La gran ola de Kanagawa para niños
Datos para niños La gran ola de Kanagawa |
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Año | Entre 1830-1833 | |
Autor | Katsushika Hokusai | |
Técnica | Impresión xilográfica | |
Estilo | Ukiyo-e | |
Tamaño | 25 cm × 37 cm | |
Localización | Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, ![]() |
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La gran ola de Kanagawa (神奈川沖浪裏 Kanagawa oki nami ura, literalmente 'Bajo una ola en altamar en Kanagawa'), también conocida simplemente como La ola o La gran ola, es una famosa estampa japonesa. Fue creada por el artista Katsushika Hokusai entre 1830 y 1833. Esta obra pertenece al estilo ukiyo-e, que fue muy popular durante el período Edo en la historia de Japón.
Esta estampa es la obra más reconocida de Hokusai. Es la primera de su famosa serie Fugaku sanjūrokkei (富嶽三十六景 'Treinta y seis vistas del monte Fuji'). También es la estampa más famosa de su tipo y una de las imágenes más conocidas en todo el mundo. Se hicieron miles de copias de esta obra, y muchas llegaron a coleccionistas en Europa. Desde la década de 1870, la estampa se hizo muy popular entre artistas y coleccionistas franceses.
Varios museos importantes tienen copias de esta obra. Entre ellos están el Museo Guimet, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo Británico y la Biblioteca Nacional de Francia. Estas copias suelen venir de colecciones privadas del siglo XIX de estampas japonesas.
Contenido
- El arte del Ukiyo-e: Pinturas del Mundo Flotante
- La Imagen de la Gran Ola
- ¿Dónde se pueden ver copias de la obra?
- La Gran Ola en la Cultura Popular
- Documentales y Programas de Televisión
- Véase también
El arte del Ukiyo-e: Pinturas del Mundo Flotante
¿Qué es el Ukiyo-e?

El ukiyo-e (浮世絵 lit. 'pinturas del mundo flotante') es una técnica de estampa japonesa. Fue muy popular durante el período Edo en Japón. La técnica de grabado en planchas de madera llegó a Japón desde China en el siglo VIII. Al principio, se usaba para ilustrar textos budistas.
A partir del siglo XVII, esta técnica se empezó a usar para ilustrar poemas y cuentos. Fue entonces cuando surgió el estilo ukiyo-e. Este estilo mostraba la vida e intereses de la gente común. Incluía a comerciantes, artistas y rōnin (samuráis sin señor). Ellos desarrollaban su propio arte y literatura en ciudades como Edo (hoy Tokio), Osaka y Sakai. Este movimiento se conoció como ukiyo, o el "mundo flotante".
Un escritor llamado Asai Ryōi describió este movimiento en 1661. Dijo que se trataba de "vivir solo para el momento, disfrutando la luna, la nieve, los cerezos en flor y las hojas de arce, cantando canciones, bebiendo sake y divirtiéndose simplemente flotando, sin preocuparse por la pobreza, optimista y despreocupado, como una calabaza arrastrada por la corriente del río".

Gracias a la literatura y los grabados ukiyo, los ciudadanos tuvieron más contacto con el arte. A mediados del siglo XVII, los artistas comenzaron a representar la vida diaria. Dibujaban escenas del teatro kabuki, de festivales y de viajes. Las obras sobre viajes se convirtieron en guías turísticas. Estas guías describían lo más interesante de las ciudades y del campo.
Alrededor de 1670, apareció el primer gran maestro del ukiyo-e: Hishikawa Moronobu. Él empezó a hacer grabados de una sola hoja. En ellos representaba flores, pájaros y figuras femeninas. Al principio, estos grabados se hacían en negro sobre papel blanco. Luego, el artista añadía los colores a mano. A finales del siglo XVIII, se desarrollaron técnicas para imprimir diseños con muchos colores, llamados nishiki-e.
¿Cómo se hacían las estampas Ukiyo-e?
Los dibujos originales de ukiyo-e se llamaban nikuhitsu ukiyo-e. Eran obras únicas que el pintor hacía con pinceles sobre papel o seda. Estos dibujos mostraban la obra final. Luego, el artista, llamado eshi, llevaba el dibujo a un horishi, o grabador. El grabador pegaba el dibujo sobre un panel de madera, casi siempre de cerezo. Con mucho cuidado, tallaba el panel para crear un relieve con las líneas del dibujo.
Finalmente, con las planchas listas (una para cada color), un surishi, o impresor, hacía el trabajo. Colocaba el papel sobre las planchas una por una. La impresión se hacía frotando una herramienta llamada baren sobre el papel. Este método podía crear variaciones de color en las estampas. De un juego de planchas se podían hacer miles de copias, hasta que las planchas se desgastaban.
La obra final era el resultado de un trabajo en equipo. El pintor no solía participar en la impresión de las copias. En Japón no había leyes de propiedad intelectual antes de la era Meiji. Sin embargo, se respetaba la propiedad de las planchas de impresión, llamadas zōhan. El editor, o hanmoto, era el dueño de las planchas. Tenía el derecho de hacer con ellas lo que quisiera. A veces, las planchas se vendían o cedían a otros editores.
¿Quién fue Katsushika Hokusai?
Hokusai nació en 1760 en Katsushika, un distrito al este de Edo (hoy Tokio). Su nombre de nacimiento era Tokitarō. Su padre era un fabricante de espejos para el shōgun. Como nunca fue reconocido como heredero, es probable que su madre fuera una concubina.
Empezó a pintar a los seis años. A los doce, su padre lo envió a trabajar en una librería. A los dieciséis, se hizo aprendiz de grabador. Hizo esto durante tres años, mientras también creaba sus propias ilustraciones. A los dieciocho, fue aceptado como aprendiz del artista Katsukawa Shunshō. Shunshō era uno de los artistas de ukiyo-e más importantes de su época. Después de un año con su maestro, este le dio el nombre de Shunrō. Hokusai usó este nombre en sus primeros trabajos en 1779.
Shunshō falleció en 1793. Hokusai entonces estudió por su cuenta diferentes estilos japoneses y chinos. También investigó algunas pinturas neerlandesas y francesas. Durante esta etapa, se dedicó a dibujar surimono (tarjetas de año nuevo y anuncios), escenas de la vida diaria y paisajes.
En 1800, publicó Vistas famosas de la capital del este y Ocho vistas de Edo. También empezó a aceptar alumnos. Fue en este período cuando comenzó a usar el nombre de Hokusai. A lo largo de su vida, usó más de treinta pseudónimos diferentes. Nunca empezaba un nuevo trabajo sin cambiar su nombre, dejando el anterior a sus estudiantes.
En 1804, Hokusai se hizo muy famoso. Durante un festival en Tokio, hizo un dibujo gigante de un monje budista llamado Daruma. Su fama lo llevó a competir con el shōgun Tokugawa Ienari en un concurso de talento. Allí venció a un artista de estilo chino tradicional. Tres años después, empezó a ilustrar libros para el novelista Takizawa Bakin, con quien tuvo muchas diferencias.
En 1812, debido a problemas económicos, publicó Lecciones rápidas de dibujo simplificado. También viajó a Nagoya y Kioto para buscar más alumnos. En 1814, publicó el primero de quince volúmenes de sketches, llamados manga. En ellos dibujaba cosas que le interesaban, como personas, animales y a Buda. A finales de la década de 1820, publicó su famosa serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Fue tan popular que tuvo que añadir diez estampas más.
Otras obras posteriores incluyen Vistas de puentes famosos, Famosas cataratas en varias provincias y Cien vistas del Fuji. En 1839, su estudio se incendió, destruyendo la mayoría de sus obras. Falleció a los 89 años, en 1849.
Se dice que años antes de morir, Hokusai dijo:
A la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la calidad verdadera de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado el significado más profundo de las cosas, a los 100 habré hecho realmente maravillas y a los 110, cada punto, cada línea, poseerá vida propia.
La Imagen de la Gran Ola
¿Qué elementos se ven en la obra?
Esta impresión es del tipo yoko-e, lo que significa que tiene forma de paisaje. Fue hecha en un tamaño ōban, de 25 centímetros de alto por 37 de ancho. La imagen tiene tres elementos principales: el mar agitado por una tormenta, tres barcos y una montaña. La firma del artista se ve claramente en la parte superior izquierda.
La Montaña: El Monte Fuji
La montaña que se ve al fondo es el Monte Fuji. Su cima nevada es muy clara. El Fuji es el centro de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji, que muestra la montaña desde diferentes ángulos. En Japón, esta montaña es sagrada y un símbolo nacional. Su imagen se ha usado mucho en el arte por su belleza.
El color oscuro alrededor del Fuji sugiere que la pintura ocurre temprano en la mañana. El sol está saliendo desde el punto de vista del observador, iluminando la cima nevada. Entre la montaña y el espectador hay nubes de tormenta (cumulonimbus). Aunque indican tormenta, no llueve ni en el Fuji ni en la escena principal.
Los Barcos: Pescadores en Peligro
La escena muestra tres oshiokuri-bune. Estas eran barcazas rápidas usadas para llevar pescado vivo desde las penínsulas de Izu y Bōsō a los mercados de la bahía de Edo. Como dice el nombre de la obra, los barcos están en la prefectura de Kanagawa. Tokio está al norte, el Fuji al noroeste, la bahía de Sagami al sur y la bahía de Tokio al este. Los barcos, mirando al suroeste, regresan de la capital.
Hay ocho remeros por barco, agarrados a sus remos. También hay dos pasajeros más en la parte delantera de cada barco. En total, hay treinta hombres en la imagen, aunque solo se ven 22. Usando los barcos como referencia, se puede calcular el tamaño de la ola. Los oshiokuri-bune medían entre 12 y 15 metros de largo. Si Hokusai redujo la escala vertical en un 30%, la ola mide entre 10 y 12 metros de altura.
El Mar y sus Olas: Un Poder Impresionante
El mar es el elemento más importante de la composición. Se basa en la forma de una ola gigante. Esta ola se extiende y domina toda la escena antes de caer. En este momento, la ola forma una espiral perfecta. Su centro pasa por el centro del diseño, permitiendo ver el monte Fuji al fondo.
El escritor Edmond de Goncourt describió la ola así:
El dibujo de la ola es una especie de versión divinizada del mar hecha por un pintor que vivió el terror religioso del océano abrumador rodeando por completo su país; impresiona por la súbita furia de su salto a través del cielo, por el azul profundo del lado interno de su curvatura, por el salpicar de su cresta que desparrama un rocío de pequeñas gotas en forma de garras de animales.
Andreas Ramos, otro escritor, comenta:
[...] un paisaje marino con el Fuji. Las olas forman un marco a través del cual vemos el monte. La gigantesca ola es un gran yang para el ying de espacio vacío bajo de ella. El inevitable estallido de agua que esperamos imprime tensión a la pintura. Al fondo, una pequeña ola en pico, que forma un monte Fuji en miniatura, está reflejada a cientos de millas de distancia por el enorme monte Fuji original, encogido en perspectiva. La olita es más grande que la montaña. Los pequeños pescadores se sujetan a sus delgadas barquichuelas, se deslizan sobre un monte submarino buscando esquivar la ola. La violencia yang de la naturaleza es vencida por el ying de la confianza de estos experimentados pescadores. Extrañamente, a pesar de que haya una tormenta, el sol brilla en lo alto.
La Firma del Artista
La gran ola de Kanagawa tiene dos textos escritos. El primero es el título de la serie. Está en la parte superior izquierda, dentro de un recuadro rectangular. Se lee: "冨嶽三十六景/神奈川冲/浪裏" Fugaku Sanjūrokkei / Kanagawa oki / nami ura. Esto significa «Treinta y seis vistas del monte Fuji / en alta mar en Kanagawa / Bajo la ola». La segunda inscripción está a la izquierda del recuadro. Es la firma del artista: 北斎改为一笔 Hokusai aratame Iitsu hitsu, que se lee como «(pintura) de la brocha de Hokusai, quien cambió su nombre a Iitsu».
Hokusai, al ser de origen humilde, no tenía apellido. Su primer apodo, Katsuchika, lo tomó de la región donde nació. A lo largo de su carrera, usó más de 30 nombres diferentes. Nunca empezaba un nuevo trabajo sin cambiar su nombre, dejando el anterior a sus estudiantes.
En su serie Treinta y seis vistas del monte Fuji, usó cuatro firmas distintas. Estas dependían de las diferentes etapas de su trabajo: Hokusai aratame Iitsu hitsu, zen Hokusai Iitsu hitsu, Hokusai Iitsu hitsu y zen saki no Hokusai Iitsu hitsu.
¿Cómo se creó la obra?
Cuando Hokusai creó esta obra, estaba pasando por momentos difíciles. En 1826, a sus sesenta y tantos años, tenía problemas económicos. En 1827, sufrió un problema de salud, quizás un infarto. Al año siguiente, su esposa falleció. En 1829, tuvo que ayudar a su nieto con problemas económicos, lo que lo llevó a la pobreza. Aunque en 1830 envió a su nieto al campo, los problemas financieros continuaron. Durante este tiempo, trabajó en la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Quizás por estas dificultades, la serie busca contrastar el sagrado monte Fuji con la vida cotidiana.
Hokusai llegó al diseño final después de varios años de trabajo y de hacer otros dibujos. Hay dos obras similares, de unos 30 años antes de La gran ola, que se consideran sus predecesoras. Son Kanagawa-oki Honmoku no zu y Oshiokuri Hato Tsusen no Zu. Ambas tienen un tema similar a La gran ola: un barco en medio de una tormenta, amenazado por una gran ola. Estudiar las diferencias entre estas obras y la final ayuda a entender la evolución artística de Hokusai:
- En los primeros diseños, las olas parecen densas y uniformes, casi como minerales. Su rigidez y verticalidad recuerdan a una montaña nevada. En La gran ola, la ola se ve más activa, dinámica y agresiva, dando una sensación de amenaza.
- Las primeras impresiones usan la perspectiva tradicional japonesa, donde el espectador ve el panorama desde arriba. La gran ola, en cambio, usa una perspectiva más occidental. El espectador siente que la ola lo va a aplastar.
- En las primeras estampas, se ve el horizonte al fondo. En La gran ola, el horizonte está tan bajo que nos lleva al centro de la acción.
- En los primeros grabados, un barco de vela está en la cresta de la ola, como si hubiera escapado. Hokusai quitó este elemento en La gran ola. Quizás para no interferir con la curva o para darle más drama.
- Las dos primeras impresiones tienen una composición desordenada. La gran ola tiene solo dos grandes masas visuales: la ola y el punto de fuga bajo ella, como su nombre indica, «bajo la ola».
- La ola muestra el control que Hokusai había logrado en el dibujo. La imagen, aunque simple a primera vista, es el resultado de un largo proceso y una reflexión cuidadosa. Hokusai explicó las bases de este método en su obra de 1812, Lecciones rápidas de dibujo simplificado. Allí dice que todo objeto se puede dibujar usando la relación entre el círculo y el cuadrado.
El libro consiste en mostrar la técnica de dibujo utilizando únicamente una regla y un compás [...] Este método comienza con una línea y la proporción obtenida más naturalmente.
En el prefacio del libro, también escribió:
Todas las formas tienen sus propias dimensiones que debemos respetar [...] No se debe olvidar que tales cosas pertenecen a un universo del que no debemos romper su armonía.
Años después, Hokusai volvió a usar la imagen de la gran ola. Lo hizo en la obra Kaijo no Fuji, para el segundo volumen de Cien vistas del Fuji. En esa estampa, se ve la misma relación entre la ola y el volcán, y el mismo estallido de espuma. En esta última imagen, no hay personas ni barcos. Los fragmentos de la ola coinciden con el vuelo de algunas aves. Mientras que en La gran ola, el movimiento de la ola va en contra de la lectura japonesa (de derecha a izquierda), en Kaijo no Fuji, la ola y las aves avanzan armoniosamente.
El Mensaje del Artista
En esta obra, Hokusai combina varios temas que le gustaban mucho. El monte Fuji se representa como un punto azul y blanco, que recuerda la ola del primer plano. La imagen está llena de curvas: la superficie del agua es una extensión de las curvas dentro de las olas. Las curvas de la espuma de la gran ola crean otras curvas que se dividen en muchas olas pequeñas, repitiendo la imagen de la ola principal. Esta división en fractales puede verse como una representación de lo infinito. Los rostros de los pescadores son manchas blancas que se parecen a las gotas de espuma que salen de la ola.
Desde un punto de vista personal, la ola a menudo se describe como un tsunami o una ola gigante. Pero también se describe como una ola monstruosa o fantasmal, como un esqueleto blanco que amenaza a los pescadores con sus "garras" de espuma. Esta visión fantástica de la obra nos recuerda que Hokusai era un maestro de la fantasía japonesa, como se ve en los fantasmas que dibujó en su Hokusai manga. De hecho, si miras la ola del lado izquierdo, verás muchas más "garras" listas para atrapar a los pescadores detrás de la espuma blanca. A partir de 1831 y 1832, Hokusai empezó a tratar temas sobrenaturales de forma más clara en la serie Hyaku monogotari, «Cuento de cien [fantasmas]».

Esta imagen nos recuerda muchas otras obras del artista. La silueta de la ola también evoca la de un dragón gigante, que el autor dibujaba a menudo, incluso en el Fuji. La ola también es como un fantasma de la muerte que se abalanza sobre los marineros.
Destaca el uso de la profundidad y la perspectiva (uki-e). Hay un fuerte contraste entre el fondo y el primer plano. Las dos grandes masas ocupan el espacio visual. La fuerza de la gran ola contrasta con la calma del fondo vacío. Esto recuerda al símbolo del yin y yang. El ser humano, sin poder, lucha entre estos dos elementos. Esto puede ser una referencia al taoísmo o al budismo (las cosas hechas por el hombre son temporales, como los barcos arrastrados por la ola gigante). También puede referirse al sintoísmo, donde la naturaleza es todopoderosa.
La oposición del yin y el yang también se ve en los colores. El azul de Prusia contrasta con el color complementario usado en el fondo: un tono entre rosa y amarillo. La imagen es casi perfectamente simétrica en formas y colores.
¿Cómo se lee la imagen?
El idioma japonés se lee de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda. En cambio, un occidental lee de izquierda a derecha. Esta diferencia hace que la primera impresión de la pintura sea distinta para un japonés que para un occidental:
- Para un occidental, la imagen puede dar la impresión de que los pescadores van hacia la derecha, es decir, vienen de la península de Izu. Los pescadores están atrapados por la ola o quizás intentan huir de ella.
- Para un observador japonés, los barcos vienen de la derecha de la imagen y se dirigen hacia la izquierda, es decir, en dirección contraria a la ola.
Los pescadores están frente a las costas de Kanagawa, regresando de Edo, seguramente después de vender su pescado. En lugar de huir de la ola, tienen que seguir esa ruta y enfrentarla con toda su fuerza. Desde la perspectiva japonesa, de derecha a izquierda, la imagen es más impactante, haciendo la amenaza de la ola más evidente.
Si observamos los barcos en la imagen, especialmente el de la parte superior, vemos que la proa, delgada y afilada, apunta hacia la izquierda. Esto confirma que la interpretación "japonesa" es la "correcta". La forma de los barcos también se puede ver en otra estampa de Hokusai, Sōshū Chōshi, de la serie Chie no umi («Mil imágenes del océano»). Allí, el barco avanza contra la corriente, que esta vez va hacia la derecha, como muestra la estela del agua.
La Influencia Occidental en la Obra
La Perspectiva en el Arte
En la pintura tradicional japonesa y de Lejano Oriente en general, los objetos no se dibujaban en perspectiva. Al igual que en el antiguo Egipto, el tamaño de los objetos o personajes no dependía de su cercanía o lejanía. Dependía de la importancia del sujeto en la imagen. En un paisaje, si los personajes eran más grandes, se entendía que eran el tema principal. Los árboles y montañas alrededor se reducían para no quitarles atención. El concepto de línea de fuga no existía.
La perspectiva, usada en las pinturas occidentales desde los trabajos de Paolo Uccello y Piero della Francesca, llegó a Japón en el siglo XVIII. Llegó a través de grabados que traían los comerciantes occidentales (especialmente holandeses) a Nagasaki. Los primeros intentos de copiar la perspectiva occidental los hicieron Okumura Masanobu y Utagawa Toyoharu. Toyoharu incluso hizo grabados en 1750 que mostraban los canales de Venecia o las ruinas de la antigua Roma en perspectiva.
Gracias a la obra de Toyoharu, la estampa japonesa de paisajes fue muy influenciada. Evolucionó con los trabajos de Hiroshige (alumno indirecto de Toyoharu) y de Hokusai. Hokusai conoció la perspectiva occidental en la década de 1790, gracias a las investigaciones de Shiba Kōkan. Entre 1805 y 1810, publicó una serie llamada Espejo de imágenes holandesas - Ocho vistas de Edo.
Sin duda, La gran ola no habría sido tan exitosa en Occidente si el público no hubiera sentido cierta familiaridad con la obra. En cierto modo, es una obra occidental vista a través de los ojos de un japonés. Richard Lane afirma:
Los occidentales al estar por primera vez ante la presencia de obras japonesas, se verán tentados a elegir entre estos dos artistas [Hokusai y Hiroshige] como representante de la cumbre del arte japonés, sin darse cuenta de que lo que la mayoría admira es precisamente este parentesco oculto con la tradición occidental que les causa confusión.
La "Revolución Azul"

En la década de 1830, hubo una "revolución azul" en los grabados de Hokusai. Él usó mucho un color de moda, conocido como «azul de Berlín» (ベルリン藍 Berlin ai, abreviado como «bero-ai» (ベロ藍), literalmente "índigo de Berlin") o «azul de Prusia». Este tono de azul fue el que usó para La gran ola. Era diferente al azul delicado y que se desvanecía rápido, el índigo, que se usaba comúnmente en el ukiyo-e de la época. El azul de Berlín empezó a importarse de Holanda en 1820. Hokusai y Hiroshige lo usaron mucho a partir de 1829, cuando llegó a Japón en grandes cantidades.
Las primeras diez estampas de la serie, incluyendo La gran ola, fueron de las primeras obras japonesas en usar el azul de Prusia. Es muy probable que este tono se le sugiriera al editor en 1830. Esta novedad tuvo un éxito inmediato. En el año nuevo de 1831, el editor de Hokusai, Nishimuraya Yohachi (Eijudō), hizo anuncios por todas partes para mostrar la innovación. Debido al éxito, Nishimuraya publicó al año siguiente las siguientes diez estampas de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Algunas de ellas se imprimieron usando la técnica aizuri-e: imágenes impresas solo en azul. Una de esas estampas aizuri-e es Kōshū Kajikazawa, «Kajikazawa en la provincia de Kai».
La publicación de la serie continuó hasta 1832 o 1833, con un total de 46 estampas, gracias a diez estampas adicionales. Estas diez estampas suplementarias no tienen el tono azul de Prusia. Sus contornos son en negro sumi, con tinta china, como era lo normal. Estas diez estampas se conocen como ura Fuji o «Fuji visto desde atrás».
La Influencia de la Obra en el Arte Occidental

Solo cuatro años después de la muerte de Hokusai, el comodoro Matthew C. Perry llegó a la bahía de Edo. Obligó a Japón a terminar con su período de aislamiento, conocido como sakoku. Así, el arte japonés llegó a Europa. La visión artística de Lejano Oriente era completamente nueva y rompía con las ideas de pintura de la época. De este modo, surgió el japonismo. Entre los artistas japoneses que más influyeron en los europeos estaban Hokusai, Hiroshige y Utamaro.
Las primeras exposiciones de arte japonés se hicieron en Francia. Pequeños grupos de interesados, como los hermanos Goncourt, mostraban las obras que habían comprado en París.
Las Treinta y seis vistas del monte Fuji fueron una gran inspiración para artistas europeos y japoneses del XIX. Artistas como Vincent van Gogh, Claude Monet, Edgar Degas, Auguste Renoir, Camille Pissarro, Gustav Klimt, Giuseppe De Nittis y Mary Cassatt tenían grabados de esta serie.
La gran ola de Kanagawa es la estampa japonesa más famosa. Influyó en grandes obras: en la pintura, en obras de Claude Monet; en la música, en La Mer de Claude Debussy; y en la literatura, en Der Berg de Rainer Maria Rilke.
Félix Bracquemond fue un pionero del japonismo. Fue el primer artista europeo en copiar obras japonesas. En 1856, encontró un volumen del manga de Hokusai. Luego, copió los diseños en cerámica.
Más tarde, en la Exposición Universal de 1867, Japón participó oficialmente por primera vez. Se vendieron cerca de 1300 objetos, lo que puso de moda el arte japonés en Europa. Aunque los intelectuales estadounidenses no compartían la visión europea del ukiyo-e como la forma más alta del arte japonés, esta forma artística se extendió por Europa. Se convirtió en una nueva fuente de inspiración para artistas impresionistas. En 1872, el coleccionista Philippe Burty fue el primero en nombrar la revolución artística que ocurría. La llamó «japonismo» en artículos publicados en el periódico Renaissance litteraire et artistique. Hubo una exposición de arte japonés en la Exposición Universal de 1878. Durante este tiempo, Hayashi Tadamasa, junto con Samuel Bing, se convirtió en el principal distribuidor de arte japonés en Francia y toda Europa.
En 1871, Monet empezó a coleccionar estampas. Llegó a tener 231 obras de 36 artistas diferentes, incluyendo a Hokusai, Hiroshige y Utamaro. De la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji, tenía nueve estampas, incluyendo La gran ola.
Henri Riviére, dibujante, grabador y acuarelista, fue uno de los primeros artistas muy influenciados por la obra de Hokusai, especialmente por La gran ola. En 1902, publicó una serie de litografías llamada Las treinta y seis vistas de la Torre Eiffel, en homenaje al trabajo de Hokusai. Riviére coleccionaba grabados japoneses. Compró obras a Bing, a Hayashi y a Florine Langweil. También tenía una copia de La gran ola. Esta le sirvió de inspiración para dos series de grabados en madera que representaban paisajes marinos de Gran Bretaña, donde vivía en ese momento.
Claude Debussy, a quien le encantaba el mar y las estampas de Lejano Oriente, tenía una copia de La gran ola en su estudio. La obra lo inspiró para crear La Mer. Pidió que la imagen se usara en la portada de la partitura original de 1905.
Es interesante notar que el arte de Hokusai, que fue muy influenciado por el arte y las técnicas occidentales, a su vez se convirtió en una fuente de renovación para el arte occidental. Esto se debe a la admiración que le tenían los artistas impresionistas y postimpresionistas.
¿Dónde se pueden ver copias de la obra?
Existen varias copias de esta obra en el mundo. El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el Museo Británico en Londres, la colección de Claude Monet en Giverny, Francia, la Galería Sackler, el Museo Guimet y la Biblioteca Nacional de Francia son algunos de los lugares donde se exhiben copias.
Algunas colecciones privadas también tienen copias, como la colección Gale en los Estados Unidos.
Los grandes coleccionistas privados del siglo XIX fueron quienes crearon las colecciones de estampas en los museos. Por ejemplo, la copia del Museo Metropolitano viene de la antigua colección de Henry Osborne Havemeyer. Fue donada por la señora Havemeyer en 1929. De igual manera, la copia de la Biblioteca Nacional de Francia se compró en 1888 de la colección de Samuel Bing. La copia del Museo Guimet proviene del legado de Raymond Koechlin y está en el museo desde 1932.
Hoy en día, todavía es posible encontrar una copia original de la obra. Un ejemplar de la colección Huguette Berès se subastó el 7 de marzo de 2003 por 23.000 euros. Las 46 estampas de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji se subastaron en Sotheby's en 2002 por 1.350.000 euros.
¿Cómo saber si una copia es original?

Como la serie fue un gran éxito, se siguieron haciendo copias hasta que las planchas de madera se desgastaron mucho. Es probable que se hicieran unas 5000 copias de las planchas originales.
Se puede saber el grado de desgaste de las planchas al momento de imprimir una copia. Hay dos puntos clave para analizar. El primero está justo detrás del barco de la derecha en la imagen. En copias hechas con planchas gastadas, la línea no aparece continua. El segundo punto está en el lado izquierdo del recuadro de la firma. Allí, las líneas deben aparecer continuas.
Otro aspecto importante es el estado de conservación de las impresiones. Esto se puede ver fácilmente en el color del cielo en la parte superior. Las copias bien conservadas, como la del Museo Metropolitano, mantienen el color original. Se observa un contraste claro con las nubes. Muchas reproducciones se han perdido por guerras, terremotos, incendios y otros desastres naturales. Por eso, hay pocas copias en buen estado y hechas con los bordes de las planchas aún nítidos.
La Gran Ola en la Cultura Popular
Debido a su gran popularidad y a que la obra es de dominio público, se han hecho muchas reproducciones de La gran ola de Kanagawa. Se usa en publicidad, arte y objetos de uso diario. Aquí te mostramos algunos ejemplos destacados:
Referencias culturales
- Aparece en la portada de la partitura de Claude Debussy La mer (1905).
- El logotipo de la marca de ropa Quiksilver está claramente inspirado en La Ola.
- Decora muchos productos cotidianos, como fundas de iPhone, agendas escolares o cortinas de ducha.
- Aparece como escenario en el videojuego para la consola Wii Muramasa: The Demon Blade.
- El emoji de Apple de una ola de agua se basa en esta pintura.
- En Mac OS X Snow Leopard se incluye como fondo de pantalla.
- Al inicio de la película Mis vecinos los Yamada se ve una secuencia con una ola similar a la de la pintura.
- El libro "Mañana, y mañana, y mañana" de Gabrielle Zevin la menciona como parte del proceso creativo de un videojuego. Incluso se usó como imagen para la portada del libro.
Parodias y obras de arte
- La pareja de artistas Kozyndan hizo una versión llamada «Uprising». La cresta de la ola está formada por conejos blancos.
- Nana Shiomi, artista japonesa, creó un díptico de madera con este grabado de Hokusai y un perro jugando con la ola. Lo llamó «Hokusai's Wave - Happy Dog».
- Se han hecho muchas esculturas sobre La Ola, como Die Woge, de Tobias Stengel, o «Hokusai 20 ft.», de Jeffery Laudenslager.
- En 2003, la diseñadora Hanae Mori usó la imagen de la obra para su colección de ropa.
Documentales y Programas de Televisión
La gran ola ha sido tema de programas especiales y documentales. En francés, existe La menace suspendue: La Vague, un documental de 29 minutos del año 2000. En inglés, la BBC transmitió un programa especial el 17 de abril de 2004, como parte de la serie Private Life of a Masterpiece. Además, la estampa fue elegida para ser parte de la serie A History of the World in 100 Objects, producida junto con el Museo Británico. La obra fue el objeto número 93 de la serie, y la emisión se realizó el 4 de septiembre de 2010.
Véase también
En inglés: The Great Wave off Kanagawa Facts for Kids
- Arte del Japón
- Ukiyo-e
- Katsushika Hokusai
- Período Edo