José María Arizmendiarrieta para niños
Datos para niños VenerableJosé María Arizmendiarrieta |
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Venerable
José María Arizmendiarrieta en 2013 |
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | José María Arizmendiarrieta Madariaga | |
Nacimiento | 22 de abril de 1915 Marquina-Jeméin (España) |
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Fallecimiento | 29 de noviembre de 1976 Mondragón (España) |
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Nacionalidad | Española | |
Religión | Iglesia católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Sacerdote y periodista | |
Información religiosa | ||
Festividad | 29 de noviembre | |
José María Arizmendiarrieta Madariaga (nacido el 22 de abril de 1915 en Marquina-Jeméin, Vizcaya, España, y fallecido el 29 de noviembre de 1976 en Mondragón, Guipúzcoa, España) fue un sacerdote católico del País Vasco. Es conocido por ser el creador del movimiento cooperativo vasco y por impulsar la Corporación Mondragon. Este grupo de cooperativas, que empezó en el País Vasco, ahora tiene presencia en todo el mundo. La Iglesia católica inició su proceso para declararlo santo en 2009, y en 2015 el papa Francisco lo nombró Venerable.
Cuando la Guerra civil española comenzó en julio de 1936, Arizmendiarrieta era seminarista en Vitoria. Se unió como soldado y trabajó en la redacción de un nuevo periódico llamado Eguna. Después de ser detenido, fue movilizado de nuevo hasta el final de la guerra. En 1941, tras terminar sus estudios y ser ordenado sacerdote, fue enviado como ayudante a la parroquia de Mondragón. Este era un pueblo industrial en el valle guipuzcoano del Alto Deba, donde vivió hasta su muerte.
José María Arizmendiarrieta fue un sacerdote muy trabajador y práctico. Se preocupaba mucho por la justicia social y la dignidad humana. Por eso, impulsó la creación de muchas organizaciones y empresas para el bienestar de los trabajadores y de toda la comunidad. A esto lo llamó la “experiencia cooperativa de Mondragón”. Cada año, miles de personas visitan Mondragón para aprender sobre el modelo cooperativo que él creó, que ayuda a generar y mantener el empleo.
Contenido
- Biografía de José María Arizmendiarrieta
- Empresas cooperativas: 1955-1976
- Modelo de organización
- Cooperativas de consumo
- Cooperativas industriales
- Cooperativas de crédito
- Cooperativa agrícola
- Universidad cooperativa
- Grupo cooperativo de la comarca
- Cooperativa industrial de estudiantes
- Cooperativa industrial de mujeres
- Centro cooperativo de investigación
- Corporación cooperativa
- Ideas y principios de José María Arizmendiarrieta
- Influencia y legado
- Galería de imágenes
- Véase también
Biografía de José María Arizmendiarrieta
Sus primeros años: 1915-1931
José María Arizmendiarrieta nació el 22 de abril de 1915 en una casa de campo sencilla llamada Iturbe. Estaba en el barrio de Barinaga, en el municipio de Marquina-Jemein, Vizcaya. Sus padres eran José Luis y Tomasa. Su padre era conocido por ser una persona tranquila y alegre. Su madre era muy inteligente, organizada y trabajadora. Ella se encargó de la educación de sus hijos y de administrar la casa.
José María era el mayor de cuatro hermanos. Cuando tenía tres años, sufrió una caída que le causó un daño en el ojo izquierdo, que perdió y fue reemplazado por uno artificial. A los cuatro años, empezó a ir a la escuela rural del barrio. Este accidente hizo que José María fuera una persona más tranquila, observadora y un poco tímida.
Debido a su problema de visión y a su educación familiar, José María no jugaba mucho como otros niños. Era inteligente, pero no muy fuerte físicamente. Así, desarrolló un carácter sencillo, modesto y práctico, como su madre. Aunque su madre no sabía leer, valoraba mucho su interés por los libros. Cuando cumplió doce años, lo animó a ir al Seminario Menor de Castillo Elejabeitia. Allí empezó a usar gafas para disimular su ojo y se sintió más seguro de su vocación de sacerdote. En el seminario descubrió un mundo nuevo, pero siempre recordó sus orígenes campesinos y el valor del trabajo que aprendió de su madre.
Estudios en el Seminario de Vitoria: 1931-1936
José María Arizmendiarrieta estudió en el Seminario de Vitoria durante la Segunda República española. En esa época, se hablaba mucho de temas sociales. Los seminaristas estudiaban Filosofía, Teología y también una encíclica social llamada Quadragessimo Anno. Esto le ayudó a entender mejor la importancia de la justicia social.
En el Seminario, había dos grupos de estudiantes. Uno era de los más jóvenes y juguetones, y el otro de los más maduros y serios, que pensaban en los problemas del mundo, como la paz, la guerra o el hambre. Arizmendiarrieta pertenecía a este segundo grupo. Uno de sus profesores más importantes fue Manuel Lekuona, quien les enseñó la importancia de trabajar por la lengua vasca. En 1933, varios estudiantes, incluyendo a Arizmendiarrieta, fundaron una sociedad llamada “Tercer nivel de la Sociedad Kardaberaz” para promover la cultura y el idioma vasco. José María fue el encargado de redactar sus reglas y su manifiesto.
La Guerra Civil y su ordenación: 1936-1941
Cuando la Guerra civil española empezó en julio de 1936, Arizmendiarrieta estaba de vacaciones en la casa de su familia. Fue llamado a servir por el Gobierno Vasco. Como no podía usar armas debido a su visión, lo enviaron a trabajar en la redacción del periódico Eguna (El día), que se publicaba en vasco. También escribió en el periódico Gudari (Soldado). Sus artículos defendían la patria vasca, su lengua y su religión, siempre con un enfoque de justicia social.
En junio de 1937, las tropas entraron en Bilbao. Arizmendiarrieta intentó huir a Francia, pero regresó a su pueblo por miedo a que su familia sufriera. Fue detenido y acusado de escribir en los periódicos. Después de un juicio rápido, se salvó de un destino fatal, mientras que otros no tuvieron la misma suerte. Fue liberado sin cargos y luego fue llamado por el ejército. Le permitieron seguir estudiando Teología en el seminario de Burgos. Más tarde, se trasladó al seminario de Vergara y en septiembre de 1939 regresó al Seminario de Vitoria.
En Vitoria, se unió a un grupo de trabajo que pensaba que, después de la guerra, la cuestión social era lo más importante para los nuevos sacerdotes. Arizmendiarrieta participó activamente en el apostolado social, especialmente con jóvenes y trabajadores. El 1 de enero de 1941, celebró su primera misa en la iglesia de Barinaga. Aunque quería ir a la universidad en Bélgica para estudiar Sociología, fue enviado como ayudante a Mondragón. Este pueblo tenía altos niveles de desempleo y problemas sociales debido a la guerra.
Su llegada a Mondragón: 1941-1954
En febrero de 1941, José María Arizmendiarrieta llegó a Mondragón, un pueblo que estaba pasando por momentos difíciles después de la guerra. Desde la Edad Media, Mondragón era conocido por sus ferrerías y talleres de hierro. A principios del siglo XX, tenía una industria activa que producía láminas, tornillos, cerraduras, herramientas y muebles de metal. Cuando Arizmendiarrieta llegó, estas empresas daban trabajo a 1500 personas de una población de 8800 habitantes.
La empresa más grande era la Unión Cerrajera, con 800 empleados. Tenía su propia escuela para aprendices, donde Arizmendiarrieta empezó a dar clases de formación social una hora a la semana. Al ver a los jóvenes aprendices, decidió impulsar la Acción Católica como un lugar de encuentro social, cultural y religioso. En 1942, creó nuevas secciones como la Juventud Deportiva y la Academia de Sociología.
Arizmendiarrieta quería que todos los hijos de los trabajadores tuvieran la oportunidad de formarse. Inspirado por una escuela en Vitoria, decidió crear su propia escuela profesional en Mondragón en 1943. Al principio, era una escuela privada, no cooperativa, y estaba dirigida por un grupo que incluía a empresarios, trabajadores y el Ayuntamiento. El primer año, veinte jóvenes empezaron a estudiar. Por las mañanas, trabajaban cuatro horas y recibían un sueldo, y por las tardes, iban a clase durante seis horas.
En 1945, gracias a la iniciativa de Arizmendiarrieta y la Juventud Deportiva, se construyó el estadio de Iturripe. Se financió con donaciones de empresas y de la comunidad local. Él mismo redactó las reglas para que fuera una sociedad deportiva municipal.
En 1946, Arizmendiarrieta dio un paso importante en la educación. Seleccionó a los once mejores jóvenes que habían terminado sus estudios para que cursaran la carrera de Ingeniería Industrial en Zaragoza. Durante el día, trabajaban 55 horas a la semana en la Unión Cerrajera, y por la noche, estudiaban con la ayuda de profesores de la Escuela Profesional. Todos aprobaron los cinco cursos. Entre ellos estaban los cinco jóvenes que en 1956 fundarían la primera cooperativa, ULGOR. Ese mismo año, también logró crear un centro de salud para ayudar a la comunidad.
Los años siguientes, a partir de 1947, fueron de muchos cambios sociales. Hubo peticiones de mejoras salariales por parte de los trabajadores en varias empresas, y Arizmendiarrieta los apoyó. A pesar de esto, mantuvo una buena relación con los empresarios, quienes lo apoyaron en la creación de una fundación para el bien común.
En 1952, se inauguró la nueva Escuela Profesional de Zaldispe, impulsada por Arizmendiarrieta. Él, con humildad, se mantuvo entre el público, mientras las autoridades estaban en la tribuna. En ese mismo evento, la primera promoción de ingenieros industriales recibió sus títulos. En agosto de 1953, se puso la primera piedra de un nuevo complejo de viviendas para trabajadores, después de crear una asociación para la construcción de casas. Arizmendiarrieta vivía de forma muy sencilla: sin grandes sueldos, viajando en tren o en coches de amigos, y moviéndose por Mondragón en su bicicleta, como muchos trabajadores.
Enfermedad y fallecimiento: 1963-1976
En 1963, Arizmendiarrieta empezó a tener problemas de salud, probablemente por su intensa actividad. En febrero de 1967, sufrió un problema de corazón y fue operado en Madrid, donde le pusieron una prótesis artificial.
Después de varios años de vida normal, en enero de 1973 fue hospitalizado de nuevo por problemas de corazón en Bilbao. Aunque se recuperó un poco, la enfermedad era irreversible. En febrero de 1974, tuvo que ser operado otra vez porque la válvula artificial que le habían puesto antes se había deteriorado. La operación fue bien, pero los días siguientes sufrió mucho porque las heridas se infectaron. En abril, regresó a Mondragón, donde le curaban las heridas a diario. A pesar de su debilidad, intentaba hacer vida normal. Después de varias hospitalizaciones, en noviembre de 1976 ingresó en el Centro Asistencial de Mondragón, donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más. Falleció el 29 de noviembre de 1976.
Su cuerpo fue expuesto en la parroquia durante dos días, y miles de personas fueron a rendirle homenaje. El 1 de diciembre se celebró el funeral, al que asistieron muchas personas importantes y 60 sacerdotes.
Empresas cooperativas: 1955-1976
Hasta 1955, Arizmendiarrieta trabajó en cuatro áreas diferentes, siempre buscando la cooperación entre las personas:
- En la parroquia, con el centro de Acción Católica y actividades religiosas.
- En el área social, con centros de salud y la construcción de viviendas.
- En la educación, con la Escuela Profesional.
- En el ocio, con actividades deportivas y cine.
- En el área empresarial, buscando que los trabajadores participaran en las empresas.
Después de trece años de trabajo en asistencia y formación, Arizmendiarrieta se dedicó a crear empresas sociales, a las que llamó “experiencia cooperativa”.
Modelo de organización
Arizmendiarrieta impulsó un modelo de organización abierto a todas las personas, sin importar su origen, creencias o género. Era un modelo donde todos participaban y se ayudaban mutuamente. Tenía elementos comunes para todas las cooperativas y otros específicos según el tipo de negocio.
Entre los elementos comunes estaba la Asamblea General de socios, donde cada persona tenía un voto, sin importar cuánto tiempo llevara en la cooperativa o cuánto dinero hubiera aportado. La Asamblea elegía a los miembros del Consejo Rector, que era como la junta directiva. El Consejo Rector elegía al Director General, quien a su vez formaba su equipo. Además, los trabajadores elegían a los miembros del Consejo Social, que representaba sus intereses.
La composición de los socios cambiaba según el sector. Por ejemplo, en las cooperativas industriales, solo los trabajadores eran socios. En las cooperativas de crédito o investigación, eran socios los trabajadores y las empresas. En las cooperativas de consumo, eran socios los trabajadores, las empresas y los clientes. Y en las cooperativas de formación, eran socios los trabajadores, las empresas y los estudiantes. Todas las cooperativas eran privadas y se gestionaban por sí mismas, ofreciendo sus servicios al público. Las de investigación y formación no buscaban ganar dinero.
Cooperativas de consumo
En julio de 1955, las viviendas construidas por la Asociación Mondragonesa del Hogar ya estaban terminadas. Arizmendiarrieta animó a los vecinos a crear la Cooperativa de Consumo San José. La idea era ofrecer una alternativa a las tiendas de las empresas. Él organizó todo: ayudó a buscar a los socios fundadores, reunió los documentos para las reglas, buscó información sobre el cooperativismo y consiguió un local para la tienda. También negoció préstamos sin intereses con varias empresas para financiar la compra del local.
La Cooperativa San José también ayudó a dar trabajo a mujeres, ya que Arizmendiarrieta se preocupaba mucho por la promoción femenina. Con el tiempo, se crearon más cooperativas de consumo. En septiembre de 1969, varias cooperativas se unieron para formar el Grupo Eroski, que hoy es muy conocido.
Cooperativas industriales
A principios de 1955, Arizmendiarrieta dejó de intentar que la Unión Cerrajera permitiera a sus trabajadores participar en la empresa. En su lugar, animó a cinco de sus colaboradores más cercanos a crear una nueva empresa llamada ULGOR (nombre formado por las iniciales de los fundadores). Como no conseguían permiso del gobierno para crearla, decidieron comprar una empresa en dificultades en Vitoria que ya tenía licencia para fabricar "aparatos de uso doméstico", como hornillos de petróleo para cocinar.
En abril de 1956, Arizmendiarrieta bendijo el lugar donde se instaló la nueva empresa, Talleres ULGOR, en Mondragón. Allí, además de seguir fabricando hornillos, lanzaron un nuevo producto: una estufa de petróleo. También consiguieron la licencia para fabricar placas de selenio.
Arizmendiarrieta confiaba en jóvenes talentosos que conocía de la Escuela, porque creía que "para crear cooperativas hay que formar cooperativistas". Las nuevas empresas se creaban con dos ideas: que no existieran negocios similares en el valle para evitar la competencia, y que estuvieran relacionados con los conocimientos que habían adquirido en la Unión Cerrajera y la Escuela Profesional. Así, se dedicaron a electrodomésticos, fundición y electrónica.
Después del buen comienzo de ULGOR, en 1957, Arizmendiarrieta impulsó la creación de Talleres Arrasate Cooperativa Industrial. El objetivo era salvar la empresa Talleres Aranzábal, que estaba en quiebra. Él mismo elaboró las reglas de la nueva cooperativa, que se dedicaría a fabricar y vender máquinas y herramientas.
Cooperativas de crédito
En agosto de 1958, Arizmendiarrieta viajó a la Exposición Mundial de Bruselas con estudiantes y profesores. Aprovechó para visitar empresas en Francia, Holanda, Bélgica y Alemania. Después de este viaje, decidió crear cooperativas de crédito. A principios de 1959, preparó dos proyectos para crear una entidad financiera y otra de asistencia.
Entidad financiera
El objetivo de la entidad financiera, Laboral Kutxa, era apoyar a las cooperativas industriales y de servicios en sus inversiones y crecimiento. También buscaba gestionar sus ganancias y los ahorros de los socios. La primera oficina abrió en octubre de 1959. Además de su función financiera, también ofrecía un servicio de Previsión Social para los socios de ULGOR y Talleres Arrasate.
En las reglas que presentó, se reforzó la cooperación entre las cooperativas. Las cooperativas existentes se hicieron socias de la cooperativa de crédito, y las nuevas cooperativas también se unirían. Así, se apoyaban mutuamente. Una característica de Laboral Kutxa fue que tenía dos divisiones: la Financiera y la Empresarial. La Financiera funcionaba como una caja de ahorros, y la Empresarial apoyaba a las cooperativas existentes y promovía la creación de nuevas cooperativas en diferentes sectores.
Arizmendiarrieta quería que toda la población se involucrara. En la inauguración de una nueva oficina de Laboral Kutxa en 1960, su lema fue “O libreta, o maleta”. Esto significaba que había que ahorrar para invertir y crear empleo, o la gente tendría que emigrar.
Mutua asistencial

En junio de 1959, se creó Lagun Aro, una entidad de previsión social. Su objetivo era ofrecer protección social a los cooperativistas. Como los cooperativistas eran trabajadores por cuenta propia, no estaban incluidos en el sistema público de Seguridad Social.
Lagun Aro ofrecía un sistema de cobertura que incluía las prestaciones del sistema público y también sus propias prestaciones, como cobertura por enfermedad, desempleo (si una cooperativa tenía problemas), jubilación, viudedad y asistencia sanitaria adicional. Al igual que en Laboral Kutxa, las cooperativas eran socias de Lagun Aro.
Cooperativa agrícola
Arizmendiarrieta venía de una familia de campesinos y creía que el desarrollo social no podía darse sin el sector agrícola. Después de la primera cooperativa industrial, impulsó la cooperativa LANA, que unía los sectores ganadero, agrícola y forestal del Valle del Alto Deba. Era una cooperativa mixta con dos tipos de socios: los productores de las casas de campo y los trabajadores de la cooperativa de transformación. Con el tiempo, LANA creció y se dividió en tres áreas: lechería, ganadería y forestal.
Universidad cooperativa
A principios de 1961, Arizmendiarrieta empezó a pensar en una nueva Escuela Profesional de mayor nivel académico en el Valle del Alto Deba. Quería abrir centros en Mondragón, Vergara y Oñate. Creía que para que las cooperativas industriales crecieran, necesitaban alumnos bien formados por los mejores profesores, con talleres y laboratorios que permitieran investigar y desarrollar nuevas tecnologías. Esto facilitaría la relación con las empresas.
En 1963, comenzaron las obras de la nueva Escuela Profesional en Iturripe, diseñada para 1.500 alumnos. Se inauguró oficialmente en 1967. Una característica importante era que las empresas cooperativas y no cooperativas del Valle, los profesores y los alumnos eran socios de la Escuela. Las tres partes tenían representación en la Asamblea y el Consejo Rector.
En ese tiempo, desarrolló su Proyecto Universitario MEDUO, que hizo público en 1965. Proponía una universidad “popular y social” que se enfocara en la igualdad de oportunidades en la educación. Quería que fuera un motor de desarrollo a través de la formación continua. El proyecto era muy ambicioso para la época, y hubo que esperar hasta 1997 para que se creara la actual Mondragon Unibertsitatea.
Grupo cooperativo de la comarca
En el informe anual de Laboral Kutxa de 1961, Arizmendiarrieta explicó sus ideas sobre la cooperación entre cooperativas. Proponía un proceso de inversión y desarrollo a través de la unión de empresas.
Los directivos de ULGOR lideraron esta idea, que se concretó en la creación de un grupo llamado Ularco. Este grupo unía a las cooperativas industriales del Valle del Alto Deba, como ULGOR, Arrasate, Copreci y Ederlan. Era una unión de cooperativas, similar a los grupos de empresas capitalistas, pero con la diferencia de que en Ularco el poder se basaba en un acuerdo de colaboración, no en la cantidad de capital. Uno de los mayores logros de Arizmendiarrieta con la creación de este Grupo en 1964 fue implementar la “reconversión de resultados”. Esto significaba que los beneficios se compartían entre todos los socios de las diferentes cooperativas.
Cooperativa industrial de estudiantes
Arizmendiarrieta creó una cooperativa industrial para los alumnos de la Escuela Profesional con dos objetivos. Primero, ayudar a los estudiantes con pocos recursos económicos a pagar sus estudios. Segundo, promover la formación combinando clases teóricas y prácticas, y la experiencia de trabajar en una empresa real.
En noviembre de 1965, inició los trámites para la cooperativa Alecoop (Actividad Laboral Escolar Cooperativa), que se oficializó en abril de 1966. La empresa se dedicaría a fabricar herramientas auxiliares para talleres. Los estudiantes trabajarían a tiempo parcial, lo cual era compatible con sus estudios.
Cooperativa industrial de mujeres
En todas las cooperativas, las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres. Sin embargo, a mediados de 1960, Arizmendiarrieta se preocupó más por la independencia laboral de la mujer, ya que su participación en el trabajo solía terminar con el matrimonio. En las cooperativas, el vínculo era un "contrato de sociedad" y no un contrato de trabajo, por lo que las socias solteras veían su contrato terminado al casarse. Para Arizmendiarrieta, el matrimonio era como un "exilio" para las mujeres, que las alejaba de la vida social.
Para mejorar esta situación, Arizmendiarrieta impulsó la construcción de un pabellón femenino en la Escuela con aulas y laboratorios, para que las alumnas pudieran estudiar química y electrónica. También promovió la creación de una cooperativa industrial de mujeres, fundándose en noviembre de 1967 la empresa Auzo Lagun. Esta empresa se dedica a servicios de restauración para escuelas, empresas, residencias y hospitales.
Centro cooperativo de investigación
Arizmendiarrieta sabía que dependían de patentes extranjeras, como las de semiconductores electrónicos de Alemania o las de electrodomésticos de Italia. Por eso, en sus viajes al extranjero, analizaba cómo colaboraban las empresas, universidades y centros de investigación para el desarrollo económico y social. En 1965, empezó a hablar en sus charlas sobre la importancia de la investigación y el desarrollo tecnológico. Creía que la competencia entre países se daba entre las empresas que colaboraban con los laboratorios, por lo que había que invertir en personas y tecnología. Convenció a varios profesores de la Escuela para que dedicaran parte de su tiempo a la investigación tecnológica aplicada. A partir de 1968, se creó un equipo con autonomía y proyectos propios.
Luego, animó a las cooperativas del Valle del Alto Deba a contratar proyectos al equipo investigador, y a Laboral Kutxa a financiar la construcción de un edificio separado de la Escuela Profesional. El objetivo era tener capacidad de investigación propia, como los centros alemanes Fraunhofer, y con el tiempo, crear la primera empresa cooperativa de investigación aplicada. En 1973, Laboral Kutxa aprobó el proyecto, y en octubre de 1974, comenzaron las obras del nuevo edificio. El centro se hizo independiente en 1982, convirtiéndose en la cooperativa Ikerlan, con las empresas del Valle y los propios investigadores como socios. Arizmendiarrieta también involucró a la Administración pública para financiar proyectos, siendo una inspiración para la colaboración público-privada en investigación en el País Vasco.
Corporación cooperativa
En febrero de 1966, Arizmendiarrieta visitó laboratorios y fábricas en Francia. En septiembre, hizo otro viaje por Alemania, visitando cooperativas comerciales, de crédito, de consumo e industriales. En ambos viajes, regresó con la idea de que en Mondragón también se podía alcanzar un gran desarrollo, y para ello era necesario ser más competitivos en muchas áreas. Esto reforzó su constante mensaje de la cooperación.
Las cooperativas se estaban uniendo en grupos locales como Ularco, por su cercanía geográfica. En diciembre de 1984, se creó un grupo con un enfoque más empresarial, que se llamó Grupo Cooperativo Mondragón. Este proceso culminó en los dos primeros Congresos de 1987 y 1989, donde se aprobaron los principios básicos de lo que hoy es la Corporación Mondragon.
Ideas y principios de José María Arizmendiarrieta
Sus fuentes de inspiración
Arizmendiarrieta, en su búsqueda de la justicia social y la dignidad humana, no fue alguien que creara modelos de negocio de la nada. Tenía muchos conocimientos históricos, empresariales e ideológicos, basados en años de observación y lectura. Su particularidad fue que, con mucho sentido práctico, supo ayudar a convertir sus ideas teóricas en proyectos reales.
Ejemplos históricos
Arizmendiarrieta conocía muy bien los ejemplos de cooperación que ya existían en el País Vasco. De hecho, el espíritu de cooperación estaba muy arraigado entre los agricultores, conocido como “Auzolan” (Trabajo comunitario). Esto era cuando los vecinos realizaban un trabajo gratuito para el beneficio de todos, como abrir o mantener caminos, iglesias o edificios públicos, o ayudar a un vecino que lo necesitaba.
En el siglo XX, la primera cooperativa de consumo se creó en Bilbao en 1919. Estas cooperativas seguían los principios de la Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, fundada en 1844 en Inglaterra. En el Congreso de Vitoria de 1933, se decidió reforzar el movimiento cooperativo, y así nacieron las primeras cooperativas de producción y de crédito.
También, en 1920, se creó la cooperativa ALFA en Éibar, para ayudar a trabajadores de empresas en crisis a encontrar empleo. Empezó fabricando armas y luego máquinas de coser. Fue la cooperativa industrial más grande de su tiempo, y su director, Toribio Echevarria, era muy admirado por Arizmendiarrieta.
Ejemplos empresariales
El Valle del Alto Deba, donde se encuentran sus siete pueblos, ha estado ligado a las ferrerías y a la metalurgia desde el siglo XIII. En el siglo XV, gran parte de los habitantes de Mondragón se dedicaban a producir acero y a transformarlo en clavos y herrajes. Las ferrerías eran instalaciones complejas que usaban la energía del agua para producir hierro y acero.
Cuando Arizmendiarrieta llegó a Mondragón en 1941, la empresa más grande era la “Unión Cerrajera S.A.”, creada en 1906. Tenía 850 empleados y era el motor de otras empresas más pequeñas. La segunda empresa más importante de Mondragón era la “Cerrajera Moderna ELMA, S.A.”, con más de 300 empleados.
En todos los pueblos del Valle del Alto Deba había muchas pequeñas empresas industriales. En Vergara estaba “La Algodonera San Antonio, S.A.”, que producía tejidos. En Oñate estaba “Hijos de Juan de Garay, S.A.”, que fabricaba tubos de acero.
Ideas que lo inspiraron
Arizmendiarrieta tenía un pequeño y sencillo despacho en la Escuela Profesional. Era un lector incansable de temas variados, como libros sobre el trabajo, sobre obispos que defendían a los trabajadores, y sobre nuevas ideas católicas. Su propio pensamiento era una mezcla de las enseñanzas clásicas del Seminario y nuevas teorías que buscaban una solución religiosa a los problemas sociales. Compraba libros de pensadores que podían influir en la realidad y regalaba copias a sus alumnos.
La lectura era una fuente de inspiración fundamental para él. Subrayaba las ideas más interesantes de los cientos de libros de su biblioteca. Escribió sus reflexiones en más de 10.000 fichas y escritos. Después de la guerra, solo escribió en castellano, pero en agosto de 1968, volvió a usar el vasco en la revista TU Lankide.
Un ejemplo de sencillez
Arizmendiarrieta vivió toda su vida con mucha sencillez. De joven, por necesidad familiar, y después, por convicción personal. Vivía con el sueldo limitado de ayudante de la parroquia y nunca cobró nada de las cooperativas o de las organizaciones que impulsó. Trabajaba en un pequeño despacho de la Escuela Profesional. No bebía y comía lo mínimo. En Mondragón, se movía en bicicleta, como muchos trabajadores, hasta que le regalaron una bicicleta con un pequeño motor. Para los viajes, pedía favores a amigos o compraba los billetes más baratos.
A pesar de ser el impulsor de muchas cooperativas y de redactar sus proyectos y reglas, nunca quiso ocupar ningún cargo. Las pocas veces que aceptó un reconocimiento, lo compartió con quienes lo habían ayudado. Nunca actuó por intereses personales. Aunque algunos empresarios no estaban de acuerdo con el popular "cura" y desconfiaban de la participación de los trabajadores en las empresas, Arizmendiarrieta mantuvo su idea de justicia social. En 1956, fue amenazado con ser trasladado, pero él respondió que obedecería a su superior, pero que no cambiaría sus principios.
Cercanía con las personas
Arizmendiarrieta convertía sus ideas en proyectos reales, involucrando a muchas personas: políticos, empresarios, profesores, jóvenes, etc. Lo hacía con empatía y respeto hacia todos. Su trabajo diario se basaba en la humildad y en ayudar a los demás. De joven, se movía por el pueblo en bicicleta, para sentirse cerca de los trabajadores. Comía de forma sencilla, y cuando alguna autoridad de Madrid visitaba Mondragón, Arizmendiarrieta avisaba a las monjas para que recibieran a los visitantes con un caldo caliente.
En 1958, Guillermo Reyna, Director de Enseñanzas Profesionales en Madrid, visitó Mondragón. Le sorprendió el trato cercano de los alumnos con Arizmendiarrieta. Le escribió: “Me causó una mala impresión que los alumnos no se levantaran, ni saludaran, ni mostraran la menor señal de respeto hacia usted, que es su Director, cuando pasamos por la sala donde varios estaban sentados y otros cambiándose de calzado”. Arizmendiarrieta, después de disculparse, le respondió: “No les permito que me traten como Director, pues me encuentro en la Escuela como uno más. Ha sido un método que hasta ahora me ha dado buenos resultados”. De hecho, Arizmendiarrieta nunca figuró como Director.
En 1965, el ministro de Trabajo le entregó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. En los discursos, se destacó el deseo de Arizmendiarrieta de que su trabajo no tuviera ningún interés personal. Se dijo: “Sigue siendo igual de pobre que cuando llegó hace 25 años, y al igual que entonces, su madre le sigue enviando alubias y patatas del caserío”. Y para terminar: “Ha creado una forma de pensar, una manera de hacer las cosas. Se ha acudido a él para todo, y siempre tiene un momento libre, una palabra de ánimo, una idea para resolver un problema.” La respuesta de Arizmendiarrieta no sorprendió a nadie. Dijo que ningún mérito era suyo, y que todo se debía al trabajo anónimo de las cientos de personas que habían colaborado con él.
Años de preparación
Desde que Arizmendiarrieta llegó a Mondragón en 1941 hasta que la primera cooperativa industrial, ULGOR, empezó a funcionar, pasaron 15 años de preparación. Todo comenzó con la creación de la Escuela Profesional en 1943, donde podían estudiar los hijos de todos los trabajadores, a diferencia de otras escuelas. Arizmendiarrieta aún no tenía un modelo cooperativo definido, pero sí una idea clara: que los trabajadores solo podían mejorar su vida a través de la educación y su propio trabajo. Por eso, fomentaba el espíritu de responsabilidad y cooperación.
Otras acciones de Arizmendiarrieta fueron organizar una biblioteca para jóvenes, círculos de estudio para adultos y fundar una Academia Social o de Sociología en junio de 1943. El objetivo de estos encuentros era “formar a los futuros líderes de los trabajadores”. Además de sus clases en la Escuela Profesional, Arizmendiarrieta dio más de dos mil charlas de estudio, algunas sobre formación religiosa y humana, y otras sobre formación social. Esto significa que dio al menos una charla cada 2,7 días durante quince años seguidos, sin contar fiestas ni vacaciones.
La Escuela Profesional era su lugar favorito para su apostolado católico y social. Todos los días, a las dos de la tarde, daba una charla de 20 minutos a profesores y alumnos. Los temas eran variados y nuevos para la audiencia, como las cooperativas agrícolas rusas o la cogestión alemana. Sus charlas eran a veces difíciles de entender por su tono monótono y su lenguaje. Consciente de ello, usaba frases cortas y fáciles de recordar como “saber es poder”, “hay que compartir el conocimiento para que el poder sea de todos”, “es más fácil educar a un joven que cambiar a un adulto”, o “dale un pescado a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”. En los sermones de su misa diaria también usaba frases cortas. Una vez, los feligreses pidieron al obispado que lo cambiara porque no lo entendían, pero el obispo no aceptó, valorando más su trabajo social.
Educación y trabajo
Arizmendiarrieta influía en sus colaboradores porque predicaba con el ejemplo. Su propio historial de formación, escrito por él mismo, muestra su dedicación a los estudios: Filosofía y Teología en el Seminario de Vitoria, cursos especiales de Ética y Sociales en la Universidad de Comillas, y cursos intensivos de Economía en la Escuela Social de Vitoria.
Mantenía un contacto cercano con el Seminario de Vitoria y asistía a los cursos que se organizaban en la Escuela Social. Su interés abarcaba desde la economía y la sociología hasta la filosofía y la pedagogía. Entendía su papel como animador y, sobre todo, educador. Se esforzaba en convencer, especialmente a los jóvenes, de la importancia de la formación. Repetía a menudo frases como “La enseñanza y la educación son la primera empresa de un pueblo, si no se quiere que todo tipo de empresas se queden estancadas”, “El hombre se forma por la educación”, “Más vale encender una cerilla que maldecir la oscuridad”, o “Sembrar a tiempo es capacitar profesionalmente a nuestros jóvenes. Este es el gasto que se transforma en semilla que produce mucho más».
El argumento de que invertir en educación es rentable aparece muchas veces en los escritos de Arizmendiarrieta. Su insistencia en la responsabilidad comunitaria de la educación tiene dos razones. Una es su experiencia personal de que el Estado no siempre es suficiente, y la otra es su idea de que la sociedad debe tender a la autogestión, resolviendo sus propios problemas. Pero defendía la formación dual, para que el alumno también asumiera parte del costo de sus estudios. Además, Arizmendiarrieta se oponía a dividir la vida en dos etapas: una de estudio (a costa de quienes trabajan) y otra de trabajo. Pensaba que estudio y trabajo, más que etapas separadas, debían ser actividades combinadas que duraran toda la vida. El joven debía combinar estudio y trabajo, y el adulto debía tener el derecho y el deber de combinar trabajo y estudio.
Trabajo y unión
En septiembre de 1960, Arizmendiarrieta creó la revista cooperativa “TU-Trabajo y Unión”, que siempre dirigió. Decía que “el Trabajo es la base firme de desarrollo y de mejora, la Unión es la palanca que multiplica las fuerzas de todos, y la Cooperación es para nosotros un sistema de solidaridad, para hacer del trabajo el instrumento adecuado para el crecimiento personal y colectivo”. Por eso, insistió en incluir estos conceptos en las reglas de las cooperativas.

Concebía la revista como “una invitación constante al diálogo, a la relación y a la cooperación para aplicar en la práctica los principios de justicia social en la empresa, en un ambiente de libertad y de amor, esenciales en una comunidad de trabajo”. Consideraba el trabajo como una forma de realización personal y solidaria, de mejora individual y colectiva, siendo una muestra clara de una conciencia humanista y social.
Explicaba sin cesar que el Trabajo dignifica a la persona, y que los diferentes niveles de desarrollo de las regiones y los países dependen del trabajo. Mencionaba que un estudio mostraba que en los Estados Unidos de América, la contribución de su naturaleza (tierra, bosques, ríos, mares y minas) a su nivel de desarrollo era solo una octava parte, mientras que el factor trabajo contribuía en siete octavas partes. El propio Valle del Alto Deba, donde se ubica Mondragón, no destaca por ninguna riqueza natural, sino que su desarrollo se debe a la laboriosidad de sus habitantes.
Respecto a la Unión, la veía como un signo de solidaridad en democracia, por lo que las cooperativas debían ser democráticas, con cada socio teniendo un solo voto. Además, la unión exigía la responsabilidad de todos, ya que la unión es la fuerza de los débiles, y la solidaridad es la poderosa palanca que multiplica sus fuerzas.
La mejora de la empresa
Arizmendiarrieta buscaba la dignidad de los trabajadores a través de la mejora de la empresa, inspirado en las ideas de la doctrina social cristiana. Ya en 1933, un programa establecía que los derechos del trabajador no se limitaban a un salario justo, por lo que pedía su participación en la empresa, compartiendo los beneficios y participando en la gestión. Después de la guerra, la doctrina social cristiana estuvo presente en las organizaciones de trabajadores católicos, y se desarrolló más en los años 60.
Arizmendiarrieta, después de quince años sin éxito proponiendo cambios a la dirección de la Unión Cerrajera, en 1956 tomó la decisión importante de animar a un grupo de jóvenes bien preparados a dejar sus trabajos seguros en la Unión Cerrajera para crear una cooperativa. Quería poner en práctica sus ideas de que el trabajo es más importante que el capital, de autogestión y de democracia. Lógicamente, las relaciones de Arizmendiarrieta con algunos empresarios empeoraron, incluso surgieron dificultades con la Escuela Profesional, donde antes la colaboración había sido excelente. Después de los éxitos iniciales de las cooperativas, en los años siguientes escribió que una de las tareas más importantes era despertar en las personas la conciencia de sus propias posibilidades. Era necesario que los trabajadores pudieran tener la esperanza de una verdadera mejora a través del trabajo y la paz. Por eso, dejó de hablar explícitamente de la "reforma de la empresa".

Liderazgo y guía
El método de trabajo de Arizmendiarrieta se basaba en formar equipos con jóvenes de su confianza. Su trabajo como profesor en la primera Escuela Profesional y la creación de la Juventud Deportiva, así como su participación en la Acción Católica, le permitieron conocer a los jóvenes más dedicados. Así, en 1946, seleccionó a once jóvenes para que estudiaran Ingeniería Industrial, y en 1955, a cinco de ellos, que ya eran profesionales destacados, para crear la primera cooperativa industrial ULGOR. Sus éxitos en la creación de organizaciones desde 1941 hasta 1955 dieron la suficiente seguridad a estos jóvenes, que estaban recién casados y pagando sus casas, para que dejaran sus empleos seguros y se embarcaran en una aventura incierta, confiando en su mentor.
En 1959, ULGOR crecía con éxito y se había consolidado en el mercado. Desde el principio, los socios habían elegido como presidente del Consejo Rector al ingeniero electrónico Alfonso Gorroñogoitia, y el Consejo había nombrado director general al ingeniero químico José María Ormaetxea. Pero Arizmendiarrieta tenía la idea de crear una entidad de crédito cooperativa. Después de redactar el proyecto y las reglas de Laboral Kutxa, consiguió que los ministerios aprobaran su creación. Para gestionarla, buscó sobre todo mérito y honradez, y propuso a Ormaetxea ser su director. Ormaetxea señaló: “Acepté, a pesar de desconocer totalmente el negocio bancario, y apenas saber interpretar un balance”. Arizmendiarrieta también convenció a Gorroñogoitia para que combinara las dos presidencias, dada su gran influencia.
En 1965, Arizmendiarrieta impulsó personalmente la cooperativa industrial de estudiantes Alecop. Para financiar sus instalaciones, pidió ayudas públicas y un préstamo a Laboral Kutxa, que solicitó avalistas. Arizmendiarrieta pidió a varios profesores de la Escuela Profesional que firmaran, entre ellos Manolo Quevedo, futuro fundador y director del Centro de Investigación Ikerlan. Quevedo dijo: “Le contesté que firmaría, pero tras obtener el visto bueno de mi mujer, porque teníamos ya tres hijas pequeñas. Avalar una empresa en la que los socios y gestores iban a ser los estudiantes, y los avalistas no tendríamos ninguna vinculación, era ciertamente inusual”.
Desafíos y debates
Arizmendiarrieta desarrolló su concepto de empresa humana a través de la acción y la práctica, lo que generó debates en varios ámbitos.
- En 1941, Arizmendiarrieta llegó a Mondragón con sus ideas sobre la doctrina social de la Iglesia, donde el trabajador debía encontrar satisfacción en su puesto de trabajo, como ser inteligente y responsable. En esa época, escribió que los trabajadores veían a la iglesia al servicio del estado. Por eso, estableció tres cualidades para el sacerdote que quisiera trabajar con los obreros: libertad, sencillez y laboriosidad.
- En 1956, estuvo a punto de ser trasladado por las autoridades, al ser considerado el principal responsable de las protestas de los trabajadores de ese año. También, en 1965 y 1969, fue acusado de que la Escuela Profesional era un lugar de ideas que podían generar problemas, ya que los estudiantes participaban en eventos culturales.
- En 1960, comenzaron las primeras críticas de empresarios locales y regionales, que desconfiaban del crecimiento de las cooperativas. Arizmendiarrieta tenía una excelente relación con muchos empresarios, a quienes animó a hacerse socios de la Escuela Profesional. Pero los críticos argumentaban que los trabajadores se iban de sus empresas a las nuevas cooperativas, y que los beneficios fiscales de estas eran la razón de su crecimiento. Se referían a una deducción de impuestos que se destinaba a un fondo para la comunidad. Este argumento fue muy repetido durante muchos años.
- En las cooperativas no existían sindicatos, y sus funciones las asumía el Consejo Social. En 1966, comenzaron las primeras críticas de algunos sectores, que consideraban que el cooperativismo era una solución limitada para la sociedad. Estos críticos aceptaban como positivos el gobierno democrático de la empresa (un socio, un voto), la inversión de las ganancias del trabajo en la comunidad y la solidaridad a través de salarios equilibrados. Pero su principal objeción era que el cooperativismo aceptaba el principio del libre mercado.
- En 1970, surgieron otras críticas de nuevos grupos. Consideraban que en las cooperativas había surgido una clase dirigente que, aunque se llamaba cooperativista, impedía la mejora de la situación de los trabajadores. En 1972, hubo debates de este tipo en Alecop y en la Ikastola (Escuela vasca) de Mondragón. Y en junio de 1974, hubo una protesta de trabajadores en las plantas de ULGOR y Fagor Electrotécnica. Después de algunos incidentes, la protesta terminó con la salida de 24 socios, aprobada en una asamblea. Años más tarde, se les dio la opción de regresar, y varios lo hicieron. También, desde ese entorno, se reprochaba al cooperativismo su falta de atención a la cultura vasca.
Influencia y legado
- En 1952, después de la inauguración de la nueva Escuela Profesional, recibió la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio de manos del Ministro de Educación.
- En abril de 1966, Mondragón rindió homenaje a tres personas importantes, nombrándolos hijos adoptivos de la villa: el médico Don Mariano Briones, el párroco Don José Luis Iñarra y Don José María Arizmendiarrieta. Los tres cumplían 25 años de trabajo en Mondragón.
- En agosto de 1966, después de inaugurarse la cooperativa industrial de estudiantes Alecoop, el ministro de Trabajo le entregó personalmente la Medalla de Oro al Trabajo.
- La carretera de la ladera de Olandixo, abierta en 1972, donde se encuentran Lagun Aro, Ikerlan y Laboral Kutxa, se llama Paseo José María Arizmendiarrieta.
- En 1992, se inauguró un monumento en su honor en su barrio natal de Barinaga, en Marquina-Jemein.
- El 6 de mayo de 2009, terminó la primera fase de su proceso para ser declarado santo, y en 2015 el Papa Francisco lo declaró Venerable.
- En abril de 2016, la plaza Laubide de Mondragón fue renombrada como plaza José María Arizmendiarrieta, con una placa en vasco y castellano que dice: “Plaza José María Arizmendiarrieta (1915-1976). Fundador del cooperativismo de Arrasate-Mondragón. Modelo de trabajo asociado que se extiende universalmente. A los 100 años de su nacimiento”.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: José María Arizmendiarrieta Facts for Kids
- Corporación Mondragon
- Pioneros de Rochdale
- ACI - Alianza Cooperativa Internacional
- Movimiento Cooperativo Vasco
- Cooperativa de trabajo asociado