Historia de Baviera para niños
Datos para niños Escudo de armas de Baviera |
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Información | ||
Propietario | Estado Libre de Baviera | |
Fecha de adopción | 5 de junio de 1950 | |
Descripción | ||
Blasón | Cuartelado: 1º de sable, león de oro, armado y lampasado de gules; 2º cortado danchado de gules y plata; 3º de plata, pantera de azur, armada de oro y lampasada de gules; 4º de oro, tres leopardos de sable, armados y lampasados de gules, puestos en palo; brochante sobre la partición, escusón fuselado de plata y azur. | |
Corona | Círculo de oro enriquecido de pedrería sumada de ocho cruces floronadas de oro también enriquecidas de pedrería, de las cuales se ven cinco, alternadas de ocho pequeños tréboles de azur, de los cuales se ven cuatro. | |
Tenante | Dos leones rampantes de oro, linguados y armados de gules | |
Otros elementos | Altar de oro | |
La historia de Baviera abarca desde sus primeros asentamientos hasta convertirse en un ducado en el siglo VI, integrarse al Sacro Imperio Romano Germánico y luego ser un reino independiente en el siglo XIX. Hoy, Baviera es el estado federado más extenso de Alemania, con 70,549 km², y comprende Franconia, Suabia, Baviera y el Alto Palatinado. Destacan ciudades como Múnich, Núremberg, Augsburgo, Ratisbona y Wurzburgo. La región ha tenido diversas extensiones territoriales a lo largo de su historia, pero conserva su importancia cultural e histórica en el contexto alemán.
Contenido
De los orígenes al siglo X
La historia de Baviera se remonta al Paleolítico con numerosos descubrimientos arqueológicos. Habitada antiguamente por los celtas vindélicos, bajo el gobierno de Julio César figuraba entre las provincias romanas, siendo parte de la Vindelicia y Nórico. En esta región se estableció la provincia romana de Recia, con centro en Castra Regina, conocida como Ratisbona. Durante el declive del Imperio romano de Occidente, Baviera estuvo casi deshabitada. Tras las invasiones germánicas, los bávaros surgieron de la fusión de tribus celtas y germánicas. Posteriormente, cayeron bajo dominio franco, convirtiéndose en un ducado gobernado por la dinastía agilolfinga. La conversión al cristianismo fue impulsada por san Bonifacio, estableciendo obispados y monasterios. La región enfrentó disputas sucesorias y luchas contra los francos, destacando la figura de Odilón y su Lex Baiuvariorum. Baviera mantuvo su identidad cultural e histórica, siendo una importante región en el contexto alemán.
Tasilón III de Baviera (c. 741-después de 796), sucedió a su padre a los ocho años tras un intento de Grifo de gobernar Baviera. Inicialmente bajo la supervisión del rey de los francos, reconoció su supremacía en 749 y 757, pero luego actuó de manera independiente. Fundó monasterios, expandió hacia el este y luchó contra los eslavos en los Alpes orientales y el río Danubio. Su alianza con los ávaros y su posición como yerno del rey longobardo Desiderio preocuparon a los francos. Después de presiones de Carlomagno, se sometió en 787. Fue depuesto y condenado a muerte por traición en 788.
Carlomagno confió el gobierno del ducado a su cuñado Geroldo, conde de Suabia, como duque subordinado. En 794, Baviera entró en el patrimonio directo de los carolingios. En 798, Arn de Salzburgo se convirtió en el primer arzobispo de Baviera. Geroldo falleció en 799 luchando contra los ávaros. Los condes francos asumieron el control administrativo, asimilando la región al Imperio carolingio. Las medidas de Carlomagno para el progreso intelectual y material mejoraron las condiciones. Los bávaros no resistieron la supresión de su ducado. La integración al reino franco, facilitada por la Iglesia católica, fue tan completa que Carlomagno convocó solo dos juntas eclesiásticas para asuntos bávaros.
La historia de Baviera durante el siglo ix se entrelaza con la del Imperio carolingio. Ludovico Pío lo convirtió en un reino franco (814) y se lo dio a su hijo mayor, Lotario I, que en 817 lo cedió a Luis el Germánico, rey de Francia Oriental. La partición fue confirmada en 843 por el Tratado de Verdún. Luis desarrolló activamente Baviera desde Ratisbona, previendo su seguridad mediante campañas contra los eslavos. El reino comprendía Carintia, Carniola, Istria, Friul, la antigua Panonia, Moravia y Bohemia. Tras la muerte de Carlomán, Baviera pasó a Carlos III el Gordo y luego a Luis IV de Alemania, durante cuyo reinado ocurrieron las invasiones de los húngaros. La resistencia a estas incursiones fue disminuyendo gradualmente, culminando en la batalla de Presburgo en 907.
Baviera en el Sacro Imperio Romano Germánico
Luitpoldo de Baviera, fundador de la dinastía Luitpoldinga, fue margrave de Carintia durante el reinado de Luis el Niño. Aunque poseía grandes dominios en Baviera, murió en la Batalla de Bratislava (907). Su hijo, Arnulfo de Baviera "el Malo", unió los restos de la tribu bávara y expulsó a los húngaros, convirtiéndose en duque de Baviera en 911 y uniendo este territorio con Carintia. Reconocido por Enrique I de Sajonia, Arnulfo mantuvo ciertos derechos hasta su muerte. Su sucesor, Everardo de Baviera, fue expulsado en 938, y Otón I de Alemania nombró a Bertoldo de Baviera. En 947, el ducado pasó a la dinastía sajona, con Enrique como duque, aunque con poca aceptación. Los ataques húngaros cesaron tras su derrota en la Batalla de Lechfeld (955), y el ducado se expandió temporalmente hacia Italia.
En 955, Enrique "el Pendenciero" sucedió a su padre. En 974, conspiró contra el rey Otón II porque este había otorgado el ducado de Suabia a Otón y la Marca Bávara Oriental a Leopoldo de Babenberg. La rebelión fracasó y Enrique perdió su ducado en 976, siendo entregado a Otón de Suabia. Baviera perdió territorios al sur y sureste, y Austria fue fundada. Enrique fue restaurado en 985 y gobernó hasta 995, publicando leyes importantes y reformando monasterios. Su sucesor, Enrique II de Alemania, entregó Baviera a Enrique de Luxemburgo, pasando el ducado a la casa de Franconia. En 1061, la regente Inés de Poitou confió el ducado a Otón de Nordheim.
Güelfos y Gibelinos
Entre 1070 y 1180, Baviera fue gobernada principalmente por la Casa de Welf, siendo sucedida por la Casa de Wittelsbach hasta 1819. En 1070, el rey Enrique IV depuso al duque Otón de Nordheim y otorgó el ducado a Güelfo I de Baviera. Aunque inicialmente apoyó al papa Gregorio VII, perdió y luego recuperó Baviera. Sus hijos, Güelfo II y Enrique IX, le sucedieron, influyendo en los príncipes alemanes. Enrique X, su hijo, obtuvo también el ducado de Sajonia en 1137, lo que alarmó al rey Conrado III de Alemania, quien lo depuso y otorgó Baviera a Leopoldo IV de Austria. Tras la muerte de Leopoldo en 1141, el ducado pasó a Enrique II de Austria, quien gobernó hasta 1156.
En 1156, el emperador Federico Barbarroja persuadió a Enrique XI para entregar Baviera a Enrique el León, duque de Sajonia y miembro de la Casa de Welf. La Marca de Austria se convirtió en un ducado independiente. Enrique el León, uno de los duques más importantes de Baviera, fundó Múnich pero centró sus esfuerzos en Sajonia. Baviera perdió territorios como Tirol y Estiria, obstaculizando su expansión. En 1180, tras la proscripción de Enrique el León, Federico Barbarroja otorgó Baviera a Otón I de Wittelsbach, iniciando el dominio de la Casa de Wittelsbach, que duró hasta 1918. Su hijo, Luis, expandió el ducado y adquirió el Electorado del Palatinado.
División del ducado
Los duques de Baviera intentaron consolidar su poder, pero las repetidas divisiones del territorio entre miembros de la familia causaron guerra y debilidad. La primera división ocurrió en 1255, cuando los hijos de Otón II de Baviera, Luis II y Enrique XIII, se repartieron Baviera. Luis IV "el Bávaro" reunió Baviera en 1312 y fue coronado emperador. Sin embargo, tras su muerte, sus hijos dividieron el territorio. En 1504, Alberto IV de Baviera reunificó Baviera tras la guerra de sucesión de Landshut. Guillermo IV de Baviera mantuvo la unidad y consolidó el catolicismo. Su hijo Alberto V de Baviera promovió el arte y la Contrarreforma, dejando una gran deuda a su sucesor Guillermo V de Baviera.
Electorado de Baviera
Maximiliano I de Baviera heredó un ducado endeudado y desordenado, pero tras diez años de gobierno eficaz, logró notables mejoras. Adquirió el Alto Palatinado, reorganizó finanzas y justicia, y creó una milicia. Esto permitió a Baviera jugar un papel crucial en la Guerra de los Treinta Años, apoyando al emperador, lo que resultó en que Maximiliano fuera nombrado Príncipe Elector en 1623. Aunque el ducado sufrió invasiones y devastaciones, Maximiliano logró conservar sus ganancias en la Paz de Westfalia de 1648. Su sucesor, Fernando María, reparó los daños de la guerra y fomentó el desarrollo, mientras que Maximiliano II y Carlos Alberto enfrentaron conflictos y pérdidas territoriales. Maximiliano III restauró Baviera y promovió reformas ilustradas. Tras su muerte, Carlos Teodoro heredó el ducado, enfrentando disputas sucesorias y conflictos con Austria.
El reino de Baviera
Baviera durante el período revolucionario
En 1792, los ejércitos revolucionarios franceses invadieron el Palatinado y en 1795 avanzaron hasta Múnich. Carlos Teodoro huyó a Sajonia, dejando una regencia que firmó un acuerdo con Moreau en 1796. Baviera, atrapada entre franceses y austriacos, sufrió ocupaciones y contribuciones forzosas. Tras la muerte de Carlos Teodoro en 1799, Maximiliano I enfrentó una difícil herencia. Al aliarse con Francia, Maximiliano obtuvo territorios y convirtió Baviera en reino en 1806. Aunque fue aliado de Napoleón hasta 1813, se volvió contra Francia tras los desastres de la guerra. El ministro Montgelas modernizó la administración bávara y estableció una constitución bicameral.
Después del Congreso de Viena en 1815, Maximiliano I fue confirmado como rey de Baviera, aunque perdió territorios meridionales. Baviera se unió a la Confederación Germánica y mantuvo su independencia frente a Austria y Prusia. Bajo Luis I, destacó en las Bellas Artes y se unió a la unión aduanera alemana. Tras la revolución de 1848, Maximiliano II ascendió al trono. Baviera se opuso a la centralización de Alemania y participó en la guerra austro-prusiana. Tras la unificación alemana, Baviera conservó autonomía y se mantuvo como reino dentro del Imperio Alemán, aunque el nacionalismo bávaro persistió. A pesar de los intentos separatistas, Baviera aceptó su integración en Alemania.
Luis II es famoso por sus extravagantes castillos, como Neuschwanstein, y su misteriosa muerte. En 1885 apoyó un consejo de regencia liderado por su tío Leopoldo de Wittelsbach. Baviera se convirtió en el segundo estado del Reich, importante tras Prusia. Desde 1886 hasta 1913, Baviera fue gobernada por una regencia, ya que Otón, su sucesor, enloqueció y fue internado. Durante la regencia de Leopoldo (1886-1912), Baviera experimentó urbanización e industrialización, especialmente en Núremberg y Augsburgo. Baviera se convirtió en una gran región industrial, mientras la futura emperatriz Isabel de Baviera, Sissi, creció en el castillo de Possenhofen, a orillas del lago Starnberg.
Un land de la República
A principios del siglo XX, Baviera atrajo a destacados artistas como Kandinski y Paul Klee a Schwabing, un centro artístico internacional. La zona fue devastada en la Segunda Guerra Mundial. Tras la Primera Guerra Mundial, Baviera vio la caída de la dinastía Wittelsbach y la proclamación de la República. La oposición política resultó tumultuosa, con el asesinato de Eisner y el surgimiento de una República Soviética breve. La nueva Constitución de Weimar se promulgó en 1919, estableciendo el Estado Libre de Baviera. Baviera se convirtió en un bastión nazi durante la Segunda Guerra Mundial, pero también fue escenario de resistencia, como el grupo Rosa Blanca.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, Baviera quedó bajo la ocupación estadounidense. La CSU, fundada en 1946, dominó la política regional. Aunque en 1949 se opuso a la Ley Fundamental de Bonn, Baviera finalmente la adoptó. Durante la Guerra Fría, fue parte de Alemania Occidental. Baviera se convirtió en un estado económicamente próspero, destacándose en tecnología e investigación. Su PNB superaba el de muchos países europeos, con una alta actividad científica y tecnológica. La CSU ha mantenido el poder desde 1946, influyendo en la política regional y federal, con una economía estable y baja tasa de desempleo.
Véase también
- Historia de Alemania
- Ducado de Baviera
- Electorado de Baviera
- Anexo:Soberanos de Baviera