Historia de los judíos en Alemania para niños
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יהדות גרמניה (en hebreo) דײַטשע ייִדן (en ídish) Juden in Deutschland (en alemán) |
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Población censal | 118 000 | |
Población estimada | 250 000 | |
Cultura | ||
Idiomas | Principalmente alemán, yidis, hebreo y ruso; inglés entre miembros procedentes de otros países. | |
Religiones | judaísmo | |
Principales asentamientos y/o comunidades activas según el último censo de población |
Comunidades ortodoxas, ortodoxas modernas y conservadoras-reformistas en 104 ciudades y municipios. Sede del Consejo Central: Casa Leo-Baeck, Berlín |
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La historia de los judíos en Alemania es muy importante para entender la historia de los judíos en Europa occidental. Ha pasado por momentos difíciles, como la discriminación, y también por épocas de integración y progreso.
Los judíos llegaron a la región de Renania durante el Imperio romano y sus comunidades crecieron hasta finales del siglo XI. Sin embargo, a partir de la Primera Cruzada, vivieron un largo periodo de problemas. Sufrieron ataques, acusaciones falsas y fueron expulsados de muchos lugares. Su situación legal empeoró y se les prohibió trabajar en la mayoría de los oficios.
En el siglo XVIII, pensadores como Moses Mendelssohn lucharon para mejorar sus condiciones. La Emancipación judía, que les dio más derechos, tardó casi un siglo. Después de esto, la comunidad judía se integró en la sociedad y tuvo éxito en la economía y en el ámbito intelectual. Sin embargo, esto también generó envidia y nuevas formas de discriminación.
Cuando Adolf Hitler llegó al poder en 1933, los judíos fueron apartados de la sociedad alemana. Las persecuciones llevaron a que muchos fueran enviados a campos y, más tarde, a la pérdida de muchísimas vidas durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, la comunidad judía se recuperó poco a poco con el apoyo del Gobierno federal alemán.
Hacia el año 2014, había unas 118.000 personas judías en Alemania. Esto la convierte en la tercera comunidad judía más grande de Europa, después de las de Francia y el Reino Unido.
Contenido
Los orígenes de la comunidad judía en Alemania

Los judíos llegaron a las provincias de Germania Inferior y Germania Superior (que hoy son parte de Alemania) en tiempos del Imperio romano. A esta tierra la llamaron Askenaz, de ahí el nombre de askenazíes para los judíos de esta región. Estos judíos venían de Galia (Francia) o de Italia, y algunos eran comerciantes de Palestina. También había personas de otras partes del Imperio que se unieron a la fe judía.
La primera prueba oficial de su presencia es de 321, en Colonia. Un texto de esa época dice que los judíos tenían los mismos derechos civiles en todo el Imperio, con la única limitación de no poder tener sirvientes cristianos ni ocupar cargos públicos. Trabajaban en la agricultura, la artesanía, el comercio y como prestamistas (personas que prestan dinero). Algunos historiadores creen que los judíos estaban en Alemania incluso antes que los cristianos.
Al principio de la Edad Media, las comunidades judías se encontraban sobre todo en la zona del río Rin, en ciudades como Worms, Espira y Maguncia. También había comunidades en Ratisbona, Fráncfort y Passau. En esa época, vivían principalmente del comercio y tenían mucha autonomía. Los comerciantes judíos viajaban al Oriente y a los países eslavos vecinos. Las comunidades judías crecieron hasta finales del siglo XI gracias a la tolerancia de los gobernantes merovingios y carolingios. En los siglos XIII y XIV, muchos judíos franceses buscaron refugio en Alemania. Los judíos alemanes hablaban un dialecto germánico llamado yídish, que se convirtió en la lengua de todos los judíos de Europa Central.
De los carolingios a la primera cruzada
En el Imperio carolingio, los judíos pagaban impuestos sobre sus mercancías, como todos los demás. Los comerciantes judíos eran importantes para mantener las relaciones entre el cristianismo occidental y el Islam. Incluso, un judío llamado Isaac fue embajador de Carlomagno ante el califa Harún al-Rashid en el año 797. Los gobernantes carolingios protegían a las comunidades judías. A diferencia de otros hombres libres, los judíos no tenían que hacer el servicio militar. Como la Iglesia católica no permitía prestar dinero con intereses, los judíos a menudo se dedicaban a esta actividad.
Bajo los carolingios y hasta finales del siglo XI, los comerciantes judíos vendían pieles y armas a Italia y España, y compraban especias, bálsamos y metales preciosos. Ayudaron a que los valles del Rin y del Danubio fueran rutas comerciales importantes.
Bajo el reinado de Ludovico Pío, se dieron tres documentos especiales a la comunidad judía. Estos documentos garantizaban la protección de sus vidas y bienes, la libertad de comercio y la libertad religiosa. Esto significaba que los judíos estaban bajo la protección directa del emperador. Si un judío era asesinado, el asesino debía pagar una multa muy grande. Se nombró a un oficial, el Judenmeister, para proteger sus derechos. A mediados del siglo XI, Enrique III amenazó con castigos severos a quien matara a un judío.
En 1084, Rüdiger Hutzmann, obispo de Espira, invitó a los judíos a vivir en su ciudad para hacerla más importante. Les dio derechos especiales, como un barrio separado con sus propias murallas, un cementerio y una sinagoga. También tenían su propia policía y podían comerciar con carne cashrut (preparada según las leyes judías) a personas no judías. Estos derechos fueron confirmados por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1090 y se extendieron a Worms.
En el siglo XI, surgieron los rabinos como líderes espirituales en las comunidades del Rin. Centros como Espira, Worms y Maguncia se hicieron famosos por su conocimiento y devoción. Gracias a ellos, el Talmud (un importante texto judío) se estudió mucho en Occidente. Los judíos eran vistos como testigos de la historia de Cristo y guardianes de la Antigua Ley. Sin embargo, en el siglo X, la Semana Santa se convirtió en un tiempo de acoso para los judíos.
Gershom ben Judah, conocido como Meor HaGolah (Luminaria del exilio), nació en Metz en 960 y falleció en Maguncia en 1028. Fue un gran maestro que profundizó en el estudio del Talmud y la Torá (la ley judía). Estableció reglas importantes, como la prohibición de tener varias esposas y la de que los hombres se divorcien sin el consentimiento de sus mujeres. También prohibió burlarse de los judíos que habían sido obligados a convertirse al cristianismo y luego regresaban a su fe. Su fama se extendió por todo el mundo judío.
De las cruzadas a la Reforma
La época de los ataques
Durante las primeras cruzadas, se extendieron rumores falsos de que los judíos habían ayudado a los sarracenos a tomar lugares sagrados. Esto llevó a muchos ataques contra las comunidades judías en Alemania, especialmente en el valle del Rin. Los judíos, que habían vivido allí por siglos, de repente fueron vistos como extraños y culpables. Muchas comunidades fueron atacadas en Renania, Espira, Maguncia, Worms y Ratisbona. En Maguncia, más de mil judíos perdieron la vida en un solo día, y la sinagoga fue destruida.
Algunos obispos intentaron proteger a las comunidades judías de sus ciudades. El papa condenó la violencia, pero los responsables de los ataques rara vez fueron castigados. En 1097, el emperador Enrique IV permitió a los judíos que habían sido obligados a convertirse, regresar a su fe.
Los ataques se repitieron en 1146 durante la Segunda Cruzada, impulsados por un monje. Gracias a la intervención de Bernardo de Claraval, las persecuciones se detuvieron y no fueron tan graves como las de la Primera Cruzada. La comunidad judía le estuvo muy agradecida.
Luego, surgieron acusaciones falsas de que los judíos cometían crímenes rituales. En Alemania, al igual que en el resto de Europa occidental, se les acusó de asesinar niños para usar su sangre en Pésaj (Pascua judía). En Pforzheim, Wissembourg y Oberwesel, se repitieron estas acusaciones. En 1285, la comunidad judía de Múnich fue acusada de un crimen ritual: 180 judíos, incluyendo hombres, mujeres y niños, fueron encerrados en la sinagoga y perdieron la vida en un incendio. En 1298, 941 personas perdieron la vida en Wurzburgo. Ese mismo año, el caballero Rintfleisch atacó la región de Franconia. Solo en la ciudad de Rothenburg hubo 470 víctimas. De 1336 a 1339, grupos de campesinos pobres, llamados Judenschläger (asesinos de judíos), aterrorizaron la región desde Alsacia hasta Suabia.
La peste negra, que causó muchas muertes en Europa desde 1349, fue otra ocasión para nuevas acusaciones. Se dijo que los judíos habían envenenado los pozos para propagar la enfermedad, lo que llevó a más ataques. El alcalde de Estrasburgo se negó a creer los rumores y quiso proteger a los judíos, pero fue destituido. El 16 de febrero de 1349, más de 900 judíos perdieron la vida en un incendio. Los bienes de los judíos fueron robados y repartidos. Los judíos de Worms fueron las siguientes víctimas, y al menos 400 de ellos perdieron la vida el 1 de marzo de 1349. El 24 de julio, los judíos de Fráncfort prefirieron prender fuego a sus casas, destruyendo parte de la ciudad. El mayor número de víctimas se registró en Maguncia, donde más de 600 judíos perdieron la vida el 22 de agosto de 1349. En esta ciudad, los judíos se defendieron por primera vez, pero ante la gran cantidad de atacantes, se encerraron en sus casas y, para no ser obligados a cambiar de fe, prendieron fuego a sus hogares y perdieron la vida en las llamas. Dos días después, fue el turno de los judíos de Colonia, y ese mismo mes, los 3000 habitantes judíos de Erfurt fueron víctimas de la violencia.
En diciembre de 1349, hubo ataques contra los judíos de Núremberg y Hanóver. Cuando la calma regresó, los líderes de las ciudades alemanas tuvieron que decidir qué castigo dar a los responsables. El Emperador impuso una gran multa a los habitantes de Fráncfort por las pérdidas causadas por los ataques.
En 1510, 40 judíos perdieron la vida en un incendio en el Margraviato de Brandeburgo. Para recordar a las personas que perdieron la vida, algunas comunidades escribieron los Memorbücher. Estos libros permitían recordar sus nombres en el día de Yom Kipur y en el aniversario de los ataques de la Primera Cruzada. El trauma de estos ataques hizo que los judíos se sintieran como una nación en el exilio, anhelando su tierra de origen. Petahia de Ratisbona escribió un Itinerario en hebreo para que la diáspora judía (judíos que viven fuera de Israel) conociera la Tierra Santa.
En cuanto a la religión, la actitud hacia los judíos cambió. Se creía que era importante convertir a la mayor cantidad posible de judíos al cristianismo para acelerar el regreso de Cristo. El papado, que consideraba a los judíos como "sirvientes de la Iglesia", no se opuso a los cambios en la situación de los judíos en el Imperio.
Las comunidades
Actividades intelectuales y artísticas
A pesar de las dificultades, los estudiosos judíos siguieron comentando la Biblia y el Talmud. Un nuevo movimiento, los Chassidei Ashkenaz («hombres piadosos de Alemania»), eran expertos en textos religiosos y en la Cábala (una tradición mística judía). Su enseñanza influyó a judíos de otras regiones. Los rabinos escribieron himnos y oraciones que se incluyeron en los libros de oración askenazíes. En el siglo XII, Rabbi Samuel ben Kalonymos propuso una doctrina secreta con reglas morales estrictas. En el siglo XIII, su hijo Rabbi Juda se destacó por sus composiciones religiosas y el Sefer ha-Hassidim, el Libro de los devotos.
A mediados del siglo XIV, el puesto de rabino se reservó para quienes habían estudiado y tenían un permiso escrito de su escuela. Jacob Möllin e Isaac Tyrnau establecieron de forma definitiva los rituales de las sinagogas alemanas. Fue en Alemania donde aparecieron los Majzorim, que son libros litúrgicos con oraciones para las festividades judías anuales. Entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, estos libros se decoraron con miniaturas (pequeños dibujos) que representaban seres humanos con cabezas de pájaros u otros animales, para evitar representaciones realistas del hombre. El Majzor de Worms era muy famoso. Los Majzorim también contenían los Kinot (elegías), que contaban las persecuciones sufridas.
Los talleres judíos también producían hermosos manuscritos ilustrados. Las miniaturas de las ciudades alemanas eran muy variadas y originales: mostraban seres híbridos, monstruos y figuras legendarias, dibujados con líneas fuertes y colores claros. A principios del siglo XIV, se popularizaron dos técnicas de decoración no figurativa: la micrografía, que usaba una escritura muy pequeña para formar los contornos de los dibujos, y la filigrana, un adorno hecho con pluma y tinta de color. El arte de la miniatura se detuvo bruscamente en 1348, debido a la peste negra y las persecuciones. En el siglo XV, todavía se producían Haggadot (libros para la cena de Pésaj) pequeños, con escenas bíblicas en los márgenes.
La organización de las comunidades

La comunidad judía, o kahal, se organizaba para cubrir tres necesidades:
- Necesidades religiosas: La comunidad construía una sinagoga, un cementerio judío, baños rituales y un tribunal judío para resolver problemas personales y legales. El rabino solía ser el presidente del tribunal y recibía un salario, al igual que el cantor y el sacristán.
- Ayuda a los necesitados: A través de fondos de caridad y comedores populares. En comunidades grandes, los judíos tenían un hospicio y un hospital. Todas estas instituciones se financiaban con impuestos comunitarios y donaciones.
- Defensa y seguridad: Los líderes de la comunidad negociaban con las autoridades (emperador, príncipe u obispo) una suma de dinero que la comunidad debía pagar. En muchas ciudades, los judíos también debían ayudar a defender la ciudad de sus enemigos.
Las asociaciones de caridad, llamadas havarot, eran muy importantes. Se dedicaban a la educación judía, a enseñar a los niños pobres y a ayudar a los necesitados. La más activa era la Hevra kaddisha, que se encargaba de los entierros. La dispersión de las comunidades en el Sacro Imperio (un gran imperio en Europa central) hacía difícil tener una autoridad central.
La sinagoga se construía generalmente en el centro del barrio judío. La iglesia y el gobierno local solían imponer restricciones que limitaban su tamaño. En el mundo askenazí, seguían los estilos románico o gótico. Sin embargo, solían ser pequeñas y estrechas, como la de Worms, con dos naves y dos pilares centrales. La sinagoga de estilo gótico tenía una sala larga dividida por tres pilares que sostenían el techo. El atril (donde se lee la Torá) estaba en el centro.
El deterioro de la condición de los judíos

En 1095, se prohibió a los judíos llevar armas, lo que era un símbolo de un hombre libre. Esto marcó el fin de la convivencia pacífica entre judíos y cristianos. A partir del siglo XII, la situación legal de los judíos alemanes empeoró. Se les consideró como descendientes de prisioneros y se convirtieron en "sirvientes" del emperador. El emperador les exigía un impuesto especial de protección, y luego un impuesto por persona. En 1215, el Cuarto Concilio de Letrán les ordenó llevar una marca para distinguirlos: un sombrero particular en forma de cono.
Las acusaciones falsas de crímenes rituales y de profanación de objetos sagrados se hicieron más frecuentes. En julio de 1236, el emperador Federico II Hohenstaufen, que había recibido a judíos y musulmanes en su corte, consultó a judíos convertidos al cristianismo sobre los supuestos crímenes rituales. Ellos afirmaron que no existía tal cosa en el judaísmo, y Federico II rechazó públicamente las acusaciones. Pero este comportamiento fue una excepción: la situación legal de los judíos alemanes siguió empeorando. En 1267, el sínodo de Breslavia exigió que todos los judíos vivieran en barrios separados para aislarlos de los cristianos. A partir de 1349, después de la peste negra, las puertas de estos barrios, llamados guetos, se cerraban cada noche. En 1463, el emperador afirmó que podía disponer de los judíos, de sus cuerpos y bienes, con total libertad.
Las condiciones económicas de los judíos también cambiaron: dejaron la agricultura para agruparse en comunidades organizadas, especialmente para el culto y las escuelas. Los judíos que tenían un lugar importante en el comercio del Mediterráneo perdieron su posición cuando el gran comercio italiano o alemán se desarrolló. Su condición de no cristianos también los apartó del comercio interno. Además, perdieron su función como financieros de emperadores y señores feudales, y tuvieron que dejar los oficios artesanales. Solo les quedó dedicarse a prestar dinero con intereses a las personas pobres, una actividad muy impopular que les dio fama de explotadores.
Los judíos vivían cada vez más aislados. Temían salir de los guetos por la posibilidad de ser maltratados. Su aislamiento favoreció el surgimiento del yidis. La evolución lingüística de los judíos alemanes fue, desde entonces, diferente a la del resto del país. El yidis incorporó palabras del hebreo y poco a poco se hizo incomprensible para los no judíos.
Con cada nuevo emperador, los judíos eran sistemáticamente despojados de sus bienes. Bajo el reinado de Rodolfo I de Habsburgo, los judíos comenzaron a abandonar el Sacro Imperio Romano Germánico. Por temor a perder una importante fuente de ingresos, las autoridades detuvieron al gran rabino Meir de Rothenburg. Desde 1355, los príncipes se apoderaron de parte de los poderes imperiales y podían controlar a los judíos. Este permiso se extendió a varias ciudades libres. Muchos judíos emigraron de Alemania a Polonia. Boleslao V el Casto en 1264 y Casimiro III de Polonia en 1344 les ofrecieron tierras y condiciones favorables. A pesar de la migración, mantuvieron el yidis como su idioma.
Véase también
- Historia de los judíos
- Emancipación judía
- Historia de Alemania
- Gotthold Ephraim Lessing
- Rahel Varnhagen von Ense
- Ahron Daum