robot de la enciclopedia para niños

Historia de los judíos en Alemania para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Estrella de David Judíos en Alemania Bandera de Alemania
יהדות גרמניה (en hebreo)
Juden in Deutschland (en alemán)
Población censal 118 000
Población estimada 250 000
Cultura
Idiomas alemán, ídish, hebreo
Religiones judaísmo
Principales asentamientos
Bandera de Berlín Berlín
Archivo:Shanah Tova 1914
Soldados judíos alemanes en Rosh Hashaná, 1914.

La historia de los judíos en Alemania es emblemática de la historia de los judíos en la Europa occidental, pues ha abarcado desde el antijudaísmo, la integración relacionada con el universalismo de la Ilustración hasta el antisemitismo moderno.

Llegada a la región de Renania durante el Imperio romano, la comunidad judía prosperó hasta fines del siglo XI. A partir de la Primera Cruzada, debió atravesar un largo período tormentoso, marcado por ataques armados, extorsiones diversas y expulsiones. Su condición jurídica se degradó y se prohibió a los judíos ejercer la mayor parte de oficios. En el siglo XVIII, filósofos de la Ilustración, como Moses Mendelssohn, se indignaron por esta condición miserable e iniciaron una campaña de denuncia. Sin embargo, el camino que llevó a la emancipación fue largo y duró cerca de un siglo, tras lo cual la comunidad judía fue integrada a la sociedad. Su asimilación permitió un éxito económico e intelectual que despertó recelo en ciertos sectores, dando lugar también al antisemitismo. La llegada al poder de Adolf Hitler en 1933 puso a los judíos al margen de la sociedad alemana. A las persecuciones, siguieron la deportación y, luego, el exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, la comunidad judía se reconstituyó lentamente gracias al apoyo del Gobierno federal alemán.

Hacia el año 2014, la comunidad judía de Alemania rondaba las 118 000 personas, haciendo de ésta la tercera comunidad judía más grande de Europa detrás de las de Francia y el Reino Unido.

Los orígenes de la comunidad judía en Alemania

Archivo:Yiddish
Mapa de los dialectos yídish entre los siglos XV y XIX.

Los judíos llegaron en tiempos del Imperio romano a las provincias de la Germania Inferior y Germania Superior, que identificaron con el nombre de la tierra de Askenaz, de ahí su denominación de askenazíes. Estos judíos eran originarios de la Galia o de Italia, entre los que se encontraban algunos comerciantes venidos de Palestina. También había conversos venidos de todo el Imperio, con poblaciones importantes de Asia Menor, Grecia, Egipto, África del Norte y la propia Germania que abrazaron la fe de Moisés.

La primera evidencia oficial de su presencia data de 321, en Colonia. Se trata de un texto que indica que el estatus legal de los judíos es el mismo en todo el Imperio: poseen la plenitud de derechos civiles con la única restricción de estar impedidos de poseer un esclavo cristiano o acceder a una función pública. Trabajaban en la agricultura, la artesanía, los negocios y como prestamistas. Heinrich Graetz estima que los judíos estuvieron presentes en Alemania antes que los cristianos, y Jits Straten, en su libro Los judíos asquenazíes y los israelitas bíblicos (Ashkenazic Jews and the Biblical Israelites), afirma que en todo caso los judíos habitaban la cuenca del Rin antes de la llegada de las tribus germánicas (ambos sugieren que las invasiones bárbaras no cambiaron sus condiciones de vida). Según Straten, la evidencia de que en 321 ya hubo en Colonia una comunidad judía desarrollada y arraigada (el decreto de Constantino de este año deja entender que los judíos estaban representados en el consejo de la ciudad, o curia) sugiere la presencia de judíos en siglos anteriores.

A inicios de la Edad Media, las comunidades judías se encontraban sobre todo en la cuenca del Rin, principalmente en Worms, Espira y Maguncia; pero también en Ratisbona, Fráncfort y Passau. En esta época, vivían principalmente del comercio y gozaban de una gran autonomía. Los mercaderes judíos comerciaban con el Oriente y con los países eslavos vecinos. Las comunidades judías se desarrollaron hasta fines del siglo XI gracias a la tolerancia de los soberanos merovingios y carolingios. En los siglos XIII y XIV, muchos judíos franceses se refugiaron en Alemania. Los judíos alemanes hablaban un dialecto germánico cercano al alsaciano: el yídish, que se convertirá en la lengua de todos los judíos de la Europa Central.

De los carolingios a la primera cruzada

Archivo:GermanJews1
Judíos alemanes del siglo XII.
Archivo:Judensand
Judensand, el cementerio judío de Maguncia.

En el Imperio carolingio, los judíos debían pagar el diezmo sobre las mercancías, como lo hacían todos los demás. Los comerciantes judíos o radhanitas aseguraron las relaciones indispensables entre el cristianismo occidental y el Islam. Isaac el Judío se convirtió incluso en embajador de Carlomagno ante el califa Harún al-Rashid en 797. Así, los carolingios protegieron a las comunidades judías. A diferencia del resto de hombres libres del Imperio, los judíos estuvieron exentos del servicio militar. Como la Iglesia católica prohibió el préstamo a interés, los judíos acabaron monopolizando esta actividad. Bajo los carolingios y hasta fines del siglo XI, los mercaderes judíos exportaron a Italia y España esclavos, pieles y armas, e importaron especias, bálsamos, dátiles y metales preciosos. Contribuyeron a que los valles del Rin y del Danubio alto conformaran ejes de circulación de mercancías importantes. Los contactos entre las comunidades del Imperio franco y las de España o África del Norte fueron numerosos, ya sea en el plano comercial o en el religioso.

Bajo el reinado de Ludovico Pío, se concedieron tres cartas a pedido de la comunidad judía, las cuales garantizaban a los judíos la protección de su vida y sus bienes, la libertad de comercio y la libertad religiosa (liceat eis secundum illorum legem vivere: «les fue acordado vivir según su ley»). Los judíos estaban, pues, bajo la protección directa del emperador y eran, por tanto, sus súbditos.

En 1084, Rüdiger Hutzmann, obispo de Espira, invitó a los judíos a instalarse en su ciudad «para aumentar mil veces el honor de nuestra ciudad». Con esta finalidad, les concedió una serie de derechos conocidos bajo el nombre de privilegio de Rüdiger. Se les cedió un barrio separado para que pudieran montar guardia sobre sus muros, «para que no sean importunados por la muchedumbre». El barrio judío, situado cerca del Rin, estaba rodeado por una muralla y comprendía un cementerio y una sinagoga. Los judíos también contaban con su propia policía, el derecho a contratar servidores cristianos y a vender carne cashrut a los no judíos. Asimismo, podían hacer venir a judíos extranjeros. Su burgomaestre tenía el mismo rango que aquel de Espira. Estos privilegios fueron confirmados por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1090, quien los extendió a Worms. La carta de Worms fue renovada en 1157 por Federico I Barbarroja que concedió igualmente una carta a la ciudad de Ratisbona en 1182.

En el siglo XI, la institución rabínica apareció en las comunidades renanas. Se basaba en la preeminencia del rabino, jefe espiritual de la comunidad o de una región entera. Ciertos centros renanos, como Espira, Worms, que poseían una sinagoga de estilo bizantino construida en 1034, o Maguncia dieron al judaísmo occidental una reputación de saber y piedad a semejanza de los centros franceses. Gracias a ellos, el Talmud se convirtió en una obra principalmente occidental. Surge la pregunta de por qué los judíos se beneficiaron de una tolerancia religiosa rara para la época. La respuesta se encontraría en que los judíos eran considerados testigos de la pasión de Cristo, conservadores de la Antigua Ley y como el pueblo llamado a la conversión en la cercanía del fin de los tiempos. En el siglo X, la Semana Santa, que comenzaba a ser objeto de celebraciones religiosas, se convirtió en un periodo de acoso o, incluso, de persecución para los judíos.

Gershom ben Judah, apodado Meor HaGolah (Luminaria del exilio), nacido en Metz en 960 y muerto en Maguncia en 1028, reunió en torno a él a varios discípulos. Profundizó el estudio del Talmud y de la Torá, inspirándose en los métodos de las academias talmúdicas de Babilonia. Introdujo la prohibición de la poligamia, la prohibición de que los hombres se divorcien sin el consentimiento de sus mujeres y la prohibición de las burlas hacia los judíos convertidos a la fuerza que volvían a su fe. Su fama se extendió a todo el mundo judío medieval.

De las cruzadas a la Reforma

Archivo:Expulsión judíos
Mapa de las expulsiones de judíos en Europa entre 1100 y 1600. En verde, la expulsión de judíos de los territorios alemanes.

Persecución de los judíos durante las primeras cruzadas

Durante las primeras cruzadas, tras los rumores de que los sarracenos habrían tomado los lugares santos con la asistencia de los judíos, se produjeron numerosas persecuciones de poblaciones judías de Alemania, principalmente en el valle del Rin. Presentes desde hacía siglos, los judíos se convirtieron de repente en extranjeros que debían ser castigados antes de liberar los lugares santos. Fueron perseguidas sus comunidades a todo lo largo del camino de las cruzadas en Renania, Espira, Maguncia, Worms, Ratisbona. Algunas veces, los obispos protegían a la comunidad judía de sus ciudades. El papa condenó las acciones agresivas, a menudo, obra de la escoria de la sociedad, pero los autores de las persecuciones nunca fueron hostigados. En 1097, los judíos convertidos a la fuerza fueron autorizados por el emperador Enrique IV a retomar su fe y algunos de sus bienes les fueron restituidos, luego de pagar un fuerte rescate.

Las persecuciones se reanudaron en 1146 con ocasión de la Segunda Cruzada, bajo la instigación de un monje cisterciense. Gracias a la intervención enérgica de Bernardo de Claraval, las persecuciones cesaron y no alcanzaron la amplitud de las de la Primera cruzada. El reconocimiento de la comunidad judía hacia Bernardo de Claraval fue inmenso. En Alemania, al igual que en toda la Europa occidental, los judíos fueron acusados de robar niños con ocasión del Pésaj. En Pforzheim, Wissembourg y Oberwesel, se reprodujeron las mismas acusaciones. En 1270, los Judenbreter devastaron las comunidades de Alsacia. De 1336 a 1339, bandas de campesinos pobres, denominadas Judenschläger, aterrorizaron la región desde Alsacia hasta Suabia.

La peste negra, que causó estragos en Europa desde 1349, fue la ocasión de nuevas acusaciones, como la de haber envenenado los pozos de agua para propagar la enfermedad, y de nuevas persecuciones, lo que provocó numerosos casos de persecución.

Con el retorno de la calma, los dirigentes de los principados y las ciudades germánicas debieron determinar el castigo a infligir a los culpables de las persecuciones violentas de judíos; sin embargo, el Emperador impuso una enorme multa de veinte mil marcos de plata a los habitantes de Fráncfort por la pérdida sufrida a causa del ataque a los judíos. Otras multas fueron impuestas por los oficiales del tesoro imperial. La sanción principal provino de una ley imperial que dio en herencia al emperador la totalidad de las acreencias debidas a los judíos, de modo que los deudores, a menudo en el origen de los desórdenes, ganaron muy poco de sus actos.

Para conservar la memoria de los mártires de las diversas ciudades y regiones, ciertas comunidades redactaron los Memorbücher que permitieron recordar el nombre de los mártires. El trauma ocasionado por las persecuciones de los siglos XI y XII fue una de las razones que provocó que los judíos tomaran conciencia de ser una nación en exilio que anhelaba su país de origen. Petahia de Ratisbona escribió incluso un Itinerario en hebreo que permitió a la diáspora judía conocer la Tierra Santa.

En el plano religioso, el cambio de actitud frente a los judíos se puede explicar por la espera escatológica. Había que apresurar el retorno de Cristo convirtiendo la mayor cantidad posible de judíos al cristianismo. El papado, que consideraba a los judíos como los «siervos de la Iglesia», no se opuso a la modificación de la condición de los judíos en el Imperio.

Las comunidades

Archivo:Disputation
Una disputa judeo-cristiana. Los protagonistas judíos son reconocibles por sus kipás. Grabado en madera de Johannes von Armssheim, 1483.

Actividades intelectuales y artísticas

A pesar de las persecuciones, los eruditos judíos continuaron comentando la Biblia y el Talmud. Un nuevo movimiento, los Chassidei Ashkenaz («hombres piadosos de Alemania»), expertos tanto en Tosafot como en la Cábala, proporcionaron una educación que influyó a los judíos más allá de los Pirineos. Los rabinos escribieron himnos y lamentos litúrgicos que figuraban en parte en los libros de oración askenazíes. En el siglo XII, Rabbi Samuel ben Kalonymos propuso una doctrina oculta caracterizada por exigencias morales rigurosas y la importancia que daba a la preparación del sacrificio por la fe. En el siglo XIII, su hijo Rabbi Juda se distinguió por sus composiciones litúrgicas y el Sefer ha-Hassidim, el Libro de los devotos. Incluso en el período de la gran peste no puso fin a sus actividades intelectuales. Fue a mediados del siglo XIV, cuando el puesto de rabino quedó reservado para quienes habían realizado estudios y podían proporcionar una autorización escrita de su escuela. Jacob Möllin e Isaac Tyrnau fijaron definitivamente el ritual de las sinagogas alemanas. Fue en Alemania donde aparecieron los Majzorim, un conjunto de libros litúrgicos que contenían las oraciones y piezas litúrgicas de las festividades fijas y móviles anuales. Entre fines del siglo XIII e inicios del siglo XIV, fueron decorados con miniaturas que representaban a seres humanos con cabeza de pájaros u otros animales, para evitar representaciones naturales del hombre. El Majzor de Worms era particularmente famoso. Los Majzorim contenían también los Kinot (elegías) que relataban las persecuciones sufridas.

Los talleres judíos producían también bellos manuscritos ilustrados. Las miniaturas de las ciudades alemanas se caracterizaron por contener temas muy variados y una iconografía de una gran originalidad: muchos seres híbridos, monstruos, figuras legendarias, elaborados con trazos duros, destacados con colores claros. A comienzos del siglo XIV, se propagaron dos técnicas de ornamentación no figurativa: la micrografía, una escritura minúscula cuyas líneas formaban los contornos de los motivos, y la filigrana, un ornamento trazado a pluma con tinta de color. El arte de la miniatura se detuvo bruscamente en 1348, cuando surgió la peste negra y las persecuciones derivadas de ella. En el siglo XV, se produjeron todavía Haggadot de formato pequeño, cuyos márgenes estaban animados por escenas bíblicas enriquecidas con elementos legendarios.

La organización de las comunidades

Archivo:Jewish cemetery Worms
Heiliger Sand, el cementerio judío de Worms.

La comunidad o kahal respondía a tres necesidades:

  • Las necesidades religiosas, para las cuales la comunidad establecía una sinagoga, un cementerio judío, baños rituales y un tribunal que zanjaba problemas tanto de estatus personal como procedimientos civiles y penales. El presidente del tribunal era generalmente el rabino, quien recibía un salario, al igual que el chantre y el sacristán.
  • La asistencia a los necesitados a través de fondos de caridad y comedores populares. En comunidades grandes, los judíos disponían de un hospicio y un hospital. Todas estas instituciones eran financiadas por el impuesto comunitario y por las donaciones testamentarias.
  • La defensa y la seguridad de la ciudad y de los bienes. Los jefes de la comunidad negociaban con la autoridad de la cual dependían (emperador, príncipe u obispo) una suma que deducían del conjunto de la comunidad. En muchas ciudades, los judíos debían encargarse de defender la ciudad de sus enemigos.

Las asociaciones benéficas, conocidas bajo el nombre de havarot, desempeñaron un papel importante en la vida de la comunidad. Estaban consagradas a la educación judía, a la instrucción de los niños pobres y a los necesitados. La más activa fue la Hevra kaddisha que se ocupaba de los entierros. La dispersión de las comunidades en el Sacro Imperio volvió difícil la organización de una autoridad central.

La sinagoga fue, por lo general, construida en el centro del barrio judío. La iglesia y el gobierno local imponían, en general, restricciones que limitaban su tamaño. En el mundo askenazí, obedecían los patrones románicos o góticos. Pero, al igual que las salas de oración, solían ser pequeñas y estrechas, como la de Worms, con su planta de dos naves con dos pilares centrales; y en Ratisbona, es difícil confundirlas con las majestuosas iglesias cristianas. La sinagoga de estilo gótico constaba de una larga sala dividida por tres pilares que soportaban la bóveda. El atril ocupaba el lugar central. Fue destruida después de la expulsión de los judíos de la ciudad.

El deterioro de la condición de los judíos

Archivo:Medieval manuscript-Jews identified by rouelle are being burned at stake
Judíos portando la insignia amarilla, condenados a la hoguera. Manuscrito medieval.

En 1095, la prohibición de que los judíos portaran un arma, atributo tradicional del hombre libre, fue el anuncio del fin de la cohabitación pacífica entre judíos y cristianos. A partir del siglo XII, la condición de los judíos alemanes se degradó también en el plano jurídico. Fueron considerados como los descendientes de los prisioneros que Tito había concedido al tesoro imperial; se convirtieron en siervos de la Casa imperial. El emperador exigió de ellos un derecho de protección especial, luego una capitación de un denario de oro por cabeza, en recuerdo del antiguo fiscus judaicus. En 1215, el Cuarto Concilio de Letrán les ordenó llevar consigo una marca de su diferencia: un sombrero particular en forma de cono. Se multiplicaron las acusaciones de profanación de hostias. En julio de 1236, el emperador Federico II Hohenstaufen, que había acogido en su corte de Palermo a judíos y musulmanes, convocó una asamblea de judíos conversos al cristianismo acerca de los supuestos actos violentos rituales. Aquellos afirmaron que no existía algo semejante en el judaísmo y, entonces, Federico II rechazó públicamente las acusaciones. Pero tal comportamiento fue excepcional: la situación legal de los judíos alemanes siguió deteriorándose. En 1267, el sínodo de Breslavia requirió que todos los judíos vivieran en barrios reservados para separarlos de los cristianos. El aislamiento de los judíos se acentuó. A partir de 1349, después de la peste negra, las puertas de los guetos se cerraban cada noche. En 1463, el emperador afirmó que podía disponer de los judíos, en cuerpo y bienes, con toda libertad.

Las condiciones económicas de los judíos también se modificaron: abandonaron la agricultura, tanto para reagruparse como para formar comunidades organizadas, en particular, para el culto y las escuelas. Los judíos que tenían plazas privilegiadas en el comercio mediterráneo perdieron su posición cuando se desarrolló el gran comercio italiano o alemán. Su condición de no cristianos terminó por apartarlos asimismo del comercio interno. Por otra parte, perdieron su función de financieros de los emperadores y señores feudales y debieron abandonar el artesanado que les había brindado reputación en las ciudades alemanas. No les quedó más que dedicarse al préstamo a riesgo o contra empeño a las poblaciones pobres, actividad muy impopular que les dio la fama de usureros y explotadores. Los judíos vivían cada vez más replegados en sí mismos. Temían abandonar los guetos por la posibilidad de ser atacados. Su aislamiento favoreció el surgimiento del yidis. La evolución lingüística de los judíos alemanes fue, desde entonces, diferente a la del resto del país. El yidis integró palabras del hebreo y se convirtió poco a poco en ininteligible para los no judíos.

Con cada advenimiento imperial, los judíos eran sistemáticamente despojados de sus bienes. Bajo el reinado de Rodolfo I de Habsburgo, los judíos comenzaron a abandonar el Sacro Imperio Romano Germánico. Por temor a perder una importante fuente de ingresos, las autoridades detuvieron al gran rabino Meir de Rothenburg. Desde 1355, los príncipes se apoderaron de una parte de las prerrogativas imperiales y podían tener pleno control de los judíos. Este permiso se extendió a varias ciudades libres. Muchos judíos emigraron de Alemania a Polonia. Boleslao V el Casto en 1264 y Casimiro III de Polonia en 1344 les otorgaron tierras y condiciones favorables. A pesar del traslado, mantuvieron al yidis como su lengua de uso. El emperador Wenceslao era el más experto en transferir a sus propias tesorerías el oro de los bolsillos de los judíos ricos. Hizo pactos con muchas ciudades, haciendas y príncipes por los cuales anuló todas las deudas pendientes conq los judíos a cambio de una cierta suma que se le pagaba a él. El emperador Wenceslao declaró que cualquiera que ayudara a los judíos con el cobro de sus deudas, a pesar de esta anulación, sería tratado como un ladrón y rompedor de la paz, y se le obligaría a hacer restitución. Se dice que este decreto, que supuestamente estuvo dañando el crédito público durante años, empobreció a miles de familias judías a fines del siglo XIV. El siglo XV no trajo ninguna mejora. Se repitió lo que sucedió en la época de las Primeras Cruzadas. La guerra contra los husitas dio inicio a otra época de persecución de los judíos. Los judíos de Austria, Bohemia, Moravia y Silesia pasaron por todos los terrores de la muerte, la conversión forzada al cristianismo o el bautismo forzado. Cuando los husitas hicieron las paces con la Iglesia, el Papa envió al fraile franciscano Juan de Capistrano para que labrara en que los renegados volvieran al redil y les inspirara el odio por la herejía y la incredulidad. Todos los judíos fueron desterrados para siempre de Silesia. El fraile franciscano Bernardino de Feltre trajo un destino similar a las comunidades del sur y del oeste de Alemania. Como consecuencia de las confesiones ficticias de los judíos de Trento, la población de muchas ciudades, especialmente de Ratisbona, empezó a perseguir a los judíos. El final del siglo XV, que trajo una nueva época para el mundo cristiano, no significó ningún alivio a los judíos. Los judíos en Alemania siguieron siendo víctimas de un odio religioso que les atribuía todos los males posibles. Cuando la Iglesia establecida, amenazada en su poder espiritual en Alemania y en otros lugares, se preparó para su conflicto con la cultura del Renacimiento alemán, uno de sus puntos de ataque más convenientes fue la literatura rabínica. En este momento, como una vez antes en Francia, los judíos conversos difundieron informes falsos con respecto al Talmud, pero un defensor del libro surgió en la persona de Johann Reuchlin, un humanista alemán, quien fue el primero en Alemania que incluyó el idioma hebreo en las humanidades. Su opinión, aunque fuertemente opuesta por los Dominicanos y sus seguidores, finalmente prevaleció cuando el humanista Papa León X permitió que el Talmud fuera impreso en Italia.

Moses Mendelssohn

Aunque la lectura de libros alemanes estaba prohibida en el siglo XVIII por los inspectores judíos que tenían cierto poder policial en Alemania, Moses Mendelson encontró su primer libro alemán, una edición de Teología protestante, en un sistema bien organizado de caridad judía para estudiantes necesitados del Talmud. Mendelssohn leyó este libro y encontró pruebas de la existencia de Dios: su primer encuentro con una muestra de letras europeas. Este fue solo el comienzo de las investigaciones de Mendelssohn sobre el conocimiento de la vida. Mendelssohn aprendió muchos idiomas nuevos, y toda su educación consistía en lecciones de Talmud, pensaba en hebreo y traducía al hebreo cada nuevo trabajo que encontraba. La brecha entre los judíos y el resto de la sociedad fue causada por la falta de traducción, y Mendelssohn tradujo la Torá al alemán, cerrando la brecha entre los dos; este libro permitió a los judíos hablar y escribir en alemán, preparándolos a formar parte de la cultura alemana y la ciencia secular. En 1750, Mendelssohn comenzó a desempeñarse como maestro en la casa de Isaac Bernhard, dueño de una fábrica de seda, después de comenzar sus publicaciones de ensayos filosóficos en alemán. Mendelssohn concebía a Dios como un Ser perfecto y tenía fe en "la sabiduría, la justicia, la misericordia y la bondad de Dios". Argumentaba que "el mundo resulta de un acto creativo a través del cual la voluntad divina busca realizar el bien supremo", y aceptaba la existencia de milagros y revelaciones siempre que la creencia en Dios no dependiera de ellos. También creía que la revelación no podía contradecir la razón. Al igual que los deístas, Mendelssohn afirmó que la razón podía descubrir la realidad de Dios, la providencia divina y la inmortalidad del alma. Fue el primero en expresarse en contra del uso de la excomunión como una amenaza religiosa. En el apogeo de su carrera, en 1769, Mendelssohn fue desafiado públicamente por un apologista cristiano, un pastor de Zúrich llamado Johann Caspar Lavater, para defender la superioridad del judaísmo sobre el cristianismo. A partir de entonces, se dedicó a la defensa del judaísmo en forma impresa. En 1783, publicó ‘’’Jerusalem O Acerca de Poder Religioso y Judaismo’’’. En la obra, indica que ninguna institución religiosa debería usar la coerción y subraya que el judaísmo no coacciona la mente a través del dogma. Argumenta que a través de la razón, todas las personas pueden descubrir verdades filosóficas religiosas, pero lo que hace único el judaísmo es su código de normas legales, rituales y morales. Opina que los judíos deben vivir en una sociedad civil, pero solo de manera que se les conceda su derecho a seguir sus leyes religiosas, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de respeto y la diversidad de religiones. Hizo campaña por la emancipación e instruyó a los judíos a formar vínculos con los gobiernos que se les mostraban tolerantes, intentando mejorar la relación entre judíos y cristianos, abogando, al mismo tiempo, por la tolerancia y la humanidad. Se convirtió en el símbolo de la Ilustración judía, la Haskalah.

Archivo:David Friedlander
David Friedländer fue un líder comunal germano-judío que defendía la emancipación judía en el Sacro Imperio Romano Germánico.

Siglos XVIII-XIX. Cuestiones de ciudadanía, derechos y libertades

A finales del siglo XVIII, en el mundo occidental brotó el entusiasmo juvenil por los nuevos ideales de la igualdad religiosa. El emperador austríaco José II fue uno de los personajes principales en adoptar estos nuevos ideales. Ya en 1782, emitió la "Patente de tolerancia para los judíos de la Baja Austria", estableciendo así la igualdad cívica de sus súbditos judíos. Antes de 1806, cuando la ciudadanía general era en gran medida inexistente en el Sacro Imperio Romano Germánico, sus habitantes estaban sujetos a diversos estamentos. De diferentes maneras de un territorio del imperio a otro, estas regulaciones distribuían a los habitantes por grupos, tales como miembros de la dinastía, cortesanos, otros aristócratas, habitantes de la ciudad (burgueses ), judíos, hugonotes (en Prusia un estamento especial hasta 1810), campesinos libres, siervos, vendedores ambulantes y gitanos. , con diferentes privilegios y cargas asociados a cada clase. La desigualdad legal era uno de los principios de aquel sistema político y social. El concepto de ciudadanía estaba principalmente restringido a las ciudades, especialmente a las ciudades imperiales libres. No existía una franquicia general, que seguía siendo un privilegio para unos pocos, que habían heredado el estado o lo habían adquirido cuando alcanzaban un cierto nivel de ingresos gravados o podían pagar el gasto de la tarifa de ciudadano ("Bürgergeld"). La ciudadanía a menudo se restringía aún más a los habitantes de la ciudad afiliados a la denominación cristiana localmente dominante (calvinismo, catolicismo romano o luteranismo). Los habitantes de las ciudades de otras denominaciones o religiones y aquellos que carecían de los medios financieros suficientes para ser calificados como ciudadanos, se consideraban meros habitantes que carecían de derechos políticos y, en ocasiones, estaban sujetos a permisos de residencia revocables. La mayoría de los judíos que vivían entonces en aquellas partes de Alemania donde se les permitía establecerse se definían automáticamente como meros habitantes locales, en función de permisos que normalmente eran menos generosos que los concedidos a los habitantes locales ‘’’’gentiles’’’ ("Einwohner", a diferencia de "Bürger , o ciudadano). En el siglo XVIII, algunos judíos y sus familias obtuvieron el mismo estado de ciudadanía que sus vecinos cristianos, pero tenían un estado diferente al de los nobles, los hugonotes o los siervos. A menudo no disfrutaban del derecho a la libertad de cruzar las fronteras territoriales o incluso municipales, y mucho menos del mismo estado de ciudadanos en cualquier lugar nuevo al que tuviesen en su ubicación anterior. Con la abolición de las diferencias en el estado legal durante el período napoleónico y sus secuelas, la ciudadanía se estableció como un nuevo estado que generalmente se aplicaba a todos los súbditos anteriores a los monarcas. Prusia confirió la ciudadanía a los judíos prusianos en 1812, aunque eso no condujo a una igualdad total con otros ciudadanos. La emancipación judía no eliminó todas las formas de discriminación hacia los judíos, quienes a menudo no se admitían a algunos cargos estatales oficiales. Los edictos federales alemanes de 1815 ofrecieron solo una perspectiva de plena igualdad, pero no se implementó en aquel momento, e incluso se modificaron las promesas que se habían hecho. Sin embargo, la discriminación ya no era la herramienta clave del establecimiento de la orden social, sino una violación de la misma. En Austria, muchas leyes que restringían el comercio y el tráfico de súbditos judíos permanecieron en vigor hasta mediados del siglo XIX, a pesar de la patente de tolerancia. Algunas de las tierras de la corona, como Estiria y Alta Austria, prohibieron a los judíos establecerse en su territorio; En Bohemia, Moravia y Silesia austríaca, muchas ciudades estaban cerradas para ellos. Los judíos también estaban obligados a pagar unos impuestos enormes. En el Reino de Prusia alemán, el gobierno modificó materialmente las promesas hechas en el desastroso año de 1813. La prometida regulación uniforme de los asuntos judíos fue pospuesta una y otra vez. En el período comprendido entre 1815 y 1847, estaban en vigor al menos 21 leyes territoriales que afectaban a los judíos en las ocho provincias más antiguas del estado prusiano. En ese momento, ningún funcionario estaba autorizado a hablar en nombre de todos los judíos prusianos o de la judería en la mayoría de los otros 41 estados alemanes, y mucho menos en nombre de todos los judíos alemanes. Sin embargo, algunos hombres se adelantaron para defender su causa, siendo el principal de ellos Gabriel Riesser (m. 1863), un abogado judío de Hamburgo, que exigía plena igualdad cívica para su pueblo. Se ganó a la opinión pública hasta tal punto que esta igualdad fue concedida en Prusia el 6 de abril de 1848, y en Hanover y Nassau el 5 de septiembre y el 12 de diciembre respectivamente, y también en su natal Hamburgo, que era por aquel entonces el hogar de la segunda comunidad judía más grande de Alemania. Por la introducción de las libertades básicas establecidas por la Asamblea Nacional, adoptada en la ley estatutaria de Hamburgo del 21 de febrero de 1849, en Württemberg, se les concedió la igualdad a los judíos el 3 de diciembre de 1861; en Baden, el 4 de octubre de 1862; en Holstein, el 14 de julio de 1863; y en Sajonia, el 3 de diciembre de 1868. Después del establecimiento de la Confederación Alemana del Norte de acuerdo a la ley del 3 de julio de 1869, fueron abolidas todas las restricciones legales restantes impuestas a los seguidores de diferentes religiones. Este decreto se extendió a todos los estados del imperio alemán después del año 1870.

La ilustración judía

Durante la época de la Ilustración, muchas mujeres judías comenzaron a frecuentar los salones no judíos defendiendo las ideas de la emancipación. En el siglo XVIII, algunos eruditos y líderes alemanes tradicionales, entre ellos, Tobías Cohn. Médico y autor de Ma’aseh Tobiyyah , apreciaban la cultura secular. Lo que mejor caracteriza este período histórico y cultural es la época de la Aufklärung alemana, a la que pertenecen unos de los mejores escritores, eruditos e intelectuales de Europa Occidental. Aparte del lenguaje y la vestimenta, los judíos adoptaron las normas culturales e intelectuales de la sociedad alemana. El movimiento, que llegó a ser conocido como la haskalá alemana o de Berlín, ofreció muchos desafíos a la sociedad alemana. Ya en la década de los 1740, muchos judíos alemanes y algunos judíos polacos y lituanos expresaban su deseo de obtener formación secular. La Ilustración germano-judía de finales del siglo XVIII, la Haskalá , marca la transición política, social e intelectual de los judíos europeos a la modernidad. Algunos de los miembros de la élite de la sociedad judía sabían idiomas europeos. Los gobiernos absolutistas en Alemania y Austria privaron a los líderes de la comunidad judía de su autoridad y muchos judíos se convirtieron en 'judíos de la corte'. Usando sus contactos con empresarios judíos para insertarse como contratistas militares, gerentes de casas de moneda, fundadores de nuevas industrias y proveedores de piedras preciosas y ropa para la corte, proporcionaban asistencia económica a los gobernantes locales. Los judíos de la corte estaban protegidos por los gobernantes y actuaban como todos los demás de la sociedad, coincidiendo en su habla, modales y conocimiento de la literatura y las ideas con los “estándares” europeos. En la mayor parte de Europa occidental, la "Haskalah" terminó con la asimilación de un gran número de judíos. Muchos judíos dejaron de respetar la ley judía, y la lucha por la emancipación en Alemania despertó algunas dudas sobre el futuro de los judíos en Europa conduciendo, finalmente, a la inmigración a los Estados Unidos y al sionismo.

Reorganización de la comunidad judía alemana

Archivo:Celle Synagogue (cropped)
La sinagoga en Celle fue construida en 1740 y todavía está en uso.

Abraham Geiger y SamuelHoldheim fundaron el movimiento conservador en el judaísmo moderno y aceptaron el espíritu moderno del liberalismo. Samson Raphael Hirsch defendió las costumbres tradicionales, negando el "espíritu" moderno. Ninguna de estas creencias fue seguida por los judíos fieles. Zacharias Frankel fue uno de los creadores del movimiento reformista. El Judaísmo reformista fue la primera respuesta moderna a la emancipación de los judíos, aunque el judaísmo reformado difería en todos los países y provocó tensiones de autonomía tanto en la congregación como en el individuo. Algunas de las reformas estaban en las prácticas: los rabinos usaban chalecos, como los sacerdotes protestantes, y se utilizó el acompañamiento instrumental: órgano de tubos. Además, el libro tradicional de oraciones hebreas fue reemplazado por la traducción al alemán. Se reorganizaron los cultos públicos, se introdujeron los cantos congregacionales y los sermones regulares requerían rabinos capacitados científicamente. El estado fundó las escuelas religiosas debido a la necesidad de agregar una estructura religiosa a la educación secular de los niños judíos. La oratoria sagrada comenzó a prosperar principalmente gracias a los predicadores alemanes, como M. Sachs y M. Joel. La música sinagogal fue aceptada con la ayuda de Louis Lewandowski. Las comunidades reformistas compuestas por creencias similares y el judaísmo cambiaban al mismo ritmo que el resto de la sociedad. El pueblo judío adaptaba a las creencias y prácticas religiosas para satisfacer las necesidades del pueblo judío de aquella generación. Una de las vertientes importantes de la evolución de la comunidad judía fue el cultivo de la literatura judía y las asociaciones creadas con maestros, rabinos y líderes de congregaciones. Otra parte vital de la reorganización de la comunidad judeo-alemana fue la gran participación de las mujeres judías en la comunidad y sus nuevas tendencias de acostumbrar a sus familias a un estilo de vida diferente. Las mujeres judías se comportaban de una manera contradictoria, en el sentido de que se estaban modernizando, pero también trataban de mantener vivas algunas tradiciones. Las madres judías alemanas estaban cambiando la manera de criar a sus hijos, por ejemplo, sacando a sus familias de los barrios judíos, cambiando así el entorno en el que crecían los niños judíos, todo ello modificando la dinámica de la entonces unida comunidad judía. Gracias a sus madres, los niños judíos participaban en los paseos por el vecindario, así como en los eventos deportivos y otras actividades lo que los acercaba más a los niños alemanes. Para asimilarse a la cultura alemana, las madres leían periódicos y revistas de moda, siguiendo también otras tendencias de la sociedad burguesa alemana. De manera similar, las madres judías alemanas también instaron a sus hijos a participar en lecciones de música, principalmente porque era una actividad popular entre otros alemanes. Además, las madres judías ponían un gran énfasis en la formación adecuada de sus hijos con la esperanza de que eso los ayudase a ser más respetados proporcionándoles así un futuro más próspero. Si bien las madres judías trabajaron incansablemente para asegurar la asimilación de sus familias, también intentaron mantener el aspecto familiar de las tradiciones judías. Sin embargo, las repensaban y las concebían de una manera diferente. Por ejemplo, el Sabbat que antes se consideraba un evento más religioso, se convirtió en una reunión social de familiares.

1815–1918

Archivo:Moritz Daniel Oppenheim - The Return of the Volunteer from the Wars of Liberation to His Family Still Living in Accordance wit... - Google Art Project
"El regreso del voluntario de la [campaña alemana de 1813 a su familia que todavía vive de acuerdo con las viejas costumbres", por Moritz Daniel Oppenheim
Archivo:Karte Hep-Hep-Krawalle 1819
Mapa de los disturbios de Hep-Hep de 1819

Napoleón I emancipó a los judíos en toda Europa, pero con la caída de Napoleón en 1815, el creciente nacionalismo conllevó una creciente represión. De agosto a octubre de 1819, los pogromos que llegaron a conocerse como los disturbios de Hep-Hep tuvieron lugar en toda Alemania. Durante este tiempo, muchos estados alemanes privaron a los judíos de sus derechos civiles. En la Ciudad Libre de Fráncfort, sólo a 12 parejas judías se les permitía casarse cada año, y los 400.000 florines austrohúngaros que la comunidad judía de la ciudad había pagado en 1811 por su emancipación fueron confiscados. Después de que Renania volviera al control prusiano, los judíos perdieron los derechos que Napoleón les había otorgado, se les prohibió ejercer ciertas profesiones y los pocos que habían sido designados para cargos públicos antes de las Guerras Napoleónicas fueron despedidos. En numerosos estados alemanes, los judíos tenían restringido su derecho a trabajar, establecerse y casarse. Sin cartas especiales de protección, a los judíos se les prohibía tener muchas profesiones diferentes y, a menudo, tenían que recurrir a trabajos considerados irrespetables, como la venta ambulante o el comercio de ganado, para sobrevivir. Un hombre judío que quería casarse tenía que comprar un certificado de registro, conocido como "Matrikel", que demostraba que estaba en un oficio o profesión "respetable". Un Matrikel , que podía costar hasta 1000 florines, generalmente estaba restringido a los hijos primogénitos. Como resultado, la mayoría de los hombres judíos no podían casarse legalmente. En toda Alemania, los judíos pagaban grandes impuestos y, a veces, los artesanos ’’’gentiles’’’ los discriminaban. Como resultado, muchos judíos alemanes comenzaron a emigrar. La emigración fue alentada por los periódicos germano-judíos. Al principio, la mayoría de los emigrantes eran hombres jóvenes y solteros de pequeños pueblos y aldeas. También emigró un número menor de mujeres solteras. Algunos miembros de las familias emigraban solos y luego, al haber obtenido suficientes recursos económicos, enviaban a buscar a los miembros de su familia. La emigración aumentaba y, como resultado, algunas comunidades judías alemanas perdieron hasta el 70% de sus miembros. En un momento, un periódico alemán-judío informó que todos los varones judíos jóvenes en las ciudades de Franconian de Hagenbach, Ottingen y Warnbach habían emigrado o estaban a punto de emigrar. Los Estados Unidos fueron el principal destino de la emigración de los judíos alemanes. La revolución de 1848 hizo que la situación de los judíos alemanes nuevamente se inclinara hacia la libertad. Uno de los rabinos reformistas destacados de ese tiempo fue Leopold Zunz, un contemporáneo y amigo de Heinrich Heine. En 1871, con la unificación de Alemania por el canciller Otto von Bismarck, llegó su emancipación, pero el creciente estado de ánimo de desesperación entre los judíos asimilados se vio reforzado por las penetraciones antisemitas en el sistema político. En la década de los años 1870, el antisemitismo fue alimentado por la crisis financiera y los escándalos; en la década de los años 1880 por la llegada de masas de los Ostjuden, que huían de los territorios rusos; en la década de 1890 los judíos se vieron amenazados por las leyes antisemitas. En 1879, el panfletista anarquista de Hamburgo Wilhelm Marr introdujo el término 'antisemitismo' en el vocabulario político al fundar la Liga Antisemita. Los antisemitas del movimiento Völkisch' ' fueron los primeros en describirse a sí mismos como tales, pues consideraban a los judíos como parte de una raza semítica que nunca podría asimilarse adecuadamente a la sociedad alemana. Tal era la ferocidad del sentimiento antijudío del movimiento Völkisch que en 1900, "antisemita" había entrado en alemán para describir a cualquiera que tuviera sentimientos antijudíos. Sin embargo, a pesar de las protestas y peticiones masivas, el movimiento Völkisch no logró persuadir al gobierno para que revocara la emancipación judía, y en las elecciones al Reichstag de 1912, los partidos que simpatizaban con el movimiento Völkisch sufrieron una derrota temporal.

Archivo:1890 gustav ermann kaiser soldier saarbrucken Germany
1890: Gustav Ermann, un soldado judío en el ejército alemán de Kaiser, nacido en Saarbrücken

Baden y Württemberg aprobaron la legislación que proporcionó a los judíos igualdad completa. El Imperio Alemán recién formado hizo lo mismo en 1871. El historiador Fritz Stern concluye que en 1900 surgió una simbiosis judío-alemana, donde los judíos alemanes habían fusionado elementos de la cultura alemana y judía en una cultura propia, nueva y única. Los matrimonios entre judíos y no judíos empezaron a considerarse normales a partir del siglo XIX; por ejemplo, la esposa del canciller alemán Gustav Stresemann era judía. Sin embargo, la oportunidad de altos cargos en el ejército, el servicio diplomático, el poder judicial o la burocracia superior era mínima. Algunos historiadores creen que con la emancipación el pueblo judío perdió sus raíces culturales y comenzó a usar sólo la cultura alemana. Sin embargo, otros historiadores argumentan que fue todo lo contrario y que las mujeres judías fueron las iniciadoras del equilibrio entre la cultura judía y la alemana durante la Alemania imperial. Las mujeres judías desempeñaron un papel clave en el mantenimiento de las comunidades judías. Las mujeres judías fueron el catalizador de la modernización dentro de la comunidad judía. Los años 1870-1918 marcaron el cambio del papel de la mujer en la sociedad. Su trabajo en el pasado consistía en el cuidado de la casa y la crianza de los niños. Ahora, sin embargo, comenzaron a contribuir al hogar aportando recursos financieros. Durante la historia del Imperio Alemán, hubo varias divisiones dentro de la comunidad judía alemana sobre su futuro; en términos religiosos, judíos ortodoxos buscaron mantener la tradición religiosa judía, mientras que los judíos liberales buscaron "modernizar" sus comunidades pasando de las tradiciones litúrgicas a la música de órgano y oraciones en alemán. Muchos inmigrantes pasaron por Alemania, dirigiéndose a otros países. Al estallar la Primera Guerra Mundial, unos cinco millones de emigrantes de Rusia pasaron por el territorio alemán. Alrededor de dos millones de judíos atravesaron la frontera oriental de Alemania entre 1880 y 1914 y alrededor de 78 000 se quedaron en Alemania. La población judía creció de 512.000 en 1871 a 615.000 en 1910, incluidos los 79.000 inmigrantes recientes de Rusia, poco menos del 1% del total. Alrededor de unos 15.000 judíos se convirtieron al cristianismo entre 1871 y 1909. El antropólogo y político Rudolf Virchow resumió la posición de los liberales alemanes al respecto de la situación de los inmigrantes judíos en aquella época diciendo: "Los judíos simplemente están aquí. No puedes matarlos". Esta posición, sin embargo, no toleraba las diferencias culturales entre judíos y no judíos, abogando por eliminar esta diferencia.

La Primera Guerra Mundial

Archivo:1920 poster 12000 Jewish soldiers KIA for the fatherland
Un folleto publicado en 1920 por el Reichsbund jüdischer Frontsoldaten (organización alemana de veteranos judíos) en respuesta a las acusaciones de falta de patriotismo: Inscripción en la tumba: "12.000 soldados judíos murieron en el campo de honor por la patria".

Alrededor de 12.000 de judíos alemanes murieron en los combates de la Primera Guerra Mundial. Alrededor de 10.000 se ofrecieron como voluntarios para el servicio, y más de 100.000 de una población judía alemana de un total de 550.000 hicieron el servicio militar durante la Primera Guerra Mundial. Alrededor del 78% estuvo en servicio de primera línea, 12.000 murieron en batalla, más de 30.000 recibieron condecoraciones, y 19 000 fueron ascendidos. Aproximadamente 2000 judíos se convirtieron en oficiales militares y 1200 en médicos. Muchos judíos alemanes apoyaron la guerra por patriotismo; como muchos alemanes, vieron las acciones de Alemania como de naturaleza defensiva e incluso los judíos liberales de izquierdas creían que Alemania estaba respondiendo a las acciones de otros países, particularmente de Rusia. El hecho de que el enemigo fuera Rusia también dio una razón adicional para que los judíos alemanes apoyaran la guerra; La Rusia zarista fue considerada por ellos como un opresor por sus pogromos y para muchos judíos alemanes, la guerra contra Rusia se convertiría en una especie de guerra santa. Aunque en parte había un deseo de venganza, para muchos judíos era igualmente importante asegurarse de que la población judía de Rusia se salvara de una vida de servidumbre: una publicación germano-judía declaró: "Estamos luchando para proteger nuestra santa patria, rescatar la cultura europea y liberar a nuestros hermanos del este". El fervor de la guerra era tan común entre las comunidades judías como entre los mismos alemanes étnicos. La organización judía más importante de Alemania, la Asociación Central de Ciudadanos Alemanes de Fe Judía, declaró su apoyo incondicional a la guerra y, cuando el Kaiser declaró el 5 de agosto día de oración patriótica, las sinagogas de toda Alemania se llenaron de visitantes y de oraciones patrióticas y discursos nacionalistas.

Archivo:Willi ermann a jewish german soldier in wwi
Willi Ermann de Saarbrücken, un soldado judío alemán de la Primera Guerra Mundial: Ermann falleció en Auschwitz durante el Holocausto.

Si bien ir a la guerra trajo consigo la desagradable perspectiva de luchar contra otros judíos en Rusia, Francia y Gran Bretaña, para la mayoría de los judíos esta ruptura de los lazos con las comunidades judías en los países aliados fue aceptada como parte de su movilización. Después de todo, el conflicto también enfrentó a católicos y protestantes alemanes contra sus hermanos en la fe en el este y el oeste. De hecho, para algunos judíos el hecho de que los judíos fueran a la guerra entre sí era una prueba de la normalidad de la vida judía alemana; ya no podían ser considerados una minoría con lealtades transnacionales sino ciudadanos alemanes leales. Los judíos alemanes a menudo rompían lazos con judíos de otros países; la Alliance Israélite Universelle, una organización francesa que se dedicaba a proteger los derechos de los judíos, vio a un miembro judío alemán renunciar una vez que comenzó la guerra, declarando que no podía, como alemán, pertenecer a una sociedad que estaba bajo el liderazgo francés. Los judíos alemanes apoyaron las ambiciones coloniales alemanas en África y Europa del Este, con el deseo de aumentar el poder alemán y rescatar a los judíos de Europa del Este del gobierno zarista. Sin embargo, los judíos alemanes no siempre sintieron un parentesco personal con los judíos rusos. Muchos sentían repulsión por los judíos orientales, que vestían y se comportaban de manera diferente, además de ser mucho más devotos religiosamente. Victor Klemperer, un judío alemán que trabajaba para los censores militares, declaró: "No, yo no pertenecía a esta gente, incluso si uno probara mi relación de sangre con ellos cien veces... Yo pertenecía a Europa, a Alemania, y agradecía a mi creador que yo fuera alemán".

Archivo:Azannes WWI German Cemetery 2
Las lápidas de los soldados judíos caídos que lucharon por Alemania en la Primera Guerra Mundial se quitaron durante la Segunda Guerra Mundial y luego se reemplazaron. Este cementerio está en el norte de Francia.

Prominentes industriales y banqueros judíos, como Walter Rathenau y Max Warburg desempeñaron un papel importante en la supervisión de la economía de guerra alemana. En octubre de 1916, el Comando Supremo Alemán administró el Judenzählung (el censo de judíos). Diseñado para confirmar las acusaciones de falta de patriotismo entre los judíos alemanes, el censo refutó las acusaciones, pero sus resultados no se hicieron públicos. El censo fue un catalizador para intensificar el antisemitismo y mitos sociales como el "mito de la puñalada por la espalda" (Dolchstoßlegende). Para muchos judíos, el hecho de que se llevara a cabo el censo causó una sensación de traición, ya que los judíos alemanes habían sufrido la guerra, la escasez de alimentos, el sentimiento nacionalista y la miseria del desgaste junto con sus compatriotas alemanes. Sin embargo, la mayoría de los soldados judíos alemanes seguían obedeciendo a las órdenes de sus jefes alemanes hasta el amargo final. Cuando estallaron las huelgas en Alemania al final de la guerra, algunos judíos las apoyaron. Sin embargo, la mayoría de los judíos tenía poca simpatía por los huelguistas. Como muchos alemanes, los judíos alemanes lamentaron el Tratado de Versalles.

República de Weimar, 1919–33

Bajo la República de Weimar, de 1919 a 1933, los judíos alemanes desempeñaron un papel importante en la política y la diplomacia por primera vez en su historia, y fortalecieron su posición en los asuntos financieros, económicos y culturales. Hugo Preuß fue Ministro del Interior bajo el primer régimen posimperial y escribió el primer borrador de la liberal Constitución de Weimar. Walther Rathenau, presidente de General Electric (AEG) y jefe del Partido Democrático Alemán (DDP), ejerció el cargo de ministro de Relaciones Exteriores en 1922, cuando negoció el importante Tratado de Rapallo. Murió en un atentado dos meses después. En 1914, los judíos estaban bien representados entre la clase adinerada, incluido el 23,7 por ciento de las 800 personas más ricas de Prusia y el ocho por ciento de los estudiantes universitarios. La clase media judía sufría crecientes privaciones económicas y, en 1930, una cuarta parte de la comunidad judía alemana tenía que recibir apoyo a través de programas de bienestar comunitario.

Antisemitismo

Hubo antisemitismo esporádico basado en la falsa acusación de que Alemania en tiempos de guerra había sido traicionada por un enemigo interno. Hubo brotes de agresión contra los judíos alemanes en los primeros años de la República de Weimar, dirigidos por los paramilitares del Freikorps. Los Protocolos de los Sabios de Sión (1920), una falsificación que afirmaba que los judíos se estaban apoderando del mundo, circuló ampliamente. La segunda mitad de la década de los 1920 fue próspera y el antisemitismo fue mucho menos notorio. En 1929, al empezar la Gran Depresión, el mito volvió a surgir cuando Adolf Hitler y su partido nazi promovieron una tensión virulenta. El autor Jay Howard Geller dice que la comunidad judía alemana disponía de cuatro respuestas posibles. La mayoría de los judíos alemanes eran solo nominalmente religiosos y veían su identidad judía como solo una de varias identidades; optaron por el liberalismo burgués y la asimilación a todas las fases de la cultura alemana. Un segundo grupo (especialmente inmigrantes recientes de Europa del Este) abrazaba el judaísmo y el sionismo. Un tercer grupo de elementos de izquierdas apoyaba el universalismo del marxismo, que minimizaba la etnicidad y el antisemitismo. Un cuarto grupo contenía a algunos que apoyaban el nacionalismo alemán incondicional y minimizaban u ocultaban su herencia judía. Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, cientos de miles aprovecharon una quinta opción: escapar al exilio, generalmente a costa de dejar atrás toda la riqueza. El sistema legal alemán generalmente trató a los judíos de manera justa durante todo el período. La Centralverein, la principal organización de los judíos alemanes, usó el sistema judicial para defender enérgicamente la judería contra los ataques antisemitas por toda Alemania.

Cultura, ciencia y pensamiento durante la República de Weimar

Archivo:Heidelberg Universitätsbibliothek 2003
La Universidad de Heidelberg fue considerada una de las instituciones más eminentes de aprendizaje judío-alemán.

Los intelectuales y los profesionales de las artes judíos se encontraban entre las figuras principales en muchas áreas de la cultura de Weimar. Las facultades universitarias alemanas se abrieron universalmente a los eruditos judíos en 1918. Los principales intelectuales judíos de las facultades universitarias fueron el físico Albert Einstein; los sociólogos Karl Mannheim, Erich Fromm, Theodor Adorno, Max Horkheimer y Herbert Marcuse; los filósofos Ernst Cassirer y Edmund Husserl; el comunista teórico político Arthur Rosenberg; el pionero defensor de los derechos de la comunidad LGBT Magnus Hirschfeld, entre otros. Diecisiete ciudadanos alemanes recibieron premios Nobel durante la República de Weimar (1919-1933), cinco de los cuales eran científicos judíos. En 1925, fue fundada una revista literaria germano-judía, Der Morgen. En la revista se publicaban ensayos e historias de destacados escritores judíos, tales como Franz Kafka y Leo Hirsch, hasta su liquidación por el gobierno nazi en 1938.

Los judíos bajo el poder de los nazis (1933–45)

En Alemania, según el historiador Hans Mommsen, había tres tipos de antisemitismo:

Se debería diferenciar el antisemitismo cultural sintomático de los Conservadores alemanes—encontrado especialmente en el cuerpo de oficiales alemanes y la alta administración civil—y dirigido principalmente contra los judíos orientales por un lado, y el antisemitismo völkisch. La variedad conservadora funciona, como ha señalado Shulamit Volkov, como una especie de "código cultural". Esta variedad de antisemitismo alemán jugó más tarde un papel importante en la medida en que impidió que la élite funcional se distanciara de las repercusiones del antisemitismo racial. Así, casi no hubo protestas relevantes contra la persecución judía por parte de los generales o de los grupos dirigentes dentro del gobierno del "Reich". Esto es especialmente cierto con respecto a la proclamación de Hitler de la "guerra de aniquilación racial" contra la Unión Soviética. Además del antisemitismo conservador, existía en Alemania un antijudaísmo bastante silencioso dentro de la Iglesia católica, que tuvo un cierto impacto en la inmunización de la población católica contra la escalada de persecución

La tercera y más tóxica variedad de antisemitismo en Alemania (y en otros lugares) es el así llamado antisemitismo o racismo völkisch.

En 1933, la persecución de los judíos se convirtió en una política activa del nazismo, pero al principio las leyes no se obedecían tan rigurosamente ni eran tan devastadoras como en años posteriores. Aquellas cláusulas, conocidas como párrafo ario s, habían sido postuladas previamente por el antisemitismo y promulgadas en muchas organizaciones privadas.

Archivo:Bundesarchiv Bild 102-14468, Berlin, NS-Boykott gegen jüdische Geschäfte
El boicot del 1 de abril de 1933

El continuo trato intolerable hacia los judíos en Alemania provocó llamadas a lo largo de marzo de 1933 por parte de líderes judíos de todo el mundo para un boicot de productos alemanes. Los nazis respondieron con más prohibiciones y boicots contra médicos, tiendas, abogados y comercios judíos. Solo seis días después, se aprobó la Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional, que prohibía a los judíos ser empleados en el gobierno. Esta ley significaba que los judíos ahora estaban directa e indirectamente disuadidos o prohibidos para ocupar las posiciones privilegiadas y de alto nivel reservadas para los "arios" alemanes. A partir de entonces, los judíos se vieron obligados a trabajar en puestos más humildes, por debajo de los no judíos. La Ley de Servicio Civil llegó inmediatamente al sistema educativo porque los profesores universitarios, por ejemplo, eran funcionarios públicos. Si bien la mayoría de las clases intelectuales alemanas no eran nacionalsocialistas íntegros, el mundo académico se había impregnado de un "antisemitismo culto" desde la época imperial, más aún durante Weimar. Con la mayoría de los profesores no judíos teniendo tales sentimientos hacia los judíos, junto con la apariencia exterior de los nazis en el período durante y después de la toma del poder, había poca motivación para oponerse a las medidas antijudías que se estaban promulgando; pocos lo hicieron y muchos estaban activamente a favor. Según un profesor alemán de la historia de las matemáticas, "No hay duda de que la mayoría de los matemáticos alemanes que eran miembros de la organización profesional colaboraron con los nazis y no hicieron nada para salvar o ayudar a sus colegas judíos. Excepto por algunos casos individuales, la sociedad matemática no se preocupaba por los judíos. Colaboraron con el Estado y con el partido en todos los niveles. Tomaron medidas activas y expulsaron a los miembros judíos incluso antes de que se les obligara a hacerlo, al estar en sintonía con el espíritu de la época. "Los médicos alemanes estaban altamente nazificados, en comparación con otros profesionales, en términos de membresía del partido", observó Raul Hilberg y algunos incluso llevaron a cabo experimentos con seres humanos en lugares como Auschwitz.

Archivo:Bundesarchiv Bild 183-R99542, München, Judenverfolgung, Michael Siegel
Esta fotografía, tomada en marzo de 1933, inmediatamente después de que los nazis tomaran el poder, muestra a los militantes nazis de las SA obligando a un abogado judío a caminar descalzo por las calles de Múnich con un cartel que dice "Nunca más me quejaré de la policía"."

El 2 de agosto de 1934 murió el presidente Paul von Hindenburg. No fue nombrado nuevo presidente; Adolf Hitler como Canciller de Alemania tomó el control de la oficina del Führer. Esto, y un gobierno dócil sin partidos de oposición, permitió que Adolf Hitler ejerciera un control totalitario de la creación de leyes. El ejército también hizo un juramento de lealtad personalmente a Hitler, dándole poder sobre el ejército; esta posición le permitió hacer cumplir aún más sus creencias al crear más presión que nunca sobre los judíos.

En 1935 y 1936 aumentó el ritmo de persecución de los judíos. En mayo de 1935, a los judíos se les prohibió unirse a las fuerzas armadas Wehrmacht y apareció la propaganda antijudía en las tiendas y restaurantes alemanes nazis. Las Leyes de pureza racial de Nuremberg se aprobaron en la época de los mítines nazis en Nuremberg; el 15 de septiembre de 1935, se aprobó la Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes, que impedía las relaciones sentimentales y matrimonios entre arios y judíos. Al mismo tiempo, se aprobó la Ley de Ciudadanía del Reich y se reforzó en noviembre por un decreto, que establece que todos los judíos, incluso un cuarto y medio judíos, ya no eran ciudadanos ("Reichsbürger") de su propio país. Su estatus oficial se convirtió en Reichsangehöriger, "sujeto del estado". Esto significaba que no tenían derechos civiles básicos, como el de votar, pero en ese momento el derecho a votar de los alemanes no judíos solo significaba la obligación de votar por el partido nazi. Esta eliminación de los derechos básicos de los ciudadanos precedió a leyes más duras que se aprobarán en el futuro contra los judíos. La redacción de las Leyes de Nuremberg a menudo se atribuye a Hans Globke. En 1936, se les prohibieron a los judíos todos los trabajos profesionales, lo que les impedía ejercer cualquier influencia en la educación, la política, la educación superior y la industria. Debido a esto, no hubo nada que detuviera las acciones antijudías que se extendieron por la economía nazi-alemana. Después de la Noche de los cuchillos largos, las Schutzstaffel (SS) se convirtieron en el poder policial dominante en Alemania. El Reichsführer-SS Heinrich Himmler estaba ansioso por complacer a Hitler y obedeció sus órdenes de buena gana. Dado que las SS habían sido los guardaespaldas personales de Hitler, sus miembros eran mucho más leales y hábiles que los de las Sturmabteilung (SA). Debido a esto, el ejército también los apoyaba, aunque sin mucha confianza, y ahora estaba más dispuesto a estar de acuerdo con las decisiones de Hitler que cuando las SA eran dominantes. Todo ello le permitió a Hitler más control directo sobre el gobierno y la actitud política hacia los judíos en la Alemania nazi. En 1937 y 1938, se implementaron nuevas leyes y se inició la segregación de los judíos de la verdadera población alemana "aria". En particular, los judíos fueron penalizados financieramente por su estatus racial.

Archivo:German Jewish Passport
Los pasaportes judíos alemanes podrían usarse para salir, pero no para regresar.

El 4 de junio de 1937, dos jóvenes judíos alemanes, Helmut Hirsch e Isaac Utting, fueron ejecutados por estar involucrados en un complot dirigido al bombardeo de la sede del partido nazi en Núremberg. A partir del 1 de marzo de 1938, ya no se podían otorgar contratos gubernamentales a empresas judías. El 30 de septiembre, los médicos "arios" solo podían tratar a pacientes "arios". La provisión de atención médica a los judíos ya se veía obstaculizada por el hecho de que a los judíos se les prohibía ser médicos o tener cualquier trabajo profesional. A partir del 17 de agosto de 1938, los judíos con nombres de origen no judío tuvieron que agregar Israel (hombres) o Sara (mujeres) a sus nombres, y una J grande se imprimiría en sus pasaportes a partir del 5 de octubre. El 15 de noviembre se prohibió a los niños judíos asistir a escuelas normales. Para abril de 1939, casi todas las empresas judías se habían derrumbado bajo la presión financiera y la disminución de las ganancias, o se habían visto obligadas a venderse al gobierno nazi alemán. Esto redujo aún más los derechos de los judíos como seres humanos. En muchos sentidos, estaban oficialmente separados de la población alemana.

Archivo:Nurembergsynagoguec
La sinagoga de Nuremberg, 1890-1900. El edificio fue destruido en 1938.

El régimen cada vez más totalitario y militarista que Hitler estaba imponiendo a Alemania le permitió controlar las acciones de las SS y los militares. El 7 de noviembre de 1938, un joven judío polaco, Herschel Grynszpan, atacó y disparó a dos funcionarios alemanes en la Embajada alemana nazi en París. (Grynszpan estaba enojado por el trato de sus padres por parte de los alemanes nazis.) El 9 de noviembre murió el agregado alemán, Ernst vom Rath, que había sido atacado por Grynszpan. Joseph Goebbels emitió instrucciones de que se organizaran y manifestaciones contra los judíos como represalia en toda Alemania. El 10 de noviembre de 1938, Reinhard Heydrich ordenó a la policía estatal y a la Sturmabteilung (SA) que destruyeran las propiedades judías y arrestaran a tantos judíos como fuera posible en lo que se conoció como la Noche de los cristales rotos. (Kristallnacht). Los escaparates de las tiendas y oficinas judías fueron destrozados, y muchas sinagogas fueron destruidas por el fuego. Aproximadamente 91 judíos fallecieron y otros 30.000 fueron detenidos y enviados a los campos de concentración recién formados. En los siguientes 3 meses, entre 2000 y 2500 de ellos murieron en los campos de concentración, el resto fue liberado con la condición de que abandonaran Alemania. Muchos alemanes estaban disgustados por esta acción cuando se descubrió el alcance total del daño, por lo que Hitler ordenó que se culpara a los judíos. Colectivamente, se obligó a los judíos a pagar mil millones Reichsmark por daños y perjuicios, y la multa fue aumentada confiscando el 20 por ciento de todas las propiedades judías. Los judíos también tuvieron que reparar todos los daños por su cuenta.

Archivo:Bundesarchiv Bild 183-E03468, Berlin, Emigration von Juden, Umzugswagen
Judíos emigrando de Berlín a los Estados Unidos, 1939

El aumento del antisemitismo provocó una ola de emigración masiva de judíos desde Alemania durante la década de 1930. Entre la primera ola se encontraban intelectuales, personas políticamente activas y sionistas. Sin embargo, a medida que la legislación nazi empeoró la situación de los judíos, más judíos desearon abandonar Alemania, con una carrera de pánico en los meses posteriores a la Kristallnacht en 1938. Palestina Obligatoria era un destino popular para la emigración judía alemana. Poco después del ascenso al poder de los nazis en 1933, negociaron el Acuerdo de Haavara con las autoridades sionistas en la región, que se firmó el 25 de agosto de 1933. Según sus términos, se permitiría emigrar a Palestina a 60.000 judíos alemanes. Durante la Quinta Aliyah, entre 1929 y 1939, un total de 250.000 inmigrantes judíos llegaron a Palestina, más de 55.000 de ellos de Alemania , Austria o Bohemia. Muchos de ellos eran médicos, abogados, ingenieros, arquitectos y otros profesionales, que contribuyeron en gran medida al desarrollo del Yishuv. Los Estados Unidos eran otro destino para los judíos alemanes que buscaban salir del país, aunque el número permitido para inmigrar estaba restringido debido a la Ley de Inmigración de 1924. Entre 1933 y 1939, más de 300.000 alemanes, de los cuales aproximadamente un 90% eran judíos, solicitaron visas de inmigración a los Estados Unidos. Para 1940, solo a 90.000 judíos alemanes se les habían otorgado visas y se les había permitido establecerse en los Estados Unidos. Unos 100.000 judíos alemanes también se trasladaron a países de Europa Occidental especialmente Francia, Bélgica y los Países Bajos. Sin embargo, estos países más tarde serían ocupados por Alemania, y la mayoría de ellos seguirían siendo víctimas del Holocausto. Otros 48.000 emigraron al Reino Unido y otros países europeos.

El Holocausto en Alemania

Archivo:Deportation of Jews from Würzburg to the Lublin district, 25 April 1942 (USHMM 46207)
Los judíos siendo deportados de Würzburg al distrito de Lublin de Polonia, 25 de abril de 1942

En total, de los 522.000 judíos que vivían en Alemania en enero de 1933, aproximadamente unos 304.000 emigraron durante los primeros seis años del régimen nazi y unos 214.000 se quedaron en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. De ellos, de 160.000 a 180.000 fueron ejecutados durante el Holocausto. Los que se quedaron en Alemania se escondieron e hicieron todo lo posible para sobrevivir. Los judíos vivían una vida sumergida y luchaban por encontrar comida, un escondite o refugio relativamente seguro y documentos de identidad falsos mientras evadían constantemente a la policía nazi y evitaban estratégicamente los puntos de control. Los no judíos les ofrecían apoyo escondiendo a los judíos en sus hogares, pero cuando se hizo demasiado peligroso para ambas partes, los judíos se vieron obligados a buscar refugio en unos lugares más expuestos, incluida la calle. Algunos judíos lograban obtener documentos falsos, a pesar de los riesgos y el sacrificio de recursos que requería hacerlo. Una identificación falsa confiable costaría entre 2000RM y 6000RM dependiendo de dónde proviniera. Algunos judíos de Berlín recurrieron al mercado negro para obtener documentos falsos, ya que este era el producto más buscado después de la comida, el tabaco y la ropa. Ciertas formas de identificación pronto se consideraron inaceptables, dejando a los judíos con recursos agotados y vulnerables. Evitar la detención era especialmente difícil en 1943 cuando la policía nazi aumentó su personal y los puntos de control de inspección, lo que llevó a que un 65 por ciento de todos los judíos escondidos fueran detenidos y probablemente deportados. El 19 de mayo de 1943, solo quedaban unos 20.000 judíos y Alemania fue declarada judenrein (limpia de judíos; también judenfrei: libre de judíos).

Persistencia del antisemitismo

Durante la Edad Media el antisemitismo floreció en Alemania, aumentando de manera significativa durante la época de la Peste Negra de 1348 a 1350. Un 72% de las ciudades con asentamientos judíos sufrieron ataques violentos contra la población judía. Las regiones que sufrieron las persecuciones judías de la Peste Negra eran 6 veces más propensas a involucrarse en la actividad antisemita durante la década de 1920. Los partidos racistas y fascistas como el Partido Popular Nacional Alemán, el Partido Nazi y el Partido por la Libertad del Pueblo Alemán ganaron 1,5 veces más votos en las elecciones de 1928, sus habitantes escribieron más cartas a periódicos antisemitas como " Der Stürmer", y deportaron a más judíos durante el reinado nazi. Según un estudio de Nico Voigtländer y Hans-Joachim Voth, los alemanes que crecieron durante el régimen nazi son significativamente más antisemitas que los alemanes nacidos antes o después de ellos. Además, Voigtländer y Voth descubrieron que el adoctrinamiento antisemita nazi era más efectivo en áreas con un antisemitismo generalizado preexistente. Un modelo simple de transmisión cultural y persistencia de actitudes proviene de Bisin y Verdier, quienes afirman que los niños adquieren su esquema de preferencias imitando a sus padres, quienes a su vez intentan socializar a sus hijos según sus propias preferencias, sin tomar en cuenta si estos rasgos son útiles o no. Los factores económicos tenían el potencial de socavar esta persistencia a lo largo de los siglos. El odio contra los forasteros era más costoso en las ciudades abiertas al comercio, como los miembros de la Liga Hanseática. Las ciudades de más rápido crecimiento vieron menos persistencia en las actitudes antisemitas, esto puede deberse al hecho de que la apertura comercial se asoció con un mayor éxito económico y, por lo tanto, mayores tasas de migración en estas regiones.

Los judíos en Alemania desde 1945 hasta la reunificación

Cuando el Ejército Rojo tomó control sobre Berlín a finales de abril de 1945, solo quedaban unos 8.000 judíos en la ciudad, todos ellos escondidos o casados con no judíos. La mayoría de los judíos alemanes que sobrevivieron a la guerra en el exilio decidieron permanecer en el extranjero; sin embargo, un pequeño número regresó a Alemania. Además, aproximadamente 15.000 judíos alemanes sobrevivieron en los campos de concentración o escondiéndose. A estos judíos alemanes se les unieron unos 200.000 de personas desplazadas, sobrevivientes judíos del Holocausto de Europa del Este. Llegaron a la Alemania occidental ocupada por los aliados después de no encontrarse un hogar en Europa del este o después de haber sido liberados en el territorio alemán. La abrumadora mayoría de los desplazados deseaban emigrar a Palestina y vivían en los países aliados, o en campos de refugiados de la ONU, permaneciendo aislados de la sociedad alemana. Cuando Israel se independizó en 1948, la mayoría de los desplazados judíos europeos se fueron al nuevo estado; sin embargo, entre 10.000 y 15.000 de los judíos decidieron reasentarse en Alemania. A pesar de las dudas y una larga historia de antagonismo entre los judíos alemanes (Yekkes) y los judíos de Europa del Este (Ostjuden), los dos grupos dispares se unieron para formar la base de un nueva comunidad judía. En 1950 fundaron su organización representativa unitaria, el Consejo Central de Judíos en Alemania.

Judíos de Alemania Occidental

La comunidad judía de Alemania_Occidental desde la década de los años 1950 y hasta la década de los 1970 se caracterizó por su conservadurismo social y su naturaleza generalmente privada. Aunque había escuelas primarias judías en Berlín Occidental, [[Fráncfort] ], y Munich, la comunidad tenía un promedio de edad muy alto. Pocos jóvenes adultos optaron por permanecer en Alemania, y muchos de los que lo hicieron se casaron con no judíos. Muchos críticos de la comunidad y su liderazgo la acusaron de anquilosamiento. En la década de 1980, se estableció una universidad de estudios judíos en Heidelberg; sin embargo, una cantidad desproporcionada de sus estudiantes no eran judíos. Aunque la comunidad judía de Alemania no tuvo el mismo impacto que la comunidad anterior a 1933, algunos judíos eran prominentes en la vida pública alemana, incluido el alcalde de Hamburgo, Herbert Weichmann; Schleswig-Holstein Ministro de Justicia (y Vicepresidenta del Tribunal Supremo del Tribunal Constitucional Federal) Rudolf Katz; Hesse Fiscal General Fritz Bauer; el ex ministro de Economía de Hesse, Heinz-Herbert Karry; la política de Berlín Occidental, Jeanette Wolff; personalidades de televisión Hugo Egon Balder, Hans Rosenthal, Ilja Richter, Inge Meysel y Michel Friedman; Líderes comunales judíos Heinz Galinski, Ignatz Bubis, Paul Spiegel, y Charlotte Knobloch (ver: Consejo Central de Judíos en Alemania), y los más influyentes de Alemania crítico literario, Marcel Reich-Ranicki.

Judíos de la República Democrática Alemana

La comunidad judía de Alemania Oriental comunista contaba con sólo unos pocos cientos de miembros activos. La mayoría de los judíos que se establecieron en Alemania Oriental lo hicieron porque sus hogares anteriores a 1933 habían estado allí o porque habían sido políticamente izquierdistas antes de la toma del poder por los nazis y, después de 1945, deseaban construir una Alemania socialista y antifascista. La mayoría de estos judíos políticamente comprometidos no eran religiosos ni participaban activamente en la comunidad judía oficial. Incluyeron escritores como Anna Seghers, Stefan Heym, Stephan Hermlin, Jurek Becker, Stasi Colonel General Markus Wolf, cantante Lin Jaldati, compositor Hanns Eisler y político Gregor Gysi. Sin embargo, desde la década de 1950 hasta los principios de la de los 1980, el Servicio de Seguridad del Estado persiguió a las pequeñas comunidades judías sobrevivientes en Alemania Oriental. Esto estaba en consonancia con el tratamiento de los grupos religiosos en general, que a menudo eran perseguidos por considerar que sus sistemas de creencias eran contrarios a los valores socialistas y por tener contacto con Occidente. Sin embargo, en el caso de la población judía, esta persecución también estuvo relacionada con la hostilidad soviética hacia Israel, al que el estado soviético consideraba imperialista y capitalista. Esta hostilidad también se reflejó en los medios de comunicación. Los líderes de la comunidad judía criticaron los medios de comunicación por "provocar el antisemitismo popular mediante la representación negativa de Israel y los judíos. En la década de 1980 hubo un respiro, en general, de tal persecución y el antisemitismo anterior cambió notablemente con un intento de "revitalizar la cultura judía". El pragmatismo económico y político impulsó este cambio: el liderazgo socialista estaba ansioso por promover a Alemania Oriental como un estado antifascista. Muchos judíos de Alemania Oriental emigraron a Israel en la década de 1970.

Judíos en la Alemania reunificada (a partir de 1990)

Población histórica de los judíos alemanes
Año Pob. ±%
1871 512 158 —    
1880 562 612 +9.9%
1890 567 884 +0.9%
1900 586 833 +3.3%
1910 615 021 +4.8%
1925 564 379 −8.2%
1933 503 000 −10.9%
1939 234 000 −53.5%
1941 164 000 −29.9%
1950 37 000 −77.4%
1990 30 000 −18.9%
1995 60 000 +100.0%
2002 100 000 +66.7%
2011 119 000 +19.0%
Fuente: Plantilla:Self-published inline

El fin de la Guerra Fría contribuyó al crecimiento de la comunidad judía de Alemania. Un paso importante para el renacimiento de la vida judía en Alemania ocurrió en 1990 cuando Helmut Kohl se reunió con Heinz Galinski para permitir que los judíos de la antigua Unión Soviética emigraran a Alemania. El tamaño de la comunidad judía en Berlín se estima en 120.000 personas, o el 60% del total de Alemania. Población judía. Hoy, entre el 80 y el 90 por ciento de los judíos en Alemania son inmigrantes de habla rusa de la antigua Unión Soviética. Muchos israelíes también se mudan a Alemania, particularmente a Berlín, por su ambiente relajado y bajo costo de vida. Hay un grupo de familias judías de países musulmanes, incluyendo Irán, Turquía, Marruecos y Afganistán. Alemania tiene la tercera población judía más grande de Europa Occidental después de Francia (600.000) y Gran Bretaña (300.000) y la población judía de más rápido crecimiento en Europa en los últimos años. La afluencia de inmigrantes, muchos de ellos en busca de un contacto renovado con su herencia judíos asquenazíes, ha llevado a un renacimiento de la vida judía en Alemania. En 1996, Chabad-Lubavitch de Berlín abrió un centro. En 2003, Chabad-Lubavitch de Berlín ordenó a 10 rabinos, los primeros rabinos ordenados en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. En 2002 se estableció un seminario rabínico reformado, Abraham Geiger College, en Potsdam. En 2006, el colegio anunció que ordenaría a tres nuevos rabinos, los primeros rabinos reformistas ordenados en Alemania desde 1942. En parte debido a las profundas similitudes entre el Yiddish y el alemán, los estudios judíos se han convertido en un estudio académico popular, y muchas universidades alemanas tienen departamentos o institutos de estudios judíos, cultura o historia. Han surgido comunidades religiosas judías activas en toda Alemania, incluso en muchas ciudades donde las comunidades anteriores ya no existían o estaban moribundas. Varias ciudades de Alemania tienen escuelas diurnas judías, instalaciones kosher y otras instituciones judías más allá de las sinagogas. Además, muchos de los judíos rusos estaban alienados de su herencia judía y no estaban familiarizados con la religión o se sentían incómodos con ella. El judaísmo reformado que se originó en Alemania, ha resurgido, liderado por la Unión de Judíos Progresistas en Alemania, aunque el Consejo Central de los judíos en Alemania y la mayoría de las comunidades judías locales se adhieren oficialmente a la ortodoxia.

Archivo:Chanukka Karlsruhe-2016 Mentrup-Mendelson
Menorá pública en Karlsruhe

El 27 de enero de 2003, el entonces canciller alemán Gerhard Schröder firmó el primer acuerdo a nivel federal con el Consejo Central, por lo que al judaísmo se le otorgó el mismo estatus legal elevado y semiestablecido en Alemania que a la Iglesia católica romana y la Iglesia protestante en Alemania. En Alemania es un acto penible negar el Holocausto o que seis millones de judíos fueran ejecutados en el Holocausto; las infracciones pueden ser castigadas con hasta cinco años de prisión. En 2007, el Ministro del Interior de Alemania, Wolfgang Schäuble, señaló la política oficial de Alemania: "No toleraremos ninguna forma de extremismo, xenofobia o antisemitismo". Las medidas de Alemania contra los grupos de derecha y el antisemitismo son efectivas: según los informes anuales de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución el número total de extremistas de extrema derecha en Alemania ha disminuido en los últimos años de 49.700 (2001), a 38 600 en 2006. A pesar de estos hechos, el embajador israelí Shimon Stein advirtió en octubre de 2006 que los judíos en Alemania se sienten cada vez más inseguros, afirmando que "no pueden vivir una vida judía normal" y que las estrictas medidas de seguridad rodean la mayoría de las sinagogas o centros comunitarios judíos. Yosef Havlin, rabino de Chabad Lubavitch en Frankfurt, no está de acuerdo con el embajador israelí y afirma en una entrevista con Der Spiegel en septiembre de 2007 que el público alemán no apoya a los grupos de extrema derecha; en cambio, ha experimentado personalmente el apoyo de los alemanes y, como judío y rabino, "se siente bienvenido en su (ciudad natal) Frankfurt, no tiene miedo, la ciudad no es una zona prohibida". Un momento emblemático para la floreciente comunidad judía en la Alemania moderna ocurrió el 9 de noviembre de 2006 (el 68 aniversario de la Kristallnacht), cuando la [[sinagoga Ohel Jakob (Munich)] recién construida se dedicó en Munich, Alemania. Esto es particularmente crucial dado que Munich estuvo una vez en el corazón ideológico de la Alemania nazi. La vida judía en la capital, Berlín, está prosperando, la comunidad judía está creciendo, el Centrum Judaicum y varias sinagogas, incluida la la más grande de Alemania se han renovado y abierto, y la semana anual de la cultura judía y el Festival Cultural Judío de Berlín, se celebró por 21ª vez, con conciertos, exposiciones, lecturas públicas y debates. El 21 de enero de 2000 el rabino Yitzhak Ehrenberg de la comunidad judía ortodoxa en Berlín afirma: "La vida judía ortodoxa está viva de nuevo en Berlín. [...] Alemania es el único país europeo con una creciente comunidad judía". A pesar de las medidas de Alemania contra los grupos de derecha y los antisemitas, en los últimos años se han producido varios episodios de agresión. El 29 de agosto de 2012, en Berlín, Daniel Alter, un rabino con atuendo judío visible, fue atacado por un grupo de jóvenes árabes. El 9 de noviembre de 2012, el 74º aniversario de la Kristallnacht, los neo-nazis de Greifswald destrozaron el monumento al Holocausto de la ciudad. Además, un grupo de niños judíos fue objeto de burlas de jóvenes no identificados sobre la base de su religión. El 2 de junio de 2013, un rabino fue agredido físicamente por un grupo de jóvenes "de aspecto sureño" en un centro comercial en Offenbach. El rabino tomó fotos de los atacantes en su teléfono celular, pero la seguridad del centro comercial y la policía local le ordenaron que borrara las fotos. El rabino salió del centro comercial, perseguido por sus atacantes y fue ahuyentado por un conocido. En los últimos años, Alemania ha sido testigo de una migración considerable de judíos israelíes jóvenes y educados que buscan oportunidades académicas y laborales, siendo Berlín su destino favorito

Véase también

kids search engine
Historia de los judíos en Alemania para Niños. Enciclopedia Kiddle.