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Unificación italiana para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Unificación italiana
Risorgimento
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Proceso de la Unificación italiana
Localización
País Reino de Italia y Reino de Cerdeña-Piamonte
Localidad Italia
Lugar Italia
Datos generales
Tipo movimiento político, movimiento social, período histórico y unión política
Participantes Sociedad italiana, Reino de Cerdeña, Gobierno provisional de Milán, República de San Marco, Revolucionarios del Reino de las Dos Sicilias, República Romana, Carbonería, Imperio Francés, Camisas Rojas, Legión húngara, Ejército del Sur, Provincias Unidas de Italia Central, Reino de Italia
Histórico
Fecha de inicio 1848-1870
Fecha de fin 1871
Desenlace
Resultado

La Unificación italiana fue un proceso histórico muy importante que ocurrió en el siglo XIX. Durante este tiempo, los diferentes Estados en los que estaba dividida la península itálica se unieron para formar un solo país: Italia. Muchos de estos Estados estaban gobernados por familias reales que no eran consideradas italianas, como los Habsburgo o los Borbones.

Este proceso se conoce en Italia como el Resurgimiento (Risorgimento en italiano). Fue un momento en el que la gente de Italia sintió un fuerte deseo de unirse como una sola nación. Querían que su país fuera independiente y que todos los territorios con cultura italiana formaran parte de él.

Antes de esta unificación, la península italiana estaba dividida en varios Estados. Algunos ejemplos eran el Reino Lombardo-Véneto (bajo control de Austria), los Estados Pontificios (gobernados por el Papa), el Reino de Piamonte-Cerdeña y el Reino de las Dos Sicilias.

Después de varios intentos fallidos de unificación entre 1821 y 1849, el conde de Cavour, ministro del Reino de Piamonte-Cerdeña, tuvo una idea. Logró que el emperador francés Napoleón III se interesara en ayudar a unificar Italia. El plan era expulsar a los austriacos del norte y crear una confederación italiana.

Aunque el Imperio austríaco fue derrotado, el acuerdo no se cumplió del todo. Solo la Lombardía se unió al Reino de Piamonte-Cerdeña. Sin embargo, durante la guerra, hubo levantamientos en otros ducados del norte que también pidieron unirse a Piamonte-Cerdeña. Así comenzó la primera parte de la unificación.

La segunda parte ocurrió cuando Giuseppe Garibaldi, un famoso líder, viajó a Sicilia con sus Camisas rojas. Conquistó la isla y luego avanzó hacia el continente, tomando Calabria y Nápoles. En 1860, Garibaldi entregó los territorios que había conquistado a Víctor Manuel II, el rey de Piamonte-Cerdeña. Mediante votaciones populares, el Reino de las Dos Sicilias y la mayoría de los Estados Pontificios se unieron a Piamonte-Cerdeña. Finalmente, en 1861, se proclamó el Reino de Italia, con Víctor Manuel II como su primer rey.

¿Cómo se formó Italia?

Los orígenes de la idea de una Italia unida

Desde la caída del Imperio romano de Occidente, la península italiana no había estado unida políticamente de forma duradera. Hubo un reino de los ostrogodos por unas seis décadas, pero luego Italia fue invadida por los bizantinos y más tarde por los lombardos. Durante muchos siglos, diferentes Estados lucharon por el control de la península.

Pensadores como Antonio Gramsci explican que para entender el Resurgimiento, hay que mirar la historia de Italia. Momentos como la época romana, las ciudades libres de la Edad Media y el Renacimiento ayudaron a formar una identidad común. La Iglesia católica también tuvo un papel importante en la cultura italiana.

Historiadores como Alberto Mario Banti creen que la idea de una nación italiana a principios del siglo XIX se basó en la herencia de Roma y en los ideales de las comunas medievales. No fue tanto por razones económicas.

Algunos intentos de unificación en la Edad Media, como el de Federico II Hohenstaufen, fracasaron por la oposición de la Iglesia. Esto muestra lo difícil que era unir Italia en aquel entonces.

Cambios en el siglo XVIII

En el siglo XVIII, la relación entre Italia y España se debilitó. El Tratado de Utrecht (1713) puso fin al dominio español en gran parte de Italia. El Imperio austríaco ganó poder en el norte, controlando el Ducado de Milán y el Gran Ducado de Toscana.

Los duques de Saboya se hicieron con Cerdeña y se convirtieron en reyes del Reino de Cerdeña, que incluía Piamonte, condado de Niza y Saboya. Las repúblicas de Génova y Venecia mantuvieron su independencia, pero perdieron influencia. Los Estados Pontificios siguieron siendo independientes. En el sur, una rama de los Borbones gobernó el Reino de Nápoles y el Reino de Sicilia, que luego se unieron para formar el Reino de las Dos Sicilias.

Durante este siglo, la cultura italiana se revitalizó gracias a la Ilustración. Escritores como Gianbattista Vico y Vittorio Alfieri impulsaron el pensamiento patriótico y el clasicismo, preparando el terreno para el futuro movimiento nacional.

Sociedades secretas y revoluciones

¿Qué papel tuvieron las sociedades secretas?

Los ideales de cambio se difundieron a través de sociedades secretas como los carbonarios. Esta sociedad, que se formó durante el dominio de Napoleón, buscaba luchar contra la intolerancia y defender ideas liberales. Cuando los franceses se fueron, los carbonarios se propusieron unificar Italia y establecer un gobierno liberal.

En 1830, Giuseppe Mazzini se unió a los carbonarios. Después de ser encarcelado, criticó la ineficacia de estas sociedades y fundó la Giovine Italia (Joven Italia). Esta organización quería liberar a Italia del control austriaco y unificar el país como una República democrática, educando al pueblo. Su lema era: Derechos de los hombres, progreso, igualdad jurídica y fraternidad.

Otros grupos también buscaban la unificación. Los monárquicos reformistas querían la unión bajo el Reino de Piamonte-Cerdeña con una Monarquía constitucional. Los neogüelfos, liderados por Vincenzo Gioberti, soñaban con una federación de Estados presidida por el papado.

Levantamientos de 1820 y 1830

En 1820, una ola de revoluciones se extendió por Europa. En Nápoles, un regimiento del ejército, liderado por el carbonario Guglielmo Pepe, se levantó y obligó al rey Fernando I a aceptar una nueva constitución. Sin embargo, las tropas austriacas de la Santa Alianza aplastaron la revolución.

En Reino de Piamonte-Cerdeña, el líder revolucionario Santorre di Santarosa quería expulsar a los austriacos y unificar Italia bajo la Casa de Saboya. La rebelión comenzó en Alessandria, y se adoptó la bandera tricolor. Aunque al principio se aprobó una nueva constitución, el rey la rechazó y pidió ayuda a Austria, que derrotó a las tropas de Santarosa.

Alrededor de 1830, el deseo de unificación resurgió. Hubo rebeliones en Módena, Bolonia y Parma. Los revolucionarios adoptaron la bandera tricolor y formaron gobiernos provisionales. Sin embargo, el papa Gregorio XVI pidió ayuda a Austria, y las tropas austriacas volvieron a aplastar los movimientos revolucionarios.

Las Guerras de Independencia

Primera Guerra de Independencia (1848)

En 1848, después de varios levantamientos en Italia y Europa, comenzó la Primera Guerra de Independencia de Italia. Carlos Alberto de Saboya, rey de Piamonte-Cerdeña, declaró la guerra al Imperio austríaco.

Aunque hubo victorias iniciales, el papa Pío IX, preocupado por el poder creciente de Piamonte-Cerdeña, retiró sus tropas. El Reino de las Dos Sicilias también se retiró. Los italianos fueron derrotados en Custoza y tuvieron que firmar un armisticio, volviendo a la situación anterior.

En 1849, se proclamó la República Romana, pero fue atacada por tropas francesas y cayó. Muchos revolucionarios, como Giuseppe Garibaldi, tuvieron que exiliarse.

Segunda Guerra de Independencia (1859-1861)

Archivo:Camillo Benso di Cavour 1864 by Francesco Hayez 041
Retrato de Camillo Benso, conde de Cavour.

Camillo Benso, conde de Cavour, primer ministro de Piamonte-Cerdeña, quería expandir el reino. Se dio cuenta de que necesitaban ayuda para luchar contra Austria. Para ganarse el apoyo de Francia y Reino Unido, Piamonte-Cerdeña participó en la guerra de Crimea en 1855.

En 1858, Cavour se reunió con Napoleón III, emperador de Francia. Acordaron una guerra conjunta contra Austria. Piamonte-Cerdeña se quedaría con Lombardía, Véneto, Módena y Parma. A cambio, Francia recibiría Saboya y Niza.

El 29 de abril de 1859, el ejército austriaco invadió Piamonte. Sin embargo, se retiraron a Lombardía, lo que permitió a los franceses y piamonteses avanzar. El 4 de junio, los franco-piamonteses ganaron la batalla de Magenta, una victoria clave. El 7 de junio, Napoleón III y Víctor Manuel II entraron triunfalmente en Milán.

Los voluntarios de Giuseppe Garibaldi, conocidos como los Cazadores de los Alpes, también tuvieron éxito en Lombardía.

El 24 de junio, los franco-piamonteses lograron una gran victoria en la batalla de Solferino. Fue una batalla muy sangrienta. Un testigo, el suizo Henri Dunant, quedó tan impactado por los heridos abandonados que decidió crear una organización para ayudarlos. Esto llevó a la fundación de la Cruz Roja en 1863.

Napoleón III firmó un acuerdo de paz con Austria sin consultar a los piamonteses. Austria cedió Lombardía a Francia, que a su vez la entregó a Piamonte-Cerdeña. Austria mantuvo el Véneto y otras regiones. Piamonte-Cerdeña también se anexó Parma, Módena, Emilia-Romaña y Toscana. A cambio, cedió Saboya y Niza a Francia.

El 17 de marzo de 1861, casi toda Italia estaba unificada. Víctor Manuel II de Saboya se convirtió en el primer rey del Reino de Italia.

La Expedición de los Mil

Archivo:Giuseppe Garibaldi (1866)
Giuseppe Garibaldi, militar y político italiano.

En 1860, el Reino de las Dos Sicilias estaba en una situación difícil. El 6 de mayo de 1860, Giuseppe Garibaldi zarpó con 1033 hombres, la mayoría veteranos, hacia Sicilia. Esta campaña se llamó la Expedición de los Mil y fue crucial para la unificación.

Garibaldi desembarcó en Marsala y, con la ayuda de voluntarios sicilianos, venció al ejército borbónico en la batalla de Calatafimi. Luego tomó Palermo, cruzó el estrecho de Mesina y avanzó hacia Nápoles. Entró en la ciudad aclamado por la gente.

Garibaldi entregó los territorios conquistados a Víctor Manuel II. Mediante votaciones populares, el Reino de las Dos Sicilias se unió al Reino de Piamonte-Cerdeña. El rey Francisco II de las Dos Sicilias fue derrotado y se retiró a Gaeta, donde fue asediado y finalmente se rindió en 1861.

Tercera Guerra de Independencia (1866)

En 1866, las tensiones entre Austria y Prusia llevaron a la guerra austro-prusiana. Italia vio una oportunidad para conquistar el Véneto. El 8 de abril de 1866, Italia se alió con Prusia.

Italia declaró la guerra a Austria el 19 de junio. Aunque el ejército italiano sufrió una derrota en Custoza, las importantes victorias prusianas en el frente germano, como la batalla de Sadowa, debilitaron a Austria.

El 5 de julio, Napoleón III ofreció mediar para la paz. Italia quería ganar tiempo para ocupar Trentino antes de las negociaciones. Las tropas italianas avanzaron por el Véneto, y los voluntarios de Garibaldi ganaron la batalla de Bezzecca en Trentino.

Finalmente, el 12 de agosto de 1866 se firmó un armisticio, y el 3 de octubre, el Tratado de Viena. Italia se anexó el Véneto. Sin embargo, aún quedaban territorios con población italiana bajo control austriaco, como Trentino, Alto Adigio, Trieste e Istria.

La conquista de Roma (1870)

¿Cómo se unió Roma a Italia?

Archivo:BrecciaPortaPia
Los escombros de la puerta Pía de Roma.

Después de la fundación del Reino de Italia, Giuseppe Garibaldi siguió luchando para completar la unificación, con el lema ¡Roma o muerte!. Sin embargo, las tropas francesas protegían Roma, que era la capital de los Estados Pontificios.

En julio de 1870, comenzó la guerra franco-prusiana. Napoleón III retiró sus tropas de Roma para luchar en Francia. El gobierno italiano vio la oportunidad de tomar la ciudad. El rey Víctor Manuel II envió una carta al papa Pío IX, pidiéndole que permitiera la entrada pacífica del ejército italiano. El Papa se negó.

El 11 de septiembre, el ejército italiano, dirigido por el general Raffaele Cadorna, cruzó la frontera papal y sitió Roma. El 20 de septiembre, después de un bombardeo, el ejército italiano abrió una brecha en la Muralla Aureliana (conocida como Breccia di Porta Pia) y entró en la ciudad.

Después de una votación popular, Roma y la región de Lacio se unieron al Reino de Italia. Roma se convirtió en la capital. El Papa se declaró "prisionero en el Vaticano" y prohibió a los católicos italianos votar en las elecciones del nuevo reino. Esta situación, conocida como la Cuestión Romana, no se resolvió hasta 1929 con los Pactos de Letrán.

Desafíos después de la Unificación

El fenómeno del brigantaggio

Archivo:Carmine Crocco (rounded)
Carmine Crocco, uno de los briganti más conocidos.

Después de la unificación, hubo rebeliones en las regiones del sur de Italia. Esto se debió a problemas sociales y a que las promesas de reformas agrícolas no se cumplieron. Estas rebeliones, conocidas como brigantaggio post-unitario, se convirtieron en una guerra civil que duró casi diez años.

Los briganti (bandoleros) eran apoyados por el clero, que había perdido privilegios con el nuevo gobierno. Cuando el Estado Pontificio dejó de apoyar a los briganti en 1870, las rebeliones disminuyeron. El gobierno italiano envió al general Enrico Cialdini para sofocar lo que quedaba de las revueltas, lo que se logró hacia 1878. Muchos campesinos del sur emigraron a América, especialmente a Estados Unidos y Argentina.

Las "tierras irredentas"

Archivo:Dalmaziaitaliana
La última fase de la Unificación italiana fue en las «tierras irredentas» del Adriático oriental.

La Unificación italiana no estaba del todo completa. Algunas regiones y provincias, como Trentino, Alto Adigio, Trieste, Istria y algunas ciudades en Dalmacia, seguían bajo dominio austriaco. Se les llamó "tierras irredentas" (tierras no liberadas). Surgió un movimiento nacionalista que quería que estos territorios se unieran a Italia.

Esta situación no se resolvió hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Italia se unió a los Aliados con la promesa de recibir estas tierras. Después de la victoria, no todos los territorios fueron entregados a Italia. Algunas ciudades de Dalmacia pasaron a formar parte del Reino de Yugoslavia.

Durante el fascismo de Benito Mussolini, las reclamaciones sobre estas tierras se intensificaron. En la Segunda Guerra Mundial, Italia ocupó toda Dalmacia, Córcega y Niza por un tiempo. Después de 1945, Istria y Zara fueron cedidas a Yugoslavia, lo que provocó el éxodo de casi toda la población italiana de esas áreas.

Italia hoy

Archivo:EGKS
Las seis naciones signatarias del Tratado de Roma de 1957.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Italia se centró en el regionalismo. Hoy en día, existen pequeños movimientos que buscan mayor autonomía regional o un sistema federal. La provincia de Alto Adigio tuvo un fuerte movimiento secesionista en el siglo XX, pero se ha calmado gracias a la autonomía que se le ha dado.

Según el historiador Alberto Mario Banti, Italia tiene una identidad cultural muy fuerte, con un pasado común, la misma religión católica y una lengua neolatina. La unificación política, aunque relativamente reciente, ha traído beneficios, como la alfabetización de la población.

Actualmente, la mayoría de los italianos apoya la integración de Italia en la Unión Europea. Esta unión comenzó con los Tratados de Roma de 1957, impulsados por el italiano Alcide De Gasperi, considerado uno de los "padres fundadores" de la Unión Europea.

La Unificación italiana en la cultura

Véase también

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Unificación italiana para Niños. Enciclopedia Kiddle.