Capilla del Real Alcázar de Madrid para niños
La capilla del Real Alcázar de Madrid fue un lugar muy importante para las ceremonias religiosas dentro de esta residencia real. Era destacada por su significado en la corte y por las valiosas obras de arte que guardaba.
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Historia de la Capilla Real
La capilla, al igual que el edificio donde se encontraba, cambió varias veces a lo largo del tiempo. Esto fue así hasta el gran incendio de 1734 que destruyó el Alcázar. Sin embargo, desde que fue dedicada, la capilla siempre estuvo en el mismo lugar dentro del palacio.
La Capilla en Tiempos de los Trastámara
Cuando Madrid fue conquistada y se tomó el antiguo alcázar musulmán, una de las salas del lado este del edificio se convirtió en capilla. Fue el 28 de febrero de 1434, durante el reinado de Juan II de Castilla, cuando la capilla fue dedicada oficialmente a un uso religioso. El encargado de hacerlo fue Gonzalo de Celada, un obispo.
En esta época, la capilla tenía una estructura muy parecida a la que mantendría hasta las reformas que hizo Carlos II en el siglo XVII. Tenía una sala rectangular dividida en dos partes: al norte, el presbiterio (la parte cercana al altar) de forma cuadrada, y al sur, la nave (la parte principal). Las paredes estaban decoradas con trabajos de yeso, similares a los que adornaban el resto del Alcázar de los Trastámara.
Cambios en el Siglo XVI
Carlos V ordenó grandes reformas en el Alcázar. Estas obras incluyeron un nuevo patio al este de la capilla. Esto hizo que la capilla quedara en el centro del edificio, siendo una parte muy importante del nuevo Alcázar.
Como resultado de estas obras, que comenzaron en 1540, la capilla quedó rodeada: al norte por la nueva escalera imperial, y al este y oeste por las galerías superiores de los patios. Las reformas también incluyeron trabajos en la capilla, como la reparación de puertas y ventanas. Se restauraron los techos y las decoraciones de yeso, añadiendo motivos del estilo renacentista. También se colocó un zócalo de azulejos de Talavera, parecidos a los que se usaban en otras habitaciones del Alcázar. Además, se hizo más grande el arco que separaba el presbiterio de la nave, dándole un estilo renacentista, similar al arco de entrada de la capilla de los Reyes Nuevos en la catedral de Toledo.
Debido a que la capilla era pequeña, se decidió conectarla con la sala de la Emperatriz, que estaba al lado. Esto se hizo abriendo arcos a los pies de la nave y debajo de la tribuna (un balcón elevado). En la separación entre ambos espacios se puso una reja decorada con escudos, lo que permitía ver la capilla desde la sala.
En ese momento, la capilla estaba dedicada al arcángel San Miguel. Esto fue en honor a la iglesia de San Miguel de la Sagra, que había sido demolida para poder ampliar el Alcázar.
Durante el reinado de Felipe II, se deshizo la última reforma con la construcción del cancel. Este era un espacio cerrado con cristales en la parte central del piso bajo las tribunas. Al principio, permitía a la reina seguir las ceremonias religiosas de forma más privada. Más tarde, el rey también usaba este lugar para asistir a las ceremonias en secreto. A la derecha del cancel, se añadió una pequeña capilla para que la reina o algún miembro de la familia real pudiera seguir una misa de cerca.
Siguiendo el gusto de Felipe II, se colocó sobre el altar mayor una copia del retablo del Cordero Místico, hecha por Miguel Coxie. Desde su reinado, se usaban tapices para decorar la capilla, cambiándolos según la época del año litúrgico. También mandó poner azulejos en el estrado del altar mayor.
La Capilla en los Siglos XVII y XVIII

Durante el reinado de Felipe III, solo se hicieron trabajos de mantenimiento en la capilla.
En el reinado de su hijo, Felipe IV, se instaló el Santísimo Sacramento en la capilla el 10 de marzo de 1639. Para guardarlo, se construyó un sagrario en 1648. También en este reinado (1661) se colocó la famosa obra El Pasmo de Sicilia o La caída en el camino del Calvario, del artista Rafael Sanzio. Esta obra fue traída desde Palermo. La pintura se enmarcó con una rica cornisa de estilo barroco, rematada con el escudo real, diseñada por Sebastián de Herrera Barnuevo.
El reinado de Carlos II trajo una gran transformación a la capilla, que en ese momento estaba algo descuidada. En 1679, se encargaron un frontal y gradas para el altar. Hacia el final de su reinado, se realizó la mayor reforma hasta entonces: la construcción de una cúpula de mayor tamaño que el presbiterio existente desde la época de los Trastámara. Para ello, la capilla tuvo que ampliarse hacia el norte.
Se encargó a Lucas Jordán que decorara la nave y la cúpula. Finalmente, se mandó construir un rico altar de pórfido, de estilo italiano, que llegó después de la muerte de Carlos II, el 7 de enero de 1701, y fue instalado a finales de ese año.
Con la llegada de la Casa de Borbón al trono español, no se hicieron grandes obras en la capilla, solo trabajos de mantenimiento. Entre estos, destaca la reparación necesaria para asegurar la estructura de la cúpula.
La capilla desapareció el 24 de diciembre de 1734 en el incendio que destruyó por completo el Alcázar de Madrid. Según el diario de Félix de Salabert y Aguerri, marqués de la Torrecilla, la misma noche del incendio, los frailes franciscanos del convento de San Gil lograron trasladar el Santísimo Sacramento de la capilla a su convento. Después del incendio, y de forma temporal, la capilla se instaló en una de las pocas partes del Alcázar que se salvaron: el cuarto del Príncipe.
La capilla tenía una enorme importancia ceremonial en la corte española. En ella, el rey asistía a los servicios y ceremonias religiosas, se celebraban bautizos e incluso se realizaban actos de "conclusiones" (defensa de tesis).
¿Cómo era la Capilla Real?
Durante toda su existencia, la capilla ocupó el mismo espacio físico en el Alcázar. Era un espacio de forma cuadrada con unas dimensiones de unos 19 metros de largo por 7,56 metros de ancho.
Hasta la reforma de Carlos II, la capilla conservó gran parte de la estructura que había heredado de la época de los Trastámara. Por fuera, tenía un tejado a dos aguas. En la parte norte del edificio, había una espadaña (una estructura elevada) que incluía un reloj y campanas en su parte superior. El presbiterio tenía una cúpula de madera de estilo mozárabe, con decoraciones doradas y detalles propios de este estilo. El techo de la nave también era de estilo mozárabe. Se dice que el efecto de estos techos era similar a los de la iglesia de San Nicolás de Bari en Madrigal de las Altas Torres.
A lo largo de su historia, la capilla estuvo decorada con varias obras de arte de gran valor. Entre ellas, destacan La caída de Cristo en el camino del Calvario de Rafael Sanzio, y El Cristo con la Cruz de Tiziano. También había tapices de la serie de La Pasión, encargados por Margarita de Austria, o de Los Hechos de los Apóstoles, basados en diseños de Rafael. Los visitantes y cronistas de la época notaban el contraste entre la sencillez de las habitaciones y la riqueza de la decoración en todo el Alcázar de Madrid.
La Real Cortina se encontraba en el lado del Evangelio de la capilla, en la esquina suroeste del presbiterio, detrás del arco que separaba las dos partes de la nave. En ambos lados de este arco, hacia la nave, había dos nichos o huecos que, según los expertos, pudieron albergar un pequeño altar, una imagen o reliquias. En la pequeña capilla situada al este del cancel, debajo de las tribunas y a los pies de la iglesia, había un altar que pudo contener la obra El Cristo con la Cruz de Tiziano. Este lugar fue descrito por Cosme de Médicis (quien sería Cosme III de Toscana) en su viaje a España:
En el paso de las cámaras a la capilla hay otro altar con una bellísima tabla de Tiziano, que representa un cristo con la cruz a cuestas, donde algunas veces oye misa la reina más retiradamente.
La sacristía se encontraba debajo del presbiterio de la capilla, a la que se bajaba por dos escaleras detrás del altar. Tenía una capilla para las reliquias. En la sacristía estuvo la obra Adán y Eva de Tiziano.
Después de las reformas de Carlos II, la capilla adoptó un aspecto más acorde con el estilo barroco. Su cúpula fue decorada por Lucas Jordán con la historia de Salomón y figuras que representaban la Ley Divina. En la nave, se colocaron cuatro cuadros de este artista, con ricos marcos y adornos.
Además de esta capilla principal, existieron varios oratorios (pequeñas capillas) en el Alcázar. Entre ellos, destacaban el de la Reina, el del Rey o el del cuarto bajo del Rey.
¿Por qué era tan importante la Capilla Real?
La importancia de la capilla dentro del Alcázar era enorme, ya que formaba parte de la elaborada Etiqueta de Borgoña que se seguía en la corte de España. Por ejemplo, a mediados del siglo XVII, Mateo Frasso, en su Tratado de la Real Capilla, decía de ella:
La real capilla de esta Corte de Madrid está puesta en medio de Palacio entre dos muy magníficos y grandiosos patios, que parece ser el corazón de aquel gran cuerpo y máquina de tan suntuosa fábrica y con gran consecuencia se puede llamar corazón de Palacio, que pues el corazón del Rey, Dios le guarde, está en la mano de Dios, muy ajustado viene, que Dios esté en el corazón de Palacio y de un Rey y Monarca tan cristianísimo y celador del culto divino.
Véase también
- Real Alcázar de Madrid
- Incendio del Real Alcázar de Madrid
- Etiqueta de Borgoña
- Capilla pública
- Real Cortina
- Cancel (corte española)
- Sacristía-relicario del Real Alcázar de Madrid