Bajo Renacimiento español para niños
El Bajo Renacimiento español o Manierismo español es el nombre que se usa en la historia del arte para describir la última etapa del Renacimiento español. Este periodo llegó después del Alto Renacimiento español.
Se desarrolló en la segunda mitad del siglo XVI, coincidiendo casi por completo con el reinado de Felipe II (1556-1598).
En cuanto a su estilo, se relaciona con el Manierismo, que fue la fase final del Renacimiento. Aunque el Manierismo en Italia comenzó antes (alrededor de 1527), en España se le llama "Bajo Renacimiento" a esta etapa final.
Un proyecto muy importante de este tiempo fue la construcción del monasterio de El Escorial. Este proyecto incluyó no solo la arquitectura, sino también la pintura y la escultura. Por eso, a este estilo se le conoce como escurialense o herreriano, en honor a Juan de Herrera, quien fue el principal director de la obra (que había comenzado Juan Bautista de Toledo).
Desde el punto de vista de las ideas, este periodo se relaciona con la Contrarreforma y el Concilio de Trento. Su estilo se caracteriza por ser sobrio, pero a la vez muy grande y espectacular.
Contenido
Arquitectura en el Bajo Renacimiento español
España fue el primer país fuera de Italia en crear sus propios libros sobre arquitectura siguiendo las reglas del Renacimiento. Un ejemplo es el libro Las Medidas del Romano de Diego de Sagredo, publicado en 1526.
Estilo Manierista en la Arquitectura Española
A la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVI también se le llama "arquitectura manierista". Algunas obras anteriores, de la primera mitad del siglo, también tienen características manieristas. A estas obras se les conoce como "fase serliana" (por la influencia de Sebastiano Serlio), "estilo príncipe Felipe" o "plateresco purista". En Andalucía, se le llamó "clasicismo andaluz".
Entre los arquitectos importantes de esta época están Pedro Machuca (quien diseñó el Palacio de Carlos V en Granada, desde 1527), Diego de Siloé (con obras en la catedral de Burgos y Granada), Andrés de Vandelvira (quien trabajó en la catedral de Jaén), y Hernán Ruiz el Joven (con obras en Córdoba y Sevilla). En Toledo, destacaron Alonso de Covarrubias y Francisco de Villalpando.
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Bóvedas vaídas en la catedral de Jaén.
Arquitectura Herreriana
El estilo herreriano, llamado así por Juan de Herrera, es muy importante. Además del complejo de El Escorial, Herrera diseñó el palacio de Aranjuez, la catedral de Valladolid y la lonja de Sevilla (hoy Archivo General de Indias), construida entre 1585 y 1597.
Otros ejemplos de este estilo son el convento de San José (Ávila) en Ávila y el palacio ducal de Lerma (ya en la época de Felipe III), ambos de Francisco de Mora. Algunas de sus obras fueron terminadas por su sobrino Juan Gómez de Mora, quien, aunque mantuvo el estilo herreriano, ya pertenece al Barroco. En Valladolid, arquitectos como Diego de Praves y su hijo Francisco de Praves también siguieron este estilo.
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Iglesia del convento de San José (1562, 1605-?) (Ávila), obra de Francisco de Mora
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Palacio ducal de Lerma (1601-1617), de Francisco de Mora y Alberto de la Madre de Dios
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Fachada del Colegio de San Ambrosio de Valladolid, de Francisco de Praves
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Patio del monasterio de Uclés
Escultura en el Bajo Renacimiento español
La escultura de Alonso de Berruguete y Juan de Juni ya mostraba características manieristas en la primera mitad del siglo.
A mediados de siglo, destaca el manierismo romanista de Gaspar Becerra, como se ve en el retablo de la catedral de Astorga.
En el proyecto de El Escorial, además de Herrera (quien diseñó el retablo mayor de la basílica), trabajaron el español Juan Bautista Monegro (en el patio de los Reyes) y los italianos Leone Leoni y Pompeyo Leoni (quienes crearon las esculturas de la familia real en oración).
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Retablo mayor de San Jerónimo en Granada, de Pablo de Rojas.
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Detalle del altar mayor de Astorga, de Gaspar Becerra.
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Carlos V y el Furor, de los Leoni.
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Retablo de la Capilla de los Santos Miguel, Gabriel y Rafael en la Seo de Zaragoza, de Juan de Ancheta.
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Retablo mayor de Santa Eulalia (Paredes de Nava), una obra colectiva del taller de los Berruguete (Pedro Berruguete, Alonso Berruguete e Inocencio Berruguete), y de un artista emparentado, Esteban Jordán (casado con una sobrina de Alonso). El calvario es de otro discípulo del taller Berruguete.
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Grupo de orantes de Felipe II en el Escorial, de Pompeyo Leoni.
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Grupo de orantes de Carlos V en el Escorial, de los Leoni (reproducción pictórica de Pantoja de la Cruz).
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Grupo de reyes de Israel del patio de los Reyes de El Escorial, de Juan Bautista Monegro
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Josías y Manasés, detalle del grupo de reyes de Israel del patio de los Reyes de El Escorial, de Juan Bautista Monegro.
Pintura en el Bajo Renacimiento español

El escultor Gaspar Becerra también fue un pintor destacado, especialmente en frescos (como los del palacio de El Pardo). Otros pintores importantes de la época fueron Pedro de Campaña y Luis de Morales, conocido como "el Divino Morales". Sus figuras eran alargadas, usaba colores fríos y expresiones muy intensas. Estas características, típicas del manierismo, se aplicaron a temas religiosos, preparando el camino para el estilo maduro de El Greco.
El Greco, originario de Creta, llegó a España después de trabajar en Italia. Fue llamado para trabajar en El Escorial, pero no se adaptó al gusto de Felipe II (quien rechazó su obra El martirio de San Mauricio). Por ello, pasó el resto de su vida en Toledo, trabajando para clientes importantes como clérigos y nobles.
Entre los pintores de corte que hicieron retratos excepcionales se encuentran el flamenco Antonio Moro, los españoles Alonso Sánchez Coello y Juan Pantoja de la Cruz, y la italiana Sofonisba Anguissola, una de las pocas pintoras exitosas de su tiempo.
En la decoración pictórica de El Escorial trabajaron pintores españoles como Juan Fernández de Navarrete "el mudo", Luis Carvajal o Diego de Urbina, y un grupo de italianos que eran del gusto del rey, como Luca Cambiaso o Pellegrino Tibaldi.
A veces se usa el término "luminismo" para describir el estilo pictórico de esta época, que luego evolucionó hacia el tenebrismo y el caravaggismo a finales del siglo XVI y principios del XVII.
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Retrato de el príncipe Don Carlos, de Sánchez Coello
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El enano del cardenal Granvela, de Antonio Moro.
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Danae recibiendo la lluvia de oro (fresco en El Pardo), de Gaspar Becerra.
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Retrato de Bartolomé de Carranza, de Luis Carvajal.
Otras artes
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Custodia de Juan de Arfe y Villafañe en la catedral de Sevilla (1585-1587).