Progreso para niños
El progreso es la idea de que la humanidad mejora con el tiempo. Esto significa que las personas y las sociedades pueden avanzar, aprender más y vivir mejor.
Durante la Edad Media, la forma de pensar estaba muy centrada en la religión. Se creía que la historia humana venía de un error inicial (el pecado original) y que el futuro estaba en manos de lo divino. Desde este punto de vista, la idea de un progreso constante de la humanidad no tenía mucho sentido.
Pero con el Renacimiento y la Ilustración, la gente empezó a pensar de otra manera. Se puso más atención en el ser humano y en la razón. La ciencia moderna y el capitalismo también impulsaron la idea de que el conocimiento y la sociedad podían mejorar sin parar.
A finales del siglo XIX, la fe en el progreso era muy fuerte. Los avances de la Revolución industrial y la expansión de las ideas europeas por el mundo hicieron que muchos creyeran en un futuro brillante. El positivismo de Auguste Comte fue una forma de pensar que apoyaba mucho esta idea.
Sin embargo, después de la Primera Guerra Mundial, la idea de progreso empezó a ser cuestionada. Eventos como la Crisis de 1929 y el surgimiento de sistemas políticos autoritarios hicieron que la gente se preguntara si la humanidad realmente estaba mejorando en todos los aspectos.
Contenido
- ¿Qué es el progreso en la filosofía y la sociedad?
- La idea del progreso en la historia
- ¿Por qué la idea de progreso es importante en la cultura occidental?
- ¿Cómo se veía el progreso en la Antigüedad clásica?
- ¿Qué aportó el pensamiento judío a la idea de progreso?
- ¿Cómo unió el cristianismo estas ideas?
- ¿Cómo surgió la idea moderna de progreso?
- El progreso en Francia: Turgot y Condorcet
- El progreso en Alemania: Kant, Hegel y Marx
- ¿Cómo ha evolucionado la idea de progreso hoy?
- El progreso en la política
- Galería de imágenes
- Ver también
- Véase también
¿Qué es el progreso en la filosofía y la sociedad?
En la filosofía y la sociología, el progreso y su opuesto, la regresión (ir hacia atrás), se interpretan de muchas maneras. Algunos pensadores, como Giambattista Vico, Turgot, D'Alembert, Johann Gottfried Herder y Hegel, creían en el progreso y trataron de explicarlo de forma lógica.
Otros, especialmente en tiempos de crisis, pensaban que el progreso solo ocurría en culturas o civilizaciones específicas, como Oswald Spengler y Arnold J. Toynbee. Incluso algunos intentaron explicar los retrocesos históricos por acciones de personas específicas, como la situación de Alemania en la época de Adolf Hitler.
La idea del progreso en la historia
¿Por qué la idea de progreso es importante en la cultura occidental?
La idea de progreso es uno de los pilares de cómo se ve la historia en la cultura occidental. Esto significa que en Occidente se cree que la historia de la humanidad es un camino hacia la mejora continua.
Según el estudioso Robert Nisbet, solo en la civilización occidental existe la idea de que toda la historia es un avance de la humanidad para perfeccionarse, paso a paso, hasta alcanzar un futuro mejor para todos. Otro experto, John B. Bury, dijo que, creamos o no en el progreso, es interesante estudiar cómo surgió esta idea que hoy domina nuestra civilización.
La idea de progreso ha pasado por varias etapas. Sus primeras raíces se encuentran en las tradiciones griegas y judías, que luego se unieron en el cristianismo. Pero fue en la época moderna cuando esta idea se hizo muy importante y dio lugar a una visión optimista de la historia, donde el ser humano siempre se supera. La pensadora Hannah Arendt señaló que la idea de un "Progreso de la humanidad" como una ley que rige todo, no existía antes del siglo XVIII.
¿Cómo se veía el progreso en la Antigüedad clásica?
En el pensamiento griego y romano antiguo, había muchas formas de ver el mundo. Sin embargo, en general, no existía la idea de un progreso continuo que uniera toda la historia humana. Para ellos, cada pueblo o persona pasaba por ciclos de desarrollo, grandeza y declive. Creían que el destino estaba marcado o que la naturaleza de las cosas definía su camino.
Aun así, algunas ideas griegas fueron clave para el futuro concepto de progreso. Por ejemplo, el filósofo Aristóteles habló del concepto de "desarrollo". Para Aristóteles, la "naturaleza" de algo (ya sea un hombre, un caballo o una familia) define su destino. La perfección de algo está en cumplir su naturaleza.
Aristóteles también creía que las cosas tienen una "potencialidad" que se convierte en "realidad" a través de un proceso natural. Sin embargo, a diferencia de la idea moderna de progreso, los griegos pensaban que el desarrollo tenía un límite y que después venía una decadencia, y que todo se repetía en ciclos eternos.
¿Qué aportó el pensamiento judío a la idea de progreso?
Aquí es donde el pensamiento judío hizo un cambio importante. Para los judíos, la historia tenía un sentido, era única e irrepetible, con un principio, un "progreso" y un fin. Esta visión está ligada a su creencia en un solo Dios que eligió a su pueblo para una misión especial. Esto le dio a la historia humana un propósito y un sentido moral.
A diferencia de otras culturas antiguas, el pensamiento judío separó la historia humana de los ciclos de la naturaleza. Así, la historia se vio como una línea que avanza, no como un círculo que se repite.
¿Cómo unió el cristianismo estas ideas?
El cristianismo unió las ideas judías con las griegas. Al convertirse en una religión universal, el cristianismo necesitó pensar en una Historia Universal, es decir, una historia que uniera a todos los pueblos y eventos bajo una misma causa: la voluntad de Dios.
San Agustín (354-430), un importante pensador cristiano, hizo un gran trabajo para unir estas dos tradiciones. Él creía que el progreso humano tenía un origen preestablecido y que la historia era un camino lineal hacia un futuro de felicidad. Aunque su visión era diferente a la idea moderna de progreso, sentó las bases para pensar en la historia como un proceso con un propósito.
San Agustín habló de dos "ciudades": la terrenal, que es pasajera y sigue ciclos de auge y caída, y la de Dios, que es eterna y tiene una historia progresiva hacia un fin glorioso.
¿Cómo surgió la idea moderna de progreso?
La Edad Moderna trajo una nueva forma de ver al ser humano y su historia. Se dejó de pensar en el hombre como un ser insignificante y limitado, y se empezó a verlo como alguien sin límites en su progreso y creador de su propia historia.
A partir del siglo XVII, la idea de la historia se fue desprendiendo de lo divino y se hizo más terrenal. La Providencia (la voluntad de Dios) fue reemplazada por "leyes de la historia" que, como las leyes de la naturaleza, llevarían a la humanidad a un futuro brillante. El progreso se vio como una acumulación de conocimientos, virtudes y riquezas que harían al hombre cada vez mejor.
Un momento clave fue el debate a finales del siglo XVII entre los "antiguos" y los "modernos". Los "modernos" argumentaban que no había pruebas de que la razón humana hubiera degenerado desde la época de los griegos. Creían que cada generación podía construir sobre lo que las anteriores habían logrado, lo que permitía un avance continuo en las artes y las ciencias.
El obispo Juan de Salisbury lo expresó así: "Somos como enanos montados sobre las espaldas de gigantes; nosotros vemos mejor y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda o nuestra talla más alta, sino porque ellos nos elevan en el aire y nos levantan sobre su gigantesca altura." Esto significa que el progreso se basa en la acumulación de conocimientos y experiencias de las generaciones pasadas.
El progreso en Francia: Turgot y Condorcet
Muchos estudiosos coinciden en que Turgot, un joven de 23 años, presentó la primera versión completa de la idea de progreso en 1750. Él dijo que, a diferencia de la naturaleza que se repite, el hombre acumula conocimientos y por eso avanza.
Turgot, quien luego fue un famoso economista, propuso que la humanidad progresa a través de tres etapas: cazador-pastor, agrícola y comercial-industrial. Esto fue un paso importante para ver el progreso como una acumulación ilimitada de capacidades productivas.
Después de la Revolución francesa, la idea de progreso se asoció con la razón y la virtud. Nicolas de Condorcet, un defensor de la revolución, escribió sobre el progreso humano como un camino a través de diez etapas, que llevarían a la humanidad de la ignorancia a la luz de la razón.
En el siglo XIX, las ideas de Henri de Saint-Simon y Auguste Comte (el Positivismo) llevaron el progreso a su punto máximo en Francia. Comte creía que la humanidad pasaba por tres etapas: teológica, metafísica y positiva. En la etapa positiva, la ciencia y la industria guiarían a la sociedad, y surgiría una "religión de la humanidad" que veneraría al "Gran Ser" (la humanidad misma).
El progreso en Alemania: Kant, Hegel y Marx
En Alemania, pensadores como Kant, Hegel y Marx desarrollaron ideas muy influyentes sobre el progreso.
Kant propuso en 1784 que la historia humana, aunque parezca caótica, sigue un plan oculto de la naturaleza para desarrollar todas las capacidades humanas. Él creía que las personas, sin saberlo, trabajan para este plan de la naturaleza.
Hegel llevó esta idea más allá, diciendo que la historia humana es la realización de todo el potencial de la razón. Para él, cada forma de Estado en la historia representaba una etapa del desarrollo de la razón, culminando en el Estado prusiano de su tiempo.
Karl Marx continuó la visión de Hegel, pero de forma más terrenal. Para Marx, la historia es una realización progresiva de las capacidades de la humanidad, una preparación para una futura sociedad comunista perfecta. Él creía que el desarrollo de las "fuerzas productivas" (la tecnología y la industria) era el motor secreto de la historia, explicando los avances y cambios sociales.
¿Cómo ha evolucionado la idea de progreso hoy?
A finales del siglo XIX, la fe en el progreso era enorme en Occidente. Los avances científicos y la paz entre potencias hacían pensar en un "mundo feliz". El filósofo Herbert Spencer dio una expresión muy completa a las ideas de progreso y desarrollo.
Sin embargo, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, junto con el surgimiento de regímenes autoritarios, cambiaron drásticamente esta visión. El progreso, que parecía tan brillante, se convirtió en algo terrible. La gente se dio cuenta de que el desarrollo técnico no siempre iba de la mano con el desarrollo moral de las personas.
Esto llevó a una reflexión crítica sobre la modernidad. Pensadores como Ferdinand Tönnies y Max Weber en Alemania, y Émile Durkheim en Francia, destacaron que la modernización (industrialización, urbanización) tenía contradicciones. La "sociedad tradicional" con sus fuertes lazos se estaba convirtiendo en una sociedad urbana con individuos más aislados.
Tönnies habló de "comunidad" (lazos naturales y cercanos) y "sociedad" (lazos basados en la utilidad). Esto mostró que el progreso no es solo una mejora, sino que también implica pérdidas y nuevos problemas. Hoy, los costos y la sostenibilidad del progreso son temas centrales en un mundo globalizado.
El progreso en la política
En la política, la idea de progreso se asocia desde la Revolución francesa con la izquierda y el cambio político. Los que defendían el Antiguo Régimen (la monarquía) eran considerados de derecha y "reaccionarios" (opuestos al cambio). Los términos "progresista" y "progresismo" se oponen a "conservador" y "conservadurismo".
Con el surgimiento del movimiento obrero a mediados del siglo XIX, la burguesía (que antes era revolucionaria) pasó a ser vista como conservadora, y las nuevas izquierdas representaban el progreso. El lema en la bandera de Brasil, Ordem e Progresso (Orden y Progreso), que también se usó en algunas dictaduras de orden y progreso en América Latina, muestra cómo el significado de "progreso" puede cambiar.
Galería de imágenes
Ver también
- Progreso social
- Filosofía de la historia
- Progresismo
- Política
- Dinámica de sistemas sociales
- Mito del progreso
Véase también
En inglés: Progress Facts for Kids