Fortificaciones de España en América para niños
Las fortificaciones españolas en América son impresionantes construcciones militares que nos cuentan la historia de los más de 300 años de presencia de España en el continente americano. Estas obras de ingeniería se levantaron desde el norte de California hasta Tierra del Fuego. Su objetivo principal era proteger las ciudades portuarias de los ataques de flotas de otros países, como Inglaterra, Francia y Holanda, así como de corsarios y piratas.
Hoy en día, estas fortificaciones son símbolos importantes de los países donde se encuentran y atraen a muchos turistas. Además de estar protegidas como monumentos nacionales, algunas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un reconocimiento mundial a su valor histórico y cultural.
Contenido
Historia de las Fortificaciones Españolas
Las fortificaciones para la defensa de las ciudades comenzaron a construirse desde los primeros años de la llegada de los españoles a América. Además de rodear las poblaciones con muros, se levantaban castillos en los puntos más altos. Esto permitía controlar el territorio y defenderse de manera efectiva.
¿Por qué se construyeron más fortificaciones?
A partir del reinado de Felipe II de España, se hicieron grandes esfuerzos para construir nuevas fortificaciones o hacer más grandes las que ya existían. Esto se debió a la amenaza de otros países europeos que querían expandir sus territorios en América.
Hacia el año 1550, las rutas de comercio y navegación en Hispanoamérica usaban pocos puertos principales. Los más importantes eran Veracruz en México, desde donde salían los barcos hacia España, y Callao en Perú, el puerto principal del virreinato. En 1551, Cartagena de Indias en Colombia y Panamá Viejo en Panamá se convirtieron en puertos de paso.
La presencia de flotas de otros países, piratas y corsarios hizo que se creara un sistema de flotas y galeones. Esto significaba que los puertos principales debían estar muy fortificados y amurallados para proteger a los barcos y las mercancías. La Habana Vieja en Cuba se convirtió en el punto de encuentro para los dos viajes anuales a través del océano Atlántico. También se construyeron otras fortificaciones más pequeñas en lugares como Yucatán, Florida, Centroamérica, Venezuela y las islas. Estas ayudaban a mantener el control del territorio, evitar el comercio ilegal y proteger a las poblaciones de ataques extranjeros. Al principio, las defensas eran fuertes sencillos de tierra con algunos cañones pequeños.
Ataques que impulsaron la construcción
El ataque a La Habana en 1555 por el corsario francés Jacques de Sores demostró que se necesitaban fortificaciones más grandes y resistentes. Por eso, la Monarquía Hispánica contrató a los ingenieros militares más destacados de la época. Estos ingenieros venían de diferentes lugares bajo la influencia de España, como Alemania, Italia, Flandes y la propia España.
Setenta años después del viaje de Magallanes y Elcano, el inglés Francis Drake llegó al océano Pacífico. A finales del siglo XVI y durante el siglo XVII, atacantes ingleses, franceses, holandeses y bucaneros causaban problemas al comercio y a los puertos españoles en las costas del Pacífico. Esto obligó a los españoles a fortificar puertos como Callao, Panamá y Acapulco, que era un puerto importante para la ruta anual del Galeón de Manila.
La captura de la fortaleza de San Juan de Ulúa y de la ciudad de Veracruz en 1568 por John Hawkins, y los ataques del almirante inglés Drake por el Caribe entre 1585 y 1586, donde atacaron Santo Domingo y Cartagena de Indias, hicieron que Felipe II enviara al famoso ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli. Él debía diseñar fortificaciones modernas en San Juan de Ulúa y revisar las defensas del Caribe. Las ideas de Antonelli llevaron a la construcción de un sistema de fortificaciones muy costoso pero efectivo. En el caso de La Habana, estas defensas resistieron los intentos de captura por casi 200 años, hasta 1762. Gracias a Bautista Antonelli se construyeron, entre otros, el Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro (1585), el Castillo de la Punta (1589), el Fuerte de San Lorenzo (1598) o el Castillo de San Pedro de la Roca (1638). También se destaca a Cristóbal de Roda Antonelli, sobrino de Juan Bautista, como ingeniero en La Habana. De hecho, los nuevos ataques de Drake y Hawkins en 1595, durante un conflicto entre Inglaterra y España, fracasaron contra las fortificaciones mejoradas en San Juan, Puerto Rico y Cartagena.
Debido a lo difícil que era fortificarla, la población de Nombre de Dios, que era parte del Camino Real de Panamá al Caribe, fue atacada en 1572 e incendiada en 1596 por Francis Drake. La necesaria fortificación del puerto de Chagres con el fuerte de San Lorenzo comenzó en 1598, obra de Bautista Antonelli. El Camino Real era una vía de comunicación fundamental para el comercio con el virreinato de Perú. Este camino salía de Panamá y terminaba en los puertos de Chagres, Nombre de Dios o Portobelo. Esto llevó a la creación de un sistema de defensa en los puertos españoles del Caribe que hoy es Patrimonio de la Humanidad, conocido como las Fortificaciones de la costa Caribe de Panamá.
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San Juan de Ulua, Veracruz, México
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Fortaleza del Real Felipe, Callao, Perú
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Castillo San Felipe del Morro, San Juan, Puerto Rico
En el Caribe y el Golfo de México, se construyeron enormes edificaciones diseñadas por ingenieros militares españoles e italianos. Estas incorporaban cambios arquitectónicos avanzados que venían de Europa. En 1563, el ingeniero Francisco Calona empezó a rediseñar las fortificaciones de La Habana para incluir las últimas mejoras técnicas para la defensa.
La marina inglesa, liderada por Drake y Hawkins, fue finalmente derrotada en 1595 gracias al sistema de fortificación de sus objetivos durante su campaña militar contra España. Hawkins falleció durante su ataque al Fuerte de San Felipe del Morro en San Juan de Puerto Rico en 1595, y Drake murió después de ser vencido al intentar atacar el Fuerte de San Lorenzo de Chagres.
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Castillo de San Marcos, San Agustín, EE.UU.
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Fortaleza de Santa Teresa, Rocha, Uruguay
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Fortín Solano, Puerto Cabello, Venezuela
Fortificaciones en el Siglo XVII
Durante el siglo XVII, las fortificaciones que se construyeron tenían un propósito principalmente defensivo. Con el Tratado de Londres (1604), España facilitó el comercio de los ingleses en América a cambio de que no ayudaran a los Países Bajos, con quienes España tenía un conflicto. Sin embargo, otras naciones europeas fueron ocupando algunos territorios desocupados, donde establecieron sus propias colonias. Además, toleraron o promovieron las acciones de saqueo de piratas y bucaneros, como el ataque a Portobelo en 1668. Estos lugares también servían como puntos de apoyo para acciones militares contra España. En el Pacífico, la ruta de ataque a los puertos de Centroamérica, México y Perú implicaba cruzar el istmo. Lo que limitaba la capacidad defensiva de las fortalezas más grandes del Caribe era la falta de suministros, mantenimiento y suficientes hombres para usar la artillería. En 1625, las tropas del Morro en San Juan de Puerto Rico, parte del Sitio Histórico Nacional de San Juan, rechazaron el ataque del holandés Balduino Enrico. Sin embargo, este ataque causó grandes daños a la población, como parte de los intentos de expansión de los Países Bajos en las Antillas.
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Baluarte del Conde, Santo Domingo, República Dominicana
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Fuerte de Buenos Aires, actual ubicación de la Casa Rosada, Buenos Aires, Argentina
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Castillo de San Lorenzo El Real de Chagres, Colón, Panamá.
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Castillo de San Felipe de Lara, Livingston, Guatemala
Después de un intento fallido de ocupar Valdivia en 1643 por una expedición holandesa, se comenzaron las obras para fortificar la bahía de Corral. Se construyó un conjunto de fuertes conocido como el sistema de fuertes de Valdivia, que fue ampliado y mejorado en los años siguientes.
Francisco de Murga fue uno de los ingenieros que ayudaron a mejorar Cartagena de Indias en este periodo. En 1657 se construyó el Castillo San Felipe de Barajas para defender Cartagena de Indias, el puerto más importante de Tierra Firme. Sufrió constantes ataques por parte de ingleses y franceses. El comandante francés Barón de Pointis causó grandes daños a la población a mediados de 1697. Ante nuevos ataques y saqueos, como el del holandés Laurens de Graaf a Campeche en 1672 o Veracruz en 1683, la necesidad de defensas era clara.
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Castillo de la Inmaculada Concepción, Río San Juan, Nicaragua
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Castillo San Miguel de Agüi, Ancud, Chile.
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Batería La Plachada, Guayaquil, Ecuador
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Fuerte de San Diego, Acapulco, México.
Fortificaciones en el Siglo XVIII
Durante el siglo XVIII, con la llegada de la familia Borbón al trono de España, se realizaron obras de mejora, ampliación o construcción de nuevas fortificaciones muy efectivas. En 1711 se creó el Real Cuerpo de Ingenieros Militares. Los ingenieros españoles se encargaban de la defensa de Hispanoamérica, la construcción de obras públicas y la elaboración de mapas. La defensa contra los ataques de los apaches a las misiones jesuíticas y la ayuda a los colonos llevó a la construcción de una gran red de más de presidios de este a oeste en el norte de Nueva España, que hoy es el sur de EE.UU. y el norte de México. Estos fuertes, más pequeños que los de las ciudades portuarias, dieron origen a poblaciones como San Antonio o Tucson.
Durante el primer enfrentamiento de un conflicto entre Gran Bretaña y España, en noviembre de 1739, la ciudad portuaria de Portobelo fue atacada y destruida por el ejército británico. Los fuertes de la población, llamados Todofierro, Gloria y San Jerónimo, no ofrecieron resistencia debido a su mal estado y la falta de preparación de sus tropas. En este periodo, las fuerzas y fortificaciones españolas ayudaron a resistir, rechazar y lograr la victoria ante los ataques ingleses a San Agustín (1740), Cartagena de Indias (1741), La Guaira (1743) y Puerto Cabello (1743). Se puede destacar el trabajo del ingeniero Juan de Herrera y Sotomayor en Cartagena de Indias para reconstruir lo destruido en 1697, o los trabajos de Agustín Crame para la reconstrucción de los Tres Reyes del Morro o el nuevo reducto de San Joaquín en Caracas.
La derrota de la gran flota de doscientos barcos de Edward Vernon en Cartagena de Indias en 1741, gracias a sus fortificaciones como el Castillo San Felipe de Barajas, el castillo de Santa Cruz o el castillo de San Luis, fue una de las más humillantes en la historia militar inglesa. Desde su base en la colonia de Jamaica, Vernon atacó con muchas más tropas y armas que los españoles. Incluso mandó acuñar monedas conmemorativas antes del ataque. El gobernador Sebastián de Eslava y el comandante Blas de Lezo lograron, aprovechando la ventaja del fuerte de San Felipe de Barajas, resistir y finalmente derrotar a los británicos. Para compensar la derrota, Vernon atacó Santiago de Cuba desde su base en Port Royal y fue nuevamente derrotado, a pesar de su superioridad numérica. Esto fue gracias a la fortificación de la plaza, destacando el castillo de San Pedro de la Roca, bajo el mando del gobernador Francisco Antonio Cagigal de la Vega y el ingeniero francés Francisco de Langle.
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Fortaleza San Carlos de Perote, Perote, México
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Fortaleza de San Fernando, Omoa, Honduras.
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Fortaleza Ozama, Santo Domingo, República Dominicana.
En 1765, la fortaleza del Morro de San Juan de Puerto Rico se convirtió en la más grande del Imperio español en América gracias a las obras del ingeniero coronel Tomás O'Daly. En 1762, ante el ataque a Cuba, Manila y la costa de Nicaragua durante un conflicto contra Gran Bretaña, se hizo evidente la necesidad de mejorar las defensas de los principales puertos. De 1790 data la construcción de las murallas de la ciudad de Veracruz, con baluartes como el Baluarte de Santiago y la Fortaleza de San Carlos de Perote, en el Camino Real a México. A Veracruz fueron enviados artilleros, expertos en construcciones y topógrafos para la defensa de toda la bahía de México. Durante un conflicto entre Inglaterra y España, que surgió por el apoyo español a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, los ataques británicos contra San Fernando de Omoa y el Castillo de la Inmaculada fracasaron. Durante otro conflicto anglo-español, los ingleses intentaron nuevamente tomar parte del territorio español, fracasando ante las defensas del San Felipe del Morro en San Juan de Puerto Rico (1797), pero logrando tomar Trinidad.
Fortificaciones en el Siglo XIX
Los sucesivos procesos de independencia en Hispanoamérica, que comenzaron en 1808, llevaron a que las naciones americanas bajo control español se volvieran independientes. Además, de este periodo datan los últimos fuertes construidos frente a la amenaza de expansión de los Estados Unidos en la Florida española o Santa Fe de Nuevo México, como el fuerte Español (Colorado) o el fuerte San Carlos (Florida). La fortaleza de San Juan de Ulúa (Veracruz, México) fue el último lugar de poder español en México hasta 1825. A lo largo del siglo XIX, muchas de estas fortificaciones se convirtieron en prisiones, en lugar de proteger los puertos estratégicos contra posibles ataques.
Hoy en día, algunos de estos ejemplos de ingeniería militar son símbolos nacionales de sus países, importantes atracciones turísticas o Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Mientras que las construcciones más grandes han permanecido, las de menor tamaño o hechas con materiales menos duraderos se encuentran en ruinas, esperando ser restauradas.