apreciaba mucho. Estaba en el Salón de los Espejos, frente al famoso retrato de Tiziano Carlos V en Muhlberg. Del cuadro destruido de Rubens, existe una buena copia en los Uffizi de Florencia hecha por Martínez del Mazo. También se perdió de Rubens El rapto de las Sabinas y veinte obras que adornaban la Pieza Ochavada.
De Tiziano se perdió la serie de Los Doce Césares, que estaba en el Salón Grande. Hoy la conocemos por copias y grabados. También se quemaron dos de las cuatro Furias que había en el Salón de los Espejos (las otras dos están en el Museo del Prado). Además de estos, se perdió una colección invaluable de obras de otros artistas como Tintoretto, Veronés, Ribera, el Bosco, Brueghel, Sánchez Coello, Van Dyck, El Greco, Annibale Carracci, Leonardo da Vinci, Guido Reni, Rafael de Urbino, Jacopo Bassano y Correggio, entre muchos otros.
Edificios Cercanos al Alcázar
Las ampliaciones del Real Alcázar de Madrid no solo afectaron al edificio principal. También se construyeron varios edificios anexos en sus alrededores.
Al sur del Alcázar se levantaron las Caballerizas Reales, que incluían la Armería Real. Al norte y oeste, estaban la plaza del Picadero y los Jardines o Huerto de la Priora. Estos conectaban el palacio con el Real Monasterio de la Encarnación. Hacia el este, se construyó la Casa del Tesoro.
La Casa del Tesoro

La Casa del Tesoro era un conjunto de edificios para diferentes servicios. Tenía dos partes principales: las Casas de Oficios y las cocinas nuevas.
Sus obras comenzaron en 1568, en tiempos de Felipe II. Al principio se pensó como una construcción independiente, pero finalmente se unió a la fachada este del Alcázar, con comunicación directa entre ambos.
En el siglo XVII, se construyó un pasadizo que unía la Casa del Tesoro con el Real Monasterio de la Encarnación. Así, los reyes podían ir directamente del palacio a este edificio religioso.
La Casa del Tesoro llegó a albergar la Biblioteca Real, que fue el origen de la Biblioteca Nacional, por iniciativa del rey Felipe V. Este complejo sobrevivió al incendio del Alcázar de 1734. Sin embargo, fue demolido por orden de José I, quien quería crear una gran plaza junto a la fachada este del Palacio Real.
Los restos de los sótanos y muros del edificio fueron descubiertos en el siglo XX. Esto ocurrió durante las obras de remodelación de la plaza de Oriente en 1996. A pesar de su importancia histórica, estos restos fueron destruidos.
Caballerizas Reales y Armería


En 1553, Felipe II decidió crear un complejo para las Caballerizas Reales cerca del Alcázar. Se construyó en el lado opuesto de la plaza sur del palacio, donde hoy está la cripta de la catedral de la Almudena. No tenía comunicación directa con la residencia real. Las obras, dirigidas por Gaspar de Vega, duraron de 1556 a 1564.
El edificio era rectangular. Tenía una nave de 80 metros de largo por 10 de ancho, dividida por dos filas de columnas. A ambos lados del pasillo central estaban los pesebres. Las Caballerizas Reales tenían tres entradas.
En 1563, el rey ordenó instalar en el piso superior la Armería Real. Antes, se guardaba en Valladolid. Esto cambió el diseño inicial, que reservaba esa planta para los aposentos de los mozos de servicio. En 1567, se añadieron tejados abuhardillados de pizarra, dejando el conjunto con tres alturas.
El edificio fue derribado en 1894 para construir la cripta de la Catedral de la Almudena.
Los Jardines de la Priora
Los Jardines o Huerto de la Priora fueron creados a principios del siglo XVII. Estaban en los terrenos al norte y oeste del Real Alcázar de Madrid. Esto ocurrió después de la fundación del Real Monasterio de la Encarnación en 1611.
Estos jardines estaban donde hoy se encuentran los Jardines del cabo Noval, dentro de la Plaza de Oriente. Eran gestionados por el convento. En 1809 y 1810, el rey José I ordenó expropiar y destruir el Huerto de la Priora. También mandó derribar los edificios cercanos para crear una gran plaza monumental al este del Palacio Real. Este proyecto se hizo realidad durante el reinado de Isabel II, cuando se terminó el diseño de la actual plaza de Oriente.
Véase también
En inglés: Royal Alcázar of Madrid Facts for Kids
- Historia de Madrid
- Historia de la Comunidad de Madrid
- Alonso de Covarrubias
- Juan Gómez de Mora
- Muralla musulmana de Madrid
- Muralla cristiana de Madrid
- Palacio Real de Madrid
- Palacio del Buen Retiro
- Real Monasterio de la Encarnación
- Leones de Médici