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Grifo para niños

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Archivo:Wenceslas Hollar - A griffin (cleaned background)
Grifo en un grabado del siglo XVII.

El grifo (del griego gryphos y del persa shirdal, que significa ‘león-águila’) es una criatura de la mitología. Se le representa con la parte superior del cuerpo de un águila y la parte inferior de un león.

Aunque se han encontrado imágenes de grifos o criaturas parecidas en Mesopotamia y el Antiguo Egipto desde el año 3500 a. C., las historias más conocidas sobre este animal fantástico vienen de los antiguos griegos. Ellos contaban que los grifos eran bestias con cuerpo de león, pico y alas de águila. Se decía que protegían grandes depósitos de oro en montañas lejanas del norte. La leyenda del grifo siguió viva durante toda la Edad Media, apareciendo en libros llamados bestiarios y otras obras. En esa época, el grifo llegó a tener significados tanto positivos como negativos. En la Edad Moderna, la gente empezó a dudar seriamente de su existencia. Hoy en día, el grifo solo aparece en la literatura fantástica, en los escudos de armas (heráldica) y como emblema.

¿De dónde viene el mito del grifo?

Desde la antigüedad, las historias describen a los grifos como una especie de leones con picos y alas de águila. Se decía que cuidaban grandes cantidades de oro en una región que hoy llamaríamos Asia Central. Una primera idea es que el grifo es una mezcla imaginaria de dos animales reales: el león y el águila.

Otros piensan que la historia del grifo pudo nacer al intentar describir un animal real poco conocido. Podría ser el jerbo estepario, que se esconde en la arena dorada y está siempre alerta. O quizás el fuerte mastín tibetano. También se ha pensado en el quebrantahuesos o el águila, pero esto es menos probable. Los griegos y romanos ya conocían bien a las aves rapaces. La idea de que el grifo representa recuerdos de reptiles voladores o dinosaurios es poco probable. Esto implicaría que los humanos vivieron con dinosaurios.

Archivo:Hyperborean-gryphon-persepolis-protoceratops-psittacosaurus-skeletons
Comparación de grifos con esqueletos de ceratópsidos.

Una teoría más reciente sugiere que la leyenda del grifo surgió al observar restos prehistóricos, no animales vivos. Los antiguos a menudo encontraban estos restos y se preguntaban sobre su origen. En 1848, el geólogo alemán Georg Adolf Erman pensó que el origen estaba en fósiles de rinocerontes y mamuts de Siberia. Sin embargo, esta idea no es muy creíble. La leyenda del grifo nació en Asia Central, y los mamuts y rinocerontes no tienen pico.

Según la investigadora Adrienne Mayor, el grifo no es una criatura fantástica como el minotauro o pegaso. Ella cree que la historia del grifo podría ser el primer caso documentado de cómo la gente intentó imaginar un animal prehistórico a partir de sus fósiles. Específicamente, los antiguos nómadas escitas que buscaban oro cerca de los montes Altái y Tian Shan en Asia Central pudieron haber imaginado al grifo. Esto ocurrió al encontrar fósiles de Protoceratops semienterrados en la arena rojiza del desierto. El Protoceratops era un dinosaurio de unos dos metros de altura, con boca en forma de pico, huesos grandes en los hombros y patas con pezuñas. Su presencia en la región durante el Cretácico (hace unos 100-65 millones de años) está confirmada por descubrimientos modernos. La fama de los grifos como "guardianes del oro" pudo venir de que estos fósiles se encontraban cerca de los yacimientos de oro. Las tormentas del desierto también llevaban pepitas de oro a esos lugares. Además, las aves reales suelen recoger objetos brillantes para sus nidos.

Archivo:Abderacoin
Grifo representado en una moneda de la ciudad de Abdera, Tracia (c. 450–430 a. C.).

Sin embargo, la hipótesis de Mayor tiene algunas dificultades. El paleontólogo Mark Paul Witton la rechaza por varias razones. Primero, los fósiles de este dinosaurio se encontraron lejos de los depósitos de oro y minas escitas. Esto hace difícil explicar la conexión entre grifos y oro. Segundo, las historias griegas están llenas de criaturas mitológicas, por lo que no es necesario que el grifo tenga una base real. Tercero, la anatomía del grifo solo se parece superficialmente a la del Protoceratops. Por ejemplo, los grifos no tienen la estructura ósea que se proyecta hacia atrás desde la cabeza del Protoceratops. Tampoco tienen patas de león ni garras de ave rapaz. Según Witton, la anatomía del grifo se explica mejor como una combinación de aves y felinos modernos. Cuarto, el arte oriental ya representaba figuras quiméricas como grifos antes de los griegos. Esto apoya la idea de que el grifo es un animal mitológico, una mezcla de animales existentes.

El grifo en el arte antiguo

Mesopotamia

Las primeras imágenes de animales parecidos al grifo aparecieron en Mesopotamia entre el 3500 y el 3100 a. C. En un sello cilíndrico de esa época, encontrado en Susa (Irán), se ve un animal de cuatro patas con pico de ave y garras delanteras. Su melena, cola y patas traseras son de león. Sin embargo, esta criatura desapareció con la cultura elamita. Otro sello pequeño de jaspe, del período de Uruk, muestra pares de serpopardos y un ave de presa con cabeza de león. También se encontró un dibujo en una tablilla de arcilla del mismo período con un animal de cuatro patas, cabeza de pájaro y alas. Probablemente representaba al dios de las nubes de tormenta de la época (Anzû o Imdugud).

La imagen del grifo mesopotámico cambió con el tiempo. En los sellos acadios del 2400-2200 a. C., el animal se muestra más como una bestia terrestre y domesticada. En la ciudad de Ngirsu, se representó un águila con cabeza de león en varios materiales. Esta criatura se asoció con el gobernante de la ciudad, Eannatum, y se convirtió en un símbolo de gran poder. La famosa Estela de los buitres muestra al dios Ninurta sosteniendo un centro y el águila con cabeza de león. Esta asociación continuó en los períodos babilónico y asirio. En el templo de Ninurta (Irak), un relieve muestra a Anzû como un león con plumas, alas extendidas y cabeza de monstruo. Su presencia es notable en el arte de Asiria y Mitani. También se ven cuadrúpedos alados, con formas de toros y leones, en las paredes del Palacio de Susa, construido por Darío I en Persia.

Asia Central

En Asia Central se han encontrado objetos persas en tumbas de antiguas culturas nómadas. Estos incluyen brazaletes de oro con cabezas de animales: dragones, cabras aladas, leones y grifos. En la tumba de un rey escita en Ucrania, se halló un pectoral de oro del siglo IV a. C. Muestra tres caballos siendo atacados por dos grifos. También había una vaina de espada con escenas de grifos atacando ciervos y caballos.

En la región de Altái, las imágenes de grifos aparecen después del siglo V a. C. en la cultura de Pazyryk (escitas orientales). Estas imágenes venían de Persia. Se usaban principalmente para decorar trajes y equipos de caballos sacrificados en entierros importantes. Los Pazyryk también adaptaron el motivo del grifo persa para crear otra figura. Era un híbrido con cuerpo de ciervo, cabeza de ave rapaz y cuernos con cabezas de grifo. Esta imagen se usaba en tatuajes personales con un gran significado.

Egipto

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Cuadrúpedo con pico y alas de ave en la Paleta de los Dos Perros (centro de la imagen).

En el Antiguo Egipto, se representaron animales híbridos de ave y cuadrúpedo desde el período predinástico y dinástico temprano. En Tell el Farkha, se encontró una figura de más de 7 cm con cuerpo felino y cabeza de pájaro, con pico de ave rapaz y brazos humanos. Otra figura, del período Naqada IIc, muestra un felino acostado con cabeza de pájaro. Animales similares aparecen en relieves de la época. La Paleta de los dos perros, del período Naqada III, muestra una escena de caza. Entre los animales atacantes, hay una criatura con cuerpo y patas de pantera o león, cuello corto, pico de ave de rapiña y dos alas.

También se encontró el mango de un cuchillo de marfil decorado con varios animales, incluyendo un grifo alado. Otro cuchillo de marfil con un posible grifo se halló en la tumba de Abydos. El mango de Gebel el-Tarif (Naqada II) muestra una escena de caza con un cuadrúpedo alado y con pico de ave. Las figuras, relieves y mangos de dagas con grifos no eran objetos comunes. Eran para rituales reales o para mostrar el poder y la riqueza del dueño. No está claro qué significaban el grifo y otros animales híbridos en este contexto. Es posible que representaran fuerzas del caos que el faraón debía derrotar. O quizás eran animales que ayudaban al faraón a mantener el orden.

Durante el Reino Antiguo, se desarrollaron dos tipos de grifos. Uno con cuerpo de león y cabeza de pájaro (hieracocefálico). Otro con cuerpo felino y cabeza humana (androcefálico), diferente de la esfinge por sus alas. Un relieve en el monumento funerario de Sahura muestra lo que podría ser un grifo. El animal tiene alas plegadas y parece pisotear figuras humanas. Simboliza al faraón Sahura sometiendo a sus enemigos. Fragmentos de un relieve en el templo solar de Abu Gurab también muestran una criatura con pico de ave y grandes alas. Animales parecidos a grifos también se ven en la calzada de Pepi II. Todos estos animales compuestos se representaban solo en tumbas reales. Simbolizaban al faraón victorioso, un significado que mantuvieron hasta el final del Reino Medio.

Archivo:Pectoral of Senusret III
Pectoral de la princesa Mereret, mostrando dos grifos egipcios enfrentados.
Archivo:Detail of a Griffin, Tomb of Khety MET DP157618
Criatura tipo grifo representada en la pared sur de la tumba de Kety.
Archivo:Magic wand fragment MET 32.8.3 EGDP012079
Fragmento de un bastón mágico del Reino Medio, con parte de una criatura tipo grifo.

Durante el Reino Medio, las representaciones del grifo abundan en el arte privado. Un colgante de plata de la Dinastía XII o XIII muestra dos grifos enfrentados con cuernos en espiral. Un pectoral de la princesa Mereret, hija de Sesostris III, muestra dos grifos con cuerpo de león y cabeza de halcón, pisoteando enemigos. En otro collar, el grifo está agachado junto a un animal de Seth. También hay murales con grifos. En la tumba de Khnumhotep II (en Beni Hassan) hay una escena de caza con un grifo de cuerpo delgado y alas en forma de "V", de las que sale una cabeza humana.

En la tumba de Kety, el grifo tiene cuerpo felino, alas dobladas, cola estilizada y cabeza de halcón. Lleva un collar, lo que sugiere que era un animal domesticado. Las pinturas murales de El-Bersheh (Dinastía XII) también muestran grifos. Cuando aparecen en escenas de caza, es posible que ayudaran al cazador a perseguir animales. Esto simbolizaba el mantenimiento del orden. Los grifos en bastones mágicos tenían un valor apotropaico, es decir, protegían contra el mal. Estos grifos a menudo tienen alas extendidas y a veces un collar, lo que indica que eran domesticados. Sus patas siempre son felinas, a diferencia de las representaciones occidentales posteriores, donde las patas delanteras suelen ser de ave.

En el Imperio Nuevo, la figura del grifo perdió importancia frente a la esfinge con cabeza humana. El nuevo tipo de grifo era más decorativo. Se dibujaba acostado, con cabeza de buitre, alas largas y extendidas, y rizos en el cuello. El cuerpo leonino tenía incisiones que sugerían movimiento.

Grecia

Archivo:Knossos fresco in throne palace
Grifo minoico sin alas en un fresco restaurado de la Sala del Trono, Palacio de Cnosos.

En el arte de la civilización minoica, en la antigua Creta, el grifo aparece en sellos y frescos de palacios. En la Sala del Trono del Palacio de Cnosos, la entrada al santuario estaba flanqueada por grifos sin alas. Los grifos que flanquean el trono en la pared norte parecen tener las alas desplegadas. También se representaba en frescos del palacio micénico en Pilos. Allí se ha reconstruido la cabeza de ave rapaz de un grifo y la parte inferior de su cuerpo de león. Es probable que al menos un par de grifos y leones estuvieran en una pose heráldica frente a un árbol o columna. Esto muestra que el grifo era una parte importante de la cultura egea al final de la Edad del Bronce. La falta de alas en los grifos de Cnosos y Pilos es muy rara en el arte egeo. Esto sugiere una posible influencia oriental y egipcia, donde el grifo sin alas es más común.

Archivo:Protom d'un grifó, bronze, segona meitat del segle VII aC. Museu Arqueològic, Olímpia
Prótomo en forma de grifo, segunda mitad del siglo VII a. C. Museo Arqueológico de Olimpia.

Durante la Época arcaica, el grifo tenía cuerpo de león y cabeza de ave rapaz, con orejas puntiagudas y un pico afilado. A veces tenía una protuberancia en la frente. El pico abierto y el cuello escamoso sugieren una representación naturalista de un animal terrestre. Los grifos se usaban principalmente como adornos. Sus cabezas se usaban como decoraciones en calderos de bronce o para decorar vasijas. Estos adornos de grifo se han encontrado en santuarios como Olimpia, Delfos y Samos en el siglo VII a. C. Esto sugiere una conexión religiosa. Se cree que su forma general viene de tradiciones más antiguas de Oriente Medio y Asia Menor. Los griegos se familiarizaron con ellas gracias al comercio. Elementos como las orejas de caballo o el pico abierto eran compartidos con grifos orientales. Sin embargo, algunos expertos creen que los adornos griegos no se inspiraron directamente en los orientales. Hacia el siglo IV a. C., la historia del grifo se representaba mucho en la decoración de jarrones griegos. Especialmente en la cerámica ática de figuras rojas, donde se pintaban grifos luchando con arimaspos.

Época clásica

Archivo:Satyr griffin Arimaspus Louvre CA491
Grifo combatiendo a un arimaspo en una vasija ática de figuras rojas (c. 375-350 a. C., Eretria).

La primera historia escrita sobre el grifo viene del aventurero griego Aristeas de Proconeso. En un poema llamado Arismapeas (c. 675 a. C.), contaba que él mismo, inspirado por Febo, llegó hasta los isedones. Más allá de ellos vivían los arimaspos, un pueblo de personas con un solo ojo que intentaban robar el oro a los grifos que lo custodiaban. El poema no se ha conservado, pero otros autores clásicos lo conocieron. El primero fue Esquilo, en su tragedia Prometeo encadenado (460 a. C.). Allí, ambientada en Escitia, advierte sobre los grifos, llamándolos "perros de Zeus de afilado hocico que no ladran". Esto muestra su naturaleza híbrida de cuadrúpedo y ave.

Archivo:Ancient Greece Bronze Votive Stele with Griffins (28382449002)
Dos grifos enfrentados en una lámina de bronce del santuario de Olimpia, hacia el 600 a. C. Museo Arqueológico Nacional de Grecia.

Otra referencia viene de Heródoto (484 a. C.), quien dice que el "norte de Europa" tiene mucho oro. Los arimaspos se lo roban a los grifos, que lo cuidan celosamente. Heródoto también menciona que Escilas, rey escita, tenía su casa adornada con "esfinges y grifos". Tanto Esquilo como Heródoto usan la palabra gryps (γρυψ), que probablemente viene de grupos, que significa "enganchado", refiriéndose al pico del grifo. El escritor de comedias Aristófanes los llama "águilas-grifo" (grypaietoi).

Al mismo tiempo, Ctesias de Cnido dio más información sobre el animal en su Historia de la India. Según él, el oro asiático era difícil de conseguir porque estaba en montañas altas habitadas por grifos. Eran pájaros de cuatro patas tan grandes como lobos, con patas y garras de león. Su plumaje era rojo en el pecho y negro en el resto del cuerpo. En uno de sus poemas, Bucólicas, el poeta romano Virgilio (70 a. C.-19 a. C.) dijo que en el futuro "los grifos se juntarán ya con los caballos". En el siglo IV, Servio comentó esto, señalando la hostilidad original entre ambos animales. Esto probablemente se debía a que los caballos eran la montura de los arimaspos que intentaban robar el oro de los grifos. El geógrafo romano Pomponio Mela (c. 43 d. C.), en su Corografía, describe a los grifos como "una cruel y obstinada raza de fieras". Repite las noticias sobre su actitud hostil hacia los buscadores de oro: "aman admirablemente y guardan admirablemente el oro extraído de lo más profundo de la tierra y son hostiles a los que intentan tocarlo".

Archivo:Allard Pierson Museum Griffin 7720
Grifo de terracota encontrado en un sarcófago de madera, en Taranto (Italia), c. 325 a. C.

En el siglo I d. C., la Historia natural de Plinio el Viejo añadió nuevos datos sobre el animal. Señaló que el grifo tiene "alas" y "orejas", además de un "pico ganchudo". También dijo que construía sus nidos excavando en la arena con oro. La importancia del testimonio de Plinio es que estos rasgos definen el arte visual del grifo. Por su parte, el geógrafo Pausanias (c. 110-180) describe a los grifos como animales parecidos a leones, pero con alas y pico de águila. La afirmación de Pausanias de que donde viven los arimaspos el oro aparece cerca de la superficie, o incluso sobre ella, recuerda lo que dijo Plinio. Esto es que los grifos desentierran oro al cavar sus madrigueras.

Casi al mismo tiempo que Plinio, se decía que el sabio Apolonio de Tiana había viajado por Asia y añadido detalles importantes. Los conocemos gracias a su biógrafo Filostrato (c. 160/170-c. 249). Según estas noticias, el grifo tiene un "fuerte pico" para extraer oro de las rocas. También tiene "alas" prominentes, con las que supera a los leones. Aunque estas alas serían membranas que le permiten planear, dar pequeños saltos y combatir desde el aire. Vuela "a la manera de las aves de vuelo corto". En tamaño y fuerza se parece a los leones, pero los supera en combate. Es superior incluso a elefantes y dragones, aunque no tan rápido como el tigre. Filostrato añade que los grifos viven en la India, donde se les venera como animales sagrados del Sol.

Archivo:Affresco romano - Pompei - arimaspe e grifo 1
Grifo contra un arimaspo, en un fresco reconstruido de la villa de Pompeya del siglo I a. C.

Claudio Eliano (c. 175-c. 235), en su obra Sobre la naturaleza de los animales, describe al grifo como un cuadrúpedo con garras poderosas como las de un león. Tiene alas blancas, plumaje negro en el lomo y rojo en el cuello. Construye su guarida en los montes y solo puede ser capturado de joven. No se enfrenta ni al león ni al elefante. Cita a Ctesias, quien habría dicho que el cuello del grifo está adornado con plumas azul oscuro. Su pico es como el del águila y su cabeza como las que pintan o esculpen los artistas. Los ojos del grifo serían ardientes como fuego. Eliano sitúa al grifo en una región "terriblemente desierta" de la India. Le atribuye una explicación más natural a su celo por el oro. Los grifos no desentierran el oro por codicia, sino para usarlo en la construcción de sus nidos. Así, su ataque a los que buscan el mineral es para proteger a sus crías.

Varios elementos del relato de Claudio Eliano, como la excavación de oro o la ubicación india del animal, recuerdan la historia de las hormigas excavadoras de oro que Heródoto sitúa al norte de Cachemira (India). Esto ha llevado a algunos investigadores a pensar que esta última podría ser una versión confusa de la tradición sobre los grifos guardianes del oro. Poco después, Solino insistía en describir al grifo como un "ave ferocísima" y "cruel". Decía que despedazaba a quienes entraban en las tierras de Escitia asiática, ricas en oro y esmeraldas: "los arimaspos combaten con estos animales para tomar las piedras preciosas". Servio, también en el siglo IV, añadió una interpretación simbólica. El poder del dios Apolo es triple, y además de la lira y las flechas, el grifo lo representa como una divinidad también terrestre.

El grifo en la Edad Media

Características y descripción

Archivo:Griffon 3244
Miniatura de un grifo en el bestiario Harley (MS 3244, ff. 36r-71v).

En la Edad Media, la descripción del grifo se hizo más clara. Era un animal de cuatro patas y alado, con cuerpo de león, pero cabeza y alas de águila. El sabio Isidoro de Sevilla, en sus famosas Etimologías, decía que estos animales son "leones en el cuerpo, pero en las alas y el rostro se parecen a las águilas". Esta descripción fue repetida por Beda el Venerable. Muy similar fue la que luego recogió Marbodio de Rennes.

Aimón de Halberstadt (fallecido en 853) añadió que, además de su rostro y alas, el grifo tiene patas como las del águila. Lo mismo afirmó Tomás de Cantimpré en su libro enciclopédico De la naturaleza de las cosas. Para Honorio de Autun, el animal tiene, además de cuerpo de león, alas y garras de águila. Según otras descripciones (como las de Alberto Magno y Cándido Decembrio), solo las patas delanteras del grifo son como las del águila, siendo las traseras parecidas a las del león. Con sus grandes garras, afirman Cantimpré y Alberto Magno, se fabricaban copas y cazos. Hacia 1383, la catedral de Durham conservaba supuestos fragmentos de garras de grifo, que en realidad eran cuernos de íbice. Se sabe que el rey de Francia Roberto el Piadoso (996-1031) guardó un supuesto huevo de grifo en una caja de plata. Otros huevos similares se mencionan como copas en inventarios de Eduardo III de Inglaterra (1338) y del duque de Anjou (1360), probablemente eran huevos de avestruz.

Según Aimón de Halberstadt, el grifo corre en la tierra como los leones y vuela por los aires como las aves. La abadesa Hildegarda de Bingen (1098-1179), que escribió sobre propiedades curativas de animales, lo describe como un "animal cálido" que combina dos naturalezas: la de las aves (por su velocidad) y la de los cuadrúpedos (por devorar al hombre). Cándido Decembrio (siglo XV), aunque dudaba de la existencia del grifo, creía que podía clasificarse tanto entre los cuadrúpedos como entre las aves. Aunque los autores clásicos y medievales tempranos no mencionaban, o incluso negaban, la capacidad de vuelo alto del grifo, la mezcla de este animal con el mítico pájaro Ruc hizo que se le atribuyera la habilidad de levantar hombres y grandes animales, como caballos y bueyes, y llevarlos a sus nidos.

Dónde vivían y cómo se comportaban

Siguiendo la tradición clásica, las fuentes medievales sitúan al grifo en la región de Escitia asiática, los "montes hiperbóreos" y la India. Afirman que habita en regiones desérticas. Por ejemplo, el bestiario de Pierre de Beauvais (principios del siglo XIII) dice que vive en los desiertos de la India y no sale de ellos a menos que no encuentre alimento. Se creía que los grifos guardaban el oro y las piedras preciosas en los desiertos de la India o Escitia asiática. Despedazaban con sus garras a los hombres que entraban allí para robar estas riquezas. En la obra enciclopédica de Alexander Neckam se dice que "excavan el oro y se sienten cautivados por su brillo".

Mientras tanto, Tomás de Cantimpré, Cándido Decembrio y Johannes de Cuba señalan que los grifos guardan la piedra ágata en sus nidos como "remedio preventivo". Para Bartolomeo Ánglico, la piedra preciosa que colocan es la esmeralda, para protegerse "contra los animales venenosos del monte". Isidoro de Sevilla resume algunas de estas noticias en sus Etimologías:

Produce también [la India] marfil y piedras preciosas: berilos, crisoprasas, diamantes, (…), muy codiciadas por las mujeres de alta alcurnia. Hay allí montones de oro a los que es imposible acercarse a causa de los dragones, grifos y hombres de tamaño monstruoso (...) En Escitia hay muchas tierras ricas pero inhabitables en buena medida, pues aunque en muchos lugares hay abundancia de oro y piedras preciosas, es poco frecuente el acceso por la crueldad de los grifos. Esta es, por otra parte, la patria de las esmeraldas de mejor calidad.
San Isidoro de Sevilla, Etimologías, XIV, 3, 32.
Archivo:Morgan M.81, f.036v-grifes
Miniatura de un grifo en el bestiario de Workshop. Tiene un jabalí entre sus garras.

Además de ser descrito como un animal grande y fuerte, las fuentes medievales insisten en su gran crueldad y ferocidad. Beda los llama "fieras que vuelan". Por ello, muchos bestiarios de la época lo dibujan con un animal atrapado entre sus garras delanteras. Comúnmente eran caballos, pero también cerdos, carneros, liebres o incluso hombres. Se le representaba con una de sus patas levantadas. De acuerdo con las fuentes clásicas, los grifos se describen en la Edad Media como muy hostiles a los hombres (especialmente a los arimaspos, que luchan contra ellos por las esmeraldas) y a los caballos. "Enemigos acérrimos de los caballos, también despedazan a los hombres en cuanto los ven", afirma Isidoro. En Hortus sanitatis de Johannes de Cuba (1485) se dice que los grifos "son especialmente hostiles a los caballos y bueyes, y vencen en combate a hombres armados y los matan". Juan Casiano, monje francés del siglo V, le atribuye a su mirada un efecto dañino, al igual que al unicornio y al basilisco.

La influencia de la leyenda oriental del pájaro Ruc, un ave de rapiña gigante capaz de levantar presas enormes como elefantes, cambió la idea del grifo en Occidente. Si las fuentes clásicas no hablaban de su capacidad de volar o incluso la negaban, a medida que avanzaba la Edad Media se le empezó a describir como un ave grande e increíblemente fuerte. Podía levantar y llevar por el aire a hombres y grandes bestias, como caballos o bueyes. Así, en la versión francesa de la carta del Preste Juan, se lee que los grifos "son por naturaleza tan fuertes, que agarran un buey vivo, se echan a volar con él y se lo llevan a sus polluelos". Esta información la recoge Pierre de Beauvais en su bestiario. En lugar del buey, el poeta francés Gautier de Metz señala como presa de las garras del grifo al caballero armado y su caballo. Por su parte, la historia de viajes fantástica de Juan de Mandeville, en el siglo XIV, describe al animal como más fuerte que "ocho leones o cien águilas". Afirma que "puede llevarse volando un caballo grande y dejarlo en su nido, si encuentra sitio, o llevarse hasta un par de bueyes atados con el yugo al carro".

El famoso viajero veneciano Marco Polo (1254-1324), en El libro de las maravillas, pensó en identificar al Ruc con el grifo occidental, por su gran tamaño. Pero advirtió que podría ser incorrecto porque el Ruc oriental no se parece a ningún animal terrestre, sino que es como un águila, pero enorme. Sin embargo, la asociación de ambas leyendas es innegable. En algunos casos, el grifo se situó en regiones más orientales, como China. Se le señalaba como uno de los peligros para los marinos en alta mar. Así, Mandeville hablaba de grifos en una tierra más allá de Catay (China). Benjamín de Tudela (1130-1175) narraba cómo, para escapar del mar helado de China, algunos marinos se cubrían con pieles de reses. Así, "la gran águila llamada grifo" los confundía con animales y los sacaba volando del barco a tierra firme. El monje irlandés Brandán, a principios del siglo XII, también relata un combate entre un dragón y un grifo que quiso atacar su barco. La mezcla entre Ruc y grifo se vio en las ilustraciones de manuscritos de libros de viajes. En algunos de ellos se pueden encontrar dibujos de grifos raptando elefantes, que eran la presa tradicional del Ruc.

Significados simbólicos y alegóricos

El mundo de los animales imaginarios fue muy importante en la Edad Media. La gente de esa época creía que el mundo y la naturaleza, incluyendo los animales, eran símbolos de realidades más allá, de los misterios y enseñanzas de Dios. A través de la alegoría y el simbolismo, las fuentes medievales encontraban lecciones morales y religiosas en las características y comportamientos de los animales. Estas enseñanzas podían ser ambiguas o contradictorias, y esto ocurrió con el grifo, que tenía significados tanto positivos como negativos.

Archivo:Minneteppich KGM
Grifo en un tapiz de Basilea, c. 1450.

Por un lado, era común presentar al grifo como un ser maligno. La traducción de la Vulgata se refería al gryphem como una de las aves impuras que la ley mosaica prohibía comer, aunque se refería a un animal real, el quebrantahuesos. Un texto atribuido al teólogo Agustín de Hipona interpreta la historia del pueblo de un solo ojo que lucha contra los grifos por las esmeraldas. Los grifos simbolizan a los "espíritus malignos" que intentan robar a los fieles el "alimento de la refección eterna" dado por Cristo. Pero aquellos con el "único ojo de la mente", simbolizados por los arimaspos, resisten y defienden la "piedra preciosa" (esmeralda) que les corresponde. La naturaleza híbrida del grifo se usó para este simbolismo en autores como Beda el Venerable y Marbodio de Rennes. Este último, al hablar de los espíritus malignos, dice que "con razón son comparados con los grifos, como fieras terrestres y volátiles que recibieron su merecido siendo sepultados en el infierno, y volando con soberbia como aves se cayeron del cielo".

Como no tiene sentido que los espíritus malignos busquen disfrutar de las riquezas espirituales que roban, autores como Beda, Marbodio y Aimón de Halberstadt tuvieron que aclarar que los grifos arrebatan las gemas por pura envidia y maldad, no para sacar provecho. En el caso de Marbodio, los arimaspos no simbolizan a los que tienen el único ojo de la mente, sino a los hombres íntegros. Es decir, a aquellos que "no andan por doble senda ni tienen doblez de corazón ni sirven a dos señores sino que mantienen siempre su recta intención y la piedra preciosa de su fe". Pero la lucha entre grifos y arimaspos no fue la única historia del animal con un sentido religioso. Según Pierre de Beauvais, que el grifo habite los desiertos y pueda levantar un buey por el aire y llevarlo a sus crías significa que el animal representa al diablo que se lleva el "alma desdichada" del hombre pecador que ha muerto, simbolizado por el buey, al infierno o "desierto", donde es entregada a los demonios (crías o polluelos del grifo). En el Exordium magnum, un demonio alado acechante se describe como "una especie de grifo o avestruz".

Archivo:Victoria and Albert Museum. Mosane Plaque depicting Alexander the Great flying with Griffins
Alejandro Magno elevando su carruaje con grifos. Liège, c. 1150-1160. Victoria and Albert Museum.
Archivo:Sculpture du chevet de Notre-Dame-du-Port. (3)
Dos grifos adornando el capitel de la basílica de Nuestra Señora del Puerto, un edificio románico del siglo XII, Francia.

Por su hostilidad hacia los hombres que entran en tierras extrañas buscando oro y piedras preciosas, los grifos también aparecen como "guardianes de la avaricia". Fueron creados por Dios para "reprimir la temeridad de la avaricia", como dice Cantimpré, y así mostrar la gravedad de ese pecado. Para Neckam, la preferencia del grifo por el oro no tiene que ver con su afán de lucro, sino con una inclinación natural a este metal. Por lo tanto, no los mueve el pecado de ambición. Sin embargo, durante la Edad Media, los grifos sí aparecen en una famosa historia ligada a la ambición y su castigo: el fallido ascenso al cielo de Alejandro Magno.

Según versiones medievales de Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia, Alejandro Magno mandó capturar dos grifos y los dejó sin comer durante tres días. Luego los ató a un carro y les puso delante un cebo de hígado de caballo para que avanzaran. Así, los grifos volaron persiguiendo el cebo y el monarca en su carro ascendió por los aires hasta ser derribado por una nube, un poder divino o el sol, según la versión. El fallido ascenso del monarca a los cielos, que deseaba ver los confines de la tierra, fue interpretado moralmente por los comentaristas religiosos de Occidente. Consideraron el episodio como un ejemplo de la soberbia y la vanidad derrotadas, similar a la historia de la torre de Babel. Esto no impidió que, en algunos contextos, especialmente en Bizancio, pudiera aludir positivamente a la felicidad celestial o al deseo del alma de alcanzarla. En realidad, la tradición textual más antigua de la historia de Alejandro, obra de Pseudo-Calístenes en el siglo III d. C., no especificaba que las aves que elevaron el carro del monarca macedonio fueran grifos. Solo las describía como "aves blancas, grandísimas, muy poderosas y mansas". No obstante, el grifo pudo ocupar un lugar importante en la historia de Alejandro y, por lo tanto, en sus representaciones artísticas. Esto incluyó la escultura monumental románica (en capiteles de iglesias y catedrales), la escultura en madera y marfil, textiles de seda, bordados, ilustraciones de manuscritos, etc.

Archivo:Panel with a Griffin MET DT4642
Grifo en un panel de mármol bizantino, c. 1250-1350. Posiblemente fue parte de una tumba, donde se le atribuía un efecto protector.

En una visión positiva del animal, la segunda edición del Fisiólogo griego, escrita en Bizancio en el siglo V o VI, afirma que el grifo es un ave que vive en un golfo oceánico en el lejano Oriente. Al amanecer, extiende sus alas para recibir los rayos del sol. Se le une otro grifo que hace lo mismo, y luego ambos vuelan hacia el poniente. Esta pareja de grifos, según el Fisiólogo, representa al arcángel Miguel y a la Virgen María. Además, la naturaleza híbrida del grifo permitió considerarlo representante de dos de los cuatro elementos, el aire y la tierra. Por lo tanto, también de las dos naturalezas de Cristo, que era soberano del Cielo y de la Tierra: su busto de águila aludía a la divinidad, mientras que el cuerpo de león, por ser animal que toca la tierra, representaba su humanidad. En la Divina comedia, Dante se encuentra con un carro arrastrado por un grifo en el Paraíso Terrenal. Los comentaristas de la obra suelen interpretar que aquí la criatura simboliza a Cristo y sus dos naturalezas, humana y divina.

Sin embargo, el crítico francés Adolphe Napoléon Didron ha defendido que en ese contexto el grifo simbolizaba al Papa en su doble condición de rey (sobre asuntos temporales) y sacerdote (sobre asuntos espirituales). Apoya esta interpretación en que el manuscrito de Herrada de Landsberg (Hortus deliciarum, c. 1185) representaba claramente al ave bicolor como símbolo de la Iglesia. Por otra parte, el tema oriental en el que dos grifos flanquean el árbol de la vida se cristianizó para aludir a las almas santas en el paraíso. Ocasionalmente, los grifos se colocaban alrededor de una fuente, representando a los santos que beben del agua de Cristo en el cielo. Además, se siguieron usando como protectores y guardianes en fachadas o gárgolas de iglesias y catedrales, sobre puertas, tumbas, cubiertas de libros, etc. A veces recordaban a los profanadores el terrible castigo que les esperaba. También conservaron su carácter de protectores de las almas de los muertos en su camino hacia el más allá, sobre todo en relación con la iconografía de la ascensión de Alejandro.

El grifo en la Edad Moderna

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Grifo en la Historiae naturalis de John Jonston (1660).

En la Edad Moderna, el creciente interés en la investigación científica hizo que se dudara seriamente de la existencia del grifo. La Pseudodoxia Epidemica de Thomas Browne, publicada en 1646, no creía en él, al igual que en otros animales fabulosos. Según Browne, el "grifo" mencionado en la Biblia es un tipo de águila. El grifo egipcio simboliza la "unión mística de halcón y león". Por lo tanto, el grifo no sería un animal real, sino una invención simbólica. Seis años más tarde, Andrew Ross publicó una refutación del trabajo de Browne en Arcana Microcosmi. Aunque acepta que se pudieron añadir detalles fantásticos a la historia del grifo, Ross acusa a Browne de haber malinterpretado algunas descripciones clásicas. Rechaza que la opinión de algunos autores modernos contra el grifo sea suficiente para desacreditar a los antiguos que hablaron de él. Además, encuentra que su existencia es posible porque existen muchos otros animales reales con rasgos híbridos. Incluso con un comportamiento protector del oro, como él afirma haber visto en las urracas. En 1662 se creó la Royal Society para el avance de la ciencia natural. A mediados del siglo XIX, The Museum of Animated Nature ya daba por hecho que las descripciones de un ave gigante que custodiaba las minas de oro en lugares remotos eran fantásticas.

El grifo en la heráldica

Archivo:POL województwo zachodniopomorskie COA
Grifo heráldico en posición segreante. Es el escudo de la Casa del Grifo, la dinastía real que gobernó el ducado de Pomerania desde el siglo XII hasta 1637.

Según el experto en heráldica Johannes de Bado Aureo, que vivió en el siglo XIV, "un Grifo llevado en las armas significa que el primero en llevarlo fue un hombre fuerte y valiente. En él se encontraron dos naturalezas y cualidades distintas, las del Águila y el León". Su representación estándar es la de una bestia híbrida con cuerpo, patas traseras y cola de león. Por otro lado, tiene cabeza, patas delanteras y alas de águila. Además, el grifo heráldico tiene orejas visibles que lo distinguen del águila cuando solo se representa su cabeza. Comparte la misma forma de nombrar las posiciones que el león, excepto que a la posición rampante se le llama segreante.

Archivo:Complete Guide to Heraldry Fig422
Grifo en el sello oficial de Świdnica (Polonia), que luego se plasmó en las armas de la ciudad.

En 1167, el sello del noble inglés Richard de Revers, conde de Exeter, tenía un grifo. Pero el grifo no se hizo muy popular en la heráldica inglesa hasta el siglo XV. En 1426, el tercer barón de Botreaux, William de Botreaux, tenía como armas un grifo segreante de color rojo y con garras azules, sobre un fondo plateado. Durante la Edad Moderna, apareció en las armas atribuidas a Alejandro Magno, el sello secreto del rey Eduardo III de Inglaterra y en las armas de dos figuras importantes asociadas con el rey Enrique VIII: su esposa Ana Bolena y su consejero Thomas Wolsey. La heráldica inglesa también conoce un male griffin, o "grifo macho". Este, en lugar de alas, tiene púas afiladas que sobresalen de su cuerpo. Aunque algunos expertos lo clasifican como una forma de pantera heráldica. En el Sacro Imperio, el grifo fue usado por los emperadores como soporte de sus armas. Hacia 1315, este animal quimérico estaba magníficamente representado en el gran sello de la localidad de Świdnica, en Polonia. Su escudo de armas de 1452 consiste en un grifo rojo sobre un fondo plateado.

Cerca de esta región, la familia Swienca fue la primera en usar una variedad heráldica especial llamada "grifo de mar". Esta es una criatura de águila (parte delantera) y pez (parte trasera), con o sin alas. Hoy en día, sigue apareciendo en muchos escudos municipales del Voivodato de Pomerania, en el norte de Polonia.

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Grifo en escudo de armas en manuscrito del sur de Alemania, c. 1597.

Esta criatura es menos común en la heráldica española que en la inglesa y alemana. Sin embargo, es importante notar que Enrique II de Castilla adoptó el grifo como emblema durante la guerra contra Pedro I. Su hijo y sucesor Juan I lo usaría como cimera (adorno en el casco). Así aparece representado en el armorial de Gelre de la época. Juan I cedió esta cimera a sus hijos Enrique III y Fernando de Antequera (1390). Este último fundó en 1402 la Orden de Caballeros de la Jarra y el Grifo. Su distintivo era un collar de oro con azucenas entrelazadas con grifos. Esto simbolizaba que "así como el grifo es fuerte sobre todos los animales fuertes, así todos aquellos de dicha divisa deben ser fuertes y firmes en el amor de Dios, de la Virgen Santa María, y de igual manera en las obras de la Caballería". Fernando fue rey de Aragón entre 1412 y 1416, lo que ayudó a extender la figura heráldica en esa Corona.

El grifo se exhibió en estandartes o como parte de espectáculos, como en la coronación de 1414 o en las justas de Valladolid (1428). También se sabe que el infante Enrique lo llevó en su sello entre dos tritones. Según el experto en heráldica Valero de Bernabé, Aragón es hoy la región de España con la mayor proporción de escudos familiares con un grifo. A diferencia de la variedad de posiciones que suele adoptar en la heráldica británica, el grifo de la heráldica española siempre se ha representado en posición segreante (rampante).

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Véase también

Kids robot.svg En inglés: Griffin Facts for Kids

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Grifo para Niños. Enciclopedia Kiddle.