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Revolución de Asturias de 1934 para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Revolución de Asturias
Parte de Revolución de octubre de 1934
Arrested workers during the Asturian Revolution, 1934.jpg
Prisioneros de la Guardia Civil y de Asalto en Asturias
Fecha 6- 23de octubre de 1934
Lugar Asturias, España
Resultado Fracaso de la insurrección obrera.
Beligerantes
Bandera de España República Española Alianza Obrera
Comandantes
Bandera de España Francisco Franco
Bandera de España Manuel Goded
Bandera de España Eduardo López Ochoa
Bandera de España Pedro de la Cerda
Bandera de España Carlos Bosch
Bandera de España Juan Yagüe
Bandera de España Lisardo Doval
Bahnmarke bleibt an Backbord liegen.svg Belarmino Tomás
Bahnmarke bleibt an Backbord liegen.svg F. Martínez Dutor
Bahnmarke bleibt an Backbord liegen.svg Ramón González Peña
Bahnmarke bleibt an Backbord liegen.svg Teodomiro Menéndez
Bajas
1500 - 2000 muertos
15 000 - 30 000 detenidos

La Revolución de Asturias fue un levantamiento de trabajadores que ocurrió en Asturias, España, en octubre de 1934. Fue parte de una huelga general organizada por grupos socialistas en todo el país, conocida como la Revolución de octubre de 1934. Sin embargo, solo en Asturias el movimiento tuvo un gran impacto. Esto se debió a que allí, la CNT, un grupo anarquista, se unió a la Alianza Obrera propuesta por los socialistas de la UGT y el PSOE. En el resto de España, esta unión no se dio.

Por esta razón, la forma en que se organizaron social y políticamente en la Comuna Asturiana (otro nombre para la Revolución de Asturias, por su parecido con la Comuna de París de 1871) fue diferente según la zona. En lugares donde predominaban los socialistas o comunistas, como Mieres y Sama de Langreo, se buscó establecer un sistema socialista. En cambio, donde los anarcosindicalistas de la CNT eran más fuertes, como en Gijón y La Felguera, se intentó un sistema comunista libertario.

El gobierno de Alejandro Lerroux, que incluía ministros del partido CEDA, reprimió duramente este levantamiento. Para ello, el general Franco, quien dirigió las operaciones militares desde Madrid, envió tropas coloniales marroquíes (los regulares del Ejército de África) y la Legión desde el Marruecos español. Aunque la Revolución de Asturias fue derrotada, se convirtió en un símbolo importante para la izquierda obrera en España y Europa. Se la considera la "última revolución social, aunque fallida, del occidente europeo".

¿Qué llevó a la Revolución de Asturias?

El ambiente político antes del levantamiento

Entre finales de 1933 y octubre de 1934, la situación política en España era inestable. Los Radicales de Alejandro Lerroux y la actividad de la CEDA generaban preocupación en los grupos de izquierda y obreros. El líder de la CEDA, José María Gil-Robles, era visto por algunos como una figura autoritaria. Los temores de un golpe autoritario aumentaron tras un gran encuentro de la CEDA en Covadonga el 9 de septiembre de 1934.

Además, se incautó un barco, el "Turquesa", que transportaba armas para el socialista Indalecio Prieto. Después de un verano agitado, las Cortes Generales se reunieron el 1 de octubre. Ese mismo día, la CEDA retiró su apoyo al gobierno, exigiendo entrar en él. Tres días después, el 4 de octubre, se anunció un nuevo gobierno con miembros de la CEDA, presidido por Alejandro Lerroux.

Esta noticia fue la señal que esperaban las Alianzas Obreras. El 5 de octubre, la UGT declaró una huelga general, y Lerroux respondió declarando el estado de guerra. El movimiento de huelga y levantamiento comenzó el 5 de octubre, pero fracasó en la mayor parte del país. En Madrid, Extremadura, Andalucía y Aragón hubo poca actividad. En el País Vasco y Cataluña, hubo algunos intentos que fueron rápidamente controlados. Así, solo en Asturias la alianza obrera logró su objetivo inicial.

La Alianza Obrera en Asturias

La Alianza Obrera fue una idea que surgió en Cataluña. Los socialistas (UGT-PSOE-JJSS) la impulsaron en el resto de España. La consideraban una buena forma de sumar apoyos para su nueva estrategia de levantamiento y así alcanzar el socialismo. Se ofreció a la CNT unirse, pero esta organización se negó en la mayoría de España. Creían que la CNT por sí sola era suficiente para enfrentar la situación.

Sin embargo, en Asturias, la situación fue diferente. El 31 de marzo de 1934, la Federación Regional de la CNT en Asturias firmó un acuerdo con la UGT-PSOE en Gijón. La UGT-PSOE era la fuerza obrera más grande en Asturias. A pesar de las amenazas de expulsión de la dirección nacional de la CNT, el acuerdo se mantuvo.

El pacto, firmado en secreto, tenía diez puntos. En su introducción, reconocía la necesidad de una "acción conjunta de todos los grupos obreros" para lograr una "revolución social" en España. Las diferencias surgieron al definir el sistema que reemplazaría al capitalismo. Los socialistas querían un Estado socialista, mientras que los cenetistas no querían ningún tipo de Estado. Finalmente, acordaron que el pacto terminaría cuando la revolución social triunfara. Así, cada organización sería libre de defender sus propios proyectos. Esto quedó claro en los puntos 1 y 8 del acuerdo:

  • 1) Las organizaciones firmantes trabajarán juntas hasta lograr el triunfo de la revolución social en España y la toma del poder político y económico para los trabajadores. Esto se concretará en una República Socialista Federal.
  • 8) El compromiso de las organizaciones terminará cuando la República Socialista Federal esté formada con sus propios órganos, elegidos por los trabajadores.

Solo dos semanas antes del levantamiento en Asturias, el Partido Comunista de España, que era pequeño en ese momento, se unió a la Alianza Obrera. Antes, lo habían considerado un grupo "contrarrevolucionario". También se habían unido dos pequeños grupos comunistas disidentes: el Bloque Obrero y Campesino e Izquierda Comunista. Durante el levantamiento asturiano, los revolucionarios usaron la sigla UHP. Algunos historiadores la interpretan como "Unión Hermanos Proletarios" o "Uníos, Hermanos Proletarios".

¿Cómo se preparó el levantamiento?

El historiador Paco Ignacio Taibo II explica que el éxito del levantamiento en Asturias, a diferencia del resto de España, se debió a la unión de la CNT en la Alianza Obrera. También fue clave la preparación detallada que hicieron las organizaciones obreras asturianas, especialmente los socialistas (UGT-PSOE-JJSS). Esta preparación no ocurrió en el resto de España.

Los socialistas asturianos no eran más radicales que los de otras regiones. Sin embargo, no frenaron las movilizaciones obreras que ocurrieron en 1934. A diferencia de la dirección nacional, que pedía no organizar huelgas para no "debilitar" la preparación del levantamiento. Así, de febrero a octubre de 1934, hubo seis huelgas generales en la región, principalmente en las zonas mineras. Algunas fueron "políticas", como la de apoyo a los socialistas austriacos o la de protesta contra la concentración de la CEDA en Covadonga.

Un aspecto fundamental en la preparación del levantamiento fue la obtención de armas. Los trabajadores las consiguieron poco a poco de las fábricas de armas de Oviedo y Trubia. Otras fueron compradas a contrabandistas o traídas desde Éibar por una red de las Juventudes Socialistas y el sindicato del Transporte de la UGT de Oviedo. La dinamita se obtuvo de las minas. Todas las armas (1300 fusiles y cuatro ametralladoras) y explosivos (miles de cartuchos de dinamita) se escondieron en catorce depósitos secretos. La Guardia Civil no logró descubrirlos.

Otro elemento clave fue la organización de grupos paramilitares para liderar el movimiento. Miembros de las Juventudes Socialistas y de las Juventudes Libertarias fueron entrenados por ex-sargentos. Usaron actividades como excursiones o clubes culturales para disimular. En octubre de 1934, los socialistas tenían unos 2500 combatientes, los cenetistas cerca de mil y los comunistas unos cientos. Esto significaba que los revolucionarios asturianos contaban con una fuerza organizada de más de 3000 hombres al iniciar el levantamiento.

Finalmente, los revolucionarios asturianos contaron con el diario socialista Avance. Gracias a su nuevo director, Javier Bueno, se convirtió en el medio de comunicación de la revolución. Por ello, sufrió muchas represalias (fue suspendido 62 días y su director fue encarcelado tres veces). A pesar de esto, su tirada aumentó, llegando a imprimir 50.000 ejemplares en un número especial y manteniendo una media de 25.000. Ganó muchos lectores fuera del ámbito socialista, entre cenetistas y comunistas. Incluso hubo una huelga en las minas cuando el gobierno intentó impedir la circulación del diario.

En resumen, según el historiador Paco Ignacio Taibo II: "En Asturias se logró unir el desarrollo de un movimiento clandestino, muy bien preparado, con una estructura unida que concentró esfuerzos y evitó conflictos internos. Esto, junto con el crecimiento de un movimiento social a lo largo del año, hizo que llegara al momento del levantamiento con toda su fuerza."

¿Cómo se desarrolló la Revolución?

El inicio del levantamiento

Como en el resto de España, en Asturias la huelga general revolucionaria comenzó en la madrugada del 5 de octubre. Los mineros actuaron rápidamente, tomando el control de toda la zona minera. Los centros de operación se establecieron en Mieres (cuenca del Caudal) y Sama de Langreo (cuenca del Nalón). Desde allí se coordinaron las acciones de los mineros, lo que llevó a la rendición de 23 cuarteles de la Guardia Civil en las primeras horas. El resto serían ocupados al día siguiente. Este éxito fue notable en la historia de los conflictos obreros contra la Guardia Civil. Además, las milicias obreras vencieron a un batallón de infantería y una sección de Guardias de Asalto cerca de Oviedo, en La Manzaneda. Estas tropas habían sido enviadas desde la capital tras declararse el estado de guerra.

En la capital, Oviedo, el levantamiento no triunfó en la madrugada del 5 de octubre. Un error técnico impidió un apagón en la ciudad, que era la señal para la movilización. Esto dio tiempo al ejército y la Guardia Civil para prepararse. A pesar de esto, las columnas de mineros entraron en la ciudad. Ocuparon el ayuntamiento el día 6, el cuartel de carabineros y la estación de ferrocarril el día 7, el cuartel de la Guardia Civil el día 8 y la fábrica de armas en la madrugada del día 9. Sin embargo, no pudieron tomar los cuarteles de Pelayo y Santa Clara, que quedaron cercados. La guarnición de la ciudad, de unos 1000 efectivos, resistió los ataques de los obreros, esperando refuerzos. Fuera de la capital, también hubo acciones importantes en las ciudades mineras, especialmente en Mieres y Sama de Langreo. En otras partes de la provincia, se atacaron puestos de la Guardia Civil, iglesias y ayuntamientos.

En Gijón, el levantamiento se vio limitado por la falta de armas y municiones. Hubo algunos disparos, pero el Comité Revolucionario decidió distribuir las pocas armas entre pequeños grupos. Estos se atrincheraron tras barricadas en los barrios obreros. Cuando el 7 de octubre llegó al puerto el crucero Libertad con tropas del gobierno, los grupos armados de Gijón, con apoyo de otros grupos, hostigaron a las fuerzas gubernamentales que intentaban avanzar hacia Oviedo.

Fuera de las zonas mineras y las grandes ciudades asturianas, hubo levantamientos en Pola de Siero, donde los comités socialistas tomaron los cuarteles de la Guardia Civil. En Trubia, los trabajadores de la fábrica de armas actuaron rápidamente, rindiendo a la Guardia Civil y la guarnición militar. En Grado, el comité comunista tomó el control y levantó la bandera roja en el Ayuntamiento. En Avilés, la revuelta comenzó un día tarde por falta de efectivos y armas. La acción más notable fue hundir el buque Agadir para impedir la llegada de barcos. En Luarca, no hubo levantamiento porque la Guardia Civil detuvo al comité revolucionario antes de que comenzara.

Tres días después del inicio, gran parte de Asturias estaba en manos de los mineros. Esto incluía las fábricas de armas de Trubia y La Vega, que trabajaron día y noche. En toda la provincia se formó un Ejército Rojo, que en diez días llegó a tener unos 30.000 miembros, en su mayoría trabajadores y mineros.

La respuesta del gobierno

Archivo:Column of Guardias Civiles during the 1934 Asturian Revolution, Brañosera
Una de las imágenes icónicas de la Revolución minera, que curiosamente no fue tomada en Asturias: una columna de Guardias Civiles con mineros capturados en Brañosera (Palencia), el 8 de octubre de 1934.

El gobierno consideró el levantamiento asturiano como una guerra civil. Los generales Manuel Goded y Francisco Franco, con experiencia en la represión de la huelga general de 1917 en Asturias, fueron llamados para dirigir la respuesta desde Madrid. Ellos recomendaron traer tropas de la Legión y de Regulares desde el Marruecos español. También se enviaron el crucero Almirante Cervera y el acorazado Jaime I, que bombardearon algunas zonas costeras.

El gobierno aceptó la propuesta de Franco y Goded. El ministro de Guerra, Diego Hidalgo, justificó el uso de estas fuerzas profesionales. Eran las únicas tropas españolas con experiencia en combate en África. Además, al gobierno le preocupaba que las muertes de jóvenes peninsulares pudieran generar problemas. La solución adoptada les pareció aceptable. También influyó el temor al uso de los regulares, soldados marroquíes, que actuaron con gran autonomía.

El despliegue de tropas para controlar el levantamiento se hizo por cuatro frentes. El primero se abrió el 5 de octubre por el sur, con el avance de unidades militares desde León a través del puerto de Pajares. Los levantados desplegaron unos 3.000 mineros y metalúrgicos para detenerlos. Estos milicianos, bien organizados y conocedores del terreno, lograron cercar a las tropas en Vega del Rey hasta el 10 de octubre. Al día siguiente, tras duros combates, las tropas gubernamentales lograron avanzar hacia la cuenca del Caudal y Mieres.

El segundo frente, el norte, se abrió con el desembarco en Gijón el 7 de octubre de legionarios y regulares del Ejército de África. Su llegada provocó la huida de gran parte de la población. Tras vencer la resistencia, avanzaron hacia Oviedo el 10 de octubre. El tercer frente fue el oeste, con el avance de la columna del general López Ochoa desde Galicia, que ocupó la fábrica de armas de Trubia. Más tarde, se abrió un cuarto frente por el este, con el avance de una columna desde Santander que fue detenida cerca de Oviedo.

«Rebeldes de Asturias, rendíos. Es la única manera de salvar vuestras vidas: la rendición sin condiciones, la entrega de las armas antes de veinticuatro horas. España entera, con todas sus fuerzas, va contra vosotros, dispuesta a aplastaros sin piedad, como justo castigo a vuestra criminal locura. La Generalidad de Cataluña se rindió a las tropas españolas en la madrugada del domingo. Companys y sus hombres esperan en la cárcel el fallo de la Justicia. No queda una huelga en toda España. Estáis solos y vais a ser las víctimas de la revolución vencida y fracasada. El daño que os han hecho los bombardeos y las armas de las tropas no son nada más que un triste aviso del que recibiréis implacablemente si antes de ponerse el sol no habéis depuesto la rebeldía y entregado las armas. Después iremos contra vosotros hasta destruiros sin tregua ni perdón. ¡Rendíos al gobierno de España! ¡Viva la República!»
(Hojas anónimas lanzadas sobre Mieres)

Cuando se supo en Oviedo el avance de las tropas gubernamentales por los cuatro frentes, y las noticias del fracaso del movimiento en el resto de España, el ánimo decayó. La noche del 11 de octubre, el Comité Revolucionario Provincial ordenó la retirada de la capital y se disolvió. Sin embargo, no todos se dispersaron. En pocas horas se formó un nuevo Comité Revolucionario Provincial, con jóvenes socialistas y comunistas, decididos a seguir luchando. Las tropas de López Ochoa se unieron a los legionarios y regulares de Yagüe, quienes comenzaron actos de violencia y saqueo. Los combates continuaron dos días más. Las milicias obreras atacaron desde posiciones elevadas, mientras octavillas lanzadas desde aviones les pedían rendirse. Finalmente, el 13 de octubre, Oviedo fue ocupada por completo por las tropas del gobierno.

Archivo:Tropas norteafricanas entrando en Gijón (1934)
Tropas norteafricanas desfilan en la calle Corrida de Gijón tras controlar el levantamiento.

Tras la caída de Oviedo, los trabajadores se retiraron a las zonas mineras. Allí se formó el tercer y último Comité Revolucionario Provincial, presidido por el socialista Belarmino Tomás, con sede en Sama de Langreo. El 15 de octubre, las tropas del general Balmes lograron vencer la última resistencia hacia Mieres. Entonces, el Comité Revolucionario Provincial decidió negociar la rendición. Enviaron a un teniente de la Guardia Civil, prisionero de los levantados, para hablar con el general López Ochoa, comandante en jefe de las tropas del gobierno. En una segunda reunión, entre el general López Ochoa y Belarmino Tomás, se acordaron los términos de la rendición.

La reunión tuvo lugar en Mieres. El general López Ochoa aceptó la condición de Belarmino Tomás: que los soldados marroquíes (regulares) y los legionarios no fueran en la vanguardia de las tropas que ocuparían las zonas mineras. Esto se debía a que ya se conocían los actos de violencia de estos grupos en Oviedo. A cambio, el líder minero garantizó la entrega de armas y prisioneros, pero no la de los miembros del Comité Revolucionario.

Este acuerdo enfureció al teniente coronel Yagüe, al general Francisco Franco (que dirigía las operaciones desde Madrid) y al líder de la CEDA, José María Gil Robles. Todos ellos querían una represión más dura.

En un llamado a los trabajadores y mineros para que cesaran la lucha, Belarmino Tomás dijo: "¡Camaradas! ¡Soldados rojos! Ante vosotros, convencidos de que hemos sido fieles a vuestra confianza, venimos a hablaros de la triste situación de nuestro glorioso movimiento. Hemos acordado la paz con el ejército enemigo. Pero hemos sido derrotados solo por un tiempo. En el resto de España, los trabajadores no han cumplido con su deber y no nos han ayudado. Por eso, el gobierno ha podido controlar el levantamiento en Asturias. Además, aunque tenemos fusiles, ametralladoras y cañones, nos falta munición. Lo único que podemos hacer es acordar la paz. Pero esto no significa que abandonemos la lucha de clases. Nuestra rendición de hoy será solo una pausa en el camino. Nos servirá para corregir nuestros errores y prepararnos para la próxima batalla, que terminará en la victoria final de los explotados."

Los mineros aceptaron los términos del acuerdo, aunque algunos escondieron sus armas o huyeron por las montañas. El 18 de octubre, dos semanas después de comenzar el levantamiento, el último grupo se rindió. Las tropas del gobierno ocuparon las zonas mineras. Días después, la represión oficial reemplazó a la represión descontrolada.

La Comuna Asturiana: ¿Cómo se organizó el poder revolucionario?

La experiencia asturiana de un levantamiento unido de trabajadores, organizado "desde abajo", solo tenía el precedente lejano de la Comuna de París de 1871. Por eso, la "Revolución de Asturias" también fue conocida como la "Comuna Obrera" de Asturias o simplemente la "Comuna Asturiana". Durante las dos semanas que duró, los levantados pusieron en práctica el objetivo de la Alianza Obrera: "trabajar de común acuerdo hasta conseguir la revolución social en España".

Los comités revolucionarios se formaron de manera espontánea en cada localidad a principios de octubre. Esto ocurrió tan pronto como se supo que la CEDA quería entrar en el gobierno. Estos comités, formados "desde abajo", fueron el resultado de la acción conjunta de sindicatos y grupos políticos en los meses anteriores. Para coordinarlos, se creó el Comité Revolucionario Provincial, con sede en Oviedo. Este organismo estaba formado por las organizaciones de la Alianza Obrera y presidido por el socialista Ramón González Peña.

La requisa del Banco de España de Oviedo

Este comité decidió tomar los nueve millones de pesetas que estaban en la sucursal del Banco de España en Oviedo. Esta acción fue muy debatida. El 11 de octubre, ante la inminente entrada de las tropas del gobierno en la capital, los miembros del comité huyeron con el dinero. Aunque hubo indignación, el dinero se usó para ayudar a los que escaparon y se exiliaron. También sirvió para reabrir el diario Avance después de que sus instalaciones fueran destruidas. Además, se repartió entre cientos de trabajadores, sin importar a qué organización pertenecían. Una parte final se usó para financiar la campaña de la coalición del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y para los gastos del Gobierno republicano en la guerra civil.

La estructura política y administrativa creada por el Comité Revolucionario Provincial se centró en la organización militar y el suministro a los combatientes. Pero también se ocupó de abastecer a la población, siguiendo los principios revolucionarios de construir una sociedad sin clases. Los servicios de salud contaron con la colaboración de médicos y auxiliares. Se instalaron centros de salud provisionales cerca de los frentes. Para el transporte, se incautaron automóviles y camiones, y una docena de ellos fueron blindados en la fábrica metalúrgica de La Felguera. En cuanto a las municiones, se produjeron bombas en una fábrica de Mieres y cartuchos de fusil en Oviedo. Las minas también se mantuvieron en funcionamiento.

¿Cómo funcionó en cada lugar?

En Mieres, el principal centro del levantamiento, se proclamó la República Socialista el 5 de octubre. Esto ocurrió después de que se rindieran todos los cuarteles de la Guardia Civil y se ocupara el Ayuntamiento. En la ciudad, donde predominaban socialistas y comunistas, se organizó la revolución de una manera específica. A cada familia se le dio una libreta de consumo y a cada persona una peseta para comprar alimentos. Los "vales" firmados por el Comité se usaban solo para fines militares. También se organizó un servicio de seguridad de "guardias rojos" que lograron mantener la tranquilidad en Mieres.

Archivo:Duro 1920
Instalaciones de la Fábrica de La Felguera (Asturias) en la década de 1920.

En La Felguera, donde predominaba la CNT, se proclamó el comunismo libertario como sistema de convivencia. Esto fue después de la rendición de la Guardia Civil y la ocupación del Ayuntamiento y la fábrica metalúrgica. Los suministros se organizaron con vales, y el dinero fue abolido. Sin embargo, después de la primera semana, se tuvo que establecer un racionamiento estricto por la escasez de alimentos. Los trabajadores metalúrgicos de la fábrica de Duro-Felguera contribuyeron blindando camiones para las milicias.

En Gijón, también con predominio de la CNT, el levantamiento fue más limitado por la falta de armas. La ciudad fue rápidamente ocupada por las tropas coloniales. Sin embargo, en los barrios obreros, se organizó un servicio de abastecimiento. Se destacó la producción de pan en tres panaderías incautadas. El comité de El Llano también tuvo que controlar los saqueos de comercios.

En Sama de Langreo, la resistencia de la Guardia Civil durante 24 horas provocó una batalla muy dura. Esto hizo que se priorizara el triunfo militar. A pesar del predominio socialista, no hubo incautaciones de empresas. Se ordenó a comerciantes e industriales mantener sus horarios habituales.

En Trubia, con predominio comunista, hubo "normalidad". Los trabajadores tomaron el control de la localidad y la fábrica de armas, y continuaron trabajando.

En Grado, una zona agrícola, también triunfó el levantamiento. La bandera roja se izó en el Ayuntamiento. Allí, con predominio comunista, no se abolió el dinero ni la propiedad privada. Pero sí se hicieron algunas incautaciones y se repartieron vales a las familias con menos recursos.

La violencia en la retaguardia

Archivo:Bugedo - Monasterio de Santa María de Bujedo de Candepajares, entorno natural 34
Monumento a los hermanos de La Salle que perdieron la vida en Turón, ubicado en el Monasterio de Santa María de Bujedo (provincia de Burgos)

El Comité Revolucionario Provincial creó una guardia roja con voluntarios de todas las organizaciones obreras. Su objetivo era detener los saqueos y actos de violencia. Se advirtió que cualquier persona sorprendida en estos actos sería castigada. Así se buscaba controlar los saqueos de comercios que habían ocurrido en los primeros días en Oviedo y otras ciudades. La "guardia roja" logró poner fin a los saqueos y mantener el orden. Sin embargo, no siempre pudo controlar los excesos de la "justicia revolucionaria" llevada a cabo por individuos o pequeños grupos al margen del Comité.

Aunque la mayoría de los detenidos (guardias civiles, técnicos, comerciantes, religiosos) fueron tratados correctamente, también hubo actos de violencia. Algunas personas detenidas perdieron la vida, como en Sama de Langreo, en represalia por la resistencia. Sin embargo, en ocasiones, la actuación de la "guardia roja" logró evitar estas acciones, como en el barrio de El Llano de Gijón o en Grado, donde se respetaron las personas y los edificios religiosos. Incluso hubo casos de trabajadores que salvaron la vida de miembros de la burguesuesía que estaban en peligro.

Lo que más impactó a la opinión pública española fue la pérdida de 34 miembros del clero. Según el historiador José Álvarez Junco, estas muertes no fueron parte de un plan, sino resultado de la "exaltación del momento". Además, la mayoría de los sacerdotes y religiosos detenidos o que tuvieron que realizar ciertas tareas recibieron un trato adecuado por parte de los comités revolucionarios.

El historiador David Ruiz relaciona estas muertes con el distanciamiento entre la jerarquía eclesiástica y las organizaciones obreras. Esto se debió a su apoyo a ciertos sindicatos, lo que aumentó el anticlericalismo entre los trabajadores. Un ejemplo de esto es lo que pasó en Bembibre (provincia de León). Allí, un crucifijo fue salvado del incendio de una iglesia y exhibido con un cartel que decía: "Cristo rojo, a ti no te quemamos porque eres de los nuestros".

Se perdieron la vida párrocos que se consideraban contrarios a los "intereses obreros", o grupos de religiosos, como ocho seminaristas de Oviedo. Esto ocurrió bajo el pretexto de haber colaborado con el bando contrario en la batalla de la capital.

El hecho más impactante ocurrió en el valle del Turón, el principal bastión comunista en Asturias. Allí se proclamó la "República Obrera y Campesina". Los ánimos estaban muy tensos por la dura resistencia de ocho guardias civiles del cuartel de la zona, que no se rindieron durante siete horas de asedio. En este ambiente, siete frailes y el ingeniero-director de la empresa minera, junto con dos empleados, perdieron la vida.

La pérdida de la vida del ingeniero-director y los dos empleados ocurrió el 14 de octubre, cerca del final del levantamiento. Fue llevada a cabo por trabajadores de la empresa. Los religiosos, por su parte, perdieron la vida por ser considerados aliados de la empresa, según el historiador David Ruiz.

¿Qué consecuencias tuvo la Revolución de Asturias?

Las personas afectadas

A día de hoy, el número exacto de personas afectadas sigue siendo debatido. Según el historiador Julián Casanova, durante los combates, entre 1100 y 2000 personas que apoyaron el levantamiento perdieron la vida, y hubo unos 2000 heridos. Además, unas 300 personas de las fuerzas de seguridad y el ejército también perdieron la vida. Treinta y cuatro sacerdotes y religiosos también fallecieron. Casanova coincide con las cifras de Hugh Thomas, quien estimó 2000 víctimas mortales en total. En toda España, entre 30.000 y 40.000 personas fueron detenidas. Miles de trabajadores perdieron sus empleos.

Los daños materiales

Durante el levantamiento de 1934, la ciudad de Oviedo sufrió grandes daños. Edificios como la Universidad, cuya biblioteca tenía libros de gran valor, o el teatro Campoamor, fueron incendiados. También fue dañada la Cámara Santa en la Catedral, donde se perdieron importantes reliquias. Como resultado de los combates o por acciones intencionadas, también se dañaron algunos edificios religiosos en Gijón, La Felguera o Sama.

La respuesta del gobierno

La respuesta del gobierno al levantamiento, llevada a cabo por las tropas coloniales, fue muy dura. Hubo casos de saqueos y acciones violentas. Un oficial de la Guardia Civil, Lisardo Doval Bravo, se destacó por su dureza. Otros militares importantes fueron el teniente coronel Yagüe (comandante de las tropas africanas) y el general López Ochoa, conocido como el Carnicero de Asturias. Sin embargo, el historiador Gabriel Jackson diferencia la actuación del general López Ochoa, quien "hizo lo que pudo para evitar los actos violentos", de la del teniente coronel Yagüe, quien "prefirió usar el terror como arma y no contuvo a sus tropas".

Meses después, el general López Ochoa habló con el socialista Juan Simeón Vidarte sobre algunos episodios en Asturias. Contó que una noche, legionarios se llevaron a veintisiete trabajadores de la cárcel de Sama. Solo a algunos les quitaron la vida, pero a otros les causaron graves daños. También relató que un oficial suyo le informó que legionarios exhibían partes de cuerpos como collares. Inmediatamente, ordenó detener y ejecutar a esos legionarios. También ordenó a Yagüe retirar a sus hombres de la zona minera y concentrarlos en Oviedo bajo su vigilancia.

Tras la pérdida de la vida del periodista Luis Sirval por un oficial de la Legión, y debido a la censura del gobierno sobre las noticias de Asturias, un grupo de parlamentarios fue a investigar. Este grupo incluía a los diputados socialistas Álvarez del Vayo y Fernando de los Ríos, y a los republicanos radicales Clara Campoamor y Félix Gordón Ordás. Una de sus conclusiones fue que las noticias de la prensa de derecha sobre actos violentos contra monjas y niños eran falsas. También recogieron testimonios sobre maltratos a los prisioneros. Félix Gordón Ordás elaboró un informe sobre los "maltratos" usados por el comandante Lisardo Doval. El presidente del gobierno, Alejandro Lerroux, ordenó su traslado. Un grupo de parlamentarios de Gran Bretaña también fue a Asturias y llegó a las mismas conclusiones. Su informe generó una ola de simpatía internacional hacia los mineros asturianos.

Los juicios militares contra los diputados socialistas Teodomiro Menéndez y Ramón González Peña, implicados en el levantamiento, tuvieron un gran impacto. El Partido Socialista Francés recogió miles de firmas pidiendo la amnistía para todos los procesados. Los tribunales militares dictaron sentencia de muerte para Menéndez y González Peña el 16 de febrero de 1935, y para otros diecisiete miembros de los "comités revolucionarios" días después. La decisión del presidente del gobierno Lerroux de recomendar al presidente de la República Niceto Alcalá Zamora que cambiara las sentencias, causó una grave crisis en el gobierno. José María Gil Robles de la CEDA y Melquíades Álvarez del Partido Republicano Liberal Demócrata se opusieron. Alcalá-Zamora, con el apoyo de Lerroux, cambió todas las sentencias de muerte.

El gobierno suspendió las Garantías constitucionales. Muchos periódicos de izquierda fueron cerrados. Numerosas corporaciones municipales de partidos de izquierda fueron disueltas. De las 23 penas de muerte iniciales, el presidente Niceto Alcalá Zamora cambió 21. Solo fueron ejecutados el sargento Vázquez y Jesús Argüelles Fernández «Pichalatu».

Juicio militar

En diciembre de 1935, se celebró un juicio militar en Avilés por los sucesos ocurridos allí. La sentencia, publicada el 18 de diciembre, condenó a Severino García Álvarez y Társilo Muñoz a cadena perpetua. También se ordenó la disolución en todo el país de las organizaciones obreras U.G.T. y PSOE, consideradas responsables del movimiento. El mismo día de la sentencia, el líder socialista Francisco Largo Caballero renunció a su cargo de secretario general del PSOE.

¿Qué opiniones hay sobre la Revolución de Asturias?

Después de 1934, ha habido muchas opiniones sobre los hechos. El político republicano liberal Salvador de Madariaga, quien fue embajador y ministro, opinó así sobre la Revolución de octubre de 1934:

"El levantamiento de 1934 es imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era correcta y necesaria. El argumento de que José María Gil-Robles quería destruir la Constitución para establecer el autoritarismo era falso. Todos sabían que los socialistas de Francisco Largo Caballero estaban llevando a otros a una rebelión contra la Constitución de 1931. Además, el presidente Companys y la Generalitat también violaron la Constitución. ¿Cómo podemos aceptar como defensores heroicos de la República de 1931 a quienes la destruían? Si Gil-Robles hubiera querido destruir la Constitución por la fuerza, ¿qué mejor ocasión que cuando sus oponentes se levantaron contra ella en octubre de 1934? Lejos de mostrar apego al autoritarismo, Gil-Robles salió de esta crisis como un parlamentario convencido. Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió la autoridad moral para condenar la rebelión de 1936."

El mismo Indalecio Prieto dijo desde México el 1 de mayo de 1942, durante su exilio: "Me declaro responsable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como una falta, no como una gloria. No tengo responsabilidad en el origen de aquel movimiento, pero sí en su preparación y desarrollo."

El historiador británico Raymond Carr dijo: "La revolución de octubre es el origen directo de la Guerra Civil. La izquierda, especialmente los socialistas, había rechazado las vías legales del gobierno. Sin embargo, el gobierno contra el que se levantaron estaba justificado electoralmente. La izquierda difícilmente podría usar luego el argumento de la 'legalidad' para condenar el levantamiento militar en julio de 1936 contra un gobierno elegido democráticamente."

Por otro lado, el historiador británico Paul Preston ofrece una opinión diferente: "Las intenciones de los socialistas con los sucesos que comenzaron el 4 de octubre de 1934 eran limitadas y defensivas. Su objetivo era defender el concepto de República desarrollado entre 1931 y 1933 frente a lo que veían como ambiciones autoritarias de la CEDA. La entrada de la CEDA en el gobierno fue seguida de una proclamación de República independiente en Cataluña que duró diez horas, una huelga general sin mucho entusiasmo en Madrid y el establecimiento de una comuna obrera en Asturias. Con la excepción del levantamiento asturiano, que resistió dos semanas los combates con las Fuerzas Armadas gracias al terreno montañoso y la habilidad de los mineros, la característica principal del 'Octubre' español fue su falta de entusiasmo. Ninguno de los hechos de ese mes, ni siquiera los de Asturias, indicaba que la izquierda estuviera preparando un levantamiento a conciencia. Lo cierto es que, mientras se resolvía la crisis, los líderes socialistas se esforzaron por contener el entusiasmo revolucionario de sus seguidores."

Personas destacadas en la Revolución

Véase también

Galería de imágenes

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Revolución de Asturias de 1934 para Niños. Enciclopedia Kiddle.