Castillo de Monroy para niños
El Castillo de Monroy es una antigua fortaleza que se encuentra en el pueblo de Monroy, en la provincia de Cáceres, España. Fue construido en el siglo XIV y es el edificio más importante de la localidad. Se ubica en el lado oeste del pueblo, justo al lado de su plaza principal.
Fue construido alrededor del año 1330 y, durante muchos siglos, fue la casa de los señores de Monroy, una familia noble. Tuvieron que reforzarlo mucho en el siglo XV por las peleas con otras familias nobles. A partir del siglo XVI, el castillo se transformó en un palacio, menos militar y más cómodo. Sin embargo, desde el siglo XIX, quedó casi abandonado y se deterioró mucho.
Entre 1970 y 1985, el famoso pintor y escultor Pablo Palazuelo dirigió una gran reconstrucción del edificio. Su objetivo era que el castillo volviera a tener el aspecto que tenía alrededor del año 1600, para usarlo como su estudio de arte. Gracias a estas obras, el Castillo de Monroy es hoy una de las fortalezas medievales mejor conservadas de España.
Datos para niños Castillo de Monroy |
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Bien de interés cultural | ||
Vista del castillo desde la plaza mayor
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Ubicación | ||
País | ![]() |
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Provincia | Cáceres | |
Localidad | Monroy | |
Coordenadas | 39°38′13″N 6°12′51″O / 39.63704167, -6.21406111 | |
Características | ||
Tipo | Castillo | |
Construcción | Siglo XIV | |
Constructor | Hernán Pérez de Monroy | |
Reconstrucción | 1970-1985 | |
Reconstructor | Pablo Palazuelo | |
Materiales | Piedra y mampostería | |
Propietario | Fundación de Pablo Palazuelo | |
Entrada | Visitable previa petición de permiso | |
Historia | ||
Ocupantes | Señores y marqueses de Monroy (hasta el siglo XIX), Enrique de Aguilera y Gamboa (de 1903 a 1906) y Pablo Palazuelo (de 1970 a 1985) | |
Contenido
¿Dónde se encuentra el Castillo de Monroy?
El castillo está en el extremo oeste del pueblo de Monroy. Limita al este con la plaza principal y al sur con la calle Las Artes. El resto de su perímetro está rodeado por una carretera rural que lleva a Trujillo.
Aunque el castillo está en el punto más alto del pueblo, no se encuentra en una colina muy elevada. Esto sugiere que, al principio, no era una fortaleza defensiva importante, sino más bien una gran casa de campo de una familia noble, como las que aún se ven en algunas fincas de la zona. Las guerras del siglo XV hicieron que esta casa se convirtiera en la fortaleza que vemos hoy.
El pueblo de Monroy creció alrededor del castillo en el siglo XIV. Las primeras casas se construyeron al norte del castillo. Más tarde, se unieron el castillo y la iglesia de Santa Catalina con una calle, formando el centro del pueblo.
Historia del Castillo de Monroy
Origen en el siglo XIV
Para entender cómo surgió el Castillo de Monroy y el pueblo, hay que saber que la zona donde se encuentra era una "tierra de nadie" en los siglo XII y siglo XIII. Ni cristianos ni musulmanes la controlaban bien. Varias ciudades, como Cáceres, Plasencia y Trujillo, reclamaban este territorio.
Finalmente, se decidió que el río Almonte sería el límite norte de las tierras de Cáceres y Trujillo. Monroy y Talaván quedaron bajo el control de Plasencia. Alrededor de 1287, el concejo de Plasencia le dio al noble Hernán Pérez el territorio de "Monroy" para que fundara un pueblo con una fortaleza. En 1309, el rey Fernando IV de Castilla confirmó este permiso. Hernán Pérez podía construir un castillo y asentar hasta cien familias, creando así el señorío de Monroy.
La construcción del castillo comenzó a principios del siglo XIV. Al principio, era una simple "casa fuerte" que se fue ampliando. Sobre la puerta principal del castillo se puede ver la fecha de 1329, que es de la construcción original. La parte más antigua del castillo es su cuerpo principal cuadrado y sus tres torres originales del siglo XIV.
La función de esta "casa fuerte" no era defender la frontera, ya que la guerra con los musulmanes estaba lejos. Su objetivo era poblar la zona y desarrollar la agricultura y la ganadería.
Guerras entre nobles en el siglo XV
La familia Monroy era muy importante en la Edad Media y participó en los conflictos internos de la Corona de Castilla. Esto afectó al castillo de Monroy. La primera gran pelea fue en la primera guerra civil castellana, donde los Monroy se enfrentaron a otra familia noble, los Almaraz.
Para lograr la paz, se acordó un matrimonio entre Fernán Rodríguez de Monroy e Isabel de Almaraz. Durante el primer tercio del siglo XV, esta pareja gobernó varios señoríos, incluyendo Monroy y Belvís. Fue un tiempo de paz.
El problema surgió con la herencia. El hijo mayor murió, y el segundo era clérigo y no podía tener hijos. Se decidió repartir las tierras entre los otros hermanos, Alfonso y Rodrigo. Rodrigo se quedó con el Castillo de Monroy. Sin embargo, la situación política en Castilla era complicada, con guerras civiles, lo que impidió una división pacífica.
Los hijos de Alfonso y Rodrigo, Hernán de Monroy "el Gigante" y Hernando de Monroy "el Bezudo", llevaron la disputa a un nivel extremo a partir de 1452. Hubo un asedio al castillo de Monroy que duró siete meses. "El Bezudo" fue hecho prisionero, y "el Gigante" ocupó el castillo por un tiempo, aunque luego volvió a manos de "el Bezudo". Las peleas familiares continuaron por años.
Durante los siglo XIV y siglo XV, el castillo era más pequeño que el actual. Aunque resistió el asedio de 1452, los defensores se quejaban de que era una "casa tan flaca" (una casa muy débil). Por eso, después de sufrir muchos daños, el edificio fue reparado y reforzado. La barbacana (muro exterior) y el foso se construyeron a finales del siglo XV o principios del siglo XVI.
Transformación en palacio de campo (siglos XVI-XVIII)
A principios del siglo XVI, los Reyes Católicos lograron la paz entre los nobles, poniendo fin a muchas peleas. La familia Monroy firmó un acuerdo de paz definitivo en 1508.
Esta época de paz permitió a los señores de Monroy transformar la fortaleza en un palacio. La fachada sur, que data del siglo XVI, tiene un estilo residencial, no defensivo. También se hicieron importantes reformas en el interior. La barbacana actual, que rodea el exterior, no se construyó para defender, sino como un simple muro para separar los jardines y otras dependencias de la villa.
Muchos nobles españoles empezaron a vivir en ciudades importantes como Madrid y a gestionar sus tierras a través de intermediarios. Los señores de Monroy ya preferían vivir en Plasencia. Más tarde, algunos miembros de la familia fueron nombrados marqueses de Monroy y trabajaron en la corte, incluso viajando a lugares lejanos. Por esta razón, hay poca información sobre el castillo en el siglo XVII.
El abandono del castillo y del pueblo se hizo evidente en el siglo XVIII. La población de Monroy disminuyó mucho porque los marqueses decidieron usar las tierras para pastos en lugar de agricultura. El castillo seguía habitado por los administradores y familiares del marqués, y en 1791 se decía que estaba bien conservado.
Abandono y privatización (siglos XIX-XX)
A finales del siglo XVIII, la familia Monroy se preocupó por la mala gestión de sus tierras. En 1795, el marqués Joaquín Ginés de Oca, que no tenía hijos, intentó repoblar Monroy. Firmó un acuerdo para que los vecinos pudieran usar la tierra a cambio de pagar una parte de su producción a los futuros marqueses.
En el siglo XIX, con la abolición de los señoríos en España, los vecinos se negaron a pagar, diciendo que era un impuesto antiguo. Esto llevó a un largo pleito. Finalmente, en la década de 1880, se acordó que el Ayuntamiento de Monroy recibiría esas rentas, y los marqueses mantendrían propiedades privadas.
Como resultado, el Castillo de Monroy se convirtió en una propiedad privada y perdió su función administrativa. No hay mucha información sobre el castillo en esta época, ya que era una vivienda privada más. A mediados del siglo XIX, seguía perteneciendo a los marqueses y estaba habitado por sus empleados.
La herencia del último marqués, Juan María de Varela y Abraldes, fallecido en 1891 sin hijos, fue muy polémica. El castillo se había convertido en una propiedad privada sin un uso claro, e incluso se intentó dividir el recinto histórico en varias parcelas.
El marqués había vivido sus últimos años en el castillo, que estaba en ruinas. Dejó en su testamento una gran cantidad de dinero para los pobres de Cáceres, Brozas, Trujillo y Monroy. La tardanza en repartir el dinero, junto con la situación de pobreza de la ciudad, provocó disturbios violentos en Cáceres entre 1892 y 1894.
El arqueólogo y político Enrique de Aguilera y Gamboa, marqués de Cerralbo, fue acusado falsamente de quedarse con parte del dinero, ya que era el encargado de repartirlo. Enrique de Aguilera compró el Castillo de Monroy a principios del siglo XX y vivió allí temporalmente entre 1903 y 1906. Cuando falleció en 1922 sin hijos, el castillo quedó abandonado y en ruinas.
Primeras descripciones (1912-1968)
Durante la época en que el marqués de Cerralbo fue dueño, se hicieron algunas obras y se tomaron las primeras fotografías conocidas del castillo. El primer documento histórico sobre el edificio se publicó en 1912 por Publio Hurtado, quien solo mencionó que la fortaleza "todavía existe, aunque algo averiada". En esa época, era difícil visitar el castillo porque no había carreteras.
La primera descripción detallada del castillo se hizo en 1931, después de que se construyera una carretera. El historiador Tomás Martín Gil visitó el castillo y publicó su relato en 1932. Describió las zonas exteriores y publicó fotografías, pero no pudo entrar porque el castillo estaba cerrado y sin dueño claro.
Después de la guerra civil española, el maestro Vicente Albarrán Murillo publicó en 1951 una descripción del castillo en ruinas, con fotografías. Su publicación era más poética que técnica y buscaba denunciar el estado de abandono de los castillos en España.
A partir de los años 50 y 60, se publicaron descripciones más técnicas. En 1954, la Asociación Española de Amigos de los Castillos mencionó el castillo de Monroy, señalando que "se encuentra atendido y cuidado por su dueño, pero necesitado de reparaciones importantes". Esto indica que alguien adinerado lo había adquirido, pero no lo suficiente para restaurarlo. Por eso, el edificio en ruinas se puso a la venta, lo que llevó a su gran restauración.
En la década de 1960, el historiador británico Edward Cooper dibujó un plano de la fortaleza y tomó fotografías, destacando su valor histórico. Otra obra importante fue la de Gervasio Velo y Nieto en 1968, con un plano más detallado y una descripción de la historia del castillo.
Reconstrucción de Pablo Palazuelo (1970-1985)
La historia del castillo cambió por completo en 1968, cuando el famoso artista Pablo Palazuelo vio un anuncio de venta del castillo en un periódico. Decidió comprarlo para un proyecto artístico experimental. Aunque estaba en ruinas, el precio era alto para la época.
La compra se hizo oficial en 1970. Desde entonces y hasta 1985, Palazuelo dirigió una gran obra de reconstrucción. Quería que el castillo recuperara su aspecto de 1600. Fue una reconstrucción importante, incluso se construyó una nueva torre donde se creía que había habido una originalmente. El artista pagó casi toda la fase inicial de la restauración con su propio dinero, ya que en esa época no había muchas ayudas públicas para el patrimonio.
En los primeros años, se hicieron excavaciones para conocer la historia arquitectónica del castillo. Así se descubrieron sus primeras estructuras del siglo XIV y cómo se transformó en un palacio-fortaleza en el siglo XVI. En las obras se usaron los mismos materiales que en su construcción original: arena, piedra y cal de las mismas canteras. Se reprodujeron piezas auténticas encontradas en las excavaciones.
El artista no llegó a vivir en el castillo, pero sí usó algunas de sus dependencias como estudio, donde creó su serie de pinturas Monroy mientras las obras continuaban. Palazuelo vivió en una casa cercana y llevaba una vida sencilla. Pasaba mucho tiempo en su estudio y solo hablaba con algunas personas, como estudiantes, vecinos y artistas invitados como Eduardo Chillida. A partir de 1985, con setenta años, Palazuelo se retiró de la actividad artística y se fue de Monroy, visitándolo solo ocasionalmente. Fue la última vez que el castillo se usó de forma regular, quedando sin uso durante las siguientes cuatro décadas.
Descripción del Castillo
El castillo tiene tres zonas cuadradas, una dentro de otra: una exterior (la barbacana), una interior y el edificio principal. Entre la barbacana y el edificio principal hay patios, jardines, huertos y otras dependencias.
El castillo está construido con mampostería (piedras unidas con mortero) y sillería (piedras talladas), y también con cantería y ladrillo en algunas partes. Los pisos están separados por bóvedas y forjados de madera. Además, debido a la reconstrucción, hay muchos elementos modernos.
Muro exterior o barbacana
Por fuera, el castillo está rodeado por una gran barbacana de sillarejo y mampostería. Esta barbacana fue restaurada en la década de 2010. Tiene varias entradas, algunas más grandes y otras más sencillas.
La entrada principal está al este, hacia la plaza. Tiene dos torres redondas que enmarcan dos arcos de medio punto. Esta entrada imita la puerta de San Vicente de la muralla de Ávila y fue diseñada a principios del siglo XX.
Otra puerta con algo de decoración está en la calle de las Artes. El resto de accesos son más simples. En general, esta barbacana fue durante siglos un simple muro de separación, por eso tiene pocos elementos artísticos.
Interior de la fortaleza
Dentro de la barbacana hay un segundo muro casi cuadrado, que encierra el castillo principal y otras instalaciones. Desde la entrada principal, se llega a un espacio que sirve de antesala a este segundo recinto.
Después de este espacio, está el lado este del segundo muro, de unos cinco metros de altura, con un paseo de ronda en la parte superior. Este muro tiene aberturas para cañones. Está limitado al norte por una torre cuadrada con almenas y al sur por otra torre cuadrada que da a la calle de las Artes. La restauración de Pablo Palazuelo eliminó unas pequeñas torres decorativas que se habían añadido.
Al pasar este muro, se accede al patio de armas, donde está el edificio principal del castillo y un edificio bajo que fue el granero y luego el estudio de Pablo Palazuelo. Hay un foso excavado en la roca entre la barbacana y el segundo muro.
La puerta medieval original del segundo muro estaba en el lado sur, frente a la fachada palaciega del siglo XVI. En esta zona, hay dos torres redondas a ambos lados de un arco de medio punto que tenía un escudo. Al otro lado del foso, había un puente levadizo.
Dentro de esta estructura defensiva cuadrada, se encuentra el edificio principal del castillo, también de planta cuadrada, rodeado de patios con elementos arqueológicos y artísticos. Desde el patio oeste se puede salir a los jardines, a través de un arco y un pequeño puente sobre el foso.
En la zona sur del jardín hay terrazas de piedra con escaleras, que probablemente fueron un jardín ornamental con una fuente circular y palmeras. En la parte norte, también aterrazada, hay un gran aljibe (depósito de agua) que se usó como lavadero. También hay otras dependencias para uso agrícola y varios pozos.
Exterior del edificio principal
El castillo, visto desde fuera, es un edificio cuadrado con almenas, y de sus esquinas salen torres de cinco lados. El techo de las cuatro alas es plano. La fachada principal está al este, mirando hacia la plaza. Está flanqueada por las torres noreste y sureste. La torre sureste es una de las tres torres históricas y se conoce como "del Reloj" o "de la Mazmorra" (porque tenía los calabozos en su planta baja). La torre noreste es nueva, construida por Pablo Palazuelo.
Aunque la fachada este es la principal, la más destacada artísticamente es la del sur, que mira a la calle de las Artes. Es una fachada monumental de estilo renacentista con una galería de dos pisos. En el piso inferior, dos columnas delgadas sostienen tres arcos de medio punto. En el piso superior, dos columnas más bajas forman tres arcos rebajados con un mirador.
Esta fachada palaciega está limitada por la torre "del Reloj" al sureste, y por la "torre del Martirio" al suroeste. Esta última se considera la torre del homenaje del castillo porque no está alineada con los muros y tiene una capilla dentro.
La mayor reforma de Pablo Palazuelo fue en la fachada oeste, que mira a los jardines. Antes de la restauración, esta fachada tenía estructuras extrañas en las torres. Palazuelo eliminó todo esto y dejó visibles las dos torres y la fachada occidental que las une, con un acceso de arco apuntado y ventanas.
Finalmente, la fachada norte, que mira hacia el consultorio médico, fue restaurada por Palazuelo para que tuviera un aspecto similar a la oeste, uniendo la "torre de la Atalaya" con la nueva torre del noreste. Tiene un arco de medio punto en la planta baja y varias ventanas. El patio al que se accede por esta fachada se conoce como "Jardín del Moro".
Interior del edificio principal
El edificio principal del castillo se organiza alrededor de un pequeño patio rectangular. Se accede a este patio por la puerta de la fachada este, que tiene forma de arco de medio punto. Dentro, un gran arco de piedra forma un zaguán que sostiene el piso superior, donde hay una galería. Desde aquí, una escalera baja al patio.
En el lado norte del patio, hay varias ventanas, algunas con arcos conopiales, y una puerta con balcón. En el muro sur también hay varias aberturas.
La fachada interior más decorada es la oeste. Tiene varias aberturas de diferentes tamaños, con formas cuadradas y conopiales. Destacan las que tienen forma de arco conopial, como la puerta de entrada de la planta baja y una ventana con balcón en el primer piso. Todas estas aberturas tienen decoración renacentista de tipo vegetal. Un escudo se encuentra en la planta superior.
Al entrar al edificio por el muro occidental del patio, se encuentra un vestíbulo con un techo de madera y una gran escalera de piedra. Esta escalera lleva a las plantas superiores y a las habitaciones nobles.
En las plantas superiores, se puede circular por las cuatro alas del castillo. Desde el vestíbulo, también se accede a una de las estancias principales en la planta baja, con varios arcos apuntados y un techo de madera. Hay una chimenea en esta estancia.
Otra estancia importante es la del piso superior del ala sur, que se usó como biblioteca y da acceso a la galería superior de la fachada renacentista. Desde aquí también se puede acceder a la capilla del castillo, situada en una planta superior de la torre del homenaje, mediante una escalera de madera.
La estancia anexa al edificio, que fue el estudio de Palazuelo, tiene un techo abovedado. Antiguamente se usaba como granero.
Capilla
Dentro de la torre del homenaje se encuentra la capilla del castillo. Es una sala pequeña con un techo de bóveda de cañón apuntada. Debió de estar cubierta de pinturas murales, pero hoy solo se conservan dos. Una de ellas, sobre la puerta, muestra una cruz con un jarrón de azucenas, símbolo de la Virgen María.
Las otras pinturas están alrededor de un pequeño sagrario en el muro derecho. A la izquierda se lee "IHS" y a la derecha "XPS", que son abreviaturas de Jesucristo Salvador en latín y griego. También hay una pequeña cruz de Alcántara pintada.
Objetos asociados al castillo
La Junta de Extremadura ha catalogado varios objetos de interés arquitectónico o arqueológico que se conservan en el castillo. La mayoría son piezas de granito que se han movido de su lugar original. Se pueden clasificar en cinco tipos: inscripciones en latín, escudos, verracos, objetos relacionados con el agua y restos de piedras dispersas. También se conservan planos y dibujos arquitectónicos de Pablo Palazuelo y su hermano, que son parte inseparable del bien cultural.
Inscripciones en latín
Hay cinco inscripciones en latín en piedras del castillo. La zona de Monroy fue un lugar con muchos asentamientos romanos, lo que explica la presencia de estas piedras.
En el patio este del castillo hay una inscripción romana que fue encontrada en 1970 cerca de una villa romana. Es una estela de granito con la inscripción funeraria de Suriaco Turánez, un nombre de origen celta.
En el patio oeste hay otras cuatro inscripciones, que están en peores condiciones y provienen del propio castillo. Una de ellas es un exvoto a la diosa romana Belona. Otra es un altar de granito dedicado a un dios, que se cree que es el dios céltico Bandua.
Escudos
En los patios del castillo hay tres escudos de piedra históricos. Todos son considerados bien de interés cultural.
El primero es un escudo de piedra, redondeado en su base, típico del siglo XVI. Tiene divisiones con un castillo, bandas y otras piezas.
Otro escudo, también de piedra, es más antiguo, anterior al siglo XVI. Tiene divisiones con fajas onduladas y una barra.
El tercer escudo, también de piedra y redondeado en la base, está muy desgastado y no se puede leer su contenido.
Verracos
Dentro del castillo se conservan dos esculturas de animales conocidas como "verracos", que pertenecen a la cultura prerromana de los Vetones. Una es una figura completa y la otra es un fragmento. Se cree que ambas provienen del castro de Villasviejas del Tamuja, en Botija.
El verraco completo es un toro de granito, bien conservado aunque con roturas en el hocico y las patas.
El otro verraco es un cerdo de granito, del que solo se conserva la parte delantera. Se distinguen claramente los ojos y las orejas, y tiene una serpiente grabada entre la mandíbula y la pata.
Ambos verracos fueron encontrados por casualidad alrededor de 1970. Pablo Palazuelo probablemente decidió adquirirlos para conservarlos en el castillo, ya que el lugar original no era seguro. La Junta de Extremadura los ha declarado bienes muebles vinculados a la fortaleza.
Piedras relacionadas con el agua
La Junta de Extremadura ha catalogado cuatro objetos de piedra relacionados con el agua:
- Una Pila bautismal semiesférica de granito en el patio oriental.
- Otra pila bautismal cilíndrica de granito en el patio occidental.
- Un Brocal de pozo hexagonal de granito en el patio oriental, con un agujero circular en el interior.
- Una pila o fuente monolítica de granito en el patio occidental, con forma hemisférica y un pie delgado.
Piedras dispersas
La Junta de Extremadura ha catalogado diez grupos de piedras dispersas:
- Conjunto n.º 1 del patio norte: Grandes lajas de pizarra y bloques de granito, incluyendo sillares y dovelas de arcos.
- Conjunto n.º 1 del patio este: Dintel y jambas de ventanas.
- Conjunto n.º 2 del patio este: Piezas de granito de una portada con arco de medio punto, colocadas ordenadamente en el suelo.
- Conjunto n.º 1 al pie de la torre sureste en el patio este: Grandes lajas de pizarra y piezas de cantería decorada.
- Conjunto n.º 2 al pie de la torre sureste en el patio este: Grandes lajas de pizarra y bloques de granito, incluyendo sillares y dovelas de arcos.
- Conjunto n.º 1 junto al acceso sur de la fortaleza: Grandes piezas de granito, probablemente umbrales de puertas.
- Conjunto n.º 2 junto al acceso sur de la fortaleza: Lajas de pizarra y piezas de granito regulares.
- Conjunto n.º 3 junto al acceso sur de la fortaleza: Piezas de granito dispersas, incluyendo sillares, jambas, columnas, pilastras y ménsulas decoradas.
- Columnillas de granito junto al acceso occidental al cuerpo principal de la fortaleza: Elementos cilíndricos con fustes decorados.
- Capitel decorado con hojas junto al acceso occidental al cuerpo principal de la fortaleza: Pieza pequeña de granito con decoración vegetal.
Protección y uso cultural
Como todos los castillos de España, el de Monroy está declarado bien de interés cultural desde 1949. El objetivo inicial de Pablo Palazuelo era crear un centro para jóvenes artistas con un taller abierto en el castillo, pero no pudo hacerlo porque necesitaba terminar la restauración con su propio dinero.
A partir de 1987, la Junta de Extremadura empezó a interesarse por el castillo. Se inició un expediente para declarar una zona de protección alrededor del castillo, aunque no se completó. El castillo quedó inscrito provisionalmente en el Registro de Bienes de Interés Cultural.
En los años siguientes, Pablo Palazuelo seguía visitando Monroy ocasionalmente. Alrededor de 1993-1994, el pintor, ya mayor, expresó su intención de crear una fundación para una exposición permanente de pintura en el castillo. Como no tenía hijos, encargó la dirección de la fundación a su sobrino.
A pesar del esfuerzo de los sucesores de Palazuelo, el castillo está a trescientos kilómetros de Madrid, donde reside la familia del artista y su fundación. Esta lejanía ha hecho que el castillo esté sin uso durante cuatro décadas, lo que ha generado quejas de los vecinos, quienes piden que se abra al público.
En 2022, la Junta de Extremadura reinició el expediente de 1987, publicando una nueva declaración en 2024. Este nuevo expediente incluye una descripción más detallada del castillo y de los objetos asociados. Este reinicio coincide con la presencia de familiares de Palazuelo en Cáceres, lo que ha llevado a especulaciones sobre un posible nuevo uso del castillo de Monroy. Por ahora, la fundación ha abierto el castillo para visitas guiadas, indicando que podría usarse en el futuro como sala de exposiciones.
Véase también
- Marquesado de Monroy
- Castillo de Belvís de Monroy
- Pablo Palazuelo